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Comederos: diseño, dimensionamiento y manejo

Publicado: 28 de mayo de 2021
Por: Antonio Callejo Ramos. Dr. Ingeneiro Agrónomo. Profesor de la Universidad Politécnica de Madrid (España) Publicado originalmente en Frisona Española 201
1. Introducción
El alimento sólido es el principal factor determi-nante de la producción de leche; de ahí que dedi-quemos este trabajo al diseño y al manejo de la zona de alimentación, pues pensamos que no de-bería ahorrarse ningún esfuerzo en optimizar la in-gestión de alimento, tanto en calidad como en cantidad. El comedero debe permitir una distribu-ción adecuada de la ración, proporcionar espacio suficiente a las vacas para que éstas puedan con-sumir la cantidad que necesitan, estar limpio y libre de residuos de comidas anteriores y ser fácil de lim-piar.
La ingestión de alimentos se ve afectada por una serie de factores ambientales y de manejo. Sobre los primeros (clima y entorno) no se puede actuar o resulta caro y difícil, pero sobre los segun-dos (diseño y dimensionamiento adecuado, espa-cio disponible, etc.) sí podemos actuar. De esta forma, un comedero correctamente diseñado da lugar a un acercamiento más frecuente y más du-radero del animal y a una mayor ingestión. Asi-mismo, evitará numerosas lesiones debidas a una presión excesiva de las vacas sobre él. También nos referiremos a su mantenimiento y limpieza, para lo que es esencial una buena elección de materiales
Finalmente, el suministro de alimentos en esta zona de alimentación debe poder realizarse con sencillez, comodidad y rapidez, garantizando su no deterioro por efecto de las condiciones atmosféri-cas (lluvia, humedad excesiva) o por una mala hi-giene de la superficie donde se deposita. Hay que hacer lo posible porque esta zona sea estimulante para los animales y su tiempo útil de permanencia en ella sea máximo; entre otras cuestiones, deberá estar bien iluminada, limpia y ventilada, sin olores desagradables, protegida de las inclemencias cli-matológicas, no resbaladiza, etc., y no suponer una fuente de estrés por la competencia por el ali-mento.
2.  Criterios básicos en el diseño, construcción y manejo de comederos
El área de alimentación de las vacas debe reu-nir las siguientes condiciones básicas:
  • Estimular y permitir que cada animal consuma la cantidad de alimento que desea cada vez que se acerca al comedero y a lo largo de todo el día.
  • Que el acceso al comedero y la estancia en el mismo no suponga una fuente de estrés para el animal.
  • Disponer de alimento de calidad a lo largo del día.
  • Estar limpios y ser fáciles de limpiar.
Por otra parte, el diseño, construcción y manejo de la zona de alimentación en las granjas lecheras actuales deben contemplar las siguientes premisas básicas:
  • Las vacas se colocan alineadas a lo largo del comedero, no alrededor de una tolva.
  • Los comederos, de haber varias líneas, deben estar suficiente distantes para no generar con-ductas negativas de enfrentamiento.
  • La posición normal de la vaca al comer es con la cabeza hacia abajo en una postura similar a la del pastoreo. Esta posición incrementa hasta en un 12% la producción de saliva, mejorando el consumo de alimento en un 26%. Para favorecer esta postura conviene que el comedero esté entre 10 y 15 cm por encima del nivel de la base donde se encuentran los animales ( Figura 1).
Figura 1. Sección acotada de un comedero. Distancias recomendadas según edad y peso del animal
Figura 1. Sección acotada de un comedero. Distancias recomendadas según edad y peso del animal
  • La superficie donde se deposita la ración debe ser plana para facilitar su limpieza por medios mecánicos y el acercamiento del alimento. Además, debe ser suave, no abrasiva y no porosa, fácil de limpiar. Se utilizan materiales como acero inoxidable, aluminio, recubrimientos plas-tificados no tóxicos o material cerámico (Figuras 2 a y 2 b).
El material utilizado debe resistir el pH ácido de los ensilados utilizados habitualmente en la alimen-tación de las vacas lecheras.
En algunas instalaciones más antiguas el come-dero está “hundido” respecto al pasillo de distribu-ción de alimento, con el objeto de que este alimento esté siempre cerca de las vacas (Figura 3). Aparte de la mayor complejidad y coste en su cons-trucción, esta forma del comedero dificulta su lim-pieza, tanto manual como mecánica.
Figuras 2 a y 2 b. Recubrimientos del suelo del comedero para evitar la corrosión del hormigón
Figuras 2 a y 2 b. Recubrimientos del suelo del comedero para evitar la corrosión del hormigón
Figura 3. Este tipo de comedero resulta más complejo de construir y de limpiar
Figura 3. Este tipo de comedero resulta más complejo de construir y de limpiar
Figura 4. Anchura recomendada del pasillo de distribución de alimento
Figura 4. Anchura recomendada del pasillo de distribución de alimento
  • El ancho del comedero recomendable varía de 80 a 90 cm para evitar que el alimento se des-parrame y se pierda.
