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Los sistemas silvopastoriles en américa tropical

Publicado: 13 de octubre de 2022
Por: Raúl Botero Botero MVZ; MSc. y Ricardo O. Russo IA; PhD; DSc.
JUSTIFICACIÓN
En las últimas cinco décadas hay mucha investigación en América Latina sobre el papel de los árboles en los Sistemas Silvopastoriles - SSP y existe consenso de que para la selección del componente arbóreo se deben considerar aspectos como zona de vida, altitud, tipo de especie, densidad de plantación, uso de las especies arbóreas, y en el caso de especies forrajeras, además tener en cuenta la producción de forraje, facilidad de cosecha, calidad nutricional y palatabilidad, entre otras.
Se acepta que bajo las copas de los árboles en pastizales los suelos reciben menos luz, tienen temperaturas más estables y mayor fertilidad en comparación con pastizales sin árboles; y bajo los árboles, las concentraciones de nutrimentos en el horizonte superficial del suelo en general son más altas que en las pasturas abiertas, porque las copas de los árboles protegen el suelo de la lixiviación, promueven la retención de nutrimentos y hay una redistribución de los nutrimentos de los horizontes del suelo más bajos a través de la hojarasca.
Sin embargo, es importante analizar estos aspectos y relacionarlos con el papel y la importancia que tienen en la recuperación de áreas degradadas (con erosión laminar, en cárcavas o en surcos) y la recuperación de fuentes hídricas y cursos de agua.
Los SSP deben responder a las condiciones particulares de cada finca, suelo, clima y de cada productor/a, de aquí la importancia de obtener una versión aplicada, de sus definiciones y caracterizaciones para recuperar áreas degradadas y mejorar la sostenibilidad de la finca.
DEFINICIONES Y CONCEPTOS
La etapa de las definiciones en el campo de la Agroforestería y los Sistemas Agroforestales, de los cuales los SSP son parte, comenzó a fines de la década de los años 70 con la realización de un Taller sobre Sistemas Agroforestales en América Tropical, en el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), Turrialba, Costa Rica en 1979 y con la creación del Centro Internacional para la Investigación en Agroforestería (ICRAF – International Center for Research in Agroforestry) en Nairobi, Kenia en el mismo año.
En este contexto, los llamados SSP surgen como respuesta a la necesidad de adaptar los sistemas ganaderos a la realidad de las condiciones de los trópicos húmedos y secos con suelos predominantemente ácidos, como los de la Región de América Tropical; no sólo por ser sistemas viables y adaptables para la mayor parte de la región, sino también por brindar una serie extra de beneficios para la actividad ganadera y para los productores que los implementen, destacándose entre ellas el atractivo retorno que presentan (Luccerini et al. 2013).
Hay gran variabilidad en las definiciones y criterios para caracterizar los SSP de acuerdo con el tipo de componente forestal (bosque nativo, regeneración natural o plantación), a la región de que se trate (con estación seca, de altura, inundable, etc.) y al grupo de productores que los implementen (pequeñas, medianas, grandes empresas); por lo que es conveniente y necesario repasar algunos aspectos conceptuales para consensuar criterios de definición.
El concepto silvopastoril se basa en un conjunto de al menos tres componentes: uno pecuario (animales domésticos); otro herbáceo o pastoril (pasturas naturales o mejoradas); y un tercero arbóreo (leñosas perennes tales como árboles, arbustos y palmas), que lo caracteriza y le da el prefijo de “silvo” (FIGURA 1).
FIGURA 1. Componentes básicos de un sistema silvopastoril. FUENTE: Botero y Russo, 2016.
FIGURA 1. Componentes básicos de un sistema silvopastoril. FUENTE: Botero y Russo, 2016.
FIGURA 2. Diagrama de relaciones de efectos en un sistema silvopastoril. FUENTE: Russo 2013.
FIGURA 2. Diagrama de relaciones de efectos en un sistema silvopastoril. FUENTE: Russo 2013.
Esos componentes interactúan dando al sistema una dinámica diferente a la que tendría sólo la interacción de los animales con la pastura, dado que los árboles tendrán un efecto sobre las pasturas, los animales y el suelo; y a su vez, el suelo tendrá efecto sobre las pasturas y los animales; a lo que hay que agregar el efecto del manejo o gestión antrópica de todos los componentes del sistema (FIGURA 2).
Como los SSP son sistemas de uso de la tierra, donde coexisten en la misma unidad productiva la ganadería y la actividad forestal, aprovechando las interacciones positivas y minimizando las negativas que se establecen entre los componentes animal, vegetal y suelo; los elementos sobre los que el ser humano puede actuar a nivel del manejo predial son: a) la producción primaria (árboles y forrajes); b) la producción secundaria a través del manejo del ganado y el suelo, sin perder de vista que se trata de un sistema donde los elementos interactúan y se inter - relacionan entre sí.
Una de las definiciones más difundidas es la siguiente: Un SSP es aquel uso de la tierra y tecnologías en las que un componente arbóreo (leñosas perennes tales como árboles, arbustos y palmas) es deliberadamente combinado en la misma unidad de manejo con un componente herbáceo (pasturas naturales o mejoradas) y un componente pecuario (animales domésticos), incluso en la misma forma de arreglo espacial o secuencia temporal, y en el que hay interacciones tanto ecológicas como económicas entre los diferentes componentes (Young, 1987).
Pero existen otras definiciones, que incorporan otros componentes como el suelo, el clima y el manejo, aunque siguen considerando como primarios el arbóreo (silvo) y el herbáceo o forrajero (pastoril). Algunas definiciones consideran a los SSP como una forma de ganadería alternativa que busca elevar al máximo la eficiencia de procesos biológicos como la fotosíntesis, la fijación de nitrógeno, el reciclaje de nutrimentos, la utilización de los forrajes con la finalidad de aumentar la producción de biomasa forrajera y la producción de carne y de leche de mejor calidad. Muchas de estas alternativas surgen del interés por la necesidad de buscar un nuevo enfoque de sustentabilidad.
Los SSP también se pueden definir como: una modalidad de agroforestería ganadera que combina en el mismo espacio plantas forrajeras como pastos y leguminosas rastreras, con arbustos, árboles y palmas, destinados a la alimentación animal y usos complementarios.
En algunas definiciones se presenta la condición que deben coexistir con uno o más estratos de vegetación destinados a la alimentación animal (pastoreo, ramoneo o corte y acarreo) y, por lo menos, otro más para usos maderables, frutales, industriales, medicinales, ornamentales u otros. Sin embargo, además de las definiciones conviene hacer algunas reflexiones conceptuales sobre los SSP, que pueden ser vistos como una construcción sociocultural e histórica; porque más allá de sus características biológicas existe un complejo de determinaciones y características económicas, sociales, jurídico - políticas, psicológicas y culturales, que intervienen y los caracterizan.
Los SSP son históricos, y en ese sentido son producto de la relación entre biología, sociedad y cultura, y por ser históricos devienen y presentan una enorme diversidad, que dificulta una definición simple. Por otra parte, la elección de los objetivos y las escalas de percepción son dos aspectos para considerar en el momento de definir un SSP.
A nivel de productores, los objetivos se enfocan a nivel de predio. Los objetivos de los productores, a su vez, presentan diferencias según la escala de producción. Mientras que la empresa rural, pequeña, mediana y grande, persigue fundamentalmente rentabilidad a corto y mediano plazo, mediante producción especializada enfocada al mercado; los pequeños productores buscan una mayor diversificación, con fines de autoconsumo y de generación de excedentes para el mercado.
Para el primer grupo de productores, el hecho de tener que manejar al menos dos cadenas productivas, es una complicación con respecto a los sistemas de producción puros o simples. En el caso de pequeños productores, los sistemas de uso múltiple son apropiados a su estrategia de producción y reproducción (Carranza y Ledesma 2009).
EL COMPONENTE ARBÓREO EN LOS SSP
Los efectos de los árboles sobre el suelo fueron tempranamente presentados por Young (1989) quien identifica y agrupa los principales procesos de cómo los árboles mejoran los suelos en general: 1) aumentando los insumos (materia orgánica, fijación de nitrógeno, absorción de nutrimentos); 2) reduciendo pérdidas (materia orgánica, reciclando y controlando erosión); 3) mejorando las propiedades físicas del suelo, incluyendo la capacidad de retener agua y 4) efectos benéficos, promoviendo procesos biológicos del suelo. Procesos mediante los cuales los árboles mejoran el suelo, también fueron ilustrados por dicho autor y se muestran en la FIGURA 3 y el CUADRO 1.
FIGURA 3. Procesos mediante los cuales los árboles mejoran el suelo. FUENTE: Youg, 1989.
FIGURA 3. Procesos mediante los cuales los árboles mejoran el suelo. FUENTE: Youg, 1989.
CUADRO 1. Efectos de los árboles en los sistemas silvopastoriles.
1. Los árboles aportan materia orgánica al suelo en forma de hojas, flores, frutos, ramas y raíces muertas que se desprenden periódicamente. Además, absorben elementos en horizontes más profundos y los depositan en la superficie, haciéndolos disponibles para los pastos. En el caso de los árboles fijadores de nitrógeno - AFN es lógico suponer un beneficio adicional.
2. Los árboles proporcionan un microclima favorable para los animales (sombra y disminución de la temperatura). La magnitud del sombreado depende de la cantidad de árboles por unidad de superficie, el diámetro de las copas y su frondosidad. La sombra protege al animal del excesivo calentamiento por insolación directa y reduce la temperatura ambiental, la cual se relaciona con el balance térmico del animal; una temperatura menor que la corporal se traduce en mayor consumo; aunque es discutido si también en mayor productividad animal.
3. Los árboles pueden competir con la pastura por agua, nutrientes, luz y espacio y el efecto será mayor en la medida en que los requerimientos sean similares. La caída natural de las hojas y la poda de ramas modifican los requerimientos y la disponibilidad de agua, luz y nutrimentos en los componentes del sistema. La adecuada selección de especies, épocas y frecuencias de poda puede ayudar a atenuar la competencia o dirigirla convenientemente.
4. Si la carga animal es alta o los árboles están en grupos, debajo de los cuales los animales se concentren en busca de sombra, la compactación de los suelos puede afectar el crecimiento de los árboles y el pisoteo puede afectar la cobertura herbácea y dar origen a focos de pantano y erosión.
5. Las preferencias alimenticias de los animales pueden afectar la composición del bosque (con el tiempo predominan las especias no apetecidas por el ganado).
6. La presencia del componente animal cambia y puede acelerar algunos aspectos del reciclaje de nutrimentos.
7. Los animales pueden diseminar las semillas, o escarificarlas en el tracto digestivo, lo cual favorece la germinación y con ello la regeneración natural.
8. Los árboles hacen fotosíntesis y para ello fijan el CO2 atmosférico y lo inmovilizan en su madera, raíces y en la materia orgánica del suelo, contribuyendo así a la reducción del calentamiento global del planeta.
FUENTE: Modificado de Russo (1994).
También se ha observado que el suelo en los pastizales arbolados presenta una densidad aparente inferior a la de las pasturas sin árboles a pesar del alto pisoteo, posiblemente debido al efecto de la materia orgánica proveniente del reciclaje del mantillo, de las excretas del ganado y a una mayor humedad superficial del suelo.
Otro efecto de la presencia de los árboles es que modifican el ambiente disminuyendo la evapotranspiración (a través la disminución de la circulación de aire y aumento de la humedad relativa) y que amortiguan las temperaturas extremas, lo que fue observado en un experimento silvopastoril en Guácimo, Costa Rica (Carrasco y Martínez 2007).
