Sostenibilidad en la nutrición animal

Uno de los retos actuales para la nutrición animal es sin duda alguna la competencia de fuentes de alimentos que se tienen destinadas para el consumo humano. Esto representa para nuestra industria un gran desafío: búsqueda de insumos y aditivos que mejoren la eficiencia de la producción, pero ahora teniendo en mente la sostenibilidad en nuestro plan de trabajo.

En términos generales entendemos por sostenibilidad a la capacidad de satisfacer las necesidades presentes sin comprometer ni alterar a las futuras generaciones, ello implica hacer uso de los recursos de manera responsable.

Y ¡ojo! Hablar de sostenibilidad no solo es un tema de interés para los productores y nutricionistas de alimento balanceado sino también para los consumidores, quienes en la actualidad han enfocado sus decisiones de consumo según cómo influye el impacto de las explotaciones intensivas en el medio ambiente y la salud pública.

En este espacio abordaré cómo es que una dieta puede contribuir a la sostenibilidad, reduciendo la huella de carbono y manteniendo la calidad y eficiencia nutricional.

 

Esto implica conseguir dietas que optimicen la conversión alimenticia, reduzcan el desperdicio y la huella ambiental.

Por ejemplo, hacia un tiempo atrás, el uso de la fibra estaba considerado como un factor antinutricional causante de la dilución de la dieta y baja digestibilidad de los nutrientes. Hoy en día se tiene más en claro la clasificación de la fibra considerando a una soluble (b-glucanos, pectinas, arabinoxilanos) la cual se fermenta rápidamente por la microbiota, aumentando la viscosidad de la digesta en el tracto gastrointestinal ocasionando productos residuales que pueden causar daños en el epitelio intestinal. Por otro lado, la insoluble, estimula la secreción enzimática en el tracto gastrointestinal favoreciendo la digestibilidad de los nutrientes, aumenta el peristaltismo disminuyendo la colonización de bacterias patógenas.

Ninguna fibra es buena o mala, el desafío aquí es encontrar el equilibrio entre ambos tipos.

La elección de ingredientes altamente digestibles puede tener un impacto significativo sobre la sostenibilidad ambiental; como lo son la pulpa de la remolacha, que es una fuente de fibra altamente digestible en la alimentación de rumiantes. Las algas marinas son ricas en nutrientes y de gran digestibilidad en monogástricos. En rumiantes pueden ayudar a disminuir las emisiones de metano. También los ingredientes producidos localmente pueden reducir la huella de carbono asociada con el transporte.

Necesitamos enfocarnos en trabajar hacia una economía circular donde los residuos o subproductos lo convirtamos en recursos. Esto va a conllevar siempre a un impacto positivo en la sostenibilidad de nuestras producciones, disminuyendo la cantidad de residuos que se generan.

La economía circular puede ayudar a conseguir una producción más sostenible:

Las fuentes vegetales reemplazaron de cierta manera a las fuentes proteicas de origen animal, como la harina de pescado y otras harinas de carne o subproductos cárnicos; pero, las desventajas de estas es su bajo perfil nutricional, contenido de fibras y factores antinutricionales que suelen tener alguna de ellas.

La harina de soya (soja) es considerada como la principal fuente proteica dentro de la alimentación animal, principalmente en monogástricos, tiene un excelente perfil de aminoácidos, rico en lisina, aunque deficitario en metionina y triptófano. Su mayor ventaja es que tiene una composición nutricional menos variable que otras fuentes proteicas.

En los últimos años, el cultivo de insectos ha demostrado ser una excelente opción para el desarrollo sostenible en la producción de alimento balanceado ya que se convierte en una alternativa competitiva con respecto a la convencional fuente de proteína.

Por otro lado, la crianza de insectos para la producción de harina suele ser más sostenible desde la perspectiva ambiental, requiere menos agua, espacio y emite menos gases de efecto invernadero, contribuye al reciclaje de desechos orgánicos y reducción de residuos. Además de ello, los insectos no compiten directamente con los cultivos utilizados para la alimentación humana.

