A pesar de vivir en el caluroso Santo Domingo de los Tsáchilas, a los cerditos recién nacidos les da frío en la noche. Por eso, Renán Loaiza Cueva, en la granja EcuaPork, instaló un sistema de calefacción que funciona con biogás.
Implementar la tecnología de biogás le costó USD 9.000 porque tuvo que colocar una bolsa especial donde se descompone el estiércol de los cerdos, tuberías, hornillas, entre más equipamiento. Así ahorra USD 450 al año porque ya no usa bombonas de metano; además, obtiene dos subproductos útiles para los sembríos como el biol y el abono orgánico o compost. Con esto, ha reducido la mortalidad de los cerditos, además de mantenerlos calientes.
Renán Loaiza es un porcicultor con mucha experiencia. Empezó a los 15 años junto a su padre, que a su vez aprendió del suyo, en una granja donde utilizaban procesos rústicos de crianza. Pero los tiempos han cambiado para bien, y Renán ha aplicado lo que aprendió en el Instituto Tecnológico Agropecuario Calazacón y ha podido triplicar la producción de sus antecesores gracias a la tecnificación. Procesos como el biogás o la bioseguridad se han vuelto obligatorios en EcuaPork, ya que la granja principalmente vende genética. Es decir, mantienen líneas puras como Landrase, Pietrain o Yorkshire, para obtener descendientes F1 que, al mezclarlos, aprovechan el potencial genético de cada raza. También venden el semen de los verracos para realizar inseminación.
Sin embargo, Renán afirma que la buena genética no es suficiente para tener buenos animales, sino que es imprescindible una excelente alimentación. Este porcicultor cuenta que antes trabajaba con alimentos comerciales de la zona, pero debido a la dificultad que implicaba preparar el preiniciador, no tenía buenos resultados. Por eso, empezó a probar ProCerdos, y los números subieron de la mano de las ganancias. Ahora los cerdos marcan al nacer un peso de 1.700 gramos promedio, al destete 6,8 kilogramos y al mercado salen con 106 kilos en 145 días.
Ya son siete años que Renán trabaja con ProCerdos de Pronaca. Como la relación ha sido buena también ha utilizado el resto del portafolio de servicios de salud animal y bioseguridad.
Gracias al crecimiento de su granja, Renán Loaiza ahora es un referente entre los porcicultores de la zona y por eso lo nombraron vicepresidente de la Asociación de Porcicultores de Santo Domingo, que cuenta con 28 socios y 2.600 reproductoras, por lo que se ha convertido en un ejemplo de buen trabajo.