La presencia de los árboles también produce cambios en el comportamiento de la pastura, tanto en la estructura como en la composición florística, y es aún más manifiesta cuando son árboles fijadores de nitrógeno (Bronstein 1984; CUADRO 2). Las plantas bajo sombra tienen una menor producción de macollos, tallos y hojas, e incrementa el área foliar específica y las relaciones de raíz/tallo y hoja/tallo. Esto puede relacionarse con el efecto de los árboles sobre la fertilidad edáfica, que a su vez tiene efecto sobre la relación raíz/tallo.
Marschner (1995) ya señalaba que las plantas tienden a tener una relación raíz/tallo mayor en suelos de baja fertilidad (bajas concentraciones de nutrimentos) y relaciones raíz/tallo más bajas en suelos fértiles. Por ejemplo, Hernández et al. (2008) reafirman el efecto de los SSP en la fertilidad edáfica; y en un caso en Los Tuxtlas, México Martínez-Sánchez (2006) reporta que los árboles presentes en los pastizales tuvieron acción positiva sobre el crecimiento de las plántulas debajo de las copas, por efecto de los nutrimentos del suelo y que la hojarasca producida por los árboles parece afectar la química del suelo debajo de las copas, pero diferentes especies arbóreas pueden causar un efecto diferente. También, la sobrevivencia de las plántulas es mayor a la sombra de grupos grandes de arbustos (Holl 2002).
BOTERO - LOS SISTEMAS SILVOPASTORILES EN AMÉRICA TROPICAL - Image 1
ACTUACIONES PROPUESTAS SOBRE EL COMPONENTE ARBOREO
La principal acción propuesta es incorporar árboles y arbustos en los sistemas de producción pecuaria tropicales. Los árboles pueden ser maderables, frutales, de uso múltiple, forrajeros, de sombra, para protección de quebradas y cursos de agua, postes vivos para cercas, hileras entre callejones de pasturas y fijación de nitrógeno, entre otros.
Mientras que los arbustos pueden ser forrajeros, ya sea bien distribuidos regular o irregularmente en los potreros o agrupados espacialmente en bancos forrajeros, para corte o pastoreo directo.
Quienes hablan y escriben en contra de la ganadería tropical, dan una imagen distorsionada del enorme esfuerzo, trabajo duro, alta inversión y baja rentabilidad de producir carne y leche vacunas, bufalinas, caprinas y ovinas en América Tropical, la que se encuentra actualmente en una franca situación de pobreza, corrupción y abandono estatal. Desde la percepción urbana, a los ganaderos se los inculpa de atrasados, explotadores, sin conciencia social y mucho menos ambiental.
Las demandas ambientales van desde la masiva deforestación y la consecuente potrerización de los países de América Tropical, la compactación y erosión de los suelos y también hay un estudio (Steinfeld, et al. 2009), en el que culpan a los eructos y flatulencias del ganado de un alto porcentaje del efecto invernadero, que causa el calentamiento global y que tiene un efecto directo sobre el cambio climático. ¿Tiene la culpa la ganadería de la “potrerización” de las áreas rurales en América Tropical? Definitivamente no, para encontrar la causa, basta recordar cuando la política pública promovió la deforestación de grandes áreas que los organismos del estado llamaban improductivas y mal explotadas. En complemento, la revolución verde o también llamada la revolución de los tractores y de los agroquímicos, promovió el mensaje de aumentar la productividad de los cultivos a toda costa, apoyada en la mecanización intensiva de la tierra arable. Igualmente, el narcotráfico, más recientemente, se ha encargado de incorporar a sus fines delictivos el proceso de deforestación masiva de los bosques de América Tropical, para lograr la siembra de grandes áreas de cultivo de plantas alucinógenas (Lafaurie Rivera, 2008).
Según Murgueitio et al. (2013) la intensificación ganadera con generación de servicios ambientales debe emplear principios agroecológicos. Los SSP que incluyen la arborización de los potreros son un buen ejemplo de intensificación natural (Burney et al. 2010). Por otra parte, dichos autores manifiestan que los principios agroecológicos que deben estar presentes en la ganadería silvopastoril son la intencionalidad, intensividad, integralidad e interactividad.
Además, con la reciente y creciente preocupación sobre la adaptación al cambio climático de la ganadería, así como de los servicios ambientales que pueden ofertar los productores ganaderos (captura de carbono y biodiversidad alcanzados con la incorporación de árboles) y la forma en que varios proyectos permiten combinar incentivos para la urgente transformación de la ganadería convencional en modelos silvopastoriles sustentables, que favorecen la adaptación al cambio climático; el componente arbóreo cobra importancia, por la facilidad relativa de su incorporación y manejo por las poblaciones de la región tropical de América.
CLASIFICACIÓN Y CARACTERIZACIÓN DE LOS SSP
Asumiendo que clasificar significa agrupar objetos con características similares, los SSP se pueden agrupar en función de cuál es el enfoque u objetivo principal del sistema en dos conjuntos principales: 1) con enfoque forestal; y 2) con enfoque ganadero. A su vez se agrupan en:
1) SSP con enfoque forestal
  • Pastoreo de plantaciones
  • Pastoreo en huertos
2) SSP con enfoque ganadero
  • Árboles aislados en potreros y silvopasturas
  • Sistemas Silvopastoriles Intensivos (SSPi)
  • Silvopasturas en callejones
  • Cercas vivas
  • Bancos forrajeros con especies arbóreas para corte y acarreo
En cada caso podrían hacerse subgrupos; por ejemplo, en un caso en Moroponte, Nicaragua, Casasola, et al (2000) caracterizaron los SSP tradicionales en cinco categorías: 1) Potreros con baja densidad de carbono (< 30 fustales/ha); 2) Potreros con alta densidad de carbono (> 30 fustales/ha); 3) Potreros con robles (Quercus spp); 4) Matorrales y 5) Bosques con predominancia de robles. Pero a los efectos del presente escrito seguiremos la clasificación planteada inicialmente.
CARACTERIZACIÓN DE LOS SSP CON ENFOQUE FORESTAL
En este grupo el objetivo principal del sistema es la producción forestal, incluyendo madera, leña, materia prima para celulosa y papel. El componente arbóreo está formado generalmente por plantaciones forestales, y eventualmente bosques secundarios o parches de regeneración natural en potreros; mientras que el pecuario se presenta como ventana de oportunidad para aprovechar el pasto existente y mantener limpia una plantación, para reducir el riesgo de incendios estacionales (durante la sequía) o dar valor agregado al manejo forestal.
Pastoreo de plantaciones
El pastoreo de una plantación es gradual y conforme los árboles van creciendo y reciben manejo silvicultural, toleran mejor la presencia del ganado. No es conveniente la introducción de ganado en los primeros años de la plantación, por los daños que el ganado puede ocasionar. La regulación de la carga animal es importante para evitar la compactación del suelo y su efecto negativo sobre el crecimiento de los árboles.
Si bien, la producción de pastos es menor con la sombra de los árboles, la ocurrencia de gramíneas y latifoliadas forrajeras se presenta como una oportunidad para pastorear ganado; sobre todo en plantaciones para madera de aserrío, donde se plantan inicialmente altas densidades (de 800 a 1200 árboles/ha) y se ralean hasta llegar a densidades finales bajas (de 150 a 300 árboles/ha) para obtener fustes con diámetros comercialmente aserrables.
El momento oportuno para incorporar el pastoreo en las plantaciones es después de un primer raleo del 50%, cuando la población de árboles es menor (unos 400 árboles/ha), y con un diámetro a la altura del pecho (DAP) que les permita resistir a ser quebrados o tumbados por el ganado (12 - 15 cm de DAP). En estas condiciones el pastoreo solo es posible durante períodos cortos de tiempo y a bajos niveles de carga animal (FOTOGRAFÍA 1).
FOTOGRAFÍA 1. Pastoreo en una plantación de Araucaria hunsteinii en San Carlos, Costa Rica. FUENTE: Ing. Rolando Camacho.
FOTOGRAFÍA 1. Pastoreo en una plantación de Araucaria hunsteinii en San Carlos, Costa Rica. FUENTE: Ing. Rolando Camacho. Pastoreo de huertos
Pastoreo de huertos
El pastoreo en huertos de árboles frutales o leñeros (plantaciones energéticas), se realiza con el fin de controlar las malezas y obtener un valor agregado de la producción animal durante el crecimiento de la plantación. Si se trata de un huerto frutal, un aspecto a considerar para el manejo del SSP es que haya suficiente espacio entre los árboles y que los animales no dañen los árboles, ni la cosecha. Otro aspecto para tener presente es que los animales no se “atraganten” con las frutas caídas al suelo, como es el caso de los vacunos con cítricos, mangos o aguacates.
Algunos ejemplos son el pastoreo de plantaciones de Coccus nucifera y Bactris gasipaes con bovinos en la vertiente Atlántica de Panamá y de Costa Rica (FOTOGRAFÍAS 2 y 3) y el pastoreo con ovinos de Mangifera indica en la vertiente del Pacífico de Costa Rica.
En el caso de huertos leñeros o dendro - energéticos, cuya función es la producción de leña para consumo doméstico, el pastoreo es posible cuando la densidad de la plantación lo permite. Ejemplos pueden verse en Guatemala y Nicaragua.
FOTOGRAFÍA 2. Silvopastura con palmas de Coco (Coccus nucifera) en Playa Venado, Provincia de Herrera, Panamá. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 2. Silvopastura con palmas de Coco (Coccus nucifera) en Playa Venado, Provincia de Herrera, Panamá. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 3. Sistema Silvopastoril de Ischaemum indicum (Ratana) con Bactris gasipaes (Palmas de Pejibaye o Chontaduro) en Pocora, Limón, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 3. Sistema Silvopastoril de Ischaemum indicum (Ratana) con Bactris gasipaes (Palmas de Pejibaye o Chontaduro) en Pocora, Limón, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero. CARACTERIZACIÓN DE LOS SSP CON ENFOQUE GANADERO Árboles dispersos en potreros y silvopasturas

CARACTERIZACIÓN DE LOS SSP CON ENFOQUE GANADERO
Árboles dispersos en potreros y silvopasturas
Los árboles dispersos en los potreros son elementos comunes del paisaje en América Tropical y son una estrategia rápida y fácil para introducir árboles a bajo costo en las fincas ganaderas. Se caracterizan por la interacción simultánea del ganado, el pasto y los árboles o palmas (pastoreo directo) que puede ser regulado mediante el manejo de la carga animal, el tamaño del potrero y el tiempo de permanencia de los animales en pastoreo en el mismo potrero (FOTOGRAFÍA 4).
En la mayoría de los casos los árboles son provenientes de regeneración natural y se los ha dejado crecer en densidades que no afecten el crecimiento de la pastura, en un rango de 10 a 70 árboles por hectárea, pero que puede alcanzar hasta 100 árboles; con rangos de área basal (AB) de 1 a 7 m2 /ha; aunque algunos autores mencionan que se pueden tener hasta 200 árboles/ha (Uribe et al., 2011).
FOTOGRAFÍA 4. Árboles dispersos en potreros, Región Caribe, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 4. Árboles dispersos en potreros, Región Caribe, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
Para el establecimiento de este sistema, se permite el desarrollo controlado de diferentes especies arbóreas o arbustivas que aparecen por regeneración natural en los potreros, donde las semillas han sido diseminadas por animales, insectos, el agua o el viento.