  • El pasillo de alimentación por donde circula la maquinaria que distribuye la ración debe ser su-ficientemente ancho para impedir que las rue-das pisen lo que se está distribuyendo o lo que se distribuyó previamente. Si el tractor puede salir por el extremo contrario al que entró, podría ser suficiente una anchura de 4,5 m, incluyendo donde se coloca la ración. Si, por el contrario el tractor debe dar marcha atrás y salir por el mismo sitio por el que entró, no deberíamos di-mensionar este pasillo con menos de 5,5 m de anchura (Figura 4). Si sólo hay una línea de co-medero, la anchura citada puede reducirse en 1 metro.
Aunque no esté directamente relacionado con el bienestar de los animales, conviene recordar que si el pasillo de alimentación se encuentra en el inte-rior de la nave, las puertas deben dimensionarse con generosidad para evitar sorpresas desagrada-bles si la maquinaria que distribuye el alimento no cabe. Por ello, la altura de la puerta no debería ser inferior a 4-4,5 m y su anchura, al menos 1 m más ancha que la anchura del remolque distribuidor con la rampa de descarga desplegada.
  • El comedero (en realidad la cornadiza), debe estar dividido en espacios individuales que per-mita a las vacas acceder cómodamente a la comida sin que se produzcan sacudidas o giros indebidos de la cabeza o cuello que puedan molestar o intimidar a las vacas contiguas, ade-más de impedir que las vacas lancen la comida hacia fuera.
  • Esta cornadiza (ver punto 4) debe tener formas redondeadas y sin aristas o salientes que pue-dan causar abrasión, heridas o magulladuras, y adaptarse a la morfología del animal, función de la raza y de la edad.
  • Facilitar el acceso de los animales al alimento. Un acceso dificultoso puede provocar que dis-minuya la cantidad de alimento ingerido, una merma en la producción y suponer una fuente de estrés para el animal.
  • Evitar las pérdidas de alimentos.
  • Evitar la selección de alimento.
  • Facilitar las tareas de limpieza del comedero y la distribución de la ración.
El área de alimentación conviene que se encuentre cubierta para proteger el alimento, al per-sonal y al ganado de la lluvia y de la radiación solar directa, lo que supondrá unas menores pérdidas y rechazos, unas mejores condiciones de trabajo y unas condiciones que favorecen que los animales accedan al alimento. Por tanto, debe evitarse una situación como la que refleja la Figura 5.
Figura 5. Comedero sin cubierta
Figura 5. Comedero sin cubierta
Figura 6. El canalón en el alero evita que se moje el alimento en el comedero
Figura 6. El canalón en el alero evita que se moje el alimento en el comedero
Figura 7. Cubierta volada sobre la zona de alimentación
Figura 7. Cubierta volada sobre la zona de alimentación
Esta cubierta debe disponer de canalones para la recogida de aguas pluviales (Figura 6).
De lo contrario, se incrementará el volumen de estiércol si vierte hacia el patio de ejercicio. En este caso, la cubierta debe volar lo suficiente para evitar que las vacas se mojen mientras comen ( Figura 7). 
Si vierte hacia el pasillo de alimentación, la cu-bierta debe volar hacia el exterior del mismo para evitar que el alimento se moje (la cubierta que se aprecia en la Figura 6 es demasiado corta y es pro-bable que la lluvia alcance el alimento).
En cualquier caso, el sentido de la pendiente de esta cubierta debe también considerar la orienta-ción de la misma y qué sombra interesa que pro-yecte.
3. Espacio disponible por animal
El espacio de comedero requerido para que el animal coma de manera confortable es un aspecto esencial del bienestar. Habitualmente se maneja la cifra de 60-70 cm de longitud de comedero por cada animal cuando se dispone de cornadizas que delimitan la posición del animal ( Figura 8) y de 80 cm cuando la cornadiza es una simple barra que impide el paso del animal hacia el pasillo ( Figura 9).
El espacio necesario para una vaca se calcula, según la Asociación Americana de Ingenieros Agró-nomos, a partir de la anchura del pecho, aplicando un coeficiente determinado. Así, en vacas no ges-tantes, el espacio necesario es su anchura de pecho (55 cm) multiplicado por 1,15 (62,5 cm). Para vacas gestantes, la anchura de pecho se multiplica por 1,25 (67,5 cm). Algunos autores sugieren aumen-tar en un 10 por 100 el espacio disponible por animal cuando el tamaño medio de las vacas supera los 650 kg.
