28 de noviembre de 2006
Estimado Dr. Montilla:
No puedo ampliarle sobre la pregunta relacionada con el caso en Venezuela, que fue referido como micotoxicosis en perros, ya que para entonces me encontraba fuera del país, y realmente no tuve en mis manos el caso, por lo que desconozco detalles del mismo. La medida más importante para evitar toxicosis por micotoxinas es la evaluación contínua y sistemática de la materia prima involucrada en la fórmula del alimento. Esa evaluación involucraría desde la realización de un muestreo representativo del ingrediente y/o alimento, hasta la determinación cuantitativa de las micotoxinas con mayor significancia en la especie hacia la cual va dirigido el alimento. Es importante que dentro de esta evaluación se realice un análisis micológico del o de los ingredientes usados, aunado a las medidas de limpieza y desinfección en silos, y en el proceso de producción con evaluación de la eficacia de los programas implementados en dichas medidas.
En relación a su pregunta sobre si hay avances genéticos en el maíz y otros cereales que lo hagan menos susceptibles a los hongos, le comento que sí los hay y de manera muy profunda en maíz, se están realizando estudios con ingeniería genética. En EE.UU. los científicos del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) han invertido, desde hace años, grandes esfuerzos de investigación para estudiar las toxinas de hongos, su producción en distintas plantas, dentro de las cuales el maíz es considera prioritaria. Este grupo de investigadores, quienes realizan sus estudios en laboratorios en Nueva Orleáns, Luisiana, Georgia, Illinois y Albany, California, considero que es el grupo más grande en EE.UU. que está abordando el problema de la contaminación por hongos desde todas las perspectivas posibles. Ellos han descubierto varias líneas de maíz con resistencia a Aspergillus, y en ese sentido han encontrado varias proteínas que les dan a las líneas su ventaja competitiva. Algunas de estas proteínas están más involucradas en cómo las plantas manejan el estrés general, tal como el estrés por calor, que en cómo éstas resisten los hongos que producen las toxinas. Los investigadores usan un proceso llamado genética reversa, donde primero identifican las proteínas beneficiosas, y luego encuentran los genes que causan la producción de estas proteínas. Estos hallazgos son compartidos con los productores de nuevas variedades, quienes pueden usar estas proteínas y genes identificados como marcadores para desarrollar plantas resistentes. Así mismo, esfuerzos de investigación se han conducido en la generación de resistencia de la planta de maíz a hongos del género Fusarium. Estos estudios se están llevando a cabo en la Unidad de Investigaciones de Micotoxinas en Peoria, Illinois, y cuyos resultados muestran grandes avances en lo que sería la detección de los genes que el hongo usa para producir fumonisina.
En sorgo también se están realizando estudios en la obtención de cultivares resistentes a hongos, con el apoyo de la biotecnología; sin embargo, el desarrollo de líneas resistentes a aflatoxinas y a otras micotoxinas, no ha alcanzado aún el avance que se tiene hasta ahora con el maíz. La mayoría de los cultivares tropicales de sorgos están representados por “sorgos pardos”, todos poseedores de una capa denominada testa, la cual es pigmentada debido a la presencia de proantocianidinas y unidades monoméricas de catequina, que son compuestos polifenólicos que le comparten un grado de resistencia de la planta al desarrollo de hongos. Este hecho, que se mantuvo por varias décadas, le restó importancia a este cultivo visto como posible fuente de micotoxinas, al dificultarse el crecimiento y multiplicación de los hongos y dentro de éstos de aquellos pertenecientes a géneros con potencial micotoxigénico (Aspergillus, Fusarium, Penicillium). Hoy en día, los resultados de investigación infieren que estos mohos han sido capaces de crear barreras bloqueadoras a la acción tanínica y polifenólica, y en consecuencia son capaces de multiplicarse y producir la o las micotoxinas en cuestión. Esta área es de vital importancia, ya que el sorgo constituye en muchos países una alternativa real, y en otros casos el cereal de mayor uso en alimentos para animales.
En lo que respecta a su última pregunta, considero que en el campo de las micotoxinas, la situación mundial referida al conocimiento y generación de ciencia básica ha avanzado significativamente, y por otra parte, en el caso de los efectos de las micotoxinas en las especies zootécnicas, por ejemplo, la genética ha experimentado grandes avances con la obtención de híbridos animales de un muy alto potencial de producción que los pudiera hacer más sensibles, en muchos casos, a los efectos adversos de muchas micotoxinas conocidas y desconocidas. Pienso que con los conocimientos que tenemos hasta el presente, y como profesionales vinculados al circuito de producción de alimentos dirigidos tanto al consumo humano como animal, debemos de aplicar éstos con la mayor de la mística y ética, buscando la excelencia en la calidad del producto producido y ofrecido al mercado.
Mis saludos cordiales,
Marta Jaramillo