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Enteritis necrótica en aves – Un viejo problema, ¿por qué sigue siendo relevante?

Publicado: 27 de julio de 2023
Por: Phytobiotics
La enteritis necrótica (EN) se describió en la literatura por primera vez en 1930 y empezó a difundirse en todo el mundo a finales de la década de 1960 cuando se notificaron casos clínicos. Esto demuestra lo conocido que es este problema en la avicultura. Con el inicio del uso de aditivos con efectos antimicrobianos en la producción de pollo, la EN pasó a considerarse una enfermedad bajo control operativo.
En 2006, los promotores del crecimiento antimicrobiano (PCA) fueron prohibidos en la Unión Europea (UE), lo que provocó una necesidad de adaptación entre las empresas que exportan a este mercado. En este contexto y con la reducción de las herramientas disponibles que tienen acción directa sobre el microorganismo, se produjo un resurgimiento en la relevancia de la enfermedad. Mientras muchos países siguen el ejemplo de la UE en la reducción de los PCA en la producción avícola, la industria busca nuevas herramientas para controlar la EN.
Aunque los casos clínicos de EN no se ven muy a menudo, las parvadas afectadas han experimentado hasta un 30% de mortalidad. Los costos reales de la forma subclínica de la EN son bastante significativos.
Skinner et al. (2010) estimaron una disminución del 12% en el peso corporal y un aumento del 10,9% en la conversión alimenticia debido al daño de la mucosa intestinal en comparación con las aves sanas. Basándose en los datos de la literatura, los autores asumieron una incidencia del 20%. En general, la EN subclínica está asociada a grandes pérdidas económicas.
El agente de la EN, Clostridium perfringens (C.P.) es una bacteria gram-positiva con forma de bastón, anaerobia y formadora de esporas. La C.P. es omnipresente y suele ubicarse en el intestino grueso de las aves de corral. La enfermedad se producirá si C.P. se multiplica demasiado en el intestino delgado bajo factores predisponentes. Estos factores son cada vez más conocidos y están directamente correlacionados con la gravedad de la sintomatología. Debido a la formación de esporas, es muy difícil combatir y controlar la enfermedad. Esta bacteria puede encontrarse en el suelo, la cama de las casetas, el polvo y la suciedad y en bajas concentraciones pertenece a la microbiota del intestino de las aves de corral.
La EN es una enfermedad que se manifiesta en formas clínicas y subclínicas y que afecta principalmente a los pollos de engorda de entre 2 y 5 semanas de edad. En la forma clínica los principales signos son la alta mortalidad con aparición súbita y la grave necrosis de la mucosa del intestino delgado. En la forma subclínica se observa una reducción silenciosa e impactante del consumo y la absorción de nutrientes, la disminución del aumento de peso y el empeoramiento de la conversión alimenticia.
No todas las cepas de C.P. son patógenas. La EN sólo se establece cuando Clostridium perfringens sufre un cambio de la forma tóxica a la forma esporulada que produce varias toxinas, siendo la más importante la toxina α, responsable de la necrosis de la mucosa intestinal y de las lesiones hepáticas (Opengart, 2008) junto con la toxina NetB (toxina B de la enteritis necrótica) que es esencial para desencadenar la enfermedad (Lee et al., 2012).
Durante la necropsia se puede observar la presencia de gas a lo largo del intestino, contenido acuoso con coloración marrón y olor fétido (Tabler et al., 2013). La pared intestinal es delgada y a menudo puede generar confusiones con las lesiones de coccidia ya que esta enfermedad es un factor de riesgo para la EN (Cooper et al., 2013).
Entre los factores de manejo, nutricionales y sanitarios asociados a la aparición de EN, los más citados son la presencia de cama húmeda, lotes diagnosticados con coccidiosis y enteritis, presencia de ciertos ingredientes en el alimento, deficiencia en la ventilación e inmunosupresión, entre otros (Kaldhusdal et al., 2016).
Además de un buen manejo de la coccidiosis (vacunación o aditivos anticoccidiales), las buenas prácticas de manejo y la gestión de la salud intestinal son los principales factores para prevenir la EN.
Al promover la salud intestinal se absorberán más nutrientes en el intestino delgado, el principal sitio para la digestión. Como consecuencia, menos nutrientes llegarán al intestino grueso donde la C.P. vive fisiológicamente sin causar daños. Al llegar menos nutrientes al intestino grueso, hay menos nutrientes disponibles para C.P. y otros patógenos lo que minimiza el riesgo de multiplicación excesiva de esta bacteria.
El intestino es una barrera funcional bien conocida que protege a los animales contra los agentes patógenos dañinos. Mientras que por un lado el intestino debe permitir la absorción de nutrientes, por otro lado debe impedir la entrada de agentes patógenos en el organismo. Prácticamente el 70% del sistema inmunitario se localiza en el tracto gastrointestinal, lo que refuerza la importancia de este órgano desde el punto de vista inmunológico. Un tejido intestinal dañado puede dar paso a nuevos patógenos, como es el caso de la C.P.
Las bacterias, los virus, los alimentos y las toxinas provocan la inflamación en el intestino. Si la inflamación supera un nivel fisiológico normal, entre el 10 y el 30% de la energía consumida se pierde en el recambio de proteínas (Mercier et al., 2002). Además, la inflamación exacerbada es el entorno ideal para los patógenos con características oportunistas como es el caso concreto de la C.P.
Para la prevención de esta enfermedad, durante mucho tiempo el uso de aditivos con acción antimicrobiana habían sido considerados como las herramientas de elección para resolver este problema.
Algunos alcaloides de extractos de plantas, o específicamente alcaloides isoquinolínicos (IQ), fueron considerados fuertes compuestos anti-inflamatorios (Khadem et al., 2014), por sus efectos positivos en la integridad y el mantenimiento del intestino. Por lo tanto, pueden minimizar los efectos perjudiciales relacionados con una infección por Clostridium Perfringens.
Actualmente el control de la EN debe realizarse en base a estrategias multifactoriales (Yegani y Kover, 2008). Hay varios métodos que se pueden utilizar, estén asociados o no, ya que ayudan a controlar la proliferación de C. perfringens. Es muy importante que el manejo del vacío sanitario se realice con algún método de tratamiento de camas, limpieza y desinfección de equipos e instalaciones. Las vacunas y los anticoccidiales también pueden aportar resultados positivos en la prevención de la EN, así como el uso de aditivos que promueven la exclusión competitiva en la población microbiana que han mostrado buenos resultados en el control de la EN (Opengart, 2008).
Promover la integridad del intestino es -además de mantener un buen manejo y una buena alimentación- una herramienta indispensable para apoyar a los animales en tiempos de infección.

