Introducción
Los recursos disponibles para llevar adelante líneas de investigación sobre enfermedades que afectan a los animales de producción suelen ser, en términos generales, limitados. Lo anterior implica que es prácticamente imposible que un Estado pueda dedicarse, con la misma intensidad y uso de recursos (humanos y financieros) al estudio de todas las enfermedades reales o potenciales que afecten los sistemas de producción pecuaria (Balabanova et al., 2011; Martin et al., 2019b; Lindqvist et al., 2020). Es por esto, que resulta necesario conocer el impacto de las enfermedades sobre cada actividad productiva, para priorizar aquellas más relevantes.
Si bien no existe una metodología universalmente aceptada para realizar la priorización de los peligros, este proceso debe ser coherente, transparente y estar basado en sólidas premisas científicas (Kemmeren et al., 2006, Ng y Sargeant, 2012; van der Fels-Klerx, 2015; Lindqvist et al., 2020). A nivel internacional, existen diferentes ejemplos aplicables a la salud humana (Kurowicka et al., 2010; Cardoen et al., 2009; OMS, 2008) y animal, así como a la seguridad alimentaria (Havelaar et al., 2010; Bianchini et al., 2019). Sin embargo, en Argentina no se han reportado estudios de este tipo.
Una adecuada estrategia de priorización de los peligros en salud animal debería incluir datos obtenidos a partir de los sistemas de vigilancia sanitaria, reportes de casuística publicados por Universidades o Laboratorios privados o estatales, exigencias establecidas por los mercados de importación de nuestros productos, entre otras fuentes de información. Este tipo de información no suele estar disponible para todas las enfermedades que afectan a los rodeos, por lo cual resulta necesario desplegar otras estrategias para realizar las estimaciones. Una de las estrategias disponibles es la consulta con expertos o informantes calificados sobre la disciplina a evaluar (Bianchini et al., 2019).
Por su estrecho contacto con el sector productivo y por ser la primera línea de consulta ante problemas sanitarios y productivos, los Médicos Veterinarios son una relevante fuente de información. Las características anteriores convierten a los profesionales en informantes calificados ya que son capaces de percibir cuáles son los principales factores que afectan a la producción animal y podrían priorizarlos según el impacto que generen. Contar con una priorización de este tipo sería el primer paso para que diferentes institutos o centros de investigación locales (Ej.: Instituto de Investigación de la Cadena Láctea - INTACONICET-, Faculta de Ciencias Veterinarias – UNL, Instituto de Ciencias Veterinarias del Litoral - UNL-CONICET), puedan enfocar las actividades de investigación sobre enfermedades relevantes desde el punto de vista sanitario y productivo, redirigir las acciones de extensión y transferencia, así como ofrecer capacidades de diagnóstico y de capacitación sobre los peligros más relevantes.
El objetivo de este trabajo fue generar, a partir de la percepción de los Médicos Veterinarios, una priorización de los peligros que afectan a los rodeos lecheros de nuestro país, con énfasis en la cuenca lechera central santafesina e identificar las principales necesidades de los profesionales que desarrollan sus actividades en esta producción animal.
Materiales y métodos
Se desarrolló un estudio observacional transversal basado en una encuesta con cuestionario estructurado en Médicos Veterinarios que desarrollaban sus actividades profesionales, total o parcialmente, en explotaciones lecheras de Argentina, con énfasis en la cuenca lechera central santafesina. El número mínimo de profesionales a encuestar fue estimado en 97 (error absoluto 10%, nivel de confianza 95%, frecuencia esperada 50%). La encuesta fue diseñada bajo formato Google forms y enviada a través de diferentes vías: correos electrónicos del Colegio de Médicos Veterinarios de la Provincia de Santa Fe 2 da Circunscripción, Boletín Informativo de la Facultad de Ciencias Veterinarias (Universidad Nacional del Litoral), portal de comunicaciones de la EEA Rafaela del INTA y diferentes redes sociales (Facebook, Whatsapp, Instagram).