El comedero es una de las zonas de la granja donde pueden surgir con mayor frecuencia situa-ciones de competencia entre los animales, de ahí la importancia de la disponibilidad de espacio. Sin entrar en consideraciones de tipo económico, di-versos estudios han demostrado que aumentar el espacio de comedero disponible por animal de 0,5 a 1 m disminuye la agresividad de los animales en más de un 50%, favoreciendo a las vacas domina-das, a la par que aumenta un 24 % el tiempo dedi-cado a comer, especialmente durante los 90 minutos posteriores a la distribución de alimento fresco.
Friend y col. (1974) constataron que cuando los animales disponían de 50 cm de comedero por vaca, el 60% de los animales acudían a comer al mismo tiempo, mientras que al aumentar el espacio disponible sólo 10 cm (a 60 cm), esta cifra aumen-taba al 70%. Cuando el espacio disponible en el co-medero disminuye y, en consecuencia, hay una mayor competencia, las vacas responden co-miendo más rápidamente, permaneciendo menos tiempo en el comedero y acudiendo a comer más frecuentemente. Al mismo tiempo, hay una mayor proporción del alimento consumido durante la noche. La cantidad total ingerida por cada animal no parece variar.
Figura 8. Dimensiones recomendadas de cornadiza para vacas adultas
Figura 8. Dimensiones recomendadas de cornadiza para vacas adultas
Figura 9. Espacio disponible por animal en comederos con barra fija delimitadora (Weary, 2004)
Figura 9. Espacio disponible por animal en comederos con barra fija delimitadora (Weary, 2004)
Sin embargo, cuando lo que se limita es la cantidad de comida, las vacas dominantes pueden consumir un 14 por 100 más de alimento que las de rango jerárquico más bajo; porcentaje que puede elevarse al 23 por 100 cuando, además, se limita el espacio de comedero disponible.
Independientemente del espacio de comedero necesario para que un animal pueda comer cómo-damente, un aspecto que siempre crea cierta con-troversia y ha sido causa de no pocos estudios es el de si todas las vacas del rebaño deben poder o no comer a la vez. Cuando existen dos filas de cubículos por cada línea de comedero, ésta tiene longitud su-ficiente para permitir que todos los animales alojados en esos cubículos puedan comer simultáneamente.
Sin embargo, no es infrecuente disponer de tres filas de cubículos por línea de comedero, por cuanto aumentando unos pocos metros el ancho de la nave se puede alojar un tercio más de anima-les, a costa de reducir el espacio de comederos hasta un 35% con relación al número de animales alojados ( Figura 10).
Figura 10. Con tres filas de cubículos no hay suficiente espacio de comedero
Figura 10. Con tres filas de cubículos no hay suficiente espacio de comedero
Esta solución presenta diversos inconvenientes que la hacen poco recomendable:
  • Al no haber espacio suficiente de comedero, las vacas dominantes pasan más tiempo en el mismo, ingiriendo más cantidad, al tiempo que pueden seleccionar en mayor o menor medida las materias primas más apetecibles. Por tanto, las vacas que comen más tarde no consumen exactamente la misma ración.
  • Las vacas que no pueden comer en los momen-tos habituales modifican sus pautas, aumen-tando el consumo nocturno.
  • Debido a la competencia de animales exhiben un comportamiento más agresivo e incremen-tan su nivel de estrés. Esto origina una disminu-ción del rendimiento productivo así como una mayor predisposición a contraer enfermedades.
  • Tras el ordeño, aproximadamente un tercio de los animales no pueden acceder al comedero y suelen tumbarse en las cubículos cuando to-davía los esfínteres de los pezones permanecen abiertos con el consiguiente riesgo de infección en la ubre.
  • Se pierde la posibilidad de amarrar a todos los animales para realizar operaciones de manejo mientras las vacas están comiendo, como sepa-ración de animales, diagnóstico de gestación, inseminación, etc.
  • Si no se aumenta la anchura de los pasillos de forma proporcional al incremento en el número de animales, disminuye la superficie por animal y aquéllos se mantendrán más sucios, por lo que se deberá aumentar su frecuencia de limpieza. La mayor concentración de animales hace que empeore la circulación de éstos al dificultarse los cruces.
  • El volumen estático de aire por animal también se verá afectada salvo que se de mayor altura a la nave.
  • Se puede ver comprometido el cumplimiento de futuras normativas sobre bienestar animal, ya que se restringe el acceso de los animales al ali-mento.
A pesar de nuestra recomendación de que todas las vacas puedan comer simultáneamente y dispongan, por tanto de su espacio de comedero, a veces es inevitable construir tres filas de cubículos por cada línea de comedero, bien por disponibili-dad de espacio, aprovechamiento de naves exis-tentes o el simple deseo del ganadero. En estos casos, hay que establecer un límite para que los in-convenientes citados no se conviertan en un verda-dero desastre. Este límite se establece con la siguiente inecuación:
Comederos: diseño, dimensionamiento y manejo - Image 1
El número de vacas puede referirse al conjunto del rebaño (y la longitud de comedero será la total disponible) o al existente en cada uno de los corra-les en que se divida la explotación. En este caso, la longitud de comedero será, obviamente, la disponible para cada corral.
