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Cómo impacta el bienestar animal en el feedlot: el maltrato provoca costos ocultos desde el ingreso de los animales a la explotación hasta el momento de su faena (parte 2)

Publicado: 11 de enero de 2020
Por: Méd. Vet. (Mg.Sc.) Cristian A. Luchetti, Agr. (M.Sc.) Ricardo I. Consigli.
Resumen

El maltrato animal no sólo hace referencia al manejo brusco, golpes o el mal uso de perros en la explotación ganadera. Un inadecuado frente de comedero asignado por cabeza alojada, la ausencia de sombra en los corrales o el hacinamiento de los animales (pocos metros cuadrados de corral disponibles por animal) pueden provocar grandes pérdidas productivas en el engorde como así también pérdidas en la cantidad y calidad de la carne de sus medias reses en la planta frigorífica.

INTRODUCCIÓN
En un engorde a corral ubicado en el centro de la provincia de Córdoba se evaluaron diversos índices productivos y las pérdidas en cantidad y calidad de carne en vacunos sometidos a prácticas inadecuadas de manejo desde su ingreso al feedlot hasta su faena. Para poder cuantificar las pérdidas económicas que se generaban a causa de este inadecuado manejo, se llevaron a cabo dos experiencias.
En la primera experiencia (Parte I), publicada anteriormente, se realizó la medición a campo del efecto negativo que ejerce sobre determinados índices productivos un inadecuado frente de comedero disponible por animal.
En la segunda experiencia (Parte II) se evaluaron 394 medias reses de vacunos pertenecientes a las categorías liviana y pesada que este establecimiento ganadero envía a faena una vez que los animales son terminados a corral. Para ello, desde su ingreso al campo hasta su faena en frigorífico, se evaluaron las prácticas de manejo aplicadas durante la etapa de engorde, su transporte en camión hasta la planta frigorífica, el manejo pre faena y la faena propiamente dicha.
PÉRDIDAS DE CALIDAD DE LA MEDIA RES
En las 394 medias reses pertenecientes a los 197 animales terminados que el establecimiento envió a faena, se evaluaron las pérdidas en cantidad y calidad de la carne a través de la presencia de hematomas, manchas verdes, petequias y carnes de corte oscuro. Como resultado de estas observaciones se demostró que el mal manejo de los animales en los corrales del establecimiento ganadero, en el transporte a planta frigorífica, en los corrales del frigorífico y durante el proceso de faena, aumenta significativamente las mermas por recortes de carne en las medias reses que se traducen en importantes pérdidas económicas para el productor.
Esta evaluación de las variables de calidad de la media res debida a prácticas inadecuadas de manejo de los animales desde el campo hasta la obtención de sus medias reses, se realizaron entonces:
a) En el establecimiento ganadero, en el transporte de los animales en camión y en la planta frigorífica.
b) En cada una de las medias reses donde se apreciaron:
  • Causas de rechazo en la media res por la presencia de:
    • Hematomas
    • Manchas verdes
    • Petequias
    • pH inadecuado en carne (carne de corte oscuro)
  • Causas de manejo en los animales que también generan pérdidas,
    • Manejo en corrales en el campo
    • Manejo en la carga de animales
    • Densidad animal al embarque (kg peso vivo/metro lineal de jaula)
    • Manejo en la descarga de animales
    • Manejo en los corrales en frigorífico
    • Manejo del noqueo de los animales
    • Manejo del sangrado de los animales
  • Pérdidas en porcentaje de carne producidas por las causas mencionadas
c) Mediante el uso de una planilla que se confeccionó exclusivamente para este objetivo (Figura 1) se realizaron observaciones directas en los corrales del establecimiento ganadero, en el momento de la carga y descarga de los animales, en el transporte en camión (densidad de carga, distancia recorrida, tiempo de viaje), en la playa de faena de la planta frigorífica, en el sector de noqueo, en la sala de faena y, finalmente, en la cámara de frío.
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QUÉ Y CUÁNTO SE PERDIÓ
Como acaba de comentarse, en este trabajo se analizaron las pérdidas en las variables productivas y de calidad debido a prácticas de mal manejo sobre el ganado vacuno desde su producción en un engorde a corral hasta la industrialización del producto final (la media res), obteniéndose numerosos resultados de interés comercial.