Se seleccionan, protegen, podan y fertilizan los árboles o arbustos valiosos de acuerdo con su uso: madera, leña, frutos para alimentación humana y/o animal, forrajeros, leguminosos o para sombra. También para la protección de fuentes de agua y de zonas frágiles. Los árboles en los potreros contribuyen a mejorar el funcionamiento de los sistemas ganaderos, al promover la recuperación de suelos (control de erosión, fertilización, reciclaje de nutrimentos), regulación de los insectos plaga, contribuir a la conservación del agua y a la captura de carbono. De esta manera, al aumentar los servicios ambientales, se producen beneficios económicos que pueden ser valorados por los costos evitados en el mantenimiento de las fincas ganaderas (Zuluaga et al., 2011).
En un estudio reciente realizado en cuatro localidades, dos de Costa Rica (Cañas y Río Frío) y dos de Nicaragua (Rivas y Matiguás) (CUADRO 3), se encontró que los árboles dispersos en potreros eran comunes en los cuatro paisajes, con un rango de densidades de entre 3 a 74 árboles por hectárea; además, se encontró que en los cuatro paisajes, los agricultores tenía un conocimiento detallado de los atributos de los árboles que afectan los pastos y la productividad animal, e influenciado sobre la presencia de árboles a través de las actividades de manejo de los pastizales y la tala de árboles de vez en cuando (Harvey et al. 2010, Chacón y Harvey 2013).
BOTERO - LOS SISTEMAS SILVOPASTORILES EN AMÉRICA TROPICAL - Image 1
Otros beneficios de los SSP, mencionados por Murgueitio e Ibrahim (2001), son: mayor producción y calidad de la biomasa forrajera disponible por unidad de área, mejor y mayor reciclaje de nutrimentos, disminución en el requerimiento de fertilizantes para las gramíneas, un microclima benéfico para el ganado que dispone de un hábitat donde se desarrolla o produce mejor al defenderse del exceso de calor o de lluvia; a lo que se suma la recuperación de la entomofauna y avifauna local y migratoria y se obtienen madera, frutos y otros productos para diferentes usos en el mediano y largo plazo. La producción de madera es otro de los beneficios de los SSP, principalmente de los árboles dispersos en potreros cuando se tiene un plan de manejo y aprovechamiento de estos. La cantidad de árboles en potreros varía con el grado de tecnificación de las fincas ganaderas (López y Detlefsen 2012).
Por ejemplo, en un sistema de producción extensiva de carne de la zona Caribe de Costa Rica, es común la presencia de Cordia alliodora de regeneración natural en pastizales naturales de Ischaemum indicum, y se mantiene una densidad de alrededor de unos 100 árboles por hectárea, con un turno de corte de 25 años, y se aprovechan secuencialmente 4 árboles por hectárea y año, que rinden unos 3,8 m3 de madera en pie, cuyo valor representa un ingreso adicional de un 60% de la venta de novillos (Botero y Russo, 2016). (FOTOGRAFÍAS 5 y 6)
En una evaluación del componente arbóreo en pastizales de Cañas, Costa Rica, se encontraron árboles dispersos y cercas vivas en el 93 y 88% de las fincas, respectivamente (Villanueva et al. 2003b). Además, se determinó que las especies maderables representaban el 32% del total de árboles encontrados como árboles dispersos. Las especies maderables predominantes fueron T. rosea (12,8%) y C. alliodora (12%).
En cercas vivas, el componente maderable representó el 30% del total de árboles registrados (Villanueva et ál. 2003a); la especie más frecuente fue Pachira quinata (27,6%). A partir de encuestas aplicadas a los productores, se determinó que ellos aprovechan los árboles provenientes de los potreros (36%), muy pocas veces los de cercas vivas (1%) y nunca los del bosque (Villanueva et al. 2003b). El 48% de los árboles dispersos encontrados en las fincas evaluadas tenían un diámetro mayor a 40 cm, lo que evidencia la disponibilidad de árboles aptos para el aprovechamiento. Sin embargo, según López y Detlefsen (2012), el manejo selectivo por parte de los productores, quienes tienden a conservar únicamente los individuos adultos, podría poner en peligro este valioso recurso.
FOTOGRAFÍA 5. Silvopastura de Ischaemum indicum (Ratana) con árboles de Cordia alliodora (Laurel). Finca Bananito, Provincia de Limón, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 5. Silvopastura de Ischaemum indicum (Ratana) con árboles de Cordia alliodora (Laurel). Finca Bananito, Provincia de Limón, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 6. Silvopastura de Panicum máximum CV. Mombaza en mezcla con Cynodon plectostachyus, arbolado con Erythrina fusca. San Carlos, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 6. Silvopastura de Panicum máximum CV. Mombaza en mezcla con Cynodon plectostachyus, arbolado con Erythrina fusca. San Carlos, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero. Sistemas Silvopastoriles Intensivos (SSPi)
Sistemas Silvopastoriles Intensivos (SSPi)
Son áreas de pastizales donde deliberadamente se siembran y establecen especies forrajeras arbóreas y arbustivas en altas densidades, para realizar pastoreo directo. Este modelo fue desarrollado por el CIPAV, en Colombia con resultados productivos muy alentadores. Dentro de las opciones para el establecimiento de SSPi, se plantean tres opciones, el modelo de sistema silvopastoril con Botón de oro Tithonia diversifolia en franjas con densidades de 5.000 a 7.000 arbustos por ha, el Sistema Silvopastoril intensivo de alta densidad con 10.000 arbustos por ha de Leucaena leucocephala, y se plantean arreglos con árboles asociados a la siembra de la leucaena, como el Eucalipto (Eucalyptus grandis). A ellos podrían agregarse otras especies como Erythrina spp. o Gliricidia sepium. En el caso de que el lote no posea árboles establecidos, estos deberán plantarse con plántulas provenientes de un vivero, en líneas en dirección al recorrido del sol (oriente a occidente) y en tresbolillo, el cual permite mayor ingreso de luz hacia el suelo de la silvopastura, haciendo una fotosíntesis más eficiente y reduciendo o aún eliminando la erosión hídrica y eólica.
Los árboles multipropósito deberán sembrarse a distancias de entre 4x4 metros a 10x10 metros, es decir en densidades de entre 625 y 100 árboles por hectárea, dependiendo de las especies incluidas en la mezcla, de la humedad del suelo, del tamaño y de la densidad de su copa.
Posteriormente se siembran los arbustos a distancias de entre 2x2 a 1x0,5 en alta densidad de entre 2.500 a 20.000 arbustos por hectárea y 45 días después se siembran las gramíneas, leguminosas y otras plantas herbáceas en toda la cobertura del suelo, bien sea por semilla o por material vegetativo, entre las líneas de los arbustos y árboles. Seis a ocho meses después de terminada la siembra, la silvopastura ya está establecida y puede iniciarse su utilización con animales en pastoreo rotacional intensivo.
En el caso de los arbustos forrajeros y de árboles de uso múltiple embolsados a sembrar en las silvopasturas estos se pueden producir en la finca o se pueden comprar en un vivero. Para la siembra y establecimiento de la silvopastura se puede utilizar la siguiente secuencia:
Una vez preparado el suelo se trazan surcos y/o se colocan cuerdas templadas con estacas en dirección al recorrido del sol (oriente a occidente) para evitar la sombra refleja posterior de sus copas sobre la cobertura inferior de la silvopastura.
Si existen árboles sobre el lote en el que se va a establecer la silvopastura, se hace una selección de las especies útiles. Se deberán conservar los árboles o arbustos con buen desarrollo y distribución apropiada, mayores de 10 cm de DAP, distribuyéndolos de la manera más uniforme posible. Luego se podan los árboles que lo requieran y ameriten, para reducir sombra y obtener madera, posteadura, leña o carbón y se eliminan las especies y árboles en exceso y que puedan afectar el establecimiento normal, el manejo y la utilización posterior de la silvopastura. Se hacen caballones a 1,5 m de distancia entre surcos y con 20 – 30 cm de altura, en la misma dirección del segundo pase con el subsolador (oriente a occidente).
Sobre el suelo ya preparado se abren huecos sobre cada caballón de 10 cm x 10 cm y con 30 cm de profundidad, a una distancia de entre 0,60 a 0,30 m y sobre el mismo surco (11.110 a 22.222 arbustos por hectárea) e igualmente se abren huecos, cada tres caballones, de 20 x 20 cm y 30 cm de profundidad cada 6 a 3 metros, sobre el mismo surco (370 a 740 árboles/ha).
En cada hueco se introduce y compacta el suelo alrededor de cada arbusto o árbol que se siembra, evitando que se haga una hondonada alrededor de cada arbusto o árbol, para evitar que se acumule agua lluvia por largos períodos.
Una vez se completan 45 días de la siembra de los arbustos por semilla o por material vegetativo y de los árboles por material vegetativo, se hace la siembra de la o las gramíneas y leguminosas herbáceas por material vegetativo o por semilla, en el área intermedia de la silvopastura (FOTOGRAFÍAS 7;8 y 9)
FOTOGRAFÍA 7. Sistema Silvopastoril Intensivo de Ratana (Ischaemun indicum) con Madero negro (Gliricidia sepium), recientemente establecido, en Guácimo, Limón, Costa Rica. FUENTE: Ricardo Russo.
FOTOGRAFÍA 7. Sistema Silvopastoril Intensivo de Ratana (Ischaemun indicum) con Madero negro (Gliricidia sepium), recientemente establecido, en Guácimo, Limón, Costa Rica. FUENTE: Ricardo Russo.
FOTOGRAFÍA 8. Sistema Silvopastoril Intensivo en pastizal natural de Ratana (Ischaemun indicum) con árboles de Poró blanco (Erythrina fusca), en Guácimo, Limón, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 8. Sistema Silvopastoril Intensivo en pastizal natural de Ratana (Ischaemun indicum) con árboles de Poró blanco (Erythrina fusca), en Guácimo, Limón, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 9. Sistema Silvopastoril Intensivo de Botón de oro (Tithonia diversifolia) y Pasto Estrella (Cynodon plectostachyus) manejado con cerca electrificada y con conservación del bosque ribereño en la microcuenca. Finca La Esperanza, Pereira, Colombia. Proyecto Ganadería Colombiana Sostenible. FUENTE: Fernando Uribe, CIPAV.
FOTOGRAFÍA 9. Sistema Silvopastoril Intensivo de Botón de oro (Tithonia diversifolia) y Pasto Estrella (Cynodon plectostachyus) manejado con cerca electrificada y con conservación del bosque ribereño en la microcuenca. Finca La Esperanza, Pereira, Colombia. Proyecto Ganadería Colombiana Sostenible. FUENTE: Fernando Uribe, CIPAV. Silvopasturas en callejones
Silvopasturas en callejones
Una silvopastura en callejones consiste en un área de potreros donde se establecen hileras de árboles y/o arbustos, simples, dobles, triples o en bloques y se dejan callejones o espacios abiertos entre ellas para la producción del forraje. Para iniciar el establecimiento de los arbustos y/o de los árboles en el interior de los potreros se recomienda hacerlo por medio del sistema de franjas: corredores de dos metros de ancho y 50 a 100 metros de longitud, en surcos distanciados cada 10 a 20 metros, aislados inicialmente con cerca eléctrica y en dirección cardinal con el recorrido del sol (oriente a occidente) para evitar la sombra refleja y aumentar la eficiencia fotosintética sobre la cobertura inferior de la silvopastura (FOTOGRAFÍA 10). En el interior de los surcos se plantan arboles cada cuatro metros; en los espacios entre los árboles se recomienda plantar botón de oro Tithonia diversifolia; morera Morus alba, cratilia Cratylia argentea y/o Leucaena leucocephala, cuyas ramas son muy flexibles, lo que impide que los animales las quiebren y destruyan los arbustos durante el ramoneo. Este proceso se debe iniciar en aquellos potreros en los que la presencia de árboles es muy baja o no existen. Estas silvopasturas en callejones pueden ser una fuente de madera cuando en la hilera de arbóreas se incluye una de árboles maderables con la especie conveniente seleccionada; por ejemplo, en caso de la Fotografía 10 también se estableció en las hileras múltiples Swietenia macrophylla, que fue severamente atacada por Hypsipyla grandella y hubo que reemplazarla al tercer año por Palma de Pejibaye (Bactris gasipaes), lo que retrasó considerablemente el ingreso del ganado en esos callejones.
