Hace unos días escribí para Engormix un artículo relacionado con
los métodos para cuantificar las pérdidas por lo que se comen los insectos de granos almacenados y luego de su publicación se lo envié a unos amigos de una prestigiosa empresa arrocera de Centroamérica; de vuelta estuvimos conversando sobre las pérdidas que tiene su empresa, especialmente en los meses más cálidos del año cuando los insectos tienen mayor actividad y todo se invade de gorgojos y polillas y ellos me preguntaban si
es posible tener una planta cero insectos. Luego de repasar mis experiencias, revisar algunos de los cientos de casos que tengo documentados y de conversar con algunos amigos sobre el tema, llegamos a varias conclusiones que quiero compartir en este artículo.
En primer lugar es necesario reconocer que la mayoría de los insectos que atacan a los granos almacenados en las plantas industriales donde se reciben y procesan, provienen de colonias que se reproducen en la misma planta. En el caso del arroz, los coleópteros y polillas que lo atacan no están en el campo y el grano que se acopia húmedo en los molinos y factorías, llega libre de infestación; pero luego, al paso de las semanas está infestado... Situación diferente a la del maíz, grano en el cual los insectos, principalmente el Sitophilus sí vienen del campo.
Pero entonces ¿dónde están los insectos? si en las empresas se gastan fuertes sumas de dinero en aplicar todo tipo de insecticidas que prometen, ahora sí, acabar y controlar la plaga de los insectos por medio de contacto, residuales, gaseosos y otros y el resultado final es que nunca se llega al verdadero control ¡año tras año los presupuestos para control de insectos piden más y más fondos!
Lo segundo que hay que reconocer es que, con contadas excepciones, las plantas donde se manejan granos como molinos arroceros, plantas de proceso de maiz , fábricas de alimentos para animales y otras, tienen en sus instalaciones polvo, residuos, regueros, sitios escondidos y lugares donde no se hace limpieza. El afán del día a día, la presión durante las épocas de recepción y cosecha, la congestión del transporte y otras razones hacen que muchas pequeñas porciones de granos, polvo, barreduras y demás queden por ahí escondidos donde la escoba no llega. Pero los insectos si. Esos son los sitios donde se reproducen.
Adicionalmente están las “nubes” de insectos que vuelan de una planta a otra cuando en el entorno se agrupan agroindustrias que trabajan con el mismo grano, como sucede en las zonas productoras de arroz, donde varios molinos o factorías se establecen cerca de un poblado o en una determinada zona que las hace vecinas. Los gorgojos, como el Rhizopertha dominica, tienen como hábito volar en las horas de la tarde cuando nacen y moviéndose por la zona utilizando las corrientes de viento.
Entonces ¿qué hacer?
Pues lo primero que se le ocurre a la gente es pensar en extremar las medidas de aseo. ¡Y eso es justamente lo que hay que hacer como primera medida! El primer paso permanente lo tiene la gente de mantenimiento: es necesario tener una estrategia para controlar y eliminar las fuentes de emisión de polvo y barreduras en su origen. Los orificios en las tuberías y en los equipos, producen polvo y dejan salir material que se dispersa en diversas zonas.
Lo segundo es planificar estrategias para romper los ciclos de los insectos, actividades complementarias de la acción principal que es el aseo.
Para romper el ciclo, es necesario controlar los insectos en alguna de las etapas de la metamorfosis, antes de que lleguen al estado adulto y tengan la posibilidad de reproducirse. Los más persistentes son los huevos. ¡Estos pueden permanecer latentes por varias semanas!
Muchos de los productos que se aplican no son ovicidas y por eso, al cabo del tiempo algunos huevos eclosionan y los estados que siguen, larva y pupa son muy rápidos, de manera que en pocos días hay una nueva explosión de plaga infestando por todas partes.
Para matar los huevos es necesario usar productos ovicidas que, en general, son complementarios de los trabajos de limpieza. En la actualidad se encuentran en el mercado productos sin ninguna toxicidad que permiten apoyar este propósito, como son las tierras diatomeas y algunas sales minerales cuya acción es la de ser quitino-cortantes y cuando entran en contacto con los insectos les producen averías y cortaduras que les producen la muerte. Existen también productos líquidos de grado alimenticio que actúan como modificadores del Ph alcanzando niveles de hasta Ph 14 en las superficies donde se aplican (incluyendo paredes, techos, pisos, maquinaria e incluso sobre el grano) inactivando los huevos que quedan después de la limpieza; con aplicaciones repetidas van generando en las instalaciones un efecto continuo y de largo plazo para ir eliminando lo que vaya saliendo o llegando.
Tal y como lo hemos venido anunciando, el control de los granos en los silos ha tenido importantes avances. Ahora se dispone de sistemas de monitoreo que incluyen los tradicionales sensores de temperatura dentro del silo, combinados con sensores de humedad relativa del aire intergranular, sensores de condensación de la cámara vacía de los silos y los más importantes, sensores del CO2 del aire intergranular que permiten advertir los desarrollos de temperatura en los focos de calentamiento derivados de la actividad de hongos y de la presencia de insectos respirando en el espacio intergranular, generando alertas semanas antes que los sistemas tradicionales. Todo lo anterior sumado a programas de manejo e interpretación de los resultados que se obtienen en los sensores de tal manera que muchas de las operaciones básicas como la aireación y la extracción del aire de la cámara vacía pueden ser automatizados completamente siguiendo las normas y procedimientos de las normas físicas. Estos sistemas proveen manejo personalizado de la información que puede llegar a los dispositivos móviles en tiempo real permitiendo mayor posibilidad de actuación y menor tiempo de reacción.
Como decía un amigo: es más fácil decirlo que hacerlo. Sin embargo, está presente la experiencia de la planta industrial del arroz más grande de Colombia, que como todas las plantas agroindustriales tiene un importante presupuesto por tonelada procesada para el control de los insectos y desde hace algún tiempo ha estado trabajando con el propósito de lograr cero Insectos, con resultados altamente positivos, utilizando para ello las tres estrategias formuladas: limpieza profunda y continua, el mantenimiento estricto para evitar regueros derrames y la aplicación de productos modificadores de ph para matar huevos y romper ciclos, aplicados a las instalaciones y al grano para preservarlo durante todo el tiempo de almacenamiento. La instalación está en una zona donde no hay vecinos que produzcan infestaciones luego, el control interno es un buen articulador de los resultados. La evidencia en el control de población de insectos locales, muestra que los ciclos reproductivos se han estado cortando casi en su totalidad, teniendo importantes efectos en la calidad final del arroz blanco obtenido y la cantidad disponible del grano pues ahora no tiene pérdidas de peso asociadas a los insectos y por ende una importante reducción en los costos directos y asociados al control de plagas por las devoluciones, reprocesos y reempaques. En nuestra empresa hemos estado acompañando el proceso, siendo testigos de que si se aplican las estrategias y los productos con rigor, ¡los sistemas funcionan! Ahora sigo pensando que sí es posible tener una planta cero insectos adoptando la cultura de ser absolutamente rigurosos en los programas de aseo, mantenimiento y aplicación de productos de control adecuadamente.