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Buenas prácticas y bienestar animal en el tambo: Alimentación

Publicado: 12 de julio de 2021
Por: Víctor Humberto Suárez Gabriela Marcela Martínez
2.1. Alimentación y agua de beber
Los requerimientos nutricionales de las vacas según su estadio fisiológico y de las vaquillo-nas de recría se pueden cubrir utilizando una gran variedad de alimentos, que de acuerdo a las condiciones de manejo deberán ajustarse desde dietas pastoriles suplementadas con componentes energéticos, proteicos y mineral-vitamínicos a una ración equilibrada total-mente mezclada. Una alimentación correcta ajustada a los requerimientos de animales de alta productividad es el punto de partida necesario para garantizar bienestar, salud y conse-cuentemente un buen rinde o una tasa de crecimiento adecuada.
Dicho esto, es lógico pensar que el ganado no puede pasar hambre, pero a pesar de disponer de una dieta correctamente ajustada a cada requerimiento, debe procurarse que la totalidad del rodeo tenga acceso al alimento, sobre todo a medida que los sistemas aumentan su nivel de intensificación. La mayor frecuencia de suministro de alimentos diario (al menos 2 veces diaria) posibilita a los animales más sumisos poder ingerir el alimento requerido, además de reducir las conductas agresivas y el estrés dentro del rodeo.
También para que el alimento suministrado se exprese productivamente las vacas en ordeño tienen tiempos que deben ser respetados como que deben gozar diariamente de unas 3 a 5 h para comer, de 7 a 9 h para rumiar y de al menos 12 h para descansar de acuerdo al tipo de dieta y manejo.
Figura 20. Ración totalmente mezclada.
Ración totalmente mezclada
Finalmente se puede concluir que para cumplir con la protección del bienestar del ganado la buena práctica indica que se debe suministrar una dieta ajustada a los requerimientos de cada categoría, utilizando alimentos de calidad sin contaminantes ni sustancias prohibidas, además de brindarles al rodeo los tiempos necesarios para ingerir el alimento, efectuar la rumia y descansar.
Recomendaciones
  • Se debe asegurar que la composición de las dietas se ajuste al nivel de exigencias de las etapas de producción y reproductivas, se ajuste al tamaño corporal y biotipo y se ajuste a las condiciones climáticas y de manejo.
  • Se debe asegurar la calidad de los componentes de los alimentos para utilizar mediante su análisis fisicoquímico.
  • Se debe asegurar que las raciones se hayan preparado equilibradamente y libres de deterioro o contaminación alguna. Además, no se debe obligar a los animales a consumir lo sobrante.
  • Minimizar los factores que puedan crear situaciones estresantes o comporta-mientos agresivos dentro del rodeo, proporcionando las superficies yespacios adecuados frente a los comederos y brindando el tiempo suficiente para que todo el lote pueda consumir su ración.
  • Ofrecer rutinariamente dentro de un mismo horario el alimento al ganado proporcionando el tiempo necesario para el consumo del alimento.
Figura 21. Silo de maíz.
Silo de maíz
También como la frase lo indica, “el ojo del amo engorda al ganado”, es decir, que se debe ob-servar regularmente los animales mientras se alimentan, ver su comportamiento y evaluar ciertos indicadores como la condición corporal o la estructura de la bosta que se presentarán a continuación.
Agua de bebida
La provisión inadecuada en cantidad o calidad de agua al ganado reduce la producción de leche más rápidamente que la deficiencia de cualquier otro nutriente. La vaca lechera de alto rinde necesita una cantidad proporcionalmente mayor de agua que otras especies debido a su elevada producción de leche y al elevado contenido de agua en la leche (87-90 %). A su vez, es importante señalar que el consumo de agua estimula el consumo de materia seca, por lo que al satisfacer sus requerimientos hídricos el animal está en condiciones de expresar todo su potencial genético. Investigaciones en lechería indican que un rodeo con una limitante del 40 % en el consumo de agua puede llegar a reducir su producción láctea en un 20 %.