Asimismo, se evaluó la carga de los animales en el camión que los transportó desde el engorde a corral hasta la planta frigorífica. Esta evaluación se hizo en cuatro cargas mensuales consecutivas de los animales terminados que fueron enviados para su faena a una planta frigorífica situada a 70 km del establecimiento. Durante tres de estas cargas las condiciones climáticas se caracterizaron por presentar vientos de gran intensidad aunque las temperaturas ambientales fueron frescas a moderadas (13 a 21ºC).
El manejo de los animales en los corrales por parte de los operarios fue calificado como “malo” (marcando en el casillero correspondiente como puede verse en la planilla de la Figura 1), ya que los operarios utilizaron demasiado el látigo y la picana para el movimiento del ganado en los corrales y durante la carga en el camión lo que provocó daños comerciales en las medias reses. En la Figura 2 pueden observarse los daños provocados en la media res por este uso excesivo e inadecuado de la picana.
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Respecto al estado de las instalaciones de manejo en el establecimiento puede afirmarse que en los corrales de encierre se encontraron numerosas tablas rotas en el toril. A su vez, el cargador de hacienda tenía tablas sueltas y escalones rotos provocando la presencia de fuertes contraluces en el piso (Figura 3) lo que generó una gran confusión e inquietud de los animales en su paso desde el cargador hacia el camión jaula. Durante la primer carga uno de los novillos fue muy maltratado por los empleados siendo, además, mordido por los perros y pisado por otros animales observándose numerosos hematomas en las dos medias reses luego de su faena (Figura 4). Estos hematomas producidos por golpes y caídas siempre son recortados en el momento de la faena y constituyen recortes de kilogramos de carne gancho que el productor dejará de percibir.
Durante la carga de los animales los operarios utilizaron excesivamente la picana y azuzaron a los perros produciéndose, además, golpes en el lomo de los animales por un mal uso de la puerta guillotina del camión jaula por parte del camionero (Figura 5).
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De todos modos, la densidad de carga en el camión fue la recomendada respetándose un valor referencial situado entre los 1100 y 1200 kg de peso vivo por metro lineal de jaula.
La jaula del camión estaba construida con tablas separadas entre sí lo que ocasionaba durante el viaje distracción e inquietud en los animales por los contraluces presentes en el piso. La puerta guillotina del transporte contaba solamente con rodillos externos lo que favorecía el roce de los animales con la guía de la puerta en el momento de su descarga ocasionando hematomas en sus flancos (Figuras 6 y 7). En dos de las descargas de animales en la planta frigorífica se observó un uso incorrecto de la puerta guillotina del camión golpeando el lomo de varios novillos. Por ello, se recomienda que las puertas de los camiones jaula cuenten con cuatro rodillos, dos ubicados hacia afuera y dos hacia adentro. De esta manera, se evitarán el roce de los animales con la guía de la puerta guillotina que es lo que ocasiona la presencia de hematomas que serán recortados en el momento de la faena provocando pérdidas para el productor ganadero porque serán kilogramos de carne que no pasarán por la balanza si este comercializa por rendimiento al gancho.
La reja del piso del camión jaula estaba en buen estado de mantenimiento lo que evitaba posibles caídas de los animales durante el viaje (Figura 8). Estas caídas provocarán la presencia de un mayor número de hematomas favoreciendo los recortes de carne durante el proceso de faena que sólo representan pérdidas para el productor.
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Durante el viaje a la planta frigorífica se observó un excesivo uso de la picana por parte del camionero, no ocurriendo lo mismo en los corrales del frigorífico donde el trato de los animales por parte de los operarios fue adecuado.
En las 98 medias reses que fueron colocadas en la cámara frigorífica se detectaron un 7,14% con distintos tipos de problemas que alteraron su calidad. Las medias reses de los animales pesados presentaban una alta presencia de hematomas (2,10%) y petequias (4,00%), mientras que en los animales livianos la presencia de hematomas fue del 2,00% y de petequias un 5,00%, no observándose la presencia de manchas verdes ni carnes DFD o carnes de corte oscuro, cuyo valor comercial es casi nulo.
