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Manejo de la vaca, de la búfala y de sus crías en el sistema de doble propósito en américa tropical

Publicado: 23 de septiembre de 2022
Por: Raúl Botero Botero MVZ; MSc.
INTRODUCCIÓN
Si bien la alimentación balanceada en cantidad y calidad de nutrimentos es la clave para alcanzar un destacado comportamiento del ganado vacuno y bufalino, algunas prácticas de manejo son también muy importantes para permitirles manifestar su máximo potencial genético, productivo y reproductivo, reducir la mortalidad e incrementar la productividad y rentabilidad en el sistema de manejo de doble propósito, sin que sea necesario realizar altas inversiones para su implementación en la empresa ganadera.
La utilización de cruzamientos genéticos entre razas Criollas o Cebuínas con razas Europeas o bien entre razas bufalinas permite producir leche diferenciada, que contiene Beta - caseína A2A2, la que puede ser consumida como leche líquida o como derivados lácteos, sin consecuencias digestivas negativas para las personas intolerantes o no a la lactosa (CONtexto ganadero, 2018).
Manejo de vientres próximos al parto
El término vientre incluye, tanto novillas o buvillas, como vacas o búfalas, que a su vez deben manejarse en forma diferente.
El empadre o la inseminación artificial de las novillas y buvillas comerciales se debe efectuar cuando alcancen un peso vivo por encima de 300 y 400 kilogramos de peso respectivamente, o bien 65 al 70% del peso adulto de los vientres comerciales del hato (Bastidas, P.S., 2002). Recientemente se ha demostrado que, si una novilla comercial se preña con un peso igual o mayor a 340 kilogramos, se reduce el tiempo necesario para lograr su segunda preñez.
Las novillas y buvillas próximas al parto (30 días antes, o al llenado de la ubre) se deben introducir al lote de vacas y/o de búfalas en ordeño, para acostumbrarlas al personal y a la rutina de manejo durante el ordeño.
Esta práctica es más necesaria en novillas con mayor proporción de Cebú, debido a que son animales nerviosos. La práctica de colocarle a cada novilla o bubilla un cabezal o gamarrón que lleva anudados unos dos metros de lazo, dejándolo arrastrar libremente por el suelo, permite que las novillas, al pisar el lazo, se acostumbren a estar con la cabeza amarrada, mientras se adaptan al ordeño.
Potrero de maternidad
Los vientres próximos al parto (una vez se inicia el llenado de la ubre) deben ser llevados a un potrero de maternidad. Este deberá ser un lote preferiblemente plano, sin zanjas, huecos o pozos desprotegidos y sin acceso a bosque, para evitar la pérdida de terneros, pero sí con sombrío de árboles dispersos, para reducir la temperatura corporal y mejorar el bienestar animal. Con agua permanente, abundante y limpia y con un cobertizo pequeño. Debe estar contiguo a una vivienda de la finca, con el fin de poder ser revisado, al menos, dos veces al día (mañana y tarde) por personal responsable, para ayudar oportunamente a las hembras próximas al parto, en caso necesario. El potrero de maternidad no debe ser utilizado para mantener animales enfermos, animales de otras especies o animales ajenos a la empresa. Se debe evitar el acceso a perros, que podrían ser atraídos para consumir las placentas y atacar a los terneros recién nacidos.
En vientres con alto mestizaje de razas lecheras europeas se puede presentar Fiebre de Leche (Hipocalcemia), antes, al momento o inmediatamente después del parto. Esta situación se puede prevenir al suministrar sal blanca sin minerales adicionales, en los saladeros del potrero de vientres próximos al parto. Esta práctica permite que los vientres próximos al parto movilicen sus reservas de calcio óseo hacia la sangre antes de parto y evitar así que se presente hipocalcemia (Botero y Kass, 1985).
El área del potrero de maternidad depende del tamaño del hato, siendo preferible que esté dividido en, al menos, dos lotes, para hacer un pastoreo alterno y evitar el sobrepastoreo o la necesidad de suplementar las vacas próximas al parto. Las cercas periféricas del potrero de maternidad no deben ser electrificadas.
MANEJO DE LA VACA Y DE LA BÚFALA RECIÉN PARIDAS
Una vez que la vaca o la búfala ha parido sin dificultades, hay que asegurarse de que el ternero puede amamantar los pezones normalmente dilatados. La vaca sólo deberá ordeñarse por primera vez a las 24 horas después del parto, para permitir al ternero recién nacido el consumo del calostro durante las primeras 6 a 8 horas posparto. Se debe controlar además que la vaca o la búfala recién paridas expulsen la placenta en un tiempo máximo de 48 horas después del parto, en caso contrario, se afrontará como una retención de placenta y deberá ser tratada según criterio de un veterinario competente. (De Alba, 1985).
