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Capítulo II: estratégias para el establecimiento, manejo, utilización y renovación de pasturas tropicales

Publicado: 21 de septiembre de 2022
Por: Raúl Botero Botero MVZ; MSc.
Resumen

Existen 360 millones de hectáreas de sabanas bien drenadas y 620 millones de hectáreas de selvas principalmente en Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Guyanas, Panamá, Centroamérica, sur de México y países del Caribe. Estas sabanas y selvas reciben alta precipitación, (1.000 a 5.000 mm/año) durante la época lluviosa, que dura entre 6 a 12 meses; presentan una topografía de plana a ondulada y descansan sobre suelos livianos y bien drenados, aunque en general son ácidos y de fertilidad baja a media (Vera y Seré, 1985).

Las gramíneas forrajeras nativas de las sabanas y bosques bien drenados de América Tropical son de baja calidad nutritiva y productividad, y responden poco o nada a la fertilización. Por tales razones es necesario complementarIas con pasturas de especies introducidas, que logren una persistencia productiva estable y que permitan la obtención de más carne y leche en la misma área, mediante un manejo racional del pastoreo y la aplicación de cantidades racionales de fertilizantes y/o de abonos orgánicos. Se recomienda que tales pasturas estén constituidas por asociaciones de gramíneas y leguminosas (herbáceas, arbustivas, arbóreas) y de otras especies forrajeras no leguminosas, ya que las pasturas mejoradas de gramíneas puras requieren de una fertilización periódica que resulta costosa. Además, aunque estas pasturas se establecen bien inicialmente en las sabanas y Amazonía se degradan y son invadidas por plantas arvenses (malezas), debido a la pérdida de vigor de las plantas forrajeras, causada por la baja disponibilidad de nutrimentos minerales, principalmente nitrógeno, fósforo, calcio y potasio, a la acides del suelo, a la alta toxicidad de aluminio y a la compactación del suelo ocasionada por el sobrepastoreo permanente o estacional del ganado.

El establecimiento de pasturas asociadas contribuye a solucionar estos problemas, ya que las leguminosas fijan en sus raíces el nitrógeno del aire, para liberarlo posteriormente al suelo, donde puede ser utilizado continuamente por la gramínea asociada. Por otra parte, el abundante y profundo sistema de raíces leñosas que poseen las leguminosas evita la compactación excesiva del suelo, y permite a estas plantas extraer agua, así como nitrógeno, fósforo y potasio de la atmósfera y de las capas profundas del suelo, para incorporarlos luego a la superficie, a través de las raíces, nódulos, ramas, hojas, flores y frutos que se desprenden de ellas, como también por medio de las excretas de los animales que las consumen. Finalmente, el establecimiento de pasturas asociadas con leguminosas hace posible la producción continua de forraje de alta calidad nutritiva, aún durante la época seca. Se presentan resultados de producción de crías, carne y leche, obtenidos mediante el manejo y la utilización apropiados de pasturas nativas complementadas con pasturas mejoradas de gramíneas puras y asociadas con leguminosas, evaluadas durante varios años de investigación experimental y en fincas privadas, e identificadas como persistentes y productivas bajo las condiciones de la Orinoquía y de la Amazonía. Las especies recomendadas son perennes, están bien adaptadas al suelo y al clima de la altillanura y de las selvas, y actualmente se dispone de su semilla en el mercado regional (CUADRO 1).

CUADRO 1. Opciones de gramíneas y leguminosas recomendadas para el establecimiento de pasturas mejoradas en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia y Venezuela y los bosques.

CUADRO 1. Opciones de gramíneas y leguminosas recomendadas para el establecimiento de pasturas mejoradas en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia y Venezuela y los bosques.

ESTRATEGIAS PARA LA PLANIFICACIÓN, PREPARACIÓN DEL SUELO, SIEMBRA, ESTABLECIMIENTO, FERTILIZACIÓN, MANEJO, UTILIZACIÓN Y RENOVACIÓN DE PASTURAS MEJORADAS PURAS Y ASOCIADAS CON LEGUMINOSAS U OTRAS PLANTAS HERBÁCEAS, ARBUSTIVAS O ARBÓREAS, BAMBÚES Y PALMAS EN SUELOS ÁCIDOS DE AMÉRICA TROPICAL
INTRODUCCIÓN
Las pérdidas que ha experimentado la producción animal en algunas regiones tropicales, a causa de la degradación de las pasturas, plantean un problema, tanto económico como ecológico, de gran importancia. La degradación de las pasturas tiene serias consecuencias: Reduce los rendimientos de la producción animal, incrementa los costos de producción y todo ello contribuye a fomentar la escasez y el alto costo de los productos animales que demandan los consumidores.
De otra parte, las pérdidas de suelo, nutrimentos y residuos vegetales, causadas por la lixiviación, la escorrentía y la erosión, reducen la fertilidad del suelo y tienen un impacto negativo severo sobre la productividad y sostenibilidad de los agroecosistemas tropicales (Spain y Gualdrón, 1991).

2. PLANIFICACIÓN
Debido a lo anterior es importante planificar anticipada y apropiadamente el mercadeo de los productos, la justificación económica, el o los sitios apropiados de la finca, área, especies forrajeras adaptadas, disponibilidad, calidad y cantidad de mano de obra, semilla, fertilizante, maquinaria, animales e infraestructura requeridos para la siembra, el manejo y la utilización eficiente y racional de las pasturas mejoradas. Teniendo en cuenta las diferencias en el comportamiento de las especies forrajeras frente a la deficiencia o exceso de humedad en el suelo, es importante incluir una o más gramíneas y leguminosas en la asociación para asegurar una mayor cobertura, producción de forraje por unidad de área, capacidad de carga, mejor control cultural de malezas, mayor disponibilidad y calidad de forraje durante las severas épocas anuales de sequía y de lluvias y como consecuencia de ello, lograr su persistencia productiva estable. Es necesario tener en cuenta que en general las especies forrajeras introducidas y recomendadas no toleran el encharcamiento prolongado del suelo y que, por lo tanto, no se deben sembrar en áreas de sabana baja y de bosques inundables, ni en esteros. Sin embargo, B. humidicola, Kudzú, Maní forrajero perenne, arbustos de los géneros Sesbania sp y Aeschynomene sp y árboles de Erythrina fusca sinonimo E. glauca sí soportan el encharcamiento con agua corriente, siempre que no permanezcan completamente sumergidos por largo tiempo, o bien, toleran un nivel freático alto permanentemente.
3. PREPARACIÓN DEL SUELO
La preparación del suelo se debe iniciar cuando se consiga la semilla de alta calidad de las especies introducidas escogidas, ya que con la labranza se reducen o aún desaparecen las gramíneas forrajeras nativas y proliferan algunas malezas. La época más conveniente para iniciar la labranza del suelo es hacia el final de las lluvias o al comienzo de la época seca. La fase final de la labranza mecanizada convencional y de la labranza reducida o de la labranza cero, se deben hacer al inicio del período de lluvias. Para la siembra de pasturas en las sabanas y bosques bien drenados pueden utilizarse tres tipos de labranza:
Labranza mecanizada convencional
Se recomienda realizar, primero la quema con fuego de la vegetación existente sobre el lote, con el fin de facilitar la acción de los implementos de labranza, e inmediatamente o sin dejar transcurrir más de un mes, se debe iniciar la labranza. En los suelos franco-arcillosos, predominantes en la Altillanura plana y en los bosques, se recomienda utilizar un rastrillo pesado o rastra de tiro (rastrillo californiano o big rome) y un arado de cincel parabólico.
Al inicio de la época seca se debe realizar un pase de rastrillo, luego uno o dos pases cruzados con el cincel parabólico y finalmente, al inicio de la época de lluvias, uno o hasta un máximo de dos pases cruzados de rastra pesada o rastrillo, con dos a tres puntos de traba, procurando que el último pase de rastrillo se haga en contra de la pendiente o declive del lote, para reducir el riesgo de erosión.
En los suelos franco-arenosos, que son comunes en la Altillanura ondulada y en las áreas planas de la serranía, es conveniente efectuar un pase inicial con el arado de cincel después de la quema. Finalmente, al inicio de las lluvias, se debe hacer un solo pase con el rastrillo pesado y con traba, en dirección contraria a la pendiente. El uso del arado de cincel en los suelos arenosos permite traer, desde capas más profundas hacia la superficie, una alta proporción de arcilla, la cual mejora su estructura. Tanto en los suelos arcillosos como en los suelos arenosos, el arado de cincel elimina temporalmente la compactación profunda, destruye algunos hormigueros, ejerce un buen control de malezas y permite erradicar especies forrajeras introducidas que se quieran reemplazar.
El suelo preparado debe quedar con un control total de la vegetación anterior y su superficie debe quedar rugosa, con terrones, y cubierta con restos de raíces y rastrojo. Se debe evitar la labranza excesiva, puesto que el suelo muy suelto favorece la erosión y permite que con las lluvias se forme una capa o costra superficial dura e impermeable. Esta costra sella el suelo favoreciendo la formación de corrientes de agua que arrastran parte de la semilla y dificultan o impiden la emergencia de las plántulas recién germinadas.
Al finalizar la labranza convencional es necesario retardar la siembra hasta cuando caigan sobre el lote algunas lluvias fuertes, con el fin de lograr una buena consolidación del suelo. De lo contrario, existe el riesgo de que las semillas de las especies forrajeras sembradas se entierren demasiado, debido a su tamaño pequeño, y se retarde o hasta se impida la emergencia de las plántulas.
Labranza reducida o mínima
Gracias a las buenas características físicas de los suelos de la Altillanura y bosques y al vigor, agresividad y adaptación de las especies forrajeras recomendadas, es posible sembrar y lograr el establecimiento exitoso de pasturas con una labranza mínima, lo que permite reducir los costos de establecimiento y los riesgos de erosión. En este sistema, después de la quema, se pueden hacer un máximo de dos pases de rastrillo pesado, con toda la traba, y cruzados, en cobertura uniforme o en franjas, eliminando la vegetación nativa total o parcialmente, al inicio del período de lluvias.
Otra opción consiste en utilizar un implemento diseñado con palas metálicas con aletas anchas contiguas, sobre una barra de herramientas.
Este implemento permite cortar superficialmente las raíces de las plantas, provocando su muerte y dejando la superficie del suelo levemente removida y con gran cantidad de rastrojo seco, que lo protege de la erosión y de la desecación.
Labranza cero
Al utilizar la quema con fuego como sistema de labranza cero, realizada al final de la época seca, se debe iniciar la siembra ojalá al día siguiente, con el fin de que las semillas sembradas o el material vegetativo plantado germinen o rebroten simultáneamente con la vegetación nativa.
4. PROPAGACIÓN CON SEMILLA
Prueba en finca de la calidad de la semilla
Debido a la existencia de múltiples fuentes, a la calidad variable y al alto costo de la semilla comercial de especies forrajeras, es indispensable que los ganaderos conozcan previamente la calidad y el vigor de la semilla disponible para lograr un establecimiento exitoso de pasturas. Para el efecto, se debe realizar una prueba de germinación o de emergencia que consiste en:
  • Mezclar, lo mejor posible, toda la semilla de cada especie y lote por separado.
  • Abrir el empaque, sacar al azar y contar cuatro grupos, cada uno de 100 semillas no escogidas.
  • Disponer de cuatro recipientes (platos plásticos o macetas) cuyo fondo tenga pequeñas perforaciones para drenaje y llenarlos con suelo o con arena fina.
  • Distribuir cada grupo de 100 semillas sobre la superficie del suelo de cada recipiente y tapar superficialmente las semillas con el mismo suelo.
  • Colocar los cuatro recipientes, con la semilla ya sembrada, fuera del alcance de los niños, aves, roedores, insectos y de animales domésticos en general.
  • Regar suavemente todos los días el suelo de cada recipiente con agua limpia.
  • Contar, anotar y retirar del recipiente cada siete días las plántulas con desarrollo normal.
  • A los 28 días de iniciada la prueba se realiza el último conteo y se calculan los porcentajes de germinación.
  • Sumar el número de semillas germinadas en cada recipiente, durante los cuatro conteos de cada siete días, obteniéndose así cuatro porcentajes, los cuales a su vez se promedian.
  • La misma prueba debe realizarse a cada lote de semilla de distinta procedencia y especie forrajera.