El manejo en los corrales se calificó como “bueno”, ya que se utilizaron bidones con piedras (“sonajeros”) para el arreo de los animales en vez de gritos y silbidos; tampoco se utilizó el látigo. El toril ya no presentaba tablas rotas (Figura 9) porque fue reacondicionado, pero se siguió sobrecargando de animales para su uso. El cargador tampoco tenía tablas sueltas como sucedió durante la primera carga de animales.
La carga de los animales se clasificó como “mala”, se utilizó demasiado la picana y hubo demasiados gritos por parte del personal; además se generaron golpes en el lomo de los animales por el mal uso de la puerta guillotina del camión por parte del camionero (Figuras 10). Cabe aclarar que también se obligó a subir a un animal marcha atrás, lo que le produjo un alto nivel de estrés. La densidad animal se respetó, arrojando una cifra de 1062 kg animal / metro lineal de jaula. El camión jaula demoró una hora y cuarto en llegar a la planta frigorífica. Está demostrado que los viajes de corta duración estresan menos a los animales que aquellos que implican muchas horas o inclusive varios días de viaje como suele ocurrir en nuestro país.
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La jaula del camión contaba solamente con rodillos externos. Además, presentaba separación entre las tablas generando contraluces pero contaba con piso de reja en buen estado lo que ayudaba a evitar posibles caídas de los animales durante el transporte. Sumado a esto, no se utilizó la reja divisoria en el acoplado, a pesar de contar con la misma (Figura 11). El camionero no desenganchó el acoplado para cargar primero el chasis, generando disturbios durante la carga. Los operadores demostraron mayor paciencia en el manejo en relación a la carga anterior.
La descarga de los animales en el frigorífico se clasificó como “mala”: hubo un uso excesivo de la picana y algunos resbalones de los animales con caídas al piso. En cuanto al manejo de los animales en los corrales, durante el noqueo y posterior faena, y los operadores al siguiente día de realizada la faena no se registró un mal manejo.
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Durante el día posterior a la faena se observaron un total de 96 medias reses en la cámara frigorífica de las cuales un 6,2% estaban afectadas por distintos problemas, mostrando una alta presencia de hematomas (3,12%) y petequias (2,08%) en los animales pesados. Mientras que en animales livianos (hematomas 4,00%, petequias 1,50%) no se evidenció la presencia de manchas verdes y carnes oscuras (DFD).
El manejo de los animales en los corrales se calificó como “malo”, ya que se evidenciaron demasiados gritos y silbidos por parte de los operarios para su arreo. El toril se siguió sobrecargando de animales para su uso. La carga de los animales se clasificó como mala, utilizándose demasiado la picana y los gritos; además se generaron golpes en el lomo de los animales por los golpes y el mal uso de la puerta guillotina por parte del camionero lo cual generó hematomas y petequias en algunas medias reses (Figuras 12 y 13). La densidad animal se respetó, arrojando un número de 1057,7 kg animal / metro lineal de jaula. La duración del viaje hasta la planta frigorífica duró una hora.
La jaula del camión contaba solamente con rodillos externos en la puerta guillotina; presentaba separación entre sus tablas generando contraluces en el piso pero disponía de una adecuada rejilla para el buen sostenimiento de los animales durante el viaje. No se emplearon las rejas divisorias en el acoplado (Figura 14), a pesar de contar con las mismas. El camionero no desenganchó el acoplado para la carga de los animales (Figura 15). Los operadores en el manejo demostraron muy poca paciencia, calificándose la carga como “mala” por el empleo excesivo de la picana, el látigo, los gritos y silbidos.
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La descarga de los animales en el frigorífico se clasificó como “mala” por un excesivo uso de la picana. En cuanto al manejo de los corrales, noqueo, faena y operadores al día siguiente de la faena del lote, no se registró un mal manejo. Se observaron un total de 100 medias reses en la cámara frigorífica de las cuales un 16,00% estaban afectadas, mostrando una alta presencia de hematomas (5,50%) y petequias (9,11%) en los animales pesados. Mientras que en los animales livianos (hematomas 7,30%, petequias 8,50%) no se evidenció la presencia de manchas verdes y carnes DFD (carnes de corte oscuro).
