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Sustentabilidad en la producción animal ¿Confianza o confiabilidad?

Publicado: 28 de agosto de 2019
Por: Alexandre Barbosa de Brito, M.V., Doctor en Nutrición Animal
La sustentabilidad es una de esas palabras que se usa ampliamente en la actualidad y que sirve para casi todo lo que se desea hablar sobre algo positivo de una empresa, acción, producto y/o política pública. Empresa sustentable, medio ambiente sustentable, creación sustentable, economía sustentable, etc. No quiero con eso, generar una crítica; por el contrario, los conceptos que envuelven la real sustentabilidad de los modos de producción animal tienen mucho sentido, especialmente en la marcha del crecimiento de la población que estamos experimentando.
Mi intención será tratar de abordar este contexto en dos artículos en secuencia, desde la perspectiva de algunas publicaciones recientes, generando una base para la discusión de los lectores . Con este fin, me gustaría comenzar compartiendo algunas cifras de la base de datos de la FAO (2019) teniendo en cuenta los hábitos de producción y consumo de alimentos en los cinco continentes. Estos datos demuestran que el tema de la sustentabilidad será descrito cada vez más por los medios de comunicación debido al crecimiento de la población que estamos experimentando, como se presenta en la Tabla 01. Hoy somos poco más de 7.5 billones de personas en el planeta, con una proyección de llegar a 8.5 billones en 2030.
Tabla 01.Proyección de la evolución poblacional/región de 2017 a 2030 (en millones de personas).
Sustentabilidad en la producción animal ¿Confianza o confiabilidad? - Image 1
Esta creciente población tendrá una demanda cada vez mayor de nutrientes para un volumen restringido de recursos. Siendo así, las prácticas que involucran un real sistema sustentable - producir más nutrientes con el mínimo de recursos invertidos - será cada vez más importantes para las generaciones futuras. Sin embargo, esta demanda no se producirá de manera estandarizada en todo el mundo, siendo las variaciones entre la producción y los hábitos de consumo realmente muy diferentes en todos los continentes.
Como se ve en la Figura 01, existen diferencias entre las cantidades que cada continente produce de fuentes de proteínas (sean fuentes de cereales o de carnes), incluso hay una distinción igual en cuanto al consumo calórico diario.
 
Figura 01.Relación de producción y consumo de cereales, carne y energía en todo el mundo y por continente durante el año 2017; Siendo: (Cereales¹ = producción mundial per cápita equivalente de 1.081 kg/habitante/día; Carnes² = producción mundial equivalente per cápita de 0.121 kg/habitante/día; y el consumo mundial per cápita de Energía³ de 2884 kcal/kg/día). Fuente: FAO (2019)
 