Semilla de gramíneas
La densidad de siembra para las braquiarias y el A. gayanus (Carimagua 1), debe ser de 1 kg/ha de semilla pura germinable (SPG), es decir, de semilla en grano que ha sido limpiada (sin basura), está llena (no vana), y su embrión tiene capacidad para germinar en corto tiempo (hasta en un mes) después de la siembra.
Según las normas oficiales, establecidas por el ICA y vigentes en Colombia a partir de 1989, las semillas comerciales de A. gayanus, B. brizantha y B. dictyoneura deben contener un mínimo de 10% de Semilla Pura Germinable - SPG por lo tanto, puede ser necesario sembrar hasta 10 kg de semilla por hectárea. En el caso de B. decumbens la semilla comercial clasificada debe contener un mínimo de 35% de SPG y para el B. humidicola un mínimo de 22% de SPG por lo tanto, puede ser necesario sembrar hasta 3 y 5 kg/ha respectivamente, de su semilla comercial clasificada. Para el establecimiento de pasturas asociadas con leguminosas, la cantidad de semilla de las gramíneas se puede reducir hasta en un 30%, siempre que se utilicen semillas clasificadas de buena calidad. Para la siembra de braquiaria dulce (Brachiaria humidicola) se puede usar material vegetativo. La producción de semilla sexual (en grano) de esta especie es baja en Colombia, debido aparentemente a su bajo potencial para producir semilla, al ataque de insectos en la panícula durante la floración, y a la latitud de los Llanos de Colombia con respecto al trópico. Aunque hay la posibilidad de importar la semilla de otros países, se corre el riesgo de introducir enfermedades, plagas y malezas que no existen en el medio.
Semilla de leguminosas u otras plantas herbáceas, arbustivas o arbóreas
Para la siembra de pasturas asociadas con leguminosas se pueden utilizar Stylosanthes capitata cv. Capica, Centrosema acutifolium cv. Vichada y Pueraria phaseoloides cv. Kudzú. La semilla de estas leguminosas deberá sembrarse a razón de 1 a 2 kg/ha, si ha sido escarificada. Si no ha sido escarificada se deberán sembrar entre 3 a 5 kg/ha. Para la siembra de Arachis pintoi cv. Maní forrajero perenne, cuya semilla no necesita ser escarificada, se deberán sembrar entre 5 a 10 kg/ha de semilla clasificada. Para la escarificación de semillas de especies forrajeras se puede aplicar la metodología que se describe en el ANEXO 1, al final de esta publicación.
Inoculación de semillas de leguminosas
Para poder realizar la fijación de nitrógeno atmosférico, las leguminosas requieren de la presencia de rizobios en sus raíces, esto es, de bacterias con habilidad especial para la formación de nódulos radiculares fijadores del nitrógeno. Los rizobios se encuentran comúnmente en el suelo, pero a menudo fallan en la producción efectiva de nódulos, porque no están en cantidad suficiente, o porque no corresponden a cepas específicas para establecer la simbiosis con una leguminosa dada. Por lo tanto, es conveniente inocular la semilla de las leguminosas forrajeras con bacterias específicas, con el fin de asegurar e incrementar la fijación de nitrógeno.
En el laboratorio es posible cultivar y multiplicar tales bacterias y conservarlas por varios años en recipientes de vidrio a temperatura ambiente, si están liofilizadas (secas y al vacío), o hasta por seis meses si están mezcladas con turba (suelo con alto contenido de materia orgánica) y se mantienen en refrigeración, pero sin congelarlas.
La semilla inoculada se peletiza, esto es, se recubre con carbón vegetal finamente molido, con roca fosfórica, con cal agrícola o dolomítica, para proteger inicialmente los rizobios. Para la inoculación de semillas y material vegetativo de leguminosas con Rizobium específico se puede aplicar la metodología que se describe en el ANEXO 2, al final de esta publicación.
Siembras con semilla
Es recomendable utilizar semillas producidas en forma comercial con garantía certificada. Sin embargo, cuando la semilla de las gramíneas y de las leguminosas aquí recomendadas, se produce artesanalmente en la finca, es necesario almacenarla durante seis a ocho meses después de la cosecha, en un ambiente (clima) fresco y seco, para romper la latencia fisiológica que retarda su germinación. La semilla deberá almacenarse refrigerada (no congelada) y con baja humedad, o en un clima frío y seco. Una vez rota la latencia fisiológica, la semilla se debe limpiar, clasificar y escarificar para romper su dormancia física y luego se debe sembrar pronto, previa una prueba de germinación, para determinar la cantidad que se deberá sembrar por hectárea. En las condiciones climáticas de la Altillanura Oriental de Colombia, la época de siembra más conveniente es el inicio del período lluvioso (abril y mayo). Si no se puede sembrar en esta época es mejor esperar hasta agosto o septiembre, ya que no es recomendable hacerlo durante los meses con mayor abundancia de lluvias (junio y julio). De octubre en adelante las lluvias se hacen menos frecuentes y su distribución irregular, lo que puede afectar el buen establecimiento de las pasturas.
La siembra se debe realizar sobre suelo húmedo, después de las primeras lluvias. Para ello se deben tener disponibles en la finca los insumos y la maquinaria que se requiera.
Es importante reservar hasta un 10% de la semilla, para las resiembras, ya que estas, casi siempre, son necesarias.
Es preferible utilizar una sembradora en surcos o una encaladora, ya que éstas permiten fertilizar únicamente las especies sembradas y disminuir así la incidencia de malezas. La distancia entre surcos debe ser de 50 a 60 cm. Con la encaladora se pueden sembrar las semillas de las gramíneas y de las leguminosas; bien sea sobre el mismo surco o bien en surcos o franjas individuales, mediante la división interna de la tolva.
La sembradora se debe calibrar previamente con la mezcla de la semilla más el abono fosfórico, con el fin de que ambos materiales queden uniformemente distribuidos sobre el terreno.
Hay que tener en cuenta que la semilla de Andropogon, usada en la densidad recomendada, no se esparce tan fácilmente con la voleadora, la sembradora en surcos o la encaladora. Para obviar esa dificultad se puede sembrar primero la semilla de la leguminosa mezclada con el fertilizante, y posteriormente se esparce la semilla de esta gramínea en forma manual o con sembradoras voleadoras manuales. Esto se puede hacer con obreros a pie, desde un vehículo, o desde un remolque enganchado a un tractor.
En el caso de siembras de B. decumbens, B. humidicola, B. dictyoneura o B. brizantha asociadas con leguminosas, sí es posible mezclar ambas semillas con el fertilizante fosfórico y esparcirlas simultáneamente con la sembradora en surcos, con la encaladora o con la voleadora o trompo.
Durante las siembras con semilla se debe proceder a su cubrimiento simultaneo. Para ello pueden utilizarse ramas livianas pero fuertes de árboles, que no recojan suelo durante el arrastre, un tronco liviano, cadenas o un eje con llantas viejas continuas a manera de rodillo compactador giratorio, enganchado detrás de la sembradora en surcos, de la encaladora o de la voleadora, para conseguir que las semillas sembradas y el fertilizante queden ligeramente cubiertos con suelo. Esta práctica impide además dejar la semilla expuesta al efecto secante del sol o al alcance de algunas aves domésticas y silvestres que la consumen.
5. PROPAGACIÓN CON MATERIAL VEGETATIVO
Debido a la disponibilidad de semilla, en el caso de las especies forrajeras introducidas, a su baja calidad natural y a su alto precio, el material vegetativo se convierte en una alternativa para el establecimiento de pasturas, aunque esta forma de siembra demanda una mayor cantidad de mano de obra.
Obtención del material vegetativo para propagación
Cuando la pastura se va a establecer con material vegetativo, éste se puede producir en lotes dedicados a ese propósito, o en una pastura vigorosa recién pastoreada o cortada y en buenas condiciones sanitarias. Dependiendo del sistema de siembra, se necesita una hectárea de semillero para 10 a 30 ha de pastura por establecer. Durante una estación de lluvias se pueden obtener, del mismo semillero, dos cortes con un intervalo de 3 a 4 meses. Tanto el Stylosantes, como la Centrosema y el Kudzú no se deberán sembrar de material vegetativo, puesto que no enraízan y se pierde todo el trabajo. El maní forrajero perenne es una de las pocas leguminosas herbáceas que sí se puede propagar por material vegetativo.
El material vegetativo para la siembra debe provenir de un lote en crecimiento activo y de plantas maduras. Además, el material vegetativo debe contener pocas hojas, para disminuir su respiración, conservarse fresco y evitar el transporte de grandes cantidades de material, ya que las hojas favorecen la deshidratación y no rebrotan.
Para su obtención no es necesario destruir el semillero o la pastura, si se usa uno de los métodos siguientes:
- Cortar el material vegetativo a ras del suelo con machete o con guadaña. Este método es apropiado solamente para especies estoloníferas como braquiarias y Maní forrajero perenne.
- Efectuar dos pases cruzados con rastrillo sobre el semillero; así se obtiene un material de siembra con raíces (cepa), que es útil para especies estoloníferas y para especies macolladoras (A. gayanus y B. brizantha).
- Hacer un pase de arado de discos en fajas alternas contra la pendiente del lote. El arado se acondiciona dejándole solamente el último disco trasero y la rueda loca. Este método, que es útil tanto para especies estoloníferas como macolladoras, permite extraer el material de siembra con raíces y con suelo adherido (cespedón), sin destruir el semillero.
- En el caso de especies macolladoras y estoloníferas, se pueden extraer con el azadón plantas grandes con su raíz (cespedón). Estos cespedones se pueden dividir en plantas pequeñas con raíces, formando cepas.
Si se tiene una baja disponibilidad de semilla sexual, esta se puede sembrar en el germinador de un vivero, y una vez que las plantas alcanzan un tamaño mediano, pueden ser transplantadas directamente al campo.
Siembras con material vegetativo
Después de la cosecha del material vegetativo, la siembra debe hacerse preferiblemente el mismo día. Si esto no es posible, la siembra solo se debe retardar por un máximo de dos a tres días, en cuyo caso el material veqetativo se debe almacenar a la sombra, esparcido sobre el suelo en una capa delgada, para evitar el aumento de la temperatura interna, y se debe mojar diariamente con un poco de agua. El éxito en la propagación de las especies forrajeras por medio de material vegetativo depende en gran parte de la humedad del suelo durante las semanas siguientes a la siembra, aunque las lluvias excesivas pueden ser perjudiciales.
Cuando las lluvias son escasas, el material de siembra provisto de raíces (cepa y cespedón) ofrece mayores probabilidades de éxito en el establecimiento de pasturas. En el caso de especies forrajeras estoloníferas, el material vegetativo se debe cubrir parcialmente con suelo y compactarlo de inmediato, con el fin de facilitar el flujo de humedad hacia las raíces o los estolones y evitar el riesgo de muerte de los mismos por deficiencia o por exceso de humedad. En las gramíneas macolladoras el material de siembra debe plantarse en forma vertical (parado), compactando bien el suelo alrededor de las raíces.
Los cultivares de B. brizantha solo se establecen bien si su material vegetativo posee raíces al momento de la siembra.
En la siembra con cespedón, éstos pueden colocarse sobre cada hoyo o surco, o tirarse desde un remolque, ya que, por el peso del suelo adherido a las raíces, siempre caen bien colocados.
En la siembra asociada gramíneas - leguminosas el material vegetativo de las primeras se puede plantar en cuadro, a 70 u 80 cm (un paso) entre plantas, e inmediatamente después se siembra la semilla de las leguminosas, bien sea al voleo o en surcos intercalados entre los surcos de las gramíneas.
Si las pasturas mejoradas de gramíneas se van a establecer puras, sin leguminosas, u otras plantas herbáceas, arbustivas o arbóreas, el material vegetativo se puede plantar a 50 o 60 cm de distancia entre plantas, con el fin de disminuir la incidencia de malezas y obtener así un establecimiento más rápido (en unos cuatro meses).
Siembra manual con material vegetativo
Una vez preparado el terreno se pueden abrir hoyos a la distancia seleccionada para la siembra. En cada hoyo se coloca una cepa, cespedón o 2 a 3 estolones que se tapan parcialmente con suelo compactándolo enseguida, pisando alrededor del material. Para las siembras en líneas se hacen hoyos o también surcos en el lote, a la distancia seleccionada y en contra de la pendiente o declive del lote. Posteriormente, se coloca el material de siembra distribuido de manera uniforme en el fondo de los hoyos o de los surcos y se tapa parcialmente con suelo con ayuda de una pala o azadón; enseguida se compacta el suelo mediante pisoteo, o pasando sobre cada surco un caballo, un buey o las ruedas de un tractor o de un vehículo.
