Cesárea por el flanco izquierdo
Puede realizarse con el animal en pie o en decúbito esterno-abdominal con el miembro posterior izquierdo dirigido hacia atrás. En esta posición hay dos inconvenientes, que el animal tienda a caerse sobre el lado izquierdo y que la herida no pueda completarse lo suficiente hacia ventral, debido a la cercanía con el suelo.
No es recomendable trabajar con el animal en pie en casos de fetos enfisematosos o parturientas agotadas o en toxemia.
En la elección de la anestesia podemos optar por cualquiera de las variantes ya mencionadas, dependiendo si queremos trabajar con el animal en pie o en decúbito.
Es importante destacar que es preferible no utilizar en las cesáreas por el xilacina efecto ocitócico de esta droga, lo cual dificultará la manipulación del útero.
La técnica consiste en realizar todos los pasos ya descriptos para la laparatomía exploratoria (Fig. -4 y 5), anestesia, preparación del campo, etc. En caso de decidir 1 trabajar con el animal en decúbito, podemos optar por las anestesias epidural alta o epidural lumbo-sacra.
Se realiza una incisión amplia, que comienza en la unión de los tercios dorsal y medio del abdomen. Esto es alrededor de dos traveses de mano por debajo de las apófisis transversas lumbares, dependiendo del tamaño del animal. La incisión se continúa verticalmente hasta la mitad del tercio ventral del abdomen por 35 cm de largo, ésto es aproximadamente a un través de mano por debajo de la altura del pliegue del ijar (Fig. 1 2 -4 y ). Otra alternativa es realizar una incisión oblicua paracostal que se inicia en el mismo punto de la anterior y finaliza en el pliegue del ijar (Fig. -5).
Fig. 1
Fig. 2
Se continúa la profundización de la herida a tijera acodada en la misma dirección y atravesando todos los planos. Se sugiere realizar hemostasia por ligadura, sobre todo de la arteria circunfleja ilíaca, y por pinzamiento del resto de los vasos.
Al llegar al plano profundo, fascia interna del transverso y peritoneo, se tiene la precaución de realizar un ojal en el vértice superior de la herida por donde se producirá el ingreso de aire al abdomen. Desde allí se prolonga con tijera acodada hasta el vértice inferior.
Al ingresar al abdomen nos encontraremos con el borde posterior del gran omento abdominal, él que normalmente se encuentra edematizado y recubriendo parte del rumen y el útero. En este momento tomaremos con la mano derecha el borde posterior de gran omento y lo desplazaremos todo lo posible hacia adelante, dejándolo aprisionado entre el rumen y la pared costal. De esta manera no suele interferir en las maniobras siguientes.
Ahora iniciamos la búsqueda del útero, intentando tomar partes fetales como un metatarso o un metacarpo, según la presentación, y tratamos de presentarlo sobre la herida abdominal. En muchos casos este tiempo quirúrgico se verá dificultado por el tono uterino, especialmente en partos demorados o si hemos utilizado como xilacina sedante (recordar su efecto tónico sobre el útero).
También este paso se verá dificultado si el feto se encuentra gestado en el cuerno derecho. De todos modos una presentación mínima sobre el campo quirúrgico puede lograrse antes de la apertura del útero para evitar el volcado en la cavidad abdominal de los líquidos fetales.
Lograda la presentación, efectuamos la incisión uterina, preferentemente sobre la curvatura mayor del útero, lo más lejos posible del cuerpo del útero. Para iniciar la incisión debemos aprovechar las partes duras del feto (tarso, carpo, nudo, etc.).
De esta manera nos aseguramos estar en espacios intercotiledonarios y evitaremos hemorragias innecesarias. La incisión se continúa a tijera acodada siguiendo la dirección de la curvatura mayor del útero y del largo necesario para permitir la extracción fetal. Esta dirección nos garantiza que la herida uterina se realice sobre espacios intercotiledonarios. En este momento evitaremos en lo posible el ingreso de los líquidos fetales a la cavidad abdominal y procederemos a la extracción del feto. En algunos casos la flaccidez del útero (sobre todo si se utilizó previamente un tocolítico) nos permite tomar con pinzas de órganos los vértices de la herida con la colaboración de un ayudante. De esta manera una vez extraído el feto, el útero quedará exteriorizado evitando el riesgo de volcar hacia la cavidad abdominal los restos de líquidos fetales. De no ser posible la maniobra anterior, luego de lograda la extracción fetal se tomará el útero por ambos vértices de la herida exteriorizándolo para iniciar la síntesis.