Si se presentan heridas por dilatación excesiva de la vulva, deben curarse oportunamente para evitar miasis o gusaneras e infecciones bacterianas. La vaca recién parida podrá entonces desparasitarse y deberá permanecer por cinco días en el potrero de maternidad, ante la presencia permanente del ternero. Al sexto día su leche ya puede ser ordeñada para la venta, pues ya no produce más calostro.
En raras ocasiones se presenta antes, durante o después del parto el prolapso o salida de la vagina, del cuello uterino e inclusive del útero de la vaca. En estos casos deberá lavarse el órgano prolapsado con abundante agua limpia y jabón, espolvorearle azúcar morena, panela, raspadura o tapa dulce raspada en abundancia, la cual en 30 minutos reduce el edema, al extraer el agua acumulada dentro del tejido, además de que desinfecta, estimula la cicatrización de heridas y lubrica el órgano, para introducirlo de nuevo más fácilmente dentro de la cavidad pélvica y luego coser o suturar, pasando el hilo a través de capitones en manguera plástica flexible de 2 centímetros de longitud, sobre los labios de la vulva, desde la comisura superior hasta cerca de la comisura inferior, para permitir la salida de la orina durante la micción y evitar un nuevo prolapso vaginal, cervical o uterino. La sutura post - parto se retira a los 8 días, cuando ha terminado la relajación de los ligamentos pélvicos por efecto hormonal normal, cerca del parto o del celo de la vaca. Las vacas que presenten este prolapso es mejor eliminarlas del hato, para no correr el riesgo de muerte y pérdida total del animal en un parto posterior.
MANEJO REPRODUCTIVO DE LAS VACAS Y DE LAS BÚFALAS EN ORDEÑO
Está ampliamente documentado en la literatura pecuaria tropical, que la presencia permanente del macho reproductor en el lote de vacas o búfalas lactantes estimula la presentación e intensidad de los celos. En caso de que se utilice monta controlada o inseminación artificial, además de la observación del personal, la presencia permanente de toretes o de búfalos enteros o no castrados (con pene fijado, desviado o vasectomizados) y/o de vacas o búfalas androgenizadas, estimula la presentación e intensidad de los celos y permite la detección oportuna de los celos normales y silenciosos.
La utilización de probadores o marcadores, que detectan los celos oportunamente, permite efectuar la monta controlada o la inseminación en su momento más apropiado, para obtener así una mayor eficiencia reproductiva. (Botero y De Alba, 1990; Botero, 1992).
Debido a que la gran mayoría de los celos en las hembras vacunas y bufalinas se presentan durante el final de la tarde o en la noche, cada animal detector de celos debe portar un chimbol (marcador con tinta o con un chip electrónico, sostenido por un arnés debajo del mentón o del pecho). Las vacas y búfalas que amanecen marcadas con la tinta del chimbol o que son reportadas en celo por el chip ligado al computador o al teléfono celular de la oficina, deben ser servidas o inseminadas oportunamente, a la mañana siguiente.
A partir del sexto día después del parto la vaca puede ser expuesta al macho reproductor o desviado, sin tener que preocuparse por el hecho de que sea servida al presentar su primer celo, pues solamente quedará preñada si está apta para mantener la gestación. En hembras aptas, el primer celo fértil se debe presentar entre 45 a 90 días después de cada parto.
Si la hembra apta se preña muy temprano, después del parto, es necesario dejar de ordeñarla o secarla más temprano, pero la hembra lactante produce cerca del 90% de la leche de la lactancia en los primeros seis a siete meses de la lactancia.
Destete temporal
Una práctica que se puede utilizar para estimular la presentación del celo fértil en las hembras aptas con ovarios no funcionales es el destete temporal (De Alba, 1985). Consiste en que las hembras aptas que durante los primeros 60 a 90 días posparto no han manifestado celo, se les aísla el ternero durante 72 horas continuas. Además, las hembras sometidas a destete temporal deben o no ser ordeñadas durante esos tres días, sin que esto haya causado el secado de la leche, ni haya causado mastitis. El efecto fisiológico de esta práctica consiste en lograr suspender temporalmente la producción de la hormona prolactina, la cual bloquea la producción de factores liberadores de las hormonas folículo estimulante (FSH) y luteinizante (LH). El nerviosismo causado en la hembra lactante, por el destete temporal, hace que se liberen al torrente circulatorio los corticoesteroides (adrenalina y noradrenalina), que bloquean temporalmente a la prolactina y estimulan a la vez la producción de los factores liberadores de las hormonas FSH y LH, que desencadenan el celo fértil (De Alba, 1985).
