Este trabajo es una investigación periodística basada en evidencia científica que busca ofrecer una mirada clara sobre un problema global:
La resistencia antimicrobiana (RAM). No se trata de generar alarmismo ni de presentar una catástrofe inevitable, sino de comprender un fenómeno real y sus causas, para ofrecer información que permita actuar de manera informada.
La resistencia a los antibióticos es un riesgo medible, no imaginario. Cada año, millones de personas mueren por infecciones resistentes o presentan complicaciones graves asociadas a ellas. En América Latina, por ejemplo, se estima que en 2021 la RAM estuvo vinculada a unas 322.000 muertes. En Europa, aunque las cifras son menores, los costos sanitarios superan los 11.000 millones de euros anuales. Sin embargo, esto no significa que “todos moriremos por superbacterias”.
Cada caso tiene un contexto específico: pacientes crónicos, brotes hospitalarios o falta de acceso a diagnósticos y tratamientos adecuados. La RAM es un problema serio, pero controlable si entendemos sus causas.
Un riesgo medible, no imaginario
La RAM no es una plaga bíblica ni una pandemia silenciosa que nos dejará sin remedio de la noche a la mañana. Es, más bien, la consecuencia predecible de cómo usamos —y abusamos— de los antibióticos. Comprenderla evita alarmismos innecesarios y permite actuar de manera concreta.
Cada muerte asociada a infecciones resistentes tiene un contexto:
- Pacientes crónicos con defensas bajas.
- Brotes hospitalarios nosocomiales.
- Falta de acceso a diagnósticos o antibióticos adecuados.
Estos escenarios muestran que la RAM es un problema real, pero controlable, siempre que se comprendan sus causas y se adopten buenas prácticas.
Factores que aumentan el riesgo
La resistencia no surge por casualidad. La ciencia ha identificado múltiples factores que, combinados, incrementan la probabilidad de complicaciones graves:
- Uso inadecuado de antibióticos: Tomarlos sin receta, interrumpir tratamientos o utilizarlos para infecciones virales acelera la selección de bacterias resistentes.
- Exposición repetida o prolongada: Pacientes hospitalizados, crónicos o en unidades de cuidados intensivos tienen mayor riesgo de desarrollar resistencia.
- Bacterias difíciles de tratar: Algunas especies, como Klebsiella resistente a carbapenémicos o Staphylococcus aureus resistente a meticilina, son más peligrosas, especialmente en personas vulnerables.
- Salud del paciente: Enfermedades crónicas, trasplantes o inmunosupresión aumentan la vulnerabilidad.
- Acceso a diagnóstico y tratamiento: La falta de pruebas rápidas o de antibióticos de segunda línea puede agravar la infección.
- Uso en animales y agricultura: Algunos antibióticos utilizados en animales para consumo humano contribuyen a la resistencia que después afecta a personas. Regular este uso es sencillo y efectivo.
- Condiciones hospitalarias: Hacinamiento, higiene deficiente y brotes nosocomiales facilitan la propagación de bacterias resistentes.
- Globalización: Viajes y comercio facilitan que cepas resistentes se desplacen entre continentes.
- Educación y nivel socioeconómico: El desconocimiento sobre el uso racional de antibióticos aumenta la automedicación y el abuso.
- Factores biológicos individuales: El microbioma y la genética influyen, aunque todavía se investigan.
Cómo entender los riesgos
En epidemiología, estos factores se cuantifican con ratios de riesgo. Por ejemplo, un paciente que no recibe el antibiótico adecuado al inicio tiene el doble de probabilidad de complicaciones graves frente a quienes sí lo reciben.
Pero esto no significa que todos los pacientes vayan a morir; significa que las decisiones médicas y de política sanitaria importan mucho.
Conclusión: no hay magia, pero hay control
La resistencia antimicrobiana no es inevitable. Es el resultado de hábitos humanos —mal uso de antibióticos, control insuficiente en hospitales y agricultura— que podemos corregir. Educar a la población, mejorar la prescripción, invertir en investigación y mantener buenas prácticas hospitalarias son estrategias efectivas y alcanzables.
En resumen: no estamos ante una catástrofe inminente, pero sí ante un reto sanitario que merece atención, datos claros y decisiones sensatas. Usar los antibióticos con criterio no es opcional; es la mejor manera de mantenerlos útiles para quienes realmente los necesitan.
Referencias bibliográficas
- Mulet, J.M. (2021). ¿Qué es la vida saludable?: Mitos y verdades sobre la salud para vivir más y mejor. Editorial Planeta.
- Organización Mundial de la Salud (OMS). (2023). Antimicrobial resistance — Fact sheet. Recuperado de: https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/antimicrobial-resistance
- Naghavi, M., et al. (2024). Global burden of bacterial antimicrobial resistance 1990–2022. The Lancet.
- European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC). (2024). Antimicrobial resistance in the EU/EEA (EARS-Net) — Annual epidemiological report 2023. Recuperado de: https://www.ecdc.europa.eu/en/publications-data/antimicrobial-resistance-eueea-ears-net-annual-epidemiological-report-2023
Publicado en Kambiopositivo.com, Boletín de Noticias, Agosto. 2025. https://www.kambiopositivo.com/2025/08/31/resistencia-antimicrobiana-lo-que-de-verdad-deberiamos-entender/