Estrés calórico en monogástricos

Es una combinación de factores metabólicos y ambientales que obliga a los animales a sufrir adaptaciones que involucran cambios fisiológicos, metabólicos y de comportamiento para mantener la temperatura corporal dentro de los límites normales y en modo constante.

El estrés por calor se genera cuando se sobrepasa la zona de confort ambiental y esto sucede cuando la combinación de temperatura, humedad y velocidad de aire hace saltar los mecanismos defensivos del animal.

Aves y cerdos son especialmente susceptibles a los efectos del calor debido a su incapacidad de compensar los cambios de temperatura mediante sudoración. La selección genética ha en las principales líneas productoras ha venido acompañada de un incremento del ritmo metabólico.

La zona termoneutral para los cerdos puede oscilar entre 18 °C y 24 °C.

Figura 1. Efectos de la temperatura y la humedad relativa para ofrecer una clasificación de zonas de alerta, peligro y emergencia en cerdos de engorde (Universidad Estatal de Iowa).

El estrés calórico tiene una enorme repercusión en los índices productivos. En cerdos, hay una clara relación en la conversión alimenticia y calidad de la canal con el estrés por calor. En reproducción, las pérdidas se ven reflejadas en la prolongación del intervalo destete-celo, disminución del número de nacidos vivos y de los pesos al nacimiento y destete.

También se ha descrito la relación entre estrés térmico e incidencia de problemas entéricos y respiratorios. El estrés por calor genera cambios en la barrera intestinal que conducen a una mayor permeabilidad de las endotoxinas, lo que provocará daños locales o sistémicos y/o reacciones inflamatorias. En condiciones de estrés se redirecciona la sangre hacia la periferia lo que conduce a una reducción del flujo sanguíneo intestinal que podría ocasionar un compromiso mayor a la integridad intestinal (Liu et al., 2016). Igualmente, en aves ha sido demostrada una disminución de la respuesta inmune en animales afectados de estrés calórico.

En aves, el estrés por calor afecta a la producción de huevos tanto en cantidad como en calidad. En este sentido, se relaciona el tamaño del huevo y porcentaje de huevos con problemas de cáscara cuando se somete a gallinas a condiciones adversas de temperatura y humedad. El estrés calórico ha sido mostrado como una causa de menor producción (-13 % a -57%), peor conversión (31.6 a 36.4%), reducción del peso de huevo (-3.24 a 3.41%), descenso de grosor en la cascara de huevo (-1.2%), peso de la cascara de huevo (-9.93%) y porcentaje de la cáscara de huevo (-0.66%) (Ebeid et al., 2012; Star et al., 2009). Sohail demostró, la relación entre estrés calórico y conversión de alimento en pollo de engorde (+25,6%) y bajo peso (32,6%).

Figura 2. Efecto de distintos rangos de temperatura en aves.

La gestión de las condiciones ambientales es imprescindible para un buen control del estrés calórico. No obstante, hay condiciones ambientales que no es posible contrarrestar o el coste se hace inasumible. En estos casos, la alimentación puede ser una herramienta de prevención o minimización de la incidencia de estrés calórico. Racionar una dieta ajustada en proteína y optimizada en aminoácidos, limitar el contenido de hidratos de carbono para reducir la producción de calor e incrementar la densidad energética de la dieta, son recomendaciones comunes a todas las especies. Controlar las horas en las cuales se ofrece alimento, evitando las de máximo calor, puede ser de ayuda en condiciones extremas de calor.

El empleo de fitobióticos y nutracéuticos de la línea HYGEN PRO evita problemas bacterianos secundarios, sirven de nutrientes a la mucosa intestinal y modulan la microbiota, reduciendo los efectos adversos del estrés calórico.

Otro factor clave es suministrar agua de excelente calidad, organoléptica (entorno a los 20ºC), bromatológica y microbiológica, en cantidad suficiente. El aporte de electrolitos - HIDRALIP y vitaminas específicas- LIPTOSAFE y/o LIPTOAMINOVIT - es de gran ayuda una vez se ha instaurado un problema de estrés calórico. La acidificación del agua de bebida es una herramienta ideal para prevenir infecciones secundarias y favorecer la nutrición de la mucosa intestinal en casos de estrés calórico: líneas LIPTOBAC y LIPTODAL de acidificantes LIPTOSA.

HYGEN PRO RESPIRFRESH (líquido y premix) e IBOOSTER son nutraceúticos diseñados para ser empleados específicamente en el control y prevención de estrés calórico en monogástricos.

Hygen Pro RespirFresh es una combinación de plantas con actividad broncodilatadora, expectorante y antiinflamatoria que, junto con salicilatos, ayuda a mejorar la respiración, el bienestar animal, controlar la temperatura corporal y reducir problemas respiratorios.

HYGEN PRO RESPIRFRESH logra mejorar el consumo de agua y alimento en épocas de estrés calórico. Sus plantas tienen además efectos benéficos a nivel intestinal.

IBOOSTER es un nutracéutico con actividad fitobiótica que combina ingredientes con actividad inmunomoduladora y antiinflamatoria a nivel intestinal y hepático. Ibooster ayuda a prevenir inflamaciones crónicas inespecíficas a nivel digestivo. Permite reducir el riesgo de aparición de enfermedades comunes propias de estrés calórico como ileitis, clostridiosis, etc.

IBOOSTER ha demostrado un efecto inmunoestimulante incrementando la capacidad de defensa humoral, enzimática y celular. Ibooster mejora el estado hepático. Se ha evidenciado un incremento de enzimas detoxificantes y antioxidantes y reducción del nivel de enzimas indicadoras de inflamación hepática en situaciones de estrés calórico.