FOTOGRAFÍA 10. Silvopastura en callejones con hileras de Pejibaye (Bactris gasipaes) y Cratylia argentea. Universidad EARTH, Guácimo, Limón, Costa Rica. FUENTE: Ricardo Russo.
FOTOGRAFÍA 10. Silvopastura en callejones con hileras de Pejibaye (Bactris gasipaes) y Cratylia argentea. Universidad EARTH, Guácimo, Limón, Costa Rica. FUENTE: Ricardo Russo.
Cercas Vivas
Las cercas con postes vivos (CV) en fincas ganaderas son plantaciones lineales de especies arbóreas (maderables, frutales, ornamentales o de uso múltiple), conformadas por una sola o varias hileras de árboles, que se utilizan para dividir potreros (apartos) dentro de la finca o perimetralmente para delimitar propiedades; casi siempre se complementan con el uso de alambre liso o de púas. Pueden tener una estructura simple (una sola especie) o compleja (dos o más especies).
Las CV con estructura compleja pueden diseñarse a partir de la combinación de especies que ofrezcan bienes y servicios diferentes (forraje, madera, frutos, hábitat para la fauna, etc.), con el fin de maximizar la eficiencia de los sistemas productivos. Sin embargo, su uso tiene un carácter múltiple ya que aparte de delimitar los terrenos; en función de las especies, puede obtenerse forraje, frutos, leña y postes; sin embargo, su uso en establecimientos ganaderos las relaciona con los SSP de los cuales son parte. Las CV pueden utilizarse en todo tipo y tamaño de fincas, pero son particularmente útiles en fincas pequeñas, porque además de la producción de bienes y servicios, son una fuente de forraje cuando se utilizan especies forrajeras como las de los géneros Erythrina, Gliricidia, Morus, etc., o se combinan con arbustivas como Cratylia, Flemingia, Leucaena, Trichanthera, Tithonia, Boehmeria, Hibiscus, etc. Las cercas vivas, y otras plantaciones lineales, tales como cortinas rompevientos y árboles en linderos, son una alternativa de obtener madera cuando se incluyen especies de valor maderable y se las maneja en forma adecuada, aplicando prácticas silviculturales desde su establecimiento y efectuando poda de ramas para obtener buen crecimiento de los árboles y obtener fustes de calidad comerc
Entre esas prácticas, se deben tener en cuenta aspectos como distancias de plantación, raleos y podas, sobre todo esta última, para obtener fustes libres de nudos; y además, evitando fijar el alambrado con grapas metálicas directas sobre el fuste, esto puede lograrse no plantando las especies maderables en la misma línea que la utilizada como postes vivos de la cerca.
Un ejemplo de aprovechamiento maderable en la subcuenca del río Copán, en Honduras fue presentado por Chavarría et al. (2010), quienes encontraron fincas con cercas vivas de eucalipto, que presentaron valores promedio de 196 árboles/km de cerca, diámetros a la altura del pecho de 28 cm y alturas de 18,9 m, con un volumen comercial de 100,2 m3 /km.
Además, una de las ventajas para la promoción de las CV en el proceso de restauración, es que existe un conocimiento empírico de los agricultores sobre las mismas, lo que favorece la aceptación entre los mismos; otra es que pueden ser implementadas tanto en zonas secas y semiáridas como en zonas húmedas. Pero, se debe tomar en cuenta que las cercas vivas necesitan manejo para que sean sostenibles y persistentes (FOTOGRAFÍAS 11, 12, 13, 14 y 15).
FOTOGRAFÍA 11. Sistema Silvopastoril con cercas vivas en Río Frío, Sarapiquí, Costa Rica. FUENTE: Hairon Vargas.
FOTOGRAFÍA 11. Sistema Silvopastoril con cercas vivas en Río Frío, Sarapiquí, Costa Rica. FUENTE: Hairon Vargas.
FOTOGRAFÍA 12. Cercas vivas, recientemente podadas, de Poró común (Erythrina berteroana) en potreros. FUENTE: Vesalio Mora.
FOTOGRAFÍA 12. Cercas vivas, recientemente podadas, de Poró común (Erythrina berteroana) en potreros. FUENTE: Vesalio Mora.
FOTOGRAFÍA 13. Cercas vivas de Poró común (Erythrina berteroana), con animales ramoneando rebrotes. FUENTE: Vesalio Mora.
FOTOGRAFÍA 13. Cercas vivas de Poró común (Erythrina berteroana), con animales ramoneando rebrotes. FUENTE: Vesalio Mora.
FOTOGRAFÍA 14. Cerca viva de Indio desnudo (Bursera simaruba) con aisladores metálicos forrados con plástico, para evitar que la corteza se “trague” el alambre. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 14. Cerca viva de Indio desnudo (Bursera simaruba) con aisladores metálicos forrados con plástico, para evitar que la corteza se “trague” el alambre. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 15. Cercas vivas de Poró blanco (Erythrina fusca) en praderas de Panicum maximum cv. Mombaza, en la Fortuna de San Carlos, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 15. Cercas vivas de Poró blanco (Erythrina fusca) en praderas de Panicum maximum cv. Mombaza, en la Fortuna de San Carlos, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
Siembra y establecimiento de cercas vivas
Las cercas vivas deberán sembrarse mixtas, con un seto a cada lado, y con árboles de mayor altura en el centro. Una vez los arbustos crecen y cierran permiten prescindir a futuro del alambre de las cercas y facilitan el ramoneo directo de los animales para cosechar el forraje.
Los arbustos del seto se siembran con material vegetativo o trasplante en forma de X (ramas gruesas con 50 centímetros de longitud), con dos a tres líneas de arbustos de cada lado de la cerca. Se puede sembrar con Hibiscus rosa-sinensis con flores de diversos colores, Morus alba, Gliricidia, Erythrina, etc. pero también se pueden sembrar con especies que poseen espinas como Swinglea glutinosa. Los árboles, además de generar servicios ambientales, mejoran las condiciones de bienestar animal y de nutrición como fuente de forraje altamente proteico y reemplazan el cerco muerto. El establecimiento de las cercas vivas se puede hacer mediante la siembra de arbolitos provenientes de viveros o mediante estacas sin o con raíz, sin permitir que la raíz se enrosque, utilizando bolsas largas, al sembrar inicialmente la semilla o la estaca del arbolito.
Al utilizar arbolitos de vivero, se deben tener en cuenta las siguientes observaciones:
  • Sacar el arbolito de la bolsa larga, retirar la bolsa plástica del lote y disponer de ella después de la siembra.
  • Durante la siembra, no permitir que queden bolsas de aire y cubrir el cuello de la raíz y compactar el suelo manualmente para evitar encharcamientos.
  • Colocar una línea de cerca electrificada para evitar el ramoneo de los arbolitos, mientras se establecen como cerca viva.
Cuando se usa el método de siembra por estaca, para la siembra inicial de una cerca viva, es preferible utilizar especies de alta rusticidad y tolerancia a condiciones adversas y se deben seguir las siguientes recomendaciones:
  • Clave postes vivos o muertos de buena madera a distancias entre 3 a 5 metros, según la topografía del terreno. Estos deben ser fuertes para que soporten las altas tensiones del templado del alambre. En terrenos muy ondulados se recomienda clavar postes intermedios cada uno a cuatro metros.
  • Corte las estacas vivas durante la luna nueva (creciente), de esta forma se aprovecha el efecto gravitacional que ejerce la luna sobre los líquidos intercelulares en los momentos de máxima absorción de agua.
  • Esta práctica permite que las estacas cortadas tengan suficientes reservas de agua para soportar los periodos de almacenaje y ojalá de enraizamiento previo a la siembra, e incluso para iniciar el proceso de rebrote.
  • Corte de estacas con un mínimo de dos y medio metros de largo y tres a cinco centímetros de diámetro, corte en bisel en ambos extremos. Elimine las hojas y ramas.
  • Coloque las estacas bajo sombra durante dos a cuatro días, tenga cuidado de no maltratar las yemas foliares o lugares de rebrote. Apílelas luego en grupos en posición vertical bajo la sombra hasta el momento de la siembra, o bien póngalas a enraizar dentro de bolsas largas con tierra, durante al menos un mes, previo a la siembra.
  • El procedimiento permite seleccionar las mejores estacas al momento de la siembra, eligiendo estacas con alta presencia de rebrotes radiculares y foliares.
  • Entierre las estacas vivas durante la época de lluvias, dentro de un hueco con un mínimo de 30-50 centímetros de profundidad y apriete el suelo alrededor de la estaca enterrada. El suelo puede mezclarse con arena, con cascarilla de arroz y con abono orgánico.
Bancos forrajeros con especies arbóreas para corte y acarreo
Los bancos forrajeros con especies arbustivas y arbóreas para corte y acarreo pueden ser solo de dichas especies o un banco forrajero mixto (BFM), con especies arbustivas o arbóreas de alto valor nutricional, con más de 15% de proteína, y gramíneas forrajeras que aportan la energía. El 75% del banco debe estar constituido por forrajes proteicos (más del 15% de proteína), que aportan aproximadamente la tercera a cuarta partes de la biomasa que se ofrece a los animales. Entre el 70% al 80% restante lo conforman los forrajes energéticos, gramíneas forrajeras como los pastos de corte, la caña de azúcar, sorgo y maíz, que aportan las dos terceras partes de la biomasa ofrecida a los animales. Se deben calcular los requerimientos diarios de forraje verde de los animales que se van a suplementar, tomando como valor entre el 12% al 15% del peso vivo del animal. Para vacas próximas al parto, en el primer tercio de la lactancia, terneros lactantes y destetos se calcula un nivel de suplementación del 20% del peso vivo. De esta manera se obtienen la cantidad de forrajes proteicos y energéticos a suplementar. Hay que tener en cuenta la cantidad de forraje producido por m² y los requerimientos por animal/día, de esa forma se calcula la cantidad de forraje a cortar diariamente.
Al resultado obtenido hay que sumarle el 10%, por rechazo y pérdidas de forraje. Teniendo la cantidad total de forraje a suministrar diariamente, se debe considerar que el 75% deben ser forrajes energéticos como caña de azúcar y pastos de corte, y el 25% restante deben ser forrajes proteicos como Leucaena leucocephala, Gliricidia sepium, Cratylia argentea, Tithonia diversifolia, Morus alba, Trichanthera gigantea, Erythrina fusca, Hibiscus rosa-sinensis, Bohemeria nivea y Sambucus peruviana, entre otros (FOTOGRAFÍAS 16, 17, 18 y 19).