Siembra mecanizada con material vegetativo
Para la siembra mecanizada generalmente se requiere de mayor cantidad de material vegetativo, que para la siembra manual. El material vegetativo puede regarse cubriendo el terreno de manera uniforme y puede taparse parcialmente con uno a dos pases de rastrillo pesado y sin traba, recorriendo uniformemente todo el terreno con un tractor o vehículo sin implemento o introduciendo un lote de ganado o de caballos, que se hace caminar cubriendo todo el lote varias veces. Los discos del rastrillo, las llantas del tractor o del vehículo y las pezuñas o cascos de los animales entierran parcialmente el material vegetativo y compactan el suelo alrededor.
Otro método consiste en surcar, a través de la pendiente, el lote ya preparado y distribuir en el fondo de los surcos el material vegetativo, colocándolo en forma continua o a una distancia de 60 a 80 cm (un paso), entre estolones y entre surcos. La operación se hace con la ayuda de un tractor o vehículo de carga, que pasa a lo largo y sobre los surcos, con obreros depositando el material dentro de los surcos, al mismo tiempo que se tapa parcialmente y se compacta el suelo. La tapada y compactada se logra mediante un madero atado a la parte posterior del vehículo por medio de dos varas laterales. El madero recoge el suelo de los bordes, lo deposita dentro del surco y lo compacta.
Siembra de pasturas por estolones con enraizamiento inducido
La propagación vegetativa de gramíneas o de leguminosas forrajeras de crecimiento estolonífero como las braquiarias y el Maní forrajero perenne, es una alternativa para la siembra de especies cuya disponibilidad de semilla es baja o su precio de mercado es alto.
El Maní forrajero perenne puede sembrarse con material vegetativo usando las mismas técnicas ya mencionadas para gramíneas estoloníferas, pero si se presentan dos a tres días continuos de sol, después de la siembra, se corre el riesgo de fracasar.
En tal caso se pueden utilizar estolones sin hojas y con 3 a 4 entrenudos (unos 20 cm de longitud). Con estos estolones se forman manojos o atados de hasta veinte tallos cada uno, que se amarran medianamente apretados con una piola, mecate o cabuya.
Los manojos se introducen en un balde o recipiente plástico. Seguidamente se agrega agua corriente, hasta que se forme una lámina de agua no mayor de 10 cm en el fondo del recipiente. Esta lámina de agua debe mantenerse constante por un mínimo de 8 días y un máximo de 12 días, con el fin de inducir el desarrollo de raíces. Se debe cambiar el agua diariamente para evitar la pudrición de los estolones.
Una forma práctica, para mayor área de siembra, se logra llenando sacos o empaques plásticos de polipropileno con los estolones deshojados, poniéndolos luego sumergidos o a flotar, amarrados a la orilla, dentro de un riachuelo o laguna. A la semana, los estolones estarán enraizados y listos para ser sembrados.
Los estolones enraizados permiten establecer un área grande con poco material vegetativo, colocando hasta dos estolones por sitio de siembra, cubriéndolos parcialmente y de manera superficial con suelo, que se compacta de inmediato.
Este método reduce sensiblemente el riesgo de fracaso en el establecimiento, aunque se presenten varios días sin lluvias después de la siembra.
6. SISTEMAS DE SIEMBRA SOBRE TERRENOS CON LABRANZA CERO (QUEMA CON FUEGO)
Para áreas pequeñas (menos de 5 hectáreas), las siembras con semilla y su fertilización simultánea se pueden hacer manualmente mediante el chuzo de tubo (Botero y García, 1989). En áreas grandes, se pueden mecanizar con sembradoras de granos, que poseen discos que surcan y remueven el suelo únicamente sobre el sitio de colocación de la semilla y del fertilizante, que quedan uniformemente repartidos sobre el terreno.
Las siembras con material vegetativo se pueden realizar manualmente con machete, azadón o pala, con los que se abren los huecos (a un paso en cuadro), dentro de los que se colocan dos a tres estolones o una cepa por sitio, que luego se cubren parcialmente con suelo, y que se compacta pisando a su alrededor.
También se puede utilizar una horqueta de lámina metálica plana o ángulo aplanado de 5 a 8 mm de espesor, con dos puntas de 5 cm de longitud cada una y cuyos bordes internos son romos (sin filo), encabada en uno de los extremos en un tubo de aluminio de 3/4 de pulgada de diámetro y un metro de longitud. Esta sencilla herramienta manual permite enterrar dos a tres estolones por sitio de siembra, y permite aplicar simultáneamente la semilla y el fertilizante fosfórico sobre el mismo sitio de siembra, a través de un embudo plástico insertado en el extremo superior del tubo. En tal caso no es necesario compactar el suelo alrededor de los estolones plantados.
Para áreas grandes de terreno preparado con labranza cero (quema), este puede ser cubierto uniformemente con material vegetativo, que de inmediato se incorpora al suelo, mediante dos pases cruzados de rastra o rastrillo pesado sin traba, o bien pasando un grupo de caballos o de ganado de tamaño mediano y grande, caminando por el lote, pisando, enterrando y compactando con sus patas, el material vegetativo colocado sobre el suelo. También, el terreno puede ser surcado para colocar los estolones o cepas dentro de los surcos, proceder a depositar el fertilizante a lo largo de los surcos, tapar parcialmente el material vegetativo y luego compactar el suelo. En este sistema se pueden utilizar métodos manuales o mecanizados sencillos.
Sobre lotes preparados con labranza cero (quema), pueden ser repartidos uniformemente cespedones, a la distancia de un metro en cuadro, en cuyo caso no es necesario hoyar o surcar, ni cubrir con suelo dicho material vegetativo, ni compactarlo. Una vez las plantas forrajeras plantadas hayan semillado, se puede quemar de nuevo el lote para estimular su rebrote y la germinación de la semilla producida.
7. SIEMBRA DE GRAMÍNEAS MEZCLADAS PARA LA UTILIZACIÓN MÁS TEMPRANA DE LA PASTURA
En la siembra de pasturas de Brachiaria humidicola y B. dictyoneura, que tienen un lento establecimiento debido a que son sensibles a la baja luminosidad, que ocurre debido a la alta nubosidad durante el período más lluvioso, y además su producción de hojas se retarda hasta que sus estolones se desarrollan y cubren el suelo; se presenta la opción de mezclarlas con B. decumbens o B. brizantha, cuyo establecimiento, por ser macollado, es más rápido y permiten pastorear más pronto la pastura. Igualmente se pueden sembrar mezcladas las especies B. decumbens y B. brizantha. En este caso se logra disminuir la incidencia del mión, salivazo o salivita, plaga a la que el B. decumbens es susceptible, pero los dos cultivares comerciales de B. brizantha son resistentes. Se puede además reducir la incidencia de la intoxicación causada por el B. decumbens.
Las pasturas de A. gayanus, que es una especie macolladora, pueden sembrarse mezcladas con braquiarias, que cubrirán los espacios entre las macollas del Andropogon, reduciendo la incidencia de malezas, logrando una mayor producción de forraje y permitiendo una mayor carga y producción animal por unidad de área.
8. RESIEMBRA
Cuando sea necesaria la resiembra, esta puede hacerse un mes después de la siembra, cuando deben haber germinado la mayoría de las semillas sembradas. Se hace en forma manual, esparciendo sobre las áreas menos pobladas la semilla reservada previamente o reemplazando el material vegetativo que no haya rebrotado.

9. FERTILIZACIÓN
Las especies introducidas responden a la fertilización, práctica que es indispensable para alcanzar una persistencia productiva estable de las pasturas mejoradas. Se recomienda aplicar fertilizantes a la siembra, durante el establecimiento y para el mantenimiento, al menos cada tres a cinco años.
Fertilizaciones de siembra y de establecimiento
Los suelos de las sabanas y bosques de América Tropical son en su gran mayoría oxisoles y ultisoles, que son suelos ácidos (pH 3.8 a 5.5), poseen alta saturación de aluminio (> 60%), niveles tóxicos de manganeso (> 50%), presentan alta fijación de fósforo y deficiencias severas de N, P, K, Ca, Mg y S, y de algunos microelementos (Sánchez e Isbell, 1979).
Teniendo en cuenta que el fósforo es en general el nutrimento más limitante durante la fase de establecimiento de pasturas en las sabanas y selvas bien drenadas de América Tropical, y considerando los precios actuales de los fertilizantes fosfóricos y los costos de transporte, resulta más económico utilizar roca fosfórica cuyo contenido de fósforo (P) es del 10%, en vez de Calfos o Escorias básicas, cuyo contenido actual de ese nutrimento es del 4% (CUADRO 2).
Se ha determinado que la fertilización al momento de la siembra puede limitarse a la aplicación de 200 kg/ha de roca fosfórica (fosforita) o de 500 kg/ha de Calfos (abono fosfórico), lo cual equivale a la aplicación de 20 kg/ha de fósforo (P).
Al momento de la siembra no se deben mezclar las semillas con fertilizantes nitrogenados o potásicos, ya que estos nutrimentos pueden quemar la plántula una vez que germina la semilla. No se recomienda mezclar la semilla con cascarilla de arroz, para darle volumen, ya que normalmente contiene semillas de malezas y atrae a las aves domésticas y silvestres.
Cuando la semilla se mezcla con Roca fosfórica o fosforita o con Calfos a las dosis recomendadas, estos fertilizantes dan el volumen necesario y la consistencia apropiada para realizar una siembra uniforme. Para evitar el polvo, que se produce en el campo al aplicar con voleadora la roca fosfórica o el Calfos mezclado con la semilla, se puede asperjar agua a razón de 4% a 6% del peso de la mezcla, que se debe revolver simultáneamente con una pala. Si el fertilizante tiene mezclada la semilla, el agua sólo se debe mezclar a la semilla que se siembre el mismo día.
Un año después de la siembra (al inicio de las lluvias), cuando la pastura mejorada ya se encuentra establecida y las plantas forrajeras poseen abundantes raíces, se debe aplicar en distribución uniforme la fertilización de establecimiento, que consiste en una mezcla de 20 kg/ha de potasio (K), 10 kg/ha de magnesio (Mg) y 10 kg/ha de azufre (S) (CUADRO 2).
Fertilización de mantenimiento y renovación de pasturas
En general, es aconsejable cada 3 a 5 años, dar uno a dos pases de rastrillo con media traba o un pase de rastrillo y luego un pase de arado de cincel. La fertilización de mantenimiento debe hacerse simultáneamente o entre los dos pases de la labranza, aplicando los macro y microelementos minerales que aparezcan como deficientes o críticos en los análisis foliares que se realicen.
Esto permite racionalizar el uso de fuentes y dosis de fertilizantes orgánicos e inorgánicos que puedan aplicarse mezclados o independientes.
Estas prácticas de rastrillada o cincelada, fertilización de mantenimiento y un descanso de entre 60 a 90 días, todas ellas realizadas al inicio del período de lluvias, se denominan en conjunto renovación de pasturas y se pueden hacer simultáneamente (con el rastrillo o el cincel y la abonadora acoplados al mismo tractor) o bien por separado en el orden ya mencionado, para evitar el lavado del fertilizante. Así se logra que una pastura mejorada de gramínea pura o asociada con leguminosas sea productiva en forma estable, si se maneja apropiadamente.
En suelos arenosos, que no se compactan, la quema oportuna y controlada, acompañada de fertilización de mantenimiento, se puede usar como método de renovación de las pasturas constituidas por gramíneas solas o asociadas con leguminosas tolerantes a esa práctica. A excepción del Kudzú, todas las especies forrajeras recomendadas son tolerantes a la quema, pero es preferible no recurrir a ella.
En las pasturas de gramíneas puras, la práctica de renovación se puede aprovechar para introducir leguminosas o un cultivo agrícola temporal. Esta práctica consiste en hacer un pastoreo fuerte previamente y luego hacer dos o tres pases de rastrillo para disminuir la competencia de la gramínea introducida, mientras se establecen las leguminosas sembradas o se cosecha el cultivo temporal.
CUADRO 2. Contenido de nutrimentos en fertilizantes comerciales en América Tropical.
CUADRO 2. Contenido de nutrimentos en fertilizantes comerciales en América Tropical.
