Estimados Colegas:
He leído el trabajo sobre “Evaluación de impacto productivo en un rodeo de cría Tricomoniasis: un brote problemático” el cual resulta interesante, pero después de tantos años de trabajo involucrándome desde el año 1979 con el tema de las venéreas al iniciar mi capacitación como becario en INTA Castelar y que posteriormente continué como docente, investigador y profesional privado, considero oportuno hacer algunas consideraciones.
En primer lugar, queda claro como entró el Tritrichomonas foetus al rodeo y que no tuvieron problemas para confirmar el diagnóstico de laboratorio con los métodos actuales. El traspaso de animales a través de los perimetrales aún hoy sigue siendo un factor de riesgo significativo en varias regiones ganaderas.
La segunda consideración está vinculada con la propuesta implementada en la cual desestimaron el uso de la vacuna específica contra la Trichomonosis bovina, por considerar que “no impide la infección” aunque “parece limitar el período de infertilidad”. En este contexto cabe preguntarse qué resultados obtengo si disminuye el período de infertilidad? Además, las otras vacunas de uso MASIVO evitan la infección?
En líneas generales un programa de control en sanidad animal requiere de cuatro acciones específicas:
1- Reconocer la presencia de la enfermedad: a través de métodos de diagnóstico
2- Saber cuándo y por qué ocurre: que implica entender el proceso de la patogenia
3- Disminuir o erradicar los factores de riesgo: implica adecuar el manejo del rodeo
4- Aumentar la resistencia inmunológica a la enfermedad: con el uso de inmunógenos
Cabe recordar que el diagnóstico en el toro, por su condición de portador, es más sencillo que en la hembra. El diagnóstico en la vaca depende del tiempo post infección y del ciclo estral, ya que en la vagina los protozoarios se encuentra en los primeros 15 a 20 días, luego migran a útero y vuelven a aparecer en vagina al final del proestro y durante el estro. Por lo tanto la detección del protozoario a partir de mucus vaginal de vacas vacías dependerá del momento del ciclo estral en que se tome la muestra. Un porcentaje (entre el 2 al 3 %) de las vacas que se infectan pueden permanecer en esa condición hasta el próximo período de servicio, constituyéndose en un serio problema epidemiológico por ser una fuente de reinfección de los toros. Aunque no debería descartarse que algunas vacas gestantes queden infectadas hasta 6 a 9 semanas posparto, de acuerdo a los hallazgos comunicados en publicaciones científicas (Morgan 1944, Skirrow 1987, Mancebo1995, BonDurant 1997).
Con respecto a la patogenia en la hembra, quiero hacer una síntesis recordando que el Tritrichomonas foetus es un protozoario mucosa dependiente y no invasivo. Durante los primeros 50 días de la infección produce una leve inflamación de vagina, cérvix, útero y oviducto, y la preñez puede mantenerse en ese ambiente uterino hasta los 50 días bajo la faz progesterónica, durante la cual la capacidad de presentación de antígenos por parte de las células dendríticas, macrófagos y células cebadas está disminuida. Luego de este período la “leve inflamación” pasa a ser más severa y el protozoario invade al feto produciéndose la interrupción de la gestación, siendo más frecuente entre los 50 a 75 días post infección. Este proceso patogénico induce en la hembra una respuesta inmune a nivel sistémico y en el tracto reproductor, alcanzando su mayor nivel de anticuerpos a partir de la octava a novena semana post infección, logrando que muchas de esas vacas infectadas puedan recuperarse a partir de los 3 a 6 meses de infección, momento en el que la mayoría de los servicios han terminado, por lo tanto quedan como vacas vacías en esa temporada.
En este contexto y sabiendo cual es el momento crítico donde se puede perder la preñez, el objetivo de una vacuna contra la Trichomonosis bovina es liberar de la infección a la hembra antes de los 45 a 50 días post infección, evitando así la perdida de la preñez.
