Reflexiones a los 70 años: 100 artículos y una vida de aprendizajes con 70 observaciones sobresalientes
Publicado:10 de noviembre de 2025
Fuente:Dr. Amir H. Nilipour, PhD. director de Aseguramiento de Calidad e Investigación Avícola. Empresas Melo, S.A. – República de Panamá
Este artículo es un resumen de mi vida profesional en la industria avícola desde inicio de los 80s cumpliendo 70 años en 2025. Desde 2003 he publicado 100 artículos en Engormix con más de 560,000 visualizaciones. Siempre he deseado hacer algo positivo en mi vida que pudiera impactar la vida de otras personas, además de aquellos que me rodean, como mi familia y amistades cercanas. Entre mis sueños estaban ser banquero, tener una escuela, ser arquitecto o agricultor, específicamente avicultor. Parece que tuve suerte y pude cumplir todos estos sueños, al menos en cierta medida. Hoy soy avicultor de tiempo completo; trabajé en varios bancos junto a mi padre durante mi juventud, me casé con una arquitecta, y juntos hemos creado una fundación que funciona como una escuela, dedicada al cuidado de adultos con autismo. Ciertamente lograr todo no ha sido fácil y cada uno ha tenido y aún tiene su propio desafío. Tuve que salir de mi país natal por razones políticas que aún siguen y tuve suerte de conseguir becas para estudiar en los EE. UU. y obtener mi doctorado en ciencia avícola. Fue cuando me casé con una panameña que mi vida dio un giro grande al traerme a este mundo maravilloso de América Latina con su rica cultura, que me abrió sus brazos para recibirme y darme la oportunidad de lograr mi sueño más grande: ser parte de la industria avícola y poder compartir mis experiencias y conocimientos no solamente en mi trabajo sino con miles de avicultores en toda Amerita Latina.
Quiero brevemente mencionar 70 de los avances sobresalientes en la industria avícola en estas 5 décadas, algo de historia y su evolución desde entonces
La industria avícola moderna tuvo sus inicios en 1923, cuando Cecile Lang Steele, una mujer joven de 20 años en Delaware, Estados Unidos, recibió por error 500 pollitos en lugar de los 50 que había solicitado y decidió criarlos bajo el mismo techo, marcando el comienzo de la producción avícola a escala comercial. Este evento fortuito sembró las bases para el desarrollo de una industria que hoy alimenta a miles de millones de personas en todo el mundo.
Las aves inicialmente presentaban un crecimiento deficiente, caracterizado por altos índices de conversión alimenticia y elevadas tasas de mortalidad. Con el tiempo, la industria avícola logró una transformación significativa, alcanzando indicadores considerablemente más eficientes y sostenibles.
La selección genética en la avicultura comenzó con la identificación de líneas con mejores características productivas. Este proceso se aceleró significativamente tras el descubrimiento del ADN en 1953, lo que permitió comprender la base genética de los rasgos deseables. Posteriormente, en 2004, el mapeo del genoma de las aves marcó un hito en la mejora genética, facilitando una selección más precisa y eficiente.
Se descubrió que los ingredientes utilizados en la alimentación contenían distintos niveles de proteína. Este hallazgo marcó un punto de inflexión en la nutrición avícola, al permitir formular dietas más equilibradas y eficientes.
La investigación sobre cómo alimentar mejor a las aves comenzó con el uso del maíz como ingrediente principal en la dieta. Al observar mejoras significativas en el peso corporal de las aves, se reconoció el valor nutricional del maíz como fuente de energía.
El descubrimiento gradual de las vitaminas y minerales marcó un avance crucial en la nutrición avícola. Estos micronutrientes comenzaron a incorporarse en las dietas para corregir deficiencias nutricionales que afectaban el crecimiento, la salud y la eficiencia alimenticia de las aves, y contribuyeron al fortalecimiento del sistema inmunológico y al rendimiento general.
Fue fundamental distinguir los requerimientos nutricionales específicos según la etapa de desarrollo o producción de las aves. Por ejemplo, los alimentos iniciadores, crecimiento y terminadores deben formularse con porcentajes precisos de proteína y energía para garantizar un desarrollo óptimo. En el caso de gallinas ponedoras y los machos reproductores, se diferencian los alimentos de levante y producción, cada uno diseñado para satisfacer las necesidades fisiológicas y productivas de cada fase.