10. ESTABLECIMIENTO Y RENOVACIÓN DE PASTURAS CON CULTIVOS
Los sistemas de producción de cultivos en rotación con pasturas, basados en germoplasma de cultivos adaptados o desarrollados para estos suelos de sabana, permiten una utilización más eficiente y sostenible de los recursos. Entre las principales ventajas de estas rotaciones sobresalen:
El mejor control de la erosión y de las malezas y el aprovechamiento de la labranza, de la mano de obra y de la fertilización residual del cultivo para el establecimiento simultáneo o la renovación de una pastura mejorada.
Para reducir los costos de establecimiento o de renovación de las pasturas mejoradas, éstas se pueden asociar con un cultivo temporal adaptado al medio. Se pueden sembrar cultivos como arroz de secano, sorgo, soya, maíz, caupí, ajonjolí, maní, canavalia, sandía o patilla y ahuyama, zapayo o ayote, cuyos granos o frutos se producen y cosechan durante la fase de establecimiento o de renovación de la pastura, permitiendo además la cosecha de semilla de las especies forrajeras que conforman la pastura mejorada. Este tipo de asociación se justifica económicamente siempre que se tenga disponible la maquinaria y la mano de obra para las labores adicionales del cultivo, y que la distancia, estado de vías hasta el mercado y precio obtenido por el producto permitan cubrir los costos de su fertilización, manejo, cosecha y transporte. Para el caso de la siembra o de la rotación de arroz, soya, sorgo o maíz con pasturas, los trabajos experimentales y comerciales se vienen realizando en fincas privadas de la Altillanura y Bosques. Los resultados indican que este sistema es de mayor beneficio socioeconómico y biológico que cada uno de los cultivos sembrados por separado (Botero et al., 1991).
El punto de equilibrio financiero para el establecimiento de una pastura asociada con leguminosas en siembra simultánea con el cultivo de arroz de secano, equivale a cosechar 3.0 ton/ha de arroz paddy (con cáscara), (Vera et al., 1993). Los niveles de rendimiento experimental son muy similares a los obtenidos en fincas privadas de la Altillanura, lo cual indica que el establecimiento o la renovación de pasturas, por este sistema, no tiene ningún costo marginal para el productor.
11. INTRODUCCIÓN DE LEGUMINOSAS EN PASTURAS ESTABLECIDAS
En el caso de Capica, Vichada y Kudzú, las siembras hay que hacerlas con semilla, pero el Maní forrajero perenne puede introducirse con semilla o con material vegetativo, empleando cualquiera de los métodos ya mencionados. En todos los casos es indispensable fertilizar oportunamente v pastorear suavemente, máximo tres meses después de la siembra, para reducir la competencia de las gramíneas sobre las leguminosas introducidas. “Ninguna de las leguminosas forrajeras herbáceas, arbustivas o arbóreas de origen tropical produce timpanismo a los rumiantes que las consumen” (Botero, 1989).
12. USO DE LEGUMINOSAS COMO COBERTURA EN CULTIVOS
En cultivos perennes adaptados a la Altillanura como palma africana, marañón, cítricos, mango, guanábana, árboles maderables, o de duración media como plátano y papaya se pueden utilizar, como cobertura, leguminosas rastreras que: Permiten un control cultural de malezas, fijan nitrógeno que es utilizable para el cultivo asociado, reciclan nutrimentos minerales, aumentan en el mediano plazo el contenido de materia orgánica del suelo, lo protegen de la radiación solar, de la erosión y de la desecación durante la sequía, actúan como refugio de insectos benéficos para el control biológico de plagas, reducen la lixiviación de minerales que causa su pérdida como nutrimentos y la contaminación que ocasionan a las fuentes de agua subterránea.
Las leguminosas rastreras no requieren platéo y producen semilla y material vegetativo que pueden usarse para su propagación, o en pastoreo o corte para la alimentación de especies menores (ovinos, caprinos, aves, cerdos), o se pueden conservar como heno, como ensilaje o amonificadas de alta calidad para épocas de sequía.
Entre las leguminosas rastreras y no trepadoras utilizadas comercialmente se destacan el Capica (Stylosanthes capitata) y el Maní forrajero perenne (Arachis pintoi) por su adaptación, rápido establecimiento, resistencia a enfermedades y plagas, alta calidad forrajera y alto potencial de producción de semilla.
13. MANEJO DE PASTURAS DURANTE LA FASE DE ESTABLECIMIENTO
Control de hormigas en las pasturas
Uno de los mayores problemas que se presenta durante el establecimiento de pasturas es el ataque de hormigas. Estas se llevan las semillas y cortan las plántulas recién germinadas. El control de las hormigas se debe realizar en forma localizada con cebos tóxicos o quemando los hormigueros con gasolina. Los hormigueros tratados se deben identificar con estacas pintadas de colores visibles, con el fin de revisarlos periódicamente para comprobar la efectividad del control.
Las hormigas que hacen daño a las pasturas mejoradas en la Altillanura son de tres tipos a saber:
1. Arriera (Atta laevigata): Cortan tanto las gramíneas como las leguminosas y hojas de árboles. Se caracterizan por que construyen el hormiguero únicamente en la sabana abierta, éstos tienen forma de colinas múltiples formadas por el suelo que extraen de las capas más profundas, lo colocan sobre la superficie y tienen sendas hacia las entradas. Su hábito de corte es principalmente nocturno.
2. Hormiga de monte (Atta cephalotes): Hormiga de cabeza grande que tiene hábito nocturno, corta tanto gramíneas como leguminosas y hojas de árboles, sus hormigueros son similares a los de la hormiga arriera, pero siempre están localizados en las orillas o dentro de los bosques de galería.
3. Torre de paja (Acromyrmex landolti): Hormiga de hábito nocturno que corta únicamente gramíneas, con preferencia Andropogon gayanus, por lo que pueden destruir las pasturas de esta especie forrajera.
Los hormigueros, como su nombre regional lo indica, los construyen con entradas tubulares que sobresalen de la superficie del suelo a manera de torres, formadas por raíces y tallos secos pequeños, se encuentran siempre en sabana abierta y son difíciles de localizar. Las hormigas de esta especie no hacen senderos fijos y esparcen el suelo en un círculo amplio alrededor de la entrada del hormiguero.
Control de malezas en postsiembra
Control de malezas gramíneas (hoja angosta)
El establecimiento exitoso y el manejo y utilización racional de las pasturas actúan como control cultural de malezas, haciendo que su incidencia sea permanentemente baja.
Las malezas más comunes en la Altillanura son el rabo de zorro (Andropogon bicornis), paja de burro (Panicum rudgei), guayacana o vendeaguja (Imperata cylindrica), gramalote (Paspalum fasciculatum), maciega o cabezona (Paspalum virgatum) y colchón de pobre (Mesosethum sp).
Control de malezas de hoja ancha y cyperaceas
En casos de sobrepastoreo, retardo en la fertilización de mantenimiento, ataque severo de plagas, quemas frecuentes e inoportunas y mal drenaje, cuando la incidencia de malezas de hoja ancha y de cyperaceas se incrementa sensiblemente, se puede recurrir a la aplicación racional de herbicidas comerciales que no destruyen las gramíneas ni las leguminosas nativas e introducidas. Entre estos se pueden utilizar herbicidas comerciales en base única de 2-4D Amina, los cuales no destruyen las leguminosas nativas ni algunas introducidas como el Maní forrajero perenne y el Capica (Stylosanthes capitata CIAT 10280). Se aplican por aspersión localizada a la dosis de 1,4 kg/ha de ingrediente activo, disueltos en 200 a 400 litros de agua por hectárea.
Para el control de malezas de hoja ancha y cyperaceas en pasturas asociadas con leguminosas introducidas como el Kudzú y el Centrosema Vichada, que no toleran el 2-4D Amina, se pueden utilizar herbicidas a base de Bentazón (Basagran) aplicados por aspersión localizada o uniforme a la dosis de 1 lt/ha del ingrediente activo, disuelto en 200 a 400 litros de agua por hectárea.
Ambos herbicidas selectivos no afectan a la maleza leguminosa denominada zarza, dormidera o dormilona {Mimosa pudica), por lo que su control debe hacerse localizado con el azadón químico o por aspersión localizada con otros herbicidas no selectivos.
15. MANEJO DEL PASTOREO
El primer pastoreo se puede hacer entre cuatro a seis meses después de la siembra, usando una carga animal alta, pero durante corto tiempo. Se recomienda hacer los pastoreos iniciales después de que las especies forrajeras introducidas hayan florecido y su semilla haya madurado y caído al suelo. Cuando la pastura se ha sembrado con material vegetativo, el primer pastoreo debe hacerse como mínimo cinco meses después de la siembra, ya que las plantas provenientes de material vegetativo no producen raíz pivotante que les proporcione un anclaje fuerte al suelo, y las radículas que producen durante el establecimiento son reventadas por los animales, que arrancan las plantas cuando el pastoreo se realiza muy temprano.
Una vez establecida la pastura, se debe utilizar en forma tal que, al menos cada tres a cinco años se le permita producir semillas para garantizar la persistencia de las especies mejoradas. Esto implica un descanso durante la época de lluvias respectiva de la manera siguiente: (1) del 1 de septiembre al 31 de diciembre para pasturas solas o en asociación, cuya gramínea sea Androgopon gayanus (2) del 1 de abril al 30 de julio para pasturas solas de braquiarias y (3) del 1 de septiembre al 31 de diciembre para las pasturas asociadas con leguminosas, en el caso de que se desee producir o cosechar semilla de las leguminosas recomendadas.
La producción y cosecha parcial de semillas de gramíneas y de leguminosas, también se puede hacer aprovechando los períodos de establecimiento y renovación de la pastura.
Las quemas accidentales se deben prevenir por medio de rondas o contrafuegos, ya que estas pueden inutilizar la pastura por períodos largos, o comprometer la persistencia de las especies mejoradas por su exposición a quemas frecuentes o inoportunas.
16. EL MIÓN O SALIVAZO EN PASTURAS DE BRAQUIARIAS
Varias especies de insectos conocidas como mión, salivita, salivazo, candelilla, mosca pinta, baba de culebra, etc. atacan algunas de las braquiarias recomendadas para las sabanas bien drenadas. La ninfa se alimenta con la savia de las raíces superficiales al nivel del suelo o de la base de los tallos. El daño aparece en forma de parches de color amarillo o como quemazón de las hojas. Los adultos del insecto succionan la savia de las hojas e inyectan su saliva a la planta, la cual contiene toxinas que causan quemazón de tallos y hojas.
Entre las especies de braquiaria recomendadas, B. decumbens es susceptible al ataque y daño causado por el salivazo. B. humidicola y B. dictyoneura cv. Llanero son tolerantes, ya que a la misma densidad de infestación de mión, sufren menor daño comparados con B. decumbens. Sin embargo, las especies tolerantes pueden sufrir daño severo cuando las poblaciones del insecto son demasiado altas. Los cultivares comerciales Marandú y La Libertad de la especie, B. brizantha poseen resistencia por antibiosis, ya que afectan el ciclo biológico del insecto.
El desarrollo del insecto y su daño se favorecen cuando en la pastura se forma un colchón de hojas y tallos secos acumulados durante la época seca, el cual retiene la humedad en la época de lluvias; esta situación también ocurre cuándo la gramínea crece hasta una altura que impide la entrada de los rayos solares. La humedad constante favorece las altas poblaciones del insecto y el daño que éste causa durante la época de lluvias.
El manejo contra el daño causado por el mión debe ser preventivo, por lo tanto, se debe evitar la formación del colchón de hojas y tallos secos. Esto se consigue pastoreando la pastura durante la época seca, aunque soporta una carga animal menor. 
Igualmente, las pasturas de braquiarias se deben pastorear durante la época de lluvias, con una carga que no permita el crecimiento excesivo de las plantas.
Sin embargo, el sobrepastoreo intenso, que se utiliza como último recurso para el control del mión causa mucho daño a las braquiarias, ya que disminuye sensiblemente la población de plantas, cuando no hay suficiente reserva de semilla en el suelo, y estimula de ese modo la invasión de malezas.
La quema de las pasturas con fuego, se puede usar como control preventivo del mión. Esta se debe efectuar al final de la época seca, con el fin de evitar que durante las lluvias la humedad en el suelo transmita a los puntos de crecimiento un calor excesivo, capaz de impedir el rebrote de las gramíneas y leguminosas.
El control mecánico, que se puede utilizar durante la época de lluvias, consiste en hacer uno o dos pases cruzados de rastrillo con el fin de exponer los insectos inmaduros (ninfas) al efecto secante de los rayos solares.