Si no se produjo la deciduación espontánea, se intentará extraer la placenta o por lo menos parte de ella para facilitar la sutura.
A partir del vértice más cercano al cuerpo del útero se inicia una sutura de Cushing con catgut Nº 1-2 y aguja atraumática. Se higieniza la serosa uterina, se desprenden los posibles coágulos y sé reintroduce en la cavidad abdominal. Se sugiere untar la herida del útero con un antibiótico base oleosa, lo que evitará futuras adherencias.
Se procede al vaciamiento manual de los líquidos caídos en la cavidad abdominal, y se restablece el gran omento a su lugar si no se produjo espontáneamente.
La síntesis de la pared se realiza de acuerdo a lo ya descripto para laparatomías en general (ver ruminotomía).
Finaliza con antibioterapia general, oxitócicos y prostaglandinas.
Cesárea paramediana izquierda
Existen varias alternativas, pero creemos que la más utilizada es la conocida como técnica paramediana según Göetze.
El animal es volteado sobre su lado derecho, con los miembros anteriores hacia adelante y el posterior izquierdo hacia atrás.
Las alternativas de lograr una buena anestesia son varias, en general preferimos la combinación con infiltración local. Puede usarse premedicación con ketamina acepromacina para facilitar el manejo previo, el volteo, la preparación del campo quirúrgico e incluso la infiltración local antes de inyectar por vía endovenosa la ketamina.
Es importante destacar que es preferible no utilizar en las cesáreas por el xilacina efecto ocitócico de esta droga, lo cual dificultará la manipulación del útero.
Se prepara el campo quirúrgico cuyos límites principales son: en caudal, la inserción del cuarto mamario anterior izquierdo; en ventral la vena mamaria y un límite craneal constituido por el borde posterior grueso del músculo cutáneo (Fig. ). En general este 3 límite craneal debe ser rebasado incidiendo parte del músculo debido a los edemas típicos de las vaquillonas de primer parto que reducen el campo quirúrgico.
La incisión se inicia por debajo del pliegue de la babilla y se prolonga hacia adelante todo lo necesario, aproximadamente a 4-5 cm de la vena mamaria y paralela a ella. Incidida la piel y por divulsión roma del conjuntivo subcutáneo visualizamos claramente la fascia abdominal de color amarillo fuerte.
Fig. 3
Fig. 4
La fascia es incidida a bisturí en uno de los vértices continuando con tijera acodada y evitando el músculo recto abdominal. En este tiempo quirúrgico será necesario realizar la separación de la fascia abdominal del músculo recto abdominal a 2 cm de su borde libre (Fig. 4). Esta maniobra facilitará la síntesis de la pared abdominal.
Ahora será necesario realizar un ojal a tijera sobre el músculo recto abdominal en el centro de la herida y por divulsión digital se separan sus fibras.
El plano siguiente constituido por la fascia interna del recto abdominal y el peritoneo, es incidido a bisturí, continuando con tijera acodada en la misma dirección. De esta manera ingresamos a la cavidad abdominal donde nos encontraremos con el gran omento el que será desplazado hacia delante tratando de aprisionarlo entre el rumen y la pared abdominal izquierda (Fig.5 ).
Fig. 5
Fig. 6
Se inicia la búsqueda del útero, intentando tomar partes fetales como un metatarso o un metacarpo según la presentación. Tratamos de presentarlo sobre la herida abdominal, fijándolo en un ángulo con el carpo/tarso y en el otro con el borde libre de la pezuña (Fig. 6).
Lograda la presentación, efectuamos la incisión uterina, preferentemente sobre la curvatura mayor del útero, lo más lejos posible del cuerpo del útero. Para iniciar la incisión debemos aprovechar las partes duras del feto (tarso, carpo, nudo, etc.).
De esta manera nos aseguramos estar en espacios intercotiledonarios y evitaremos hemorragias innecesarias. La incisión se continúa a tijera acodada siguiendo la dirección de la curvatura mayor del útero y del largo necesario para permitir la extracción fetal. Esta dirección nos garantiza que la herida uterina se realice sobre espacios intercotiledonarios.
En este momento evitaremos en lo posible el ingreso de los líquidos fetales a la cavidad abdominal y procederemos a la extracción del feto (Fig. 7).