El manejo en los corrales se calificó como “bueno”, ya que se escucharon pocos gritos y silbidos por parte del personal para el arreo de los animales. El toril no se siguió sobrecargando de animales para su uso. Sin embargo la carga de los animales se clasificó como “mala”, ya que se utilizaron demasiado la picana y los gritos. Se respetó la densidad animal en el transporte, arrojando una cifra de 1100,6 kg animal / metro lineal. El viaje hasta la planta frigorífica demoró una hora y veinte minutos.
La puerta guillotina del camión jaula utilizado contaba solamente con rodillos externos, las paredes tenían tablas separadas pero contaba con piso enrejillado. A pesar de contar con la reja divisoria en el acoplado, la misma no fue utilizada para separar los animales. El camionero no desenganchó el acoplado durante la carga de los mismos. Los operarios demostraron un buen manejo de los animales durante la carga, no así el camionero quien abusó de la picana y los gritos. La descarga de los animales en el frigorífico se clasificó como “mala” por el excesivo uso de picana; además, un animal se resbaló en el callejón golpeándose el flanco derecho (Figura 16).
En cuanto al manejo de los corrales, noqueo, faena y operadores al siguiente día de la faena del lote, no se registró un mal manejo. Se observaron un total de 100 medias reses en la cámara frigorífica de las cuales un 4% presentaban daños, mostrando una alta presencia de hematomas (8,30%) y petequias (8,50%) en los animales pesados. En los animales livianos se observó un bajo nivel de hematomas (1,10%) y petequias (1,30%) y nula presencia de manchas verdes y carnes oscuras (DFD).
Cómo impacta el bienestar animal en el feedlot: el maltrato provoca costos ocultos desde el ingreso de los animales a la explotación hasta el momento de su faena (parte 2) - Image 16
Todas las variables analizadas durante las cargas que se evaluaron muestran una gran relación con lo sugerido por Ferrarese (2003). Este autor destaca la importancia que la capacitación del personal, la calidad de las instalaciones y el manejo en general de los animales, ya sea dentro del establecimiento ganadero como también dentro del frigorífico, tienen la calidad final de los productos media res y carne.
Según Grandin (1997) existen ciertos síntomas visibles que son comunes a todos los bovinos cuando se encuentran en situaciones estresantes, lo que coincide con lo observado en esta experiencia: los movimientos de cola, que aumentan a medida que aumenta el miedo, la cabeza hacia arriba vigilando a sus alrededores, la presencia de sudor, las orejas apuntadas hacia los objetos que los inquietan y los signos de ansiedad y miedo, son algunas de las manifestaciones de estrés. Todos estos síntomas concuerdan con los observados en esta experiencia en los momentos previos a la carga de los animales en el camión jaula y el comportamiento de los mismos en los corrales de la planta frigorífica previo a su faena.
Se testearon 197 animales que pesaron 350,75 kg de promedio, con un desbaste del 8% y un rendimiento al gancho promedio de 60,19%. Las medias reses pesaron 105,7 kg en promedio, con variaciones de precios de venta a la carnicería dependiendo si eran provenientes de animales superiores (pesados) o inferiores (livianos) a 350 kg. Las pérdidas por recortes de kg de carne representaron 35,84 kg, lo que generó una importante pérdida económica para el productor y en valores aproximados a los mencionados por César y Huertas (2003) (1,02 dólares/animal faenado a causa de machucones y hematomas). En concordancia con los resultados obtenidos, Funes et al. (2005) mencionan pérdidas por recortes de carne que rondan 1 dólar por animal faenado proveniente de un engorde a corral.
En este trabajo no se encontraron diferencias significativas entre las pérdidas por recortes de carne en medias reses provenientes de animales livianos o pesados. Tampoco se encontraron diferencias en cuanto a la presencia de petequias en la media res. Por lo tanto podemos concluir que bajo estas condiciones de trabajo, el tamaño del animal no incide en la cantidad de contusiones presentes.
La ausencia de carnes DFD está ligada a que en este establecimiento, durante la toma de datos, no se trabajó con animales de mucho temperamento como son los de origen cebuino o sus cruces los cuales sufren en mayor grado el estrés producido por un mal manejo general. Esto coincide con lo mencionado por Grandin (1997) lo que demuestra que los diferentes grados de estrés que experimenta el animal tienen un componente de tipo genético, lo cual es propio de cada raza, y otro componente “externo” que se ve reflejado en la experiencia adquirida por los animales en las fases tempranas de su vida. En relación a este último concepto no pudo realizarse tal comprobación en este trabajo, ya que no se contó con el detalle del manejo realizado en los campos de cría de donde provenía la reposición de invernada para el engorde a corral.