Esta práctica serviría, además, como medio para renovar, resembrar o introducir leguminosas a la pastura, airear el suelo, disminuir su compactación superficial e incorporar al suelo el colchón de hojas y tallos secos y la materia orgánica de las excretas animales.
El corte bajo, con segadora de peine en áreas de topografía plana o el corte con guadaña en áreas planas u onduladas y sin piedras superficiales en ambos tipos de topografía, es realizado para controlar malezas, para obtener un rebrote uniforme del forraje para pastoreo o para lograr un espigamiento uniforme, en casos de cosecha de semilla.
Estas medidas son útiles para aumentar la producción y facilitar la cosecha de semilla, pero aportan material seco que incrementa el espesor del colchón superficial. Este puede estimular la incidencia y ataque del mión.
La utilización de insecticidas no parece conveniente, debido al alto costo de estos productos, a la posible contaminación de las aguas, a su toxicidad en animales y humanos y a la destrucción de los insectos benéficos que ejercen el control biológico.
17. INTOXICACIÓN POR CONSUMO DE Brachiaria decumbens
Se han observado casos de intoxicación con B. decumbens en bovinos y ovinos jóvenes, principalmente en animales desde el nacimiento hasta los tres años de edad. Se pueden presentar uno o varios de los síntomas, pero todos ellos están asociados con degeneración hepática.
Los síntomas observados son:
1 - Secamiento y caída de trozos de piel (fotosensibilización).
2 - Edema frío o hinchazón de la papada, orejas y cara.
3 - Pérdida gradual de peso.
La intoxicación se atribuye al consumo continuo de una toxina producida por el hongo Phitiomyces chartarum, el cual crece generalmente sobre B. decumbens. Sin embargo, el consumo de algunas malezas de hoja ancha corno la Venturosa (Lantana camara) también puede producir fotosensibilización.
Para tratar la intoxicación con B. decumbens se sugiere llevar temporalmente el animal afectado hacia un potrero de una gramínea diferente, y administrarle antihistamínicos y protectores hepáticos; raras veces se hace necesario retirarlo definitivamente del potrero de B. decumbens. Cuando se presenta fotosensibilización es conveniente mantener al animal en un sitio sombreado, y aplicarle antisépticos y repelentes de insectos sobre las partes erosionadas de la piel. Para prevenir intoxicación en rumiantes, y ya que los equinos no consumen el B. decumbens se debe diversificar, sembrando también pasturas mejoradas de otras especies.
18. EFECTO DE LA TECNOLOGÍA MEJORADA EN FINCAS PRIVADAS
Desde 1979, como resultado de las investigaciones en el CI Carimagua, se decidió validar el germoplasma promisorio mediante pruebas en fincas particulares que prestaron colaboración. Durante el período 1979-1981 se sembraron 700 ha de asociaciones de gramíneas y leguminosas en siete fincas de la región, especialmente Andropogon gayanus cv. Carimagua 1 y Stylosanthes capitata cv. Capica. Las fincas están localizadas entre Puerto López y Carimagua y varían en cuanto a la textura del suelo, topografía y sistemas de producción. Desde esa época se ha hecho un registro del uso y manejo de esas pasturas, y se ha verificado que en todos los casos las especies sembradas han persistido satisfactoriamente, a pesar de la gran diversidad de manejos aplicados y de los ocasionales abusos por sobrepastoreo, no fertilización de mantenimiento y por quemas accidentales. Como una ilustración se incluyen a continuación los resultados obtenidos en tres explotaciones diferentes: cría, levante de novillas y ceba de novillos.
Aplicación de la tecnología mejorada en una finca para cría
En este caso se establecieron 140 ha de pasturas asociadas, equivalentes al 5% del área total de la finca (3000 ha), con la finalidad de suplementar a las vacas lactantes, que son las de más altos requerimientos nutricionales. Esta estrategia corresponde a la filosofía de complementar la vegetación nativa de la sabana en lugar de sustituirla, supliendo sus deficiencias con áreas pequeñas de pasturas mejoradas.
El CUADRO 3 presenta los resultados de producción obtenidos en toda la finca. Se puede observar que después de la introducción de las nuevas pasturas, la finca siguió la política de aumentar el número de vacas.
A pesar del dramático aumento de la carga, también fue posible obtener ganancias adicionales de peso en las vacas, con el consiguiente mejoramiento en el porcentaje de natalidad y en el peso de los terneros al destete.
El análisis económico de estos resultados indicó que después de la siembra de los pastos hubo tres años en los que el flujo de efectivo fue negativo, debido en parte a la decisión del ganadero de aumentar la carga, introduciendo más vacas.
A partir de 1983 los ingresos anuales se triplicaron, lo cual se debió inicialmente al aumento en la venta de vacas de descarte más pesadas. En los años siguientes la producción de terneros adquirió mayor importancia, debido tanto al incremento en el número de vacas como a la mayor tasa de destete y al mayor peso de los terneros destetados.
El costo del establecimiento de las pasturas mejoradas asociadas con leguminosas fue igual al ingreso de toda la finca durante un año, cuando se explotaba bajo el sistema tradicional, hasta 1979.
La tasa interna de retorno marginal obtenida, 33% a precios constantes, demostró el atractivo que tiene esta tecnología, basada en el uso estratégico de áreas limitadas de pastura mejorada, para aumentar la eficiencia en el uso del total de los recursos de la finca.
CUADRO 3. Desempeño de un hato de cría comercial, antes y después de la introducción de pasturas asociadas de Andropogon gayanus y Stylosanthes capitata en el 5% del área de la finca. Altillanura Oriental de Colombia.
CUADRO 3. Desempeño de un hato de cría comercial, antes y después de la introducción de pasturas asociadas de Andropogon gayanus y Stylosanthes capitata en el 5% del área de la finca. Altillanura Oriental de Colombia.
Aplicación de la tecnología mejorada en el levante de novillas
Una característica negativa de las ganaderías extensivas en el trópico es el lento crecimiento de las novillas de reemplazo.
En una finca particular de la sabana alta de los Llanos Orientales de Colombia a partir de 1980, se evaluó el desempeño reproductivo de 130 novillas divididas al azar en cinco grupos y levantadas desde el destete (9 meses) hasta el segundo parto. La fase de levante se realizó en una pastura asociada de gramínea y leguminosa, o en pastura nativa sujeta al manejo tradicional del ganadero y en tres situaciones intermedias de pastoreo entre la pastura nativa y la pastura mejorada asociada.
El CUADRO 4 muestra la edad al primer parto en cada uno de los cinco grupos y la edad al segundo parto, en los dos únicos grupos que lo lograron, durante el período de evaluación de cuatro años. Se demostró que el pastoreo regular en pastura nativa durante la época seca y en pasturas mejoradas en asociación durante la época de lluvias, permite obtener resultados muy similares en eficiencia reproductiva a los logrados en pastoreo permanente de pastura mejorada asociada con leguminosa. Los datos confirman la superioridad de la asociación Andropogon gayanus con Stylosanthes capitata en ganancia de peso, capacidad de carga y desempeño reproductivo de los animales en comparación con la pastura nativa.
Consistentemente, se observó una diferencia de 100 kg de peso vivo a igual edad de las novillas, en favor de la pastura mejorada asociada y pone de manifiesto la influencia del mayor peso en el incremento en la tasa de concepción de las novillas y la reconcepción posterior de ellas mismas como vacas.
CUADRO 4. Promedio de edad al primero y segundo parto en novillas levantadas en pastoreo de pastura nativa o de una asociación A. gayanus + S. capitata (AS) y tres diferentes combinaciones de pastoreo.
 CUADRO 4. Promedio de edad al primero y segundo parto en novillas levantadas en pastoreo de pastura nativa o de una asociación A. gayanus + S. capitata (AS) y tres diferentes combinaciones de pastoreo.
Aplicación de la tecnología mejorada en el engorde de novillos
La ceba o engorde no es una actividad posible con la pastura nativa en la sabana bien drenada, donde lo común es la venta de los machos de levante, con tres a cuatro años de edad, para su ceba en pasturas mejoradas en la zona del Piedemonte Llanero. Sin embargo, en el caso de esta finca los propietarios decidieron utilizar las nuevas pasturas para la ceba de novillos producidos en la finca.
Los resultados obtenidos (CUADRO 5) son muy semejantes a los registrados en el CI Carimagua bajo condiciones experimentales, lo cual confirma que los rendimientos obtenidos en la investigación experimental se pueden reproducir al nivel de finca comercial. El análisis económico de esta ceba indicó claramente que dicha actividad es altamente rentable, ya que la tasa interna de retorno marginal a la inversión en la pastura y el ganado adicional fue del 40%.
CUADRO 5. Comportamiento productivo de novillos bajo pastoreo en una asociación de Andropogon gayanus + Stylosantbes capitata durante cinco años en una finca privada en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia.
CUADRO 5. Comportamiento productivo de novillos bajo pastoreo en una asociación de Andropogon gayanus + Stylosantbes capitata durante cinco años en una finca privada en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia.
La tasa interna de retorno para una pastura de gramínea sola (Andropogon gayanus) en esta misma finca es del 36%; al introducirle la leguminosa, con un costo equivalente aproximado de 40 kg/ha de novillo cebado en pié, se obtuvo un retorno marginal anual superior al 100%.
19. POTENCIAL DE PRODUCCIÓN DE LAS PASTURAS MEJORADAS EN LA REGIÓN
Los resultados obtenidos durante los últimos 15 años a nivel experimental en el CI Carimagua, sugieren la posibilidad de aumentar aún más los rendimientos bioeconómicos de la ganadería en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia. Estos rendimientos pueden llegar a niveles cercanos a los obtenidos en otras zonas tradicionalmente ganaderas del país, mediante el uso estratégico de pasturas mejoradas.
En trabajos realizados por Schneichel et al., 1988a, en los Llanos Orientales de Colombia, se encontró que después de la quema, el contenido de proteína en las hojas de las gramíneas nativas de la sabana varía entre 6% y 7%, pero este contenido cae a su más bajo nivel (4% a 5%) en julio. El contenido de proteína en las hojas de las gramíneas nativas de la sabana no quemada fue bajo (5%) y no presentó variación con las estaciones climáticas durante el año. Las mayores diferencias se encontraron en el contenido de proteína entre las diversas partes de la planta. Las hojas presentaron siempre el mayor contenido de proteína, el cual disminuyó en los tallos y fue menor aún en el material muerto de las gramíneas nativas.
A pesar del bajo contenido de proteína de las gramíneas nativas de la sabana, los animales en pastoreo fueron capaces de seleccionar una dieta con más del 6% de proteína cruda, independiente de las cargas animales utilizadas que fueron de 2 a 4 ha/animal. Los mayores niveles (9% y 10%) de proteína en el forraje seleccionado se encontraron después de la quema de la pastura nativa al final de la época seca (marzo) y al inicio de la época de lluvias (mayo). Durante la época de lluvias, la proteína en la dieta seleccionada en la pastura nativa disminuyó hasta niveles entre el 6% y 7%, consistentes con los cambios ocurridos en el contenido de proteína en las hojas de las gramíneas nativas.
Uso de bancos de proteína
En el experimento anterior (Schneichel et al., 1988a), cuando los novillos tuvieron acceso permanente a un banco de proteína de Stylosanthes capitata, equivalente a 2000 m2 /animal, se encontró que el alto contenido de proteína en el forraje seleccionado fue independiente de la carga animal antes mencionada. Los mayores valores de proteína cruda (11% y 14%) se encontraron en el forraje de la leguminosa seleccionado por los animales durante la época seca e inicio de las lluvias y los menores (9% a 10%) hacia la mitad y final de la época de lluvias (julio a noviembre).
El forraje en oferta en la pastura nativa manejada con quema fue alto, con el fin de permitir mayor selección y no limitar la producción animal. Aún durante la época seca e inicio de las lluvias, la materia seca disponible en la pastura nativa fue superior a 5000 kg/animal, con una disponibilidad aproximada de hojas de 1600 kg/animal en la pastura nativa no quemada. El promedio de proteína cruda del forraje seleccionado por los animales en la pastura nativa fue el doble, comparado con el forraje de la pastura nativa en oferta (8% vs 4%).
En este estudio el promedio diario de ganancia de peso fue de 300 g/animal, independiente de la carga animal. Es posible, que uno de los factores limitantes para que los animales obtuvieran una mayor ganancia de peso en la pastura nativa más el banco de proteína, fue el consumo limitado de energía, ocasionado por la dificultad en la cosecha del forraje por el animal en áreas recién quemadas, o debido a la extrema selectividad por hojas verdes y tiernas en la vegetación de la pastura nativa no quemada.
