Conoce las causas de la inflamación intestinal en aves

Hoy en día, la producción avícola industrial exige eficiencia y máximo desempeño del ave. Como reflejo de ello, se busca constantemente el mantenimiento de un buen estado sanitario de las aves de corral, para evitar la ruptura de este potencial productivo. En este escenario, las patologías que afectan al aparato digestivo asumen un papel representativo ya que estas provocan pérdidas que en la mayoría de los casos no se calculan provocando así la ruptura de este potencial económico.

Las causas de la inflamación van más allá de la colonización de microorganismos patógenos que pueden causar lesiones. Los trastornos intestinales son sin duda la causa más relevante de la pérdida de rendimiento de los animales. Se calcula que el tracto digestivo es responsable del 70% de todas las reacciones inflamatorias que se producen en los animales, lo que hace que el papel del sistema inmunitario sea fundamental para el equilibrio intestinal y el mantenimiento de la salud animal.

El intestino tiene como funciones principales la absorción de nutrientes y la defensa inmunitaria ya que el tejido linfoide asociado al intestino (GALT) es un componente esencial de la defensa inmunitaria de todo el organismo. El intestino actúa como barrera física entre el medio interno y el externo, además de actuar como barrera inmunológica capaz de diferenciar los patógenos, los microorganismos comensales y los nutrientes (RUTH et al., 2013).

Para que el ave exprese todo su potencial genético es fundamental que el intestino esté sano y funcione correctamente. La inflamación intestinal, si no se controla rápidamente tiene consecuencias perjudiciales para la producción animal ya que altera el consumo, la absorción y la utilización de los nutrientes por parte de los animales.

La mucosa intestinal está continuamente expuesta a una gran carga de moléculas antigénicas y microorganismos como virus y bacterias residentes e invasoras. Si la barrera intestinal se interrumpe, el paso de antígenos y bacterias puede aumentar dañando la mucosa y dando lugar a condiciones patológicas. (KEITA e SODERHOLM, 2010).

Según Loddi (2001), sólo el 10% de la microbiota intestinal está compuesta por bacterias consideradas perjudiciales para las aves de corral. Las infecciones entéricas pueden estar causadas por diversos factores, como las bacterias patógenas oportunistas presentes en el entorno intestinal, las toxinas derivadas de la oxidación de los lípidos, la presencia de hongos en el alimento, los parásitos invasores, los virus de rápida propagación e incluso el propio alimento.

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La etiología de las enfermedades entéricas es compleja y las causas son multifactoriales, en las que varios agentes se asocian al mismo problema. Es fundamental conocer en profundidad los posibles agentes causantes de los trastornos gastrointestinales en las aves de corral para saber cómo prevenir y cómo combatir una vez instalado el problema.

La reacción inflamatoria intestinal comienza con el reconocimiento del patógeno por parte de los enterocitos que envían una señal de alerta a los macrófagos, estos coordinan el proceso inflamatorio mediante la producción y liberación de citocinas proinflamatorias en la mucosa. Las citocinas inducen la infiltración de células inmunitarias en las vellosidades intestinales lo que da lugar a la destrucción de patógenos y células intestinales funcionales.

A nivel sistémico, las citocinas actúan directamente sobre el tejido muscular y los órganos vitales como el cerebro y el hígado. Las consecuencias son cambios fisiológicos que provocan una disminución del apetito, una mayor demanda de nutrientes y la consiguiente degeneración muscular.

Es importante recordar que una de las reacciones básicas de todo proceso inflamatorio es la pérdida de la función de los tejidos, lo que en el intestino significa la disminución de la capacidad de absorción y digestibilidad de los nutrientes y la pérdida de la capacidad de barrera de la mucosa intestinal. Esto provoca descamación, diarrea y un entorno adecuado para la instalación de patógenos oportunistas.

En los animales de producción como las aves de corral, los reflejos de la inflamación intestinal pueden observarse en la disminución del consumo, la menor eficiencia alimentaria, la pérdida de peso, el menor rendimiento de la canal, la presencia de mucosidad en las heces y la diarrea. Síntomas que en los casos más graves e intensos, pueden llevar a la mortalidad del animal.

Según Santos et al. (2012) es importante entender y tener control sobre los posibles cambios en la microbiota intestinal para adaptar el manejo e incluir racionalmente aditivos que puedan alterar y regular la ecología microbiana, con el objetivo de mejorar el desempeño zootécnico y reducir algunos efectos del estrés o el daño de las enfermedades.

Por lo tanto, componer estrategias y prácticas que contribuyan a reducir al máximo el periodo en el que los animales se ven afectados por trastornos inflamatorios entéricos dentro de las fases de crianza puede ser determinante para el éxito del sistema de producción.

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