En el mes de octubre, se celebra bajo el lema: “más legumbres y menos carne” la promoción de la “conciencia vegetariana”.
La misma pretende ser un punto real de inflexión de la forma en que nos alimentamos. Consecuentemente, busca llevar a la sociedad, sí o sí, hacia un estilo de vida fundamentado en una alimentación cada vez más alejada del consumo de productos pecuarios.
A esta celebración de la conciencia vegetariana se unen el “Día mundial del Vegetarianismo” (dia 1 de septiembre) y el “Día mundial del Veganismo” (1 de noviembre).
Fue en el año 1977 cuando la Sociedad Vegetariana de Norteamérica estableció el mencionado “Día mundial del Vegetarianismo”, con la finalidad de promover esta forma de vida. Un año más tarde, 1978, la Unión Vegetariana Internacional respaldó esta iniciativa y la proyectó a nivel mundial.
Este “Mes de concienciación Vegetariana” también es conocido, especialmente en EE.UU., como “el Mes de la Reverencia por la vida” o el “Mes de la Comida vegetariana” y a él se unen las organizaciones que luchan contra el consumo de carne.
La pregunta que cabe hacerse aquí es qué efecto real está teniendo en nuestra sociedad, en la sociedad española, toda esta ola de presiones que se viene ejerciendo en ella, desde hace más de 45 años.
De acuerdo con el estudio titulado “The Green Revolution 2025” y publicado por Latern, actualmente un 11,1 por 100 de la población adulta de España, compuesta por algo más de 4,5 millones de personas, sigue algún tipo de dieta vegetal.
En este segmento poblacional, unos 3,6 millones son flexitarianos (que incluyen en su dieta los vegetales, pero que permiten el consumo de carne y de pescado); unos 620.000 son vegetarianos (incluyendo a los vegetarianos estrictos y a los ovolactovegetarianos que si consumen huevos, leche y los productos lácteos) y unos 200.000 son veganos (que no consumen absolutamente ningún producto de origen animal y los excluyen también de todos los artículos que consumen, cosméticos, vestimenta, etc. etc.).
Estas cifras muestran una estabilidad cuantitativa de esta realidad, después del fuerte crecimiento registrado en la etapa anterior a la pandemia y ponen en evidencia la existencia de unas situaciones consolidadas, pero, en mi opinión, no significativamente crecientes.
En este marco, no puedo dejar de hacer mención al Real Decreto sobre “comedores escolares saludables y sostenibles”, que tiene como objetivo garantizar a los chicos un consumo diario de verduras y frutas frescas, estableciendo, además, que el 45 por 100 de estos productos vegetales han de ser de temporada (con lo que se intenta reforzar a la producción local). Paralelamente, se intenta fomentar el consumo de legumbres.
Por su parte, el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 anunció que se controlarán y regularán también los comidas que se oferten y sirvan en los Centros de Mayores (lo que me afecta muy directamente) y en los hospitales.
Esperemos que toda este orquestado “tsunami vegetariano” (mucho más emocional que técnico) no haga olvidar a nuestra sociedad que la carne, los huevos y la leche son fuentes absolutamente cruciales de nutrientes muy necesarios (léase, a título referencial, diversos ácidos grasos esenciales amén de calcio, hierro selenio, colina, vitamina B12 y una serie de compuestos bioactivos) y que es realmente muy, muy complicado obtenerlos de los alimentos de origen vegetal.
Por esta razón, como lo explicaba en una mesa redonda a la que fui invitado, estos alimentos de origen pecuario son especialmente importantes, esenciales me permito afirmar, especialmente durante las denominadas “etapas fundamentales de la vida” como son, por ejemplo, el embarazo, la lactancia, la infancia, la adolescencia, la tercera y la cuarta edad.
Vamos a ver si en esta sociedad nuestra, cada vez más emocional, menos reflexiva y, probablemente, más ignorante en el conocimiento de “las ciencias de la vida”, el árbol no le deja ver el bosque y acaba haciendo, con toda esta parafernalia Pro – vegetariana, “un pan como unas tortas”.
Y no se olvide, como lo exponía en el boletín de ÁGORA TOP GAN, de la semana pasada, que España es el estado de la Unión Europea (U.E. – 27) con la mayor la tasa de pobreza infantil.
Tenemos actual y oficialmente, unos 2,3 millones de niñas, niños y adolescentes (menores de 16 años) pobres y, consecuentemente, en no pocos casos, con un significativo déficit en su alimentación.
Conozco alguna zona del denominado “gran – Madrid” donde la única comida diaria correcta que reciben un chicos es la que les proporciona el colegio (sic).
4ª semana octubre 2025- Año VII - Nº 266
https://agoratopgan.com/2025/10/octubre-mes-de-la-conciencia-vegetariana/