Sí se ha observado que es preferible una reduc-ción gradual de la disponibilidad de espacio en el comedero una vez que el grupo de vacas está establecido que la adaptación de un nuevo grupo a un espacio limitado de comedero.
Por tanto, en una explotación de 100 animales donde se instalen cornadizas de un anchura normal de 70 cm, la longitud mínima de comedero será de 70 metros si queremos que cada vaca disponga de su espacio para comer.
Esta medida es muy importante a la hora de diseñar la explotación, ya que condiciona la anchura y longitud de la nave, tanto en sistemas de cama caliente como en sistema de cubículos.
4. Cornadizas
El uso de barreras de separación, o cornadizas, está bastante extendido. Su finalidad es que las vacas no coman de forma selectiva o jueguen con el alimento. Además, se evita que el animal se intro-duzca en el comedero y ensucie el alimento. Su uso también da lugar a una menor longitud de come-dero por animal. El ángulo en que están colocadas también puede influir en el consumo de alimento y en las posibles lesiones que la presión del animal sobre la cornadiza y sobre el murete pueden produ-cirle. En las Figuras 11a y 11b se observan algunos de los modelos más habituales.
En la Tabla 1 se exponen las dimensiones reco-mendadas en función de la edad del animal.
La barra inferior no debe apoyarse o empotrarse en el murete separador (Figuras 12a y 12b), sino que debe dejarse un espacio entre 5 y 10 cm para evitar que queden restos de alimentos entre ambos ele-mentos, que pueden fermentar y generar olores desagradables que provoquen rechazo en los animales a acercarse al comedero.
Por la misma razón, es conveniente que la parte superior del murete sea redondeada y no plana (Figura 13).
Entre las dos barras de la cornadiza, inferior y su-perior, debe respetarse una distancia de, al menos, 90 cm. Así evitaremos que los animales se golpeen con la barra superior al dejar el comedero o, in-cluso, mientras se encuentran comiendo. A este res-pecto, la barra superior debe estar a una altura tal que suponga el 85% de la altura a la cruz del animal (1,15-1,25 m) y de 20 a 25 cm más adelantada que la barra inferior. En la Figura 14 se aprecia una altura insuficiente de la barra superior, mientras que las vacas de la Figura 15 pueden comer con mayor comodidad, si bien la escasa altura del murete se-parador provoca que caiga mucha comida hacia atrás del comedero.
La inclinación hacia delante de la cornadiza (en un ángulo de 10 a 20 grados) ( Figura 16) y, sobre todo, el desnivel entre la zona que ocupa la vaca y la que ocupa el alimento, incrementa el radio de acción de la vaca unos 14 cm ( Figura 17), lo que puede suponer hasta 1,1 kg más de alimento.
Figuras 11. Modelos de cornadizas. a y b pueden abrirse por la parte inferior
Figuras 11. Modelos de cornadizas. a y b pueden abrirse por la parte inferior
Tabla 1. Dimensiones recomendadas en el diseño de cornadizas para vacuno lechero (Junta de Andalucía, 2002)
Tabla 1. Dimensiones recomendadas en el diseño de cornadizas para vacuno lechero (Junta de Andalucía, 2002)
Figuras 12a y 12b. La cornadiza no debe apo-yarse o empotrarse en el murete separador
Figuras 12a y 12b. La cornadiza no debe apo-yarse o empotrarse en el murete separador
Figura 13. La parte superior del murete está redondeada para evitar que se deposite alimento
Figura 13. La parte superior del murete está redondeada para evitar que se deposite alimento
Figura 14. Barra superior colocada a una altura insuficiente.
Figura 14. Barra superior colocada a una altura insuficiente.
Figuras 15a y 15b. Barra superior a la altura adecuada aunque el murete es excesivamente bajo
Figuras 15a y 15b. Barra superior a la altura adecuada aunque el murete es excesivamente bajo
Figura 16. Cornadiza en posición inclinada
Figura 16. Cornadiza en posición inclinada
Figura 17. Efecto del diseño del comedero en la facilidad de alimentación de las vacas (elaboración propia a partir de Nicks, 1998)
Figura 17. Efecto del diseño del comedero en la facilidad de alimentación de las vacas (elaboración propia a partir de Nicks, 1998)
La mayor ventaja de esta inclinación es la de re-ducir la presión de las vacas sobre las barras y, por ello, la de la posibilidad de lesiones y/o heridas (entre 55 y 112 kg de presión se puede producir dolor; por encima de 112 kg, se produce dolor y daño agudo). También permite un mejor acceso al alimento cuando el espesor del murete situado bajo la cornadiza excede los 20 cm, situación que con-viene evitar pues muretes más anchos parecen pro-vocar también una mayor presión de las patas sobre ellos cuando la posición de la cornadiza es in-clinada.