Comenzando con un enfoque más detallado de estos datos con Asia, este continente tiene las tasas de producción de alimentos totales más altas del planeta, representando el 48 y el 42% del volumen total de cereales y carne, respectivamente. Pero el mismo continente aparece con un consumo de energía per cápita por debajo del estándar mundial. Otro punto importante es que este mercado de consumo representa el 59.7% del volumen total de la población mundial. En otras palabras, este continente es (y seguirá siendo) un importante importador de proteínas, por más grande que sea su producción.
Al observar los datos de África, encontramos algo opuesto a lo que se describió anteriormente, sus tasas de producción de alimentos por habitante representan solo el 7 y el 6% del volumen total de cereales y carne, respectivamente. Con un volumen de población en 2017 del 16,6% del total mundial. Estos datos demuestran que este continente no es un gran importador de fuentes de proteínas, por diversas razones socioeconómicas. Sin embargo, deben producirse importaciones o mejoras en la productividad, ya que existe un déficit notable entre la producción de alimentos y el número de habitantes. Por lo tanto, aparece en último lugar en el volumen de energía consumida per cápita/día. Este continente es una gran oportunidad para Brasil en el futuro, apuntando a una expansión aún mayor de las ventas de productos agrícolas o la transferencia de tecnologías productivas en las próximas décadas (VALOR, 2019).
Los datos descritos de Oceanía merecen una evaluación cuidadosa, de hecho, este continente tiene una productividad alimentaria fantástica cuando se relaciona con el número de habitantes. Pero Oceanía produce solo 1.7 y 1.9% del volumen total de cereales y carne, respectivamente. Como tiene una población de solo el 0.5% del total mundial, las cifras per cápita están distorsionadas. En cualquier caso, incluso consumiendo un 12% por encima del promedio mundial en energía per cápita/día, este continente figura como un exportador de fuentes de proteínas.
Europa produce el 17 y el 19% del volumen total de cereales y carne, respectivamente, para una población del 9,8% del total mundial. Este patrón podría generar un escenario de autosuficiencia si no fuera por el hábito de consumo de la población. El europeo tiene un consumo de energía per cápita/día un 17% por encima del promedio mundial, el más grande de los cinco continentes. Esto crea presión sobre su sistema de producción y la necesidad de importar alimentos.
Hasta ahora, tenemos la Oceanía cómo exportadora, pero con baja representatividad en el volumen producido. África con alta necesidad de elevación de consumo, pero con bajas importaciones y producción. Asia con alta producción, pero debido a la gran cantidad de habitantes, todavía depende de fuentes de proteína externa; y Europa, que por su estilo de consumo demanda igualmente una presión sobre la matriz de producción de proteína global.
Este déficit generado es soportado por América, que produce el 26 y el 31% del volumen total de cereales y carne, respectivamente, para una población del 13,3% del total mundial.
Esta alta productividad, compensa el consumo de energía de la región (que está un 12% por encima del promedio mundial, impulsado en gran medida por Estados Unidos y Canadá), lo que convierte a este continente en un importante exportador al mundo.
Este orden mundial ejerce mucha presión sobre este ciclo comercial, y la capacidad de las Américas en la producción de proteínas se pone a prueba rutinariamente. Es un hecho que los consumidores son cada vez más conscientes del peso ecológico y social de sus propias elecciones. Por lo tanto, para que un sector garantice la satisfacción de estos consumidores, debe proporcionar respuestas coherentes sobre este tema. Para esto debemos seguir un círculo virtuoso. La conservación de los recursos naturales, la valorización y el desarrollo humano y la alta rentabilidad hacen de estos el único camino para las empresas rurales sustentables.
¿Y cómo están las propiedades rurales en Brasil con respecto a estos puntos?
En una publicación reciente realizada por IBGE (2018), se identificaron 5.072.152 establecimientos agropecuarios en Brasil, involucrando toda la cadena de pastoreo, productores de granos y carne de manera intensiva. La suma del área utilizada por todos los participes de esta cadena es aún menor que el promedio utilizado por Europa solo para la agricultura (EMBRAPA, 2017), sumando una área total de menos del 40% del territorio brasileño. El resto de las otras áreas se refieren a la ocupación por ciudades y reservas de florestas preservados.
Pero el punto principal sobre la sustentabilidad se refiere a una evolución constante de la eficiencia productiva más allá de la preservación del medio ambiente. Parte de estos datos también se presentan en este estudio, comparando el censo de 2017 con el de 2006. Durante este período hubo una reducción del 18.7% en las áreas de pastos naturales y el crecimiento del 9.1% en las áreas destinadas para pastos plantados (demostrando eficiencia en el sistema de producción). El censo también mostró un aumento del 11,4% en la cantidad de hectáreas destinadas a bosques naturales (áreas de conservación), así como un aumento del 79,2% en áreas destinadas a la silvicultura (bosques plantados). Estos datos demuestran que estamos en el camino correcto, pero todavía hay aún varias oportunidades para abordar. Los caminos que la comunidad científica proyecta para el futuro sobre este tema serán el objetivo de la continuación de esta columna.
Parte de la columna mensual de Gessulli: Avicultura y Porcicultura Industrial
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Autores:
Alexandre Barbosa de Brito
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