El rápido descenso que se presentó en el forraje disponible del banco de proteína de S. capitata, indica que esta leguminosa, cuando se usa como suplemento de la pastura nativa, debe manejarse con períodos de descanso adecuados. Por otra parte, la disminución en la población de la leguminosa estuvo acompañada por la invasión de gramíneas nativas, presumiblemente debido a la mayor concentración de nitrógeno en el suelo del banco. Esto permite suponer que el incremento de nitrógeno en el suelo, proveniente de la leguminosa, podría utilizarse más ventajosamente por gramíneas introducidas, sembradas en asociación con leguminosas.
Uso de bancos de energía
Los estudios realizados con animales que pastorean la pastura nativa, manejada con quema, indican que el bajo consumo de energía digestible limita las ganancias de peso. Esto se debe a la baja disponibilidad de forraje en las áreas recién quemadas, donde los animales prefieren pastorear. Además, el forraje seleccionado por los animales que pastorean áreas recién quemadas o sin quemar de la pastura nativa es de baja digestibilidad. Para evaluar este concepto se realizaron dos experimentos en el CI Carimagua durante 1988 y 1989. En el primero se midieron las ganancias de peso en novillos que pastorearon en pastura nativa, comparados con novillos que pastorearon en pastura nativa complementada con un banco de energía (2000 m2 /animal de A. gayanus asociado con S. capitata). En ambos experimentos se impusieron cargas animales de 2 y 4 ha/animal, con libre acceso a los bancos. Los animales se suplementaron a voluntad con una mezcla de sal mineralizada con 8% de fósforo y la pastura nativa se quemó rotacionalmente tres veces al año (abril, agosto y diciembre).
En el primer experimento las ganancias anuales de peso en ambas cargas fueron mayores en los animales con acceso libre y permanente al banco de energía (promedio 165 kg/animal). La ganancia de peso debida al banco de energía fue mayor en la carga baja (52%) en comparación con la carga de 2 ha/animal (29%). El análisis detallado de las ganancias de peso estaciónales indicó que, durante la época seca y en los dos tratamientos y cargas, los animales mantuvieron su peso, mientras que durante la época lluviosa se observó mayor ganancia de peso en el banco de energía.
En el segundo experimento se midió la ganancia de peso en novillos en pastura nativa complementada con un banco de proteína (2000 m2 de Kudzú por animal), o complementada en un banco de energía (2000 m2 de A. gayanus asociado con S. capitata por animal).
En este experimento las ganancias de peso de los novillos durante 263 días, incluyendo 119 días de época seca, no fueron afectadas por la carga animal, pero fueron 39% mayores en los animales con acceso al banco de energía (157 kg/animal) en comparación con los animales con acceso al banco de proteína (113 kg/animal). Tanto en la época seca como en la lluviosa, los animales pastorearon más tiempo en el banco de energía que en el banco de proteína.
Sin embargo, no se notó sobrepastoreo en estos bancos, en las dos cargas animales utilizadas. Es posible que la calidad relativamente alta de la pastura nativa usada en estos estudios y la quema de la misma, permitieron una utilización apropiada del forraje disponible para los animales en ambos bancos.
En estos estudios, el contenido de proteína del forraje seleccionado por novillos con fístula esofágica en pastoreo en pastura nativa fue de 10% y la digestibilidad in vitro de la materia seca (DIVMS) fue de 40%, mientras que el forraje seleccionado del banco de energía contenía 9.7% de PC y 50% de DIVMS. La mayor digestibilidad y disponibilidad del forraje en el banco de energía, comparado con la pastura nativa manejada con quema, aumentaron el consumo de materia seca. En el caso del banco de proteína, la dieta seleccionada por novillos fistulados contenía un alto nivel de PC (15%) pero baja digestibilidad (41%). Posiblemente esta última ocasionó un bajo consumo de materia seca por parte de los animales que tuvieron acceso al banco de proteína.
En resumen, las gramíneas introducidas deben proporcionar energía para el animal, principalmente durante la época lluviosa, a su vez, las leguminosas nativas o introducidas en la pastura deben aportar nitrógeno a la gramínea durante la época lluviosa y proteína a los animales, que las consumen de preferencia durante la época seca.
Estrategias para el uso de pasturas mejoradas
Las gramíneas introducidas, a pesar de que producen mayores ganancias de peso por animal y por unidad de área de la pastura nativa, no evitan las pérdidas de peso durante la época seca.
La introducción de leguminosas en pasturas mejoradas incrementa aún más las ganancias de peso por animal y mejora el comportamiento reproductivo de las vacas de cría (Kleinheisterkamp et al., 1981). La contribución biológica de las leguminosas en el aumento de la productividad de las pasturas tropicales tiene importancia económica, si se considera el alto costo de la fertilización nitrogenada, requerida por las pasturas mejoradas de gramíneas puras para mantener una persistencia productiva estable. Las leguminosas, además de que contribuyen como fuente de proteína, actúan también como fuente de nitrógeno y de energía al incrementar la digestibilidad de la materia seca de las gramíneas consumidas por los animales (Schneichel et al., 1988b).
Las investigaciones permiten agregar que el efecto positivo de las leguminosas radica principalmente en la prevención de las pérdidas de peso animal durante la época seca, estación ésta en la cual las gramíneas, tanto nativas como introducidas, reducen drásticamente su valor nutritivo, a pesar de que su disponibilidad no se vea afectada.
Se reconoce además, que la carga animal es el factor más importante que afecta la persistencia y productividad de las pasturas asociadas con leguminosas (Roberts, 1979). Por lo tanto, la estrategia para optimizar el uso de pasturas mejoradas tiende hacia su utilización como complemento en sistemas de producción con base en pasturas nativas.
En trabajos experimentales realizados durante dos años en 16 fincas privadas de la Altillanura Colombiana, Kleinheisterkamp et al., 1981, encontraron que la reconcepción de vacas lactantes que pastoreaban en pasturas nativas fue del 6.3% (CUADRO 6).
CUADRO 6. Reconcepción de vacas lactantes en pastura nativa (PN), en fincas privadas o en condiciones experimentales, sumada a una pastura de Brachiaria decumbens (GM) y con acceso a áreas crecientes de un banco de proteína (BP) de Stylosanthes guianensis CIAT 136, en la Altillanura Oriental de Colombia.
CUADRO 6. Reconcepción de vacas lactantes en pastura nativa (PN), en fincas privadas o en condiciones experimentales, sumada a una pastura de Brachiaria decumbens (GM) y con acceso a áreas crecientes de un banco de proteína (BP) de Stylosanthes guianensis CIAT 136, en la Altillanura Oriental de Colombia.
20. IMPACTO DE LAS PASTURAS MEJORADAS SOBRE ALGUNOS PARÁMETROS DE PRODUCCIÓN ANIMAL
En particular se pueden destacar los resultados en cuanto al mejoramiento en el desempeño reproductivo de las hembras bovinas, al destete precoz de terneros, a la producción de leche mediante el sistema de doble propósito y a la producción de carne, en el pastoreo de pasturas mejoradas.
Desempeño Reproductivo.
Se ha comprobado que los altos niveles de nutrición del animal no solo mejoran su rendimiento y su comportamiento reproductivo, sino que permiten la aplicación de prácticas de manejo, como la monta estacional o controlada, que contribuyen a aumentar dicho rendimiento. Frecuentemente, cuando los animales están en condiciones de nutrición poco favorables, tales prácticas no son viables y aún son contraproducentes.
El efecto de la buena nutrición en el comportamiento reproductivo de los animales se ha comprobado en un experimento con un grupo de hembras que están, desde la edad de un año, en pasturas de B. decumbens. Inicialmente estas pasturas se suplementaron con un banco de Stylosanthes capitata que ocupaba el 15% del área total, pero desde el segundo año del experimento la gramínea invadió el banco.
La carga promedio anual, fue de 1.2 animales/ha y la monta se restringió a dos períodos anuales de 90 y 45 días. En el CUADRO 7, se observa que el primer parto se presentó a los 48 meses, o sea, a una edad similar a la requerida normalmente en sabana. El intervalo entre partos ha disminuido gradualmente y se ha presentado un aumento en la natalidad.
Es importante notar, que la mayor eficiencia reproductiva observada, estuvo relacionada con una reducción leve pero gradual en el peso de las vacas. Su única explicación fue la degradación paulatina de la pastura mejorada, puesto que, al renovarla, después de siete años de pastoreo rotacional, las vacas recuperaron el peso que tenían como novillas, al momento de la primera concepción (Vera, R.R., comunicación personal).
Suplementación de la pastura nativa con bancos de energía
Esta es una buena estrategia para suplementar animales que pastorean en pastura nativa. Consiste en la utilización de pequeñas áreas de gramíneas introducidas asociadas con leguminosas.
En los Llanos Orientales de Colombia el uso de 2000 m2 /animal, de Andropogon gayanus + Stylosanthes capitata, para suplementar novillos en pastoreo continuo en pastura nativa manejada con quema y con una carga de 5 ha/animal; ha resultado en 78% más de ganancia de peso en relación con los novillos no suplementados (90 vs 160 kg/animal/año) (CIAT, 1990). Con esta estrategia, es posible corregir deficiencias, tanto energéticas como proteicas, en el forraje de la pastura nativa (Lascano, 1989).
Pasturas nativas asociadas con leguminosas
En una pastura nativa de Trachypogon en los Llanos Orientales de Colombia, se introdujo en franjas la leguminosa Stylosanthes capitata. Desafortunadamente, la leguminosa no persistió por consumo excesivo de los animales en pastoreo.
Sin embargo, mientras la leguminosa persistió se lograron aumentos de peso de 400 g/animal/día, con cargas de 1 ha/animal, lo cual contrasta con los aumentos obtenidos en sabana quemada (380 g/animal/día) manejada con una carga más baja (3 ha/animal) (CIAT, 1986).
Para que la leguminosa persista según Spain y Lascano, 1986:
a. Debe ser productiva y agresiva, ojalá con hábito de crecimiento estolonífero y alta producción de semilla.
b. No debe ser muy palatable, para asegurar su persistencia en la pastura.
c. Debe aportar proteína y energía al animal
d. Debe ser tolerante a la quema
CUADRO 7. Peso a la concepción, edad al parto, e intervalos entre partos (IEP) de vacas en pastoreo de B. decumbens y leguminosas, Llanos Orientales de Colombia.
CUADRO 7. Peso a la concepción, edad al parto, e intervalos entre partos (IEP) de vacas en pastoreo de B. decumbens y leguminosas, Llanos Orientales de Colombia.
Destete precoz de terneros
Cuando los terneros disponen de suficiente forraje de especies mejoradas y de buena calidad nutritiva (asociaciones de gramíneas y leguminosas) es posible destetarlos precozmente (con 4 a 5 meses de edad), sin afectar su crecimiento. Esta práctica permite que la vaca se recupere más rápidamente y aumente de peso, lo que posibilita la obtención de un nuevo parto en menor tiempo. En el CUADRO 8 se pueden observar los efectos del destete precoz en el comportamiento reproductivo de un grupo de vacas en el CI Carimagua.
Al disminuir la edad de destete de los terneros se redujo el intervalo entre partos y como consecuencia se aumentó el porcentaje de natalidad.
Producción de leche en el sistema de doble propósito
En pasturas mejoradas la producción de leche contribuye a aumentar la producción de carne, ya que ayuda a un mayor crecimiento de los terneros, en el caso de no poseer mercado para la leche líquida o proporciona un ingreso extra por la venta de leche o su transformación en derivados lácteos. Este aumento en la producción de carne y de leche se puede obtener incrementando el área con pastos mejorados, como se observó en los resultados preliminares que se presentan en el CUADRO 9.
Aunque en términos absolutos las producciones de leche son modestas, resultan muy superiores a las registradas en las pocas fincas donde se ordeña en la Altillanura. En 1986 las producciones alcanzaron niveles comparables a los observados en sistemas de doble propósito en fincas del piedemonte llanero.
CUADRO 8. Desempeño reproductivo, en términos de intervalo entre partos (IEP) y porcentajes de natalidad, según la edad al destete del ternero. CI Carimagua.
CUADRO 8. Desempeño reproductivo, en términos de intervalo entre partos (IEP) y porcentajes de natalidad, según la edad al destete del ternero. CI Carimagua.
CUADRO 9. Producción de leche en la unidad familiar de Carimagua.
CUADRO 9. Producción de leche en la unidad familiar de Carimagua.
