La industria porcina está en constante evolución y en busca del aumento de la efciencia productiva. En este sentido, un aspecto importante son las estrategias de mejora de la utilización y disminución de las pérdidas de alimento. La reducción en el tamaño de partícula mediante la molienda de los ingredientes sigue siendo una de las herramientas más efcientes al alcance de los productores.
Rojas et al. (2013) observaron un aumento de la digestibilidad total de la energía bruta, energía digestible y energía metabolizable conforme disminuía el tamaño de partícula del maíz, de 865 a 339 μm.
Por otro lado, a medida que disminuye el diámetro geométrico medio de las partículas, aumenta la superfcie (cm²/g), y hay menores densidad y ángulo de reposo, lo que se traduce en una menor fuidez del alimento Gebhardt et al. (2015) que podría ser una complicación práctica en los sistemas de producción actuales, ya que limitarían la disponibilidad de alimento.
Así, los procesos de molienda mejoran la disponibilidad de nutrientes para los animales y dan lugar a una mejora de la conversión (Rojas et al., 2013; Nemechek et al., 2016) y la ganancia media diaria (GMD; Rojas et al., 2013; Nemechek et al., 2016). No obstante, Gebhardt et al. (2015) observaron una reducción del consumo diario por la alteración de la palatabilidad de las raciones molidas por debajo de 600 μm.
En la peletización se agregan las partículas de un pienso a través de presión y calor húmedo, y se obtienen gránulos denominados pellets. Este proceso debe realizarse adecuadamente para lograr mantener la máxima integridad posible, sin que se generen altos porcentajes de fnos durante el transporte o manipulación de las raciones (Schmidt et al. 2004). Vande et al. (1998) mencionan que la combinación de calor con mecanismos físicos intensos de fuerza, como ocurre en la peletización, produce a ruptura y transformación celular, además del aumento de la solubilidad de la fbra, lo que deja a los nutrientes más disponibles a la acción de las enzimas. Paulk et al. (2016) mencionan que las raciones peletizadas aumentan la densidad, disminuyen el polvo y mejoran la palatabilidad.
El uso de este tipo de raciones ha mostrado mejoras signifcativas en la GMD (Vande et al., 1998; Paulk et al., 2016) e índice de conversión (IC) de cerdos en acabado (Vande et al., 1998; Paulk et al., 2016; De Jong et al., 2015). Nemecheck et al. (2016) observaron que tras combinar molienda fna (650 a 350 μm) con peletización en raciones de maíz y harina de soja no había mejora del rendimiento, y sugirieron que no es necesario moler a menos de 650 μm, siempre que se puedan peletizar las raciones. Al contrario, Paulk et al. (2015) concluyen que al reducir el tamaño de partículas en raciones basadas en sorgo y harina de soja (724 a 319 μm) en raciones peletizadas, mejora la conversión alimenticia en un 5,14 %. Por su parte, De Jong et al. (2015) reportaron que cuando los animales recibían raciones en forma de pellet había una mayor cantidad de animales eliminados del experimento, así como mayor prevalencia de ulceración y queratinización. Estas alteraciones en la estructura de la mucosa gástrica pueden deberse a una mayor fuidez del alimento que deja expuesta la mucosa estomacal a los jugos gástricos.
En la mayoría de los ensayos publicados, los animales se vendieron entre 100 y 115 kg de peso vivo. El objetivo de este trabajo fue evaluar el rendimiento de los animales tras el consumo de raciones molidas a 500 y 700 μm en dos formas diferentes de presentación, harina o pellet, en cerdos de engorde separados por sexo con un peso fnal de venta superior a los 125 kg.
MATERIAL Y MÉTODOS
El estudio se llevó a cabo en las instalaciones del Centro de Investigación Biofarma S.A., en la localidad de Carnerillo (Argentina). Se seleccionaron 240 animales (machos enteros y hembras) distribuidos en delineamiento factorial 2×2×2 (forma de presentación×sexo×tamaño de partícula) con diez repeticiones por tratamiento.