La mayoría de las hembras lactantes responden a un primer tratamiento, sólo unas pocas hembras aptas requieren de dos tratamientos, con un intervalo de quince días, y hay unas pocas hembras que no responden. Esta práctica, para ser exitosa, requiere de una buena condición corporal de las hembras lactantes, lo cual se logra con buena alimentación y con buenas cercas, instalaciones y personal de manejo.
Lavado intrauterino estimulante del celo
En hembras que, aún teniendo una buena condición corporal, no entran en celo oportunamente, se presenta la alternativa de hacerles un lavado intrauterino con 50 cc de una solución madre de Lugol al 1% en agua destilada (Bicca Andujar et al, 1978). Con este tratamiento se puede esperar que hasta un 80% de las hembras con ovarios no funcionales, pero en buen estado de carnes, manifiesten un celo fértil en 4 a 12 días después del lavado. Un mínimo de hembras aptas requiere de dos lavados y unas pocas hembras no responden al tratamiento. La solución de Lugol causa una leve irritación de la mucosa uterina y al mismo tiempo una desinfección interna del útero, y es curativa en el caso de metritis (infección bacteriana de útero).
Manipulación del útero en el primer mes posparto
Randel (1993), documentó el efecto positivo de la palpación rectal alrededor del día 30 después del parto y su acción sobre el incremento de la eficiencia reproductiva en el ganado bovino en amamantamiento. Esto se debe a que la manipulación del útero, realizada por un profesional competente, hace que en la hembra madura (2 o más partos) el aparato reproductivo libere prostaglandina F2 alfa, que actúa reiniciando el ciclo estral.
ALTERNATIVAS PARA EL AMAMANTAMIENTO
Se hace necesario diferenciar si se realizan uno o dos ordeños al día, lo cual dependerá principalmente de la disponibilidad y calidad del forraje o suplementos, pero también de la posibilidad de mercadeo, de procesamiento o de almacenamiento de la leche del ordeño de la tarde hasta la mañana siguiente, en caso de disponer de equipo de enfriamiento y de personal para realizar el ordeño.
Ordeño único diario
En el manejo tradicional los terneros lactantes permanecen con sus madres desde la finalización del ordeño en la mañana, hasta la una o dos de la tarde, hora en la cual se apartan hacia el corral o preferiblemente hacia un potrero donde pastorean y descansan durante la tarde y la noche.
En vacas y búfalas puras o cruzadas, utilizadas para la producción de carne, también se puede realizar un solo ordeño diario durante los primeros 90 a 100 días de lactancia, soltando luego la madre con el ternero para criarlo a toda leche. Esto permite incrementar la eficiencia reproductiva en el ganado de carne y obtener un flujo de caja adicional, sin afectar el peso de los terneros al destete.
Amamantamiento restringido
Una práctica que incrementa sensiblemente la eficiencia reproductiva en los hatos de doble propósito consiste en que los terneros entre 4 a 5 meses de edad, dependiendo de su estado de carnes, son separados de sus madres una vez se termina la labor del ordeño de todo el hato en la mañana.
Esta práctica puede hacerse más drástica, separando los terneros desde el día inicial del ordeño, siempre que se pueda realizar un segundo amamantamiento, al medio día.
A partir de los 4 a 5 meses de edad, los terneros manejados así ya tienen el rumen desarrollado y funcional y pueden aprovechar mejor los nutrimentos de los forrajes.
En el ordeño diario es conveniente dejar un cuarto de la ubre sin ordeñar. Esta leche, además de la residual, será la que amamante el ternero. El cuarto no ordeñado deberá alternarse con frecuencia para evitar la deformación de la ubre. Esta práctica sólo se hace necesaria en hembras lactantes hasta con cinco meses de edad del ternero; a partir de esa edad, el consumo de la leche residual es suficiente para que el ternero logre un peso adecuado al destete.
El amamantamiento restringido reduce la pérdida excesiva de peso, común en los terneros, como causa del estrés del destete.
Doble ordeño con ternero
En esta práctica, 10 a 12 horas después de iniciado el primer ordeño, se puede realizar un segundo ordeño, cuya producción dependerá, desde luego, de la buena alimentación de las hembras lactantes. Los terneros, en este caso, sólo se encuentran con sus madres durante el apoyo y el escurrido de la ubre en cada ordeño.
