28 de marzo de 2013
PRINCIPALES ZOOANTROPONOSIS Y ANTROPOZOONOSIS O ENFERMEDADES TRANSMITIDAS DE LOS ANIMALES AL HOMBRE Y VICEVERSA (para cambiar de tema)
Equinococosis poli-quística:
De las especies de Echinococcus sp descritas hasta ahora por su forma o estado estrobilar, cuatro son aceptadas como validas: Echinococcus granulosus, E. multilocularis, E.oligarthrus y E. vogeli. El estado taxonómico de una quinta especie, E. cruzi, es incierta, aunque se cree se refieren al E. oligarthrus. Aquí describiremos brevemente, las características y reacciones tisulares causadas en los huéspedes infectados, por las larvas poli-quísticas de los cestodos E. oligarthrus y E. vogeli, encontrados en un área endémica de los Llanos Orientales colombianos. Este hallazgo, el primero reportado en la literatura científica tropical mundial, fue el fruto de juiciosos estudios llevados a cabo por el grupo de investigadores en enfermedades animales del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), en la Estación Experimental de Carimagua en el Departamento del Meta, perteneciente esta al Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), y sus alrededores; se cubrieron 500 km2 de territorio.
Más tarde durante las investigaciones, participaron activamente profesionales del ICA, el doctor Robert Rauch y su esposa Virginia provenientes de Alazka , y el doctor Antonio D`alessandro, investigador este último de la Universidad de Tulaine, USA, con cede en Cali. El ciclo de estos equinococus es enteramente selvático, incluyendo al perro de monte Speothus venaticus, el Jaguarundi Herpailurus yaguorandi, un gato silvestre de regular tamaño, animales que se alimentan de “guaguas” o Cuniculus paca, de “ñeques” Dasyprocta fuliginosa y de ratas espinosas Proechimys spp. Los huevos u oncosferas, se encuentran esparcidos en el territorio donde habitan. El ser humano se contamina con materia fecal de perros de cacería, cuando atrapan pacas o “ñeques”, y los alimentan a estos con vísceras crudas contaminadas. El parásito o las tenias se desarrollan en el intestino de los caninos, y los huevos u oncosferas salen en la materia fecal.
Durante el estudio, se atraparon y estudiaron temporalmente 2 809 animales silvestres: murciélagos, carnívoros, edentados, marsupiales, lagomorfos, primates y roedores, encontrándose con equinococosis poli-quística, 43/93 Cuniculus paca y 1/369 ratas Proechimys sp, estudiadas. Posteriormente, D´Alessandro encontró E. oligarthrus en el intestino de un Jaguarundi Herpailurus yaguorandi atrapado en la zona de Carimagua.
La distribución internacional de estos cestodos, cubre Panamá, Nicaragua, Guatemala, en Centro América, Colombia, Venezuela, Brasil, Paraguay y Uruguay en Suramérica. En Chile, la existencia de E. vogeli, en ausencia del perro de monte Speothus venaticos, puede deberse a la presencia de coyotes u otros carnívoros. La transmisión de E. oligarthrus se encuentra más ligada a la presencia de gatos salvajes, que tienen como dieta roedores. La diferencia de tamaño de los ganchos en el róstelo, más grandes estos en E. oligarthrus que en E. vogeli, ayudan a la identificación de las Taenias.
El ántrax o carbón bacteridiano
Esta enfermedad ampliamente distribuida en las áreas tropicales del Planeta, y aún en regiones de clima frio, es producida por el Bacillus anthracis, bacteria que esporula fácilmente contaminando en brotes de la enfermedad, el terreno circundante, más aún si los animales muertos se abren para observar lesiones internas. Las esporas pueden permanecer activas en los terrenos contaminados, hasta 30 o más años. En las explotaciones ganaderas de algunos países, donde el carbunclo está presente, los potreros donde ocurren muertes por el bacilo, se les da el nombre de potreros malditos. Al carbón bacteridiano son susceptibles los humanos, los bovinos, equinos, ovinos y cerdos principalmente, más intensa la infección en su orden, en humanos, bovinos, equinos, cerdos y ovejas. En el Continente Africano, se presentan gran número de brotes en elefantes, rinocerontes, búfalos, hipopótamos, sobre todo en verano, pero cuando llegan las lluvias, las muertes suelen ser devastadoras en todas las especies.
