Una buena planificación, desde varios meses antes, puede hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso de la que constituye nuestra base forrajera. Recomendaciones y puntos críticos a tener en cuenta antes y durante su siembra.
Sin lugar a dudas, la siembra es fundamental en el logro de praderas balanceadas en las que no se vea limitada la producción futura por falta de plantas. Pero, ¿en qué momento liberar el lote a pasturas? ¿Cuándo sembrar? ¿Con qué densidad de semillas hacerlo? ¿A qué profundidad? La gran cantidad de variables que comprenden una buena siembra de pasturas, hacen de esta instancia un punto verdaderamente crítico.
A continuación, algunas consideraciones a tener en cuenta antes de la siembra -y durante la misma- para ser verdaderamente exitosos en esta trascendental labor.
Primero, realizar un diagnóstico del sistema. El objetivo de este análisis será determinar cuáles son las falencias de nuestro sistema y, a partir de ese momento, comenzar la planificación para poder obtener las praderas que realmente necesitamos.
Segundo, preparar el lote. Esto incluye la elección anticipada del cultivo antecesor, el sistema de labranza a realizar, un plan de control de malezas anticipado y el período de acumulación de agua. ¿Requisitos de un buen antecesor? Cama de siembra firme, liberación temprana del lote, rastrojo manejable, control de malezas y no utilización de herbicidas residuales.
Tercero, elegir las semillas. Especies, cultivares y mezcla forrajera: La elección de la variedad es un punto central de discusión al momento de implantar una pastura. Las posibilidades de mezclas de especies y cultivares, y las densidades que pueden ser empleadas son muy grandes y variadas, por lo que se evita hablar de modelos rígidos. No obstante, se puede revisar la bibliografía existente, donde se han descrito mezclas que se comportan bien en determinadas circunstancias.
La calidad de semilla es tan importante como cualquier otro punto. El uso de semilla certificada garantiza un Valor cultural igual o superior al mínimo establecido por la ley. El Valor cultural debe ser siempre tenido en cuenta al momento de la compra, motivo por el cual se aconseja hacer análisis de la semilla. Además, estos porcentajes de Valor cultural afectarán nuestro Coeficiente de logro, y estas diferencias influir en el costo final del forraje producido.
Cuarto, calcular correcta densidad de siembra, ya que es un factor de suma importancia para lograr una buena cantidad de plantas por metro cuadrado, que aseguren una pastura vigorosa y perenne. Para ello es necesario tener en claro la cantidad de plantas objetivo de la pradera. Alrededor de 150 a 200 plantas de gramíneas y 150 a 200 plantas de leguminosas por metro cuadrado permitirán alcanzar un stand ideal de plantas en pasturas consociadas. Praderas con alta densidad de plantas al inicio tienen mayor producción al primer año, mejor persistencia y menor competencia de malezas (Cuadro N°1)
En el caso de alfalfas puras, ese valor asciende a 250-300 plantas/m2.
Una alternativa de cálculo:
Densidad (kg/ha) = Objetivo plantas/m2
(Semillas/m2 x kg/ha) x Valor cultural x Coef. de logro
Los valores para la anterior fórmula se pueden obtener del correspondiente análisis de
semillas del lote, peso de mil semillas -prestar especial atención al de las especies peleteadas- y Valor cultural, mientras que el Coeficiente de logro es propio de cada establecimiento en función de las características de las especies sembradas, la calidad del trabajo de siembra y las condiciones ambientales que afectan a la misma.
Quinto, definir fecha de siembra, que es aquella en la que encontramos buena temperatura en el suelo -cercana a los 15°C- para el desarrollo de las plántulas, condicione
s de humedad y alta probabilidad de lluvias.
El resultado de diversos ensayos marca una clara ventaja de las siembras tempranas respecto a las fechas tardías (Cuadro N°2) La pastura llega en mejores condiciones al primer verano, momento crítico donde generalmente se pone en juego su persistencia.
Sexto, para lograr una siembra exitosa, ciertos aspectos deben ser tenidos en cuenta como conocer la máquina, determinar la profundidad de siembra y la velocidad de avance. A mayor velocidad, mayor dificultad para copiar las imperfecciones del terreno. Una velocidad entre 5 y 6 km/h suele ser la ideal.
Séptimo, monitoreo de la labor. Como todo proceso dinámico y sujeto a diversos factores, la siembra de pasturas debe llevar un monitoreo continuo. Se puede analizar la función que realiza cada componente con sólo detener la máquina y revisar el trabajo en el tramo de siembra. Se debe ubicar la semilla y ver a qué profundidad real ha quedado luego de todo el trabajo.
Asegurar el recurso forrajero para alcanzar la mayor persistencia con el mejor stand de plantas, justifica los esfuerzos realizados.
Cuadro N°1 - MAS MS/HA... Y ANTES
Efectos del aumento de la densidad de siembra sobre la producción de materia seca de una pastura.
Cuadro N°2 - ADELANTAR PERO NUNCA ATRASAR
Un adelantamiento de 45 días en la fecha de siembra no sólo produjo 3.400 kg de MS/ha extras, sino que también mejoró el stand de leguminosas, su desarrollo, y aseguró la persistencia de la pastura.
Siembra festuca Taita