En algunos casos, dependiendo de las dimen-siones de los pilares en los que se apoya la corna-diza, del espesor del murete y de la colocación de aquélla respecto a éste, la posición inclinada de la cornadiza tiene cierto riesgo de ser golpeada por el remolque que distribuye el alimento, por lo que se opta por colocarla recta. El acercamiento fre-cuente de la comida puede evitar esta posición in-clinada de la cornadiza. ( Figura 18).
Figura 18. Cornadiza en posición vertical
Figura 18. Cornadiza en posición vertical
No obstante, hay que destacar el hecho de que la presión sobre la cornadiza puede ser muy alta (>200 kg) cuando el alimento está fuera del al-cance del animal, independientemente de si aqué-lla es vertical o inclinada. En la Figura 19 puede observarse la presión que pueden llegar a exceder los animales cuando tratan de llegar al alimento, en este caso, sobre una simple barra. De ahí la impor-tancia que tiene el acercamiento frecuente de la comida a lo largo del día.
Figura 19. Las vacas empujan con fuerza la cornadiza cuando no alcanzan bien al alimento (Grant, 2004)
Figura 19. Las vacas empujan con fuerza la cornadiza cuando no alcanzan bien al alimento (Grant, 2004)
Las cornadizas autoblocantes son las más utili-zadas desde hace años. No obstante, en los nuevas instalaciones o renovación de las antiguas es reco-mendable instalar modelos que permitan desblo-quear al animal si este se cae y no puede levantarse. Estos modelos permiten abrir el bloquea-dor por su parte inferior y liberar así a la vaca ( Figu-ras 11a y 11b). Algunos estudios rebelan que el uso de cornadizas autoblocantes reduce la ingestión de alimentos aunque no disminuye significativa-mente la producción de leche. Por tanto, la no ins-talación de cornadizas autoblocantes y disponer simplemente de una barra delimitadora a la altura del cuello podría ser considerada en el grupo de vacas de inicio de lactación, donde la ingestión es una cuestión crítica por el balance energético ne-gativo que experimentan en esta fase.
Estudios citados por Jimeno y col (2006) señalan que con la cornadiza abierta las vacas emplearon más tiempo comiendo y permanecieron menos tiempo de pie inactivas frente al comedero que en la cornadiza autoblocante, si bien en los dos tipos empeoran ambos parámetros cuando disminuye el espacio disponible por vaca en el comedero. Las vacas con menor rango jerárquico tuvieron que desplazarse un mayor número de veces al come-dero en el modelo de cornadiza abierta, efecto que se acentuó con menor espacio disponible.
Por tanto, las cornadizas autoblocantes redu-cen las agresiones en el comedero y mejoran el ac-ceso al mismo de las vacas con menor rango social en los períodos de acceso masivo al comedero (En-dres, y col, 2005)
Frecuentemente, las cornadizas autotrabantes se utilizan para retener al ganado aprovechando el momento en que van a comer todos los animales, tras la distribución del alimento. Ello permite efec-tuar con comodidad algunas operaciones como:
  • palpaciones,
  • diagnósticos de gestación,
  • desparasitaciones,
  • valoración de condición corporal,
  • renovación del material de cama en la zona de reposo,
  • etc.
Hoy es prácticamente impensable no disponer de este tipo de cornadizas, dada la cantidad de manejos que se realizan a las vacas a lo largo de una lactación (51 veces por vaca, según algunas estimaciones).
El tiempo que las vacas están retenidas en la cornadiza no debería ser superior a cuatro horas, aunque es raro que esto suceda en la práctica; si ocurre, es más posible que sea debido a un error hu-mano que a un procedimiento estándar de trabajo en el establo. Ensayos realizados con este tiempo máximo de retención no rebelan diferencias en la producción de leche ni en la ingestión de materia seca, excepto en verano, aunque esta circunstan-cia parece más relacionada con la restricción de acceso al agua y con el estrés por calor que con la reducción de la ingestión de materia seca. Más tiempo supone mayor nivel de estrés y menor tiempo de reposo. Lo más adecuado es hacer coin-cidir el amarrado de las vacas con la distribución de alimento.
Finalmente, y más como elemento de comodi-dad y de seguridad en el caso de líneas muy largas de comedero, es aconsejable prever “pasos de hombre” a lo largo de la cornadiza, con una an-chura mínima de 35 cm ( Figuras 20a y 20b).