La enfermedad cursa en animales con fiebre hasta de 42 °C, hinchazones sero-sanguinolentos en cabeza, cuello, esternón, periné y flancos, así como secreciones sero-sanguinolentas por los orificios nasales, la boca, el ano y la vulva. En vacas en lactación, la leche puede presentar coloración amarillenta o sanguinolenta, la respiración es violenta, se presenta apatía, depresión, atonía ruminal, temblores, abortos y falla renal. Sintomáticamente, el ántrax es fácil de diagnosticar, aunque a veces la enfermedad puede ser en extremo aguda, con muerte súbita en una o dos horas, por lo tanto no se debe confundir el carbón bacteridiano agudo, con la muerte del ganado por descargas eléctricas en tormentas, donde se encuentran lesiones externas caracterizadas por coagulación y necrosis seca, diferentes, a las que se describen adelante en caso del carbón bacteridiano.
Los animales muertos no se deben abrir, una vez diagnosticada clínicamente la enfermedad, debido a que la sangre que no coagula, y los líquidos que salen del interior de la canal contaminan todo el entorno, esporulando las bacterias, perpetuando así la enfermedad en la finca, hato o región ganadera. Las esporas contaminantes en el suelo, pueden viajar grandes distancias en época de lluvias intensas, sobre todo cuando se presentan inundaciones. Si el animal se abre, se observa ausencia de rigor mortis en la canal, equimosis en todas las membranas serosas, congestión de las mucosas intestinales y heces líquidas, líquido sero-sanguinolento subcutáneo en todas las hinchazones superficiales, el bazo se encuentra dos o hasta tres veces aumentado de tamaño, obscuro, con una consistencia pastosa como jalea de mora y los ganglios linfáticos infartados y hemorrágicos. Para no abrir el o los cadáveres, se puede cuidadosamente hacer un frotis sanguíneo y teñirlo con azul de metileno policromo u otro colorante, para observar el bacillus anthracis, no sin tener cuidado, que si la muerte del animal ha ocurrido algunas horas antes, se pueden presentar bacilos contaminantes esporulados, al observar la placa en el microscopio.
Es común en países tropicales, donde no existe mayor información sobre la peligrosidad del ántrax para humanos, que los cadáveres sean despojados de la piel, para venderla localmente o exportarla. No importa que tipo de tratamiento reciban las pieles, siempre quedarán esporas mortales. Creemos necesario comentar por último, que en médicos veterinarios que hacen necropsias de animales muertos, aunque tengan guantes de látex, es frecuente observar lesiones o chancros en el antebrazo y en el cuello, una o dos semanas después de realizarlas. Chancros son úlceras de origen venéreo, pero aquí utilizamos el término para definir también las formadas por el Bacillus anthracis.
Brucelosis
Esta es la principal antropozoonosis a nivel mundial, producida esta por una bacteria intracelular de la familia Brucelleae. La enfermedad en humanos tiene un patrón urbano-alimentario relacionado con la ingestión de leche cruda o de quesos frescos, y un patrón rural-laboral, relacionado con el contacto físico con animales enfermos o por inhalación del microorganismo. Aparentemente, las distintas especies presentan un tropismo selectivo por un huésped determinado. Así tenemos que la Brucella melitensis biotipo 1-3, se encuentra relacionada con ovejas y cabras; la Brucella abortus bovis, biotipos 1-7 con bovinos; la Brucella suis biotipos 1-5 con porcinos; Brucella ovis con ovinos y Brucella canis con caninos. Las más virulentas parecen ser la B. melitensis y la B. suis, cuyos genomas son similares.
La Brucella melitensis es la que mayor número de casos humanos produce, originando cuadros patológicos graves. Esta Brucella es prevalente en el Mediterráneo, Oriente Medio, Norte de África, América latina y algunas regiones de Asia. Los españoles infectados reaccionan a B. melitensis, en un 99% de casos comprobados.
Sin embargo, creemos necesario tener en cuenta, que existen en la literatura científica una serie de estudios aún no terminados, que argumentan que la brucela como tal es un género mono específico, como lo ha demostrado el investigador francés Verger y su equipo, mediante hibridización ácida del ADN, recomendando que se tenga a la B. melitensis como único biovar, con diferentes biotipos de la misma. Estos estudios también han considerado la diversidad genética de la misma; evolución, entorno, modificación del genoma a través del tiempo, teniendo en cuenta los diversos biomas donde se ha esparcido esta bacteria en el Globo Terráqueo.