Las pérdidas debidas a los recortes de carne realizados se consideran hasta el momento donde la media res es vendida por el abastecedor a la carnicería. Si a partir de este punto se tienen en cuenta las mermas por manipulación de la carne y estancia en cámara frigorífica del comercio (mermas de 5%) el impacto es aún mayor pero lo que interesa en este estudio es el impacto de las pérdidas por mal manejo y no las pérdidas luego de la industrialización. De todos modos, debe recalcarse que, generalmente, los cortes de mayor valor comercial son los más afectados debido a las malas prácticas de manejo durante la producción e industrialización del animal.
Si se tiene en cuenta que se evaluaron 394 medias reses con un peso promedio de 105,7 kg, lo que significa un total de 41.646,04 kg con una pérdida de 35,84 kg de carne, está estimándose una pérdida del 0,086% del total producido debido a las prácticas de mal manejo. En el caso particular de este engorde a corral donde se producen 379.993,78 kg de carne por año, las pérdidas totales por año de kg carne serían de 327 kg. Estas mermas económicas ya son mencionadas por Gallo Stegmaier (2003) quien indica que los animales maltratados durante su manejo corren serios riesgos de caídas y resbalones con el resultado de una alta presencia de contusiones y hematomas en la media res en el momento del desposte lo que ocasiona importantes pérdidas económicas que constituyen una buena parte de los costos ocultos del feedlot durante la comercialización.
Puede extrapolarse a nivel de nuestro país la pérdida económica estimada en este trabajo. En Argentina, del total de animales que se envían a faena anualmente, un mínimo promedio de 3 millones de cabezas proviene de feedlots. Teniendo en cuenta que las pérdidas por machucones y otras causas se dan en más del 60% de los casos (César y Huertas, 2003), puede afirmarse que no menos de 1,8 millones de cabezas estarán afectadas o, lo que es lo mismo, 3,6 millones de medias reses lo que representa enormes pérdidas de dinero en la cadena de la carne desde la producción hasta su comercialización en las carnicerías o puntos de venta minoristas. Esto refleja la gran importancia que tiene el bienestar animal en toda la cadena por lo que tiene que llevar a pensar, a todos los eslabones involucrados, a que debe evitarse de cualquier manera todos y cada uno de los factores que impliquen maltrato animal. El bienestar animal implica, más allá de una cuestión ética, un aspecto estrechamente relacionado con la eficiencia de producción y económica del sector ganadero.
EN CONCLUSIÓN
  1. Si bien no se encontraron diferencias significativas en las pérdidas de calidad de la res y carne en función de las características particulares del ensayo realizado, la bibliografía existente relacionada con este tema demuestra que las prácticas inadecuadas de manejo aplicadas durante el proceso de carga, descarga y faena de los animales inciden directamente en el resultado económico del engorde a corral al ocasionar importantes pérdidas de calidad de la res y carne producidas.
  2. Las Buenas Prácticas Pecuarias relativas al Bienestar Animal son de extrema importancia para el desarrollo de estrategias futuras, optimizando el uso del recurso “carne bovina” y logrando, de esta manera, mejorar la producción y la calidad de carne volcada al mercado interno, como también a los exigentes mercados de exportación.

César D., Huertas S.M. (2003): Bienestar animal: buenas prácticas de manejo en el embarque y transporte. Facultad de Veterinaria, Universidad de la República Oriental del Uruguay. Folleto instructivo. www.bienestaranimal.org.uy/documentos.html

Consigli R., Aimar M.V., Cravero B.F., Rosmini M.R. (2009): Bienestar animal: Manual de Buenas Prácticas Pecuarias para el ganado vacuno de carne de base pastoril. Coedición del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la provincia de Córdoba y la Editorial de la Universidad Católica de Córdoba.

Ferrarese E.O. (2003): Curso on-line de capacitación en bienestar animal. Accedido en www.senasa.gov.ar/documentos/cursos

Funes C., Sandoval G., Decara L. (2005). Calidad de carne bovina y bienestar animal en el sur de la provincia de Córdoba. Universidad Nacional de Río Cuarto.

