En el marco de la tendencia global hacia dietas con menor proteína cruda y un uso más racional de aminoácidos sintéticos, la investigación científica avanza en la comprensión de cómo los aminoácidos de cadena ramificada (BCAA, por sus siglas en inglés) —leucina, isoleucina y valina— impactan la eficiencia productiva, el metabolismo y la salud de los cerdos. Un trabajo liderado por la Dra. Melissa Izabel Hannas y su equipo de la Universidade Federal de Viçosa (Brasil), publicado en el boletín técnico de CJ BIO, revisa una década de estudios sobre el tema y aporta nuevas recomendaciones para equilibrar estos nutrientes esenciales en diferentes fases productivas.
Los BCAA representan cerca del 35% de los aminoácidos esenciales en el músculo porcino y cumplen funciones críticas en la síntesis proteica, el metabolismo energético y la respuesta inmune. A diferencia de otros aminoácidos, su metabolismo ocurre directamente en el músculo esquelético, donde la leucina activa la vía mTOR, estimulando el crecimiento muscular, mientras que la isoleucina y la valina contribuyen al equilibrio nitrogenado y previenen la degradación proteica.
Sin embargo, la creciente incorporación de ingredientes como DDGS (granos secos de destilería con solubles) o la reducción de la proteína total en las dietas puede generar desequilibrios entre estos tres aminoácidos, especialmente por el exceso de leucina que caracteriza a los coproductos del maíz. Este desbalance no solo reduce la eficiencia alimenticia, sino que puede afectar el apetito y la síntesis de serotonina a nivel hipotalámico, con impacto directo en el crecimiento.
Nuevos rangos de referencia
El estudio revisa múltiples investigaciones recientes que redefinen los ratios ideales entre aminoácidos de cadena ramificada (BCAA) y lisina digestible estandarizada (SID). Para lechones, la proporción óptima de valina:lisina se sitúa entre 68 y 74%, mientras que la de isoleucina:lisina alcanza 65 a 70% en dietas con DDGS. Estas relaciones superan las referencias tradicionales del NRC (2012), reflejando la evolución genética y productiva de los cerdos modernos.
Ensayos de investigadores como Xu et al. (2018) y Millet et al. (2020) demostraron que una adecuada suplementación con valina no solo mejora la ganancia de peso y la conversión alimenticia, sino que también promueve una mejor estructura intestinal, aumentando la altura de las vellosidades y la capacidad de absorción. A su vez, trabajos de Veira (2021) revelan que las necesidades individuales pueden variar hasta un 15%, reforzando el concepto de nutrición de precisión.
Leucina en exceso: un desafío recurrente
Uno de los principales riesgos identificados por Hannas y su equipo es el antagonismo entre los aminoácidos de cadena ramificada cuando existe un exceso de leucina. Investigaciones de Kwon et al. (2019, 2022, 2024) muestran que dietas con altos niveles de leucina reducen la retención de nitrógeno, el consumo de alimento y los niveles de serotonina cerebral, además de acelerar la degradación de valina e isoleucina. No obstante, la suplementación estratégica con valina y triptófano puede mitigar estos efectos, restaurando el equilibrio metabólico y el desempeño productivo.
En cerdos en crecimiento y terminación, Clizer et al. (2022) determinaron que un ratio de 65-70% de isoleucina : lisina optimiza el rendimiento de canal y la proporción de carne magra, incluso en dietas con 20% de DDGS. Estos resultados confirman la importancia de ajustar la formulación en función del perfil de aminoácidos de cada ingrediente y no solo del nivel de proteína total.
Hacia dietas más eficientes y sostenibles
El cuerpo de evidencia reunido por la Universidad Federal de Viçosa y CJ BIO converge en una conclusión clara: el equilibrio entre leucina, isoleucina y valina es tan importante como su nivel absoluto en la dieta. La formulación basada en relaciones aminoacídicas permite reducir la proteína cruda sin comprometer el crecimiento, disminuyendo la excreción de nitrógeno y el impacto ambiental de la producción porcina.
“Las dietas de baja proteína suplementadas con aminoácidos cristalinos son una herramienta poderosa, pero requieren precisión para evitar deficiencias o antagonismos”, subraya la Dra. Hannas. “El uso de modelos predictivos y la evaluación metabolómica aportan información clave para diseñar dietas más eficientes, económicas y sostenibles”.
En un contexto donde la nutrición animal se orienta cada vez más hacia la eficiencia biológica y la sostenibilidad, los aminoácidos de cadena ramificada (BCAA) emergen como una pieza central en la nueva generación de programas nutricionales para cerdos de alto rendimiento.
Para obtener referencias relacionadas con este artículo, comuníquese con CJ BIO.