En el pasado, las formulaciones nutricionales se realizaban manualmente con calculadora, utilizando fórmulas básicas para estimar únicamente el contenido de proteína. Hoy en día, con los avances tecnológicos, es posible desarrollar formulaciones altamente precisas en cuestión de segundos, accediendo a perfiles detallados de ingredientes almacenados en la nube.
Durante las primeras etapas de investigación, se comenzaron a utilizar formulaciones matemáticas simples procesadas en computadores centrales universitarios, lo que permitió avanzar en el análisis de datos y simulaciones básicas.
El control de enfermedades en la producción avícola avanzo significativamente gracias a desarrollo de nuevas vacunas y al uso estratégico de antibióticos. La vacunación preventiva, junto con protocolos de bioseguridad y manejo adecuado, ha sido clave para mantener la sanidad en sistemas de producción cada vez más intensivos.
El desarrollo de la ciencia avícola se fortaleció con la creación de centros de investigación especializados y departamentos académicos en universidades estatales de Estados Unidos, Europa y América Sur. Estas instituciones comenzaron a estudiar de manera sistemática todos los aspectos de la producción avícola, desde genética y nutrición hasta sanidad y manejo, contribuyendo significativamente al avance técnico y científico de la industria a nivel global.
El proceso de integración en la industria avícola comenzó con la consolidación de empresas familiares, muchas de las cuales fueron adquiridas por grandes corporaciones multinacionales. Actualmente, los principales actores globales son JBS y Tyson Foods, que lideran la producción avícola con cifras impresionantes: JBS supera los 4.4 mil millones de pollos producidos, mientras que Tyson alcanza más de 2 mil millones anualmente. Esta escala de producción refleja el alto grado de tecnificación y eficiencia alcanzado por estas compañías en el mercado internacional.
El consumo de pollo ha dejado de ser un alimento lujo, convirtiéndose en una fuente accesible, económico, nutritiva y de fácil preparación. En Panamá, este esfuerzo ha sido respaldado por campañas constantes de concientización del pollo nos posiciono como lídere en América Latina con un consumo promedio de 56 kilos por persona al año.
En el sector de gallinas ponedoras, las empresas que han logrado adaptarse a los constantes cambios del mercado han adquirido operaciones más pequeñas, consolidando su posición. Actualmente, las dos principales integraciones en este segmento —Cal-Maine en Estados Unidos y Proan en México— cuentan con más de 40 millones de gallinas en producción cada una. Esta escala refleja el alto nivel de concentración y eficiencia alcanzado en la industria del huevo.
Uno de los logros más destacados que me da gran satisfacción fue que inicie la campaña de revalorización del huevo y eliminar los múltiples mitos sobre su consumo. Demostramos que comer huevo no es un problema, sino que es un alimento completo y altamente nutritivo. Gracias a la evidencia científica y a las campañas educativas, se han eliminado muchos de los mitos que lo rodeaban. Hoy en día, el huevo es reconocido como una fuente accesible de proteína de alta calidad, vitaminas y minerales esenciales, desempeñando un papel clave en la seguridad alimentaria y la nutrición global.
El consumo per cápita de huevo continúa en ascenso a nivel mundial. Una forma sencilla de visualizar esta tendencia es considerar que, idealmente, cada persona debería contar con al menos una gallina en producción activa. Bajo esta lógica, una población mundial de 9 mil millones implicaría la necesidad de 9 mil millones de gallinas ponedoras, lo que permitiría un consumo promedio superior a los 350 huevos por persona al año. En Panamá, el consumo de huevo era históricamente bajo debido a mitos y percepciones erróneas. Sin embargo, mediante campañas educativas enfocadas en resaltar su verdadero valor nutricional, hemos logrado cuadruplicar el consumo, alcanzando más de 200 huevos por persona al año. Aún queda camino por recorrer en varios países en nuestra región, y el objetivo es acercarnos a niveles como los de México, donde el consumo supera los 380 huevos anuales por habitante.
La creciente demanda de carne de pollo y huevos impulsó la construcción de galeras más modernas y de mayor capacidad, diseñadas para maximizar el uso del espacio disponible. Estas instalaciones permiten alojar un mayor número de aves en condiciones controladas, optimizando la producción en menos superficie. La modernización incluyó mejoras estructurales, como techos aislados con cielorrasos y sistemas de ventilación eficientes, adaptados a las necesidades de una industria en constante expansión.
