INTRODUCCIÓN
Normalmente el nutricionista visita las fincas y procede a comprobar las materias primas que existe y que pueden ser utilizadas en la alimentación, las cuales generalmente son forrajes. Proceden a evaluarlos para conocer la disponibilidad, composición química y calidad nutricional de tal forma que permita determinar los otros componentes que deben integrar la dieta alimenticia, teniendo en cuenta el factor costo para relacionarlo con la producción.
La mayoría de los productores de ganado bovino también manejan ciertos conocimientos sobre alimentación, materias primas y de su manejo, así como el tamaño del comedero, el espacio por vaca, los horarios para el suministro del alimento, la ración que se debe proporcionar y la limpieza del comedero. Sin embargo, resulta curioso que el agua es el nutriente más importante que debe consumir un bovino en cuanto a cantidad y calidad es el más olvidado y por el peor manejado.
El cuerpo de los bovinos contiene arriba del 55 por ciento de agua, dependiendo del ciclo productivo y reproductivo en que se encuentre, pero una pérdida superior al 20 por ciento es fatal; posiblemente nunca hayamos visto morir a una vaca de sed, pero la falta de este nutriente produce grandes pérdidas, tanto por un descenso marcado de la producción como por el incremento de las enfermedades.
El agua está involucrada en todas las funciones del organismo, tales como la digestión de los alimentos, el metabolismo de los nutrientes que contienen y su transporte, oxigenación de la sangre y el resto de los tejidos, la excreción de los desechos por la orina y heces, el control de la temperatura a través de la evaporación, la amortiguación del cerebro, las articulaciones, la formación del feto y por supuesto la producción de leche, que contiene un 87 por ciento de este ingrediente.
EL CONSUMO.
Aproximadamente el 97 por ciento del agua que requiere el animal se obtiene consumiéndola del bebedero, pero también por medio del consumo de los forrajeros verdes y en menor escala a través de las reacciones metabólicas como la oxidación; las pérdidas suceden por medio de la orina, las heces, las distintas maneras de evapotranspiración y en la producción de leche.
El bajo consumo de agua no sólo afecta la producción láctea, porque también se ha comprobado que incide negativamente en el crecimiento de las novillas y los terneros que están consumiendo leche, además de los problemas sanitarios por el aparecimiento de algunas enfermedades. Los dos mayores retos a los que se enfrentan los bovinos son el estrés calórico y la acidosis ruminal, los cuales están relacionados entre sí y ambos se controlan con el consumo de agua.
Con relación al estrés por calor, las vacas por ser rumiantes producen más calor que los monogástricos; además, al ser animales muy grandes tienen poca superficie corporal en proporción a la masa para poder disipar el calor y apenas tienen glándulas sudoríparas, por lo que enfrían su cuerpo por medio de la evaporación del agua del aparato respiratorio, razón por la cual necesitan incrementar el consumo en época de calor. Estos animales sufren estrés a partir de 20 °C, especialmente si la humedad ambiental es alta.
El problema de la acidosis ruminal es favorecida por las dietas con alto contenido en almidón, necesarias para la producción láctea. La vaca controla la acidez del rumen, diluyendo el contenido del rumen con el agua y el bicarbonato que se genera en la producción de saliva; una vaca alimentada con el contenido adecuado de fibra es capaz de producir entre 100 y 200 litros diarios de saliva, la cual contiene aproximadamente uno por ciento de bicarbonato.
Resulta curioso observar que en muchas fincas de ganado bovino han invertido grandes cantidades de dinero en ventiladores y aspersores para controlar el estrés calórico, pero no tienen la cantidad adecuada de bebederos, que es considerada la principal razón del padecimiento de problemas infecciosos como diarreas y neumonías, así como bajas ganancias de peso, especialmente en los animales en crecimiento.
REQUERIMIENTO
Con respecto a la cantidad de agua que un bovino necesita consumir diariamente, depende de muchos factores tales como la temperatura y humedad ambiental del lugar, el peso del animal, el estado de gestación, las sales y contaminantes que tenga disueltos, la cantidad de leche producida, la velocidad del viento, la exposición al sol, el lugar donde se ubica el bebedero y el comportamiento social que muestran los animales.