FOTOGRAFÍA 16. Banco mixto forrajero - BMF de Morera (Morus alba) asociado con Poró (Erythrina poeppigiana), Nacedero (Trichanthera gigantea) y Botón de oro (Thitonia diversifolia), en Turrialba, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 16. Banco mixto forrajero - BMF de Morera (Morus alba) asociado con Poró (Erythrina poeppigiana), Nacedero (Trichanthera gigantea) y Botón de oro (Thitonia diversifolia), en Turrialba, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
En el caso de BFM para corte y acarreo estos deberán ser sembrados en mezcla de varias especies forrajeras y en surco doble a 1 m x 1 m, y calles con 1,5 a 2,0 m de ancho, dependiendo de las especies, para permitir el ingreso cómodo de los cosechadores. Se deberán asociar gramíneas, leguminosas y otras plantas forrajeras herbáceas, arbustivas y arbóreas con la finalidad de fijar nitrógeno y carbono, y lograr una alta cobertura, utilización de la radiación solar y biodiversidad, que contribuyen a reducir el control de plagas y enfermedades. El BFM es un cultivo intensivo y requiere de fertilización constante. Después de cada corte se le debe aplicar materia orgánica al suelo entre 1 a 1,5 ton/ha.
Si se utiliza estiércol fresco debe regarse alrededor de cada planta, a una distancia de 30 a 50 cm del tallo, con el fin de evitar quemaduras (Uribe, F., et al., 2011).
La frecuencia de corte es un aspecto importante a considerar en los BFM, porque influye en la digestibilidad del forraje y en la biomasa digerible. En un banco forrajero con Erythrina poeppigiana, Gliricidia sepium, Tithonia diversifolia y Morus alba en Guácimo, Costa Rica, se observó que la digestibilidad decrece (figura adjunta) con respecto a la edad de rebrote (frecuencia de cosecha del material forrajero); y qué si bien no hay diferencias en producción de biomasa y biomasa digerible entre leguminosas y no leguminosas, ni entre especies dentro del grupo, sí las hay por la edad de rebrote (Soto et al. 2009 y FIGURA 4).
FIGURA 4.
FIGURA 4.
FOTOGRAFÍA 17. Banco mixto forrajero - BMF de Morera (Morus alba) asociado con Poró (Erythrina poeppigiana), recién cosechado, en Turrialba, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 17. Banco mixto forrajero - BMF de Morera (Morus alba) asociado con Poró (Erythrina poeppigiana), recién cosechado, en Turrialba, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 18. Banco forrajero puro de Nacedero (Trichanthera gigantea) en Turrialba, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 18. Banco forrajero puro de Nacedero (Trichanthera gigantea) en Turrialba, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 19. Follaje de Morera (Morus alba) cortado y oreado, antes de picarlo, en Turrialba, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 19. Follaje de Morera (Morus alba) cortado y oreado, antes de picarlo, en Turrialba, Costa Rica. FUENTE: Raúl Botero Botero.
ASPECTOS DE FERTILIDAD DE SUELOS EN LOS SSP
Un suelo sujeto a pastoreo continuo se degrada lentamente porque pierde su fertilidad inicial, si disminuye la restitución de los nutrimentos del suelo, bien sea en forma de heces, fertilizante orgánico, fertilizante inorgánico, o una combinación de estos tres insumos (Salas y Cabalceta 2007).
La conservación del suelo se basa en un balance de nutrimentos, que incluye la cantidad presente en el suelo, la cantidad que extraen los forrajes para una producción esperada, la eficiencia de la absorción de los nutrimentos por las plantas, aplicados como fertilizantes y su nivel de extracción en los productos (carne, leche, pieles, lana, etc.), que se van al mercado. Por esta razón, el análisis de la fertilidad del suelo y foliar deben hacerse en términos más amplios, que incluyan además de las variables químicas, las físicas, biológicas y ambientales (Altieri y Yurjevic, 1991). Por ejemplo, en suelos ácidos de Panamá la siembra de Acacia mangium en potreros del pasto Brachiaria humidicola, no solo mejora la calidad del forraje, sino los contenidos de fósforo y nitrógeno en el suelo, en comparación con monocultivos de la misma especie de gramínea. Además, durante la estación lluviosa, la densidad de organismos del suelo es mayor en áreas con una densidad de siembra de 240 árboles de A. mangium por hectárea.
En las tierras altas (1800 - 2500 msnm), Alnus acuminata es una especie arbórea promisoria para la restauración de la fertilidad de los suelos en pasturas degradadas, por su asociación con bacterias filamentosas fijadoras de nitrógeno (Frankia alni) y hongos micorrícicos arbusculares (endomicorrizas) en sus raíces.
OPORTUNIDADES DE LOS SSP
Los SSP presentan oportunidades en lo económico, productivo, social y ambiental (Iglesias et. al. 2011). En lo económico, la diversificación de la producción posibilita obtener ingresos a corto, mediano y largo plazo y atenuar las fluctuaciones de precios y mercado de los productos; además, genera ingresos adicionales por la producción de madera y derivados.
En lo productivo tanto las pasturas como los animales se ven beneficiados por los efectos de la sombra y abrigo. La disminución del estrés calórico de los animales permite mayor ganancia diaria por animal, que aquellos sin disponibilidad de sombra, a su vez el abrigo genera disminución de los requerimientos de energía para el mantenimiento. También disminuye la evapotranspiración de las pasturas por efecto de la sombra.
En lo social, son menos las referencias encontradas, pero se consideran de importancia para incrementar la calidad de vida de la población rural en límites de pobreza, dado que este grupo es más vulnerable a variaciones climáticas, de mercado y enfermedades, entre otras, mediante la diversificación de riesgos e incremento de la resiliencia ante perturbaciones externas a los sistemas.
Y en lo ambiental, tenemos un espectro amplio de servicios ecosistémicos; pero se destaca en este escrito la importancia de los SSP para recuperar áreas degradadas. Sobre todo, considerando la existencia de enormes extensiones de áreas y pasturas degradadas en la región de América Tropical; los SSP permiten la recuperación de áreas y pasturas degradadas a través de la restitución parcial de la productividad del suelo.
RESTAURACIÓN DE ÁREAS DEGRADADAS
Se definen como áreas degradadas aquellas tierras previamente boscosas que fueron severamente dañadas por la extracción excesiva de madera y productos agrícolas y forestales no maderables, prácticas deficientes de manejo, incendios reiterados, el sobrepastoreo de ganado, u otras alteraciones o usos de la tierra que dañan el suelo y la vegetación, en tal grado que se inhibe o retrasa seriamente el restablecimiento del bosque después de su abandono (OIMT, 2005).
El proceso de restauración pasa por el restablecimiento de la cobertura forestal y de la vegetación y sirve para proteger la superficie del suelo del impacto directo del agua, sea de la lluvia o de la escorrentía, debido a que:
a) El dosel intercepta y absorbe la energía de las gotas de la lluvia por las hojas y los residuos (hojarasca) de las plantas;
b) Se Incrementan la capacidad de infiltración y el almacenamiento del agua de lluvia en el suelo, debido al mejoramiento de la estructura y porosidad por las raíces; c) Se reduce la velocidad del agua de la escorrentía por el colchón de hojarasca; y d) Los fustes de los árboles y tallos de los arbustos, conducen el agua interceptada por el dosel hasta el suelo a bajas velocidades (García 1999).
Para rehabilitar áreas degradadas es fundamental sensibilizar a los ganaderos de que los SSP son un tipo de cobertura vegetal y a su vez son importantes en el proceso de rehabilitación, porque combinan, en el mismo espacio, plantas forrajeras, leguminosas, arbustos, árboles y palmas, destinados a la producción animal. Sin duda, el panorama es complejo. No se ha podido, o sólo de forma muy limitada, encontrar una forma rápida de recuperar un área degradada, ya sea por inconvenientes técnicos o de financiamiento. El establecimiento de SSP se convierte en una herramienta idónea para la recuperación de dichas áreas.
Este proceso de recuperar un área degradada con SSP debería estar relacionado a los programas de pagos por servicios ambientales (PSA), ya desarrollados en algunos países de América Tropical. La gama de consumidores es amplia. En el ámbito de América Tropical, pueden ser individuos o grupos de individuos, a nivel local o nacional, usuarios de servicios producidos por la conservación del agua y del suelo. Pero también pueden ser empresas privadas internacionales interesadas en promover servicios como la provisión de agua, la conservación de la biodiversidad y la fijación de carbono.
Además, existe una iniciativa, conocida como el “Desafío de Bonn”, que se impulsó en septiembre de 2011 en Bonn, Alemania, por la Alianza Mundial para la Restauración del Paisaje Forestal, encaminado a restaurar 150 millones de hectáreas de tierras deterioradas y deforestadas, de aquí al año 2020 y contribuirá a la actual Meta 15 del Convenio sobre la Diversidad Biológica (restaurar como mínimo el 15% de los ecosistemas deteriorados del planeta de aquí a 2020) y a la meta REDD+ del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático - CMNUCC (aminorar, detener y revertir la deforestación y la pérdida de carbono forestal). Los SSP entran en el marco de ambos, el “Desafío de Bonn” y la meta REDD+.
CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD
Más de la mitad de las pasturas en América Tropical se encuentran en algún estado de degradación. La restauración de estas áreas es una posibilidad mediante el uso de árboles y arbustos de propósito múltiple que, además de proporcionar beneficios ambientales, hacen sostenibles los sistemas ganaderos. Para incrementar la resiliencia de estos sistemas se necesita fomentar prácticas de manejo con especies leñosas con mayor diversidad funcional (por ejemplo, tolerancia a la sequía, mayor valor nutricional, mejoramiento de la fertilidad de los suelos, entre otros) para potencializar la generación de bienes y servicios ecosistémicos. En vista de esta situación, el CATIE realizó una serie de estudios que muestran que los SSP ofrecen una amplia diversidad de bienes y servicios ecosistémicos como producción de productos maderables para uso en la finca y/o para la venta, lo cual está asociado a una menor presión del recurso bosque; son una fuente de alimento por medio de follajes y/o frutos para la alimentación del ganado en la época seca, lo que mejora la dieta y podría reducir la emisión de metano; protección y restauración de suelos, que favorece la retención de carbono en el suelo; y constituyen una fuente de sumidero de carbono que según las especies y densidad de leñosas pueden superar las 4 ton de C/ha/año.
Igualmente, los SSP minimizan la contaminación física, química y biológica de fuentes de agua y contribuyen con la conservación de la biodiversidad. Asimismo, los sistemas silvopastoriles mejorados (nuevos diseños) contribuyen para mejorar la competitividad de la ganadería, la diversificación y el fortalecimiento de los medios de vida de las familias rurales.
PROPUESTAS SOBRE RESTAURACIÓN DE ÁREAS DEGRADADAS
Dice Stewart Maginnis “Restaurar 150 millones de hectáreas en los próximos 10 años podría reducir el “déficit de reducción de las emisiones” entre un 11 y un 17%, e inyectaría más de 85.000 millones de dólares anuales en las economías locales y nacionales”.
La rehabilitación de áreas degradadas (forestal y paisajísticamente), por medio de SSP, convierte las áreas estériles o deterioradas en paisajes fértiles, sanos y productivos, que pueden satisfacer de forma sostenible las necesidades de la población y del medio ambiente natural (CUADRO 4).
BOTERO - LOS SISTEMAS SILVOPASTORILES EN AMÉRICA TROPICAL - Image 2
Se propone el establecimiento y uso de SSP como una alternativa de uso de la tierra con enfoque restaurativo-productivo de manejo y conservación de suelos, con énfasis en la arborización de potreros y áreas degradadas, incluyendo todas las formas silvopastoriles (reforestación, regeneración natural, plantaciones perimetrales, cercas vivas, cortinas rompevientos, etc.).
