Biotipos maternales y terminales para enfrentar los nuevos desafíos de la producción ovina moderna

Desde hace algunos años la venta de cordero constituye el principal ingreso de los sistemas de producción ovinos intensivos y semi-extensivos. En este marco comercial, con perspectivas ciertas de continuidad, los parámetros productivos de mayor incidencia sobre el resultado económico son el comportamiento reproductivo y la habilidad materna de las ovejas.

Por otra parte pocas veces a lo largo de estos casi dos siglos de desarrollo, los valores internacionales de la carne ovina y de la lana han sido simultáneamente tan competitivos como en los últimos tiempos, particularmente las lanas finas y superfinas en el último caso. Paradójicamente, las excelentes condiciones de los mercados internacionales para sus dos principales productos, se contraponen a existencias ovinas situadas en sus mínimos históricos, si consideramos su génesis a partir de consolidada la “Revolución Lanar”, iniciada a mediados del siglo XIX.

Como contraparte, el desarrollo tecnológico de la ovinocultura uruguaya no se detuvo ni aún en momentos en que el rubro debió enfrentar las mayores dificultades de su historia.

Durante un extenso período que abarcó la década de los noventa y gran parte de este nuevo siglo, bajos precios de las lanas, mercados inciertos para la carne, abigeato, grave incidencia de depredadores, entre otros, se constituyeron en obstáculos que no solamente pusieron en duda su histórico desarrollo sino su propia cultura productiva, cimiento fundamental de esta actividad.

Afortunadamente, esta continuidad nos permite disponer hoy de una gran oferta en herramientas tecnológicas adaptadas a sistemas ovinos modernos, capaces de darle competitividad aún en momentos en que debe disputar su lugar con rubros de la agropecuaria nacional, que tienen oportunidades comerciales y tecnológicas muy favorables.

 

Cuadro 1 - Porcentaje de corderas que manifiestan celo dentro de su primer otoño de vida (hasta el 30 de junio). (Moraes, 2011).

 

Los precios alcanzados en la actualidad por la carne ovina no dejan dudas sobre las conveniencias de priorizar los esquemas que permiten maximizar los ingresos por concepto de venta de corderos, al menos en aquellas situaciones productivas en las cuales las mejoras forrajeras son posibles en algún grado.

Todo esto de la mano de un proceso de intensificación creciente, de una mejora en el comportamiento reproductivo, aumento en la velocidad de crecimiento de los corderos y seguramente, en un futuro no muy lejano, en las cualidades de las canales y la carne producida. Estos conceptos contrastan fuertemente con las tradicionales e históricas formas de cría de los lanares en nuestro país. Estos parámetros inciden sobre la eficiencia y competitividad de todo el sistema, y para la mejora de los cuales es necesario transitar por senderos de transformaciones, en las condiciones productivas y una vez más, en la estructura genética de nuestras ovejas.

La oveja a partir de su domesticación, desde su propio origen y de la mano del hombre, ha ido ajustándose a las más variadas condiciones ambientales, productivas, culturales y comerciales, desarrollando en cada una de ellas estrategias de supervivencia y adaptación, a la vez que multiplicidad en la oferta de sus productos.

Estas diversidades que surgen de procesos deliberados o accidentales, han llevado a que hoy existan razas, biotipos o líneas con potencialidades genéticas particulares y muy variadas aptitudes productivas, desarrolladas para dar satisfacción a las necesidades humanas más diversas.

A partir de este proceso evolutivo tan particular, la especie es capaz de reunir entre sus diferentes razas y biotipos, características biológicas que inteligentemente aprovechadas nos ofrecen la oportunidad de desarrollar sistemas de producción eficientes y competitivos, donde se destacan:

Estos atributos a su vez, posibilitan satisfacer los dos componentes básicos de la ecuación productiva en un eficiente sistema pastoril productor de corderos: cantidad de corderos vendidos y velocidad de crecimiento (peso de venta o edad de venta).

 

La precocidad sexual, distintiva de algunas de las razas de la especie, nos permite implementar sistemas en los cuales podemos minimizar las categorías improductivas. La raza Frisona Milchschaf (FM), y en menor grado la Finnish Landrace (FL), como seguramente también algunas razas carniceras, presentan una altísima proporción de animales que, en adecuadas condiciones de alimentación y manejo, alcanzan la pubertad durante su primer otoño de vida (Cuadro 1). Esta característica permite que potencialmente muy cerca del 100 % de las hembras presentes en el rebaño puedan ser presentadas a los carneros, aumentando de esta forma la cantidad absoluta de corderos obtenidos con respecto a sistemas basados en materiales que inician su ciclo reproductivo por primera vez al año y medio de vida.

