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Principales enfermedades infecciosas y parasitarias en bucerros durante los primeros seis meses de vida diagnóstico, epidemiología y control

Publicado: 13 de octubre de 2022
Por: Traducido del Portuguez y Reeditado por: Raúl Botero Botero MVZ; MSc.
Introducción
En rebaños vacunos y bufalinos lecheros, aproximadamente el 70% de las muertes son de animales lactantes. Esto porque los recién nacidos están totalmente desprovistos de resistencia orgánica para enfrentarse a las hostilidades del medio ambiente, tornándose en blancos fáciles de los agentes patógenos. La obtención de elevados índices de inmunoglobulinas, después del nacimiento, a través de la ingestión del calostro, es uno de los principales requisitos para reversar estas enfermedades.
El estado nutricional de las búfalas gestantes, las condiciones higiénicas de estabulación, aplicación de un correcto esquema de vacunación y desparasitación, también son fundamentales para la salud de los recién nacidos. Las enfermedades más frecuentes entre los bucerros (becerro o ternero de búfalo), desde el nacimiento hasta los primeros seis meses de vida, son descritas a continuación:
Colibacilosis
Popularmente conocida como curso o diarrea blanca, la colibacilosis es causada por la bacteria Escherichia coli. Estos son microorganismos Gram negativos, en forma de bastones, que habitan en el intestino de los animales. Los principales grupos responsables de la colibacilosis en bubalinos es constituido por la E. coli enterotoxigénica (ETEC). El principal síntoma es la diarrea amarillo - pálida o verdosa, que resulta en fiebre, una deshidratación progresiva, acidosis metabólica y muerte. En la forma aguda, la más frecuente, el proceso cursa con diarrea acuosa, fétida, las heces se presentan espumosas y con manchas de sangre.
Los animales infectados muestran una intensa depresión, cólico, incremento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, total inapetencia y rápido enflaquecimiento. Algunos autores reportan la colibacilosis como una de las responsables de mayor número de muertes en bucerros. Esta infección puede manifestarse con un cuadro clínico esencialmente septicémico, dotado de elevada patogenicidad, que lleva a la muerte de los animales, dentro de 18 a 24 horas. Haciendo un pronóstico general, se ha visto que la mortalidad de animales infectados oscila entre el 80% y 90%.
Los bucerros pueden adquirir la E. coli en el periodo prenatal, a través del canal de parto, o post - natal por vía digestiva. Los colibacilos generalmente habitan en el intestino grueso. Cuando son favorecidos por factores estresantes que disminuyen la resistencia orgánica, especialmente de los recién nacidos (deficiencia en la ingestión de calostro, estrés calórico, condiciones no higiénicas) se multiplican y provocan la enfermedad. La fuente primaria de la infección son las heces de animales enfermos, la contaminación puede ocurrir a través del cordón umbilical y de la mucosa nasofaríngea. En regiones del trópico húmedo la mayor incidencia se presenta durante los meses más secos del año.
Esta enfermedad se controla con productos a partir de sulfato de neomicina u oxitetraciclina (11mg/kg), por vía oral o inyectable.
Considerando que las causas más comunes de muerte entre los bucerros con diarrea son la deshidratación y la acidosis, por tal razón el tratamiento se debe dirigir principalmente en la restauración del estado sistémico del animal, a través de fluido terapia. Para esto se puede administrar una solución fisiológica glucosada al 15%, a una dosis de medio litro, vía subcutánea, o un litro, vía intravenosa.
La reducción del grado de exposición de los bucerros a los agentes patógenos a través de la higiene ambiental y del tratamiento del cordón umbilical también debe ser considerada. La ingestión del calostro en cantidades que contengan niveles elevados de inmunoglobulinas, y oportunamente después del nacimiento, constituye una de las mejores medidas preventivas. El aislamiento de los animales infectados también es de fundamental importancia en el control de la enfermedad.
Eimeriosis
La eimeriosis, también conocida como coccidiosis, es una enfermedad causada por protozoarios del género Eimeria, parásitos intracelulares del epitelio intestinal. De las varias especies descritas más prevalecientes en búfalos son: E. zuernii; E. auburnensis; E. ellipsoidalis y E. subspherica.
Los eimerídeos de las especies E. zuernii y E. subspherica son los principales responsables por las manifestaciones clínicas de la enfermedad, siendo las infecciones, con la participación de ambas especies, bastante comunes en bufalinos. Después de la infección, ocurre una inmunidad específica para cada especie de coccídio.
Por esa razón, los animales jóvenes expuestos a los coccídios por primera vez son mucho más susceptibles a una infección aguda y dolencia clínica que los animales adultos.
El principal factor de diseminación de la coccidiosis es la persistencia de contaminación ambiental, siendo el nivel de infección directamente proporcional a la contaminación. La principal fuente de infección son las heces de los animales enfermos. Los animales adquieren la infección a través de la ingestión de agua y alimentos contaminados. Esta enfermedad ocurre básicamente en animales que permanecen aglomerados por largo tiempo, en locales con condiciones precarias de higiene, alta humedad y mal alimentados.
La enfermedad es más frecuente en búfalos con edades entre dos y cuatro meses. Los animales se infectan a través de estructuras llamadas oocistos esporulados. Estos oocistos se encuentran en condiciones ideales para su desenvolvimiento en temperaturas entre 15 °C a 30 °C. En las regiones del trópico húmedo, la esporulación de oocistos ocurre en la época de menor precipitación. La evolución del ciclo de vida de este protozoario se constituye en tres fases distintas. La primera, denominada esporogonia, ocurre en el medio ambiente y corresponde a la esporulación de los oocistos unicelulares eliminados conjuntamente con las heces de los animales parasitados, formando los estadios infectantes (esporozoitos).
Las otras dos fases, denominadas esquizogonia y gametogonia, se desenvuelven en el epitelio intestinal de los animales parasitados.