La optimización del espacio en los galpones avícolas ha sido clave para aumentar la eficiencia productiva. Se ha incrementado la densidad de aves por metro cuadrado y por jaula, aprovechando al máximo la infraestructura existente. Este cambio ha impulsado el desarrollo de galpones con techos más resistentes al sol y cielorrasos que mejoran el aislamiento térmico. Con el aumento de la densidad, se volvió indispensable implementar sistemas de ventilación que movilizan el aire horizontalmente sobre las aves, asegurando condiciones ambientales adecuadas. Como resultado de estas mejoras, muchas granjas han experimentado un crecimiento significativo en su capacidad poblacional, pasando de alojar 2 millones a más de 5 millones de aves por complejo, tanto en producción de pollos como de gallinas ponedoras.
La reducción de la crianza de aves al aire libre en patios ha sido una respuesta necesaria ante los frecuentes brotes de enfermedades, las dificultades en el manejo sanitario y los riesgos de contaminación. Estos sistemas tradicionales, aunque comunes en el pasado, han sido reemplazados progresivamente por modelos más controlados y tecnificados que permiten mejorar la bioseguridad, el bienestar animal y la eficiencia productiva.
La mejora en la crianza de pollitos recién nacidos ha sido clave para reducir la mortalidad y asegurar un desarrollo saludable desde los primeros días de vida. Se introdujeron calentadores y criadores a gas para mantener temperaturas óptimas, especialmente en las primeras 72 horas, cuando los pollitos son más vulnerables. Además, se comenzaron a acondicionar áreas exclusivas dentro de los galpones, diseñadas específicamente para brindarles un ambiente controlado, seguro y confortable durante su etapa inicial.
Durante las primeras horas de vida, la hidratación adecuada es esencial para la supervivencia y el desarrollo de los pollitos, considerando que aproximadamente el 80% de su composición corporal es agua. Inicialmente, se utilizaban cubos de agua, canaletas abiertas y mini bebedores manuales para facilitar el acceso al agua. Con el tiempo, se introdujeron sistemas más eficientes como las líneas de bebedores tipo copita y los bebedores tipo campana, conocidos como Plasson, que mejoraron la distribución y sanidad del agua. Finalmente, se incorporaron los bebedores tipo niples, que se han convertido en el estándar actual por su capacidad de mantener el agua limpia, accesible y adaptada al crecimiento progresivo de las aves.
La mejora en el transporte de pollitos recién nacidos ha sido fundamental para preservar su bienestar y viabilidad. Se comenzaron a utilizar camiones especialmente diseñados para mantener condiciones ambientales estables durante el traslado, evitando variaciones de temperatura que pueden ocurrir en climas tropicales, durante el invierno o el verano. Estos vehículos cuentan con sistemas de ventilación, aislamiento térmico y control de temperatura que protegen el ambiente interno, asegurando que los pollitos lleguen en óptimas condiciones a su destino. Todos los camiones tienen su loggers de temperatura y vigilado a través de los sensores remotamente.
Aplicar niveles mínimos de iluminación artificial durante la etapa de crecimiento de las reproductoras y controlar las horas de luz durante la fase de recría, con el propósito de estimular la madurez sexual tanto en hembras como en machos reproductores.
Para garantizar un desarrollo uniforme y alcanzar los parámetros óptimos de peso corporal en aves reproductoras, se inició criar hembras y machospor separado en galeras hasta las 20 semanas de edad.
Separaron la alimentación de machos y hembras, implementando restricción de peso mediante el control del consumo diario de alimento, e criar las aves en galeras completamente oscuras para regular la madurez sexual.
El manejo de reproductoras en galeras completamente automatizadas fue una práctica avanzada que optimizo la producción avícola. Este sistema utiliza tecnologías modernas, como la ventilación túnel, iluminación artificial, nidos automáticos y programación precisa de horarios y duraciones de alimentación.