Los tratamientos fueron, para machos y hembras:
- Ración en harina molida a 500 μm.
- Ración en harina molida a 700 μm.
- Ración molida a 500 μm peletizada.
- Ración molida a 700 μm peletizada.
Las dietas experimentales fueron formuladas para atender o exceder las exigencias nutricionales para cerdos en desarrollo-acabado de acuerdo con Rostagno et al. (2017). Las raciones eran de maíz, torta y aceite de soja. Para el control de calidad se evaluó (tabla 1):
- Diámetro geométrico medio (granulometría).
- Porcentaje de fInos.
- Índice de durabilidad.
En la fIgura se presentan los valores de distribución de partículas de la ración en cada una de las mallas de un equipo vibrador.
Para la evaluación del rendimiento zootécnico se evaluaron el peso inicial, peso fnal, consumo diario, GMD e IC.
Los análisis estadísticos (Anova [p < 0,05 y tendencia para p < 0,10] y prueba de Tukey) se realizaron con Infostat (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina).
RESULTADOS
En la tabla 2 se presentan los valores para cada uno de los factores por separado —forma (harina o pellet), sexo (hembra o macho) y tamaño (500 μm o 700 μm)— en animales de 69 a 174 días de vida.
Para el factor forma, se observaron diferencias signifcativas para el CMD y el IC. Los animales alimentados con ración peletizada tuvieron un consumo 6,55 % menor y un IC, un 7,55 % mejor que los alimentados con ración en forma de harina. Para el factor sexo se observaron diferencias en el peso fnal, CMD y GMD. Los machos enteros inmunocastrados tuvieron un peso un 4,76 % mayor, CMD un 6,11 % mayor y GPD un 6,66 % mayor que las hembras. En cuanto al tamaño, se observaron diferencias para el CMD e IC.
Los animales alimentados con ración molida a 700 μm tuvieron un CMD un 3,45 % mayor y un IC 2,40 % peor que los alimentados con ración molida a 500 μm.
En las tablas 3, 4 y 5 se presentan los valores de las interacciones entre las variables. En la interacción entre la forma y el tamaño (tabla 3) se observaron diferencias estadísticas signifcativas únicamente en el IC. Los mejores valores se observaron en animales que consumieron raciones peletizadas, independientemente del tamaño de partícula utilizado. No se observaron diferencias signifcativas para ninguno de los parámetros analizados en la interacción entre sexo y tamaño (tabla 4). La tabla 5 presenta los valores para la interacción entre forma de presentación y sexo, de los que se observaron diferencias estadísticamente signifcativas para el parámetro peso fnal y GMD. Los mejores valores se observaron en machos enteros inmunocastrados alimentados con raciones peletizadas. Para la interacción de las tres variables (forma, sexo y tamaño) no se observaron diferencias signifcativas.
Por último, cabe destacar que no se realizó un estudio económico debido a la enorme variabilidad en la estructura de costes de cada empresa. No obstante, los datos presentados en este artículo podrán utilizarse para simular una situación similar y realizar el correspondiente análisis económico para justifcar su aplicación práctica, según corresponda para cada empresa.
Conclusiones
- Los animales alimentados con raciones en forma de pellet (sin diferencia en la molienda de la ración) tuvieron una conversión un 5,05 % y 9,96 % mejor, en comparación con raciones de harina molidas a 500 y 700 μm, respectivamente.
- Los animales que recibieron raciones molidas a 500 μm lograron una conversión un 5,44 % mejor en comparación con las molidas a 700 μm. Por ello, cada 100 μm de reducción en el tamaño de partícula se obtendría una mejora del 2,72 % en el IC.
- Los machos enteros inmunocastrados alimentados con raciones peletizadas lograron una GMD 4,25 % mayor que los que recibieron raciones en forma de harina.