En cuanto a la forma como el consumo de alimento ejerce influencia sobre la ingestión de agua, se pueden mencionar las horas y la forma de administrar la ración, el porcentaje de humedad que posea, la concentración de sodio, potasio y proteína, así como las proporciones de forraje verde, silo o heno en la composición de la dieta. Raciones con variaciones entre 50 y 70 por ciento de materia seca, no afectan el consumo de agua pero si baja al 30 por ciento, la humedad sube y la ingestión de agua se reduce.
El cálculo del consumo de agua es un tema muy complejo debido a la gran cantidad de factores que le afectan; los nutricionistas han desarrollado varias fórmulas para estimar el requerimiento de este nutriente silencioso. Sin embargo, una forma práctica para estimar la necesidad de agua por parte de un animal, se basa en el consumo diario de materia seca (5 litros de agua por cada kilo de materia seca) o la producción de leche (4 litros por cada litro de leche producido).
CALIDAD
El agua debe ser de calidad adecuada y suministrarse en un número suficiente de bebederos y de tamaño correcto, de tal forma que se cubra el requerimiento de todos los animales; la ubicación de los mismos es clave, así como la limpieza e higiene de los mismos. Una vaca no debe caminar más de 20 metros para beber agua; se recomienda colocar como mínimo dos bebederos por corral de manejo del ganado para reducir el índice de dominancia.
El número de vacas y la cantidad de agua que consumen son factores que van a determinar el tamaño de los bebederos, de tal forma que cada vaca pueda disponer como mínimo de diez centímetros de bebedero. Para un corral de 100 vacas se necesitan diez metros lineales de bebederos, que podrían estar distribuidos en cinco bebederos de dos metros cada uno, para que puedan consumir agua de 10 a 15 vacas simultáneamente.
Un problema grave es la colocación de los bebederos; es común verlos en rincones y en pasillos de cruce, donde los colocamos pensando en ahorrar tuberías, que no molesten el paso de los tractores y en cualquier cosa, menos en el hecho de que las vacas beban lo más posible y de la manera más cómoda. Para evitar que las vacas dominantes impidan beber a las más débiles, los bebederos deben estar en zonas despejadas y abiertas por los lados o en pasillos que al menos tengan cuatro metros de ancho. Otro error muy común es poner los bebederos protegidos por tubos verticales o transversales, estructuras que atemorizan a las vacas más tímidas y por ello disminuye el consumo de agua, alimento y consecuentemente la producción de leche.
Las vacas en lactación ingieren del 50 al 60 por ciento del consumo total diario de agua a la salida de la sala de ordeño, si se les permite; por ello deberemos colocar en ese lugar un bebedero que debe tener 30 centímetros lineales por cada dos puntos de la sala de ordeño. Este bebedero no se construirá cerca a la salida de la sala para no interrumpir el movimiento de los animales; también es muy importante colocar bebederos en la sala de espera, previo a realizar el ordeño.
La limpieza es otro punto clave, porque las vacas son más escrupulosas que los humanos a la hora de elegir el agua que ingieren; cuando beben en libertad se acercan al agua, la huelen, luego dan unos cuantos lengüetazos para probarla y finalmente introducen el morro para consumirla. A las vacas les gusta introducir completamente el morro, por lo que prefieren los bebederos profundos, pero si no tienen otra opción lo hacen en cualquiera, pero como norma el agua debe estar limpia y fresca, procurando para ello que los lugares donde se suministra se limpien cada dos o tres días.
Es muy difícil estimar si hace falta disponibilidad de agua, porque los animales pueden sobrevivir hasta con una reducción del 10 por ciento del agua existente en el cuerpo, aunque se reduce el consumo de alimento, los riñones concentran más la orina y aparecen enfermedades metabólicas como la Cetosis y de tipo infeccioso como la Neumonía. Signos claros de falta de agua son la aglomeración del ganado, las esperas y peleas alrededor de los bebederos, recipientes vacíos o con muy poco nivel de agua.