La genética de las gallinas ponedoras ha experimentado mejoras significativas en las últimas décadas, permitiendo ciclos productivos más prolongados, una mejor conversión, mayor producción de huevos y mejor salud general. Actualmente, la práctica de la pelecha forzada está prohibida en la mayoría de los países, lo que ha llevado a que las gallinas puedan mantenerse en producción hasta las 100 semanas, alcanzando rendimientos de hasta 500 huevos por ave.
Mientras en algunas granjas se continúa utilizando comederos tipo tolva con alimentación manual, las operaciones de mayor escala y más modernas comenzaron a implementar sistemas automatizados con comederos tipo cadena y sinfín.
Uso de silos de alimentación exclusivos por galera de reproductoras, integrados con sistemas de pesaje automático para mejorar el control del consumo y la eficiencia operativa.
Implementación de programas de alimentación altamente especializados, adaptados según raza, sexo, edad y condiciones climáticas, con el objetivo de alcanzar el peso programado de manera eficiente.
Con el incremento en la densidad poblacional, se comenzó a implementar el uso de antibióticos de manera preventiva como promotores del crecimiento.
Inicialmente, las aves se utilizaban como animales de doble propósito: durante su ciclo productivo se destinaban a la producción de huevos, y al finalizar dicho ciclo, se aprovechaba su carne —aunque en cantidades limitadas— como un alimento considerado de lujo.
Avances en la selección genética de líneas avícolas con enfoque en la mejora de la eficiencia en la conversión alimenticia y el incremento acelerado del ritmo de crecimiento corporal.
En los años anteriores, el mercado avícola contaba con una amplia diversidad genética, con más de 20 líneas disponibles, algunas de ellas especializadas exclusivamente en machos reproductores, como el caso de Peterson Farms. Actualmente, el panorama ha cambiado significativamente, y solo tres empresas genéticas —EW Group, Cobb-Vantress y Hendrix Genetics— dominan más del 90% del mercado mundial. Estas compañías ofrecen una amplia gama de líneas genéticas que abarcan pollos de engorde, gallinas ponedoras, pavos, aves de color y otras especies animales.
Con el propósito de mitigar los efectos adversos de las condiciones climáticas extremas, se implementó la construcción de galeras totalmente climatizadas. Estas estructuras fueron equipadas con cortinas térmicas, sistemas de nebulización (foggers) y ventilación mecánica forzada, con el fin de regular eficientemente la temperatura y la humedad relativa dentro de los galpones que permitieran un control ambiental integral optimizando las condiciones de confort térmico y reduciendo la mortalidad.
Debido al aumento de densidad, fue necesario incorporar tecnologías automatizadas, incluyendo sistemas de alimentación automática, bebederos tipo niple y, en una etapa más reciente, robots móviles que recorren los galpones para facilitar el manejo y monitoreo de las aves.
El incremento en la densidad ha elevado considerablemente el riesgo de propagaciones de enfermedades, destacando la influenza aviar como una de las más relevantes. Esta patología ha causado la pérdida de millones de aves a nivel global, constituyendo una amenaza persistente para la producción avícola. En este contexto, la implementación de estrategias vacunales se considera una alternativa viable para mitigar su impacto.
Ante los desafíos que representan las enfermedades virales, fue necesario implementar medidas más estrictas de bioseguridad y desarrollar nuevas vacunas. Los brotes recurrentes como Newcastle y de la Influenza Aviar han generado una mayor atención y fortalecimiento de las estrategias de bioseguridad en la industria avícola. Hasta la fecha desde febrero 2022, han eliminado o muerto mas de 180 millones de aves en los EE. UU., la mayoria gallinas ponedoras y pavos, y sigue afectando la produccion de huevos de la mesa.
La tecnología de incubación tuvo que adaptarse al aumento en la demanda, lo que llevó a la construcción de plantas con capacidad para incubar millones de huevos. Inicialmente se utilizaron máquinas de incubación multietapa, pero con el crecimiento del sector, se ha incrementado el uso de máquinas de etapa única con alta tecnología.
Las fábricas de alimentos comenzaron a producir los baches más rápido cambiando mezcladores verticales a horizontales.
Se comenzó a formular los alimentos mediante el software de optimización buscando maximizar el valor nutricional y minimizar el costo, utilizando los ingredientes disponibles en los inventarios actuales de la planta.
Debido a los cambios genéticos en las aves, fue necesario ajustar la textura de los alimentos, lo que implicó eliminar alimentos con textura harina utilizada a crumble y peletizados.