Fig. 7
Fig. 10
En algunos casos la flaccidez del útero (especialmente si se utilizó previamente un tocolítico) nos permite tomar con pinzas de órganos los vértices de la herida con la colaboración de un ayudante.
De esta manera una vez extraído el feto, el útero no quedará suelto en la cavidad abdominal con el riesgo de volcar los restos de líquidos fetales. De no ser posible la maniobra anterior, luego de lograda la extracción fetal se tomará el útero por ambos vértices de la herida exteriorizándolo.
Si no se produjo la deciduación espontánea, se intentará extraer la placenta o por lo menos parte de ella para facilitar la sutura.
A partir del vértice más cercano al cuerpo del útero se inicia una sutura de Cushing con catgut Nº 1-2 y aguja atraumática. Se higieniza la serosa uterina, se desprenden los posibles coágulos y se reintroduce en la cavidad abdominal. Se sugiere untar la herida del útero con un antibiótico base oleosa, lo que evitará futuras adherencias.
Se procede al vaciamiento manual de los líquidos caídos en la cavidad abdominal y se restablece al gran omento a su lugar si no se produjo espontáneamente.
La síntesis de la pared abdominal comienza desde el vértice caudal por medio de una sutura en guarda griega (Fig. 8) que incluye la fascia y el peritoneo de ambos bordes, pero excluye al músculo recto abdominal (Fig. 9). Esta técnica provoca una sutura en eversión, muy fuerte y que una vez finalizada puede ser reforzada con una sutura tipo Surgette sobre los bordes, lo que garantiza su fortaleza.
Otra opción consiste en iniciar la sutura desde el vértice anterior de la herida (dejando los cabos largos), también en guarda griega, que al llegar al vértice posterior, sin anudar, vuelve sobre la cresta en Surgette, finalizando el anudado con los cabos iniciales.
Fig. 8
Fig. 9
Luego es aconsejable realizar una sutura contínua, a puntos alejados, del tejido subcutáneo para acercar los bordes de piel y evitar los seromas tan frecuentes en estos casos.
La síntesis de piel es similar a la descripta para las laparatomías (ver ruminotomía). Finaliza con antibioterapia general, prostaglandinas y oxitócicos.
Sinfisiotomía pélvica pubiana
Está indicada para ayudar a producir el parto, sólo en vaquillonas jóvenes, de escaso desarrollo. No es aplicable a vacas adultas.
La técnica consiste en separar quirúrgicamente la sínfisis isquio-pubiana lo que permitirá un aumento del diámetro del canal pélvico de unos 10 cm que facilitará el parto.
El procedimiento es simple, pero tiene el aspecto de demasiado cruento para el propietario.
Debemos disponer del sinfisiótomo cuyas características se muestran en las figuras 10 y 11.
Se realiza con el animal en pie y con anestesia epidural baja.
Fig. 10
Fig. 11
Luego de la toilette correspondiente en la zona perineal se procede a realizar una incisión en piel de 6-7 cm de longitud que comienza debajo de la vulva y se continúa hacia ventral exactamente por la línea media para evitar tomar los vasos perineales. Se profundiza la incisión con tijera hasta llegar al borde caudal del isquión siempre manteniéndonos en la línea media (Fig. 12).
Fig. 12
Fig. 13
Se puede iniciar la sinfisiotomía con bisturí para marcar la zona de apoyo del sinfisiótomo, se apoya el filo del mismo tomándolo con la mano derecha. La mano izquierda esta colocada en vagina para guiarlo. Un ayudante comienza a golpear el mango del sinfisiótomo con una masa de madera de tal modo que vaya penetrando hacia craneal, cortando la anfiartrosis pélvica (Fig. 13), este proceso es ayudado por el cirujano realizado movimientos laterales del sinfisiótomo para ir abriendo la incisión.
Fig. 14
De esta forma finaliza cuando quede el último cm de la parte craneal del pubis (Fig. 14). Terminada la operación se procede a realizar el parto, para lo que es conveniente colocar a la vaquillona en posición de decúbito lateral, el miembro superior levantado que junto con la tracción fetal producirán la separación pubiana.
Se termina con un punto en piel.
Antibioterapia general.
La vaquillona debe permanecer en piso de tierra en un espacio lo mas reducido posible para que se mueva poco durante 10 días.