El consumo de agua de las vacas lecheras está directamente relacionado con la ingesta de alimento, las condiciones climáticas, la producción de leche, la concentración de sales, la raza y la etapa de lactancia. Por cada kg de materia seca consumido la vaca necesita casi 4 a 5 l de agua. Estudios en EE. UU. en vacas Holstein en confinamiento arrojaron un consumo de agua de entre 113 a 151 l/vaca/día y en vacas Jersey entre 76 y 151 l/vaca/día dependiendo de la edad y la etapa de la lactancia con una relación de 4-4,5 (Holstein) y 3,1 (Jersey) litros de agua por litro de leche producida. Estos datos sobre la ingesta de agua pueden aumentar a más de un 20 % bajo un estado de estrés térmico.
Pero a pesar de esto el productor normalmente pone su mayor atención en la calidad y can-tidad de la materia seca ofrecida al ganado desestimando algo tan importante como la in-gesta de agua, la que representa bastante más del 80 % del consumo total combinado con la ración.
En el cuadro 6 se señalan los requerimientos de agua según categoría y nivel de producción de leche, a los cuales se les deberían adicionar más de un 20 % durante períodos de tempe-raturas de más de 30 °C.
Cuadro 6. Rango promedio de requerimientos de agua para bovinos lecheros de acuerdo a la edad y rinde lácteo (adaptado de Ward y McKague, 2007).
Rango promedio de requerimientos de agua para bovinos lecheros de acuerdo a la edad y rinde lácteo (adaptado de Ward y McKague, 2007).
Viendo la importancia del agua para la salud y productividad de la vaca lechera, uno de los criterios para examinar es la calidad y si es apta para beber en función de su composición química, como ser los sólidos totales, los sulfatos, cloruros, magnesio, hierro y nitratos. El cuadro 7 muestra la calidad del agua a partir de algunos parámetros.
Cuadro 7. Calidad del agua de bebida.
Calidad del agua de bebida.
Por un lado, algunos problemas productivos o de salud pueden estar relacionados con el exceso de sulfatos y cloruros (> de 500 ppm), también con problemas reproductivos o de mastitis y retención de placenta relacionados respectivamente con excesos de nitratos (> 20 ppm) o de hierro ferroso (> 0,3 ppm) en el agua.
Por otro lado, el agua con alto concentración de minerales, además de problemas de salud o palatabilidad, puede contribuir a causar problemas con el suministro del agua, es decir, a nivel de instalaciones (bombas, caños, etc.) y perjudicar su limpieza. Esto podría llevar a problemas con la calidad de la leche (por ejemplo, aumentos en el número de bacterias) o restringir el flujo del agua.
También, además de las necesidades que tienen las vacas de disponer del agua de bebida en cuanto a su calidad es importante considerar la forma en que es suministrada. Aunque en el capítulo referido a instalaciones se tratará este tema, cabe destacar que el agua disponible debe estar limpia y a una temperatura agradable y fresca para el ganado, algunos autores se-ñalan que debería fluctuar entre los 15-17 °C y no sobrepasar los 20 °C para no comprometer el consumo.
Figura 22. De esta agua de acequia seguramente usted no bebería.
De esta agua de acequia seguramente usted no bebería.
Recomendaciones
  • Analizar la calidad fisicoquímica del agua anualmente y asegurar que se encuen-tre fresca en los bebederos para favorecer su consumo.
  • La concentración de sales totales es un indicador de la salinidad del agua.
Los niveles superiores a 1.000 ppm deben investigarse más a fondo para evitar restricciones voluntarias de consumo o problemas mayores tales como la diarrea y la deshidratación sobre todo en los terneros.
  • Suministrar el agua de bebida limpia y a una temperatura de entre 17- 20 °C ade-cuada para la vaca lechera.
2.2. Indicadores para evaluar la alimentación
En esta sección se presentan algunos indicadores prácticos para realizarlos que son reco-mendados para detectar desequilibrios nutricionales.
Score de estructura de heces
La bosta puede ser un indicador cualitativo de la relación entre la vaca y su dieta, siendo la consistencia de las excretas la que permite corregir las falencias que existan en la dieta del ganado.
