Introducción.
Previamente1, para favorecer el uso de pasta de soya en dietas para lechones recién destetados, se evaluó el comportamiento productivo durante los primeros 42 dias posdestete, en respuesta a la adición de enzimas exógenas (carbohidrasas, amilasa y proteasa) a dietas relativamente simples, en las que el nivel de pasta de soya fue >24%. Independientemente del nivel de soya, la inclusión de enzimas mejoró la ganancia de peso y la eficiencia alimenticia en más del 100% durante los primeros 7 dias posdestete, pero al dia 21 los cerdos que recibieron dietas con menor densidad de pasta de soya fueron más (P<0.07) eficientes (0.73 vs. 0.67 kg).
En este trabajo, se describen las secuelas en productividad de los cerdos expuestos a estos Tratamientos.
Material y métodos.
Se dio seguimiento a un total de 496 cerdos, resultado de un experimento durante 42d posdestete, con 4 Tratamientos producto de arreglo factorial de 2 estrategias de uso de Pasta de Soya (SOY), Alta o Baja, en 3 fases (F) de alimentación: F1 (7d), 12 o 24%; F2 (14d), 16 o 32% y F3 (21d), 20 o 32% y la inclusión o no de enzimas (ENZ).
Las enzimas fueron carbohidrasas (Ronozyme VP®, 0.30 kg/t), proteasa (Ronozyme ProAct®, 0.20 kg/t) y amilasa (Ronozyme HiStarch®, 0.15 kg/t); todas las dietas incluyeron fitasa. Se usaron hidrato de amoxicilina (400 ppm) en las F1 y F2 y fumarato hidrogenado de tiamulina (100 ppm) y clortetraciclina (300 ppm) en la F3, conforme a la terapéutica necesaria en la granja.
Al finalizar el experimento, a partir del d63 de edad, 256 cerdos fueron aleatorizados a 32 corrales y los 240 restantes a corraletas individuales, recibiendo todos los cerdos las mismas dietas y programa de alimentación, que consistió en 4 fases de 21d. Se registró el alimento ofrecido y el consumo diario (CDA), se calculó pesando los remanentes semanales; los cerdos se pesaron individualmente al final de cada fase, estimado la ganancia diaria de peso (GDP) y la eficiencia alimenticia (GxC). La evaluación terminó a los 147d de edad, a la cosecha de los primeros cerdos.
El seguimiento de los efectos al d63, se hizo con el peso corporal y la GDP conforme al diseño de esta fase, mientras que en la productividad del d63 al 147 se consideró el tipo de alojamiento. Los datos se analizaron con los procedimientos FREQ, GLM, MIXED y UNIVARIATE de SAS (v. 9.3).
Resultados y discusión.
Con una edad inicial de 63±0.87d y 20.4±4.30 kg de peso, los cerdos con SOY Baja y sin ENZ fueron más ligeros (SOY×ENZ, P<0.06, 19.8 vs. 20.7 kg del resto, EEM= 0.398); al d147, con un CDA de 2.2±0.30 kg, la GDP (0.76±0.172 kg) fue muy similar entre niveles de SOY o de enzimas (P>0.22) y el peso a los 147d el mismo (P>0.12, 84.1±16.23 kg) pero, denotado por la desviación estándar (19.7 vs. 14.8 kg del resto) y la asimetría (-1.104 vs. -0.428 del resto), la subpoblación de cerdos que antes se alimentaron con SOY Baja y sin enzimas que estuvo bajo la media de la población, pesó 7 kg menos que los demás (SOY×ENZ, P<0.02, 65.6 vs. 72.2 del resto, EEM=1.81 kg).
Durante el crecimiento, los cerdos alojados individualmente fueron más eficientes (0.32±0.098 vs. 0.29±0.078 kg), pero el peso a los 147d y su variación fueron similares. Es probable que las enzimas hayan potenciado la capacidad digestiva de los lechones y que los efectos de pequeñas diferencias en el crecimiento temprano, en respuesta a la calidad de la dieta, repercutan en la expresión de mayor severidad de rezago en el peso de los cerdos retrasados.
Conclusiones.
Las enzimas exógenas en lechones permitieron mejorar la productividad cuando los efectos se proyectaron al peso de mercado y su variación.
Implicaciones.
La capacidad de resiliencia de los cerdos, debe evaluarse cuando el estrés se aplique en etapas tempranas del crecimiento.
Referencias.