Gallo Stegmaier C. (2003): Guía de Buenas Prácticas en bienestar animal para el manejo de bovinos en predios, ferias, medios de transporte y plantas faenadoras. Universidad Austral de Chile. Pág. 5.

Grandin T. (1997): Assessment of stress during handling and transport. J. Anim. Sci. 75: 249.

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Autores:
Ricardo I. Consigli
Universidad Nacional de Córdoba (UNC)
Luchetti Cristian Ariel
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Daniel Carlos Besso
CADIA - Centro Argentino de Ingenieros Agrónomos
11 de julio de 2020
Amigos: En los últimos años se ha estado hablando sobre el bienestar animal, como una forma de conducir las producciones zootécnicas. Se ha gastado mucha tinta en definir cosas que son obvias. EL BIENESTAR ANIMAL, ES UNA NECESIDAD TECNOLÓGICA. SE MANIFIESTA EN UNA MAYOR Y MEJOR PRODUCCIÓN. No hacerlo, atenta contra los rendimientos. No hay producción animal y me atrevería a decir, que de ninguna índole, que no se ajuste a procurar mejores ambientes a los seres vivos que usamos en nuestras actividades agropecuarias; TODAS: desde hongos hasta Aquicultura, desde alcauciles hasta Pinus eliotti, novillos Aberdeen Angus a faisanes. Todos mis colegas, Ingenieros Agrónomos y mis amigos Médicos Veterinarios, tienen esto bien en claro. Solo nos resta, entrenar al personal que trabaja en las producciones, a proceder en consecuencia. SIN OLVIDARNOS TAMBIÉN EN LOS PROCESOS DE TRANSPORTE Y FAENA, QUE DEBEN SEGUIR CRITERIOS SIMILARES.
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Birmania Wagner
IDIAF (Rep. Dominicana)
5 de febrero de 2020
Interesantes los comentarios. Asi es , los costos que se pagan por maltrato animal desde los potreros,establos, transportes hasta que van al sacrificio son muy altos, creo que hay que concienciar a todos los actores en el proceso lo que significan las buenas practicas para que se disminuyan esos horribles errores que se cometen y lo caro que se paga por ello. Hay normas para ese proceso y todos los que estan involucrados deben manejar con mucho cuidado ya que tiene que ver con la calidad y el precio de la carne.
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Arnoldo Hernandez
4 de febrero de 2020
Me gustó su publicación, felicidades. La pregunta que le haría, es sobre el tipo de lesiones que ocasiona el uso de la picana eléctrica sobre los tejidos cárnicos.
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M.C. Fernando R. Feuchter A.
Universidad Autónoma Chapingo
3 de febrero de 2020
MUY BUENAS FOTOGRAFÍAS DIDÁCTICAS Y AMENA REDACCIÓN. Vale la pena consultar TODO el documento. Felicidades!
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Manuel Felixs Ovejero
28 de abril de 2020
Coincido totalmente que el bien estar animal en los engorde desde sus inicios hasta su finalidad y luego hasta la faena es de extrema importancia no solo por los beneficios económicos y comerciales como el redituó final. Si no que no debemos olvidar que tratamos con seres vivos y tanto los profesionales que nos dedicamos a la ganadería como los productores criadores debemos tener esa conciencia y cariño por cada uno de nuestros animales les demos a ellos una existencia tranquila de buena salud tanto como buena alimentación , cuidado y bienestar ya que sabemos que su destino final es el sacrificio
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ezequiel morales valtierra
20 de marzo de 2020
Interesantes comentarios. La producción cárnica debe continuar de una manera u otra, la sociedad lo requiere.
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Denis Omar Laguado Jaimes
17 de febrero de 2020
Es un problema que en la mayoría de las plantas de beneficio es difícil de controlar, los operarios no controlan su uso, este uso indiscriminado que no solo afecta el área expuesta sino que afecta otras condiciones del contexto general de la canal, por el estrés generado en los animales en la etapa previa al beneficio.
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Daniel Garello
13 de febrero de 2020
De entrada el sistema feed-lot sin duda es un maltrato,el dia que exista un metodo para cuantificar el stress en la carne de estos animales nos vamos a dar cuenta, mas en nuestro pais que podemos producir carne a "pasto" Saludos
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