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Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral

Publicado: 10 de enero de 2020
Por: Ing. Agr. Álvaro Ferrer, Ing. Agr. Marcelo Lamberti, Ing. Agr. (M.Sc.) Ricardo I. Consigli.
Resumen

En los campos ganaderos, y sobre todo en los engordes a corral, existen costos ocultos que producen grandes pérdidas económicas y que suelen ser totalmente desconocidos por el productor.

En Argentina la carne vacuna ha sido un constituyente básico de sus habitantes en el consumo diario de alimentos durante los últimos tres siglos. Sin embargo, en los últimos años ha sido sustituida en parte por la ingestión de carnes de otras especies domésticas como la del pollo y el cerdo. En la misma sintonía la cadena de la producción, industrialización y comercialización de la carne vacuna en nuestro país viene atravesando un periodo complejo en lo que se refiere a la rentabilidad en cada uno de los eslabones que la componen. La producción propiamente dicha ha sido uno de los más afectados disminuyendo marcadamente sus márgenes de ganancias respecto a décadas pasadas.
Una de las formas de explotación ganadera, como lo es el engorde intensivo, engorde a corral o feedlot, que se caracteriza por tener elevados costos de producción debido a las grandes inversiones que realiza en infraestructura y adquisición de materias primas para elaboración de las raciones, trabaja generalmente con márgenes económicos muy ajustados.
Esto se profundiza con los problemas de estrés que presentan los animales explotados bajo estas condiciones debido a que los mismos conviven en pequeñas superficies de tierra, comparado con la producción extensiva, y a que ese mayor hacinamiento provoca también potenciales pérdidas económicas tanto en los índices productivos (ganancia diaria de peso vivo, índice de conversión del alimento, consumo diario de alimento, etc.) como en la calidad de la res y la carne comercializadas.
En función de estos problemas se evaluó el grado de cumplimiento de las buenas prácticas pecuarias (BPP) relativas al bienestar animal en un establecimiento agropecuario ubicado en el centro-sur de la provincia de Córdoba con el objetivo de detectar los puntos débiles que afectan la rentabilidad ganadera del ciclo completo que lleva a cabo y, en consecuencia, proponer soluciones a los mismos con el objetivo de mejorar el bienestar de los animales y, por lo tanto, los márgenes económicos de la empresa.
Para cumplir con este objetivo, se realizó una auditoría mediante el uso de planillas, entre otras herramientas, con el fin de constatar el grado de cumplimiento actual de las BPP y, una vez evaluada la situación inicial, se elaboró una propuesta mejoradora en la implementación y adopción de las buenas prácticas sugiriendo realizar un plan de mejoras en tres etapas, comenzando por modificar los puntos más relevantes de las BPP que se refieren a aspectos ligados al correcto mantenimiento de las instalaciones, buen manejo de los animales y también a la capacitación del personal. En las etapas sucesivas se propusieron mejoras en puntos menos apremiantes o que requerían una mayor inversión de capital. El plan de mejoras está produciendo actualmente un aumento de los índices productivos del rodeo vacuno y, en consecuencia, de los resultados económicos de la explotación ganadera.
La importancia de las Buenas Prácticas
La producción de carne bovina está cada vez más influenciada por criterios de calidad. La adopción de los sistemas de calidad y la implementación de las buenas prácticas de producción, permiten disminuir los riesgos para la salud del animal y, como consecuencia, también para la salud humana. Factores relacionados con el bienestar de los animales, la seguridad de los operarios, la inocuidad alimentaria y la protección del medioambiente deben ser incluidos en la producción para generar mejoras en los índices productivos y una mayor confianza en la calidad final del producto: la carne.
En nuestro país la estructura productiva de la fase de producción primaria está conformada mayoritariamente por empresas de tipo familiar, siendo escasas las unidades altamente capitalizadas. Sin embargo, es de destacar que el stock de cabezas bovinas en todas las categorías ha disminuido significativamente en los últimos años debido al avance de la agricultura.
Es conocido por todos que, a nivel nacional, la producción de carne vacuna se encuentra estancada y con mucha incertidumbre sobre el futuro inmediato, a pesar de que Argentina tiene grandes ventajas para incrementar su producción y exportación. En la actualidad es vital aprovechar las condiciones favorables del mercado mundial fortaleciendo la franja exportadora de esta cadena, con exportaciones que ya no sean los excedentes del consumo interno y que estén conformadas por productos altamente diferenciados, con tipos y cortes de carne que respondan a la demanda de los mercados.
En síntesis, esta cadena alimentaria, hasta aquí productora de alimentos básicos tradicionales, es susceptible de transformarse en una cadena de productos básicos modernos de mayor valor agregado a través de la introducción de mejoras tecnológicas importantes en los distintos procesos y con participación creciente de productos diferenciados de mayor calidad y precio.