En el tratamiento curativo, son bastante eficientes los medicamentos a base de sulfametazina (140 mg/kg), la nitrofurazona (15 mg/kg) también da un resultado satisfactorio. Estos productos pueden ser usados preventivamente, en el agua, sal mineralizada o ración, en los lugares donde los riesgos de contaminación son elevados. Entre tanto, la manipulación de animales, en ambientes altamente contaminados, limita la eficacia de estos medicamentos. Se debe considerar también, que estos medicamentos son coccidiostáticos y no coccidicidas, y el parasitismo puede retornar después de la suspensión del tratamiento. Las estrategias preventivas deben ser siempre hacia la eliminación de oocistos en el medio ambiente, siendo prácticas indispensables el control de sobrepoblación de animales, la separación de los animales jóvenes de los adultos y la limpieza y desinfección de las instalaciones.
En algunas regiones, durante la estación de lluvias, es de común presentación en los terneros y bucerros la diarrea con sangre o diarrea negra, causada por Coccidia (Eimeria spp). Esta se previene adicionando Flor de azufre en polvo al 5%, en mezcla con la sal mineralizada que deben consumir a voluntad y permanentemente todos los terneros, bucerros y los animales adultos que sean atacados además por murciélagos, garrapatas, piojos, tórsalos y hongos de la piel. La Flor de azufre en polvo es adicional al azufre que normalmente deben contener las sales mineralizadas comerciales (Botero y Preston, 1988).
Otra opción de suministro de azufre para la prevención de la coccidiosis consiste en adicionar Sulfato de cobre disuelto al 0,02% en el agua de los tanques bebederos (200 g/m3 de agua cada mes). Este producto también actúa como alguicida, precipitando los sólidos disueltos en el agua y manteniendo limpia el agua de los bebederos.
Los antibióticos y sulfas corrientes son inútiles para combatir casos declarados de diarrea negra, únicamente la sulfaquinoxalina es curativa (De Alba, 1985).
La carga parasitaria en los terneros y bucerros se puede mantener baja, si los potreros donde ellos pastorean proporcionan forraje abundante y de alta calidad, poseen suelos bien drenados y se manejan en rotación intensiva. Además, dichos potreros no deberán ser utilizados por vacunos ni búfalos adultos, que actúan como fuente adicional de infestación de parásitos internos y externos.
Encefalomielitis esporádica
Actualmente se sabe que esta enfermedad es causada por la bacteria Chlamydia pecoris. A pesar de que esta dolencia ocurre en animales de cualquier edad, es considerada propia de bucerros, porque en bubalinos, su mayor predominancia es en animales con menos de seis meses de edad. En Brasil, no ha sido diagnosticado ningún caso en animales adultos.
Los síntomas de esta enfermedad, casi siempre se presentan con curso aguado, se inicia por la disminución del apetito, depresión y rigidez. Eventualmente con contracciones esporádicas, rigidez del cuello, salivación, escurrimiento nasal, respiración acelerada y desaparición de reflejos pupilares. La temperatura corporal se muestra elevada (40 a 41°C) durante la evolución de la enfermedad. Posteriormente, sobreviene parálisis flácida de los miembros posteriores y muerte dentro de seis a diez días, después de la aparición de los primeros síntomas.
Esta enfermedad incide con mayor intensidad en la época más lluviosa del año, siendo los animales entre tres y seis meses de edad las principales víctimas, siempre de forma aislada y con baja frecuencia. Heces, orina y secreción nasal son considerados los principales materiales infectactes. Es una enfermedad particular de los bucerros, de característica esporádica que evoluciona con síntomas neurológicos de origen neurocefálico.
El tratamiento terapéutico es a base de oxitetraciclina (14 mg/kg) vía intravenosa y, posteriormente (5 mg/kg) por vía intramuscular, cada doce horas y durante al menos 5 días, se muestra eficacia cuando se efectúa en los primeros estadios de la enfermedad, antes de haber lesiones en los tejidos cerebrales. No se conocen medidas de control efectivas para la prevención de la encefalomielitis. La higiene y la alimentación correcta de los animales son de fundamental importancia en la prevención de esta enfermedad.
Enteritis neonatal vírica
Son varios los agentes virales entéricos citados como causantes de enteritis neonatal en rumiantes, entretanto, apenas los rotavirus y los coronavirus poseen importancia comprobada. En el caso de los búfalos, muchos autores indican la presencia de esos agentes causantes de enteritis neonatal.
De manera general, esta virosis evoluciona con diarrea fluida amarillenta, las heces con mucus y coágulos de leche, salivación densa e inapetencia para mamar. Animales menores de dos semanas de vida son los más atacados. La principal fuente de contaminación reside en los animales enfermos que eliminan el virus por las heces.
El rotavirus es el agente causante más común de este tipo de enfermedad, siendo los animales con edades entre cuatro y diez días las principales víctimas. Este virus ya fue reportado por un sinnúmero de investigadores como uno de los principales causantes de diarrea en bucerros.
Los coronavirus, a su vez, tienen preferencia por animales con edades entre 10 y 15 días de vida, siendo las infecciones más intensas ocurridas en los meses más fríos del año.
Los bucerros muy jóvenes no tienen la tendencia de ser afectados por estos virus, debido a que las búfalas secretan anticuerpos anti - rotavirus en el calostro durante 72 horas después del parto. La contaminación de estos virus ocurre por la ingestión de materia fecal.
No existe tratamiento efectivo para estos virus, ni vacunas preventivas. La única manera de control es a través de la separación de los animales enfermos, higiene ambiental y la ingestión oportuna de calostro por los recién nacidos.
Estrongiloidosis
La estrongiloidosis es causada por un nematodo llamado Strongyloides papillosus. Se trata de un parásito que mide tres a seis milímetros de largo que se localiza en el intestino delgado de los animales jóvenes. Las larvas provocan daños en el epitelio intestinal y causan diarrea intermitente. Cuando la infestación es alta es común que ocurran síntomas respiratorios (tos, expectoración bronquial, bronconeumonía), debido a la migración de las larvas a los pulmones. Cuando la infestación es moderada, este tipo de parasitismo es asintomático.
