Explorar
Comunidades en español
Anunciar en Engormix

La relación entre el estrés y la salud intestinal: un enfoque completo

Publicado: 27 de julio de 2023
Por: Gabriela Castellanos
El estrés es una serie de eventos que consisten en un estímulo primario (estresor) que provoca una reacción sistémica y/o local (percepción del estrés), que a su vez activa sistemas fisiológicos de lucha o huida en el cuerpo (respuesta al estrés). El estrés es esencial para la supervivencia del animal. Sin embargo, cuando se trata de animales de producción, queremos minimizar tales respuestas, ya que cuando es crónico, suprime el sistema inmunológico y aumenta la susceptibilidad a las infecciones.
Durante mucho tiempo, los efectos del estrés en el curso de una infección se atribuyeron exclusivamente a los efectos hormonales relacionados con el estrés en el sistema inmunológico, siendo las catecolaminas (epinefrina y norepinefrina) y los glucocorticoides (cortisol y corticosterona) las principales hormonas involucradas en esta respuesta. Sin embargo, existe una nueva perspectiva que determina cómo estas hormonas relacionadas con el estrés afectan directamente a los microorganismos infecciosos o a la interacción patógeno-huésped. Estudios recientes muestran que las bacterias pueden provocar una alteración neuroendocrina debido a una reacción de estrés del huésped, como la estimulación del crecimiento y los procesos patógenos.
Las técnicas utilizadas en los sistemas actuales de producción porcina suelen ser estresantes potenciales que se han asociado a un mayor transporte de patógenos, susceptibilidad a enfermedades, contaminación de canales y eliminación y diseminación de patógenos. Las hormonas involucradas en las respuestas de estrés neuroendocrino pueden actuar como inmunomoduladores, ya que casi todas las células del sistema inmune tienen receptores para una o más de estas hormonas; esto implica efectos directos en todas las células del sistema de defensa del animal. Además, la modulación de la respuesta inmune también puede ocurrir a través de efectos secundarios, como la interferencia en la producción de citoquinas.
El tracto gastrointestinal (TGI) del cerdo está controlado por el sistema nervioso entérico. Este sistema tiene el desafío de responder a los patógenos sin reaccionar relativamente a los antígenos alimentarios y la microbiota comensal. La capacidad de controlar la absorción de nutrientes a través de la mucosa intestinal y proteger el TGI de sustancias nocivas se define como la función de la barrera intestinal, que comprende varios mecanismos de defensa de primera línea. Las bacterias intestinales comensales pueden inhibir la colonización de patógenos mediante la producción de sustancias antimicrobianas, el cambio de pH y la competencia por los sitios de unión y los nutrientes necesarios para su crecimiento. Los enterocitos del epitelio intestinal están conectados entre sí a través de uniones estrechas que son importantes para el transporte epitelial. En condiciones normales, el epitelio intestinal secreta péptidos antimicrobianos y constituye una barrera eficaz contra microorganismos indeseables (invasivos). Además, la lámina propia incluye el sistema nervioso entérico, el sistema endocrino y las células de inmunidad innata y adquirida y, junto con la motilidad intestinal, protegen al huésped de los patógenos invasores.
Una ruptura en la homeostasis de la barrera intestinal puede conducir a un aumento e invasión de antígenos y patógenos, y en consecuencia alterar la interacción patógeno-huésped. La barrera intestinal tiene muchas dianas celulares para catecolaminas y glucocorticoides, y esto implica que los mediadores del estrés pueden afectar a las interacciones bacteria-mucosa y alterar así la microbiota comensal y el resultado de una infección bacteriana.
Durante el estrés, la liberación de norepinefrina aumenta la motilidad intestinal, afectando así todo el proceso digestivo y también a la población microbiana del intestino. Como las bacterias comensales inhiben la colonización de patógenos, una alteración de la microbiota intestinal inducida por el estrés puede alterar la susceptibilidad del animal a las bacterias patógenas. Además, el estrés puede alterar la permeabilidad intestinal y promover la fijación luminal de dichas bacterias.
Todo este mecanismo fisiológico contribuye a mantener la salud animal. Comprender estos procesos es una parte fundamental para controlar y minimizar cualquier impacto negativo del estrés en la salud de TGI y el rendimiento de los cerdos.
Referencias bibliográficas
  • LIU, Y. Fatty acids, inflammation, and intestinal health in pig. Journal of Animal Science and Biotechnology, v.6, n. 41, 2015.
  • MAYORGA, E.J. et al. Biology of heat stress; the nexus between intestinal hyperpermeability and swine reproduction. Theriogenology, v. 154, p.73-83, 2020.
  • PEARCE, S.P. Evaluation of the chronological impact heat stress has on swine intestinal function and integrity. Thesis (Doctorate) Iowa State University – Ames, Iowa, 2014.
  • VAN DER AAR, P.J.; MOLIST, F.; VAN DER KLIS, J.D. The central role of intestinal health on the effect of feed additives on feed intake in swine and poultry. Animal Feed Science and Technology, v.233, p. 64-75, 2017.
Temas relacionados:
Autores:
Gabriela Castellanos
Phytobiotics
Referentes que Recomendaron :
Esteban Cornejo, Arthur Massei
Recomendar
Comentar
Compartir
Profile picture
¿Quieres comentar sobre otro tema? Crea una nueva publicación para dialogar con expertos de la comunidad.
Súmate a Engormix y forma parte de la red social agropecuaria más grande del mundo.