Diseño de la encuesta
La encuesta se dividió en diferentes secciones, la generalidad de las preguntas se presenta en la Tabla 1 y la encuesta completa puede ser entregada bajo solicitud a los autores de este trabajo o localizada en el sitio: https://forms.gle/o5WmuRHrkAeRcWL69. Inicialmente se consultó sobre la antigüedad en el desempeño de sus actividades profesionales y el tiempo dedicado a las explotaciones lecheras, así como los aspectos profesionales sobre los cuales trabaja mayoritariamente. Posteriormente, se dividieron los problemas sanitarios en tres grandes categorías animales (terneros, vaquillonas y vacas en producción) y se identificaron los principales problemas sanitarios a juicio del grupo de autores de este trabajo. Los encuestados debían categorizar cada problema de acuerdo a la frecuencia de presentación y su severidad en caso de presentarse en un rodeo lechero. La frecuencia de presentación fue establecida en función del número de casos o brotes de la enfermedad que ocurren durante un año. Por severidad se aclaró que debían referir tanto a la letalidad como al impacto que la enfermedad genera sobre la producción animal (Ej.: reducción en la producción de leche, marcada baja en el ritmo de crecimiento, reducción de la fertilidad). Además del listado ofrecido, los encuestados podían identificar otros problemas sanitarios que, a su juicio, fuesen de relevancia para ese sector productivo. Finalmente, fueron consultados sobre la realización de algunas prácticas diagnósticas (necropsias, toma y remisión de muestras para análisis en laboratorios específicos) y, en caso de no realizarlas, las razones por las cuales no las adopta, así como las necesidades que perciben sobre apoyatura diagnóstica y capacitación profesional.
La encuesta fue diseñada y probada inicialmente con la colaboración de 11 Médicos Veterinarios. Se identificaron preguntas poco claras o con respuestas ambiguas, se modificó y simplificó el listado de problemas identificados a priori y se conformó la encuesta final. A los encuestados se les comunicó que no era interés de esta investigación conocer la percepción u opinión de los Médicos Veterinarios de manera individual sino conocer las frecuencias a nivel poblacional, por lo que la encuesta fue anónima.
Análisis estadístico
Las encuestas fueron procesadas inicialmente obteniendo estadísticos descriptivos y frecuencias para las diferentes preguntas realizadas. La priorización de los problemas que afectan a las diferentes categorías animales consideradas se realizó siguiendo la metodología reportada por Bianchini et al. (2019). Inicialmente se le otorgó un valor entre 1 y 4 para los diferentes niveles de respuesta a las preguntas de frecuencia de aparición de cada enfermedad (siendo 1 la frecuencia anual o menor y 4 la presencia de brotes mensuales) y lo mismo para el grado de severidad que los Médicos Veterinarios consideraban (siendo 1 cuando la enfermedad era poco o muy poco importante y 4 extremadamente importante). Posteriormente se multiplicaron ambos atributos y se normalizó el resultado para que el valor de priorización (vp) de cada enfermedad estuviese comprendido entre 0 y 1. Asimismo, se evaluó el grado de dispersión en la opinión de los Médicos Veterinarios mediante el cálculo del coeficiente de variación (CV=(DS/Media)x100).
Tabla 1 Listado de preguntas incluidas en la encuesta aplicada a Médicos Veterinarios
Resultados
En total se aplicaron 105 encuestas a Médicos Veterinarios que realizan sus actividades profesionales en rodeos lecheros bovinos. Los encuestados desarrollaban sus actividades profesionales en lechería bovina desde hacía 15,9 años en promedio, con rangos entre 1 y 40 años. Las características de los Médicos Veterinarios encuestados se detallan en la Tabla 2. Se aprecia un importante rango en cuanto al año de egreso de los encuestados, lo que concuerda con los años de antigüedad laboral. La mayor parte de los Médicos Veterinarios dedicaban la mayor parte de su tiempo al trabajo en establecimientos lecheros ubicados, primordialmente, en las provincias de Santa Fe y Córdoba (75,3%).
Tabla 2. Características de los Médicos Veterinarios encuestados
Las actividades realizadas por los Médicos Veterinarios en los rodeos lecheros fueron variadas (Figura 1). El manejo reproductivo, sanitario (brucelosis y tuberculosis), el control de las crianzas artificiales de terneros y las urgencias fueron las actividades más atendidas por los profesionales. En segundo orden de importancia se destacó el tratamiento de problemas podales, la recría de vaquillonas, el manejo de las mastitis y calidad de leche, el manejo nutricional de los animales y la venta de medicamentos e insumos para el sector. Otras actividades eran realizadas por los Médicos Veterinarios, aunque en muy bajas proporciones, dentro de las que se destacaron el diagnóstico de laboratorio, el asesoramiento productivo y sanitario integral, el manejo de personal o la realización de ciertas prácticas concretas como cirugías o inseminación artificial.
