Sistemas Alimentarios Artificiales Con Co2 Fósil o Producción Agropecuaria con GEIbiogénicos.

El estilo de vida de las personas genera una mayor o menor huella ecológica para el planeta, donde la producción de alimentos constituye una porción. Hoy frente a lo que llama la ONU la crisis climática, como consecuencia de la emisión principalmente de CO2fósil, en relación con la alimentación se presenta una corriente futurista de comida artificial.

Para algunos, también “ecológica”, pero la principal reticencia subyace a la insinuación del negocio que puede ser: globalista y oligárquico. Los productores agropecuarios tienen el temor de su imposición, que parece está bien financiada independientemente de las circunstancias de cada país y la libertad de cada persona al tipo de alimentación que prefiere y tenga acceso a nivel local, todo en aras del cumplimiento del acuerdo de París sobre el cambio climático.

Por lo tanto; desde un punto de vista ético y moral, se debe observar que las “soluciones basadas en naturaleza” que ofrece la cooperación internacional a los políticos y sus colaboradores que ejercen y ejercerán puestos públicos: no estén solapadamente alineadas con la corriente de Martín Heidegger del dominio del ente sobre el ser y en la forma que Aldus Huxley describe irónicamente en su novela Un Mundo Feliz, a los seres de castas, sanos y drogados.

De lo contrario, en el futuro, algunos niños nacidos en los territorios de los sistemas alimentarios impuestos, verán primitivo y con horror obtener de los animales leche y carne. Mientras otros niños nacidos, posiblemente en la selvas que se quieren formar, serán perseguidos por: pensar diferente, comer almentos ilegales como la carne y leche natural producida por animales y vivir en regiones a despoblar de humanos.

En ambos casos los niños justificaran y aprobaran la caza, producción y la faena de mamíferos, simplemente por causas y en especies diferentes.

Los emisores de CO2 fósil son el problema. ¿Quiénes son?

Estamos claros que hay que reducir la emisión de gases con efecto invernadero especialmente de CO2fósil. Dentro de las propuestas de los países con alta emisión, se observan algunas muy opacas; como las de generar tendencias consumistas para el negocio de ciertos grupos que pretenden trans-culturizar estilos de alimentación, limitando el consumo de ciertos alimentos.

Estas tendencias basadas en el consumismo y el negocio transnacional imponen que comer en forma global, y podrían llevar a desmantelar los sistemas agropecuarios locales; generando más dependencia externa para suplir las necesidades alimenticias de los habitantes de comunidades que no tiene condiciones de clima y tierra para producir ciertos tipos de alimentos y menos de los recursos económicos para depender de una fábrica trasnacional de sustancias alimenticias artificiales.

En países como los de nuestra región, socavaría aún más la poca soberanía alimentaria que aún queda. Por lo tanto, es necesario evaluar; las fuentes de emisión a eliminar, los asentamientos humanos, sus medios de vida, costumbres, sistemas alimentaros y ecorregiones que podrían ser afectados. Para la toma de decisiones es importante, ver quienes podrían ser los dueños del negocio, las víctimas colaterales y los responsables de la crisis climática actual entre otros aspectos a considerar.

Como preámbulo, es imperativo indicar que el CO2fósil (ocioso y que no se encuentra en un ciclo biogeoquímico corto) se deposita en la atmósfera por más de 100 años, calentando siempre como el primer día de emitido. La agricultura (incluida la siembra de árboles en monocultivo) y los ecosistemas naturales (incluidas las sabanas) por considerarse ciclos cortos, son un problema menor en la medida que sus emisiones no sean de origen fósil.

En 2019, las nueve superpotencias mundiales emitieron el 57,6% del CO2fósil que junto con los 11 países de muy altas emisiones per cápita llegaron al 60,2% de los GEI lanzados a la atmósfera por las actividades humanas. Sumando nueve naciones más categorizados en este artículo como desarrollados pertenecientes al G20, la responsabilidad antropogénica alcanza el 68,4% de emisores globales en únicamente 29 países.

Mientras que, 175 estados con emisiones per cápita moderadas, así como 4 del G20, clasificados aquí como emergentes, sumaron únicamente 27,9% del CO2fosil global. Una emisión importante sin asignación territorial fue la del transporte internacional que llegó al 3,6%. Por lo tanto, está claro cuál es la fuente de emisión y quien ha calentado el mundo de hoy y el del futuro próximo.

De acuerdo con los datos de Crippa et al (2020), Costa Rica en 2019 emitió 1,8 ton CO2/ habitante, distando mucho de los mayores emisores per cápita, como son Palaú, Nueva Caledonia, Trinidad y Tobago y Curazao con 59,9; 55,2; 38,2; 36,4 ton CO2/habitante respectivamente; coincidentemente todos estados insulares sin cultivos y crianza de animales productivos.