El uso de la vacuna genera una alta respuesta inmune sistémica y un nivel basal de anticuerpos en el tracto reproductor. Estos anticuerpos persisten hasta el momento de la palpación transrectal, cubriendo el período de mayor riesgo. Por lo tanto, esta respuesta inmune inducida le permite a la hembra bovina entrar a la temporada de servicio con una cobertura inmunológica, ser refractaria a la infección o bien eliminar rápidamente el protozoario del tracto reproductor y continuar con la gestación.
La vacuna contra la Trichomonosis bovina ha sido objeto de estudio de varios investigadores durante más de 60 años. Los primeros trabajos científicos sobre vacuna en hembras fueron publicados por Kerr (1943), Kerr y Robertson (1946) y Morgan (1947). Posteriormente y hasta la actualidad son muchos los autores que con sus investigaciones han contribuido al esclarecimiento y desarrollo de una vacuna, pudiendo citar entre ellos a Clark, BonDurant, Campero, Gault, Ikeda, Cobo, Herr, Kvasnicka, Corbeil, incluyéndome a mí (Soto Pedro) que en diciembre de 1986 publicamos con Enrique Lucchesi el primer trabajo latinoamericano de vacunación en toros infectados con cepas quimioresitentes. Al respecto, dice Corbeil y BonDurant en una de sus publicaciones científicas (Immunity to bovine reproductive infections. Vet. Clinics of North America Food Animal Practice, 17:567-583, 2001), que la inmunización sistémica en hembras induce una respuesta humoral y en el tracto reproductor con producción de IgG1 e IgA, facilitando la eliminación del Tritrichomonas foetus antes de la séptima semana de la infección, evitando así el daño endometrial y la muerte embrionaria, que ocurriría con infecciones persistentes de 60 o más días.
Entonces ante esta información, vuelvo al concepto de la reflexión inicial “Existe una vacuna disponible para aplicar en las hembras, pero su principal limitante es que no impide la infección aunque parece limitar el período de infertilidad”. Al respecto quiero mencionar que limitar el período de infertilidad es un aspecto de suma importancia ya que significaría tener más gestaciones; además sobre el otro concepto “que no impide la infección” se debería analizar con que diseño experimental se ha medido, ya que nuestros resultados experimentales en vacas vacunadas y desafiadas por monta natural con toros infectados difiere de los trabajos que realizaron algunos colegas con desafíos intravaginales con 10 millones de protozoarios. Por lo tanto me pregunto, la cavidad prepucial tiene esa concentración de protozoarios?, de acuerdo a publicaciones de algunos autores se ha podido cuantificar que la carga de Tritrichomonas foetus obtenidas por raspado de cavidad prepucial de toros infectados es en promedio de 141 T. foetus/ml de esmegma prepucial (Mukhufhi y col. en 2003). Otros autores, reportaron que por raspado de toros infectados se obtienen en promedio 50 T. foetus/ml de esmegma prepucial (Hammond y col, 1943). También Clark y col. 1971, reportaron que el número de trichomonas en la secreción prepucial es relativamente baja, oscilando entre 200 a 80.000/ml.
Por lo tanto, es importante que en los ensayos para validar o evaluar la eficacia de una vacuna en el modelo homólogo (bovino) o en modelos experimentales alternativos como puede ser el modelo ratón (Soto P. y col. Experimental model to assess the Tritrichomonas foetus vaccine-induced effects. InVet Vol 20 N°1, 2018), se adecue la dosis desafío para que los resultados sean extrapolables a la realidad. La infección experimental en la hembra bovina es relativamente más fácil que en el macho y la introducción de 100 a 200 trichomonas en la vagina anterior de una hembra susceptible durante el estro, es suficiente para producir la infección (Clark y col. 1971). Como es de esperar, el apareamiento de hembras no infectadas con toros infectados induce habitualmente una infección persistente (Hammond y Bartlett 1945; Parsonson y col. 1976).
