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Conservación con productividad: el desafío para la ganadería sobre campo natural

Publicado: 24 de mayo de 2018
Por: Carlos Nabinger1 ; Martin A. Jaurena2 1 * Universidad Federal do Río Grande do Sul (UFRGS), Porto Alegre, Brasil. 2 Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, Ruta 5 Km 386, Tacuarembó, Uruguay
Hoy día es más que reconocida la importancia ecosistémica de los campos en toda la región del cono sur de Sudamérica, debido a que por razones edafo-climáticas esa es la vegetación predominante. Una de las ventajas importantes de este tipo de vegetación es la posibilidad de sacar provecho económico directo, sin destruirla, vía su explotación con los herbívoros domésticos. Al contrario de lo que se pensaba años atrás, el pastoreo es un factor que promueve la conservación y la manutención de los servicios ecosistémicos de los campos naturales. Sin embargo, tal conservación sigue siendo un desafío para el productor, pues de manera general el ingreso obtenido con la única producción comercializada, que es la ganadera, no asegura la una mínima rentabilidad. Por otra parte, viene ocurriendo una enorme supresión de campos naturales por cultivos e forestación (Overbeck et al, 2007).
En los estudios económicos, todavía no incorporamos los valores de los servicios ecosistémicos -aquellos que toda la sociedad debería estar conscientemente dispuesta a pagar-, como lo son la calidad del aire y del agua, la biodiversidad, los servicios de polinización, la conservación del paisaje, entre otros. Tampoco nos valemos de la comercialización de otras ofertas que podríamos agregar al sistema productivo como el ecoturismo, productos naturales u orgánicos y la gastronomía asociada, para citar algunos ejemplos. Por lo tanto, mientras todas estas otras posibilidades de remuneración no son una realidad, no hay otra manera de conservar nuestros campos que no sea por el aumento de la renta proveniente de la ganadería. Y, preferentemente, con la menor inversión posible. Con ese propósito, hace ya algunas décadas la investigación en pasturas naturales del Cono sur busca conocer los verdaderos límites productivos de ese formidable recurso que nos brindó la naturaleza. El avance más importante en los “descubrimientos” científicos fue la entendimiento de cómo funciona el ecosistema pastoril, o sea, como el está compuesto biótica y abióticamente. Además, se ha estudiado como la modificación de un componente de ese ecosistema afecta el conjunto de los componentes clima, suelo, microorganismos, plantas y animales, y capacidad de respuesta frente a cambios en el clima. Todavía estamos en la búsqueda de más entendimientos de esas múltiples interacciones pero mucho hemos avanzado para una concepción más holística de los sistemas ganaderos en campo nativo.
Los estudios de fisiología y morfogénesis de las principales plantas constituyentes de nuestros campos, basados en los modelos propuestos por Lemaire y Chapman (1996), nos permitieron entender la necesidad de respetar el ritmo de rebrote post pastoreo, el cual es diferente para cada especies y tipo funcional. Estos estudios han permitido comprender la adaptación y la respuesta en el crecimiento de diferentes especies frente a cambios en las disponibilidades físico-químicas del suelo, en la disponibilidad de agua y de la intensidad de defoliación. El hecho de que ese ritmo de crecimiento (de generación de nuevas hojas, de macollaje, de fabricación de raíces) sea regulado por la temperatura nos permite utilizar la suma térmica como herramienta para estimar el crecimiento futuro y/o para manejar la frecuencia de defoliación de una determinada pastura (Quadros et al. 2011). El hecho de que tengamos una cantidad inmensa de diferentes plantas en ese ecosistema, no significa que no se pueda utilizar los conocimientos de morfogénesis, para manejarlas mejor, pues también se ha avanzado en el conocimiento de sus funciones ecosistémicas comunes. Este conocimiento, nos permite el análisis de comunidades muy diversas (casi quinientas especies de gramíneas y doscientas de leguminosas) al agruparlas por la presencia de atributos comunes y respuestas similares a las condiciones de clima o manejo. Este avance permitió entender y simplificar la complejidad de las praderas nativas en unos pocos “grupos funcionales” propuestos por Cruz et al. (2010).