El bienestar animal en la producción de carne bovina
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que los principales factores que afectan el bienestar son la nutrición, la sanidad, el confort y el estrés. Por lo tanto es indispensable trabajar desde las Buenas Prácticas Pecuarias (BPP) ya que son indispensables para obtener buenos resultados productivos y cualitativos de la res y carne evitando pérdidas en la calidad lograda. Las BPP consisten en la aplicación de conocimientos disponibles para la utilización sostenible de los recursos naturales con el fin de lograr una producción sustentable de productos agrícolas alimentarios y no alimentarios, inocuos y saludables (Beyli y Brunori, 2012).
El bienestar animal implica, más allá de una cuestión ética, un aspecto íntimamente relacionado con la eficiencia de producción y económica del sector pecuario y, por lo tanto, de cada una de las empresas ganaderas.
Hay que destacar que existen durante todo el proceso de la cadena de ganados y carnes una sumatoria de numerosas prácticas inadecuadas de manejo del ganado, desde la producción propiamente dicha hasta su comercialización, que perjudican a los parámetros productivos como así también a los principales productos obtenidos del ganado bovino de carne: el cuero, la res y la carne (Consigli y otros, 2009).
Pero, por otra parte, también se cuenta con amplias posibilidades de optimizar este manejo para lograr un mayor aprovechamiento, ya sea en cantidad de kilogramos de carne producidos como en una mejora en el aspecto económico de toda la cadena.
Particularmente en el engorde a corral, los animales que sufren estrés a causa de un manejo poco cuidadoso presentan cambios en algunas de sus variables fisiológicas que repercuten directamente en los resultados productivos, como lo son la ganancia diaria de peso vivo y el índice de conversión de la ración.
Además, los animales maltratados durante su manejo corren severos riesgos de caídas con generación de golpes o contusiones (hematomas) que afectan directamente la calidad de los cortes de carne extraídos de los mismos durante el desposte de la media res (Gallo Stegmaier, 2003). Sumado a que significan importantes pérdidas para el productor debido a los recortes de carne que realiza la industria antes de la pesada de las medias reses en el caso de que se comercialicen los animales por rendimiento al gancho (Figuras 1, 2 y 3).
Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral - Image 1
 
Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral - Image 2
 
Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral - Image 3
En este contexto muchos especialistas en el mundo, como Warris (1990), indican que para lograr una buena calidad de carne es imprescindible que el manejo de los animales sea calmo, que los operarios traten de manera tranquila al ganado y que las instalaciones sean las adecuadas para evitar las contusiones generadas por el maltrato. La lesiones como machucones (hematomas) se deben a traumatismos de los tejidos del animal conllevando a una ruptura de los vasos sanguíneos, lo que puede convertirse en un medio para la proliferación de bacterias y, por lo tanto, un futuro decomiso de la media res si está afectada en un alto porcentaje, o del corte de carne que presente este tipo de lesión, lo que generalmente coincide con los cortes de mayor valor económico ubicados en el lomo y cuarto trasero de la media res (Funes y otros, 2005).
Las prácticas de mal manejo previas a la faena, entonces, repercuten en la calidad de la res, observándose machucones, cortes de carne oscuros y un menor rendimiento al gancho. Se ha estimado una pérdida económica de 1,02 dólares por animal faenado en el 60,4 % de los casos que presentaron machucones en la carcasa (César y Huertas, 2003).
En lo que respecta a las pérdidas cualitativas, como son las llamadas carnes de corte oscuro o carnes oscuras, firmes y secas (carnes DFD por sus iniciales en inglés), las cifras son aún mayores, llegándose a una pérdida de 14,48 dólares por animal faenado (César y Huertas, 2003). En este mismo sentido, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) cita que las pérdidas son de 89 centavos de dólar por animal faenado, llegando a una pérdida de 12,59 millones de dólares anuales en base a una faena de 14,2 millones de cabezas en el año 2004 (Llavallol, 2007). Según Funes y otros (2005), en estudios realizados en la Universidad de Colorado, entre 1992 y 1995 las pérdidas por contusiones en novillos en engorde a corral rondaron la cifra de 1 dólar por cabeza, mientras que en toros y vacas la pérdida fue de 3,91 dólares.