Tanto para el caso del doble amamantamiento, como para el doble ordeño con ternero, además de la necesidad de contar con buenos potreros o con un suplemento de alta calidad, para compensar en parte la menor cantidad de leche suministrada al ternero, se requiere de mano de obra adicional para la ejecución del segundo ordeño, por lo que en ciertas circunstancias puede no ser rentable.
Doble ordeño sin ternero
Esta práctica requiere del adiestramiento de las vacas para lograr la bajada de la leche, sin la presencia del ternero. Las novillas y buvillas de primer parto se acostumbran más fácilmente a esta práctica y hay algunas hembras lactantes que nunca se someten a ella. El mayor inconveniente de este tipo de ordeño es el alto costo de la crianza artificial de las terneras, la venta obligada de los machos al nacimiento o la utilización de nodrizas y la incidencia de mastitis, que es mayor en las vacas que no son amamantadas, sin importar si el ordeño es manual o mecánico (Botero y Preston, 1988). En este caso el sistema de manejo se intensifica, a tal punto, que deja de ser un doble propósito, para convertirse en un sistema de lechería especializada.
MANEJO DEL TERNERO Y DEL BUCERRO RECIÉN NACIDOS
Durante las primeras cinco a ocho horas después del parto de una vaca, se debe procurar que el ternero recién nacido amamante a la madre, para consumir el calostro. Las inmuno o gamaglobulinas, contenidas en el calostro, consumido oportunamente por el ternero, le confieren inmunidad contra algunas enfermedades infecciosas, hasta que su sistema inmunitario se active y pueda responder a las vacunas y producir así los anticuerpos requeridos para que el ternero no enferme de manera crónica o no muera por causa de enfermedades infecciosas que se le presenten en forma aguda, durante el inicio de la lactancia.
También, es necesario “curar” el ombligo del ternero diariamente en sus tres primeros días de vida, para evitar las miasis o gusaneras o que se infecte. El ombligo es una puerta de entrada para bacterias, que generalmente causan poliartritis o “peste boba”, enfermedad que se manifiesta por inflamación de las articulaciones con acumulación de pus, y que puede evolucionar hacia diarrea y neumonía infecciosas. Esta enfermedad produce alta mortalidad en los terneros. Los terneros que sufren poliartritis y sobreviven, nunca alcanzan un desarrollo satisfactorio ni productivo.
El ombligo de los terneros debe curarse con glicerina yodada al 50% (glicerina mezclada a partes iguales con tintura de yodo). La condición aceitosa de la glicerina permite que se adhiera a la piel y al pelo del ombligo y evita que el yodo se lave con el agua lluvia o con la saliva del lamido de la vaca.
Igualmente, se deberá tomar y registrar el peso de cada ternero al nacimiento y realizar la castración de los terneros machos durante sus primeros días de vida. Se ha comprobado que la castración afecta menos a los terneros cuando se realiza a edad temprana, que cuando se hace tardíamente y que no afecta su peso al destete. Cualquiera que sea el método escogido para la castración de los terneros, es recomendable realizarla durante la época seca, para disminuir la incidencia de miasis o gusaneras e infecciones por bacterias, sobre las heridas abiertas (Botero, 1989a).
Durante los primeros días de vida del ternero es importante identificarlo. Esto se puede hacer mediante un tatuaje numérico. Para ello deberá limpiarse la cara interna de la oreja, disolviendo por completo la grasa o cera natural, con un trozo de tela de algodón empapada en alcohol, luego se aplican previamente los números sobre un cartón a presión con la tenaza tatuadora, para no cometer errores de numeración, estos chuzos de la tatuadora perforan la piel de la cara interna de la oreja del ternero y enseguida, sobre las perforaciones de la piel, se aplica la tinta de tatuar, de un color que resalte sobre el color de la piel. También, puede aplicarse tinta sensible a los rayos ultravioleta, los que luego se leen con una linterna de rayos ultravioleta y/o también pueden colocarse orejeras plásticas o metálicas numeradas o con un chip electrónico, que pueden caerse y perderse, de allí la importancia de un tatuaje bien hecho, que es indeleble o imborrable durante toda la vida del animal.
CRITERIOS TÉCNICO – ECONÓMICOS PARA LA SELECCIÓN DEL GANADO
De la única forma que se logra hacer una selección acertada es mediante la toma de registros de producción y para ello es indispensable la numeración del ganado.