Figura 1 Actividades profesionales realizadas por los Médicos Veterinarios
Dentro de las enfermedades que afectan a los terneros, los Médicos Veterinarios ponderaron como de mayor riesgo (cr) (combinando la frecuencia de presentación y la severidad de la misma) a las enfermedades diarreicas y las neumonías. Onfalitis y queratoconjuntivitis infecciosa bovina (QIB) tuvieron una posición intermedia en el ranking de prioridades de los Médicos Veterinarios. Finalmente, la diarrea viral bovina (DVB), la rinotraqueitis infecciosa bovina (IBR), las miasis, las enfermedades clostridiales y el timpanismo, fueron las enfermedades con menor ponderación. Hubo consenso entre los Médicos Veterinarios en catalogar a las diarreas como el peligro más relevante en la categoría terneros, evidenciándose poca discrepancia (medida como el coeficiente de variación, CV) en las opiniones de los colegas. Algo más de variabilidad (CV entre 53 y 70%) se pudo observar en la apreciación del riesgo para la neumonía y la onfalitis y una discrepancia muy elevada (CV superiores al 80%) para las enfermedades consideradas como menos riesgosas para la categoría terneros por parte de los profesionales (Figura 2).
Figura 2 Priorización de enfermedades que afectan a los terneros Referencias: barras= valor de priorización (vp); porcentajes= coeficiente de variabilidad. QIB= Queratoconjuntivitis Infecciosa Bovina; DVB= Diarrea Viral Bovina; IBR= Rinotraqueitis Infecciosa Bovina.
Un total de 63 profesionales identificaron otras enfermedades (adicionales a las consignadas en la encuesta) como de relevancia para la categoría terneros. En algunos casos (38,6%) hicieron referencia a diferentes agentes etiológicos de los síndromes anteriores como diarrea (Salmonelosis, Criptosporidiosis, Coccidiosis). En otras ocasiones, los Médicos Veterinarios hicieron mención a secuelas derivadas de otras enfermedades como la poliartritis (2,2%), enfermedades derivadas de un mal manejo del parto (mal calostrado) o mala nutrición (15,9%). Enfermedades como la encefalitis (sin especificación de agente causal), congénitas, otitis, tuberculosis y leptospirosis, fueron mencionadas por los encuestados, aunque en baja proporción.
Para la categoría vaquillonas, los Médicos Veterinarios consideraron que la neumonía era la principal enfermedad de riesgo (vp= 0,463), observándose discrepancia (CV= 65,4%) entre los encuestados. La QIB (vp= 0,355) y las enfermedades clostridiales (vp= 0,242) fueron rankeadas en menor nivel y con mayor dispersión de criterios (CV > 70%) por parte de los profesionales. Un total de 58 encuestados mencionaron otras patologías que, a su criterio, debían ser consideradas como de relevancia para la categoría vaquillonas. Las parasitosis (32,8%), las enfermedades nutricionales (29,3%) y el control de brucelosis y tuberculosis (10,3%) fueron las más nombradas, siguiéndoles, pero en muy menor proporción (< 4%), actinobacilosis, enfermedades reproductivas, mastitis preparto, leptospirosis, rabia y problemas podales.
Finalmente, sobre la categoría vacas en producción, los colegas identificaron a la mastitis, los problemas podales, los abortos, las endometritis/metritis y la mortalidad embrionaria, como las enfermedades más relevantes, considerando tanto la frecuencia de presentación como su impacto sanitario y productivo, no observándose una gran variabilidad en cuanto a dicha valoración entre los colegas (CV< 50%) (Figura 3). Por su parte, leucosis, retención de placenta e hipocalcemia fueron las siguientes enfermedades destacadas por parte de los profesionales, aunque con mayor variabilidad en cuanto a su consideración (50%> CV < 60%). Del resto de las enfermedades consideradas en la encuesta se destacan, aunque con mayor variabilidad en las respuestas, los partos distócicos, la cetosis, la tuberculosis, la mosca de los cuernos y el desplazamiento de abomaso. El resto de las enfermedades que conformaron la encuesta se vieron menos priorizadas por los Médicos Veterinarios además de que se observó una mayor dispersión en las respuestas (CV> 80%).
Un total de 35 profesionales identificaron otras enfermedades como de relevancia para la categoría vacas en producción. Dentro de las mismas se destacaron las enfermedades de origen nutricional (incluyendo acidosis y carencias minerales) (25,7%), el bienestar animal (incluyendo el estrés térmico) (11,4%) y la leptospirosis y neosporosis con el 8,5% en ambos casos. Otras enfermedades (actinobacilosis, carbunclo, listeriosis y rabia) fueron mencionadas, pero en muy baja proporción.