Haciendo una reseña concreta al tema de este trabajo (el manejo en los corrales de engorde y su consecuencia en los resultados productivos y económicos), autores como Arroyo Usabiaga (2003), afirman que las buenas prácticas nutricionales en los sistemas confinados son esenciales para una buena salud y producción del ganado bovino. Por ejemplo, este autor afirma que, en la comida diaria, es necesario proveer de una cantidad adecuada de nutrientes para el crecimiento, mantenimiento corporal y aumento diario de peso vivo ya que cada uno de estos procesos requiere energía, proteína, minerales, vitaminas, agua y la cantidad necesaria de alimento debidamente balanceado para llegar a cubrir sus requerimientos nutricionales. Por ello, y haciendo referencia a aquellos factores que afectan en mayor medida la calidad de la carne durante la etapa de producción primaria, puede asegurarse que en los sistemas confinados se logran mejores ganancias de peso diarias por animal y una mejor calidad organoléptica o sensorial de la carne (Mezzadra y otros, 2006) comparados con otros sistemas de explotación.
Como en esta experiencia se abordó la problemática de las Buenas Prácticas Pecuarias (BPP) y su impacto económico en los sistemas intensivos de engorde a corral, es de suma importancia presentar el análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) del sector cárnico argentino y, en particular, de los sistemas intensivos de engorde a corral con el fin de plantear un lineamiento estratégico para la mejora de la explotación ganadera y, sobre todo, de las prácticas de manejo del ganado que se lleven a cabo. Luchetti (2011) ha propuesto el siguiente análisis FODA para los sistemas de engorde a corral:
Fortalezas:el sistema de engorde a corral es un negocio con una alta rotación de dinero, donde los ciclos productivos son de tendencia corta, esto se debe a la gran eficiencia de aumento de peso diario lograda por los animales en engorde. En general, la carne generada bajo este sistema es de una excelente calidad en cuanto a flavor (es decir su sabor y aroma), terneza y color, debido fundamentalmente a su mayor contenido de grasa intramuscular (Depetris y Santini, 2005).
Oportunidades: se observan en el continuo aumento de la demanda interna, externa y de los precios de comercialización. Si se evalúa la primera, puede acordarse que brinda la seguridad de producción, ya que en el caso de que exista una falta de demanda externa, el producto ofertado sigue teniendo un mercado donde comercializarse. La tendencia del mercado externo es muy interesante en cuanto a valor agregado, en el cual se exige un producto de calidad con tendencia a la especialidad. Los controles del mismo en cuanto a certificaciones, trazabilidad y normas de buenas prácticas pecuarias junto con la aplicación del bienestar animal, son la base del éxito para la satisfacción de los clientes.
Debilidades:Hoy se observa que el mejor negocio es generar una mayor cantidad de kilogramos de carne dentro del corral, aún comprando a unos centavos más el kg de ternero en relación al precio de venta; lo que se debe a que el costo total de producción no supera más del 70 % del precio de comercialización al pie. Esto expresa tres puntos importantes: las variables que generan mayor debilidad en el sistema son el precio del ternero (en general, en firme alza), el bajo peso de faena y el precio de la alimentación, donde el maíz y los subproductos proteicos impactan mínimamente con el 70 % del costo de la ración. También hay que tener en cuenta la baja rentabilidad anual de este sistema (5 % a 7 %). Más allá de los buenos precios experimentados en la década pasada puede indicarse que es un negocio de alta escala con bajos márgenes. Además la mano de obra especializada es de suma importancia, existiendo actualmente escasez de la misma debido a varias razones, principalmente los bajos salarios.
Amenazas: la principal amenaza es la posibilidad de un aumento de los precios de los insumos (alimentación) a futuro. El aumento del precio del ternero es inevitable debido a la disminución del stock de vientres. Otro punto que genera incertidumbre es la gran variación de precios existente en el mercado de comercialización, que fue generada por la aplicación de las compensaciones las cuales forjaron, con el tiempo, una gran distorsión de los mismos.
Características generales del establecimiento y manejo de la ganadería
El establecimiento agropecuario donde se realizó la experiencia está ubicado en el centro-sur de la provincia de Córdoba y se dedica a la explotación agrícola-ganadera. Dentro de esta última actividad se realiza el ciclo completo debido a la disponibilidad de alimento durante todo el año y por su conveniencia económica con el objetivo de diversificar la actividad y reducir los riesgos propios de la producción.
En esta empresa se evaluó el grado de cumplimiento de las Buenas Prácticas Pecuarias (BPP) y su incidencia en sus resultados productivos que inciden directamente en los resultados económicos obtenidos. Se estimó el grado de bienestar de los animales a través de la evaluación de la infraestructura, la alimentación y agua recibida, el plan sanitario implementado y el manejo general al que son sometidos desde su nacimiento hasta su terminación en el engorde a corral.
Para realizar esta evaluación de las BPP se utilizaron una serie de planillas-modelo desarrolladas por Consigli y otros (2009) como se muestra en la Figura 4.
Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral - Image 4
Los terneros se destetan con aproximadamente 160 kg de peso vivo (PV) e ingresan a la etapa de recría en base pastoril durante 3 meses donde logran ganancias de peso vivo de hasta 600 gramos diarios. Finalizan la recría con 215 kg de PV para ingresar en el engorde a corral hasta los 330 kg de PV, etapa donde logran una ganancia diaria de peso vivo de 1,3 kg y un índice de conversión de la ración de 5,91 en un periodo aproximado a los 90 días.
Si bien los corrales donde se realiza el engorde poseen dimensiones adecuadas, no sucede lo mismo con los comederos. En uno de los corrales de engorde, al momento de distribuir la ración, se observaron animales que no pudieron acceder a la misma por falta de espacio, lo que comúnmente se denomina como “frente de comedero” (Figura 5). Puede verse en dicha foto que algunos animales permanecen detrás del grupo que se acerca a comer en el momento en que la ración es distribuida. Estos animales dominados comen una menor cantidad de ración que el resto del grupo, ocasionándoles pérdidas en la ganancia diaria de peso vivo. Por ello, es de esperar que su crecimiento se vea afectado como también el peso vivo final con el que son comercializados una vez que se han terminado.
Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral - Image 5
Trabajando en sistemas intensivos de similares características a las de este trabajo, Luchetti (2014) encontró una mayor ganancia diaria de peso vivo (+20,5 %), un mayor peso vivo final (+5,43 %) y un menor índice de conversión de alimento (-17,4 %) en animales que disponen de un adecuado frente de comedero afirmando que, a medida que se aumenta el frente de comedero (medido en centímetros) por animal, los individuos no tienen que luchar y pelear entre ellos ya que todos tienen acceso a la comida en el momento en que se distribuye la ración, momento que es cuando se produce la llegada simultánea de todos los animales. Esta facilidad de acercarse al comedero cuando se dispone de suficiente “frente” por animal, permite que los animales estén tranquilos en el momento de la distribución y no se produzcan peleas para poder acceder a la comida. Si bien depende de muchos factores se aconseja un frente de 30 centímetros por animal o 50 cm para el caso de animales de mayor formato que se encuentren en la etapa final de su terminación.
En nuestro caso los comederos están protegidos con alambrados en buen estado de conservación que impiden a los animales cruzar sobre ellos. Esto es importante no solo desde el punto de vista del bienestar animal, sino también desde el punto de vista económico para evitar el desperdicio de comida y la posible rotura de los comederos de material (Figura 6).
Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral - Image 6
Con respecto al suministro de agua es recomendable que la misma provenga de una perforación (agua subterránea) ya que, en general y comparándola con las fuentes de agua superficiales, es menos susceptible de sufrir contaminación con productos químicos, microorganismos o parásitos, sumado a que los resultados de los análisis de calidad que se realicen suelen ser más representativos y perdurables en el tiempo. Los bebederos o piletas colocados en los corrales de engorde deben mantenerse en buen estado con el fin de garantizar la disponibilidad permanente de agua fresca y limpia para los animales. En nuestro caso los bebederos carecían de veredas de cemento, lo que ocasiona la formación de pozos y, por lo tanto, permite la formación de barro en sus alrededores dificultando el acceso de los animales (Figura 7).
Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral - Image 7
Los animales deben contar con una cantidad de agua suficiente acorde a sus requerimientos (aproximadamente el consumo diario de un vacuno, expresado en litros, es el equivalente al 10 % de su peso vivo variando según la categoría, su estado fisiológico, el tipo de alimento y la temperatura ambiental, principalmente). La dimensión de los tanques australianos y de las piletas para consumo directo tiene que estar en función de la cantidad de animales que posee el establecimiento.
El suministro de agua debe ser permanente. En este caso puede destacarse que, para los 200 animales que se mantienen simultáneamente en estos corrales, resulta escasa la dimensión de las piletas ya que se sugiere un frente de bebedero de aproximadamente 3 cm por cada animal.
La calidad del agua suministrada debe ser la adecuada; se deben realizar controles de calidad química y microbiológica en forma periódica (una vez al año) con el fin de que los animales no ingieran con el agua de bebida elementos que pueden resultar nocivos para su salud. Diariamente debe realizarse la limpieza de los depósitos de agua y retirar los elementos que pudieran hallarse en su interior (restos vegetales, restos de otras materias primas utilizadas en la alimentación, materia fecal, basura, etc.).
En el establecimiento el tanque australiano que abastece al corral de engorde se encuentra en malas condiciones de mantenimiento (Figura 8). Debido al tipo de explotación ganadera que se realiza en el establecimiento, es importante destacar que, mientras los animales permanecen en el corral consumiendo agua de dicho tanque, se hace muy dificultoso el vaciado del mismo para proceder a su limpieza ya que no se les puede privar del suministro de líquido.
Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral - Image 8
En cuanto a la protección contra condiciones climáticas adversas, los animales no cuentan con ningún tipo de resguardo, esto es un punto sumamente negativo para el establecimiento ya que en los meses de mayores temperaturas se ha evidenciado la muerte de algunos animales debido a estas condiciones de estrés calórico (Figura 9). La presencia de sombra en los corrales de engorde es una de las tareas pendiente en nuestro país. Actualmente existen muchos diseños de sombras móviles que son las aconsejables para darles un mínimo de bienestar a los animales en cuanto a su exposición al sol. Existen numerosos antecedentes en cuanto al efecto negativo de la temperatura ambiente sobre la productividad de bovinos de origen británico y continental, cuando esta excede los límites de la zona de confort, que se encuentra entre 10 ºC y 27 ºC. En mediciones realizadas en engordes a corral de la provincia de Buenos Aires, Davies y otros (2012) mencionan pérdidas de 5 % en el aumento diario de peso vivo en animales que no disponían de sombra comparados con otros a los que se les había colocado una sombra artificial.
Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral - Image 9
Pérdidas económicas en la producción del engorde a corral
Se ha comentado más arriba que cuando el frente de comedero asignado por animal es menor al adecuado puede estimarse una disminución de un 15 a 20% en la ganancia diaria de peso vivo de los animales durante el engorde, una disminución del peso vivo final de un 5% y de un 10 a 17% en la eficiencia de conversión del alimento. Por otra parte, también se mencionó que se han evaluado pérdidas de un 5% en la ganancia diaria de peso vivo debido a la ausencia de sombra en los corrales de engorde.
Si bien las pérdidas económicas son difíciles de cuantificar, en función de estos porcentajes mencionados y de cifras encontradas por autores como Davies y otros (2012) y Luchetti (2014), quienes desarrollaron investigaciones en condiciones de campo similares al establecimiento objeto de este estudio, se calcularon las pérdidas potenciales que ocurren en los índices productivos y económicos de este establecimiento ganadero (Cuadro 1).
Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral - Image 10
Esta pérdida anual de dinero representa una pérdida de algo más de 4900 kg de peso vivo o, lo que es lo mismo, de aproximadamente 16 animales terminados con 300 kg de peso vivo. Es un costo oculto, es decir, son kg de peso que se dejan de ganar en el engorde.
Corrales de trabajo
Como en todo establecimiento ganadero es necesario llevar periódicamente a los animales al corral de trabajo para realizar distintos tipos de tareas tales como tratamientos sanitarios, controles de peso, recuento de animales, separación de grupos, etc. Para facilitar dichas labores todas las instalaciones deben estar correctamente diseñadas para permitir un trabajo seguro para los operarios y evitar posibles daños a los animales. A su vez, deben ser mantenidas de manera adecuada para agilizar el trabajo y hacer más eficientes las tareas (Figura 10).
El toril posee un diseño tradicional de embudo en el cual uno de sus laterales respeta la continuidad de la línea de una de las paredes de la manga y el otro lateral forma un ángulo aproximado de 30° con el otro costado de la manga. Este diseño brinda la posibilidad de tener un buen flujo de animales dentro del toril y en el llenado de la manga, evitando que los animales se den vuelta para regresar al corral de encierre (Figura 11).
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Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral - Image 12
No es conveniente que el piso de la manga sea de tierra. En este caso, la manga tiene piso construido de cemento pero es extremadamente liso (Figura 12) lo que ocasiona resbalones y caídas de los animales. Para evitar este problema es conveniente que se le realicen ranuras, surcos o hendiduras, ya que la presencia de machucones en la media res, producto de los golpes y caídas, afecta su calidad generando importantes pérdidas económicas.
El cargadero presenta algunos inconvenientes como la separación existente entre las tablas. Este aspecto dificultará el avance de los animales cuando se los quiera cargar en días de mucha insolación debido a los contraluces que aparecen en el piso provocando, además, distracciones y nerviosismo en los animales. El piso del cargadero debe garantizar a los animales calzar las patas para evitar los resbalones y posibles caídas. En la Figura 13 se observa la ausencia de algunos peldaños antideslizantes.
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Pérdidas económicas en la comercialización por rendimiento al gancho
Los animales terminados en el engorde a corral se comercializan en una empresa frigorífica de la provincia de Córdoba. La venta se realiza por “rendimiento al gancho”, es decir, por la cantidad de kg de carne obtenidos en forma de medias reses luego de la faena de los animales.
Según los romaneos de las faenas que se realizaron el año pasado, el promedio de peso al gancho fue de 176,25 kg/cabeza, con una pérdida promedio de 0,8 kg de carne por animal en función de los recortes de carne que se realizaron en las medias reses debido a la presencia de hematomas, “manchas verdes”, abscesos y carnes de corte oscuro (producidas por estrés). Estos resultados pueden observarse en el Cuadro 2.