Un sistema de numeración del ganado
Si bien en hatos pequeños, manejados por el propietario, se recurre a la asignación de nombres a los animales, éstos resultan funcionales para llevar los registros, siempre que no se dependa para ello de un empleado que puede retirarse definitivamente en cualquier momento. En hatos de mayor tamaño o manejados con personal contratado, se debe numerar el ganado para poder contar con registros confiables. La numeración debe colocarse, a hierro caliente o marca fría, sobre la piel, en la parte baja de las piernas y/o como un tatuaje en la cara interna de las orejas y aprovecharse para proveer, en su sola lectura, la mayor información posible sobre el animal. Un sistema de identificación que puede adaptarse según las necesidades de cada finca consiste en un número de cinco cifras, formado así: Las dos primeras cifras corresponden con los dos últimos dígitos del año de nacimiento del animal, la tercera cifra corresponde al bimestre del nacimiento y las dos últimas representan el orden de nacimiento del ternero en cada bimestre.
Si se desea diferenciar el sexo, en este número de identificación se puede asignar una terminación impar para los machos y la terminación par para hembras, o viceversa (Botero, 1989a).
Ejemplo: animal # 20304. Leyendo correctamente, de atrás para adelante, este número de identificación correspondería a la tercera hembra (1a=00; 2a=02; 3a=04), nacida durante el tercer bimestre (mayo-junio), del año 2020.
Este sistema de numeración permite registrar un hato en el que se obtengan no más de 100 nacimiento por bimestre (00 a 99) y hasta 600 nacimientos por año. El mismo número de identificación sólo se repetirá cien años después de usado una vez, cuando con toda seguridad el animal inicial ya no se encuentra en la finca.
En caso de tener más de 100 nacimientos por bimestre o más de 600 nacimientos por año, al orden de nacimiento del ternero, dentro de cada bimestre y año, se le pueden asignar tres cifras. Así, el número del animal queda con seis cifras y permite numerar hasta 1000 nacimientos por bimestre y hasta 6000 nacimientos por año calendario. Ejemplo: animal # 203004
Evaluación práctica de registros
En el sistema de doble propósito, para la evaluación de cada vaca se deben expresar y sumar, tanto la producción de leche durante la lactancia completa, como de la carne, obtenida a través del peso corregido del ternero destetado y traducirlos en dinero obtenido de cada vaca por día de intervalo entre partos (IEP), o por día de intervalo entre concepciones (IEC).
La combinación de las cifras de los registros de producción, con las de reproducción, permite escalafonar las vacas con mayor exactitud, con el fin de detectar y proceder a eliminar las menos productivas, aumentando así la eficiencia biológica y económica del hato (Botero, 1989b).
De ser posible, se deben palpar las vacas el día del destete, puesto que las que se detecten como vacías, en ese momento, deben ser descartadas y vendidas para el consumo de su carne, una vez que se logre aumentar o mejorar su condición corporal.
¿QUE HACER ANTE LA MUERTE DEL TERNERO O DEL BUCERRO?
En caso de muerte del ternero o del bucerro, antes del sexto mes de lactancia, se deberá tratar de no perder la producción total de leche de la lactancia de la vaca o de la búfala, haciendo que adopte otro ternero o bucerro. Comúnmente muchos ganaderos mencionan que el ternero para adopción debe ser bañado con orina de la vaca o con una solución muy suave de agua con carbolina, creolina o específico.
Este tratamiento no siempre da resultado, ya que muchas veces el ternero es rechazado por la vaca, que termina por secar la leche rápidamente, ante todo porque hay que amarrarla y manearla para que deje mamar al ternero extraño para ella. Existe un método que parece infalible. Consiste en quitarle la piel al ternero muerto y colocársela cubriendo el lomo al ternero que se va a atetar.
Para evitar que la piel se caiga, se la amarra con cuerdas al cuello, patas y cola del ternero. Este la mantiene por tres a cuatro días, cuando se cae sola o se la debe quitar, puesto que ya tendrá mal olor. En esta forma y dejando ambos animales juntos, al menos durante una a dos noches en el corral, el ternero es fácilmente aceptado por la vaca, sin importar su sexo, color, tamaño o raza.
Para ello pueden utilizarse terneros machos o hembras de lecherías especializadas (ordeño sin ternero), que son vendidos a bajo precio. Esta práctica deberá hacerse ojalá el mismo día o máximo al día siguiente de la muerte del ternero o del bucerro.