Se comenzó a implementar tecnología NIR para obtener valores nutricionales de los ingredientes en tiempo real, con el fin de integrarlos automáticamente en los programas de formulación.
La transición de las gallinas de patio a sistemas de crianza en jaulas se implementó con el objetivo de optimizar la conversión alimenticia, mejorar la productividad y reducir el impacto de las condiciones climáticas sobre la salud de las aves.
Las granjas con sistemas de jaulas permiten alojar millones de aves en un mismo sitio, donde se realiza de manera centralizada la recolección, procesamiento y empaque de los huevos. Este modelo minimiza la interacción directa con las aves, de modo que, desde el momento en que el huevo es puesto, el primer contacto humano ocurre únicamente cuando llega al consumidor.
Se utilizan camiones especialmente acondicionados y dedicados exclusivamente al transporte de huevos fértiles para plantas de incubación y pollitos destinados a granjas. Estos vehículos están diseñados para garantizar la máxima protección y calidad durante el traslado de estos productos, asegurando condiciones óptimas de temperatura y humedad.
Preparativos de la granja para la llegada de los pollitos: acondicionamiento del área de cría en el galpón, equipado con calentadores específicos y un sistema de ventilación controlada.
Se implementó un plan integral para limpiar y desinfectar las granjas, asegurando un período de vacío sanitario de al menos 2 a 3 semanas. Esta medida busca minimizar el riesgo de enfermedades y garantizar un ambiente saludable para los animales.
La industrialización y la innovación en el procesamiento de aves han transformado la manera en que se producen, distribuyen y consumen estos productos, reflejando una mayor diversidad y adaptabilidad en el mercado alimentario. los avances en tecnología de procesamiento, refrigeración y empaque han permitido que las aves se mantengan frescas por más tiempo, mejorando la calidad del producto final.
Las plantas de procesamiento de pollos han elevado significativamente su capacidad, llegando a procesar a más de 200 pollos por minuto, y se espera que estas cifras continúen en aumento.
Es habitual que las plantas de procesamiento se especialicen. Algunas se enfocan solo en pollos chicos, a veces segmentados por sexo (solo hembras) para asegurar la uniformidad que requieren las franquicias. Otras se dedican exclusivamente a procesar pollos grandes, ideales para obtener la pechuga de mayor tamaño destinada al deshuesado.
A medida que se incrementó el consumo, la demanda del mercado se centró en la pechuga (carne blanca). Esta preferencia obligó a la industria a especializarse en el deshuesado y la preparación de filetes listos para cocinar, priorizando la conveniencia para el consumidor.
La industria adoptó el HACCP (Hazard analisis y critical control point) como programa base para la inocuidad. Sin embargo, la verdadera expansión de las estandarizaciones se debe a las exigencias de las grandes franquicias de alimentos (incluyendo McDonald's, KFC, Wendys, Burger King, Popeyes y Tim Hortons), quienes requieren regulaciones internacionales estrictas para todos sus proveedores.
Las grandes corporaciones adquirieron a las empresas que no pudieron seguir el ritmo de los cambios de la industria. Esto llevó a una mayor concentración de la producción en pocas manos.
La tecnología digital, impulsada por la Inteligencia Artificial (IA), permite obtener y analizar mediciones en tiempo real de forma más rápida. Esto mejora la interpretación de los datos para una gestión más eficaz.
Actualmente, los sensores instalados a lo largo de la integración productiva permiten recibir información vital, desde los silos hasta el peso de las aves y las temperaturas ambientales. Podemos ver y analizar estos datos en tiempo real a través de nuestros celulares y relojes inteligentes.
Para maximizar la eficiencia en la producción, la tecnología permite el sexado de pollos por hora a un volumen masivo. Utilizando cámaras y visión artificial para analizar las alas, algunos equipos alcanzan tasas de más de 100,000 aves por hora. (Targan)
El sector ha implementado la tecnología para sexar los huevos fértiles en ovo. Este proceso permite identificar a los machos de las gallinas comerciales entre los 10 y 12 días de incubación. La eliminación temprana de los embriones libera espacio en las máquinas y reduce costos de personal, satisfaciendo a su vez las demandas de bienestar animal que buscan evitar el sacrificio de pollitos machos recién nacidos.