Implementar buenas prácticas mejora la rentabilidad del engorde a corral - Image 15
Estos recortes de carne en el momento de la faena en planta frigorífica significan una pérdida económica importante para el establecimiento (Cuadro 3) la que puede evitarse manejando correctamente a los animales en el momento de la carga y transporte. Estos recortes son producto de los golpes, resbalones y caídas, uso del látigo durante el manejo en corrales, presencia de abscesos por inyecciones mal colocadas o por mordidas de perros, principalmente. Es decir, está claro que estas pérdidas pueden evitarse o minimizarse implementando las BPP en los puntos mencionados.
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Propuesta mejoradora
El cumplimiento de las BPP, con el objetivo de mejorar los índices productivos de la empresa agropecuaria, tiene relación directa con sus resultados económicos, tal como se ha comentado más arriba.
El proceso de mejora propuesto se divide en 3 etapas. En la primer etapa se trata de modificar los puntos más relevantes de las BPP que el establecimiento ganadero debe cumplir y que no necesariamente están relacionados con inversiones de capital sino que se refieren a aspectos ligados al correcto mantenimiento de las instalaciones y también a la capacitación del personal instándolos, a estos últimos, a evitar en los animales todo tipo de maltrato que pueda ocasionarles daños físicos o un mayor o menor grado de estrés. En las etapas sucesivas se trabaja sobre puntos menos apremiantes o que requieren una mayor inversión de capital.

PRIMERA ETAPA:
En esta etapa se recomienda comenzar con aquellos requisitos que son menester mejorar rápidamente por su incidencia en el bienestar animal y que, además, involucran principalmente aspectos relacionados al manejo de los animales y a la capacitación del personal del establecimiento agropecuario. Es decir significan un cambio en la actitud y forma de realizar el trabajo, no involucrando inversiones o gastos de magnitud. Teniendo en cuenta los datos obtenidos durante las auditorías realizadas en el establecimiento se presentan a continuación los cambios que sugiere realizarse durante la primera etapa:
Instalaciones
  • Manga: el piso de la manga es extremadamente liso. Para evitar resbalones y caídas de los animales durante su paso por la misma se propone realizar hendiduras o surcos transversales en el cemento que les permitan “calzar” las pezuñas. Por otra parte, la presencia permanente del cargadero móvil a la salida de la manga dificulta la visibilidad por parte del animal. Esto trae aparejado la dificultad en el avance de los animales al no poder visualizar una vía de escape, entorpeciendo el trabajo de los operarios y siendo posible causal de daños físicos y estrés en los vacunos al tener que recurrirse al uso de la fuerza para lograr su avance. Es necesario retirar el cargador móvil de esa posición y colocarlo únicamente cuando sea necesario.
  • Comederos: para que la disponibilidad de comida sea uniforme a todos los animales es necesario que los mismos tengan acceso simultáneamente al comedero en el momento en que se realiza el reparto de la ración. Barra (2005) afirma que 50 cm por animal de frente de comedero es lo óptimo en la etapa de terminación. Pordomingo (2003) afirma que la disponibilidad óptima de comederos para los animales (30 cm/cabeza) mejora los resultados productivos y económicos debido a que un lugar propicio para el consumo de alimento, adecuado no sólo en el sentido de un buen medio ambiente o entorno sino, sobre todo, en otorgar la misma posibilidad a todos los individuos de un buen acceso a la comida, es parte del bienestar animal.
  • Cargadero: el estado general y mantenimiento no es el correcto (Figura 49), por lo tanto se propone el agregado de tablas en los espacios laterales con el objetivo de formar una pared compacta y ciega que impida la formación de contraluces en el piso facilitando el flujo de los animales durante el proceso de la carga en camión. Además, es necesaria la reposición de los peldaños antideslizantes para evitar resbalones y caídas con los consecuentes daños físicos que pueda sufrir el animal.
  • Provisión de agua: se recomienda la instalación de bebederos separados dentro de cada corral. La utilización de bebederos muy profundos o de gran volumen no es recomendable, ya que el agua retenida por mucho tiempo permanece generalmente más sucia y menos fresca. Los animales beben mejor de bebederos poco profundos con alto caudal que renueva rápidamente el agua disponible. El bebedero debe ofrecer mínimamente 70 litros por animal por día en verano y la mitad de ese volumen en invierno; se utiliza como referencia el valor de 7 litros por cada 50 kg de peso vivo (Pordomingo, 2004).
  • Tanque australiano: si bien la calidad del agua es correcta, corroborado por estudios realizados a través de análisis químico-bacteriológicos, la limpieza del tanque australiano no se realiza adecuadamente. Es necesario limpiar diariamente los depósitos de agua y retirar los elementos que pudieran hallarse en su interior tales como restos vegetales, restos de otras materias primas, materia fecal, basura, etc.