Según los encuestados, la proporción de animales muertos a los cuales le realizan necropsia, no presentó diferencias considerables según la categoría animal de la que se trate. La realización frecuente de necropsias por parte de los Médicos Veterinarios varió entre el 47% para la categoría vaquillonas y el 56% para el caso de los terneros. En sentido inverso, el 47% y el 41% de los colegas admitió realizar pocas veces esta práctica diagnóstica en vaquillonas y terneros, respectivamente. Entre el 3 y el 6% de los profesionales respondió que nunca practican necropsias, independientemente de la categoría animal de la que se trate. La actitud de realizar necropsias en las diferentes categorías animales está correlacionada entre sí, es decir, aquel profesional que tiende a realizar necropsias en terneros, también las practica con similar frecuencia en vaquillonas (.= 0,788; .< 0,001) y vacas (.= 0,644; .< 0,001). La frecuencia de realización de necropsias en terneros (.= 0,419), vaquillonas (.= 0,417) y vacas (.= 0,840) no estuvo asociada con los años de antigüedad profesional. Diferentes razones fueron esgrimidas para no realizar necropsias, destacándose el hecho de que el productor no está dispuesto a pagar por dicho servicio (42%), falta de tiempo (33%) y que el diagnóstico por necropsia no suele alterar ni el tratamiento ni la profilaxis (20%). Otras razones, como el hecho de que se llama tarde al profesional y el animal se encuentra en estado avanzado de descomposición, que al productor no le interesa realizar el servicio o que a veces no es factible llegar a tiempo para realizar la necropsia por eventualidades climáticas, fueron expuestas por los profesionales, aunque en menor proporción.
Otro aspecto relevante de la práctica profesional que fue abordado en esta encuesta, es la toma y remisión de muestras para la realización de pruebas diagnósticas en laboratorio para definir la etiología de algunas enfermedades. Si bien existieron algunas diferencias en la frecuencia de apoyatura diagnóstica según la enfermedad que se trate (diarreas en terneros, mastitis y abortos), en términos generales, entre el 36% y 42% de los profesionales no mandaban nunca o casi nunca muestras para analizar, mientras que quienes lo hacían frecuente o muy frecuentemente (> 50% de los casos) variaron entre el 25% y el 33% de los Médicos Veterinarios. Se observó una correlación en la frecuencia de toma y remisión de muestras a los laboratorios para las diferentes patologías evaluadas. Aquellos Médicos Veterinarios que remitían muestras para la apoyatura al diagnóstico de las diarreas en terneros, también solían remitir con la misma frecuencia muestras para el diagnóstico de mastitis (.= 0,566; .< 0,001) y abortos (.= 0,516; .< 0,001). La frecuencia de toma y remisión de muestras para apoyatura diagnóstica en enfermedades diarreicas (.= 0,374), mastitis (.= 0,861) y abortos (.= 0,550) no estuvo asociada con la antigüedad en el desempeño de la actividad profesional de los Médicos Veterinarios. Diferentes razones fueron mencionadas por los profesionales para argumentar el no envío de muestras para apoyatura diagnóstica. La no existencia de un laboratorio cerca del área de trabajo con capacidades para realizar ciertos análisis (35%) fue la razón más común, aunque otras razones como el costo (31%), el hecho que el diagnóstico etiológico no altera ni el tratamiento ni la profilaxis a instaurar (26%), así como la falta de tiempo para realizar la remisión de las muestras (22%), tuvieron un importante grado de selección. Otras razones fueron expuestas por los colegas (desconocimiento de la existencia de técnicas específicas para determinadas enfermedades o de laboratorios que puedan realizar el diagnóstico, el laboratorio demora mucho tiempo en dar un resultado, lo que lo torna inútil, problemas de logística para el envío de las muestras, confianza en el diagnóstico clínico o cuando la eficiencia del tratamiento define la etiología, entre otros) aunque en frecuencias mucho menores.
No se evidenció correlación significativa entre la frecuencia con la que los Médicos Veterinarios realizan necropsias en los terneros y el envío de muestras para apoyatura diagnóstica en casos de diarreas (.= 0,058; .= 0,561). Tampoco estuvo asociada la ponderación que los profesionales tenían acerca de las diarreas con la realización de necropsias en terneros (.= 0,101) ni con la toma y remisión de muestras al laboratorio como apoyatura diagnóstica o definición del agente etiológico actuante (.= 0,416). De igual forma, no hubo asociación entre la frecuencia de remisión de muestras para diagnóstico etiológico de mastitis (.= 0,916) y abortos (.= 0,774) con la ponderación que los profesionales tenían de ambas enfermedades.
