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Gestión de micotoxinas en materias primas destinadas a Pet Food

Publicado: 28 de enero de 2019
Por: Adriano Olnei Mallmann, Veterinario, PhD., Director Técnico, y Denize Tyska, Zootecnista, MSc., Directora de Investigación & Desarrollo
En las últimas décadas se observó un crecimiento en la interacción de las personas con perros y gatos, principalmente por la proximidad de la relación de lo humano con su animal. Esta relación implica paseos, baño y tosa, visitas al veterinario y hasta una alimentación especial, pues las mascotas son tratadas como parte integrante de la familia. Los datos recientes del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística) muestran que Brasil posee 53 millones de perros y 22 millones de gatos, posicionando al país en cuarto lugar en el ranking de población de animales domésticos y en tercer lugar con mayor facturación en el sector; la alimentación, que incluye raciones, galletas y bocados en general, es responsable de casi el 70% de ese total.
Como parte de la composición de la ración de estos animales, se incluyen maíz, soja, arroz, trigo y carne de aves, bovinos y peces. Muchas de estas materias primas, principalmente las de origen vegetal, son susceptibles de contaminación por hongos que pueden ocasionar la producción de micotoxinas. Las micotoxinas son un grupo de metabolitos secundarios producidos por varios hongos filamentosos y que pueden causar daños si se ingieren.
Los principales hongos productores de micotoxinas involucrados en la producción y almacenamiento de granos pertenecen a tres principales géneros: Aspergillus, Penicillium y Fusarium. Los efectos de estas micotoxinas son variables y muchas veces de difícil diagnóstico. Los signos clínicos incluyen inmunosupresión y efectos estrogénicos y neurotóxicos, pudiendo llevar al animal a la muerte. Los factores que determinan la sensibilidad de las especies también varían de acuerdo con la micotoxina (tipo, tasa y período de ingestión), el individuo (sexo, edad, raza, inmunidad y estado nutricional) y el ambiente (manejo animal, higiene y temperatura). Por ser animales carnívoros y por no haber cantidad significativa de micotoxinas en carnes, el proceso evolutivo ha hecho que perros y gatos sean altamente sensibles a las micotoxinas. Las micotoxicosis más comunes en estas dos especies son las causadas por aflatoxinas, deoxinivalenol y zearalenona.
Las aflatoxinas son metabolitos altamente tóxicos y carcinogénicos producidos principalmente por Aspergillus flavus y A. parasiticus, los cuales crecen en diversos cultivos de granos, sobre todo en el maíz. Los perros son extremadamente vulnerables a los efectos de estas toxinas. Diversos estudios concluyen que las dietas con concentraciones superiores a 60 μg/kg de aflatoxina B1 ya causan signos clínicos de aflatoxicosis. Sin embargo, la sensibilidad depende de la susceptibilidad individual, que, a su vez, depende de factores como edad y estados hormonal (gestación) y nutricional. Los animales gestantes y los jóvenes son más sensibles a la toxicidad de la aflatoxina B1 que adultos o no gestantes. Muchas veces, los signos clínicos son de difícil percepción y el animal puede morir repentinamente.
El deoxinivalenol, o vomitoxina, es un miembro de los tricotecenos, grupo de micotoxinas producidas por hongos del género Fusarium spp, generalmente encontrados en el maíz y el trigo. Estudios realizados en perros reportan que dosis superiores a 4.500 μg/kg causan rechazo en la alimentación. Este efecto también puede ocurrir en gatos y ser acompañado de vómito en concentraciones superiores a 8.000 μg/kg.
La zearalenona es un metabolito fúngico de especies del género Fusarium, producido principalmente por F. graminearum. Se trata de una micotoxina que provoca actividad estrogénica, la cual frecuentemente es la causa de vulvovaginitis y de otras respuestas estrogénicas en matrices porcinas. Los efectos observados en los perros son una reducción en la fertilidad, aumento de la absorción de embriones, disminución en el número de crías, cambios en los niveles séricos de progesterona y estradiol y cambios en el peso de la adrenal, la tiroides y la hipófisis. Los estudios sugieren que concentraciones superiores a 1.000 μg/kg ya causan cambios negativos en la fertilidad de estos animales.
Las fumonisinas son micotoxinas producidas por Fusarium verticillioides y parecen tener un efecto un poco más suave en perros y gatos. Con todo, su monitoreo es importante, ya que son micotoxinas de alta prevalencia en el maíz, que a menudo es el ingrediente base de las dietas para las mascotas.
Así, la calidad de las materias primas que forman parte de la composición de las dietas de animales pet es de suma importancia. Para ayudar en el monitoreo de estos ingredientes, actualmente se puede contar con la tecnología por infrarrojo cercano. El Near Infrared spectroscopy (NIR) es una herramienta altamente precisa que emite radiación electromagnética. La absorción de energía es el resultado de los compuestos orgánicos presentes en la muestra y puede emplearse para obtener una estimación directa o indirecta de la concentración de una determinada sustancia. Este método tiene como ventajas la rapidez en el resultado, la fácil preparación de las muestras, la no utilización de productos químicos y la simple operatividad. Es una tecnología limpia y que trae beneficios, pues facilita la toma de decisión y posibilita la gestión de las principales micotoxinas.
Dado el valor que los animales de compañía poseen, sus tutores se preocupan en proporcionar alimentos de calidad, aumentando así su longevidad, salud y bienestar. De esta forma, la exigencia en la calidad de las raciones, trazabilidad de los ingredientes y control de sustancias tóxicas es imprescindible por parte de la industria de raciones. El uso del NIR se ha vuelto frecuente en el sector de Control de Calidad de las industrias de raciones pet por emplear una metodología fácil que proporciona diagnóstico ultrarrápido para subsidiar la toma de decisión. Con el NIR, el diagnóstico de las micotoxinas puede ser efectuado carga a la carga en la recepción de las materias primas, así como en el proceso interno de la fábrica, durante la producción de las raciones, permitiendo una gestión continua del riesgo micotoxinas.
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Autores:
Adriano Olnei Mallmann
Pegasus Science
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Denize Tyska
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