Todos los terneros que nacen muertos o mueren poco después del nacimiento, deben ser revisados detenidamente, para ver si eran anormales o defectuosos, en cuyo caso hay que evaluar el toro y la vaca, para ver cuál de ellos puede estar transmitiendo genes indeseables y/o letales y proceder a eliminarlo del hato (Botero y De Alba, 1989).
DESCORNE DE TERNEROS Y DE BUCERROS
Definitivamente el ganado sin cuernos se ve más bonito, se maneja más fácilmente y se evitan accidentes por heridas entre los animales o al personal que maneja y ordeña el ganado.
El uso de la pasta descornadora tiene el inconveniente de que puede regarse y quemar la piel del animal, o la de sus compañeros al rascarse entre sí. Para evitar ese problema basta con aislar o amarrar por separado cada becerro durante el mismo día, después de aplicarle la pasta descornadora.
Es más conveniente, a los dos meses de edad del ternero, aplicar una copa de hierro calentada al rojo vivo, hasta destruir la base del cuerno en formación.
DESTETE DEL TERNERO Y DEL BUCERRO
La mayor cantidad de leche en cada lactancia la producen las vacas durante los primeros seis a siete meses de la lactancia. Por ello, el destete puede hacerse desde ese momento y hasta un máximo de diez meses de edad del ternero. Esto, con el fin de permitir a la hembra un descanso mínimo de tres a cuatro meses, antes del nuevo parto.
El día del destete se puede aprovechar para pesar los terneros, numerarlos a hierro en la parte baja de las piernas, con el mismo número del tatuaje y rectificar el descorne, en los terneros que así lo requieran.
El menor peso al destete de los terneros del doble propósito ya no es un limitante para su comercialización en países del trópico latinoamericano, siempre que su peso no sea inferior a 150 kilogramos. Muchos ganaderos prefieren terneros cruzados que tienen alto vigor híbrido, lo que les permite lograr una mayor ganancia de peso compensatorio, ante una buena alimentación y manejo.
MANEJO SANITARIO DEL TERNERO Y DEL BUCERRO
Dependiendo del país, región y estación climática, se deberán aplicar las vacunas, desparasitantes internos y baños contra ectoparásitos requeridos.
A partir del nacimiento de los terneros, se les deben tomar muestras de heces con intervalos de 3 meses y a las vacas cada 6 meses. Las muestras de heces se toman al azar y únicamente al 10% de los animales.
Estas muestras de heces pueden ser tomadas en forma seriada (por dos a tres ocasiones durante el transcurso de una semana). Solamente deberán desparasitarse todos los animales, cuando todas las muestras analizadas tengan más de 500 huevos de parásitos por gramo de materia fecal (hpg), que pertenezcan a especies de parásitos que se alimentan de sangre (Hemoparásitos), según la Cámara de Mc Master, y simultáneamente con la interpretación de los análisis por un Médico Veterinario competente.
De lo contrario, se toman muestras de heces de los animales flacos, con pelo erizado y al tener los resultados del análisis se decide si se desparasitan ellos únicamente. El examen de heces se justifica debido al alto costo de los productos desparasitantes comerciales.
En algunas regiones, durante la estación de lluvias, es de común presentación en los terneros y bucerros de la diarrea con sangre o diarrea negra, causada por Coccidia (Eimeria spp). Esta se previene adicionando Flor de azufre en polvo al 5% a la sal mineralizada que deben consumir a voluntad y permanentemente todos los terneros, bucerros y los animales adultos, que sean atacados por murciélagos, garrapatas, piojos, tórsalos y hongos de la piel.
Otra opción de suministro de azufre para la prevención de la coccidiosis consiste en adicionar Sulfato de cobre disuelto al 0,02% en el agua de los tanques bebederos (200 g/m3 de agua cada mes).
Este producto también actúa como alguicida, precipitando los sólidos disueltos en el agua y manteniendo limpia el agua de los bebederos. Este azufre es adicional al que normalmente deben contener las sales mineralizadas comerciales (Botero y Preston, 1988). Los antibióticos y sulfas corrientes son inútiles para combatir casos declarados de diarrea negra, únicamente la sulfaquinoxalina es curativa (De Alba, 1985).
La carga parasitaria en los terneros se puede mantener baja, si los potreros donde ellos pastorean proporcionan forraje abundante y de alta calidad, poseen suelos bien drenados y se manejan en rotación intensiva. Además, dichos potreros no deberán ser utilizados por bovinos adultos, que actúan como fuente adicional de infestación de parásitos internos y externos.