CIRUGIAS PERINEALES DE LA HEMBRA
Extirpación de tumores de vulva
Estos tumores son frecuentemente neoplasias de células escamosas, por lo tanto pueden recidivar, pero al igual que los tumores de la zona ocular suelen demorar 2-3 años en hacerlo (Fig. 15-16-17).
También pueden ser metástasis de estos tumores oculares.
Fig. 15
Fig. 16
Fig. 17
Se realiza sedación con xilacina
Anestesia epidural baja. Lavado y antisepsia de la zona.
La cola debe ser mantenida en elevación, fija o manualmente.
Se puede colocar un tapón de algodón en el recto para evitar que la materia fecal nos complique durante el acto quirúrgico.
Los tumores suelen ser de forma y tamaño variable, sobre todo con infiltraciones importantes en las paredes de la vagina. En general deben incidirse periféricamente a bisturí profundizando luego por divulsión roma con tijera y en forma cónica tratando de eliminar la totalidad del tejido tumoral (Fig. 18). Este se diferencia claramente por su consistencia firme, a diferencia de la laxitud de los tejidos sanos circundantes.
Se sutura la herida con catgut Nº 1 realizando una sutura subepidérmica tipo estética (Fig.21 ), de este modo se contactan perfectamente los bordes ocultando el material de sutura y el nudo (Fig. 19 20 22).
Se debe tener la precaución de no dejar lagunas quirúrgicas; ésto se evita con algún punto de acercamiento en la profundidad de la herida. Se aplica antibioterapia local.
Fig. 18
Fig. 19
Fig. 20
Fig. 21
Fig. 22
Corrección de desgarros vulvares y/o vaginales
En general estos desgarros son consecutivos a partos distócicos y varían en cuanto a profundidad y tamaño. Los intentos de corrección en el momento de producidos, en general terminan con infecciones de las suturas, desprendimientos de los puntos, fistulizaciones, etc.
Nuestra experiencia nos indica que es preferible realizar las correcciones una vez finalizada la cicatrización natural del desgarro. Esto sucede normalmente a los 35 días de producido y coincide con la finalización del puerperio fisiológico.
En este momento, los desgarros, cicatrizados por segunda intención, suelen haber reducido su tamaño a menos de una cuarta parte del original como consecuencia de la involución natural del aparato genital femenino en el post-parto.
Luego de la sedación con se realiza anestesia epidural baja y se prepara el xilacina campo quirúrgico. Se deben reavivar los bordes y/o extraer la cicatriz fibrosa que pudiera haberse formado.
En estas circunstancias la síntesis mediante una sutura a puntos separados o contínua con nylon monofilamento Nº 30 ó catgut Nº 1-2 resuelve el problema.
Esta estrategia es aconsejable también en los casos de episciotomías practicadas durante el parto.
Corrección del desgarro recto-vaginal
Los desgarros rectovaginales (Fig. ) son secuelas clásicas de partos distócicos en 23 los que no se recurre a la episciotomía. En ningún caso es aconsejable intentar su reparación dentro del período puerperal. Es preferible permitir y ayudar a la reducción de la inflamación y la cicatrización que normalmente ocurre alrededor de la quinta semana post-parto.
Es aconsejable trabajar con el animal en pie previa sedación con y xilacina complementando con anestesia epidural baja.
Se realiza la higiene minuciosa del campo quirúrgico evitando el ingreso de agua al recto. Luego se coloca un gran trozo de algodón envuelto en gasa dentro del recto para evitar posibles complicaciones durante la cirugía.
Realizada la antisepsia del campo quirúrgico procedemos a evaluar la situación en lo referente a las adherencias que se produjeron entre la mucosa vaginal, de color rosado pálido y la mucosa rectal, de color rojo ladrillo.
A continuación procedemos a la separación de ambas mucosas a bisturí, en lo posible sin profundizar demasiado sobre los tejidos subyacentes.
Se continúa la divulsión a tijera en una profundidad de alrededor de 1 cm siguiendo la línea de corte. Esta divulsión roma puede verse dificultada por la formación de tejido cicatrizal fibroso, que debe ser incidido y en algunos casos extirpado para facilitar la futura sutura.