Cuadro 1. Emisión global de CO2fósil

¿Porqué, algunos quieren pasar de la agricultura al negocio de los sistemas alimentarios artificiales?

De acuerdo con la entrevista publicada por Tierra VIVA, al Relator sobre el Derecho a la Alimentación de la ONU, Michael Fakhri, el Foro Económico Mundial y algunas muy grandes multinacionales, de agroquímicos, compras por internet, bebidas y comidas rápidas entre otras, asisten a reuniones convocadas para países por ciertos organismos, donde las personas que ostentan la representación de los gobiernos, en estos eventos acuerdan líneas generales que luego inciden en las políticas públicas locales en favor de las tendencias insinuadas. Según el Relator de la ONU, estas empresas buscan garantizar sus negocios en el futuro, junto con algunas ONG y grupos de consultores que trabajan como asesores para generar este tipo de encuentros de alineamiento comercial.

En el tema de la alimentación si aún hay humanidad, la guerra debe ser contra el hambre, no sobre el apoyo al negocio multinacional de los sistemas alimentarios artificiales. Se debe pensar en comida sin energía fósil para todos los habitantes del planeta, especialmente para los que no pueden pagar alimentos procesados y sus complementos vitamínicos y nutricionales, todos patentados. El foco de la lucha contra el hambre y la desnutrición deberían ser los niños invisibilizados, marginados territoriales y que viven con menos de $ 2 por día.

El Quinto Informe de Evaluación del IPCC 2014, sobre mitigación del cambio climático considera que las emisiones globales por la agricultura, forestales y otros usos de la tierra es del 24%. Este valor promedio sobre la emisión de GEI para la agricultura mundial, genera una distorsión perversa, pues pone a unos pocos que emiten mucho CO2fósil en sus sistemas alimentarios en un valor cómodamente disimulado y a la mayoría con muy bajo (incluso sin) uso de CO2fósil muy lejos de su realidad.

Figura 1. Tendencia de sistemas alimentarios ante el cambio climático

El origen de las emisiones.

El esquema estandarizado del IPPC para realizar los inventarios nacionales de gases de efecto invernadero es una metodología aceptable para conformar un sistema global de métrica de Gases con Efecto Invernadero (GEI). No obstante, fue creado para condiciones de climas templados estacionales, por lo que en las condiciones tropicales sin estaciones de clima definidas y donde la interacción biológica es intensa, es necesario ajustar las métricas en los capítulos de agricultura, forestales y otros usos de la tierra (AFOLU por sus siglas en inglés). Especialmente para evaluar objetivamente los sistemas agroforestales (incluye silvo-pastoriles) típicos de nuestras zonas ecológicas. Para esto, debemos tener en cuenta que solamente hay dos orígenes de los GEI con carbono o nitrógeno orgánico: fósil y biogénico (biomásico), los primeros se acumulan en forma indefinida y los segundos en forma temporal en la atmósfera.

Por ejemplo, un productor de “tapa de dulce”, que tiene un trapiche con una plantación de 6 hectáreas de caña de azúcar, que muele dos veces por semana con un motor diésel de 50 caballos por tres horas/vez, además tiene un camión pequeño para transportar productos y aplica 460 kg de nitrógeno por año; corta con machete, alimenta la caldera con bagazo y acarrea la caña al trapiche con bueyes. Emite anualmente 330 toneladas de CO2e; donde solamente 7 toneladas son fósiles (más una tonelada en forma de CO2e por el metano biogénico de los bueyes), pero mueve 344 toneladas anuales de CO2 biogénico. Como desde hace más de 20 años hace lo mismo, el CO2 biogénico está en un ciclo biogeoquímico de un año, que adicionalmente deposita 16 toneladas de carbono orgánico en el suelo, por lo que su proceso de producción es carbono neutro y además limpia la atmósfera, por la contaminación de otros con las ocho toneladas restantes depositadas al suelo.

Figura 2. El trapiche, ejemplo de carbono fósil y biogénico

En Costa Rica, gracias a las Acciones de Mitigación Nacionalmente Apropiadas (NAMA´s por sus siglas en inglés), nos hemos dado cuenta que la emisión de GEI fósil (que calienta el planeta) de los procesos agropecuarios es sumamente baja, en relación con las emisiones de GEI biogénicos, contrario a lo que sucede en las zonas de clima templado. Esto se debe particularmente a la agricultura y ganadería arborizadas (agro-forestal; silvopastoril) que tenemos y la poca o ninguna maquinaria que utilizamos.