Estudios realizados en la Amazonía de Brasil, revelan que estos helmintos alcanzan importancia patológica solamente cuando se encuentran en altas poblaciones. La simple presencia de los huevos de estos parásitos, en las heces de los bucerros, no representan un estado patológico. En los exámenes para verificación del número de huevos por gramo de heces (HPG), pueden ser encontrados en los animales con 11 días, las larvas de este parásito. El número máximo de HPG es observado a los 30 días después del parto. A partir de esa fecha la presencia de huevos en las heces de los animales disminuye para anularse, a los 210 días después de nacidos. Algunos autores acreditan que la vía intra - mamaria es una de las principales responsables por la precocidad de la infestación.
Como regla general, no se recomienda hacer tratamiento de los animales parasitados por este helminto, ya que se curan espontáneamente. El esquema de tratamiento profiláctico obligatorio, así como los anti - helmínticos utilizados en el control de neoascaridiosis son suficientes para controlar estos parásitos. Considerando que las condiciones higiénicas del medio ambiente son las que determinan la mayor o menor incidencia del parásito, es fundamental la observación de este factor en el esquema profiláctico.
Monieziosis
La monieziosis es una parasitosis causada por un cestodo (Tenia) llamada Moniezia benedeni, este parásito adulto puede medir de 3 a 6 metros de largo y 2,5 cm de ancho. Se localizan en el intestino delgado de los animales jóvenes. La acción patogénica de estos parásitos es cuestionada. En los búfalos, generalmente esta parasitosis evoluciona sin síntomas aparentes y no provoca perjuicios económicos.
Solamente en los casos de altas infestaciones, pueden ocurrir trastornos digestivos, timpanismo o diarrea. Son necesarias infestaciones masivas para que causen una afectación clínica. Los animales infestados, tienden a mostrarse más propensos a otras enfermedades, especialmente a las helmintiasis gastrointestinales.
Por la biología parasitaria de esta tenia se sabe que se desprenden en segmentos, estos llegan hasta el medio ambiente por medio de las heces de los hospederos, donde son ingeridos por ácaros, encontrados en grandes cantidades en las pasturas, especialmente en las áreas húmedas. Estos ácaros, ingieren los segmentos de la tenia y los llevan consigo trasformados en cisticercos infecciosos que, una vez ingresan en el tracto digestivo de un rumiante se trasforman en nuevos parásitos. En el intestino delgado, las tenias llegan a la madurez sexual dentro de 15 días, cuando inician la eliminación de nuevos segmentos, que pueden ser vistos macroscópicamente en las heces eliminadas por los animales.
En el tratamiento preventivo se indica la administración de productos a base de diclorofenol (20 mg/kg), niclosamida (80 mg/kg), cambendazole (25 mg/kg) y mebendazole (10 mg/kg), cuatro a cinco semanas después del inicio del pastoreo de los animales en áreas infestadas. Como medida profiláctica, se aconseja la rotación de pasturas y exámenes periódicos de heces en los animales jóvenes.
Neoascaridiosis
La neoascaridiosis es causada por el Neoascaris vitulorum, helminto que se localiza en el intestino delgado de los animales jóvenes. Los machos adultos del parásito miden de 15 a 20 cm y las hembras de 20 a 30 cm de largas.
Los animales, cuando están parasitados por N. vitulorum, se muestran debilitados, apáticos, sin apetito, con panza flácida, y pelo áspero y sin brillo. En altas infestaciones puede ocurrir diarrea fétida (olor butírico) y oscura, y muerte de los hospederos dentro de pocos días, a consecuencia de las perforaciones y obstrucciones intestinales ocasionadas por los parásitos adultos. El índice de mortalidad entre los animales infestados varía de 30% a 50%. En el cuadro hemático de los hospederos se observa una significativa disminución de los eritrocitos, de la hemoglobina y del volumen globular medio, elevación del número de leucocitos, manifestada por el aumento de linfocitos y eosinófilos. Estas alteraciones caracterizan una anemia de tipo normocítico normocrómico. El N. vitulorum es citado como el principal agente parasitario causante de muertes en los bufalinos jóvenes.
La presencia de este helminto puede ser observada a través de sus huevos, en las heces de los animales con edades alrededor de 14 días. El pico en el número de huevos en el análisis de heces ocurre cuando los bucerros alcanzan cerca de 30 días de nacidos. Después de esa edad, el número de huevos disminuye bruscamente hasta tornarse nulo a los 120 días de vida.
Algunos autores afirman que la presencia precoz de N. vitulorum en las heces de los bucerros ocurre como consecuencia de que las larvas de este helminto ingresan al feto en la fase prenatal; otros autores manifiestan que la contaminación de los recién nacidos ocurre por larvas parasitarias presentes en el calostro. Esta última parece tener mayor potencial de contaminación.
En un análisis de heces se constató que la presencia de huevos era prácticamente nula en bucerros que no habían sido alimentados con calostro y un intenso parasitismo en animales con acceso a leche.
El ciclo de vida del N. vitulorum es diferente a todos los otros helmintos incidentes en bóvidos e independiente de factores ambientales. El ciclo biológico de este parásito básicamente es de la siguiente manera: los huevos embrionados producidos por los vermes adultos y que se encuentran parasitando el intestino delgado de los bucerros, son expulsados con las heces al medio ambiente e ingeridos por los animales adultos (búfala), donde liberan larvas, que a través de la corriente sanguínea migran hacia los tejidos somáticos del hospedero (pulmones, riñones, músculos) donde permanecen en quiescencia. Cuando las búfalas entran en gestación, esas larvas son reactivadas y llegan hasta el recién nacido a través del calostro (vía trans - mamaria), o hasta el feto, a través de la circulación sanguínea (vía trans - placentária). En condiciones naturales los bufalinos son más susceptibles al N. vitulorum que los vacunos.
Como la biología parasitaria del N. vitulorum es independiente de las condiciones del medio ambiente, el esquema profiláctico (dosificaciones) contra este parásito puede ser el mismo para todo el trópico. Deben ser efectuados a los 15, 30, 60 y 180 días de vida de los bucerros, utilizándose desparasitantes de amplio espectro dosificados preferente por vía oral. Productos a base de mebendazole (8,8 mg/kg), oxibendazole (10 mg/kg), fembendazole (10 mg/kg) y tiabendazole (44 mg/kg), los cuales se muestran bastante eficaces contra esta parasitosis. Ninguno de estos medicamentos, entretanto, actúa sobre las larvas migratorias.
