Un arancel, en el caso que aquí nos ocupa, un arancel económico, se puede considerar perfectamente como un impuesto que se aplica a ciertos productos y también a ciertos servicios, que son importados o exportados, a través de las fronteras de un país.
Es fácil entender que, para un país, el tema arancelario es un tema de una gran importancia y trascendencia, en el ámbito de su economía, en razón de su incidencia en su comercio internacional.
En realidad, es un mecanismo, realmente es una herramienta, en el marco de las políticas comerciales, que se utiliza con la doble finalidad de intentar regular el comercio y, sobre todo, de fomentar el desarrollo económico interno.
Consecuentemente y, en principio, el objetivo que persiguen los aranceles económicos es doble; por una parte, como ya se ha mencionado, intentar proteger la económica nacional (o al menos, a ciertos ámbitos de la misma), frente a la competencia exterior y, por otra, generar unos ingresos para el país que los aplica.
Es un complejo mecanismo, que en ocasiones no es adecuadamente valorado por la sociedad, dado que no solo sirve, como ya se ha mencionado, para establecer barreras a la entrada de ciertos productos y/o servicios, con el fin de proteger sectores económicos, que se consideran estratégicos, sino que también puede constituir una respuesta a políticas comerciales que sean percibidas como desleales, por parte de otros países.
Ergo y de ahí el potencial peligro que comporta el arancel, es que no se trata de un simple impuesto, sino de una herramienta multifacética, en el seno del comercio global; por lo tanto, se sabe cuándo empieza su imposición, pero nunca se suele saber cómo y cuándo concluye (y su imposición siempre implica, en los productos afectados, un aumento de los costes y una reducción del tercer margen bruto).
Esta introducción tiene su razón de ser, para poner en negro sobre blanco el hecho de que China ha empezado a poner en práctica una política arancelaria al porcino de la Unión Europea.
En efecto, desde el pasado 10 de septiembre, ha impuesto, a nuestro porcino, unos aranceles provisionales (insisto, provisionales) que, de momento, oscilan entre el 15,6 y el 62,4 por 100. Ellos son consecuencia de la investigación antidumping que está realizando China en el mencionado sector pecuario europeo, y que está previsto concluya en diciembre del presente año 2025.
Esta medida afecta de lleno y en gran medida a España, que es el primer proveedor mundial de porcino a China.
Afortunadamente, gracias a la actuación de INTERPORC y de sus asociaciones y, como primer paso en este tema, todas las empresas de españolas de porcino, autorizadas para exportar a China, se registraron oportunamente en la correspondiente plataforma china, adquiriendo el status de empresas colaboradoras (las empresas que no estén en ella se les ha impuesto el mencionado arancel del 62,4 por 100 y están, lógicamente, fuera del mercado).
El paso siguiente fue dado por las autoridades chinas de su sistema nacional, procediendo a auditar a tres compañías europeas: Litera Meat de España, a la que se impuso un arancel del 15,6 por 100; Vion en Países Bajos a la que se impuso un arancel del 32,7 por 100 y Danish Crown en Dinamarca; en este caso el arancel fue del 31.3 por 100.
A partir de estos datos, China estableció una cifra arancelaria promedio provisional del 20 por 100. Este arancel se aplica, a partir del 10 de septiembre, a todos los productos porcinos procedentes de las mencionadas empresas colaboradoras europeas que vayan a llegando al mercado chino.
Por lo tanto, a partir de la mencionada fecha, el importador ha de efectuar el correspondiente pago arancelario como depósito de garantía. Las compañías exportadoras españolas (y europeas, claro es) están en conversaciones con sus clientes para hacer frente al pago del mencionado depósito de garantía.
El “baile arancelario”, en el caso de China y el porcino europeo, ya ha empezado y no creo que haya nadie hoy, yo tampoco, por supuesto, que pueda vislumbrar, con una cierta aproximación, cómo va a terminar a medio plazo este complejo tema no exento de peligros.
Nos guste o no, lamentablemente, esta es la situación a día de hoy.