Debo mencionar que el uso de la harina de insectos en la alimentación animal aún está en curso de investigaciones y regulaciones que cumplan con la seguridad alimentaria y la aceptación del consumidor antes de poder utilizarse a gran escala en nuestra industria pecuaria.

Reducir el impacto del efecto invernadero y ser más ecoamigables es uno de los focos y puntos de preocupación en la alimentación animal.  Existen algunos aditivos y estrategias:

Las enzimas son catalizadores orgánicos, que mejoran la digestibilidad de los alimentos y absorción de nutrientes, lo que significa en pocas palabras, que los animales pueden cubrir los nutrientes que requieren de la misma cantidad de alimento, con mejor rendimiento y menor desperdicio de recursos.

Pueden descomponer componentes indigestibles por el animal, como son el ácido fítico y la celulosa, aprovechando mejor el fósforo y los carbohidratos -respectivamente- que de no descomponerse podrían eliminarse al medio ambiente en las excretas.

Los aditivos naturales pueden incluir moléculas obtenidas de plantas, hongos o algas marinas, estos han demostrado en diversas investigaciones que poseen propiedades antimicrobianas que pueden lograr reducir la producción de metano al inhibir la actividad de microorganismos metanogénicos en el sistema digestivo de los animales.

Asegurar una nutrición adecuada ayuda a mejorar la salud intestinal de los animales, reduciendo de esta manera la susceptibilidad a contraer enfermedades, claro está, no debemos de olvidar los principios de bioseguridad, lo que incluye medidas de limpieza y desinfección en las instalaciones de granja, y OJO, se debe hacer uso de los antibióticos de manera curativa y evitar el uso como promotores de crecimiento.

Existen actualmente muchos productos en el mercado que actúan mejorando la salud intestinal, como son:

Probióticos, son microorganismos vivos que administrados en cantidades adecuadas ayudan a mejorar la salud intestinal. La mayoría de probióticos utilizados en monogástricos viene en forma de levaduras (Saccharomyces b.) o bacterias (Lactobacillus spp., Enterococcus spp., Bacillus spp., etc) ya que estos tienden a colonizar el intestino posterior (ciego, colon), donde se encuentra alojada una diversidad microbiana diversa y reduce la actividad de organismos patógenos.

Prebióticos, son los ingredientes no digeribles por el animal y que estimulan el crecimiento o la actividad de las bacterias benéficas en el intestino. Pueden ser los fructooligosacáridos, mananooligosacáridos, galactooligosacáridos, fructanos (inulina).

Los simbióticos, son una combinación de probióticos y prebióticos, por lo que ayudan a equilibrar y controlar la microbiota intestinal, mejorando la absorción de nutrientes, función inmune, y mejoras en el crecimiento y productividad del animal.

Ácidos orgánicos, reducen el pH intestinal, haciendo que el medio sea más propicio para la microbiota y reduce la posibilidad de la colonización patógena (ácido láctico o acético).

Una nutrición y alimentación deficiente sin lugar a duda va a propiciar problemas en el bienestar de los animales de granja, afectando no solo a la productividad, sino a su salud y comportamiento.

El cubrir sus requerimientos nutricionales de acuerdo con su edad, sexo o etapa productiva ha sido el objetivo de muchas investigaciones a lo largo del tiempo, pero como bien mencionamos al inicio, ahora debemos abordar estrategias más sostenibles, que no solo satisfagan los requerimientos del animal, de manera económica al productor, sino también que resulte un producto apto para el consumidor.

¿De qué manera la nutrición y bienestar animal contribuyen a una producción más sostenible? En la reducción del uso de antibióticos como promotores de crecimiento para no contribuir a la resistencia antibacteriana; también, los animales con adecuada nutrición son más productivos, siendo más eficientes en el aprovechamiento de los nutrientes, obteniendo menos residuos de desechos, contribuyendo a la no contaminación de agua, suelo y aire.

La sostenibilidad busca cambiar la forma en que se producen, usan y gestionan los recursos en este sector, con el objetivo de reducir su impacto ambiental y promover una producción más responsable desde el punto de vista económico y ambiental.