Salmonelosis
La salmonelosis, popularmente conocida como curso prieto o diarrea negra, es causada por entero bacterias Gram - negativas, del género Salmonella. Dentro de los diversos prototipos existentes en búfalos, los más encontrados es la S. dublín. La salmonelosis evoluciona generalmente con diarrea pastosa, bastante fétida y las heces con estrías de sangre. Dolores abdominales, apatía, pérdida del apetito, debilidad, respiración acelerada, temperatura elevada y tumoración de las articulaciones también son síntomas observados. La salmonelosis puede ser confundida con la colibacilosis, entretanto, ésta última afecta animales en la primera semana de vida, en cuanto la otra ocurre en animales de mayor edad. Además, la salmonelosis generalmente provoca diarrea oscura y mucosa y, la colibacilosis, es clara y acuosa.
En los animales adultos cuando ocurre la infección, la salmonelosis ataca preferiblemente animales estabulados o búfalas con estrés del parto. Los síntomas son fiebre, inapetencia y enflaquecimiento progresivo. Cuando la infección ocurre en búfalas preñadas, éstas pueden abortar. La manera de trasmisión de esta enfermedad es siempre fecal - oral. Los animales enfermos con la dolencia sub - clínica, excretan microorganismos en gran cantidad a través de las heces y otros fluidos (orina, leche), contaminando el medio ambiente y los alimentos.
Las infecciones cruzadas también pueden ocurrir. Por ejemplo, cuando los bucerros son lamidos por los animales adultos y viceversa, teniendo el pelo contaminado con heces, puede darse la infección. El agua estancada funciona como fuente significativa de infestación, y esos lugares pueden permanecer contaminados durante largos periodos de tiempo. La enfermedad es generalmente aguda y se disemina rápidamente entre los bucerros con edades entre 6 a 16 semanas, puede ocurrir también en animales con edades más avanzadas. Esta parasitosis tiende a mostrar incidencia estacional distinta, ocurriendo en las regiones del trópico húmedo durante el periodo menos lluvioso del año. Suele ocurrir en los animales mal alimentados, en los intensamente parasitados y en aquellos que permanecen en áreas anegadas, por periodos prolongados.
El tratamiento curativo consiste, primeramente, en eliminar la deshidratación de los animales, utilizando una solución fisiológica glucosada al 15%, vía subcutánea (500 ml) o intravenosa (1000 ml). Como terapia se deben aplicar preferiblemente productos a base de trimetropim - sulfadoxina (1ml/10 kg), cloranfenicol (22 mg/kg) o ampicilina (25 mg/kg), durante tres o cuatro días. La precocidad del tratamiento es fundamental para la recuperación del animal. Como medida preventiva se debe proceder a la vacunación de las búfalas preñadas, en el octavo o noveno mes de gestación, así la búfala eliminará los anticuerpos por el calostro, que irán a proteger al bucerro. Las medidas higiénicas deben ser rigurosamente observadas.
La cojera contagiosa no es un «cuentito»
Todolecheria, 30/04/2021.
El doctor en Medicina Veterinaria Juan Vicente González Martín, profesor Titular del Departamento. de Medicina y Cirugía Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid describe el impacto de las enfermedades podales en vacas lecheras, y cómo mitigarlo.
Comienza charlando con los propietarios y cuando les pregunta cuáles son sus preocupaciones, varios de ellos le contestan: las cojeras.
No es de extrañar la contestación, ya que las cojeras son la tercera causa por la que se desechan las vacas de las explotaciones, siendo la primera el fallo reproductivo y la segunda, la mamitis o mastitis.
Las pérdidas que originan las cojeras son enormes: reducción de la producción láctea y de la fertilidad, incremento del desecho involuntario, costos del podólogo y del veterinario, costo de los medicamentos y tratamientos profilácticos como los baños de patas, desecho de leche por residuos antibióticos y un montón de trabajo extra en la granja. A finales del siglo pasado las granjas se hicieron mucho más grandes, las vacas producían mucha más leche y los problemas podales se dispararon.
Entonces apareció E. Toussaint Raven, un veterinario que desarrolló, en la Universidad de Utrecht, el método holandés de arreglo funcional del casco de los bovinos y que publicó en 1985 el libro que sentó las bases de toda la podología buiátrica: “Cattle Footcare and Claw Trimming” (Cuidado del pie del ganado bovino y recorte del casco o pezuña).
Hablemos de la DermatitisDigital
La dermatitis digital, también conocida como dermatitis digital papilomatosa, dermatitis peluda de los talones, verruga de los talones o talón de fresa, es una enfermedad relativamente nueva. Se describió por primera vez en Italia en 1974 por R. Cheli y C. Mortellaro en la octava Conferencia Internacional de Enfermedades del Ganado Bovino, por lo que también se la denomina enfermedad de Mortellaro. Aunque parece ser que la enfermedad se conocía con anterioridad, realmente se le prestó atención a finales de los 80 y principios de los 90, cuando nos dimos cuenta qué, estaba extendida por todo el mundo. De hecho, hoy en día es la enfermedad podal infecciosa más prevalente a nivel internacional.
Está producida por distintas especies de bacterias espiroquetas del género Treponema. La bacteria Treponema palidum causa la sífilis en las personas, pero las de la vaca no son zoonosis, no se transmiten al hombre. Afecta principalmente a animales lecheros estabulados de cualquier edad y tiene un costo muy importante para la granja. Una vaca que necesite ser tratada perderá en esa lactación en torno al 1,7% de su producción, atrasará la reproducción en unos 20 días y será más propensa a sufrir otros problemas podales.
También afecta al ganado en engorde, especialmente al Holstein frisón, con disminución de la ganancia media diaria. La enfermedad es infecciosa, pero la humedad, la falta de higiene y los problemas inmunitarios de las vacas son factores determinantes, favoreciendo la aparición del problema. ¡Sin humedad y sin excretas (purín), no hay enfermedad! Aparece generalmente en la piel de los talones de las extremidades posteriores, pero también se ve en cualquier otra parte de la piel del rodete coronario por encima del casco, en las extremidades anteriores e incluso en los dedos accesorios y en casos muy raros, sobre la piel de la ubre.