La mayoría de los Médicos Veterinarios remitían muestras para apoyatura diagnóstica a laboratorios privados (90,8%), el 34,7% envían muestras a laboratorios pertenecientes a Universidades Nacionales, mientras que a laboratorios pertenecientes a INTA y SENASA, remiten el 28,6% y 8,2%, respectivamente. Cuarenta y tres Médicos Veterinarios (40,9%) respondieron a la consulta sobre cuáles serían las capacidades diagnósticas para las cuales le gustaría contar cerca de su área de trabajo. Las enfermedades más citadas fueron las abortigénicas, metabólicas y carenciales, diarreas en terneros, mastitis y enfermedades anemizantes (tripanosomiasis, anaplasmosis).
Figura 3 Priorización de enfermedades que afectan a las vacas en producción Referencias: barras= valor de priorización (vp); porcentajes= coeficiente de variabilidad. QIB= Queratoconjuntivitis Infecciosa Bovina
Discusión
A nivel de salud animal, se han desarrollado diferentes herramientas destinadas a priorizar los peligros que pudieran generar brotes de enfermedad por ingreso de animales o productos de origen animal a partir de regiones endémicas para ciertas enfermedades (Bessell et al., 2020; Bianchini et al., 2019). Del mismo modo, se desarrollaron modelos de estimaciones del riesgo de las consecuencias que podrían derivar del ingreso de enfermedades exóticas a un país (FAO, 2021). Esta misma estrategia puede ser empleada para priorizar los peligros que afectan la salud animal en una determinada región, para ser empleados como un insumo para la definición de acciones de control o erradicación de las mismas por parte de los organismos sanitarios nacionales (Giangaspero y Sekiguchi, 2016; Humblet et al., 2012; OIE, 2010).
Otra utilidad de estas herramientas es la definición de líneas de investigación prioritarias que deberían encarar los institutos o centros de investigación (Martin et al., 2019a). En este sentido, esta encuesta estuvo dirigida a los Médicos Veterinarios que ejercen su profesión, parcial o totalmente, en explotaciones lecheras bovinas, para que actúen como informantes calificados brindando información sobre sus experiencias diarias. El objetivo fue conocer, de acuerdo a la percepción de los profesionales, cuáles son los principales problemas sanitarios y productivos que afectan las explotaciones lecheras. Esta información puede ser utilizada como un insumo al momento de planificar las actividades de investigación, extensión y transferencia.
Dentro de la categoría terneros, no resultó llamativo que las enfermedades con mayor valoración fueran las diarreas y las neumonías (Schild et al., 2020; Lombard et al., 2019; Martin et al., 2019a). Del mismo modo, cuando se les dio la oportunidad a los profesionales de exponer qué afecciones consideraban relevantes para esta categoría animal, fueron mencionados tres agentes etiológicos asociados a las diarreas como salmonelosis, criptosporidiosis y coccidiosis. Las primeras semanas de vida de los terneros criados de manera artificial son clave para su correcto desarrollo posterior y su subsecuente valor productivo (Palma Parodi et al., 2013). Durante este período, los animales sufren muchos factores estresantes como la separación maternal, la ingestión de calostro de manera artificial, la alimentación no natural y la exposición a un ambiente contaminado. En estas semanas los animales poseen una microbiota intestinal inestable y es cuando son más susceptibles para la infección por patógenos entéricos (Lucas et al., 2007). Tanto la diarrea como la neumonía han sido identificados como las causas más relevantes de mortalidad durante las primeras semanas de vida de los animales en diferentes estudios realizados a nivel mundial (Reimus et al., 2017; Seppä-Lassila et al., 2016; Azizzadeh et al., 2012; Torsein et al., 2011). La aparición de desórdenes entéricos y pulmonares que ocurren durante las primeras semanas de vida de los terneros tienen un origen multifactorial, destacándose la rutina de alimentación (Torsein et al., 2011), el manejo que se haga de los animales enfermos (Seppä-Lassila et al., 2016), época del año en el cual ocurren los partos (Kayano et al., 2016), el correcto calostrado (Wells et al., 1996) y el tamaño del rodeo (Reimus et al., 2017).
