La transición energética en la recuperación sostenible de América Latina y el Caribe

El consumo en combustible fósiles ha sido un tema de agenda en la política de todos los países del mundo, sin embargo, la industria no ha dado los pasos necesarios para permitir la transición necesaria hacia los energéticos limpios y renovables, el alto costo de nuevas tecnologías y la casi nula implementación de políticas regulatorias han mantenido la dependencia de este recurso tan inestable económicamente.

En los próximos 20 años se presentarán dos grandes fenómenos en Latinoamérica, la universalización del acceso a la energía y un nuevo modelo energético con menor presencia del petróleo y biocombustible en favor del gas y las energías alternativas. Entre sus principales retos estará promover el desarrollo de un sistema eléctrico más integrado nacional e internacionalmente que aumente la eficiencia en consumos y permita una mayor flexibilidad en las fuentes de producción.

La mayor demanda de petróleo en la región vendrá asociada al transporte, el cual sí tenderá a una mayor eficiencia en los consumos, pero aún está lejos la prometida llegada del coche eléctrico con expectativas de menos del 4% para 2030 a nivel mundial. Igualmente, el incremento de la clase media en 126 millones de personas para 2030 tendrá un impacto directo en el aumento del transporte aéreo, el cual se prevé que crezca de media un 3,4% anual hasta 2034, de acuerdo al último informe de la OACI, con el consiguiente aumento del consumo de keroseno.

El promedio para 2021 fue de 375.53, el valor más alto fue en Estados Unidos: 87,95.12 y el valor más bajo fue en Islandia: 2.36. A continuación se muestra una tabla con los TOP 10 de los países por consumo a nivel mundial.