La enfermedad presenta distintos estadios con distintas lesiones, que fueron descritos por la veterinaria Dorthe Döpfer de la Universidad de Wisconsin, Madison, en Estados Unidos, y su conocimiento es fundamental para entender la enfermedad y poder afrontarla a nivel de rebaño. Se clasifica con la letra M, de Mortellaro, seguida de un número (entre 0 y 4). M0 se aplica a la piel normal, de aspecto sano y se considera que no hay enfermedad. M1 es una lesión en estadio temprano, con una úlcera superficial de menos de dos centímetros de diámetro, de color rosado y que no es dolorosa a la palpación.
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M2 es la etapa clásica ulcerosa de la enfermedad, la lesión de color rojo fresa tiene un diámetro mayor de dos centímetros, sangra fácilmente y es muy dolorosa a la palpación.
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En esta fase la vaca cojea de manera muy aparatosa y característica, apoyando el casco por la punta. M3 es la fase de curación después del tratamiento local, donde la lesión está cubierta por una costra oscura y ya no cojea ni le duele a la palpación. M4 es la fase crónica. La piel tiene un aspecto engrosado o verrugoso de color claro, gris o castaño, no duele y no cojea. Hay quién habla también de una fase M 4.1 cuando esa lesión crónica se reactiva. La reactivación de las lesiones crónicas es algo extremadamente frecuente. Las úlceras no penetran la piel como lo hace el pedero, por lo que no produce hinchazón, tendinitis, artritis, flemón, infección de los tejidos internos, ni fiebre. Ahora bien, sí altera el normal desarrollo del casco, acortando la lumbre y sobre todo, alargando los talones
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Cuando la vaca adopta posturas antiálgicas, para intentar aliviar el dolor, cambia los aplomos y se producen úlceras podales en los otros cascos. Los casos crónicos activos también alteran el crecimiento del casco, especialmente en la zona de los talones.
Una vez diagnosticado el problema en los patios de producción, el ganadero me dijo: – Ven a ver las novillas, que también las tengo cojas.
Efectivamente, las novillas de aproximadamente un año en adelante estaban sufriendo dermatitis digital. Y aunque él no lo sabía, la enfermedad de las novillas, unido al problema higiénico era la causa de la alta prevalencia de la enfermedad en la granja. Se sabe que la vaca que adquiere la enfermedad de novilla y no se cura a tiempo, la sufrirá el resto de su vida, alternando periodos crónicos sin cojera con periodos agudos de cojera intensa.
– ¿Por eso, aunque las curamos con las vendas luego vuelven a aparecer más casos? – Me preguntó el ganadero.
– Por eso mismo, le contesté yo.
– ¿Entonces no podemos hacer nada? – Me dijo de nuevo.
– Sí se puede hacer - Le dije – Pero hay que cambiar el sistema de tratamiento.
Dorthe Döpfer en 2011 comprobó mediante infecciones experimentales que los estadios iniciales de la enfermedad, en las fases M1 o M2 que lleven poco tiempo, se curan fácilmente aplicando antibióticos como la oxitetraciclina y un vendaje, sin dejar crónicos.
Por el contrario, cuando hacemos lo mismo con animales crónicos M4 o crónicos reactivados M4.1, sólo conseguimos que el animal deje de cojear, pero volverá a recaer. El problema de M4 es la fase crónica. La piel tiene un aspecto engrosado o verrugoso de color claro, gris o castaño, no duele y no cojea.
La cojera contagiosa
La granja era, como ocurre en tantas otras, que sólo trataban los animales muy cojos y esos estaban en fases muy avanzadas, ya eran crónicos.
– ¿Y el baño de patas? - volvió a preguntar.
El baño de patas, durante 15 minutos, con sulfato de cobre o sulfato de zinc al 10%, formol al 5% u oxitetraciclina en polvo disuelta en agua limpia y fresca al 10%, es útil, en aquellos lugares donde estos productos estén permitidos. En el caso de España no podemos utilizar el formol. No obstante, también pueden funcionar otros productos, pero habitualmente el problema no reside tanto en el producto sino en que los baños los hacemos demasiado cortos.
Lo ideal es poner, sobre el piso de la manga de manejo animal, un lavapatas de tres metros de largo con agua limpia y a continuación otro de otros tres metros con la solución desinfectante. Pero hay que saber que el baño no cura, sólo sirve para prevenir y no lo hará al cien por ciento. Lo más importante es mantener el establo limpio, seco y bien ventilado, con una buena cama para que las vacas y las novillas o vaquillas mantengan las pezuñas secas y descansen el mayor tiempo posible.
La dermatitis digital es una enfermedad infectocontagiosa, pero el contagio sólo puede producirse si la piel del rodete coronario está reblandecida o dañada por el agua y el purín. En ocasiones la granja está muy bien, pero tiene puntos sucios. Por ejemplo, alrededor de los bebederos, en zonas mal niveladas en los patios, en los pasillos que unen distintas zonas, etc. Y quizá lo más importante es la bioseguridad de la recría. En el caso de la granja de la que estamos hablando, había tres corrales seguidos de novillas de distintas edades y lindando con ellos, el corral de las vacas secas y el de preparto. Los cinco corrales se limpiaban con la misma arrobadera.
La arrobadera arrastraba la basura, y con ella los treponemas, dos veces al día de los corrales de las vacas a los de las novillas ¡Allí se producía el contagio!…
A las novillas también se les deben aplicar baños de patas y también deben ser revisadas por el podólogo, pero deberían estar separadas de las vacas, idealmente hasta el segundo parto, pero separadas de verdad.
Para un tratamiento eficaz de la dermatitis, el podólogo debería revisar los animales con más frecuencia, tanto para tratar con vendajes los casos en fase temprana, como para hacer el arreglo corrector sistemáticamente y no, como se estaba haciendo, únicamente cuando había varias vacas cojas.
El arreglo corrector hace que la vaca pise mejor y que el casco se airee y limpie por sí solo, evitando que se macere la piel del rodete coronario y se produzca la dermatitis.