Por otro lado, se detectó que solamente la mitad de los Médicos Veterinarios realizan siempre o casi siempre necropsias en esta categoría animal y solo un tercio envía muestras al laboratorio para apoyatura diagnóstica. Si bien es posible que el tratamiento y la profilaxis de las diarreas sea independiente del agente etiológico actuante, conocer cuál es el patógeno responsable de la enfermedad aporta información relevante para el diseño de una estrategia tendiente al control y la prevención de estas afecciones. Del mismo modo, en el caso de diarreas causadas por bacterias, conocer el perfil de resistencia a los antimicrobianos suele ser de gran ayuda para definir la terapia farmacológica a aplicar. Llama la atención que los profesionales identificaron tres agentes etiológicos cuando se los consultó por otras enfermedades que, a consideración de ellos, tuvieran un alto impacto. Si no se toman y remiten muestras para apoyatura diagnóstica, resulta imposible establecer con precisión los agentes actuantes.
Para la categoría vaquillonas, se identificaron a priori tres enfermedades con potencialidad de ser relevantes desde el punto de vista sanitario. La neumonía y la QIB fueron las enfermedades con mayor valor de ponderación por parte de los Médicos Veterinarios. Similares resultados fueron registrados en una encuesta a productores bovinos realizada en Estados Unidos (Martin et al., 2019a) donde consultaban sobre los principales desafíos sanitarios que enfrentaban. La neumonía y la QIB fueron las principales enfermedades identificadas por los grandes y pequeños productores, respectivamente. Más allá de la priorización realizada por los Médicos Veterinarios en este estudio, se destacan dos hechos. En primer lugar, los coeficientes alcanzados no superaron el valor medio de 0,5 y, por otro lado, los profesionales difirieron mucho en su percepción sobre la frecuencia e impacto de presentación de estas enfermedades. Adicionalmente, los encuestados identificaron otras enfermedades no listadas, destacándose las parasitosis internas, problemas nutricionales y el control de brucelosis y tuberculosis. Un problema serio reportado por los Médicos Veterinarios es la dificultad para lograr el reconocimiento de rodeo libre de brucelosis y, fundamentalmente, tuberculosis. Asimismo, mantener dicha condición a lo largo del tiempo es un desafío. Diferentes factores han sido identificados como responsables de dicha situación (Abdala et al., 2015; Griffa et al., 2020), pero se destaca la baja sensibilidad de la técnica de tuberculinización en el pliegue anocaudal, considerada la prueba de referencia en la estrategia nacional de erradicación de la tuberculosis bovina (SENASA, 2012; Nuñez-García et al., 2018). Este hecho implica dejar en el rodeo animales falsos negativos que perpetúan la enfermedad y genera frustración entre los colegas ante la emergencia de casos positivos en cada recertificación de la condición de libre y escepticismo sobre la estrategia de erradicación. Resulta importante desarrollar e implementar técnicas diagnósticas complementarias a la oficialmente aceptada (Ej.: ELISA en suero, PCR en leche) para detectar precozmente animales infectados y, fundamentalmente, aquellos en condición de anergia (Griffa et al., 2020; Cattaldi et al., 2014; Welsh et al., 2005).
Las mastitis, los problemas podales y ciertos padecimientos ligados a la reproducción (abortos, endometritis, metritis y mortalidad embrionaria) fueron las enfermedades identificadas en vacas como de mayor impacto para el sistema productivo lechero. Se destaca que los encuestados mantuvieron un criterio homogéneo al calificar a estas enfermedades como las de mayor relevancia.
La mastitis es uno de los problemas sanitarios más comunes y que mayores pérdidas económicas genera en las explotaciones lecheras. Las pérdidas económicas están representadas por reducción en la producción de leche, descarte de leche por pérdida de calidad o con residuos de antimicrobianos empleados para su tratamiento, costos directos del tratamiento y descarte de animales, entre otros (Halasa et al., 2007). Numerosos trabajos han calculado el costo económico de las mastitis, siendo de € 26 ($ 3.094 de acuerdo a la cotización de la divisa al momento de la publicación de este artículo)por caso el cálculo más reciente (Fourichon et al., 2001). No solo las mastitis clínicamente diagnosticadas impactan sobre la producción, sino que las mastitis subclínicas tienen un impacto significativo sobre la calidad de la leche y generan importantes pérdidas económicas (Bach et al., 2019; Dohoo et al., 2011). En un estudio reciente realizado en Bulgaria, encontraron que la rentabilidad fue mayor para las vacas sanas y el costo de producción por kg de leche fue menor, lo que se debió a la mayor cantidad de leche entregada a la industria y mejor precio de venta. Adicionalmente al bajo desempeño económico de las vacas afectadas por mastitis clínica, su longevidad productiva y vida total (registrada en el momento del sacrificio) se redujo entre un 8,2% y un 12,6% (Stankov, 2020).