Finalizada la separación total de ambas mucosas se inicia desde craneal a caudal una sutura con nylon monofilamento Nº 30-40, ó catgut Nº 1-2 y aguja atraumática de medio círculo, a puntos separados, con la siguiente secuencia: ingreso por mucosa vaginal del colgajo izquierdo, egreso por la muscular y tejido conjuntivo subyacente. Ingreso a la muscular y submucosa del colgajo del recto izquierdo, pasaje al lado derecho de la muscular y submucosa rectal, ingreso al colgajo derecho de vagina tomando toda la pared. En la luz vaginal reingreso por el mismo colgajo tomando todas sus capas e ingreso al colgajo izquierdo desde conjuntivo a mucosa. De este modo nos quedan ambos cabos del lado izquierdo para anudar (Fig. ).
Fig. 23
Fig. 24
Esta sutura resulta difícil de explicar, pero puede comprobarse su simplicidad en los esquemas adjuntos.
Una alternativa interesante y más rápida, es la de efectuar una sutura contínua invaginante tipo Lembert o Cushing de la submucosa rectal iniciada desde craneal a caudal.
Finalizado el cierre del recto, se inicia una sutura contínua tipo Surgette sobre los bordes vaginales teniendo la precaución de incluir cada dos o tres pasadas parte de la muscular del recto para evitar dejar lagunas quirúrgicas.
En casos de desgarros muy profundos es aconsejable realizar estas reparaciones en 2 tiempos, con intervalos de 3 semanas.
Finalizan con antibioterapia general
Reposición del prolapso de vagina y cuello uterino
Este prolapso no es frecuente, suele producirse en hembras gestantes dentro del último mes de gestación. En nuestra experiencia los pocos casos atendidos correspondieron a vacas adultas gestantes, con cervix muy voluminoso, probablemente consecuencia de cervicitis crónicas del período pregestacional (Fig. 25 - 26).
Fig. 25
Fig. 26
En general los animales se presentan en buen estado y en pie, por lo que se realiza epidural baja evitando el uso de dado lo avanzado de la gestación. Puede xilacina provocarse la sedación con ó . acepromacina ketamina
Una vez lavados y desinfectados el cuello y la vagina, se procede a reponerlos en su ubicación natural, acción que suele ser sencilla y que se ve facilitada por la anestesia epidural.
La fijación del fondo de vagina al ligamento sacrociático y los músculos glúteos por medio del botón de Johnson (Fig. 27-28-29) es la técnica ideal.
Fig. 27
Fig. 28
Fig. 29
En la práctica rural éste es reemplazado por un método práctico y sencillo.
Se prepara un rollo de venda de Cambric anudado a dos cabos largos de nylon monofilamento Nº 60-70. Se enhebra uno de los cabos a una aguja de sutura recta o mejor aún en forma de “S”, de 10-12 cm de largo. Se introduce la aguja en forma oculta en la mano derecha del cirujano, una vez llegado al fondo de vagina del lado izquierdo, se perforan: la vagina, el ligamento sacrociático y los músculos glúteos hasta emerger por la piel a la altura de la grupa por detrás de los coxales (Fig. 30).
Fig. 30
Fig. 31
Se repite la operación con el otro cabo largo del hilo, emergiendo a unos 2 cm del punto anterior. Luego de realizado este procedimiento es conveniente asegurarse por tacto rectal que no ha sido atravesado el recto con los hilos.
Comprobado esto, se anudan los cabos sobre un botón o un segundo rollo de venda de “Cambric” (Fig. 31). De esta manera la vagina quedará “suspendida” y fijada en la cavidad pelviana evitando la recidiva. (1)
Los puntos se retiran al momento de producirse el parto.
En estos casos se aconseja inducir al parto si la gestación es lo suficientemente avanzada para predecir con más certeza la fecha y retirar los puntos.
(1) Nota: Esta técnica de la fijación de vagina en dorsal también es útil para solucionar temporariamente las urovaginas que dificultan la preñez.
En estos casos es aconsejable realizar la doble fijación, a la izquierda y a la derecha. Los puntos se retiran una vez lograda la preñez de la hembra en cuestión.
Reposición del prolapso total de útero
El prolapso total del útero (Fig. 32) suele ser una situación impactante y de difícil solución si no se adoptan las medidas correctas. Teniendo en cuenta esta premisa la reposición de un prolapso total de útero puede resultar una tarea sencilla.
Fig. 32
Se realiza sedación con que a su vez favorece la contractura de la musculatura xilacina uterina. A nuestro juicio en este momento es útil inyectar un oxitócico por vía endovenosa para intentar reducir al máximo el tamaño del útero.
La anestesia epidural baja resulta imprescindible.