Manejo
  • Ubicación corporal de inyectables: actualmente, y sólo por costumbre, se colocan las inyecciones en los cuartos traseros del animal perjudicando los cortes de mayor valor comercial. Esto puede provocar importantes recortes de carne de la media res en el momento de la faena debido a la posible formación de abscesos provocando pérdidas innecesarias cuando se vende el animal terminado por rendimiento al gancho. Por eso se recomienda la colocación de las inyecciones en la tabla del cuello (delante de la paleta).
  • Mezcla de categorías en corrales: en cuanto al sexo de los animales el manejo en los corrales de engorde se encuentra diferenciado. Sin embargo, no se cumple la separación de animales jóvenes y adultos dentro de un mismo corral. Este aspecto trae aparejado problemas en el orden social que se establece en todo grupo de animales alterando la relación de individuos dominantes y dominados. Este aspecto puede perjudicar el acceso a la ración de los animales dominados y, por ende, su ganancia diaria de peso. Además, genera un mayor número de peleas entre animales lo que provoca mayor posibilidad de sufrir daños físicos y estrés. Para ello se propone realizar una diferenciación entre categorías y manejar lotes de animales lo más homogéneos posibles en tamaño corporal.
  • Condiciones de manejo en corrales: al haberse observado el uso de caballos, presencia de perros, uso de látigo y empleo de silbidos para el manejo de los animales en los corrales, que ocasionan estrés y posibles daños físicos al animal, se propone el uso de banderas para el manejo y desplazamiento del ganado en las instalaciones, ya que los animales distinguen muy bien estos movimientos ocasionándoles un menor estrés si se lo compara con los ruidos generados con el empleo de tarros con piedras, los golpes en latas, los ladridos de los perros o los gritos del personal (Giménez Zapiola, 2006).
SEGUNDA ETAPA:
Se sugiere trabajar con aquellos requisitos que involucran tareas de manejo y capacitación pero que son más difíciles de implementar, como así también con los requisitos que involucran mayores gastos o inversiones de capital.
Instalaciones
  • Protección contra condiciones climáticas adversas: se propone la colocación de sombras móviles artificiales en los corrales de engorde para que los animales tengan acceso a la misma durante los días o meses de mayor temperatura, evitando disminuciones en el ADPV (aumento diario de peso vivo) y, en casos extremos, la muerte. Se sugiere que el área de sombra a lograr debería ser de 1,5 a, preferiblemente, 4 metros cuadrados por animal aunque ello depende de numerosos factores, principalmente del tipo y rigurosidad del calor y de la categoría animal (Pordomingo, 2004).
Manejo
  • Animales vectores: el establecimiento cuenta con perros que están en contacto con el alimento y la bebida de los animales. Se propone que los animales domésticos no circulen por los corrales para evitar contaminaciones y posibles transmisiones de enfermedades.
TERCERA ETAPA:
Para esta etapa se han propuesto aquellos requisitos que demandan mayores inversiones o que dependen, en mayor medida, de terceras empresas o personas.
Instalaciones
  • Tamaño y forma de los corrales: los corrales que posee el establecimiento son de forma rectangular y tamaño adecuado, pero como en algunos de ellos se observó una sobrecarga de animales, en el caso de que el establecimiento decidiera aumentar el número de animales en engorde a corral se propone la construcción de nuevos corrales que respeten la superficie aconsejada por animal alojado ya que en un engorde intensivo (feedlot) el tamaño de los corrales debería permitir un mínimo de 15 a 20 metros cuadrados por animal, y manejar un número de animales por corral no mayor de 250 para animales livianos y de 200 para animales pesados (Pordomingo, 2004).
  • Apretavacío/cepo: es necesaria la modificación de la casilla de operar mediante la incorporación de un apretavacío ya que este permite un correcto trabajo de los operarios minimizando el estrés del animal.
  • Manga: se propone la construcción de un techo en la manga utilizando chapas de cinc como base e intercalando chapas de policarbonato con el objetivo de lograr una buena iluminación natural durante el día y contar con luz artificial suave o difusa si el horario de trabajo se extiende. Esto permitirá al personal trabajar con mayor comodidad y provocará menor estrés en los animales debido a las inclemencias climáticas.
  • Piso de los bebederos: como se observa en la Figura 7 los pisos circundantes a los bebederos son de tierra, se encuentran erosionados y con acumulación de agua lo que dificulta el acceso de los vacunos. Se propone construir una base de cemento antideslizante para facilitar el acceso de los animales y que puedan consumir la cantidad de agua deseada y en el momento que la necesiten.