Las vacas lecheras se enfrentan a desafíos metabólicos y fisiológicos derivados de los cambios que surgen durante el período gestacional tardío y la lactancia temprana. Durante este período de tiempo se incrementan las demandas energéticas, se reduce el consumo de materia seca, el animal ingresa en balance energético negativo, se movilizan las reservas de lípidos y decrece la condición corporal (Wisnieski et al., 2019; LeBlanc, 2010). Estos dramáticos cambios impactan negativamente sobre la condición de salud de los animales, incluyendo una mayor susceptibilidad a padecer mastitis, metritis, cetosis, desplazamiento de abomaso, entre otros problemas sanitarios (LeBlanc et al., 2005; Huzzey et al., 2007; Dubuc et al., 2010; Ospina et al., 2010).
La tasa de preñez en 21 días (promedio de duración de un ciclo estral en la vaca) es un parámetro muy utilizado en los tambos para evaluar la eficiencia reproductiva del rodeo y es dependiente de la tasa de detección de celos y la tasa de concepción. En los rodeos lecheros de Argentina la tasa de preñez promedio se ubica entre 14-16% (Sartori et al., 2010). Una proporción significativa de las preñeces perdidas, especialmente en vacas en lactancia, ocurren durante las 2-3 semanas posteriores a la concepción, antes del reconocimiento materno de la preñez, el cual ocurre alrededor del día 16 (Sánchez, 2019). A pesar de la elevada tasa de fertilización (> 85%) luego de la ovulación, 20%-50% de las vacas de alta producción experimentan pérdida de la preñez durante las primeras semanas de gestación, lo que reduce la fertilidad de los rodeos y condiciona la producción lechera (Wiltbank et al., 2016).
Enfermedades infecciosas como la leucosis y la tuberculosis fueron identificadas como relevantes en vacas lecheras por los Médicos Veterinarios, aunque no todos las valoraron de la misma manera. Para el caso de tuberculosis, ya se describió previamente el problema de aparición de animales positivos a la aplicación de tuberculina en el pliegue anocaudal en muestreos de recertifiación de la condición de rodeos libres de la enfermedad (Abdala et al., 2015). En Argentina, la leucosis es una enfermedad muy común en rodeos lecheros, siendo la prevalencia intra e inter rodeos lecheros de la cuenca central santafesina del 80% y 40-50%, respectivamente. En rodeos cerrados, a pesar de que el virus de la leucemia bovina puede transmitirse de forma vertical, la ruta más eficiente de trasmisión es a partir del uso de agujas e instrumental quirúrgico contaminado. Una vez que el virus ingresa en un rodeo, su persistencia es importante e improbable su erradicación sin el empleo de estrategias de control (Monti et al., 2007; Abdala et al., 2019).
La realización de necropsias a los animales muertos en los establecimientos lecheros es una práctica diagnóstica muy útil a nivel de campo (Nietfeld, 2010). No obstante, una baja proporción de Médicos Veterinarios realiza esta práctica siempre o casi siempre. Esta situación es independiente de la categoría animal a la que deban realizar el procedimiento y de la antigüedad del profesional. En sistemas de producción ganadera, la eficiencia de rodeo está principalmente determinada por factores sanitarios y su rentabilidad y sustentabilidad se han basado en una eficiente performance productiva. Por lo tanto, resulta fundamental establecer la etiología de los problemas sanitarios que acontecen en estos sistemas, con la finalidad de definir las medidas de control y prevención pertinentes (Thomsen et al., 2012). La necropsia es una importante herramienta para tratar de confirmar o descartar la información clínica recabada y para realizar un diagnóstico presuntivo (Cantón y Odriozola, 2019). Un estudio realizado en Dinamarca (Thomsen et al., 2012) estudió el grado de concordancia entre el diagnóstico diferencial emitido por los veterinarios y el resultado de la necropsia realizado en bovinos lecheros. En dicho estudio, ambos criterios coincidieron tan solo en la mitad de los casos estudiados y en aquellas granjas con mayor tasa de mortalidad, la concordancia fue inferior. Aún en aquellos casos en los cuales ambos criterios coincidieron, el grado de detalle aportado por la necropsia fue muy superior. Por ejemplo, sin la realización de una necropsia, los Médicos Veterinarios y productores generalmente estimaron que la duración de la patología era muy inferior que la estimada de acuerdo a los hallazgos de necropsia. Esto indica que clínicamente se identifica la enfermedad en las etapas finales, a pesar de una prolongada evolución que lleva a la muerte del animal. En aquellos establecimientos con mayor tasa de mortalidad, esta disparidad en la estimación de la progresión de la enfermedad fue mucho más evidente. Los productores lecheros consideraron que las necropsias requerían un costo adicional que no estaban dispuestos a asumir y los Médicos Veterinarios muchas veces consideraron que los hallazgos de necropsia no modificaban ni la terapéutica ni la profilaxis de la enfermedad actuante en sus rodeos. No obstante, aun cuando el profesional identifique correctamente la patología que generó la muerte del animal, la necropsia aporta valiosa información sobre los eventos que condujeron la muerte de los animales (Thomsen et al., 2012). Más allá de las razones esgrimidas por los Médicos Veterinarios, el no realizar necropsias implica asumir que no se contará con la información requerida para precisar la enfermedad actuante que aporta, generalmente, esta práctica diagnóstica. Carecer de esta información implica instaurar tratamientos empíricos o definir estrategias profilácticas con probabilidad incierta de éxito en el control de la enfermedad a nivel de rodeo.
