4 de noviembre de 2014
Según Moran y et al (1998), el ensilaje es un método de conservación de forrajes verde ya sea de pastos o de árboles de leguminosas en la época de abundancia (invierno) para que sea usado en la época de escasez (verano).
El ensilaje es un proceso fermentativo, que con la presencia de ácidos orgánicos afectan la acidez hasta niveles en los cuales la actividad de los microorganismos se detiene.
Según Holguín y Muhammad. (http://www.fao.org/fileadmin/ templates/lead/ pdf/07_article02_es.pdf-2012), el ensilaje es una técnica de conservación de forraje verde mediante fermentación anaeróbica (sin presencia de oxígeno), que cuando está bien implementada permite mantener y conservar la calidad nutritiva del pasto verde durante mucho tiempo. El punto fundamental es evitar el contacto del forraje ensilado con el aire, lo cual se logra mediante una buena compactación y almacenamiento en un ambiente totalmente hermético, lo cual puede lograrse por el acondicionamiento de alguna estructura sellada y/o mediante su cubrimiento con plástico.
El ensilaje es una de esas tecnologías y se usa para la conservación de forraje producido durante la época de lluvias, para su distribución al ganado que se mantiene parcialmente con cortes diarios de forraje fresco en los sistemas de pastoreo cero en la temporada seca. Probablemente sea esta la única tecnología que pueda satisfacer la alta demanda de nutrientes requeridos en las explotaciones lecheras de pequeño tamaño en zonas semiáridas del trópico (Dube, 1995).
Según Bernal (2011), nos manifiesta que el proceso de ensilado propiamente dicho comienza con la buena selección del lugar donde ubicar la bolsa, teniendo especial cuidado de evitar objetos punzantes en las cercanías que pudieran perforarla. También se debe tener en cuenta que la bolsa permanecerá unos 30 días como mínimo antes de poder disponer del forraje por lo que el lugar elegido debe ser accesible al productor en el momento de su uso. Teniendo en cuenta las características de los sistemas de producción familiares, donde conviven varias actividades y especies de animales de granja, las bolsas preferentemente, deberían estar bajo techo, en un sitio con buena ventilación y tratando de evitar animales en las cercanías y fundamentalmente, roedores que pudiesen deteriorar la bolsa.
El proceso de picado del forraje puede realizarse con una máquina corta picadora estática, de bajo volumen de producción, con motor eléctrico de 2 Hp. o motor petrolero. Seleccionado el lugar y una vez acondicionada la bolsa se da inicio a la elaboración del silo. El llenado se realiza en forma manual o directo y alternado con instancias de pisado que realiza una persona dentro de la bolsa y que puede ayudarse con el apisonamiento, tratando que transcurra el menor tiempo posible entre el picado y pisado. En estas condiciones de trabajo, el llenado de las bolsas (entre 600, 700 y 800 Kg según dimensiones), demora unas 2 horas y media a 3 horas con el trabajo de 4 personas. (Bernal; 2011).
Se han efectuado prácticas de conservación de forraje de distintos materiales forrajeros, de forma individual o en combinación de los mismos, tales como: planta entera de maíz, planta entera de camote forrajero, follaje de mandioca. El ensilado con diferentes materiales mezclados sirve para potenciar cualidades nutricionales o para facilitar el proceso de fermentación. Transcurrido los 30 a 40 de su elaboración podría ser utilizado suplementado a otros alimentos en épocas de escasez en una proporción de aproximadamente un tercio de la ración diaria por animal. Dimensionado al esquema productivo de pequeños productores que manejan no más de 6 – 10 vacas en ordeño, los minisilos están diseñados para ser comidos en una semana. Asumiendo que el silo cubrirá el tercio de la ración diaria y que contiene una MS del 30 – 35%, con 10 Kg se estaría alcanzando dicho objetivo. Por lo tanto, 10 vacas consumirán 100Kg/día y una bolsa en aproximadamente 7 días. Lo que queda por planificar en función de la época crítica del año es cuántas semanas se pretende suplementar, para determinar cuántas bolsas se deben ensilar, ya que una semana igual una bolsa. (Bernal; 2011).
a) ADITIVOS:
La razón para usar aditivos es la de mejorar la preservación del ensilaje al asegurar un predominio de las bacterias lácticas durante la fase de fermentación. Los aditivos se dividen en tres categorías: 1) estimulantes de la fermentación, como los inoculantes bacterianos y las enzimas; 2) inhibidores de la fermentación, como los ácidos propiónico, fórmico y sulfúrico; y 3) aportes de substrato o fuentes nutritivas, como grano de maíz, melaza, urea o amoníaco anhidro (Woolford; 1984; Henderson; 1993; Bolsen et al., 1 995).
La melaza es la fuente de carbohidratos más frecuentemente usada como aditivo. Es útil para suplementar forrajes con bajo contenido en carbohidratos solubles, como leguminosas y gramíneas tropicales. Se han obtenidos buenos ensilajes al agregar melaza en dosis de 3-5 por ciento (Bareeba, 1977; Sarwatt, 1995). Sin embargo, si el ensilado tiene un contenido muy bajo de MS y se emplean silos fosa o trinchera, la mayor parte de la melaza se pierde con el escurrimiento en los primeros días del ensilaje. (Bernal; 2011).
El uso de urea o amoníaco anhidro en ensilados afecta adversamente la fermentación y el valor nutritivo del ensilaje, sobretodo en forraje muy húmedo de sorgo (Bolsen, 1999), si bien Sarwatt (1995) logró un buen ensilaje al aplicar 0,5 por ciento de urea a la mezcla de maíz, sorgo y Chloris gayana en Tanzania. Una mezcla de urea/melaza como aditivo es quizás la mejor combinación para gramíneas tropicales cuando se las corta a comienzos del crecimiento vegetativo (Bolsen, 1999). Es necesario continuar con la investigación en este tema, especialmente sobre el ensilaje de forraje proveniente de gramíneas tropicales de praderas naturales. (Bernal; 2011).
Ojito el ensilado generalmente es para vacas y no para terneros.