En el Cuadro 1 puede observarse que aún con pesos que alcanzan apenas y aproximadamente el 58 % de su peso adulto, la raza Milchschaf se destaca por un alto porcentaje de sus corderas (73,3 %) ciclando en su primer otoño de vida. Destacable también es el hecho que sus cruzas con otras razas ya en la primera generación producen una mejora importante (57,1 %) sobre esta variable.

 

 

Cuadro 2 - Efecto del biotipo sobre la fecundidad de las ovejas expresado en términos de embriones ecografiados y corderos nacidos por oveja encarnerada.

 

Por otra parte, las posibilidades de partos múltiples que la especie ovina nos permite obtener cuando ofrecemos las condiciones ambientales adecuadas, mejoran la eficiencia de los procesos productivos de cría, en la medida que los costos de mantenimiento de los vientres se diluyen entre un mayor número de corderos obtenidos en cada ciclo reproductivo.

Con estos propósitos, y desde hace algunos años, han sido introducidos a nuestro país materiales genéticos caracterizados por sus elevadas tasas ovulatorias. La Finnish Landrace, en primer lugar, y la Frisona Milchschaf han demostrado en nuestras condiciones la posibilidad de ovulaciones múltiples por encima de los niveles obtenidos por las razas “carniceras” y “doble propósito” y en valores que superan a los esperados en función de los niveles de peso vivo en el momento del servicio (Cuadros 2 y 3).

 

Cuadro 3 - Efecto del biotipo materno y categoría de ovejas sobre la tasa mellicera (% oveja mellicera/ oveja parida), corregido por peso vivo de la oveja. (Ganzábal, 2007).

 

Como complemento, la especie ovina también permite la extracción rápida de sus productos, en la medida que un cordero puede ser vendido a los pocos meses de vida, ofreciendo ciclos productivos cortos y posibilidades de tasas de retiro de producto relativamente elevadas, lo que aumenta de la capacidad de carga del sistema productivo y por ende su productividad.

 

Como mérito para favorecer esta característica la especie cuenta con razas que se distinguen por su elevada producción de leche, y por tanto elevadas velocidades de crecimiento de sus corderos, fundamentalmente cuando los partos y las crianzas son múltiples, permitiendo a pesar de la competencia entre hermanos lograr pesos de destete relativamente elevados.

La raza Frisona Milchschaf, introducida a comienzo de los años 90 por su elevado potencial lechero, y de gran difusión en los últimos años en el Uruguay, es un material genético que en nuestras condiciones ha demostrado su utilidad, contribuyendo con creces en estas primeras etapas a la mejora de las aptitudes lecheras de nuestras majadas.

 

Las razas carniceras por su parte además de aportar mayores tasas de crecimiento durante y después de destetados los corderos (Cuadro 4) contribuyen en la mejora de las conformación de sus canales. Estos materiales genéticos por efecto aditivo o por la posibilidad de generar heterosis, son utilizadas en cruzamientos terminales para acortar el tiempo necesario para alcanzar el peso de faena en cualquiera de las categorías de cordero consideradas.

Varias de las razas carniceras (Texel, Poll Dorset) hoy están integradas a programas de mejoramiento genético en evaluación poblacional liderados por INIA y SUL, con objetivos de selección claramente definidos, lo que las proyecta hacia el futuro con posibilidades ciertas de contribución al acortamiento de los ciclos productivos y por esta vía a la eficiencia de los modernos sistemas de producción.

 

La posibilidad de partos múltiples de la especie ovina así como su precocidad sexual, como características altamente positivas de competitividad de la especie, deben enfrentar como contraparte y en nuestros sistemas pastoriles, algunas debilidades que pueden determinar pérdidas importantes en la eficiencia del sistema productivo:

 

Cuadro 4 - Efecto de la raza paterna sobre el peso de destete y de faena de corderos hijos de ovejas Ideal. (Ganzabal y col 2007).

 

En Uruguay se pierden anualmente entre el 25 y 35 % de los corderos que nacen constituyendo sin duda uno de los principales obstáculos para incrementar el número de corderos faenados. Si bien podemos encontrar diferentes formas de plantear las causas de estas cuantiosas pérdidas e importantes interacciones entre ellas, y con frecuencia observar estos efectos combinados actuando en forma conjunta, podríamos reunirlas en las siguientes causas:

Hoy existen diferentes herramientas que enriquecen nuestros manuales de manejo y pueden ser empleadas con éxito a los efectos de minimizar los efectos de estos factores:

Pero también los atributos de alguno de los materiales genéticos disponibles en nuestro país pueden favorecer la mejora en alguno de estos factores. En varios trabajos, las ovejas de raza Texel fundamentalmente cuando son encarneradas con otros biotipos, han mostrado un mayor nivel de sobrevivencia en sus corderos, asociado posiblemente a las mayores velocidades de parto que caracterizan a las hembras de esta raza.