Figuras 20a y 20b. Pasos de hombre en la cornadiza
Figuras 20a y 20b. Pasos de hombre en la cornadiza
5. Manejo del comedero
Dada la conducta alimenticia de las vacas, éstas deben tener acceso a ración fresca, en la medida de lo posible, las 24 horas del día, estimulando así la ingestión de materia seca. No obstante, en determinados momentos conviene que apenas haya comida en el comedero, como justo antes del ordeño y durante el pase de las arrobaderas de lim-pieza. Ello supone, en general, que las vacas no tie-nen acceso al alimento entre 4 y 6 horas al día. Superar este tiempo compromete seriamente la cantidad de materia seca ingerida. Esto supone re-alizar, al menos, dos distribuciones diarias de alimen-tos aunque la mano de obra necesaria es limitante en muchas explotaciones, sobre todo en las de tipo familiar y las que tienen base territorial, las cuales re-quieren tiempo para dedicarlo a las tareas agríco-las. En el caso (muy frecuente) de una sola distribución diaria de la ración, es imprescindible re-alizar posteriormente todos los acercamientos de la comida que sean necesarios para colocarla al al-cance del animal. Existen máquinas específica-mente diseñadas para realizar esta tarea con rapidez, incluso robotizadas que no necesitan ser guiadas por un conductor (Figuras 21a y 21b).
Figuras 21a y 21b. Máquinas cuya función es acercar la comida a los animales
Figuras 21a y 21b. Máquinas cuya función es acercar la comida a los animales
También es recomendable que la única distribu-ción del día se haga tras el ordeño de la tarde para mantener durante más tiempo la apetecibilidad de la ración y la mayor parte del consumo se produzca en las horas más frescas, en las siguientes circunstancias:
  • en los meses más calurosos,
  • cuando la ración tenga una elevada propor-ción de alimentos fermentables (ensilados, cebadilla, pulpas húmedas, etc.), o
  • cuando el comedero esté expuesto al sol, Insistimos, no obstante, en recomendar una distribución frecuente.
La ración debe suministrarse tras el ordeño, pues con ello evitamos transferir olores y sabores anóma-los a la leche y, sobre todo, evitamos que las vacas se tumben cuando los esfínteres de los pezones están aún abiertos.
Se recomienda suministrar un 3-5% más de ali-mento de la cantidad estimada en formulación. Este exceso de ración no se tira cuando el come-dero se limpia antes de la siguiente distribución, sino que se puede mezclar con la ración de otros grupos menos exigentes como el de las vacas secas o el de las vacas de menor producción, siempre y cuando se cumplan algunos requisitos fundamen-tales:
a) La calidad de las sobras debe ser aceptable (no debe estar caliente, debe tener un aspecto si-milar a la ración original,…).
b) La cantidad de mezcla no debe ser excesiva y debe ser una proporción máxima definida en cada ración.
c) Debe evitarse que constituya la base de la ali-mentación de los grupos citados, porque puede conducir al sobre-engrasamiento de las vacas o a excesos de calcio en el caso de las vacas secas.
Si la cantidad residual de comida presente en
el comedero supera el 5% de la cantidad calculada como necesaria, ello puede deberse a un mal cál-culo en la formulación, a un comedero sucio o a un problema de confort o de dificultad de acceso de las vacas.
El manejo del comedero también implica la se-lección de materias primas, distribución de la ra-ción, rutina de actividades relacionadas con la alimentación y observación de la comida rehu-sada. Aceptando que por cada kilo de materia seca la producción de leche aumenta entre 2,5 y 3 kilos, también son importantes aquellos factores que influyen en la ingestión, como la estrategia de agru-pamiento de los animales, el movimiento de vacas entre grupos, la conducta alimenticia y el bienestar del animal.
Entre los factores que intervienen en la ingestión de alimento encontramos la densidad energética de la ración, la capacidad digestiva del animal y sus propias necesidades nutritivas. También intervie-nen factores ambientales: temperatura alta, hume-dad relativa elevada o suelos resbaladizos pueden causar un descenso de la ingesta. Con un 80% de humedad y temperaturas de 27ºC la ingestión puede disminuir un 10%, o un 20% cuando los valores térmicos superan los 32ºC.
Por término medio, las vacas comen entre 11 y 14 veces al día, con una duración media de 20 mi-nutos cada vez, lo que supone un tiempo total dia-rio en el comedero entre 3,5 y 5 horas. En general, del 65 al 70% del tiempo dedicado a comer tiene lugar en horas de luz natural. Por ello, es muy impor-tante evitar que el acceso al comedero pueda verse impedido por cualquier circunstancia. Al mismo tiempo, maximizar la ingestión de materia seca permite satisfacer las necesidades energéticas del animal con mayor proporción de forraje de alta calidad y menor de concentrados, y menor riesgo, por consiguiente, de patologías como acidosis, tor-siones de cuajar, etc., además de un menor coste de la ración. En resumen, se necesita controlar los factores siguientes para maximizar la ingestión.
5.1. Acceso al comedero
La zona de alimentación debe diseñarse para permitir una fácil y adecuada distribución del ali-mento y dar a cada vaca la opción de consumir la ración que le corresponde.
