En todas las especies animales, hay numerosas afecciones que se acompañan de desequilibrios hidroeléctricos y ácido-básicos, pero quizá tengan una especial importancia en los rumiantes en razón a su particular fisiología digestiva.
El síndrome entérico se asocia popularmente a la diarrea que será el signo más precoz y común en la mayoría de los procesos que se asientan en el intestino.
Los mecanismos responsables de la aparición de la diarrea difieren según el agente etiológico en:
1. Una estimulación de la perdida pasiva de agua (salmonellas, BVD) o por aumento de la presión osmótica en el intestino por deficiencia de lactasa (rotavirus y coronavirus), o por formación de sustancias osmóticamente activas o la administración errónea de sacarosa.
2. Una secreción activa sobre la luz intestinal (colibacilos).
3. Disminución de la absorción (síndrome de mala-absorción) En consecuencia se observa una deshidratación isotónica (1, 3) o hipotónica (2) asociadas a una pérdida de sodio, potasio y bicarbonatos y como resultado la instauración de una ACIDOSIS.
Contrariamente a las antiguas ideas que han prevalecido durante mucho tiempo, la diarrea no es consecuencia de una hipermotilidad intestinal primaria, debida a perturbaciones de las funciones de su mucosa.
Sin embargo, hay otras patologías menos frecuentes pero que merecen atención. La obstrucción intestinal en los terneros como consecuencia de tricobezoares es una de las etiologías más llamativas.
Tricobezoares
Algunos animales lamen intensamente su pelaje por diversas causas (vicio, deficiencias nutricionales, prurito por la acción de pulgas y otros parásitos) e ingieren abundante pelo. El pelo ingerido se organiza en bolas compactas, en el cuajo o en el rumen, formando un tricobezoar (concreciones similares, a base de fibra vegetal, recibe el nombre de fitobezoares; las concreciones mixtas, de pelos y fibra vegetal, se denominan tricofitobezoares).
Los tricobezoares pueden ser responsables de la formación de úlceras, muchas veces perforantes, en el cuajo de terneras; de meteorismo ruminal y de obstrucciones en el esófago o el intestino delgado.
Imagen 1. Tricobezoares gástricos hallados a la necropsia.
FUENTE: OMAR ANDRES SANTOS R.
La imagen evidencia tres tricobezores hallados a la necropsia en el abomaso de un ternero comercial de dos meses de nacido, generando obstrucción intestinal, dolor abdominal, cólicos frecuentes y la muerte.