Finalmente, cabe señalar la importancia de las razas tradicionales por su contribución a la adaptación a nuestros sistemas productivos pastoriles y extensivos. Las mismas son herederas de un rico bagaje genético, producto de muchas generaciones de selección a favor de su adaptación a las condiciones climáticas y productivas de nuestro país.

 

Los biotipos maternales deben reunir en forma equilibrada un correcto balance entre estos diferentes atributos de la especie: precocidad sexual, tasa ovulatoria, velocidad de parto, producción de leche, velocidad de crecimiento, combinadas en forma armoniosa para capitalizar los mejores atributos de la especie.

 

 

Cuadro 5 - Efecto del Biotipo materno y tipo de parto sobre la sobrevivencia de corderos (% corderos vivos/nacidos) (Ganzábal. y col. 2007).

 

Cuadro 6 - Peso vivo y producción de lana de ovejas pertenecientes a los diferentes biotipos evaluados

 

Nuestra arraigada cultura ovejera nos permite hoy agrupar e identificar con facilidad a las denominadas razas “laneras”, las llamadas “doble propósito”, así como a las razas “carniceras”. Todas han tenido y tienen, sin lugar a dudas, un prestigioso lugar ganado en el abanico de alternativas productivas. Sin embargo, el término “raza o biotipo maternal” es mucho más reciente en la nomenclatura de nuestros productores. Concebimos a un biotipo maternal como aquel cuyo mérito genético se concentra en armonizar la obtención de un elevado número de corderos nacidos, con una conducta maternal que le permita maximizar la sobrevivencia, la cría y el desarrollo de los corderos producidos hasta el momento del destete, todo esto sin que el peso vivo de esa oveja se vea afectado en forma muy marcada y sin que la calidad de la lana se vea deteriorada en forma importante (Cuadro 6).

Desde hace algunos años INIA ha estado trabajando en la evaluación de razas y biotipos maternales definidos a partir de los conceptos anteriormente vertidos.

Más allá de consideraciones económicas coyunturales, vinculadas a las relaciones de precio entre los dos principales productos del rubro ovino, por tradición, historia y proyección hacia el futuro, la producción y cualidades (fundamentalmente micronaje) de la lana producida sigue siendo un factor de peso en la evaluación de nuestros materiales genéticos.

El peso vivo de la oveja al momento del apareamiento es también un parámetro de importancia debido a la incidencia directa que tiene sobre el resultado reproductivo y sobre la definición de la capacidad de carga ovina en sistemas pastoriles como los desarrollados en nuestro país.

Cabría señalar que el bajo peso relativo de las ovejas Finnsheep o Finnish Landrace (FL) observados en el Cuadro 6, podría estar influenciado por su crianza inicial en condiciones muy particulares de gestaciones y partos múltiples, inherentes a sus características y potencialidades genéticas reproductivas.

Con respecto a la producción de lana, como era de esperar en función de los antecedentes de las razas evaluadas, las ovejas Corriedale puras produjeron vellones significativamente más pesados que los otros cinco biotipos, presentando los materiales cruzas en todos los casos valores intermedios entre sus razas parentales.

Con respecto al diámetro de la fibra, los vellones más gruesos fueron producidos por las ovejas Milchschaf (34,7 micras) y los más finos por las Finnsheep (26,2 micras). Las ovejas Corriedale dieron valores de micronajes característicos de la raza, ubicados en el entorno de las 30 micras. La finura de los biotipos cruza en todos los casos presentaron valores intermedios entre sus razas parentales, siendo para destacar que las cruzas Finnsheep x Corriedale presentaron en promedio valores inferiores en micras a los de la Corriedale pura.

La evaluación de estos materiales genéticos y sus cruzamientos con las razas tradicionalmente criadas en nuestro país, así como la identificación de los parámetros genéticos que nos permitan determinar las proporciones óptimas en las cuales cada uno de estos biotipos deben participar en una línea genética moderna, ha sido el primer paso de un largo proceso. El mismo está orientado al desarrollo de nuevos biotipos ovinos, capaces de mejorar la sustentabilidad socio-económica de la producción ovina del Uruguay, con especial énfasis en pequeños y medianos productores en un esquema de asociación cooperativa, considerando asimismo las demandas de la cadena agroindustrial y de los mercados consumidores.