La evaluación de las excretas que se basa en las tres “c” su consistencia, color y contenido, sumado a otros factores es una buena manera de hacernos una idea del funcionamiento del rumen. A partir de este objetivo y con el fin de facilitar su estimación, el score se puede re-ducir a cuatro clasificaciones: 1- bosta líquida (propia de ciertas enfermedades o de pasturas de alta calidad con bajo contenido de materia seca), 2- bosta blanda (característica de bajo contenido de fibra, de dieta alta en concentrados o también de acidosis crónica, etc.), 3- bos-ta normal de tipo “volcán” (equilibrado porcentaje de fibra) y 4 bosta seca (alto contenido de fibra y bajo de proteína, baja digestibilidad o bajo consumo de alimento, anorexia).
También se puede complementar el score de heces evaluando visualmente las fracciones no digeridas. Este método intenta detectar a partir de la separación física los restos no digeridos de los alimentos.
Figura 23. Score de evaluación de la materia fecal.
Score de evaluación de la materia fecal.
El tiempo de rumia
Este método que es un indicador de la fibra que contiene la dieta suministrada, obliga a ob-servar el comportamiento de un número representativo del lote. Si menos del 50 % de las vacas echadas está rumiando, se debe revisar si las vacas consumen tal cual lo esperado la dieta o si la cantidad de fibra es la correcta.
Score corporal del animal
La condición corporal (CC) puede ser definida como la cantidad de reservas energéticas que posee en este caso la vaca. Su determinación es particularmente importante en momentos claves como el secado, el ingreso al preparto, el parto y el pico de producción.
Mediante la observación/palpación de diferentes partes del cuerpo es posible determinarla. Si bien el proceso resulta sencillo, es importante calibrar el ojo. Es necesario que siempre sea la misma persona la que lleve adelante las determinaciones de condición corporal ya que es una medida de tipo subjetiva.
Las regiones para observar para llevar adelante la determinación son:
  • Columna vertebral: ¿es plana o hay una cresta? ¿Puede usted ver o sentir fácil-mente muescas?
  • Costillas largas: ¿se puede ver o sentir fácilmente las costillas? Si las puede ver, ¿cuántas ve?
  • Costillas: ¿puede ver las costillas? ¿Qué siente? ¿La terminación es aguda o redondeada?
  • Huesos de la cadera: ¿son los huesos de la cadera redondeadas o angulares?
  • Grupa: ¿la zona de los huesos de la cadera es plana, hundida o hueca?
  • Base de la cola: ¿hay un hueco entre la cabeza de la cola y la grupa? ¿Es una V profunda o superficial en forma de U?
  • Muslo: ¿está el área hueca, plana o redondeada? Es la estructura muscular definida.
Figura 24. Score corporal: regiones para evaluar.
Score corporal: regiones para evaluar.
Escala
Se puntúa del 1 al 5 (siendo 1: muy flaca y 5: muy gorda); se pueden usar escalas intermedias como, por ejemplo: 2,5, 2,75, etc.
CC1: existe una profunda cavidad alrededor de la base de la cola. Los huesos de la cadera y las últimas costillas son prominentes y fácilmente palpables (figura 25).
Figura 25.
Figura 25.
CC2: la cavidad alrededor de la base de la cola aún persiste, pero es menos profunda. Los huesos de la cadera siguen siendo prominentes, pero las últimas costillas aparecen algo re-dondeadas (figura 26).
Figura 26.
Figura 26.
CC3: ya no se visualiza una cavidad alrededor de la base de la cola. Los huesos de la cadera se ven suavizados con bordes redondeados. Una moderada capa de tejido graso cubre la parte superior de las últimas costillas (figura 27).
Figura 27.
Figura 27.
CC4: Se observa una cubierta de grasa alrededor de la cola. Los huesos de las caderas tienen un aspecto netamente redondeado. Una gruesa capa de tejido cubre la parte superior de las últimas costillas (figura 28).
Figura 28.
Figura 28.
CC5: la base de la cola se encuentra cubierta totalmente por una gruesa capa de grasa; pue-den formarse polisomas (se reconocen por formar quistes grasos visibles). Los huesos de la cadera tienen un aspecto totalmente redondeados. No se visualizan las costillas de los animales (figura 29).
Importancia del monitoreo
Es importante monitorear a los animales periódicamente (a todo el rodeo, o al menos al 25 % en rodeos grandes) ya que cuando los puntajes de condición corporal son bajos podemos te-ner problemas reproductivos en nuestro rodeo, y a su vez baja producción de leche. Mientras que altos valores de CC representan un riesgo a enfermedades metabólicas (hipocalcemia, cetosis), problemas reproductivos (metritis) y digestivos (desplazamiento de abomaso).