El diagnóstico de la enfermedad debemos hacerlo nosotros mismos en nuestra granja, detectando a las novillas y las vacas cojas lo antes posible y mirándoles los talones, dejando registrados los casos, con fechas y tratamientos. En la sala de ordeño se hace muy fácilmente, lavando los cascos con la manguera y observando detenidamente la piel de los dedos ayudados de una linterna.
Y la buena noticia es qué, si tenemos a las novillas separadas de las vacas, mantenemos las patas de todos los animales secas, limpias y bien ventiladas, les ofrecemos una buena cama y diagnosticamos y tratamos los casos tempranamente, seremos capaces de mantener bajo control y sin que cause ninguna pérdida la cojera infecciosa más importante de las vacas, la dermatitis digital.
Por Juan Vicente González Martín. DVM, PhD, Dipl. ECBHM. Profesor Titular Dpto. de Medicina y Cirugía Animal, Facultad de Veterinaria, UCM – TRIALVET Asesoría e Investigación Veterinaria SL. www.trialvet.com
Resistencia microbiana: Consecuencias del uso indiscriminado y el mal uso de antibióticos
TodoAgro. Ganadería, 4/3/2021.
Para 2022 la Unión Europea cambiará la legislación y, entre las modificaciones, anticipa la prohibición del uso de microbianos como promotores de crecimiento y profilácticos en la región. A esto le suma una cláusula de reciprocidad para los países a los que les compran productos cárnicos. Frente a este panorama, la Argentina se enfrenta a un gran desafío: cambiar los usos y costumbres en materia de antimicrobianos en los animales productivos.
La resistencia antimicrobiana es actualmente reconocida como una de las mayores amenazas para la salud humana en el siglo XXI por el riesgo que implica la pérdida de eficacia de los antibióticos necesarios en la medicina.
Además de tratarse de un problema sanitario, también puede llegar a ser el causante de una crisis económica de gran impacto, calculándose una caída de unos 100 trillones de dólares mundiales.
A esto, hay que sumarle los costos del sistema de salud global, las pérdidas en la producción animal y la consecuente escasez de alimentos. Según un informe del Banco Mundial, para 2050, la resistencia antimicrobiana será la principal causa de muerte. A su vez, se estima que 28 millones de personas caerían en la pobreza y la producción global de animales de cría caería entre un 2,6 y un 7,5 por ciento por año.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en algunos países, el 80 % del consumo total de antibióticos de importancia médica se da en el sector animal, principalmente, para estimular el crecimiento en animales sin ninguna enfermedad. Por esto, recomiendan reducir el uso de todas las clases de antibióticos de importancia médica en animales destinados a la producción de alimentos.
Para Mariano Fernández Miyakawa – investigador del Instituto de Patobiología (IPVET) del INTA Castelar y coordinador del Proyecto Disciplinario “Resistencia a los antimicrobianos y desarrollo de alternativas” –, es “fundamental” tomar conciencia sobre los riesgos del abuso y mal uso de los antibióticos en los animales de producción con el fin de reducir y prevenir la aparición y propagación de la resistencia.
Es que, según el especialista, “la resistencia a los antimicrobianos (RAM) pone en peligro la eficacia de la prevención y el tratamiento de una serie cada vez mayor de infecciones por virus, bacterias, hongos y parásitos”.
A su vez, fue más allá y no dudó en asegurar que “la resistencia a los antimicrobianos, y particularmente a los antibióticos, está aumentando en todo el mundo a niveles peligrosos”. Entre los riesgos a los que se enfrenta el sector, Fernández Miyakawa se refirió a las pérdidas en el sector productivo y a las restricciones del comercio internacional.
Con respecto a este punto, Federico Luna, director de productos veterinarios del SENASA, reconoció que “para 2022, se viene un gran desafío para el sector, de la mano de la nueva legislación europea”.
Además, analizó: “Si realmente se quiere continuar el comercio internacional con estos mercados, cada vez más exigentes, se va a tener que adecuar la forma de producción.
Se trata de un cambio que no queda circunscripto a la Comunidad Europea, sino que seguramente se extienda a otros mercados como China, India o Rusia”.
Por este motivo, el especialista del SENASA advirtió que el año que viene será “un año decisivo para nuestro sistema productivo”. Y agregó: “Creo que no nos falta mucho para poder cumplimentar con los nuevos requisitos, pero es necesario el consenso y acompañamiento de todos los sectores para estar a la altura de las circunstancias”.
Todo ser vulnerado aprende a resistir
“La capacidad de resistencia es un mecanismo natural”, aseguró Fernández Miyakawa, quien no dudó en subrayar que “si bien la resistencia es individual, aporta a lo colectivo”. Es que, de acuerdo con el investigador, tanto el antibiótico, la bacteria o el gen resistente salen del cuerpo para impactar en otros animales, humanos y en el ambiente, lo que le permite seguir amplificándose. De allí, la complejidad del tema.
Para el investigador del Instituto de Patobiología (IPVET) del INTA Castelar la resistencia antimicrobiana o RAM es “uno de los problemas más complicados de salud que tenemos en el mundo y de los más difíciles de abordar".
En esta línea, subrayó la necesidad de tomar conciencia sobre el riesgo que se corre y sólo emplear antibióticos cuando lo amerita. “Como uso y costumbre, en los sistemas productivos, muchas veces se aplican antibióticos y antimicrobianos como prevención ante la posibilidad de que enfermen y hasta para hacerlos engordar y crecer más rápido”, explicó.
Es este uso en forma profiláctica o como promotor de crecimiento, en forma prolongada en el tiempo y en dosis sub - terapéuticas que no terminan por eliminar a las bacterias, lo que amplifica la generación y diseminación de la resistencia.
“Lo lógico es usar antibióticos cuando se tiene un animal enfermo no como prevención, el resto de los manejos son contraproducentes”, subrayó.
De acuerdo con el director de productos veterinarios del SENASA, la Argentina avanzó mucho en los últimos años en la materia, tanto a lo que hace a las políticas de Estado como a escala productiva. De hecho, – detalló – ya hay en el país granjas que trabajan libres de antibióticos. “Los productores entienden la importancia de tomar conciencia del riesgo que implica la resistencia antimicrobiana, no sólo por el impacto en el mercado internacional, sino para la salud”, explicó Federico Luna.