Una vez realizada la anestesia, si la reposición se hará con el animal en decúbito, será necesario lograr el “decúbito esterno-abdominal”, con los miembros posteriores dirigidos hacia atrás. Esta actitud se logra colocando una soga en cada miembro y manteniéndolas tensadas por un ayudante, ó fijadas a un vehículo ubicado estratégicamente (Fig. 33).
Fig. 33
Fig. 34
Se procede a la higienización y antisepsia del útero y a la secundinación manual si fuera necesario. Para el lavado es útil un fuentón que evita el exceso de agua en el piso y su consecuente complicación para la higiene del útero.
Para todas estas maniobras resulta muy útil un pequeño banquito plegable de lona perforada, ideado por el Dr. Gustavo Rivas (Uruguay), de aproximadamente 60 por 40 cm de superficie y 40 cm de alto (Fig. 34). Este se ubica entre los miembros extendidos del animal y permite mantener al útero en una posición cómoda, por encima del nivel de la pelvis y además por tener su superficie inclinada hácia adelante permite una mas fácil reposición (Fig. 35 y 36).
Fig. 35
Fig. 36
De no disponer de este elemento, esta posición del útero se puede lograr sosteniéndolo con un lienzo o plástico mantenido por dos ayudantes. También puede ser sostenido en una posición semejante por un ayudante con ambas manos bien extendidas.
Antes de iniciar el proceso de reintroducción, será necesario contemplar la posibilidad que existan contenidos intestinales o de la vejiga en el saco uterino. Ante la duda se puede realizar una incisión en dorsal del cuerpo del útero y por inspección se comprueba la posible existencia de órganos. De estar presentes intestinos o vejiga, se agranda la incisión para permitir el ingreso de la mano y volverlos a la cavidad abdominal. Realizamos una sutura contínua con catgut Nº 1-2.
Es importante mantener elevada la cola para facilitar las futuras maniobras.
Existen varias estrategias para lograr la rápida reposición del útero; la más usada es lubricar con antisépticos o gel obstétrico y comenzar el proceso desde la vagina y el
Otra alternativa, muy útil cuando se logra reducir notablemente el tamaño, es iniciar el proceso desde la punta del cuerno por medio del puño cerrado e intentando revertir al útero como si fuera un guante.
Una variable muy interesante es utilizar un pequeño plato “sopero” como elemento romo que al ampliar la superficie de empuje, facilita notablemente la reposición y evita las perforaciones que con frecuencia se producen con los dedos del operador.
Lograda la reposición total del útero (Fig. 37), se deberá verificar que no queden las partes dístales de los cuernos plegadas hacia la luz, ya que serán posibles causales de recidivas.
Si el largo del brazo del operador no pudiera garantizar la posición correcta del útero, puede complementarse la operación tomando una botella de vidrio desde el cuello e introduciéndola en los cuernos para completar el proceso.
Fig. 37
La operación puede finalizar en este paso con la cobertura antibiótica correspondiente, o mediante la sutura temporaria de la vulva por cualquiera de los métodos conocidos. Particularmente nos inclinamos por el cierre temporario realizado con una aguja curva grande tipo colchonero enhebrada con “cinta hilera” que permite realizar un punto en “bolsa de tabaco”, dejando libre en ventral para que se pueda eliminar la orina.
Amputación del útero prolapsado
Se realiza en casos extremos, cuando el útero se encuentra necrosado, o muy desgarrado y su reposición generaría mayores riesgos para la vida del animal; ésto suele ocurrir en vacas de cría cuando el tiempo transcurrido del prolapso supera las 48 horas.
Se realiza epidural baja y sedación, previa evaluación del estado del animal. En animales shockeados, hipovolémicos o pretoxémicos, no deberíamos utilizar sedantes. Será conveniente restablecer previamente la volemia y utilizar corticoides.
Una vez lavado y desinfectado el útero, se procede a verificar posibles contenidos de asas intestinales o incluso de la vejiga dentro del saco uterino invertido. Si fuera necesario se incide el cuerpo del útero en dorsal para verificarlo.
En este momento pueden inyectarse oxitócicos por vía endovenosa para intentar reducir al máximo el tamaño del útero. Es probable que dado el estado del mismo no haya respuesta a esta medicación.
Luego se puede proceder a comprimir ambos cuernos con una venda elástica de 15 cm de ancho o similar, iniciando el vendaje en tirabuzón desde la punta del cuerno hacia el cuerpo del útero. Esta maniobra tiene por finalidad reducir el tamaño del órgano prolapsado y reingresar el mayor volumen sanguíneo posible a la circulación general.