Un aspecto similar al detallado con la realización de necropsias es la toma y remisión de muestras para apoyatura diagnóstica a laboratorios. Un tercio de los Médicos Veterinarios declararon enviar muestras a los laboratorios frecuente o muy frecuentemente en casos de diarrea, mastitis o abortos. Si bien los Médicos Veterinarios identificaron diferentes factores por los que no suelen remitir muestras para diagnóstico, esta práctica parece estar asociada a una conducta seguida por los profesionales, ya que aquellos que remitieron muestras solían hacerlo independientemente de la enfermedad presente (diarrea en terneros, abortos o mastitis). Tampoco pudo asociarse la frecuencia de remisión de muestras a la antigüedad del profesional, a la frecuencia con la que realizan necropsias ni a la valoración que hayan hecho del impacto generado por las diarreas, la mastitis y los abortos. Es decir, la realización de necropsias y remisión de muestras para apoyatura diagnóstica, parecerían ser prácticas que se realizan de manera independiente y no siguen un criterio asociado con la relevancia que los Médicos Veterinarios le asignan a las diferentes enfermedades.
Los condicionantes esgrimidos por los encuestados para no tomar y remitir muestras parecen ser razonables. Además del imponderable que el productor no esté dispuesto a cubrir el costo del servicio diagnóstico o la falta de tiempo para realizar el envío, en otros casos es posible trabajar a nivel territorial para subsanar esos inconvenientes. El no contar con laboratorios en el área de trabajo o el desconocimiento de la existencia de técnicas para el diagnóstico de determinadas enfermedades son aspectos que deberían atenderse. El problema de la logística para el envío de las muestras debería ser abordado y contemplado por los laboratorios, ofreciendo diferentes alternativas para agilizar la remisión de las muestras (Cantón y Odriozola, 2019). Los laboratorios en general y los pertenecientes a instituciones públicas en particular (INTA, universidades, SENASA), deberían extremar los esfuerzos por comunicar los servicios con los que cuentan y ofrecer un servicio de diagnóstico que contemple las limitaciones de logística y que provea resultados en tiempos acordes con las urgencias terapéuticas.
Los laboratorios privados suelen cubrir muchas de las demandas de diagnóstico por parte de los Médicos Veterinarios. Es posible entonces que los laboratorios de instituciones públicas, especialmente aquellos radicados en centros o institutos de investigación, puedan absorber la demanda de técnicas de diagnóstico más complejas, que requieran equipamiento o personal altamente capacitado o que, por su baja frecuencia, no puedan ser ofrecidos por los laboratorios privados. Lo anterior se sustenta en el hecho de que los profesionales mencionan que le gustaría contar con capacidades diagnósticas para enfermedades abortigénicas, metabólicas o anemizantes, las cuales muchas veces cumplen con alguna de las condiciones anteriores.
Las enfermedades priorizadas por los Médicos Veterinarios en terneros fueron diarrea y neumonías, en vaquillonas neumonía QIB, TBC y brucelosis, en vacas, mastitis, enfermedades reproductivas y podales. Sin embargo, la baja realización de necropsias y diagnóstico de laboratorio, imposibilita la identificación, en muchos casos, de los agentes etiológicos actuantes. Es por esto que es necesario trabajar en la mejora del diagnóstico para luego poder diseñar estrategias de prevención y control de enfermedades con base en ciencia. Los resultados obtenidos a partir de esta encuesta podrán ser utilizados como un elemento adicional en la identificación de problemas a abordar en futuros trabajos de investigación, extensión y transferencia en la producción lechera bovina.
Publicado originalmente en FAVE Sección Ciencias Veterinarias, (22), e0017.