Los SSP, establecidos mediante la regeneración natural y/o por la reforestación con hierbas, arbustos, árboles, bambúes y palmas de uso múltiple, aunque su establecimiento demanda una alta inversión inicial, protegen los suelos, mejoran sus condiciones físico - químicas, aumentan su fertilidad, evitan su compactación, mejoran la infiltración, reducen la erosión, inmovilizan carbono, fijan nitrógeno, incrementan la repoblación y biodiversidad de insectos, aves y mamíferos, aumentan la producción, la calidad nutritiva y la digestibilidad de los forrajes consumidos por los rumiantes, aumentan la producción de carne, leche, pieles, madera, frutos, productos industriales, etc., generan empleo y bienestar social y reducen la emisión de gases de efecto invernadero, entre otros, e igualmente garantizan una alta rentabilidad a largo plazo.
Por ello se deberán concentrar esfuerzos en financiar proyectos silvopastoriles, como la opción más viable desde el punto de vista ambiental, productivo y financiero. Además de contribuir a la rehabilitación de áreas degradadas, los SSP tienen efecto en la recarga hídrica en paisajes ganaderos. Ríos et al. (2008) estudiaron el impacto de los SSP sobre el recurso hídrico en zonas de recarga de la subcuenca del río Jabonal, Costa Rica; evaluando pasturas nativas sobrepastoreadas (PD), pasturas nativas con árboles (PNA), pasturas mejoradas con árboles (PMA) y un bosque secundario intervenido (BSI), sitios donde caracterizaron la vegetación y estimaron la escorrentía superficial e infiltración. La PD presentó la mayor escorrentía, seguida por la PNA; mientras que la PMA y el BSI presentaron los valores más bajos (28; 27; 15 y 7%, respectivamente).
El BSI presentó la mayor infiltración; mientras que las pasturas con árboles (PMA y PNA) permitieron infiltrar más que las PD (3,54; 0,23; 0,19 y 0,07 cm/h, respectivamente). La cobertura arbórea se correlacionó negativamente con la escorrentía (r = -0,71; P=0,01) y positivamente con la infiltración (r = 0,75; P = 0,01) y concluyeron que los SSP, al tener el componente arbóreo, mostraron mayores beneficios hidrológicos en la zona de recarga, ya que disminuyeron la escorrentía superficial, incrementaron la infiltración y favorecieron una mayor conservación del agua en el suelo. Otro aspecto de importancia es que los SSP disminuyen el impacto ambiental de la actividad ganadera. En un caso en la cuenca del Río San Pedro, Camagüey, Cuba, Acosta et. (2008) realizaron una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) esperado de los SSP en las áreas deforestadas de la cuenca. La EIA demostró que con el establecimiento de SSP en dichas áreas, se puede resarcir el impacto negativo que la actividad ganadera ha ocasionado, llevando el indicador general de impacto de valores negativos a positivos. Para ello se utilizó la metodología RIAM (Rapid Impact Assessment Matrix) (Pastakia y Jensen 1998), que considera cuatro áreas temáticas de análisis: físicoquímica (FQ), ecológicobiológica (EB), sociocultural (SQ) y económica-operacional (EO), con sus correspondientes componentes (CUADRO 5).
Es necesario hacer grandes esfuerzos estatales y gremiales para cambiar la cultura, a partir de programas que promuevan la responsabilidad social empresarial entre los ganaderos, pero quizás el desafío más importante es hacer posible la reconversión desde el punto de vista financiero, dada la alta inversión requerida para transformar las áreas abiertas de pastoreo en SSP plantados directamente, más no en sistemas de regeneración natural o en sistemas con arbustos y árboles establecidos inicialmente mediante cultivos agrícolas transitorios. Se hace necesario entonces estructurar paquetes de financiamiento con subsidios, con bajos intereses, y con asistencia técnica, para proyectos silvopastoriles, dado que uno de los inconvenientes más argumentados es el alto costo de establecimiento de los SSP.
Con relación a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), el aporte de los SSP tropicales es mucho menor que el de los sistemas de lechería y de engorde intensivos de los países desarrollados, pero es además un proceso natural, y no es producto de la incontrolada transformación industrial o del consumo intenso de combustibles fósiles que hacen hoy los países desarrollados. Las personas relacionadas con la producción ganadera en América Tropical cuentan en general con conocimientos y tecnologías para la adaptación y mitigación al cambio climático - enfatizado en sequía - que permiten mantener una producción estable a lo largo del año, lo que redunda en el mejoramiento de los medios de vida de las familias rurales.
Finalmente, el manejo del componente arbóreo, la pastura y el ganado en forma balanceada es una de las acciones principales que proponemos y denominamos Manejo Integral Silvopastoril (FIGURA 5).
El manejo de la pastura se refiere a tipo de pastizal (natural o mejorado), cultivos forrajeros, ciclos de crecimiento, procesos de conservación de forrajes, tamaño de potreros, pastoreo rotacional, etc.
El manejo del ganado en función del tipo (carne, leche, doble propósito, lana, etc.), aspectos nutricionales, etc. El manejo del componente arbóreo estará en función de la modalidad adoptada (árboles dispersos en pastizales, cercas vivas, bancos forrajeros, rodales para sombra, etc.).
CUADRO 5. Componentes para considerar en una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) de Sistemas Silvopastoriles.
CUADRO 5. Componentes para considerar en una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) de Sistemas Silvopastoriles.
FIGURA 5. Manejo Integral Silvopastoril. FUENTE: Botero y Russo, 2016.
FIGURA 5. Manejo Integral Silvopastoril. FUENTE: Botero y Russo, 2016.
Los principales factores de manejo para cada caso se presentan a continuación:
Los principales factores de manejo para cada caso se presentan a continuación:
LA REGENERACIÓN NATURAL Y SU EFECTO SOBRE LA ARBORIZACIÓN DE ÁREAS DE PASTOREO
Las fincas ganaderas presentan generalmente árboles dispersos en potreros que ofrecen sombra y alimentos para los animales y generan ingresos por madera y/o frutas.
Algunos de estos árboles son remanentes de los bosques originales antes de la deforestación, otros árboles fueron sembrados por los productores y la gran mayoría han crecido a partir de la sucesión vegetal o regeneración natural, gracias a la dispersión de semillas que hacen el ganado, los animales silvestres, insectos, el agua lluvia, los vientos, etc.
El manejo de la regeneración natural en áreas en pastoreo se hace mediante la abolición de las herramientas indiscriminadas que se utilizan para eliminar las plantas que aparecen como invasoras en las praderas. Estas herramientas son las quemas, deshierbas manuales, mecanizadas y la aplicación generalizada de herbicidas químicos, luego la vegetación nativa y los animales contribuyen eficazmente a consolidar el sistema. La primera etapa puede durar entre dos a cinco años, lo cual depende de las condiciones de carga animal, períodos de descanso y ocupación de las praderas, humedad, fertilidad y descompactación del suelo, sombra, bancos de semillas y proximidad a bosques nativos. Posteriormente se realizan podas selectivas y entresacas de madera hasta conformar de dos a tres estratos de vegetación compatibles con los pastos establecidos y dominantes en la pradera.
Estudios recientes en zonas ganaderas de América Central demuestran que los productores conservan entre el 88% al 100% de árboles dispersos en las praderas (Harvey y Haver, 1999), con una riqueza y variabilidad nada despreciables, que puede llegar hasta cien especies diferentes (Esquivel. et al, 2003, 2011).
En la zona del trópico seco del Pacífico de Costa Rica las especies arbóreas más abundantes y frecuentes, provenientes de regeneración natural, son: Tabebuia rosea, Guazuma ulmifolia, Cordia alliodora, Pithecellobium dulce y Acrocomia vinifera (Esquivel. et al, 2003). Cordia alliodora posee un alto potencial como especie promisoria para el desarrollo de los SSP por regeneración natural, debido a su abundancia, adaptabilidad ecológica y a que su madera alcanza un alto precio comercial (Camargo et al. 2008). Esto también ha sido observado en las tierras bajas del Caribe, donde se maneja la regeneración natural de C. alliodora para mantener una densidad no mayor de cien árboles por hectárea (Botero y Russo, 2016). También Samanea saman y Enterolobium cyclocarpum se encuentran ampliamente diseminados en Colombia, Venezuela, Ecuador, Panamá, Costa Rica y Nicaragua, como árboles dispersos en potreros, de mayor amplitud de copa, y son aceptados por los ganaderos para el sombrío de los animales, pues sus frutos son producidos y ávidamente consumidos durante la época seca (Esquivel. et al, 2009).
Así mismo, en varios países de América Tropical son comunes en fincas ganaderas grandes árboles como Ceiba pentandra y frutales tropicales naturalizados como Manguifera indica que ofrece abundantes frutos estacionales comestibles, tanto para los humanos como a los animales domésticos y silvestres (Murgueitio e Ibrahim, 2001).
Por otra parte, por su distribución y su asociación directa con los sistemas ganaderos se destaca Psidium guajaba que produce uno de los frutos neotropicales más rico en vitamina C y minerales, el cual se industrializa y comercializa ampliamente para el consumo humano. Aunque durante la conquista esta especie arbórea ya se encontraba ampliamente distribuida en América Tropical (Patiño, 2002), la ganadería bovina facilitó su expansión hacia diversos ecosistemas, puesto que es muy consumida, tanto por animales domésticos como silvestres, principalmente aves. En América equinoccial los árboles de guayaba crecen desde el nivel del mar hasta los 2100 msnm en suelos y climas variados, con precipitaciones anuales entre 800 y 6000 mm. La dispersión de la guayaba en pastizales se realiza principalmente a través del estiércol bovino, logrando rangos de densidad en SSP naturales de entre 10 hasta 350 árboles por hectárea. La más alta densidad permite producir mayor volumen de frutos, mayor cantidad de madera y leña, sin detrimento de la productividad pecuaria (Somarriba, 1986). La poda y entresaca de los árboles de guayaba en las silvopasturas se puede contratar, pagando con la leña obtenida a quien hace el trabajo (Jacobo Botero, 2006 comunicación personal).
Otros árboles multipropósito que alcanzan altas densidades en los SSP provenientes de la regeneración natural, nativos de América Tropical, que se encuentran distribuidos desde México hasta Argentina, en las islas del Caribe (Gentry, 1980), y que es común en Guanacaste, Costa Rica y en la Nueva Concepción en Guatemala, son los del género Crescentia spp., con seis especies de las cuales las más difundidas son Crescentia cujete y Crescentia alata. Este último se considera un árbol de gran importancia en el trópico seco y en regiones con tendencia a la desertificación, por su alta resistencia a la sequía, aunque también tolera sitios húmedos. Igualmente se adapta a suelos de diversa fertilidad natural, desde fértiles a pobres, así como compactados, también tiene capacidad de crecer tanto en condiciones abiertas, como de sombra abundante. Su adaptación altitudinal abarca desde el nivel del mar hasta los 1400 msnm.
Aunque su follaje es escaso, el mayor producto útil es su fruto que varía de tamaños entre 4 hasta 25 centímetros de diámetro y pesos por fruto de entre 400 hasta 1500 gramos. La producción de frutos oscila entre 27 a 92 frutos/árbol/año y desde 16 hasta 81 kilogramos/árbol/año (Roncallo et al, 1996). Se destaca su capacidad de regeneración natural cuando los frutos son consumidos por los animales, quienes escarifican las semillas en su tracto digestivo.
Estas germinan en abundancia en las excretas animales, dando origen a nuevas plantas que crecen en los potreros, tolerando el pisoteo y el ramoneo de los animales y también las quemas de las pasturas durante la sequía.
