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Nutrición Máxima: Ahorro en el alimento

Publicado: 7 de marzo de 2019
Tiago dos Santos menciona investigaciones realizadas que han demostrado ahorros de 10 a 15 dólares por tonelada de alimento y explica cómo las enzimas bajan los costos.
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Autores:
Tiago Tedeschi dos Santos
AB Vista
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Juarez Donzele
Universidade Federal de Viçosa - UFV
2 de abril de 2019
Dr Jose Mauro, estoy de acuerdo con sus consideraciones, que creo que están de acuerdo con nuestros relatos. Un único detalle, que creo que es coherente con los fundamentos que relatamos, pero con un enfoque ligeramente diferente de su afirmación, es que la reducción que usted hizo mención de la respuesta inflamatoria, tiene todo con el cambio positivo de la microbiota. De esta forma sigo con el pensamiento que la respuesta positiva de las aves debido a la utilización de enzima en la ración con esa característica es en razón de los cambios positivos en la microbiota. Me gustaría informar que entiendo que no hay verdad absoluta en la biología.
Jose Mauro Arrieta Acevedo
Huvepharma
2 de abril de 2019
• Estimado Dr. Juarez Lopes Donzele….…..estoy de acuerdo en que determinados perfiles de microbiota intestinal son compatibles con la buena salud y una óptima respuesta productiva de los animales. También de acuerdo en que la elevada viscosidad del bolo alimenticio modifica negativamente el perfil de la microbiota. • Lo que cuestiono es que, por el solo hecho de poder modificar el perfil de la microbiota, la incorporación de una enzima en la dieta esté justificada; ya que en la práctica puede haber escenarios donde otros factores tengan mayor impacto en dicho perfil de microbiota, o en otras variables de salud intestinal. • Quiero dejar claro que no niego la utilidad potencial de las betamananasas (o galactomananasas) en dietas prácticas para aves y cerdos (maíz-soya). Lo que considero importante es comentar que en las dietas maíz-soya (o maíz-sorgo-soya) el contenido de galactomananos es relativamente bajo. • Los problemas de viscosidad están asociados a la presencia de cantidades relevantes de polisacáridos no almidonosos solubles; en este caso, aunque una parte importante de los galactomananos de la soya son solubles (Ferrel y colaboradores en el 2014, reportan que en Pastas de Soya con 48% de proteína habría niveles de 1.20% de mananos totales, y 1.10% de mananos solubles); su baja concentración en la mezcla final (maíz-soya) no impacta de forma significativa en la viscosidad del bolo alimenticio. • Bajo este escenario, el efecto negativo del galactomanano de las dietas prácticas maíz-soya, parece estar más ligado a sus efectos proinflamatorios; así mismo, el beneficio principal de las galactomananasas, estaría asociado con una reducción del estado inflamatorio del tubo digestivo, y no necesariamente con la promoción directa de un perfil determinado de microbiota intestinal.
Juarez Donzele
Universidade Federal de Viçosa - UFV
30 de marzo de 2019
Dr. Jose Mauro, argumentos coherentes. Sin embargo, quiero afirmar que sin una microbiota equilibrada no hay manera de garantizar un buen rendimiento de los animales. Por supuesto, esto estaría relacionado con los sabidos efectos positivos de la microbiota adecuada en el sistema inmune del animal, garantizando menor producción de citocinas pro inflamatoria, y consecuentemente menos estrés oxidativo, lo que resulta en una mejor estructura de la mucosa intestinal. Me gustaría informar también que los estudios conducidos con aves de germen libre, no han resultado en una disminución de la digestibilidad de la dieta de la dieta. Así quedó evidenciado que el principal efecto negativo de la viscosidad estaría relacionado en la alteración negativa de la microbiot
Jose Mauro Arrieta Acevedo
Huvepharma
30 de marzo de 2019
• Estimados foristas, ciertamente una justificación indispensable para suplementar enzimas en las dietas es la presencia de cantidades importantes de sus sustratos. Otra justificación necesaria (mencionada brevemente por Tiago Tadeschi), es que, bajo condiciones prácticas, el efecto de esas enzimas genere una respuesta biológica de tal magnitud, que se traduzca en un beneficio económico para el productor. • Aunque hay evidencia de que diversas enzimas pueden modificar el perfil de la microbiota (al cambiar el perfil de sustratos aprovechables presentes en el tubo digestivo), no necesariamente tales modificaciones son suficientes para justificar la inclusión de esas enzimas. Es decir, cabios ligeros en el perfil de la microbiota, (o en la digestibilidad de los componentes dietarios, e incluso en la arquitectura de la mucosa intestinal) derivadas de la suplementación de algunas enzimas, no siempre se reflejan en beneficios económicos (ganancia de peso, conversión alimenticia, rendimiento en canal, uniformidad de la parvada, etc.) • Respecto a los efectos negativos de los galactomananos (de la soya en este caso) y por tanto del uso de Beta-mananasas; es importante diferenciar entre fracciones solubles e insolubles, ya que sus efectos negativos son muy distintos. En dietas maíz-sorgo-soya los niveles de galactomananos solubles son relativamente bajos y no alteran significativamente la viscosidad del contenido intestinal (la viscosidad elevada es causa importante, aunque no exclusiva de alteraciones del perfil de la microbiota intestinal), por lo tanto, el uso de una beta-mananasa en este tipo de dietas tendría un objetivo principal distinto al de la modificación positiva del perfil de la microbiota intestinal. Hay publicaciones que sugieren que cadenas grandes de galactomananos (como las encontradas naturalmente en la soya) son proinflamatorias, y que la fraccionarlas con una beta-mananasa microbiana esta característica negativa se reduce notablemente -reducción de sus efectos inflamatorios-, beneficiando al animal que las recibe. En cualquier caso, hay que asegurarse de que las enzimas sean utilizadas en escenarios donde generen una respuesta biológica y económica importante.
Juarez Donzele
Universidade Federal de Viçosa - UFV
12 de marzo de 2019
Dr. Tiago, presentación esclarecedora con abordaje adecuado. Me gustaría hacer una consideración, que ya he presentado en otra oportunidad, pero que me parece oportuno en el momento. En cuanto al uso de enzimas en las raciones es imprescindible, como usted abordó, que se tenga información sobre los niveles y características de los factores antinutricionales de los ingredientes utilizados en la formulación, como fitato y fibra por ejemplo. Con base en esas informaciones es que se define el blend de enzimas más apropiado a ser utilizado. En este particular, cuando se considera principalmente raciones a base de maíz y salvado de soja, debe considerarse el efecto positivo de las enzimas sobre la microbiota de los animales. Esto ocurre en razón de la fibra de la soja, por el alto nivel de galactomanano, tiene acción negativa favoreciendo comunidades de microorganismos no favorables. Así la suplementación de enzimas apropiadas, como por ejemplo galactomananasa, favorecería a los animales transformando a los galactomananos, que tienen acción negativa sobre la microbiota, en oligosacáridos que son sustratos favorables a microbiota. Esta alteración positiva en la comunidad de los microorganismos en el tracto digestivo de los animales, por sí solo, justificaría su uso, ya que la mejora en la microbiota reduce el estímulo inmune, disminuyendo la respuesta inflamatoria y consecuentemente el estrés oxidativo, que compromete la mucosa intestinal. De esta forma, entiendo que esa acción de las enzimas es la principal responsable de la mejora en el desempeño de los animales.
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