La enteropatía proliferativa porcina (EPP), o ileítis, causada por la bacteria intracelular Lawsonia intracellularis, sigue siendo un problema de salud de gran importancia económica a nivel mundial. Esta enfermedad provoca pérdidas sustanciales en la productividad porcina debido a sus efectos en la tasa de crecimiento, la eficiencia alimenticia y la mortalidad. Las estrategias actuales de manejo y control se han basado históricamente en la vacunación efectiva y el uso de antibióticos. Sin embargo, el aumento de la resistencia antimicrobiana ha generado un interés y una necesidad crecientes en la implementación de alternativas prometedoras y no antibióticas.
Este análisis de valor se desprende de la revisión "Porcine proliferative enteropathy: overview of disease dynamics and non-antibiotic alternatives for prevention and control strategies", publicado por Luis-Miguel Gómez-Osorio, Felipe Penagos-Tabares, Jasna Bosnjak-Neumuller, Roberto Mauricio Carvalho Guedes, Marko Vasiljevic, Tobias Steiner y Steven McOrist en Frontiers in Veterinary Science (Front. Vet. Sci 12-1596316. doi: 10.3389/fvets.2025.1596316).
Para el Profesional y el Productor, la investigación subraya que la ileítis es endémica en más del 95% de las granjas comerciales a nivel global. Es crucial entender que las infecciones subclínicas (que a menudo pasan desapercibidas) pueden de todas formas afectar negativamente el rendimiento de crecimiento, dañar la mucosa intestinal y aumentar el riesgo de decomiso o desclasificación de la canal. El manejo debe ser proactivo, prestando especial atención a los factores de riesgo, que incluyen el estrés (destete, hacinamiento, cambios bruscos de dieta, micotoxicosis, mala higiene), los procedimientos estresantes (castración, transporte, fluctuaciones de temperatura) y la presencia de roedores y moscas, que pueden actuar como vectores mecánicos hasta a 7 km de distancia.
Resumen de los factores estresantes predisponentes y los factores ambientales que contribuyen a la infección por Lawsonia intracellularis en cerdos.
La revisión destaca que la solución sostenible se basa en una estrategia de gestión integrada que prioriza la bioseguridad mejorada, programas de vacunación específicos y el soporte de la salud intestinal mediante alternativas a los antibióticos, como prebióticos, probióticos y compuestos fitogénicos. Específicamente, se ha observado que la incorporación de ciertos aditivos fitogénicos en el alimento puede reducir la incidencia y la gravedad de la EPP. Un ejemplo práctico es que un compuesto fitogénico demostró reducir los signos clínicos, la gravedad de las lesiones y la carga patógena en cerdos con coinfección por L. intracellularis y Brachyspira hyodysenteriae. Además de su acción antimicrobiana, los fitogénicos aportan propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Incluso se ha encontrado que la vacunación de cerdos infectados subclínicamente mejoró la calidad de la canal, demostrando el impacto positivo de la reducción de lesiones intestinales en la salud sistémica.
Para el Académico y el Referente, la investigación plantea un punto de debate profundo sobre los mecanismos moleculares de la enfermedad y el desarrollo de las alternativas. La patogénesis de la EPP se caracteriza por la interrupción de vías de señalización cruciales (Wnt, Notch, EGF y BMP) que regulan la proliferación y diferenciación de las células epiteliales intestinales. Esta desregulación conduce a la hiperplasia de las criptas y a la pérdida de diversidad celular (como las células caliciformes), que son la base del engrosamiento característico de la mucosa. La modulación de estas redes de señalización representa una nueva vía de intervención no antibiótica. Sin embargo, la investigación en alternativas no antibióticas aún debe enfocarse en estandarizar las intervenciones, validar la efectividad específica de las cepas utilizadas y, para los fitogénicos, verificar la absorción, distribución, metabolismo y excreción (in vivo) para cerrar la brecha entre los hallazgos de laboratorio y la aplicación práctica efectiva.