Figura 29.
Figura 29.
Variación sugerida de la CC a lo largo de la etapa productiva
  • Parto: 3,0 a 3,5.
  • Servicio: 2,5.
  • Último tercio de la lactancia 3,0 a 3,5.
  • Período de vaca seca 3,0 a 3,5.
Recomendaciones
  •  No más de un 15 % de las vacas deben parir con una CC menor a 3.
  •  No más de un 15 % de las vacas deben parir con una CC superior a 3,50.
  •  No más del 15 % de las vacas debe llegar al servicio con una CC menor a 2.
2.3. Enfermedades relacionadas con la alimentación
Las principales enfermedades relacionadas con la dieta de las vacas son aquellas denomina-das metabólicas, entre las cuales las principales y más habituales son la paresia puerperal o fiebre de leche debido a un desequilibrio mineral (hipocalcemia), la acetonemia y la acidosis. La presentación frecuente de algunas de estas enfermedades, correctamente diagnosticadas por un veterinario, debería llevar a los propietarios o encargados a revisar el balance nutri-cional de las dietas suministradas a los animales durante las diferentes etapas productivas y reproductivas.
Hipocalcemia (paresia puerperal)
La paresia puerperal se trata de una caída brusca de la concentración de calcio sanguíneo al inicio de la lactancia. El animal tiene incapacidad de movilizar el calcio de sus reservas para hacer frente a los requerimientos de la lactancia, es decir, elaborar y producir calostro y luego leche. El problema se presenta cuando el requerimiento de calcio (Ca) de la reserva sanguínea sobrepasa el ingreso de Ca absorbido en el intestino y del Ca movilizado desde el hueso. De acuerdo a la caída de calcio en sangre el evento puede ser clínico, con paresia y caída de la vaca o si la baja de calcio es moderada puede ser una hipocalcemia subclínica sin síntomas aparentes.
Esta enfermedad presenta consecuencias importantes para la salud del animal y la repro-ducción. Se asocia con dificultad de parto, retención de placenta, metritis, retardo de la evo-lución uterina, indirectamente aumenta los riesgos de ciertas patologías como mastitis y desplazamiento abomaso.
La aparición de algunos casos debe conducir inmediatamente a verificar la dieta de las vacas secas y preparto.
Figura 30. Vaca con hipocalcemia.
Vaca con hipocalcemia.
Recomendaciones
  • Preventivamente se deben mantener las necesidades de calcio diarias otorgando una dieta baja en calcio. Esta carencia estimula por un lado una mayor eficiencia de la absorción intestinal y por el otro lado también estimula la reabsorción ósea.
  • Otra posibilidad práctica de estimular la remoción de Ca de hueso, debido a que este manejo de la dieta no es siempre posible, es acidificar la dieta proporcionan-do sales iónicas.
  • La hipocalcemia es una enfermedad de alto impacto por la pérdida de grandes cantidades de litros de leche que produce y por el número de animales que lleva a la muerte. Por eso se alienta a la inclusión de estrategias de prevención en los rodeos lecheros y, ya que el diagnóstico de los desbalances de macrominerales constituye una de las bases de la medicina preventiva, se sugiere la medición de los niveles de Ca, P, y Mg sérico en el rodeo de manera de monitorear estos desequilibrios.
  • Dado que una correcta diferencia catión/anión en la dieta permite lograr una acidificación del medio interno facilitando la actividad de los mecanismos regula-dores de la calcemia después del parto, se recomienda la medición del pH urinario de forma rutinaria durante la etapa de preparto de los animales.
  • Frente a un caso clínico, es necesaria la presencia de un veterinario para asegurar el tratamiento adecuado al diagnóstico.
Acetonemia (cetosis)
Al principio de la lactancia, en las vacas de alta producción un cierto déficit energético es inevitable. Esto se explica, por un lado, por los altos requerimientos de la vaca posparto y, por otro, por la limitada capacidad de ingesta de la vaca en este período, es decir, la demanda energética excede a la oferta.