La instalación de la infección depende de factores inherentes al huésped y al agente. Durante el proceso intrínseco de la dinámica de esa interacción, el protozoario debe vencer los mecanismos de defensa del huésped para que la infección se produzca. Entre varios factores de virulencia que posee el Tritrichomonas foetus, quiero resaltar el rol de ciertas proteasas (cistein proteasas) que son muy activas contra una amplia variedad de proteínas, tales como lactoferrina, fibronectina e inmunoglobulinas, como un mecanismo para evadir las defensas del huésped. Además, las trichomonas pueden ligar en forma inespecífica inmunoglobulinas a su superficie y endocitarlas para su degradación. A la respuesta inmune del huésped le requiere entre 28 a 50 días para sobrepasar la capacidad endocítica de las trichomonas para degradar inmunoglobulinas. Por esta razón es necesario validar los diseños experimentales con dosis desafíos acorde a la dinámica inmunopatogénica. Por lo tanto, un desafío experimental con instilación de 10 millones de protozoarios en el fondo de vagina resulta una dosis abrumadora, requiriendo el huésped susceptible más tiempo para controlar la colonización del protozoario en el tracto reproductor.
Con respecto al programa de control, cuyo objetivo debería ser “detener, eliminar y prevenir” debe incluir el uso de vacunas cuando estén disponibles para las patologías específicas. Estoy de acuerdo también con la inclusión de la inseminación artificial, cuando el manejo del rodeo y el análisis de costo beneficio lo amerite y también con la eliminación de vacas vacías con anormalidades palpables. El programa implementado en el caso del establecimiento de referencia en el Dpto. San Cristóbal, Santa Fe, para controlar la enfermedad venérea ingresada en la temporada 2010-2011, se requirió de acuerdo a los datos de las tablas 4, 5 y 6 un gasto/inversión de 214.119 $ para un rodeo de 178 vientres. En la misma región, existen antecedentes del estudio AVIS, Suardi Santa Fe, que incorporó al programa de control la vacuna contra la Trichomonosis en un rodeo lechero con servicio continuo en el Distrito Colonia Rosa, Dto. San Cristóbal con diagnóstico de Trichomonosis. El plan de vacunación se inició en noviembre del 2008 y en mayo del 2009 el porcentaje de preñeces pasó del 53% al 79%. Para un rodeo de cría de 178 vientres, como en el caso de referencia, si se implementara un programa de control con la incorporación de la vacuna, tomando el precio de la dosis de la vacuna contra la Trichomonosis bovina en la primavera del 2011, se hubiera gastado/invertido en el plan de vacunación 1.780,00 $ y a valores del 2020 el gasto/inversión sería de 26.765,00$, más los gastos de reposición de reproductores machos y hembras, aunque las vacas vacías más jóvenes y sin anormalidades palpables en útero pueden ser nuevamente fértil en un rodeo vacunado.
Existen más informes de colegas que han utilizado la vacuna en rodeos de cría en zonas endémicas con resultados muy satisfactorios. En nuestros trabajos a campo, utilizando una vacuna oleosa, pudimos observar una alta respuesta inmune que se reflejó posteriormente con una diferencia del 30 % de preñeces entre los vacunados y no vacunados .
Espero haber contribuido al esclarecimiento del tema; para los que desean hacer una lectura más detallada del tema sugiero acceder al libro “ENFERMEDADES PARASITARIAS DE IMPORTANCIA CLÍNICA Y PRODUCTIVA EN RUMIANTES”, Cesar Fiel y Armando Nari, Editorial Hemisferio Sur, Capítulo 17 (de mi autoría): “Epidemiología y Control de la Trichomonosis Bovina”.
Pedro Soto
Med. Vet. – Dr. Cs. Veterinarias
Silvio L Gomez
Estimado SIlvio, la única vacuna disponible en Argentina es TRICOVAC (vacuna nacional) de Laboratorio Biológico de Tandil SRL.