El bienestar animal es una preocupación central en la avicultura. Se requiere que las normas sean respetadas en todo momento, poniendo especial atención en el manejo de las aves durante su vida en la granja y, particularmente, al momento de la captura para el proceso y la comercialización.
Se ha visto un incremento en la demanda de productos orgánicos y de crianza responsable, lo que ha llevado a muchas empresas a adaptarse y ofrecer opciones que se alineen con estas tendencias.
Análisis de mercado revela que las generaciones Gen Z y Alpha (nacidos entre 1997 y el presente) están impulsando una mayor demanda de información. Específicamente, solicitan claridad y educación sobre los métodos de producción de nuestra carne de pollo y huevos. Abordar esta necesidad con transparencia total es esencial para la sostenibilidad de la marca.
Una creciente franja de consumidores está impulsando una fuerte demanda de fuentes de proteínas alternativas que van más allá de la cría tradicional de pollos. Este cambio de paradigma, motivado por la sostenibilidad, la salud y la ética, está transformando rápidamente el panorama alimentario. Por ello, la tendencia ha captado la atención y la inversión masiva de los mayores jugadores de la industria como Tyson y Perdue.
La tecnología celular está emergiendo como una alternativa en la industria alimentaria. Numerosas empresas están invirtiendo en ella para producir carne cultivada —ofreciendo un método que elimina el sacrificio animal. Esta innovación responde tanto a la necesidad de una alternativa sostenible, como al desafío de garantizar el suministro de alimentos para una población global proyectada en 10 mil millones de personas para el año 2050.
Se ha visto un incremento en la demanda de productos orgánicos y de crianza responsable, lo que ha llevado a muchas empresas a adaptarse y ofrecer opciones que se alineen con estas tendencias.
La creciente demanda por lo orgánico y natural está impactando directamente la avicultura. Las normativas exigen un uso estricto y limitado de antibióticos en la cría de aves, prohibiendo categóricamente su uso como promotor de crecimiento.
La alimentación de precisión es cada vez más importante en la cría de aves. Este método adapta la dieta con exactitud, considerando la edad, la genética de las aves y las exigencias del mercado.
A pesar de los avances tecnológicos, existe una contra tendencia notable, impulsada a menudo por influencers en redes sociales. Este movimiento idealiza y exige métodos de producción tradicionales, priorizando pollos de crecimiento lento, criados en condiciones de aire libre, con baja densidad poblacional y dietas con ingredientes No-GMO. Este regreso a los viejos tiempos presenta un desafío directo a la eficiencia industrial.
Hoy, las empresas que buscan expandirse y sobrevivir en el mercado global deben adherirse a las estrictas reglas internacionales. La única ruta hacia el éxito pasa por la capacidad de ofrecer sistemáticamente productos de máxima calidad manteniendo, al mismo tiempo, una estructura de bajos costos.
El pollo y el huevo son pilares de la dieta diaria a nivel global. A diferencia de hace un siglo, donde eran un lujo, hoy representan la fuente de proteína más accesible y económica. Esta disponibilidad les ha permitido desplazar a otras carnes más caras y menos saludables, consolidando su posición como la proteína fundamental del consumidor moderno. La demanda de productos avícolas (pollo y huevos) se proyecta estable hasta 2026-2027. La buena cosecha y el rendimiento del maíz y la soya han sido cruciales para mantener los costos de alimentación y producción a niveles bajos, lo que finalmente beneficia al consumidor.
La estrategia más exitosa es un enfoque integral BGMN: Proteger la inversión (Bioseguridad), seleccionar la herramienta correcta (Genética), usarla en las condiciones óptimas (Manejo) y alimentarla eficientemente (Nutrición), los 4 pilares de una industria exitosa y creciente.
Reflexiones:
La avicultura ha sido más que una profesión: ha sido mi forma de contribuir a mejorar la productividad en la industria avícola mezclando experiencia con ciencia y conocimiento. En la vida no hay que dejar las cosas a la suerte, sino tener una meta clara y buscarla todos los días con disciplina. A los 70 años, sigo creyendo que el conocimiento compartido es el mejor legado. La evolución de la industria refleja nuestra capacidad de adaptarnos a los cambios constantes y como sobrevivir y es un honor haber sido parte de ella.