Producción de carne en pastoreo
Se evaluaron un total de 19 pruebas de pastoreo, 4 de ellas en pastura nativa, 2 en sabana nativa y 2 en sabana nativa con acceso a bancos de proteína y de energía (CUADRO 10). Las 15 pruebas restantes son con braquiarias, 8 de braquiarias puras y 7 de braquiarias asociadas con leguminosas, suplementadas exclusivamente con sal mineralizada y realizadas en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia (CUADRO 11).
Se consideró, previo al análisis, que las pruebas de pastoreo son de diferente tiempo de evaluación bajo pastoreo, fueron efectuadas en diferentes años y condiciones climáticas y con diferentes fertilizaciones, cargas animales, sistemas de pastoreo, composición racial, edad y sexo de los animales, especies y cultivares de gramíneas del género braquiaria y de leguminosas.
Como se observa en el CUADRO 12, en producción de carne/animal/año el rendimiento medio ha sido de 131 ± 5 kg en las pasturas de braquiarias puras, y de 173 ± 7 kg en las pasturas de braquiarias asociadas (360 vs 470 gramos/animal/día). Esto indica un incremento del 32%, debido a la mejor calidad y mayor disponibilidad del forraje consumido por los animales en las pasturas asociadas con leguminosas, ante una carga similar.
Con relación a la productividad de carne, en las pasturas de braquiarias puras se produjeron en promedio 202 ± 9, y en las pasturas asociadas 310 ± 32 kg/ha/año. El incremento en productividad anual de carne por hectárea es del 53%, a favor de las pasturas de braquiarias asociadas con leguminosas. El error estandar (±), menor o igual al 10% en ambos parámetros, indica la alta confiabilidad del análisis.
En los resultados relacionados en el CUADRO 12, se observa que las cuatro especies y cultivares comerciales de braquiaria, evaluados como pasturas de gramíneas puras o asociadas con varias leguminosas nativas domesticadas e introducidas, comparados entre si, tienen un potencial similar de producción y productividad de carne, consistentemente mayores que en las pasturas nativas. Es importante contar con varias especies y cultivares comerciales de gramíneas del género braquiaria evaluados y liberados oficialmente, aunque su potencial de producción y de productividad de carne sean similares en pastoreo, más no en las pruebas de calidad realizadas en el laboratorio (Lascano y Euclides, 1994).
Las pasturas nativas asociadas con leguminosas tienen un potencial productivo similar al de las pasturas de gramíneas introducidas puras (braquiarias en este caso) en ganancia de peso por animal (CUADRO 12). Esto permite aprovechar mejor las pasturas nativas y naturalizadas, en regiones donde el precio comercial de la tierra es relativamente bajo, para mantener y/o estimular el aumento de la diversidad y población de las leguminosas nativas o introducir leguminosas, con un menor costo de inversión, aunque su productividad (ganancia de peso/ha/año) es menor.
A pesar de estar claramente demostrada la mayor ventaja bioeconómica de la utilización de pasturas asociadas con leguminosas, comparadas con pasturas de gramíneas puras, las leguminosas no están siendo masivamente utilizadas por los empresarios ganaderos actuales.
Las dificultades iniciales, debidas a la escasez de semillas en el mercado de América Tropical, alto costo, exigencia de mayor fertilidad del suelo o de fertilización, mejor manejo, baja persistencia de las primeras especies promovidas, por su baja rusticidad, y dificultades en el control tradicional de malezas, han hecho que los ganaderos muestren aversión al riesgo de utilización de esta tecnología. Ya existen en el mercado opciones comerciales de leguminosas nativas domesticadas (maní, centrosemas, estilosantes, desmodios, leucaena, eritrinas, matarratón, algarrobos, cratylia, etc.) o introducidas (kudzú, moringa, acacias, etc), que han demostrado su adaptación, consumo, alto valor nutritivo y persistencia productiva estable en pasturas tropicales.
CUADRO 10. Ganancias de peso obtenidas experimentalmente en pasturas nativas puras y asociadas con leguminosas en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia.
CUADRO 10. Ganancias de peso obtenidas experimentalmente en pasturas nativas puras y asociadas con leguminosas en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia.
CUADRO 11. Ganancias de peso obtenidas experimentalmente en pasturas de braquiarias puras y asociadas con leguminosas en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia.
CUADRO 11. Ganancias de peso obtenidas experimentalmente en pasturas de braquiarias puras y asociadas con leguminosas en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia.
CUADRO 12. Número de pruebas de pastoreo (n), promedios y error estándar (t) de cargas (animales/ha) y de ganancias anuales de peso (kg/animal y kg/ha) obtenidas experimentalmente en pasturas nativas y de braquiarias puras y asociadas con leguminosas, en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia.
CUADRO 12. Número de pruebas de pastoreo (n), promedios y error estándar (t) de cargas (animales/ha) y de ganancias anuales de peso (kg/animal y kg/ha) obtenidas experimentalmente en pasturas nativas y de braquiarias puras y asociadas con leguminosas, en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia.
La importancia de contar con varias opciones de especies forrajeras comerciales radica en las características agronómicas de adaptación, diferentes para cada una de ellas (Botero, 1995a), y en que permiten mantener la biodiversidad y el manejo integrado de plagas en las pasturas.
El efecto de las ganancias de peso obtenidas anualmente por animales en pastoreo en los diferentes tipos de pasturas, sobre la edad estimada para lograr el peso de sacrificio de los machos, se relaciona en el CUADRO 13. En los cuatro tipos de pastura, se hizo la estimación basada en novillos que tienen un peso vivo de 140 kg al alcanzar un año de edad, en los sistemas extensivos de cría en sabanas (Vera y Seré, 1985).
Tanto en las pasturas de gramíneas forrajeras nativas como introducidas es notable el efecto favorable de su asociación con leguminosas, no solo en la producción de carne por animal y por unidad de área, sino también en los parámetros productivos y reproductivos en los hatos de cría (CUADRO 14).
Los productores prefieren sembrar pasturas mejoradas de gramíneas puras, puesto que algunos han tenido experiencias negativas, manifestadas en la baja persistencia de las leguminosas sembradas en las pasturas asociadas.
Esto se debe, en la mayoría de los casos, al manejo y pastoreo drástico al que han sido sometidas las pasturas mejoradas asociadas con leguminosas.
Como estrategia para incrementar la población de leguminosas nativas, domesticadas e introducidas y para lograr su persistencia productiva estable, se recomienda:
- Con base en los resultados complementarios de los análisis de suelo y foliar (cada 3 a 5 años), aplicar fertilizantes principalmente calcio, fósforo, potasio, magnesio y azufre, cuando las pasturas demuestren niveles críticos de ellos o de otros macro y micronutrimentos minerales.
- Racionalizar el uso de herbicidas químicos que destruyen las leguminosas.
- Remplazar el pastoreo continuo por el pastoreo alterno y rotacional.
- Evitar la quema y el sub o sobrepastoreo de las pasturas
CUADRO 13. Efecto estimado de las ganancias de peso anuales por novillo en engorde en pastoreo en diferentes tipos de pastura sobre el peso y la edad al sacrificio en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia.
CUADRO 13. Efecto estimado de las ganancias de peso anuales por novillo en engorde en pastoreo en diferentes tipos de pastura sobre el peso y la edad al sacrificio en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia.
CUADRO 14. Comparación de parámetros productivos y reproductivos entre hatos de cría con manejo tradicional y con manejo recomendado en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia.
CUADRO 14. Comparación de parámetros productivos y reproductivos entre hatos de cría con manejo tradicional y con manejo recomendado en la sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia.
21. EFECTOS DEL MANEJO Y LA UTILIZACIÓN DE LAS PASTURAS SOBRE LA FERTILIDAD DEL SUELO
Las pasturas nativas de la sabana bien drenada en los Llanos Orientales de Colombia, siempre que se manejen con una carga animal y quema racionales, mantienen en equilibrio la fertilidad del suelo, mediante los nutrimentos reciclados en las excretas producidas y repartidas por los animales en pastoreo, no se degradan y se pueden incluso mejorar en su composición botánica. Esta mejora se observa por aumentos progresivos en la proporción de especies forrajeras nativas de mayor calidad nutritiva como las gramíneas guaratara Axonopus purpusii, pasto negro Paspalum plicatulum, y leguminosas también nativas como: Aeschynomene spp. Calopogonium spp. Cassia spp. Centrosema spp. Chamaecrista spp. Clitoria spp. Desmodium adscendens, D. axillare, D. barbatum, D. incanum, D. triflorum. Eriosema spp. Galactia spp. Indigofera spp. Macroptilium spp. Rhynchosia spp. Stylosanthes spp. Sesbania spp. Teramnus spp. y Zornia spp.
En el caso de las pasturas mejoradas, conformadas por especies introducidas, que poseen una mayor capacidad para extraer nutrimentos del suelo, y por ello con mayor potencial de capacidad de carga y de productividad, se hace necesario reponer los minerales que son sacados fuera del sistema, en los productos animales que se venden (carne, leche, semilla, heno, semen, etc.). De allí la necesidad de mantener un nivel apropiado de nutrimentos minerales en el suelo, a través de la fertilización de las pasturas mejoradas, para lograr así su persistencia productiva estable.
El efecto de las fertilizaciones de siembra, establecimiento y de mantenimiento o renovación de las pasturas mejoradas se observa claramente en el CUADRO 15, al compararlas en el mediano plazo con una pastura nativa. Es notorio el efecto de la leguminosa en el mayor contenido de nutrimentos minerales y de materia orgánica en la pastura asociada comparada con la pura y de ésta a su vez con la pastura nativa. El mejoramiento es más notorio en los primeros cinco centímetros de la superficie del suelo, pero también se refleja a una mayor profundidad del suelo. En el largo plazo, esto puede permitir no solo la estabilidad de las pasturas mejoradas, sino también el uso del suelo con especies forrajeras o cultivos agrícolas de mayor exigencia en fertilidad.
Existen, entre especies nativas y foráneas comerciales, varias opciones de leguminosas forrajeras arbustivas y arbóreas, algunas de las cuales se adaptan bien en las sabanas bien drenadas de América Tropical, tanto en cercas vivas, en bancos de energía (leguminosas con cobertura o en franjas con gramíneas de porte bajo o de corte, como la caña de azúcar), como en silvopasturas. Los árboles y arbustos forrajeros deberán sembrarse por semilla para lograr un mejor desarrollo radicular y en surcos en dirección al recorrido del sol (oriente – occidente) o en tres bolillo para evitar la sombra refleja, que afectaría la eficiencia fotosintética en las especies forrajeras de cobertura del estrato inferior de la pradera.
Se pueden utilizar para ramoneo, y/o corte y acarreo las leguminosas arbustivas y arbóreas Matarratón, Madero negro, Madre cacao, Madreado o Piñón cubano (Gliricidia sepium), el Pízamo, Poró blanco, Bucare o Chambul (Erythrina fusca), Cachimbo o Poró común (Erythrina poeppigiana), Morango (Moringa oleifera), etc.
Sin duda, una de las leguminosas arbustivas más apropiadas para el ramoneo directo, en suelos con un pH mayor de 5,5 es la Leucaena (Leucaena leucocephala), de la cual existe el cultivar comercial “Romelia”, liberado para la zona Cafetera Colombiana. Para suelos ácidos, con un pH menor de 5,5 ha sido liberada en Colombia, Venezuela y Costa Rica la Cratilia (Cratylia argentea cv Veraniega).
Las cercas vivas, bancos de energía y/o las silvopasturas de especies forrajeras arbustivas o arbóreas no leguminosas se pueden establecer con Morera (Morus nigra), Nacedero o Quiebrabarrigo (Trichanthera gigantea), Guáimaro o Ramón (Brosimum alicastrum), Guácimo (Guazuma ulmifolia), Ramio (Boehmeria nivea), Margaritón o Botón de oro (Tithonia diversifolia), Amapola o San Joaquín (Hibiscus sp.), Yuca (Manihot sculenta), etc. Esto obliga, con el fin de suministrar el nitrógeno requerido en abundancia por estas especies, a: su asociación, mezcla o cobertura con las leguminosas herbáceas, arbustivas o arbóreas mencionadas anteriormente y a su fertilización química o a su fertilización con fuentes de materia orgánica tales como: Bovinaza, Gallinaza, Cerdaza, Caprinaza, Ovinaza, Gusanaza, Conejaza, Cachaza, Cenichaza o Lombricompuesto a las dosis de entre 2 a 10 toneladas/ha/año, en base seca.