El entender las “reglas” del crecimiento del pasto, y el porqué tenemos dominancia de uno u otro grupo funcional nos permite ahora trabajar con otra variable de manejo fundamental en la producción ganadera, que es la oferta de forraje. Esto es un escalón más en el entendimiento de los sistemas productivos, ya que significa establecer una relación entre el alimento ofertado en el pasto disponible y la demanda animal, lo cual potencialmente afecta el consumo, o sea su capacidad diaria de ingestión. En la práctica, se trata de establecer y considerar una relación entre el peso de materia seca de forraje disponible en el campo más lo que está creciendo con el peso vivo de los animales que lo van pastorear. Muchos estudios, en varios tipos de comunidades, incluyendo nuestros campos nativos, han demostrado que la cantidad de óptima de forraje ofertado por día debe ser cuatro veces la capacidad de consumo de los animales. Por ejemplo, un novillo de 300 kg de peso vivo que tiene capacidad de ingerir hasta el 3% de su peso (9 kg de materia seca de pasto por día) necesita tener a su disposición 36 kg o sea 12% de su peso vivo. Esa “sobra” de pasto (36-9 = 27) es lo que permite al animal comer lo mejor de lo que está ofrecido (selección) y para la planta significa mantener una cantidad de hojas verdes suficiente para seguir interceptando lo máximo posible de la luz solar. Esta área foliar remanente es el “combustible” para el proceso de fotosíntesis que fija el carbono atmosférico, con el cual se fabrican nuevos tejidos de rebrote (hojas, tallos, raíces). Por lo tanto esa constatación -mantener una oferta de pasto alrededor de 12% del peso vivo- en apariencia tan simple, fue lo que nos permitió duplicar la producción de carne en sistemas de recría. Este proceso de investigación nos llevó también a considerar que la carga animal es una variable de respuesta en función del crecimiento y la disponibilidad de pasto, y por lo tanto no puede ser establecida a priori.
Implementar el manejo de la oferta de forraje en sistemas productivos reales no es tan simple como puede parecer, ya que se necesita una adecuada subdivisión del campo, un buen conocimiento de cómo es cada potrero en términos de composición florística (al menos a nivel de grandes grupos funcionales y/o de algunas plantas indicadoras), y también depende de la capacidad productiva de cada uno, de la disponibilidad y distribución de abrigos, agua y sombra, de la historia de uso y de la posibilidad de contar con potreros diferidos estratégicamente. Este tipo de manejo es aplicación de tecnología únicamente de procesos, no implica movimientos financieros pero sí es basado en observación, estimación y conocimiento, y significa más del “doble de renta” en relación al manejo tradicional (Nabinger y Carvalho 2009).
La observación del comportamiento del animal en pastoreo -que tipos y componentes de plantas busca comer, por cuanto tiempo, que tamaño tiene cada bocado, donde y como lo busca, etc., fue el paso siguiente en la búsqueda del entendimiento del real potencial productivo del campo natural (Carvalho et al. 2009). Eso sirvió para desmitificar que las bajas ganancias individuales no eran una cuestión únicamente de la calidad del pasto ingerido, sino que también y mayoritariamente de la cantidad diaria que el animal fue capaz de cosechar, la cual es función de la estructura del pasto representada por altura del estrato inferior y por la frecuencia de plantas cespitosas. Trabajos puntuales demostraron que la altura del estrato bajo que maximiza el consumo vía tamaño del bocado es de 10-12cm (Gonçalves et al. 2009), mientras que la frecuencia de matas no debe exceder al 40%. Manejos del pastoreo que permitan alcanzar estructuras eficientes (alta proporción de hojas verdes en el estrato en el cual el animal logra un consumo de forraje con mayor eficiencia) en campos de doble estructura, logrando ahora ganancias tres veces superiores al manejo tradicional. En las condiciones de la Depresión Central en Rio Grande do Sul, Brasil, eso significa más de 200 kg de peso vivo por ha por año, producidos sin costos adicionales una vez que no se utilizaron insumos pero sí un cierto aumento de carga en primavera (oferta de 8% del peso vivo de octubre a diciembre, volviendo a los 12% en el resto del año) (Nabinger y Carvalho 2009).
A nuestro entender, por desconocer los procesos básicos de crecimiento del pasto y de cosecha por el animal, estamos dejando de ganar dinero con el campo natural. En síntesis, podemos lograr mejoras en el ingreso de los predios vía manejo, sin meter la mano en el bolsillo. Y si pensamos que en el futuro podríamos también cobrar por servicios ambientales, siempre es importante recordar que la aplicación de esas tecnologías de procesos, implican también substanciales mejoras en todos los servicios ecosistémicos. Servicios tales como la mejora en la captura y secuestro del carbono (especialmente en campos degradados), la conservación de la biodiversidad, la mejora en las condiciones físico-químico-biológicas de los suelos, que implican también en mayor resiliência de esos campos frente al variable clima actual y a los anunciados –y ya sentidos– cambios climáticos.