Cooper, K.K. et al.,2013. “Diagnosing clostridial enteric disease in poultry”. J. of Vet. Diag. Investig. 20.10: 1-14.

Kaldhsdal, M. et al. 2016. “Epidemiologic aspects of necrotic enteritis in broiler chickens – disease occurrence and production performance”. Avian Path.45.3: 271-274.

Khadem, Alireza & Soler, Laura & Everaert, Nadia & Niewold, Theo. (2014). Growth promotion in broilers by both oxytetracycline and Macleaya cordata extract is based on their anti-inflammatory properties. The British journal of nutrition. 112. 1-9. 10.1017/S0007114514001871.

Lee KW, Lillehoj HS, Park MS, Jang SI, Ritter GD, Hong YH, Jeong W, Jeoung HY, An DJ, Lillehoj EP. Clostridium perfringens alpha-toxin and NetB toxin antibodies and their possible role in protection against necrotic enteritis and gangrenous dermatitis in broiler chickens. Avian Dis. 2012 Mar;56(1):230-3. doi: 10.1637/9847-070711-ResNote.1. PMID: 22545552.

Opengart, K. “Necrotic Enteritis”. 2008.In: Saif, Y.M.Diseases of Poultry, C.22: 872-879, Blackwell Publishing.

Skinner, James & Bauer, Sharon & Young, Virginia & Pauling, Gail & Wilson, Jeff. (2010). An Economic Analysis of the Impact of Subclinical (Mild) Necrotic Enteritis in Broiler Chickens. Avian diseases. 54. 1237-40. 10.1637/9399-052110-Reg.1.

Sabine Mercier, Denis Breuillé, Laurent Mosoni, Christiane Obled, Philippe Patureau Mirand, Chronic Inflammation Alters Protein Metabolism in Several Organs of Adult Rats, 

The Journal of Nutrition, Volume 132, Issue 7, July 2002, Pages 1921–1928.

Tabler, T. et al., 2013. “Intestinal health and necrotic enteritis in broilers”. Site Poultry Site. Acessado em: 06/03/2021, https://www.thepoultrysite.com/articles/intestinal-health-and-necrotic-enteritis-in-broilers.

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