En las regiones del Pacífico de Costa Rica y de Nicaragua hay experiencias exitosas de SSP basados en Crescentia alata. Aunque la especie se puede propagar en forma asexual (por esquejes) los productores prefieren multiplicarla de semilla para establecer árboles con una raíz principal profunda, lo que les permite obtener agua y nutrimentos en lugares más profundos del suelo (FOTOGRAFÍA 20). Es posible que la práctica de establecimiento de silvopasturas por regeneración natural sea multiplicada por muchos productores, puesto que demanda la más baja inversión financiera y el mismo potencial productivo y ambiental frente a otras opciones de sistemas agroforestales. Pero la sucesión vegetal o regeneración natural en sistemas ganaderos tiene aspectos negativos que han sido poco estudiados.
FOTOGRAFÍA 20. FUENTE: Raúl Botero Botero.
FOTOGRAFÍA 20. FUENTE: Raúl Botero Botero.
Como ejemplo, el incremento de hábitats con vegetación arbustiva, arbórea y de palmas, cada vez con mayor densidad y altura de las especies presentes en las pasturas atrae los rayos, que se producen durante las tormentas eléctricas, los que, al caer sobre los árboles, pueden matar a los animales que buscan protección bajo su copa.
También facilitan la deforestación, el robo de madera, leña, frutos y el abigeato, el sacrificio doloso y la caza furtiva de animales domésticos y silvestres. Además, pueden aumentar la presencia de especies de animales y de plantas no deseables para el ganado, como es el caso de los vampiros, las larvas de moscas de la piel (Dermatobia – Haematobia), las serpientes venenosas (víboras de coral, cascabel, terciopelo, etc.) y la presencia de plantas tóxicas, al ser consumidas por los animales.
La mayoría de los productores de ganado no están dispuestos a aceptar que su finca sea invadida por el bosque, por lo cual se hace necesario incrementar las investigaciones futuras para determinar combinaciones óptimas entre vegetación arbustiva, arbórea, palmas y praderas y evitar así los efectos negativos sobre los pastos por exceso de sombra y por el fenómeno de alelopatía que causan algunas especies vegetales.
FACTORES DE MANEJO DE LA PASTURA EN SSP
Los factores para tener en cuenta al manejar una pastura son:
  • Altura de la pastura a la entrada y salida de los animales (mediante aforo)
  • Controlar la calidad nutricional de la pastura
  • Consumir el pasto a tiempo, para aumentar el aprovechamiento
  • Dar suficientes días de descanso entre pastoreos
  • Hacer divisiones en los potreros Hacer pastoreo rotativo, racional y controlado
  • Días de pastoreo por parcela, todo esto en el marco del tiempo (cronológico y climático), donde las condiciones de crecimiento del pasto van variando
  • Mantener las pasturas con una oferta de pasto adecuada, o sea, con buenos sitios de alimentación
  • Evitar que la pastura se sobremadure (lignifique) y pierda calidad
ASPECTOS IMPORTANTES SOBRE LAS PASTURAS EN SSP
Desde finales del siglo XIX, el fuego se utilizó como herramienta de manejo para transformar los bosques nativos y para controlar la regeneración natural. Para la transformación de las grandes áreas deforestadas fue clave el establecimiento de gramíneas de origen africano como: Hyparrhenia rufa, Melinis minutiflora, Panicum maximum, Axonopus micay, Axonopus scoparius y Digitaria decumbens, para pastoreo en suelos bajos bien drenados, Brachiaria mutica, adaptado a suelos bajos mal drenados y Kikuyuocloa clandestina, que se estableció en zonas planas y laderas bien drenadas con alturas entre 1800 msnm y 3000 msnm, sembradas las tres últimas por material vegetativo.
Las gramíneas nativas de América Tropical se propagaron por material vegetativo y cubrieron áreas para pastoreo en regiones cálidas, ellas fueron principalmente Axonopus micay y Axonopus scoparius, utilizados tanto para pastoreo como para corte, y para pastoreo como grama trenza o bahía Paspalum notatum, Axonopus compressus, Homolepis aturensis e Ixophorus unisetus. La principal gramínea naturalizada de Asía fue Ischaemum indicum, las siete gramíneas mencionadas también se propagan por regeneración natural. Todas las gramíneas listadas aquí son tolerantes a la quema y se sembraron puras, asociadas únicamente de forma espontánea con leguminosas nativas de América Tropical.
ASPECTOS IMPORTANTES SOBRE EL MANEJO DEL GANADO EN SSP
El manejo del ganado es una actividad de fundamental importancia en el ámbito de las actividades pecuarias, las cuales implican una serie de operaciones que, como casi todas las actividades humanas, pueden producir impactos ambientales, algunos de los cuales pueden ser negativos. Los productores hacen lo mejor que pueden con la dotación de recursos que tienen y la información a la que acceden, por lo que una acción de extensión sería poner a disposición una guía de pautas con las principales áreas temáticas (alimentación, reproducción, infraestructura, sanidad, etc.) con las tecnologías críticas mínimas para un buen manejo del ganado. Los aspectos más relevantes a considerar en el manejo del ganado son:
  • Estado nutricional del ganado
  • Disponibilidad de agua en los potreros
  • Estado sanitario del ganado
  • Controlar la carga animal, altas cargas favorecen ganancia de peso por hectárea
  • Evitar selección del forraje, aplicando altas cargas instantáneas
  • Rotar el hato en diferentes potreros
  • Controlar períodos de descanso y ocupación de las praderas
  • Sombra en los potreros
Si bien, cada país, región o finca tiene sus condiciones propias, una generalización puede aproximarse a lo expuesto en el CUADRO 6.
DEGRADACIÓN DE LAS PASTURAS TROPICALES
En términos de recursos naturales Latinoamérica es una de las regiones más ricas del mundo. Con solamente el 8,6% de la población humana mundial, equivalente a 630 millones de personas, posee el 23% de la tierra agrícola potencial, 12% de ella cultivada actualmente, 46% de los bosques tropicales del mundo y 31% del agua dulce del planeta, debido a los grandes ríos que la surcan y al Acuífero Guaraní, qué es la tercera reserva mundial de agua dulce subterránea (FAO 2015).
La región posee cerca de 800 millones de hectáreas de tierras agrícolas. Sin embargo, la mayoría de esta área potencial se encuentra actualmente cubierta de bosque tropical lluvioso y su deforestación podría causar severos cambios ambientales, con efectos dramáticos sobre varias funciones ecosistémicas.
La conversión a agricultura de los ecosistemas naturales (pasturas, rastrojos, sabanas y bosques), como porcentaje de Latinoamérica y El Caribe es del orden del 30%, representando 620 millones de hectáreas de agroecosistemas, área muy similar a África, pero más pequeña que Europa y mucho menor que Asia.
Comparados con otras regiones del mundo, estos agroecosistemas tuvieron una media a baja intensidad en el uso de fertilizantes e irrigación durante el siglo 20. Sin embargo, el uso de fertilizantes e irrigación se incrementaron dramáticamente en las décadas recientes, con la expansión de la agricultura en las áreas templadas y subtropicales.
Se calcula que en Mesoamérica el área agrícola total alcanza casi 122 millones de ha, incluyendo 85 millones de hectáreas de pastizales, de las cuales 88% corresponden a México y 12% (10’ 232.420 ha) a los países de América Central (FAO 2015).
Este es un problema serio, pues se estima que más del 50% de las áreas de pasturas en América Tropical se encuentran degradadas actualmente y que sólo en América Central las pasturas degradadas representan más de 10 millones de hectáreas (Pezo et al. 2012).
CUADRO 6. Áreas temáticas y tecnologías críticas en el manejo del ganado vacuno en sistemas silvopastoriles.
CUADRO 6. Áreas temáticas y tecnologías críticas en el manejo del ganado vacuno en sistemas silvopastoriles.
Las causas principales de la degradación de pasturas se deben a:
  • Ganadería extensiva en pastoreo continuo
“En el pastoreo continuo, el pasto no tiene la oportunidad de librarse en ningún momento del pisoteo de los animales, por lo que sufre grave deterioro; que por la disminución del crecimiento durante la sequía y la continuidad de la carga animal, el pasto se acaba, y al final de dichos períodos desmejoran los animales, merma notablemente la producción y, al llegar de nuevo las lluvias, se produce una fuerte erosión y el terreno se cubre de malezas, que reemplazan al pasto” (Durán, 1974).
  • Acidez del suelo
Se deberán seleccionar gramíneas, leguminosas y otras especies forrajeras herbáceas, arbustivas, arbóreas y palmas multipropósito adaptadas, para establecer las silvopasturas en suelos ácidos de baja fertilidad y en climas adversos, y no pretender corregir la acidez y la fertilidad del suelo, para adaptar especies forrajeras que solo persisten y son productivas en condiciones edafoclimáticas más benévolas.
  • Compactación del suelo
En condiciones ideales, el suelo debe poseer, al menos la mitad de su volumen en espacio vacío, donde se almacenan aire y agua y viven los macroinvertebrados que se alimentan de los residuos vegetales de desecho de las plantas y los convierten en materia orgánica, que le permite mantener y aumentar su fertilidad natural.
Una Unidad Animal Bovina – U.A. (con 400 kilogramos de peso vivo) posee ocho (8) puntos de apoyo (pezuñas) sobre el suelo. Cada pezuña ejerce entonces una presión sobre el suelo, equivalente a 50 kilogramos. En suelos de textura arcillosa, es de esperar que se presente una alta y rápida compactación de la superficie del suelo, por efecto del pisoteo continuo del ganado en pastoreo o por la compactación producida por los pesados equipos de cosecha, en pasturas o en cultivos bajo corte mecanizado. Esto hace que, a través de los años, aún sobre suelos oxisoles, y con mayor celeridad en suelos ultisoles, se presente, de manera inevitable, la compactación en los primeros 10 a 20 centímetros de la superficie del suelo.
En suelos de textura franco - arenosa, arenosa, limosa y en suelos pedregosos o con alto contenido de materia orgánica, normalmente la compactación del suelo es menos severa, más lenta o simplemente no se presenta.
El contenido de oxígeno en el suelo es indispensable para facilitar a las plantas la absorción de los nutrimentos minerales, a través de las raíces, les permite un mayor crecimiento, vigor, desarrollo y lograr su persistencia productiva estable. El oxígeno es esencial para permitir la descomposición de la materia orgánica del suelo y la mineralización de los elementos que nutren a las plantas.
La compactación de la superficie del suelo reduce la aireación, limita el espacio de suelo que puede ser ocupado y explorado por las raíces y disminuye la cantidad de agua disponible, dificultando en las plantas su capacidad de nutrirse apropiadamente. Las raíces de las especies arbustivas y arbóreas penetran capas profundas del suelo, se renuevan, absorben agua y evitan su compactación (Botero, 2012 a). La compactación del suelo en las pasturas se evalúa en el laboratorio midiendo los porcentajes de partículas de suelo y de espacio vacío que posee un suelo introducido en un cilindro metálico de volumen conocido, para determinar, por peso, su comparación y definir si hay o no compactación y que tan leve o severa es esta.
Otra herramienta subjetiva útil y de bajo costo para el productor, consiste en utilizar, durante el período de lluvias, una pala o un barreno y sentir la dificultad o no de la fuerza de penetración necesaria para enterrar dichos implementos a una profundidad de 20 centímetros en el suelo. Se hace a 20 centímetros de profundidad, puesto que es allí donde se concentra la mayor población de raíces de las gramíneas para pastoreo y corte. Se manipula igualmente el terrón o cilindro de suelo extraído, para sentir su fuerza de cohesión o compactación.