Rabia paresiante
Esta zoonosis viral se debe a un Lyssavirus de la familia Rhadoviridae. El género está compuesto por ~ 6 genotipos. Es una enfermedad que ataca a caninos, bovinos, porcinos, ovinos y equinos, en América del Sur, principalmente, y a zorros, mapaches, mofetas rayadas, mangostas y otros animales silvestres en Europa, Asia, Canadá y Estados Unidos, y a perros Canis familiaris y hienas en África. Debido a la cada vez más numerosa casuística rábica en seres humanos en el trópico, y trasmitida esta principalmente por murciélagos hematófagos Desmodus rotundus murinus, trataremos aquí esta condición, desde diferentes puntos de vista, con el ánimo de contextualizar la epidemiología. Casos humanos se han reportado recientemente en México, Panamá, Colombia, Perú y Venezuela.
El Desmodus rotundus murinus, es un quiróptero que se alimenta de sangre preferentemente bovina, aunque puede alimentarse en otros mamíferos también, con más baja frecuencia. Sale de noche a buscar victimas y no vuela cuando hay luna llena, y si se ven o detectan volando de día, es posible que se encuentren afectados por el virus rábico. Se acerca a sus victimas caminando si estas se encuentran erguidas en sus cuatro patas, para chupar sangre de los espacios interdigitales, o vuela directamente a la región de la tabla del cuello, orejas, periné y corvejones, regiones bien vascularizadas, cuando estas, las víctimas, se encuentran en decúbito ventral o lateral. Los murciélagos vampiros deben alimentarse con intervalos de 48 horas, máximo, haciendo una incisión circular y relativamente pequeña en la piel de la victima, y chupando de 28 a 35 ml de sangre, para luego orinar para perder peso y levantar el vuelo. En la misma herida puede alimentarse, no sólo uno sino varios vampiros. Los huéspedes no sienten generalmente la mordedura, y la sangre fluye abundante debido al anticoagulante que tiene en las glándulas salivares llamado desmocinasa.
El Desmodus rotundus murinus vive en racimos en pozos abandonados en las fincas, huecos en árboles muertos, cuevas o minas y en casas o ranchos abandonados. Son fácilmente distinguibles de los otros murciélagos insectívoros, frugívoros, carnívoros y otros. La trompa es chata como la de los cerdos y no tienen la llamada pluma en la parte superior del hocico. Los dos incisivos son afilados, para herir a los huéspedes y chupar sangre, y en las cuevas preferentemente se agarran de las cuatro patas cuando descansan, diferente a otros murciélagos que cuelgan de las paredes suspendidos de dos patas.
La amenaza para los humanos
El D. rotundus murinus ha estado asociado, con la transmisión del virus de la rabia a animales domésticos, principalmente, pero este se ha convertido en un seria amenaza para humanos en regiones ganaderas latinoamericanas, donde por fenómenos ambientales, los bovinos principalmente han sido desplazados por hambrunas al escasear la alimentación, ya sea por sequías prolongadas o inundaciones. Las colonias de estos quirópteros, donde existen, no se mueven más allá de ocho a diez kilómetros a la redonda, y generalmente viven cerca de donde pueden obtener la comida, bien sea en ganado bovino u otros animales.
Es así entonces, cómo en los poblados y villorrios ganaderos azotados por estos fenómenos ambientales, los seres humanos que duermen sin toldillo o en hamacas o chinchorros en los corredores de las casas de habitación, han pasado a ser los blancos principales para obtener sangre, con el riesgo eminente de la transmisión del virus rábico. En países centroamericanos y suramericanos, y al conocerse un poco más los síntomas por demás tardíos de la enfermedad y el rol de los vampiros en su transmisión, el número de casos reportados de mordeduras en niños y adultos va en aumento. Las mordeduras se ven preferentemente en el dedo gordo del pie y en los dedos de las manos, aunque pueden aparecer en la cara y orejas también. Si esto ocurre, es mandatorio movilizar a las personas rápidamente a centros de salud para ser tratadas, bajo la sospecha de que estas están en el período de incubación de la enfermedad, así no sea cierto, y más aún, si la rabia bovina es común o aparece de vez en cuando en las áreas ganaderas en cuestión.