BOTERO - CAPÍTULO II: ESTRATÉGIAS PARA EL ESTABLECIMIENTO, MANEJO, UTILIZACIÓN Y RENOVACIÓN DE PASTURAS TROPICALES - Image 1
CUADRO 15. Cambios en las propiedades químicas de un suelo Oxisol. Comparación a diferentes profundidades del suelo entre pasturas nativa* (1), Brachiaria decumbens pura* (2) y asociada con Pueraria phaseoloides* (3) después de diez años bajo pastoreo. Carimagua, Altillanura plana bien drenada, Llanos Orientales de Colombia, 1989.
CUADRO 15. Cambios en las propiedades químicas de un suelo Oxisol. Comparación a diferentes profundidades del suelo entre pasturas nativa* (1), Brachiaria decumbens pura* (2) y asociada con Pueraria phaseoloides* (3) después de diez años bajo pastoreo. Carimagua, Altillanura plana bien drenada, Llanos Orientales de Colombia, 1989.
22. RENDIMIENTOS DEL CULTIVO DE ARROZ UTILIZADO EN LA RENOVACIÓN DE PASTURAS CON DIEZ AÑOS DE PASTOREO
Las pasturas mejoradas pura y asociada con leguminosa después de diez años de pastoreo y la pastura nativa, cuyos análisis de suelos se relacionan en el Cuadro 15, fueron renovadas a través de un ciclo del cultivo de arroz (60 kg/ha de semilla de arroz en surcos continuos a 30 cm de distancia). Los rendimientos obtenidos en grano de arroz paddy (grano seco y con cáscara), ante los diferentes niveles de fertilización aplicada, se relacionan en el CUADRO 16.
CUADRO 16. Rendimientos de arroz en pasturas renovadas después de diez años de pastoreo. CI Carimagua. Sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia. 1989.
CUADRO 16. Rendimientos de arroz en pasturas renovadas después de diez años de pastoreo. CI Carimagua. Sabana bien drenada de los Llanos Orientales de Colombia. 1989.
Los niveles de fósforo (P) fueron aplicados al momento de la siembra, un 50% a base de Superfosfato Triple y el 50% restante a base de Roca Fosfórica Huila.
Los niveles de nitrógeno fueron aplicados a base de Urea (46% de N). En el nivel de 40 Kg/ha de N se aplicaron: 15 kg a los 25 días; 10 kg a los 40 días y 15 kg a los 60 días de la siembra.
En el nivel de 80 kg/ha de N se aplicaron 30 kg; 20 kg y 30 kg a los mismos días de siembra del nivel anterior.
Los números entre paréntesis corresponden a los rendimientos de arroz en los lotes en los que se realizó control manual de malezas.
FUENTE: CIAT, 1990b.
En el CUADRO 16 se observa que en la renovación de la pastura asociada con leguminosa se lograron rendimientos de arroz de tres toneladas/ha en el nivel más bajo de fertilización (25 kg/ha de P). El duplicar la aplicación de fósforo a 50 kg/ha, no tuvo mayor efecto en el rendimiento de grano. El incremento de la aplicación de nitrógeno desde 0 hasta 80 kg/ha permitió aumentar el rendimiento adicional de arroz en 0.5 ton/ha. El control manual de malezas permitió lograr incrementos adicionales de 1 ton/ha.
En la renovación de la pastura mejorada pura, con la aplicación de 25 o 50 kg/ha de P, pero sin aplicación de nitrógeno, se lograron menores producciones de arroz (1,35 ton/ha). La aplicación de 40 kg/ha de N, en los dos niveles de fósforo, permitió incrementar los rendimientos de arroz a tres toneladas/ha, que fue la misma producción obtenida en la renovación de la pastura asociada con leguminosa, sin la aplicación de nitrógeno. Al aumentar el nivel de aplicación de nitrógeno a 80 kg/ha, se logró un rendimiento adicional de arroz de 0.5 ton/ha, sin diferencias entre los niveles de fósforo aplicados.
Los rendimientos de arroz en la pastura nativa fueron los más bajos. Se obtuvieron rendimientos de producción de arroz del orden de 2 ton/ha, a los máximos niveles de fertilización aplicada.
En conclusión:
Las líneas seleccionadas de arroz pueden producir bien, asociadas con pasturas mejoradas o nativas, y sus rendimientos de grano logran o sobrepasan el punto de equilibrio económico.
Las pasturas mejoradas después de varios años de establecidas pueden ser renovadas en asociación con arroz. Los rendimientos de arroz, en este caso, pueden ser el doble de los obtenidos sobre la pastura nativa.
La contribución de la leguminosa asociada en la pastura, al rendimiento de arroz, fue alta, aportando al menos 40 kg/ha de nitrógeno al cultivo.
Es posible lograr la sostenibilidad bio - económica de los agroecosistemas de las sabanas bien drenadas de América Tropical, realizando el establecimiento o la renovación simultánea de pasturas mejoradas, a través de líneas de cultivos adaptadas a sus condiciones edafoclimáticas.
23. RECOMENDACIONES
En la altillanura plana y ondulada o en la serranía y en los bosques, dedicados a la ganadería extensiva en los Llanos Orientales y Amazonía de Colombia, la baja fertilidad de los suelos y las épocas críticas anuales de disponibilidad y calidad de forraje de las especies nativas, determinan una productividad animal baja y un manejo de tipo puramente extractivo.
Mediante la aplicación del conjunto de prácticas descritas en este documento técnico es posible aumentar la productividad de los hatos. Las recomendaciones propuestas, que se pueden llevar a cabo sin costosas inversiones y que dan por resultado importantes aumentos de la productividad y rentabilidad, se pueden resumir así:
1. Mejorar el manejo de la pastura nativa, ajustando la carga animal a 5 ha/animal adulto en la sabana plana y de 5 a 8 ha/animal en la sabana ondulada y la serranía, y mediante la quema controlada y en secuencia de la pastura nativa, con el fin de mantener forraje tierno disponible a lo largo del año.
2. Complementar el buen manejo de las pasturas con la suplementación mineral permanente y a voluntad de los animales (8% de fósforo), la cual se consigue agregando a la sal los nutrimentos minerales deficitarios en los forrajes consumidos.
3. Construir y adecuar una infraestructura sencilla, funcional, durable y de bajo costo, para permitir un manejo más tecnificado del hato.
4. Aplicar un programa de manejo animal que incluya prácticas de mejoramiento genético y monta estacional (con el fin de concentrar las lactancias en la época de mayor disponibilidad y calidad de forraje), la utilización de potreros de maternidad, la adopción de una edad de destete oportuna, la elaboración y evaluación de registros del hato y la ejecución de un programa básico de sanidad animal preventiva.
5. Establecer pasturas asociadas con leguminosas u otras plantas herbáceas, arbustivas o arbóreas a través de cultivos, en pequeñas áreas (20 al 50% de la finca), para su uso estratégico y de esta manera disponer de forraje de alta calidad en las épocas críticas y para los animales con mayores requerimientos nutricionales.
ANEXO 1 - ESCARIFICACIÓN QUÍMICA DE SEMILLAS FORRAJERAS
1. BRAQUIARIAS: 100 a 150 cc de H2SO4 (ácido sulfúrico comercial) por cada kilogramo de semilla clasificada (limpia), durante 15 minutos para Brachiaria decumbens, B. humidicola y B. brizantha. Para B. dictyoneura durante 30 minutos.
2. STYLOSANTHES: 60 a 75 cc de H2SO4 por cada kilogramo de semilla clasificada en cáscara, durante 15 minutos.
3. CENTROSEMAS: 40 cc de H2SO4 por cada kilogramo de semilla clasificada, durante 12 minutos.
4. KUDZU: 40 cc de H2SO4 por cada kilogramo de semilla selecionada, durante 10 minutos.
Se tiene que utilizar semilla limpia (sin basura), para evitar que se incendie, por el excesivo calentamiento que produce el ácido y mezclar continuamente con una paleta de madera en cada tipo de semilla, depositada en un recipiente plástico.
LAVAR DE INMEDIATO Y RÁPIDAMENTE CON ABUNDANTE AGUA LIMPIA, LA SEMILLA DEPOSITADA DENTRO DE UN ANJEO O MALLA PLASTICA Y SEGUIDAMENTE SE DEBE PONER A SECAR AL SOL (2 DIAS DE BUEN SOL).
NOTA: Los obreros deben protegerse de los vapores y del ácido, y el agua del lavado no deberá verterse hacia aguas corrientes o almacenadas, a menos que haya sido neutralizada previamente su acidez, mezclándola con cal apagada.
ANEXO 2 - Metodología para la inoculación de las semillas y del material vegetativo de Leguminosas Forrajeras Tropicales.
La inoculación de las semillas y del material vegetativo de leguminosas forrajeras es una actividad que requiere cuidado, pero que se puede realizar fácilmente en la finca. Se recomienda usar un balde (con capacidad para tratar 3 kg de semilla cada vez) y los siguientes materiales:
a) El inoculante: Usar una cepa de rizobio específica para la leguminosa que se va a sembrar.
b) Un pegante: Se puede usar una solución de goma arábiga al 40%, preparada en la propia finca; no se debe comprar la solución ya preparada porque contiene un preservativo (fenol) que mata el rizobio. Como adherente o pegante se puede usar una solución de azúcar al 40%, o una mezcla de almidón al 8% en agua caliente (engrudo) o una de leche hervida con azúcar al 25%. La solución se debe dejar enfriar a la temperatura ambiente, antes de utilizarla.
c) Un material para recubrir la semilla: se puede usar roca fosfórica (fosforita), cal agrícola o cal dolomítica, yeso, o carbón vegetal molido.
La inoculación se debe hacer el mismo día de la siembra. El procedimiento general incluye los siguientes pasos:
El día de la siembra
1. Prepare la solución pegante en agua hervida caliente; para 3 kg de semilla use 4 cucharadas de goma molida o de azúcar y 5 cucharadas de agua. Si va a usar engrudo use una cucharada de almidón por cada 11 cucharadas de agua caliente, y si va a usar leche, use 7 cucharadas de leche líquida caliente o una cucharada de leche en polvo y 3 de azúcar. Dejarla enfriar antes de usarla.
2. Si las semillas están tratadas con fungicidas (generalmente teñidas de color violeta), lávelas y séquelas a la sombra rápidamente.
3. En un balde seco y limpio deposite hasta 3 kilos de la semilla de leguminosa a inocular.
4. Agregue aproximadamente 9-10 cucharadas soperas de la solución pegante (3 cucharadas por cada kilo de semilla y mezcle bien con la mano o con un mecedor de madera.
5. Eche enseguida en el balde 150 g de inoculante específico (50 g por cada kilo de semilla) y mezcle de nuevo hasta que el inoculante se pegue a la cáscara de las semillas.
6. Adicione 900 a 1200 g de roca fosfórica, cal o yeso por cada 3 kilos de semilla (300 a 400 g por cada kilo de semilla), ó 300 a 450 g de carbón vegetal molido (100 a 150 g por cada kilo de semilla) y mezcle muy suavemente con la mano, rotando el balde para recubrir bien las semillas y hasta que sequen (se desprenden unas de otras).
7. Esparza las semillas a la sombra y déjalas secar durante 15 a 20 minutos.
8. Siembre lo más pronto posible (antes de 24 horas), evitando que las semillas se calienten.
El material vegetativo de Arachis pintoi puede ser inoculado de la siguiente manera:
1. Dependiendo de la densidad de siembra, se pueden necesitar entre 200 a 500 kg/ha del material vegetativo de Maní forrajero perenne (1 m vs 50 cm de distancia de siembra en cuadro).
2. La mezcla para inocular se prepara con el inóculo específico (1 a 2 kg/ha), disuelto en 10 a 20 litros de agua hervida, pero fría, se le agrega 1 kg de melaza, de panela raspada o de azúcar, y se revuelve luego manualmente, con las manos limpias, hasta lograr su completa disolución.
3. Una vez cortado el material vegetativo, que se va a sembrar el mismo día, se coloca sobre una carpa o piso de cemento en capa delgada (10 cm). Se esparce la mezcla líquida del inoculante de manera uniforme y se procede a sembrar el material vegetativo.
 
Capítulo del libro Manejo y alimentación de vacunos y de búfalos con forrajes tropicales de Raúl Botero Botero MVZ, MSc. Para ver todos los capítulos ingresar al perfil del autor. 

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Raúl Botero Botero
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