Como hemos mencionado, los GEI fósiles se acumulada por tiempo indefinido en la atmósfera, mientras los GEIbiogénicos no se acumulan porque su permanecía en la atmósfera es temporal y depende de la tasa de sobre cambio del ciclo. Estos GEIbiogénicos son parte de uno o varios ciclos biogeoquímicos cortos (procesos) que suceden en simultaneo dentro de los sistemas productivos particulares de las fincas del trópico. Uno de los ajustes que consideramos pertinentes para reflejar la realidad de nuestros sistemas agropecuarios es utilizar el balance de carbono que permite al menos obtener las “Emisiones Netas” como resultado de restar a las emisiones de GEI, las remociones totales (reducciones y capturas) de carbono, en términos de unidades de masa (toneladas para nuestro ámbito) a un horizonte de potencial de calentamiento global de 100 años. Esto, aunque el gas CO2e no existe como tal y el metano biogénico tenga una vida medía de 10 a12 y no de 100 años en la atmósfera como establece el sistema de IPCC 2019.

En los sistemas alimentarios visualizar si el gas es fósil o biogénico.

La Comisión de Cambio Climático de Nueva Zelanda ha tomado muy en serio hacer estas diferenciaciones, recomendando al gobierno de ese país continuará respetando la forma de reportar las emisiones en CO2e internacionalmente acordadas. Pero también diferenciando entre gases de vida larga como el dióxido de carbono y óxido nitroso y de vida corta como el metano biogénico. Esto les permitirá plantear estrategias de reducción con metas cuantificables de mayor impacto. Como por ejemplo la decisión de alcanzar la emisión neta igual a cero del óxido nitroso y diferenciar modelos reducción de metano biogénico en la ganadería.

En Costa Rica con datos del monitoreo registro y verificación de la NAMA Ganadería comprobamos que el metano de la producción bovina contiene una alta proporción de isotopo de Carbono 13, que de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial está disminuyendo en la atmósfera.Así mismo, que las fincas ganaderas remueven fácilmente al menos la mitad del CO2e que emiten (si no todo). En las fincas con tecnologías NAMA se neutralizan totalmente las emisiones de CO2fósil y óxido nitroso (excretas en pasturas y fertilizantes), así como una proporción importante del metano biogénico, gracias a los bosques, el carbono orgánico en suelos (COS) y árboles en diferentes arreglos temporales y espaciales en pasturas que conservan los ganaderos en sus fincas.

Figura 3. Remociones de carbono y emisiones de CO2fósil, óxido nitroso y metano biogénico. Fincas en muestreo, registro y verificación de NAMA ganadería baja en carbono. MAG 2021.

Debemos educar a los consumidores en aspectos de diferenciación de la calidad organoléptica, ambiental, inocuidad y salud. Agregando y valorando la procedencia y forma de producción. Para que se favorezca la economía circular local sostenible y eviten adquirir productos con alta huella de energía fósil.

No podemos desmantelar los sistemas agropecuarios en aras de una moda de comida artificial importada para sembrar árboles exóticos en monocultivo e inmovilizar tierras agropecuarias que disparen la inequidad y desigualdad entre los habitantes de las zonas con bosques y las industriales. En principio pueden aparentar ser climáticamente inteligente, esto rápidamente aumentaría la vulnerabilidad climática alimentaria al ser tomadores de precios de excedentes. Así como la dependencia alimentaria y laboral de agentes externos con alta huella ecológica en el mediano plazo.

La comida artificial utilizando como materia prima y sustratos elementos genéticamente modificados, con alto consumo de energía fósil y dependencia de extracción de minerales para su construcción y operación, será necesaria en algunos casos, especialmente para suplir las necesidades alimenticias de los países con alta dependencia de energía fósil y emisión per cápita. En nuestro medio tendría su nicho de mercado entre elites y sus modas, esperemos que siempre dentro de un marco de sana competencia, transparencia y libertad para consumir los alimentos que cada persona considere, pueda y necesite.

Los ganaderos costarricenses en conjunto conservar la mayor cantidad bosques privados. Así mismo, ha acelerado la restauración de los paisajes de sus fincas en los últimos años; utilizando pasturas donde mantiene coberturas boscosas en diferentes densidades. Estos dos usos del suelo: bosques y pasturas arboladas de las fincas ganaderas, hacen un aporte significativo al 60% del territorio nacional cubierto con copas de árboles. Que sumado al mejoramiento integral de las pasturas reducen la vulnerabilidad y mejoran los medios de vida de las personas del medio rural y mantiene la soberanía alimentaria mediante el desarrollo de una actividad económica y sostenible.

Sistemas Alimentarios Artificiales Con Co2 Fósil o Producción Agropecuaria con GEIbiogénicos.

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