SUMINISTRO PERMANENTE Y A VOLUNTAD DE SAL MINERALIZADA Y VITAMINIZADA
Tanto vacunos como búfalos deberán tener acceso permanente y a voluntad al suministro de sal mineralizada y vitaminizada en saladeros cómodos y apropiados. Esta sal deberá aportar los macro y microelementos minerales y vitaminas deficitarios en los forrajes y suplementos, que son consumidos por todos los vacunos y búfalos en pastoreo y/o en confinamiento temporal o permanente.
ANTE LAS ALTAS TEMPERATURA Y HUMEDAD AMBIENTALES EN EL TRÓPICO, COMO REDUCIR EL ESTRÉS CALÓRICO EN LOS BOVINOS
Las altas temperaturas y humedad ambientales tienen efectos negativos sobre la fisiología, la salud, el comportamiento y el estado mental de los animales, afectando negativamente su bienestar animal. Como consecuencia del estrés por calor, disminuyen la fertilidad, la producción y el rendimiento de los hatos vacunos y bufalinos, aumentando el riesgo de muerte por golpe de calor, advirtió el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria de Argentina (SENASA, 2020; TERMOTECNICA – PERICOLI NEWS, 2018). Para medir el estrés calórico se creó el ITH (Índice de Temperatura (°C) y Humedad Relativa (%) ambientales, cuyo cálculo es el siguiente (FIGURA 1):
Fórmula: ITH = 0.8 * °C T + ((Humedad del aire/100) * (T °C - 14.3)) + 46.4 =
Para una Temperatura ambiental de 28°C y una Humedad relativa del 80%:
Fórmula: ITH = 0.8 * 28 + (80/100) * (28 – 14.3) + 46,4 =
Fórmula: ITH = 22.4 + 0.8 * 13.7 + 46.4 =
Fórmula: ITH = 22.4 + 10.96 + 46.4 = 79.76
Los estudios realizados en la Universidad de Missouri en la década de 1950 indicaron que los animales experimentaron estrés por calor a un ITH de 72 y mayor.
Los niveles de estrés iniciales eran:
Leve (72 a 79 ITH)
Moderado (80 a 89 ITH)
Grave (90 ITH o más)
FIGURA 1. ÍNDICE DE TEMPERATURA (°C) Y HUMEDAD RELATIVA (%) AMBIENTALES. FUENTE: https://www.google.co.cr/search?q=que+es+el+indice+de+temperaturahumedad&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=2ahUKEwjwojMwsvuAhUoSjABHYWADQIQ_AUoAXoECA4QAw&biw=1099&bih=466#imgrc=f AlAYULBqDvXkM
FIGURA 1. ÍNDICE DE TEMPERATURA (°C) Y HUMEDAD RELATIVA (%) AMBIENTALES. FUENTE: https://www.google.co.cr/search?q=que+es+el+indice+de+temperaturahumedad&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=2ahUKEwjwojMwsvuAhUoSjABHYWADQIQ_AUoAXoECA4QAw&biw=1099&bih=466#imgrc=f AlAYULBqDvXkM
Las vacas de hoy en día son mucho más susceptibles al estrés por calor que las vacas de la década de 1950, debido a la mayor producción de leche y al mayor consumo de alimento. Los estudios recientes muestran que las vacas modernas no se estresan por calor comenzando con un ITH promedio de 68. Cuando el ITH excede 72, es probable que las vacas comiencen a experimentar estrés por calor. Cuando el ITH excede 78, la producción de leche de la vaca se ve seriamente afectada. Cuando el ITH aumenta por encima de 82, es probable que ocurran pérdidas muy significativas en la producción de leche, las vacas muestran signos de estrés severo y, en última instancia, pueden morir (El campo cuenta, 2018).
BOTERO - MANEJO DE LA VACA, DE LA BÚFALA Y DE SUS CRÍAS EN EL SISTEMA DE DOBLE PROPÓSITO EN AMÉRICA TROPICAL - Image 1
Un sistema computarizado de alerta temprana y mitigación del estrés calórico basado en sensores que calculan in situ el índice de temperatura y humedad – ITH, avisa al productor en tiempo real cuando se acercan peligros y pone en marcha aspersores de agua subterránea, de gota gruesa, para prevenirlos. “Alerta ITH funciona los 365 días del año sin necesidad de intervención del personal.” Un sistema de alerta temprana y mitigación del estrés calórico que mejora el bienestar animal, la productividad y el resultado económico en los corrales de engorde y establos lecheros, ante un escenario cada vez más afectado por eventos climáticos extremos (Rosenstein, 2021).
