Hace unas fechas tuve la oportunidad de comentar, en una de mis clases de Máster, el libro, cuya lectura, sin dudar, recomiendo, titulado: «Comprometidos con la verdad – Propuestas para combatir la desinformación”, del que es coautor don Carlos Azofra, editor de FRS.
En la obra se denuncian las malas prácticas periodísticas; prácticas muy frecuentes y que perjudican de forma muy especial al sector de Alimentación. Paralelamente, la misma hace una defensa a ultranza del periodismo especializado, realmente profesional, en el sentido amplio del término.
Y una de las muchas e importantes cuestiones que aborda el libro y que nos afecta a todos los involucrados en el mundo agrario es la creciente proliferación de noticias que generan alarma en el mundo de la alimentación.
Estas noticias fundamentadas, como bien se indica en “en estudios de dudosa calidad, lecturas sesgadas o argumentos pseudocientíficos”, sin estar debidamente contrastados y que no se corresponden con unas evidencias científicas, generan en el consumidor confusiones, dudas y miedos.
Y todo esto lo conocemos bien, muy bien, diría yo, y lo sufrimos, los que, por razones profesionales, estamos inmersos en el “mundo de la producción animal”, como lo he expresado reiteradamente, en este boletín digital de ÁGORA TOP GAN, que, dentro de su gran modestia, pretende ser, semana tras semana, un dique de contención frente a la desinformación, a las noticias falsas y las posverdades, que implican y tanto perjudican, a nuestro sector pecuario.
Estoy totalmente de acuerdo, como se resalta en la obra mencionada, que, en los últimos tiempos, desde que los medios generalistas de comunicación han incrementado exponencialmente su cobertura agroalimentaria (porque “se ha puesto de moda”), se han incrementado enormemente las visiones parciales, incompletas, sesgadas o erróneas, referidas a esta temática (con la negativa incidencia que esta realidad comporta para el “lector – consumidor medio”, cada vez más alejado de las realidades que conforman el “mundo rural”, en general y el “mundo pecuario”, en `particular).
Esta realidad, como dice el título de la presente nota:” es un cáncer que mina al sector pecuario”.
Ante esta situación, que no me parece tienda a mejorar en un futuro a corto plazo, hay que felicitar, con la máxima efusividad, a la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) y a la Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS), que han publicado un trabajo titulado “Manifiesto y Decálogo por una Comunicación Responsable en Alimentación y Salud”,
Este manifiesto, en mi opinión de lectura muy recomendada, cuenta nada menos que con el aval de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y de su Fundación (FSEEN) y también con el apoyo de diversas asociaciones del mundo de la comunicación.
Tal y como afirma la FIAB: “la desinformación sobre alimentación y salud puede tener un gran impacto en los ciudadanos y en la reputación de la industria alimentaria”.
Toda esta “información de mala calidad” (si se me permite utilizar esta expresión, por la que pido de antemano perdón), genera, normalmente, una alarma social que no está, en absoluto, justificada y, paralelamente, una respuesta emocional y también injustificada por parte de muchos consumidores y de sus familias.
Esta respuesta, que tanto nos perjudica (véase, por ejemplo, el descenso real del consumo per cápita de carne en España), puede llegar a comportar, incluso, una modificación de los hábitos alimenticos, dando lugar, en un número significativo de consumidores, en ocasiones y a medio plazo, a trastornos no sólo de la conducta alimentaria, sino de la propia salud.
Pero, como dice muestro rico y sabio refranero; “no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver”.
Amigos, no queda otra que seguir trabajando día a día, cada uno en la medida de sus posibilidades, combatiendo, con profesionalidad, lo que yo llamo “la información infectada” que nace, obvio es, del mal periodismo, el cual se suele arrullar en la ignorancia, sino en la falta de ética y de moral.