Con respecto a la articulación institucional, Luna subrayó: “Hemos logrado una alianza nunca antes vista entre organismos del Estado como SENASA e INTA. A su vez, logramos trabajar mancomunadamente con el Ministerio de Salud de la Nación y, junto con el Ministerio de Agricultura, armar un equipo de trabajo en el cual pensar y diseñar políticas de Estado en beneficio de la salud pública”.
Dos competidores, una carrera
El desarrollo de nuevas moléculas y la resistencia antimicrobiana se enfrentan a una prueba históricamente adversa. En esta carrera hay mucho en juego, algunas desventajas y otro tanto de riesgos.
“La resistencia antimicrobiana no va al mismo ritmo que el desarrollo de antimicrobianos. Hay una enorme brecha entre ambos”, aseguró Fernández Miyakawa quien no dudó en recordar que “el desarrollo de nuevas clases de antibióticos se detuvo en 1987”.
Es que la inversión por parte de los laboratorios implica altos costos, mucho tiempo y bajo retorno, por lo que no es negocio. “Esa clara desventaja aumenta los riesgos”, sentenció.
Tal como lo advierte la OMS: “Los antibióticos y los antiparasitarios existentes, y en menor medida los antivíricos, están perdiendo su efecto. Al mismo tiempo, las inversiones en el desarrollo de nuevos antimicrobianos son insuficientes. Si no se cambia esta tendencia, las armas para luchar contra los microorganismos resistentes se agotarán pronto”. Incluso, el organismo internacional considera a esta problemática como una de las más importantes amenazas a la salud mundial y a la seguridad alimentaria.
No todo está perdido
En esa misma línea, Fernández Miyakawa reconoce la complejidad que implica el cambio. “Factores sociológicos y económicos inciden fuertemente por seguir haciendo lo mismo durante décadas, sin tomar conciencia del riesgo y la necesidad de buscar alternativas”, explicó.
“Usar antibióticos es una especie de reaseguro y ven a las restricciones como una amenaza”, detalló el especialista, quien no dudó en reconocer que “el uso de alternativas representa una mayor dedicación para con los animales, más tiempo, conocimientos y análisis para la toma de decisiones”. De todos modos, a pesar de la complejidad del tema, se considera un optimista: “Aún estamos a tiempo de revertir y cambiar el panorama. Si se retira la presión a las bacterias, tarde o temprano van a volver a la normalidad”, dijo. Federico Luna coincidió y agregó que otro factor que reduce la resistencia son aspectos tales como la calidad en la infraestructura de la granja y el bienestar animal.
En busca de una alternativa
Eliminar a los antimicrobianos como promotores del crecimiento de las dietas de los animales es un proceso creciente e irreversible. Esto llevó a desarrollar, seleccionar y utilizar alternativas rentables y eficaces en la producción animal. Entre las más populares y ampliamente utilizadas en varias regiones del mundo incluyen enzimas, ácidos orgánicos, probióticos, prebióticos, simbióticos, fitoquímicos y combinaciones de ellos. Existe la posibilidad de reemplazar el uso de antibióticos como promotores del crecimiento por los siguientes grupos de aditivos alimentarios: a) tecnológicos (aglutinantes y conservantes), b) coccidiostáticos, c) sensoriales (colorantes y aromatizantes), d) nutricionales (vitaminas y aminoácidos) (Caja y Col., 2003).
“Desde hace más de 15 años, en el Instituto de Patobiología (IPVET) del INTA Castelar trabajamos en el desarrollo y evaluación de alternativas al uso de antimicrobianos de síntesis química para prevenir y controlar enfermedades bacterianas y parasitarias”, indicó. A su vez, explicó que también estudian el impacto del uso de antimicrobianos en el desarrollo de la resistencia y el estudio de mecanismos de transmisión de dicha resistencia. “El objetivo de este esfuerzo es reducir la generación y dispersión de la resistencia antimicrobiana en la producción animal, manteniendo o mejorando la eficiencia productiva”, explicó el investigador.
Estos trabajos se llevan adelante con socios estratégicos en esta temática como OIE, OPS, CONICET, universidades nacionales y extranjeras, laboratorios, empresas y productores agropecuarios, entre otros. Así, se conformó un grupo de trabajo sólido con el ANLIS Malbran y el SENASA a fin de generar información sobre la dinámica de la resistencia antimicrobiana en el sistema productivo argentino y la detección de determinados elementos genéticos móviles de resistencia. También se realizan estudios de sensibilidad de drogas antibióticas y antiparasitarias, además de participar en el asesoramiento para la elaboración de políticas públicas.
“En el INTA estamos enfocados en el estudio de la evaluación de la resistencia en determinados ambientes y microorganismos para poder diseñar estrategias de control, así como en el desarrollo de alternativas al uso de antimicrobianos y en la mejora de la salud animal”, detalló Federico Luna.
Sitios de aplicación de las inyecciones en vacunos y búfalos FUENTE: Acerbi, R. 2021
Sitios de aplicación de las inyecciones en vacunos y búfalos FUENTE: Acerbi, R. 2021
Capítulo del libro Manejo y alimentación de vacunos y de búfalos con forrajes tropicales de Raúl Botero Botero MVZ, MSc. Para ver todos los capítulos ingresar al perfil del autor. 