Por esto, el SENASA (INFOCAMPO, 2020), brindó una serie de consejos técnicos para mitigar el estrés calórico:
Proveer espacios de sombra suficientes para todos los vacunos, búfalos, ovinos y caprinos: la sombra perenne de árboles en sistemas silvopastoriles es una de las más efectivas, ya que no sólo disminuye la radiación solar, sino que produce menor temperatura del aire por la evaporación desde las hojas, la hojarasca y el suelo de la pastura. Cuando la provisión de sombra sea artificial, deberá colocarse de forma tal que permita el movimiento del aire por debajo de la misma.
Proporcionar agua fresca, limpia y abundante: se estima que un bovino adulto consume diariamente el 7% de su peso vivo en agua. Se debe proporcionar agua fresca, limpia y suficiente para todos los animales, ya que una hembra seca puede consumir, en promedio, hasta 100 litros de agua por día, mientras que una hembra lactante de alta producción ingiere hasta 140 litros de agua por día.
BOTERO - MANEJO DE LA VACA, DE LA BÚFALA Y DE SUS CRÍAS EN EL SISTEMA DE DOBLE PROPÓSITO EN AMÉRICA TROPICAL - Image 2
Verificar que los bebederos estén accesibles y cerca de los animales: es necesario controlar el caudal, la presión, el volumen y la temperatura del agua previos a períodos de extremo calor y asegurar un espacio suficiente para los animales en los bebederos. Se pueden colocar en flotación sobre la superficie del agua del bebedero plantas acuáticas, que no sean consumidas por los vacunos y búfalos, como la Lechuguilla (Pistia stratiotes) y mantengan el agua fresca.
Evitar manejos estresantes: una buena práctica consiste en consultar el pronóstico del ITH antes de programar las actividades y trabajos de corral para manejo del hato o del rebaño y evitar realizarlos en días para los que se prevean valores de alerta, peligro o emergencia.
Adecuar la alimentación y ofrecer dietas de baja actividad fermentativa: es conveniente conocer el nivel de infección con hongos productores de ergoalcaloides presente en las pasturas y raciones que los animales están pastoreando. Se recomienda priorizar los pastoreos nocturnos y de madrugada y suministrar dietas “frías”. (aquellas que por su composición minimizan la generación de calor metabólico, manteniendo la oferta de nutrientes).
Refrescar los animales del hato y rebaño cuando se prevean temperaturas elevadas: se recomienda hacerlo bien temprano a la mañana o durante la noche, utilizando un caudal suficiente de agua para penetrar el pelo. Se debe proporcionar ventilación adecuada en la sala o el corral del ordeño o engorde y utilizar ventiladores y aspersores de agua de gota gruesa en patios de espera. En caso de contar con un rio o laguna, aledaño al establo o al corral, permitir que las vacas y/o las búfalas se sumerjan dentro del agua, antes de su ingreso al ordeño y una vez salen del ordeño. Esto permitirá lavar las patas, la ubre, el vientre y el pecho, quitar el barro y refrescar a los animales diariamente.
Prestar atención al comportamiento de los animales e identificar síntomas de estrés calórico: los signos en los vacunos, búfalos, ovinos y caprinos son, en primera instancia, el aumento de la frecuencia respiratoria y del consumo de agua, así como el jadeo y la búsqueda de sombra.
Extremar las medidas preventivas si se van a transportar animales: consultar el pronóstico del tiempo antes de programar el viaje y evitar los traslados en los días de mucho calor. Cuando no pueda evitarse el transporte: los animales deberán cargarse en las últimas horas de la tarde o primeras horas de la mañana. Deberán utilizarse únicamente vehículos habilitados y adecuados para la especie y categoría, respetando la densidad de carga permitida. También es importante minimizar la duración del viaje. Para ello, en la medida de lo posible se deben evitar las largas distancias, prever los conflictos o atascamientos de tránsito en carreteras y evitar realizar paradas durante el viaje.
Capítulo del libro Manejo y alimentación de vacunos y de búfalos con forrajes tropicales de Raúl Botero Botero MVZ, MSc. Para ver todos los capítulos ingresar al perfil del autor. 
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Raúl Botero Botero
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Hector Ornelas Flores
4 de octubre de 2022
hola buenas tardes, excelente presentación, mi pregunta seria, yo radico en México estado de jalisco, cuales serian los costos para adquirir una búfala para tales fines, disculpen mi pregunta ya que aqui no he visto este tipo de criaderos explotación gracias
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