Colonización temprana: punto de arranque para una producción de huevos seguros

El mercado brasileño de huevos crece año a año: 2021 cerró con un volumen el 9,1% más alto en el comparativo con el año anterior y la previsión es del 3% más para este año, llegando a 56,200 mil millones de unidades hasta fines de 2022.

La producción acompaña el consumo, que también está en una creciente. Según una verificación de la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA), cada brasileño consume, por año, 257 huevos, lo que representa más del 55% de que se consumía hace diez años, cuando eran 163 huevos per capita.

En esa evolución del mercado, hay dos cuestiones importantes. La primera es motivo de preocupación constante para el segmento de postura: ¿cómo mantener la producción de huevos seguros? A su vez, la segunda cobra contornos cada vez más nítidos en medio a la alta demanda interna y búsqueda por mercado externo: ¿qué hacer “distinto” en medio a la competitividad?

Para ambas, la respuesta está en la colonización temprana de las ponedoras comerciales. Es sobre eso que hablaremos en este contenido.

Huevos seguros son producidos por aves libres de patógenos y de contaminantes. Considerando que las reproductoras livianas y las ponedoras comerciales son aves de vida larga, pudiendo pasar 100 semanas de vida, es posible imaginar el trabajo arduo de los productores, ya que los desafíos están presentes desde el primer día de vida del pollito.

Para asegurar la calidad y la seguridad de los huevos, los procedimientos de bioseguridad son fundamentales. Como ejemplo, podemos citar el alojamiento de un nuevo lote en la granja, que acaba siendo un momento muy importante de la producción: es el inicio de un nuevo ciclo planificado con bastante detalle y antelación.

Hasta la llegada del camión con los pollitos con un día de edad, mucho ya se hizo. Descarte y cambio del lote anterior, limpieza, mantenimiento, desinfección y preparación del calentamiento. Es un trabajo arduo, pesado y a veces extenuante. Es una corrida constante contra el tiempo.

Cuando los pollitos llegan, una parte del proyecto se ha cumplido, pero está el desafío de corregir los errores y repetir los aciertos para que el nuevo lote de aves tenga una mejor uniformidad, viabilidad y más peso.

Sucede que los rígidos procedimientos de limpieza, higiene y desinfección realizados en la granja de reproductora, en la planta de incubación y también en la granja comercial acaban bloqueando e imposibilitando que la microbiota de la madre pase de forma intensa y consistente al pollito en el primer día de vida.

Así, el pollito no ingiere las bacterias benéficas que ya ayudaron en la formación del equilibrio de la salud de los padres (genitores) y también del ambiente donde ellos viven.

La microbiota está formada por microrganismos que habitan el intestino de las aves, especialmente bacterias. Para promover la integridad intestinal y favorecer el aumento de peso de las aves y uniformidad de los lotes, ella precisa estar en equilibrio (la llamada eubiosis). Eso significa que bacterias benéficas tienen que estar competiendo, el tiempo entero, con las patogénicas.

Si hay un desequilibrio entre las bacterias benéficas, prevaleciendo las patogénicas, como Clostridium perfringens, Clostridium colinum, salmonelas y APECs, entre otras, eso pode colocar en riesgo la integridad intestinal de las aves.

La Duodenitis Focal Necrosante (DFN), por ejemplo, es uno de los principales desafíos en el mercado de postura comercial. Asociada a infecciones por las bacterias Clostridium perfringens y Clostridium colinum, ella provoca, en esta etapa de alojamiento de un nuevo lote, la desuniformización y aumento de la mortalidad.

Así, es más difícil alcanzar el objetivo de formar un lote de pollas ponedoras prontas para la producción y que traiga resultados positivos en la fase productiva, como precocidad, persistencia de producción, conversión y huevos de buen peso y calidad de cáscara.

La solución está en suministrar productos probióticos de múltiples cepas bacterianas, aún en la planta de incubación, que ayudan en la colonización temprana de la microbiota de los pollitas de ponedoras comerciales.

Los probióticos contribuyen para establecer una microbiota equilibrada, saludable y protectora a los desafíos de bacterias patogénicas. Ese es el punto de arranque para mantener la producción de huevos seguros y también para hacer la diferencia en medio a la competitividad de mercado.

Lotes de aves criadas con uso de probióticos tienen menos problemas de enteritis y diarreas, mejor desempeño en el aumento de peso corporal, mejor uniformidad y mayor viabilidad. Pero es importante resaltar que los probióticos NO son todos iguales, que hay concentración y cantidad mínimas a consumir para que realmente traigan los efectos deseados.

Por eso es fundamental contar con un programa personalizado para su granja, desarrollado por técnicos especialistas y con uso de productos confiables e ideales para la colonización temprana, como el Colostrum® Bio 21 Líquido. ¡Hable con Biocamp y vea cómo podemos ayudar!