  • Erosión
La compactación causa la reducción de la cobertura del suelo por parte de las plantas y con ello promueve la erosión laminar hídrica, causada por el salpicado de las gotas de lluvia sobre el suelo descubierto de las praderas, aún en topografías con pendientes muy leves. En pendientes mayores al 5% se presenta la erosión con formación de surcos o cárcavas y en pendientes fuertes, no recomendables para el establecimiento de pasturas para pastoreo, se pueden presentar remociones masales de suelo. La erosión hídrica y eólica (agua y viento) permiten la pérdida por arrastre de la capa superficial, que es la que contiene la mayor cantidad de la materia orgánica en el suelo.
  • Quema
La quema accidental o programada, tradicionalmente usada como herramienta de manejo de pasturas en los sistemas extensivos de producción ganadera en el trópico, volatiliza cantidades variables de nitrógeno, azufre y selenio hacia la atmósfera y reduce el contenido de materia orgánica del suelo (Anderson y Pressland, 1987).
  • Agotamiento del fósforo y del nitrógeno en el suelo
El fósforo y el nitrógeno son los minerales más deficitarios en los suelos tropicales. Ambos minerales se extraen en los productos agropecuarios que se van al mercado, por tal razón hay que reponerlos al suelo, para lograr la sostenibilidad en los sistemas de producción (Botero, 2012 a).
En el caso del fósforo, que es el segundo insumo más escaso en el mundo, después del petróleo, este se puede aplicar en los suelos ácidos (pH menor de 5,5) en base a Rocas Fosfóricas, en cuyo caso la acidez del suelo lo irá solubilizando lentamente, para que sea absorbido por las raíces de las plantas, antes de que sea fijado por las arcillas del suelo en las formas insolubles de Fosfatos de Hierro y de Aluminio. Las rocas fosfóricas se pueden tratar con ácido sulfúrico, para solubilizar el fósforo y hacerlo disponible de inmediato a las plantas, después de su aplicación al suelo. También se puede aplicar fósforo en las Escorias básicas (Escorias Thomas o Calfos), que se obtienen durante la elaboración del acero. Los superfosfatos simple y triple, de minas, cuyo fósforo es altamente fijado por los suelos ácidos, lo que lo hace indisponible para las plantas, también pueden ser aplicados al suelo como fuente de fósforo de alta solubilidad.
Todas las gramíneas necesitan fósforo y también nitrógeno, el cual, en este mundo, escaso de energía, debería ser fijado desde el aire y a bajo costo, por las raíces de las plantas leguminosas nativas o introducidas, mediante simbiosis con bacterias del género Rizobium. El aire que respiramos contiene 79% de nitrógeno.
En el caso de pasturas asociadas con leguminosas herbáceas, arbustivas o arbóreas, estas pueden fijar entre 50 a 900 kg/ha/año de nitrógeno, sin requerir, en algunos casos, de su aplicación como fertilizante a las praderas. Si se aplica fertilización nitrogenada, las leguminosas, sean estas nativas o introducidas, tienden a desaparecer (Botero, 2012 a).
Paradójicamente, a pesar de que América Tropical es la región más rica en germoplasma de leguminosas en el mundo, es notorio el bajo conocimiento actual sobre leguminosas nativas tropicales perennes que sean persistentes y productivas bajo pastoreo.
El aporte de nitrógeno también puede ser hecho mediante la aplicación de fuentes comerciales como Urea, Nitrato, Sulfato o Fosfato de Amonio, cuyo aprovechamiento por las plantas es limitado, ya que el nitrógeno es fácilmente volatilizado a la atmósfera en forma de amoníaco o bien se lava hacia capas profundas del suelo, contaminando las fuentes de agua subterránea. La aplicación del nitrógeno debe ser fraccionada y continua, puesto que se volatiliza o se lixivia rápidamente en el suelo. En el caso de tener un bajo contenido de materia orgánica en el suelo, esta limita la cantidad de nitrógeno aprovechable por las plantas que crecen sobre ese suelo.
SEÑALES DE DEGRADACIÓN EN LAS PASTURAS TROPICALES
Cuando en una pradera tropical se encuentra el suelo descubierto por encima del 20% del área; hay invasión de malezas, sean estas leñosas o ciperáceas (plantas indicadoras de mal drenaje); se visualiza arrastre de suelo, por efecto de la erosión laminar y del salpique del agua lluvia; compactación del suelo, lo que hace que durante una lluvia fuerte no haya infiltración del agua y se forme escorrentía; pérdida de vigor; lenta recuperación de la pastura, con demanda de mayor número de días de descanso; reducción en la capacidad de carga animal; reducción de los días de duración del pastoreo de la pastura, y reducción de la ganancia de peso y/o de la producción de leche diaria de los animales, se puede estar seguro de la degradación de la pastura.
EFECTOS DE LA RENOVACIÓN EN PASTURAS DEGRADADAS
La renovación de pasturas degradadas debe mejorar el drenaje y la capacidad de infiltración y retención del agua proveniente de las lluvias o del riego; reducir la erosión laminar; acelerar la mineralización de la materia orgánica; incorporar al suelo las excretas animales y el colchón de hojas muertas; renovar y dividir las raíces y las cepas de las plantas forrajeras; uniformizar su rebrote; estimular su vigor, cobertura y producción de semilla, incrementar sensiblemente la población y diversidad de leguminosas nativas y aumentar la capacidad de carga y la productividad animal.
LOS SSP Y LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD
En América Tropical los árboles aislados en los potreros son una característica común del paisaje; sin embargo, un porcentaje considerable de las pasturas están en algún estado de degradación. Además, se dejan en pie pequeños parches de bosque natural para proteger fuentes de agua.
Estas áreas de pasturas degradadas podrían ser restauradas mediante SSP, que además de proveer servicios ecosistémicos, hacen más sostenibles los sistemas de producción animal en los trópicos. La importancia del papel que juega la restauración del paisaje ha sido recientemente reconocida mediante decisiones internacionales relacionadas con el cambio climático y la biodiversidad. En octubre del 2010, cerca de 200 gobiernos asistentes a la Conferencia de las Partes del Convenio para la Diversidad Biológica que tuvo lugar en Nagoya, Japón, adoptaron el objetivo de restaurar al menos el 15% de los ecosistemas degradados para el año 2020 (Newton y Tejedor 2011). Estudios recientes han demostrado que los árboles cumplen un papel importante para la conservación de la biodiversidad al proveer refugio para animales silvestres, así como sitios de descanso, anidación y alimento para la avifauna y la conservación de la biodiversidad en paisajes fragmentados.
Al nivel regional, los sistemas silvopastoriles pueden jugar un importante papel en la implementación del Corredor Biológico Mesoamericano (González-Valdivia et al. 2014) y se espera que estos corredores provean hábitats adecuados para la vida silvestre, facilitando la dispersión de semillas y la regeneración de la vegetación nativa. También se ha demostrado que la producción pecuaria eficiente y sostenible, está relacionada con la biodiversidad y el bienestar animal (Broom et al. 2013). En potreros con alta densidad de árboles se encontró mayor riqueza de mariposas (14 especies) que en pasturas mejoradas con baja densidad de árboles (10 especies).
También se ha demostrado que la lluvia de semillas bajo los árboles en las pasturas es considerablemente mayor que en las pasturas sin árboles, por lo cual la dispersión de especies nativas de plantas del bosque tiene mayor posibilidad en pasturas arboladas (Esquivel et al. 2011, Harvey y Haver, 1999, Harvey et al. 2010, 2013, Tobar et ál. 2007, Zuluaga et al. 2011). Donde la regeneración natural no es una opción viable, se puede hacer reforestación para establecer SSP (arborización de los sistemas pecuarios) con el fin de restaurar pasturas degradadas, incrementar la productividad, favorecer la biodiversidad y promover la conservación de los recursos naturales.
Las cercas vivas y cortinas rompevientos también contribuyen a la conservación de la biodiversidad, dado que son hábitats para la avifauna y la fauna nativa, y pueden establecer conectividad que favorece el desplazamiento de animales silvestres entre hábitats naturales remanentes y facilita la dispersión de semillas; por lo que pueden servir como corredores biológicos en paisajes agrícolas caracterizados por la fragmentación de los hábitats naturales.
LOS SSP Y LA CAPTURA DE CARBONO
El uso de SSP contribuye a la captura y almacenamiento de C en los árboles y en el suelo. Investigaciones realizadas en Colombia, Costa Rica y Nicaragua, han sido lideradas por el Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria (CIPAV), y el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE). Ellos han encontrado que los SSP acumulan más C en la biomasa aérea y en el suelo que las pasturas degradadas y además disminuyen las emisiones de GEI, particularmente de metano (CUADRO 7).
El almacenamiento de C en los suelos de los SSP es un aspecto relevante, dado que los suelos contienen tanto o más C que la vegetación; de manera que la materia orgánica del suelo (MOS) juega un papel notable y todas aquellas prácticas que aumenten el contenido de MOS tienen un efecto positivo en la mitigación del Cambio Climático Mundial (Montagnini 2012).
BOTERO - LOS SISTEMAS SILVOPASTORILES EN AMÉRICA TROPICAL - Image 3
Además, la captura de C en las pasturas puede incrementarse con el manejo del sistema de pastoreo, el establecimiento de especies de pasturas adecuadas, y el tamaño de los potreros. Estudios realizados en la región del Pacífico de Costa Rica han demostrado que fincas ganaderas pueden mitigar entre 2,2 y 10,6 toneladas de CO2 equivalente por hectárea con la incorporación de SSP, tanto en biomasa como en suelos.
En otras investigaciones sobre el balance del C en SSP realizadas en Costa Rica, Colombia, y Nicaragua se examinó el almacenamiento del C aéreo y en partes subterráneas incluyendo suelos, en diversos usos de la tierra (incluyendo pasturas degradadas, pasturas mejoradas, bosques secundarios y plantaciones forestales). Los estudios se realizaron en fincas ganaderas en los departamentos del Quindío y Valle del Cauca en Colombia, en el cantón de Esparza en Costa Rica y en la municipalidad de Matiguás, Nicaragua; como parte del proyecto “Enfoques Silvopastoriles Integrados para el Manejo de Ecosistemas (GEF Silvopastoril)”, conducido por CIPAV en Colombia, CATIE en Costa Rica y NITLAPAN en Nicaragua, financiado por GEF, FAO y el Banco Mundial (Ibrahim y Guerra, 2010; Ibrahim et al. 2007, 2011; Montagnini, 2010, 2012; Murgueitio, 2010; Murgueitio e Ibrahim, 2009; Murgueitio et al., 2009, 2013; Cuartas et al., 2014).
Capítulo del libro Manejo y alimentación de vacunos y de búfalos con forrajes tropicales de Raúl Botero Botero MVZ, MSc. Para ver todos los capítulos ingresar al perfil del autor. 

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Así mismo, en varios países de América Tropical son comunes en fincas ganaderas grandes árboles como Ceiba pentandra y frutales tropicales naturalizados como Manguifera indica que ofrece abundantes frutos estacionales comestibles, tanto para los humanos como a los animales domésticos y silvestres (Murgueitio e Ibrahim, 2001).
Por otra parte, por su distribución y su asociación directa con los sistemas ganaderos se destaca Psidium guajaba que produce uno de los frutos neotropicales más rico en vitamina C y minerales, el cual se industrializa y comercializa ampliamente para el consumo humano.
El manejo del ganado es una actividad de fundamental importancia en el ámbito de las actividades pecuarias, las cuales implican una serie de operaciones que, como casi todas las actividades humanas, pueden producir impactos ambientales, algunos de los cuales pueden ser negativos.
Autores:
Raúl Botero Botero
Ricardo Russo
Universidad EARTH (Costa Rica)
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