En las instalaciones en las que las vacas no ac-ceden al comedero a través de un patio de ejerci-cio, la anchura del pasillo que ocupan las vacas al comer debe permitir que dos animales puedan cruzarse por detrás de las que están comiendo sin mo-lestar a éstas. Ello significa una anchura mínima de 4,5 m, ó de 5,0 m si, además, este pasillo también se utiliza para entrar y salir de una fila de cubículos ( Figura 22)
Figura 22. La anchura del pasillo de alimenta-ción debe tener una anchura mínima de 4,5 m.
Figura 22. La anchura del pasillo de alimenta-ción debe tener una anchura mínima de 4,5 m.
Las superficie del suelo sobre el que las vacas permanecen de pie mientras comen deben ser se-guras para que el riesgo de accidente (en general, resbalones) sea mínimo, es decir, debe proporcionar tracción sin dañar las pezuñas del animal por una excesiva abrasión.
Con la intención de lograr una superficie más cómoda para las vacas, algunos ganaderos han instalado una “alfombra” de caucho en la zona de pasillo ocupada por las vacas mientras comen, de unos 2 m de anchura, a lo largo de todo el come-dero (Figura 23). Los resultados obtenidos no son concluyentes, aunque sí se observa cierta preferen-cia de los animales y un mejor estado de las pezu-ñas y un menor índice de cojeras.
Figura 23. Las alfombras de caucho en el pasillo de alimenta-ción parecen mejorar el estado de las pezuñas (Grant, 2004)
Figura 23. Las alfombras de caucho en el pasillo de alimenta-ción parecen mejorar el estado de las pezuñas (Grant, 2004)
Tabla 2. Diferencias de conducta entre novillas alojadas separadamente o con el esto de las vacas (Fuente: tomado de McFarland, 2000)
Tabla 2. Diferencias de conducta entre novillas alojadas separadamente o con el esto de las vacas (Fuente: tomado de McFarland, 2000)
5.2. Estrategias de agrupamiento y alimentación
Las estrategias de agrupamiento tienen el objetivo de minimizar las diferencias dentro de cada grupo, en lo que se refiere a condición corporal, producción de leche, estatus fisiológico, días en leche, etc., y que las diferencias entre los diferentes grupos sean, por tanto, más evidentes.
Diversos estudios muestran que las novillas de primer parto pasan comiendo entre un 10-15% más de tiempo cuando están separadas de las vacas adultas y su producción mejora un 5-10%. Este efecto es tanto más evidente cuando la disponibili-dad de alimento o el acceso al comedero están li-mitados (Tabla 2). Estas novillas acuden más veces al comedero, ocupan menos tiempo y comen menos cantidad en cada visita que las vacas adul-tas, por lo que se mejoran los rendimientos y se dis-minuye la competencia cuando ambos tipos de animales están en grupos distintos, lo que es más fácil de llevar a cabo en rebaños grandes.
Formar un grupo de vacas recién paridas puede suponer un menor estrés para los animales y un mejor control de estos animales en esta delicada fase que si estuviesen en un grupo más grande. En situaciones de competencia, las vacas dominantes ocupan el comedero durante más tiempo que las dominadas. También hay una mayor presencia de vacas comiendo al mismo tiempo cuando se pasa de dos a tres ordeños diarios.
Deben evitarse cambios bruscos en la alimenta-ción, como los que se dan cuando se requiere un cambio de fórmulas alimenticias o cuando las vacas se cambian de un grupo a otro según va des-cendiendo su nivel de producción, sobre todo cuando hay un gran cambio en la densidad ener-gética de la ración. El impacto negativo de estos cambios bruscos es menor cuando la ración se su-ministra “ad libitum”.
5.3. Evaluación de la cantidad rehusada
Con el ánimo de sistematizar el análisis y evalua-ción de la cantidad de alimento presente en el co-medero una hora antes de la siguiente comida, se puede establecer la siguiente puntuación:
0. No hay ningún resto de comida
1. < 5%
2. 5-10%
3. > 25%
4. 50%
5. La comida está prácticamente entera. 
Puntuación de 0 a 1 significa que las vacas están subalimentadas, y no reciben la cantidad de nutrientes que necesitan. Cuando las vacas llegan a consumir toda o parte de ese 5%, significa que no están consumiendo al máximo nivel de ingestión. El 5% residual representa material forrajero con un ta-maño demasiado largo, menos palatable, estrope-ado o de inferior calidad.
Una puntuación de 3 indica que los animales pueden estar sobrealimentados o que hay alguna circunstancia que provoca rechazo del alimento. Por tanto, habrá que comprobar que:
  • el comedero está limpio,
  • la materia seca de la ración es correcta,
  • la mezcla y el picado del forraje son correctos, y
  • que no hay desarrollo fúngico o alguna circuns-tancia que confiera sabores u olores anómalos. A veces es un problema de calidad o de disponibilidad de agua.
Los problemas alimenticios son evidentes cuando se alcanza una puntuación de 4.