La amenaza para los bovinos
Esta es la misma que para humanos, pero aquí y por vez primera, al no encontrar casos similares descritos en la literatura veterinaria tropical, analizaremos una problemática diferente a la de la transmisión del virus rábico por estos quirópteros. Alguien decía, que sin garrapatas como vectores de hemoparásitos como el anaplasma y las babesias, no podría existir ganadería en los trópicos. Y bien, encontramos casos agudos de anaplasmosis y babesiosis en granjas experimentales ganaderas en Colombia y Centro América, en animales que habían sido literalmente desangrados por las mordeduras de murciélagos hematófagos.
En un ataque despiadado de estos murciélagos vampiros, en la tabla del cuello de un animal criollo cruzados con Jersey, en una ganadería centroamericana, el animal cayó enfermo con Anaplasma marginale y tuvo que ser tratado rápidamente con antibióticos y transfusiones. En Colombia, Valle del Cauca, encontramos un caso en una vaca Holstein en lactación. El animal fue atacado de noche creemos por varios quirópteros, y en horas de la mañana se encontró un charco de sangre en el establo, y al animal severamente debilitado; se detectó días después A. marginale en un frotis sanguíneo. La vaca murió al no responder al tratamiento. Los hemoparásitos cuando se virulentan en portadores crónicos, producen cuadros de inmunodeficiencia que alteran notablemente la bioquímica corporal, más si los animales se encuentran débiles por algún motivo.
La captura y control de murciélagos hematófagos
En el Valle del Cauca, se encontró D. rotundos murinos en una mina abandonada, cercana a una zona ganadera. Se instalaron redes durante la mañana para capturarlos cuando salieran de noche, pero unos pocos cayeron en horas de la tarde todavía con luz solar, algo extraño. De uno de estos quirópteros se aisló el virus rábico, pero también el hemoparásito flagelado Trypanosoma evansi de las glándulas salivares, agente que se encuentra sobretodo en equinos y mulares, causante este en ocasiones de la tripanosomiasis equina. No se pudo dilucidar a fondo el significado de este hallazgo fortuito, pero no deja de ser interesante desde el punto de vista médico-epidemiológico.
En el departamento de Sucre en la Costa Caribe, asistimos a un brote de rabia bovina, donde enfermó y murió el 8% del efectivo ganadero de la finca. De día y con un equipo de médicos veterinarios, se localizó el sitio donde estaban anidando los murciélagos hematófagos en la finca, un pozo de agua abandonado. Inmediatamente se instalaron redes alrededor, y en la noche utilizando guantes de cuero reforzados, tapabocas y cascos, se atraparon varios vampiros en las redes, los que fueron untados con la pomada anticoagulante Difenadiona, y puestos en libertad nuevamente. Se cree, que por cada murciélago untado con Difenadiona, mueren aproximadamente 60 de ellos, cuando al regresar al escondite se lamen unos a otros al acicalarse. Una y otra vez durante una semana, se repitió la operación hasta disminuir sensiblemente el número de ellos en el pozo de agua abandonado, el cual se pudo tapar finalmente con malla y cemento. También se puede inyectar la Difenadiona en el rumen de los bovinos, para cuando sean mordidos mueran los quirópteros atacantes, pero este tipo de control acarrea más riesgos.
Leptospirosis
La Leptospirosis es una enfermedad del grupo de las zoonosis, producida por una bacteria llamada Leptospira interrogans, de la que existen 180 subclases llamadas serovariantes. Las serovariantes pueden causar enfermedad en un sinnúmero de especies animales y en el ser humano; sin embargo, cada una de las mismas parece adaptarse a un huésped en particular. Por ejemplo, la serovariante Hardjo parece adaptarse más al ganado bovino, la Pomona al ganado porcino y la Icterohaemorrhagiae al ser humano, aunque la infección en un animal o ser humano puede ser múltiple. La Leptospirosis es una enfermedad cíclica y enzoótica y debido a su endemicidad, la enfermedad en animales no debe considerarse como un problema individual, sino poblacional, lo mismo que para el ser humano.