Consideraciones finales
El maltrato, los golpes, el acecho de los perros, las picanas, los objetos punzantes o cortantes, aplicados durante el manejo de los animales desde el campo hasta el frigorífico, son responsables del estrés animal y de lesiones que se traducen en deficiencias de calidad y, consecuentemente, en importantes pérdidas económicas. Es necesario afirmar que cuando el animal alcanza un equilibrio armónico con el medio en el que se encuentra puede considerarse que goza de buena salud física y psíquica. Esta situación favorece las características que definen la calidad de la carne que ellos aportan. En este sentido hay que destacar la importancia de la capacitación del personal, la calidad de las instalaciones y el manejo en general de los animales, ya sea dentro del establecimiento ganadero como también dentro del frigorífico, sobre la calidad final de los productos obtenidos: la media res y su carne.
El productor debe implementar las buenas prácticas relativas al bienestar animal, logrando de esta forma no sólo el bienestar de los animales sino también una mayor eficiencia y rentabilidad en su empresa al evitar pérdidas innecesarias y lograr precios diferenciales.
Si bien la evaluación de la implementación de las BPP en el establecimiento en estudio arrojó resultados positivos en muchas de las variables evaluadas, se detectaron falencias en puntos críticos como son:
a) el frente inadecuado de comedero asignado por animal alojado en el engorde a corral y que conlleva menores ganancias diarias de peso vivo y un mayor índice de conversión del alimento,
b) la ausencia de sombra en corrales que provoca menores ganancias de peso vivo,
c) el manejo poco cuidadoso de los animales en los corrales durante las operaciones de trabajo para evitar daños físicos o estrés, que provocan caídas, resbalones y golpes originando hematomas, abscesos y carnes de corte oscuro que luego serán recortados por la industria frigorífica significando una menor cantidad de kg de carne vendidos por el productor,
d) el estado general de algunas de las instalaciones de trabajo (como por ejemplo, el piso de la manga y del cargadero), que también generan caídas de los animales provocando pérdidas similares a las que se acaban de mencionar.
Las recomendaciones vertidas para la primera etapa de la propuesta de mejora en este trabajo son sencillas, de fácil ejecución y, muchas veces, sólo requieren de un cambio de actitud en la forma de trabajo de la persona responsable de la empresa ganadera, quien deberá dedicar un mayor esfuerzo en capacitar a los operarios que trabajan en la misma con el fin de ofrecerles las herramientas necesarias para realizar con éxito su trabajo lo que redundará en una mayor eficiencia de todo el sistema.
En las dos etapas siguientes las recomendaciones realizadas se harán en función de la disponibilidad de capital de la empresa agropecuaria. Pero el cumplimiento de las recomendaciones dadas en la primera etapa, permitirá:
  • una mayor ganancia de peso de los animales al disponer de mayor frente de comedero por cabeza alojada en el engorde a corral lo que redundará en un mayor peso vivo a faena y una mayor cantidad de kg de carne vendidos por el productor,
  • un ahorro de kg de ración al mejorar el índice de conversión de alimento por disponer todos los animales de un mayor frente de comedero evitando el estrés que significa el impedimento de alimentarse adecuadamente,
  • una disminución de las pérdidas de kilogramos de carne de las medias reses vendidas al frigorífico por un mejor manejo de los animales sobre todo en los días previos a la faena, evitando los recortes de carne debido a la presencia de hematomas, abscesos y carne de corte oscuro.
Todo ello significará para la empresa, disponer de mayores ganancias durante la comercialización de la hacienda vendida por rendimiento al gancho, capital que servirá para intentar cumplir, en las etapas siguientes, las recomendaciones allí vertidas que requieren mayores gastos de inversión.
La rentabilidad de la ganadería ha disminuido en los últimos años. Precisamente por este motivo, se hace sumamente necesario cuidar los pequeños márgenes de ganancia que de ella se obtienen prescindiendo de las pérdidas que pueden evitarse durante la etapa de engorde (ganancia diaria de peso vivo, índice de conversión del alimento) y durante la comercialización del ganado terminado (kg de carne entregados a la planta frigorífica).
Sin embargo, en los últimos meses se está en presencia de una baja internacional en las cotizaciones de los principales granos utilizados en la formulación de las raciones (maíz, sorgo, soja, etc.), por lo que vuelve a ser interesante la opción empresaria de convertir kg de granos en kg de carne. Debido a esto, también resulta importante el cuidado del bienestar animal, a través de la implementación de las BPP, porque el logro de una mayor cantidad de kg de peso vivo o kg gancho producidos, permitirá a las empresas ganaderas recuperar parte de la rentabilidad perdida en los últimos años.

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Autores:
Ricardo I. Consigli
Universidad Nacional de Córdoba (UNC)
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