Por supuesto que existen más posibilidades para continuar intensificando la producción en base al campo natural. Estas opciones implican la aplicación de insumos, y van de la fertilización con nitrógeno o nitrógeno + fósforo, la fertilización más la intersiembra de leguminosas, la suplementación estratégica y el riego. Pero hay límites para su utilización si queremos conservar los servicios ecosistémicos y la economicidad del sistema. Tradicionalmente, desde la investigación hemos visto a la intensificación como un proceso de avance “una escalera tecnológica”, lo cual implica sustituir al manejo del campo natural por el agregado de insumos. Sin embargo, debido a las pérdidas tanto de diversidad como de estabilidad productiva, al incremento del riesgo financiero y a la escasa resiliencia constatada en los sistemas pastoriles extensivos basados en insumos, hoy estamos redefiniendo conceptualmente al proceso de intensificación. Actualmente, estamos concibiendo a las diferentes herramientas de intensificación como opciones para mejorar el uso de la base productiva del campo natural. Esta situación implica un cambio de paradigma respecto a la escalera tecnológica, ya que ahora estamos introduciendo insumos en forma controlada, por ejemplo, para alcanzar metas de estructura del pasto y/o de oferta de forraje que nos permitan altas ganancias animales, o para viabilizar la realización de diferimientos en áreas estratégicas y con ello disminuir el riesgo productivo.
Además, los principios antes comentados de ajuste de la oferta de forraje, del control de la estructura del pasto, y de diferimiento de potreros, son aspectos básicos que deben ser bien dominados por el manejador de campo natural para que luego la aplicación de insumos resulte económicamente viable. Lo mismo vale para el manejo sanitario, la elección de raza o cruzamientos, los cuales si van acoplados a un manejo eficiente del pasto, van a tener un mayor impacto económico y con ello propiciar la conservación de la ganadería con base en el campo nativo. No es objetivo del presente trabajo mostrar en detalles los resultados de la aplicación de esas tecnologías, pero sí alertar sobre las posibilidades y potencialidades de la ganadería sobre campo natural, sin hablar de la gran posibilidad de agregar valor a sus productos vía calidad diferenciada de la carne, leche y sus derivados, lo que también la ciencia ha demostrado. Esta presentación es un breve resumen de parte de lo que se puede visualizar con detalle en la publicación reciente “Nativão: 30 anos de pesquisa em campo nativo” disponible en internet (www.ufrgs.br/gpep/ publicações). Allí el lector encontrará un documento con los detalles y la síntesis de los resultados de un grupo de investigación de la Universidade Federal de Rio Grande do Sul. Este aporte se suma al de otras instituciones de la región, representadas por universidades e institutos de investigación y de fomento de los países que componen el cono sur que también disponen de resultados similares que demuestran el potencial y la viabilidad de la ganadería en base a nuestro más importante recurso natural.
¿Si todo eso es verdad, por qué entonces estamos considerando que la conservación de la ganadería en campo nativo es un desafío, como dice el título de esa charla? Y aquí los invitamos (ganaderos, investigadores, tomadores de decisión, sociedad urbana) a reflexionar seriamente sobre lo que cada uno está realmente haciendo para que esa ganadería, base de nuestra cultura regional, sea una actividad resiliente, económicamente viable y socialmente deseable.
 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Carvalho, P.C.F.; Trindade, J.; Mezzalira, J.; Poli, C.; Nabinger, C.; Genro, C.; Gonda, H. 2009. Do bocado ao pastoreio de precisão: compreendendo a interface planta animal para explorer a multifuncionalidade das pastagens. Revista Brasileira de Zootecnia/Brasilian Journal of Animal Science 38: 109-122.
Cruz, P.: Quadros, F.; Theau, J.P.; Frizzo, A.; Jouany, C.; Duru, M.;. Carvalho. P. 2010. Leaf traits as functional descriptors of the intensity of continuous grazing in native grasslands in the South of Brazil. Rangeland Ecology and Management, v. 63, n. 3, p. 350–358,
Gonçalves, E.; Carvalho, P.; Gonçalves, C.; Santos, D.; Díaz, J.; Baggio, C.; Nabinger, C. 2009. Relações planta-animal em ambiente pastoril heterogêneo: padrões de desfolhação e seleção de dietas. Revista Brasileira de Zootecnia/Brasilian Journal of Animal Science 38: 611-717.
