Jorge Kiss
21 de diciembre de 2007
Buenas tardes señores, con el ánimo de hacer algún a porte a tan interesante tema, puedo describir cuál es la situación en Argentina:
En mi país se comercializa en general novillo (castrado) a mejor precio que el animal entero entiendo que se trata de una costumbre atávica (o mejor dicho, un atavismo comercial) cuyo origen se remonta a la génesis de la actividad ganadera misma. Es decir: en un principio se mataba ganado cimarrón (salvaje) descendiente de los primeros vacunos traídos por los conquistadores españoles, ganado que deambulaba libremente por las pampas, y que era cazado para la utilización de su cuero, siendo la carne un subproducto de difícil conservación (ya que no existía la refrigeración artificial), por lo que se la salaba y secaba al sol -tasajo o charque- y se exportaba para -principalmente- la alimentación de esclavos la carne fresca... Obviamente, se comía en forma inmediata, sin maduración, solo en el mejor de los casos, con oreo. El tipo de ganado era el criollo. Con la llegada de los británicos, que se habían ocupado de desarrollar los canales comerciales internacionales que han hecho grande a su imperio, comenzó un proceso de selección por tipo y rendimiento, incorporándose la genética como herramienta productiva. Y con ello, se comenzó a diferenciar los animales con algún tipo de manejo de rodeos, frente a los animales cimarrones con menores rindes y calidad inferior sin ningún manejo. La castración, en sí misma, implica cierto grado de control técnico, en todo caso mayor que la simple crianza vegetativa a campo, y en general realizada sobre animales de mejor conformación. Esto es lo que ameritaba en un principio un mejor precio. Además, la castración se realizaba por cuestiones prácticas vinculadas a la gran extensión de los campos y al estilo de manejo de los mismos: simplemente a campo, sin demasiada atención en cuanto a servicios, alimentación y sanidad. Era más fácil castrar que separar y estabular. Hasta aquí la historia.
Ahora bien: no hay mejor promotor de crecimiento que los testículos: quitárselos, para después suministrarles anabólicos -que además significan un costo adicional- aparece claramente como un contrasentido. Además se trata de un crecimiento armonioso y natural, aspectos que cada vez más captan la atención de los consumidores, sensibilizados en forma creciente por el bienestar animal y sus efectos en la salud humana, a los que también se la vincula cada vez más.
Sería interesante ver qué efecto puede provocar en las preferencias de consumidores cada vez más sofisticados -y en su correlativa demanda de mercado- , una filmación sobre castración de terneros en las condiciones a las que estamos habituados en las prácticas ganaderas. Posiblemente, un efecto similar a la demanda de pieles naturales para la confección de tapados y prendas de lujo, que cayó estrepitosamente en demanda de bienestar y buen trato animal.
Entiendo que el manejo de lotes de toritos no es complicado: son bastante compañeros entre ellos, y si aparece algún revoltoso se lo separa y listo. La condición es que estén separados de las hembras. Por supuesto, en este aspecto influye la raza y la docilidad que le es propia.
En Argentina se los castra jóvenes: a los pocos días de nacidos, y siempre preferentemente antes de los 6 meses, dado que terneros grandes son más difíciles de manipular. Si se los castra con mayor edad y desarrollo, evidenciarían en su conformación, principalmente de su cabeza, su condición de toros, con el consiguiente castigo en el precio.
Sin duda, el animal entero presentará un crecimiento más rápido, con una mejor eficiencia de conversión, mejor rinde en gancho, más carne, mejor distribuida, y menos grasa para la terminación se lo puede estabular para la grasa de cobertura. La calidad de la carne está más vinculada a una buena matanza y una correcta maduración (enfriamiento progresivo y 15 día a cero grados) para animales de la misma edad, que a castraciones. Pienso que si el productor tiene un canal comercial propio para evitar ese castigo ilógico, puede obtener un beneficio económico significativo. Si no, será cuestión de generar conciencia acerca de las bondades de una crianza más natural.
Considero muy válidas todas las expresiones vertidas en este foro por los colegas que consideran positivo este tipo de manejo.
Saludos cordiales.