Otro aspecto a considerar es la selección de in-gredientes durante la ingestión. En teoría, el alimento sobrante debería tener la misma composi-ción que la mezcla inicial. Para determinar la capa-cidad de selección de los animales, la norma general es que la cantidad de alimento que queda en la bandeja superior del separador de partículas de Penn State ( Figura 24) no debe ser superior al 5% de la cantidad obtenida en la ración original. Si se produce un exceso de selección, pueden utilizarse ingredientes como agua, melazas o subproductos húmedos, o reconsiderar el tiempo de mezclado para reducir el tamaño de partícula, con la precau-ción necesaria para evitar una reducción excesiva que cause problemas ruminales.
Figura 24. Separador de partículas de Penn State
Figura 24. Separador de partículas de Penn State
6. Conclusiones
En este trabajo hemos querido destacar la gran trascendencia que tiene el diseño y el manejo del comedero en el bienestar de las vacas lecheras. En el aspecto de su diseño, el comedero debe posibilitar que la vaca pueda comer con comodidad y tranquilidad, para lo que resulta imprescindible que dispongan de un espacio individual, permitido por las cornadizas actuales, las cuales posibilitan tam-bién inmovilizar a las vacas durante un tiempo para efectuar en ellas el tratamiento u operación que corresponda (palpación, inseminación, desparasi-tación, etc.). Es preferible que cada vaca tenga un “hueco” de comedero y no incurrir en sobreocupa-ción del mismo.
El diseño del comedero también debe facilitar su limpieza y el cómodo acceso de las vacas.
En cuanto al manejo, es de destacar la necesi-dad de acercar frecuentemente la comida a los ani-males, evitando así que éstos ejerzan demasiada presión sobre el comedero y el murete separador y pudieran dañarse. La posición inclinada de la corna-diza facilita el acceso a la ración, aunque tampoco es imprescindible y puede colocarse verticalmente.
Finalmente, queremos destacar la conveniencia de hacer grupos de animales por estado fisiológico y nivel de producción. Este agrupamiento evita nu-merosas interacciones negativas en el comedero y, por consiguiente, favorece que cada animal pueda consumir la cantidad de materia seca que precisa.
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Autores:
Antonio Callejo Ramos
Universidad Politécnica de Madrid - UPM
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Hugo Sanchez Guerrero
Universidad Nacional De Colombia (UNAL)
29 de mayo de 2021
Saludos: Muy interesante el articulo, los fundamentos de diseño y construcción que nos presenta el Dr A. Callejo son aplicables en cualquier sistema de producción lechera. Son muchos los errores que hemos cometido GRACIAS
Antonio Oliveros Yanes
30 de agosto de 2021
Sin ningun problema,le doy la informacion que precise.El problema para enviar fotos es que no se como hacerlo, y aqui los comercializa una empresa danesa,y las normas prohiben cualquier tipo de enlace de empresas.comercializadoras de productos. Le puedo informar, que aqui en Galicia, diseñamos una manga colgante instalada en el pasillo de alimentaciion, levantada por un polipasto, situada paralela al pesebre, que sirve de manga de manejo, donde se puede realizar, los controles sanitarios pertinentes. Este diseño, esta pensado en la libertad de los animales, sobre todo a la hora de comer y descansar. De esta forma,los animales estan sin ningun stress,y cuendo se iseminan, o cualquier control, los ganaderos lo hacen en el mismo cubiculo, la vaca esta muy tranquila. Con este sistema , al tardar menos tiemo en comer, aumenta el tiempo de acostado,estas vacas superan las 14 horas dia acostadas,con lo que la produccion de leche aumenta. No se la forma de comunicarnos, pero no tengo inconveniente en mostrarle estas instalaciones en Galicia. saludos a todos
Antonio Oliveros Yanes
29 de agosto de 2021
Hola sr.Callejo,con todo respecto,pero seguir el sistema de cornadizas autotrabantes es un error para el bienestar de los animales, maxime cuando estos animales son de alta produccio lechera..Aqui en Galicia, varias granjas han instalado un comedero flexible, en donde la vaca puede comer de la forma mas natural posible, como si estuviera pastando. Las granjas en donde se instaló, el exito fue total. Con este sistema , el stres del animal desaparece, puede levantar la cabeza para ingererir mas rapido y mejor,puede alacanzar la comida mucho mas lejos, por lo que se necesita muy poco acercar la comida,es sencillo y facil de instalar. Los ganaderos que lo instalaron , observaron el rendimiento, en especial en laa novillas, su adaptacion al comedero se produce desde el primer dia. Este comedero consta de una barra de maximo de 6 metros,con muelles en ambos lados ue hacen que la barra gire 30º sobre la comida, como separadores lleva unos barrotes de plastico a 30/35 de separacion(dos espacios por vaca). Si alguien quiere opinar encantado de contestar Saludos a todos
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