En la Costa Caribe colombiana, sujeta constantemente a inundaciones durante la época de invierno, y en países vecinos como Venezuela y Brasil, que con Colombia han sufrido catastróficas destrucciones por el fenómeno de La Niña, la Leptospirosis ha brotado de pronto, como una de las mayores calamidades bacterianas en niños y adultos, al ser últimamente estudiada y reconocida clínicamente por las entidades regionales de salud. Infortunadamente, los caninos como únicas criaturas, han sido responsabilizados de la contaminación de aguas y alimentos de la gente desplazada, sin tener mayormente en cuenta a ratas y roedores en general, especialmente las especies Rattus norvegicus y Rattus rattus. La primera es la rata gris de alcantarillas y la segunda es la rata negra trepadora, que encontramos en bodegas y establos abandonados. Ambas son transmisoras en la orina, principalmente de la Leptospira icterohaemorrhagiae, causante en los humanos de la enfermedad de Weil, llamada así, por que fue estudiada y descrita por Adolf Weil en 1886, en humanos enfermos con ictericia, esplenomegalia y nefritis. En catástrofes como las de la Costa Caribe, y en inundaciones en general, las ratas son las que al buscar alimento no importa donde se encuentre, orinan las viandas al comer, siendo la transmisión directa al ser humano; los canidos no tienen la oportunidad, de llegar a las despensas o sitios donde se guarda el alimento, en las catástrofes a las que nos referimos.
En el Valle del Cauca en la década del 70, los autores ya habían estudiado esta enfermedad, debido al incremento de enfermos en la población de trabajadores de porquerizas, que estaban vigiladas clínica y productivamente, durante un proyecto conjunto con la Sociedad de Porcicultores del Valle. Se atraparon 250 ratas pardas Rattus norvegicus durante el estudio, colocando trampas especiales con cebo durante la noche, y colectándolas a la mañana siguiente. Los riñones, incluyendo orina, de todas las ratas atrapadas, fueron procesados debidamente en el laboratorio para aislar leptospiras; el 10% de los animales atrapados estaban contaminados con Leptospira icterohaemorrhagiae. No cayeron en las trampas ratas negras Rattus rattus.
La sintomatología que presentaban los trabajadores, se caracterizaba por un catarro inicial, con secreciones mucosas por la nariz, fiebre recurrente, escalofríos, mialgias, dolor de cabeza e ictericia en algunos pocos. Una vez se tuvieron los resultados de laboratorio arriba descritos, estos [los trabajadores], fueron enviados a puestos de salud u hospitales, con un diagnóstico presuntivo de Leptospirosis, para que fueran tratados según el dictamen de los médicos de turno. Serológicamente y a través de la prueba de micro aglutinación, se detectaron en ellos anticuerpos contra Leptospira Icterohaemorrhagiae y L. Pomona. Seguidamente, se establecieron medidas preventivas para evitar futuras infecciones. Posteriormente, se aisló L. Pomona de la orina de cerdos en las porquerizas.
La Leptospirosis en bovinos, en la mayoría de regiones ganaderas latinoamericanas es común, y no ha sido bien estudiada, inclusive no se sabe a ciencia cierta sus consecuencias para humanos e inclusive para animales. En los Llanos Orientales colombianos, en una zona ganadera cercana a Puerto Gaitán, se presentaron abortos retenciones de placenta en animales vacunados contra Brucelosis. Es así entonces, como se detectaron los primeros reactores serológicos a Leptospirosis. Todos los animales fueron sangrados con una periodicidad de diez (10) semanas y el suero examinado mediante la prueba de aglutinación microscópica de Galton. Seguidamente los sueros fueron enfrentados a las siguientes serovariantes, las que se mantuvieron vivas en medio líquido de Stwart. Los antígenos utilizados fueron: Pomona cepa Pomona, australis cepa Ballico, ballum, Cepa Castellón, grippotyphosa cepa Moskva, tarassovi cepa perepelicin, hebdomadis cepa Hebdomadis, Batavia cepa Van Tienen, canicola cepa Hong Utrech IV, hardjo cepa Harjoprajitno, wolffi cepa 3705, pyrogenes cepa Salinen, sejroe cepa M84, icterohaemorrhagiae cepa RGA, y automalis cepa Akiyami. Los títulos variaron entre 200 y 1600 de la serovariantes hebdomadis, harjo, sejroe, y woolffi, con mayor incidencia de la serovariante hardjo.
El equipo fue conformado por: Hémerson Moncada, Victor Guzmán, Luis E. Beltrán, Blanca Torres, Félix Carreño, Darío Ängel J., Bernardo Ribera, Eduardo Aycardi, Vicky Sanclemente.