Acerbi, R. 2021. Vacunación: La velocidad no es sinónimo de eficiencia. Publicado en el Foro de Engormix 26/02/2021 www.engormix.com Publicado originalmente en motivar.com.ar

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Raúl Botero Botero
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Alejandro Córdova Izquierdo
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Mauro Rafael Carrasco Rodriguez
Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado
13 de febrero de 2024
Saludos Raúl. Quiero primero felicitarte por el trabajo de traducción que realizaste y por compartirlo con Nosotros. Quisiera aprovechar tu experiencia y la de los demás Foristas sobre que la prevención y control de la mayoría de las enfermedades se evitan aplicando un adecuado protocolo de higiene, desinfección y evitando el exceso de animales en un mismo lugar. En segundo lugar quiero agregar que la prevención y control se debe iniciar con la vaca seca, tengo muchos años aplicando a estas vacas Vita AD3-E con Selenio.ñor las siguientes razones: Vitamina A, para asegurar que la vaca produzca un calostro de calidad, Vitamina D, para evitar problemas de hipocalcemia, Vitamina E, para evitar problemas de abortos y selenio que ayuda en la prevención de la mastitis. Esto lo realizó uno o dos meses antes de parto y lo repito de acuerdo a la condición corporal de la vaca. Me gustaría tu opinión al respecto. Por último y estoy de acuerdo contigo y ya lo hemos discutido en otros foros en ésta página de Engormix, es vital que tomemos conciencia del uso adecuado que como Médicos Veterinarios, debemos darle a los antibióticos, ya que de lo contrario en lugar de prevenir y curar enfermedades, vamos a ocasionar que las bacterias, parasitos y virus, se fortalezcan y no podemos ni prevenirlas, controlarlas, ni curar enfermedades. Saludos
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Umberto Francesa
11 de febrero de 2024
Excelente información y expuesta en una didáctica sencilla y comprensible para los lectores.

Si quisiera agregar, que los becerros, contrario a lo que la mayoría de los medicos veterinarios han aprendido en la escuela, si poseen T-Cells anticuerpos. Estos son específicos para algunos virus y son producidos en el timo del feto antes de nacer. Esto no quiere decir, que sean efectivos en contrarrestar la gran mayoría de infecciones descritas aquí en el becerro.
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Umberto Francesa
9 de febrero de 2024
La terapéutica corriente se basa en sustitución de fluidos tan pronto como se observa la diarrea. Deshidratación es importante medirla para poder así corregirla efectivamente y es donde el médico veterinario debe ensenar a los becerreros, porque son ellos los primeros en detectar diarrea cada vez que alimentan las becerritas (2 veces al día) y los más indicados en efectuar el primer tratamiento, que debe ser un protocolo bien establecido por la finca y seguido rigorosamente por los encargados, de tal manera que todos sin excepción lo apliquen al pie de la letra. Hay que recordar que deshidratación y tratamiento es "tiempo limitante".

El signo o síntoma más importante (en algunas ocasiones antes de la aparición de la diarrea), es la supresión parcial o total del apetito, experiencia en esta actividad ha ensenado a los encargados que una tormenta se avecina cuando un ternero no se bebió su alimento. Desde luego, que podría ser algún otro problema, sin embargo, siendo la incidencia de enteritis en becerros la causa número 1 de muertes en becerros lactantes, siempre hay que sospechar que este es el problema.
El grado de deshidratación se mide pellizcando la piel del cuello y observando el tiempo de retracción de la misma, entre más se tarda, más deshidratado está el animal. El humus acuoso del ojo contiene agua y durante la deshidratación se contrae y ojos hundidos en la fosa ocular es otro síntoma. El tejido sanguíneo esta deshidratado, debido a la perdida de agua en plasma y hemoconcentración ocurre rápidamente (sangre espesa), lo que induce al corazón a duplicar su capacidad de bombeo para el mantenimiento de la circulación general. Anuria se manifiesta en un esfuerzo de los riñones en mantener homeostasis.
Hablemos del protocolo de tratamiento:
1) Nunca suprima la alimentación rutinaria de leche. Si no la acepta hay que administrarla via forzada con el tubo esofágico.
2) Electrolitos suministrados entre la alimentación regular de leche, nunca con la leche ni tampoco inmediatamente después de la leche; deberá transcurrir un tiempo después de la bebida de leche para evitar sobrecarga de líquidos en el abomaso.
3) Cuando la deshidratación es severa la sustitución endovenosa de electrolitos deberá efectuarse en la vena yugular, solución salina isotónica o ligeramente hipertónica dan buenos resultados. Personalmente, diluyo en agua destilada Hipersaline 7% hasta traerla a una solución Isotónica y aplico una cantidad que depende de la respuesta fisiológica del becerro durante el tiempo de la aplicación. 5% de dextrosa en la solución, podría ayudar o empeorar el caso y dependería del tiempo que el animal ha estado con los síntomas.
4) En Norteamérica la gran mayoría de diarreas en becerras lactantes son debidas a Cryptosporidium and Gram negativos y antibióticos no son utilizados.
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Raul Jesus Santivañez
Agropecuaria Tayanga
8 de febrero de 2024
Un trabajo muy interesante aunque discrepo con algunos puntos que deseo plantear:
Hace muchos años que no empleo antibioticos en el tratamiento de las diarreas de terneros, solamente de dedicó al tratamiento de rehidratación sobre todo en forma oral, reponiendo la cantidad de líquidos que se han eliminado por las heces.
La terapia endovenosa no la recomiendo por cuanto al aumentar el volumen sanguíneo inmediatamente este se elimina por la orina y la homeostasis no se recupera.solo la empleo en animales postrados por deshidratacion.
La salmonelosis deberia haber ocupado mas espacio debido a su gran importancia y mortalidad en el Perú normalmente la observamos después de las tres semanas de vida y solo se muestra con una inapetencia y una mortalidad muy alta con heces muy fétidas y deshidratacion hacia las masaas musculares y acumulacion de liquido en la cavidad abdominal y muerte entre 24 y 48 horas de iniciado el problema.la terapia tiene que ser muy exigente por vía oral y sistémica con enrofloxacina si se emplea Cloranfenicol la teraìa debe ser minimo 10 dias de tratamiento continuo en razon de 1 gm diario.
Saludos fraternos desde el norte del Perú
Raul.
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Alejandro Córdova Izquierdo
Universidad Autónoma Metropolitana - UAM (México)
7 de febrero de 2024
Excelente información, felicidades y enhorabuena!!!!.
Saludos desde el Departamento de Producción Agrícola y Animal. Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Ciudad de México.
Dr. Alejandro Córdova Izquierdo
acordova@correo.xoc.uammx
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Juan Antonio Cavalleri
22 de marzo de 2024
Agradezco como siempre Amigo Don Raul
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Juan Antonio Cavalleri
22 de marzo de 2024
Buenos dias tardes .-
Aprender no ocupa a la tarea diaria cientifica de campo gracias juancavalleri@hotmail.com
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