En ciertos casos, este déficit energético puede conducir al desarrollo de una enfermedad llamada acetonemia o cetosis. Lo normal es que el animal movilice sus reservas corpora-les (tejido graso) para cubrir este déficit energético con una cierta pérdida de peso y estado corporal que es lo normal en este período de la lactancia. Si el déficit es muy importante, la movilización de reservas grasas no puede ser metabolizada en su totalidad por el hígado, provocando la elevación de cuerpos cetónicos tóxicos para el animal. Este proceso se ob-serva normalmente entre la 3 y 6 semana posparto y los animales afectados presentan una condición corporal por debajo de lo aceptable.
Existe también otra forma particular de acetonemia que aparece en vacas gordas preparto (CC > 4) en las dos semanas posteriores al parto debido a la excesiva movilización de grasas corporales en estos animales gordos.
La cetosis clínica se manifiesta con reducción de apetito, del rinde, fiebre, letargia, heces cubiertas por mucosidad y a veces signos nerviosos con agresividad y salivación.
Figura 31. Vaca con CC 4, susceptible a padecer cetosis.
Vaca con CC 4, susceptible a padecer cetosis.
Recomendaciones
  • Se recomienda el monitoreo durante el período de transición mediante los test de cetosis en orina o leche.
  • El diagnóstico precoz de la cetosis sobre todo en su presentación subclínica donde hay una concentración de cuerpos cetónicos en sangre sin síntomas clínicos evidentes, es muy importante para prevenir pérdidas productivas y enfermedades asociadas.
Acidosis subaguda del rumen
Esta patología que también se denomina acidosis crónica, acidosis latente o acidosis subclí-nica del rumen altera el pH ruminal afectando principalmente a las vacas de alta producción.
Aparece generalmente en el parto y en el pico de la lactancia, cuando la dieta es rica en almidón y azúcares solubles. La rápida producción de ácidos grasos volátiles y una menor producción de saliva conducen a una caída del pH ruminal y a un aumento del riesgo de acidosis. Este riesgo es más elevado en la medida que la transición de una dieta rica en fibra y poco energética a una altamente energética sea brusca (fin de la gestación e inicio de la lac-tancia). La patología puede también producirse cuando se ofrecen dietas ricas en azúcares altamente fermentables o en errores de suministro del alimento.
El aporte repentino de azúcares produce un desequilibrio en la población microbiana, con una producción masiva de ácidos grasos volátiles en el rumen que no puede ser totalmente absorbida por las paredes ruminales no adaptadas a este cambio repentino. Esto conduce a la aparición de las alteraciones patológicas difícilmente observables que se manifiestan con disminución del consumo, disminución de producción, menor degradación de la fibra de la dieta y menor consistencia de las heces. Al observar el bosteo del lote, las deposiciones fecales pueden presentarse muy variadas desde diarreicas o blandas con burbujas de gas y espuma a heces consistentes.
La acidosis crónica trae consecuencias secundarias graves como desplazamiento de aboma-so, ruminitis, laminitis, abscesos hepáticos e inmunodepresión.
Figura 32. Heces típicas de acidosis con presencia de burbujas de gas.
Heces típicas de acidosis con presencia de burbujas de gas.
Recomendaciones
  • Se debe evitar administrar concentrados a animales que llevan largos períodos de inanición. La oferta de concentrados debe hacerse favoreciendo un consumo similar entre todos los miembros del rodeo y evitando la dominancia entre animales.
  • Ante cambios en la dieta de los animales respecto al nivel de concentradosse recomienda su aumento gradual respetando los períodos de adaptación de concentrados de 21-28 días.
  • A los efectos de neutralizar la caída ruminal del pH se puede utilizar la adminis-tración de bicarbonato de sodio o carbonato de calcio (en concentraciones de hasta 5 %).
  • Controlar la composición y actividad de la flora ruminal mediante el empleo de antibióticos ionóforos como la monenzina.
Figura 33. Ofrecer dietas respetando los períodos de adaptación.
Ofrecer dietas respetando los períodos de adaptación.
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Autores:
Gabriela Marcela Martinez
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA
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Victor Suarez
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria - INTA
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Rolando Munoz
27 de agosto de 2022
exelente enseñansa
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