El paso siguiente será realizar una ligadura compresiva con tubo de Esmarch sobre el cuerpo del útero, inmediatamente después del cervix. Es necesario realizar varias vueltas y anudar vigorosamente dejando los cabos largos.
Se inicia la sección de la pared uterina a bisturí hasta incidirla totalmente, se repone el muñón sin desprender la ligadura de Esmarch.
La ligadura de Esmarch generalmente es expulsada junto a restos necróticos provocados por la compresión.
Finaliza con cobertura antibiótica parenteral.
Castración de hembras por vía vaginal
La castración de hembras bovinas accediendo por la vía vaginal es una de las técnicas más difundidas para realizar esta cirugía.
Es conveniente que los animales se encuentren en ayuno de sólidos por 24-48 horas.
Existen diversas formas de extirpar los ovarios utilizando diferentes aparatos (estrangulador de cadena, efeminador, emasculador, etc.). En las figuras y se 38 39 observan un tensor de vagina, un bisturí de hoja oculta y un emasculador de Dutto.
Fig. 38
Fig. 39
Aquí describiremos la técnica de acceso vaginal dejando librado su uso a la disponibilidad de instrumental que disponga el cirujano para la extirpación ovárica.
Es conveniente realizar una anestesia epidural baja que nos facilita mucho la operación, no obstante sabemos de colegas que realizan castraciones en grandes rodeos sin realizar anestesia.
Debemos disponer de un recipiente con abundante agua y antisépticos para mantener el instrumental y otra fuente de agua para el lavado de las manos y la zona perineal.
Por lo general se trabaja en una manga, con el animal en pie y un ayudante debe mantener la cola levantada.
La técnica consiste en realizar una pequeña incisión en el fondo dorsal de vagina, perforando ésta y el peritoneo. La incisión se puede realizar con un bisturí de hoja oculta o con un Perforador de Rudolf; esta maniobra se puede ayudar con la Pinza de Albrechtsen (Fig. 40 y 41), la cual esta diseñada especialmente para tomar el “hocico de Tenca” y traccionarlo hacia afuera, para de este modo tensar el fondo de vagina y facilitar la perforación.
Fig. 40
Fig. 41
La maniobra de perforación debe realizarse con un golpe enérgico y corto para atravesar la vagina y el peritoneo. De realizarse muy suavemente se corre el riesgo de que el peritoneo no se perfore y se tienda a despegar de vagina, dificultando su incisión. También debemos ser lo suficientemente cuidadosos en esta maniobra para no perforar el recto.
Otra forma de realizar la incisión es ayudándose con un tensor de vagina, aparato que por su forma curvada y su anillo grande terminal, permite introducirlo en el “hocico de Tenca” y desde el exterior tensionar la vagina hacia oral y ventral, permitiendo con el bisturí oculto realizar la incisión sin riesgo de lesionar el recto.
A continuación se introduce la mano en la vagina y se pasan dos dedos a través de la incisión, con los que se ubicará el primer ovario para traccionarlo hacia la luz vaginal (Fig. 42), luego se introduce el instrumento quirúrgico disponible ya sea para extirparlo (Fig. 43) (demorar 1-2 minutos la apertura del instrumento para que se produzca la hemostasia) o para colocarle un anillo de goma y volverlo a la cavidad abdominal para lograr su atrofia. Se repite la operación con el ovario del lado opuesto.
La extracción ovárica puede realizarse también utilizando una pinza de Kotcher de 25 cm para lograr un tiempo de hemostasia y el corte con una tijera Metzembaum del mismo largo.
Fig. 42
Fig. 43
Castración de hembras por el flanco
Para acceder a los ovarios desde el flanco, se prepara quirúrgicamente el flanco izquierdo, se realiza anestesia local infiltrativa y se incide en la parte posterior del flanco de arriba a abajo, en una longitud que permita el ingreso de la mano del cirujano (ver laparatomía).
Realizada la apertura quirúrgica de todas las capas se introduce la mano en busca de los ovarios, teniendo como referencia el útero que se encontrará en el piso de la pelvis. Se procede a la extirpación de los ovarios o a la colocación del anillo elástico según la disponibilidad de instrumental (ver castración de hembras bovinas por vía vaginal). Se realiza sutura de la pared abdominal según técnica (ver ruminotomía).
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