Lemaire, G.; Chapman, D. 1996. Tissue flows in grazed plant communities. In Hodgson, J. and Illius, A.W., ED., The ecology and management of grazing systems, CAB Wallingford,3-36.
Nabinger, C.; Carvalho, P. 2009. Ecofisiología de Sistemas Pastoriles: Aplicaciones para su Sustentabilidad. Agrociencia Uruguay, v. 13, n. 3, p. 18–27.
Overbeck, G.; Muller, S.; Fidelis, A.; Pfadenhauer, J.; Pillar, V.; Blanco C.; Boldrini, I.; Both, R.; Forneck, E. 2007. Brazil’s neglected biome: the South Brazilian Campos. Perspectives in Plant Ecology, Evolution and Systematics 9:101-116.
Quadros, F.; Garagorry, F.; Carbalho, T.; Rocha, M.: Trindade, J. 2011. Utilizando a racionalidade de atributos morfogênicos para o pastoreio rotativo: experiência de manejo agroecológico em pastagens naturais do Bioma Pampa. Resumos do I Encontro Pan-Americano sobre Manejo Agroecológico de Pastagens, v. 6, n. 1, p. 1–12.
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Autores:
Carlos Nabinger
Universidad Federal Do Rio Grande do Sul UFRGS
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M.C. Fernando R. Feuchter A.
Universidad Autónoma Chapingo
29 de mayo de 2018
Este trabajo presenta muy buenos argumentos para beneficiar económicamente al dueño de los recursos naturales por el buen cuidado que hace de ellos. Suena justo y motivante para que con ahínco se logren mejores practicas de conservación y se apliquen tecnologías de reforestación. La limitante es que tenemos en el mundo una sociedad laboral de muy bajos ingresos, en la que aún existe hambruna. ¿Cómo ser justos? con todos.
Fernando Izaguirre Flores
Universidad Autónoma de Chiapas
29 de mayo de 2018
SIN LUGAR A DUDAS ESE ES EL CAMINO CORRECTO HACIA EL DESARROLLO SOSTENIBLE. FELICIDADES Y UN FUERTE ABRAZO. DESDE LA PERLA DEL SOCONUSCO, TAPACHULA, CHIAPAS, MÉXICO.
Birmania Wagner
IDIAF (Rep. Dominicana)
29 de mayo de 2018
Buenos dias foristas. Me pareció muy interesante el artículo,sin embargo la ganadería sigue siendo un desafío para todos ,investigadores,extensionistas y productores.Hoy dia los ecosistemas son vulnerables a la explotación turística,siendo un nicho de mercado para desaprensivos politicos que consideran su explotación un negocio lucrativo, desplazando los bosques por infraestructuras de varilla y cemento. La población mundial lo está sintiendo con los cambios climáticos que cada día son mas severos por la perdida de la biodiversidad y el desbalance ecológico. Para todos los involucrados en la agropecuaria es un desafío producir en armonía con el ambiente, caemos y nos levantamos desafiando los poderosos y teniendo como lema que sin producción no hay nación como protagonistas de la seguridad alimentaria.
Jesus Antonio Pachon Vega
17 de junio de 2018
Primero que todo, Gracias a este medio y a todos por sus conocimientos y aportes Somos una familia que en la actualidad tenemos un terreno de 100H que nos dejo mi padre por herencia, lleva unos 10 años sin trabajar la tierra, ya que por su estado de salud dejo de trabajarla, esta tierra esta demasiado enmontada. La coyuntura esta en que yo tambien para esta epoca quede sin trabajo y estoy con la vision e intencion de ponerme al frente de esta pero sin conocimiento y con ganas de aprender y nuestra intencion como familia es meterle la mano, iniciar un proyecto agroganadero nuevamente con ella y ponerla a producir nuevamente ya que dejarla quieta con 20 terneras que le tenemos solamente seria desaprovecharla y desvalorizarla por lo que dia a dia se va enmontando mas y mas. De hecho mi padre en vida hace unos meses pidio un capital prestado para limpiar 20H y a hoy ese espacio o area esta nuevamente iniciando a enmontarse con malesa uña de gato entre otras. Tengo varias inquietudes y no se si me puedan ayudar con ello, he escuchado decir en la zona que un terreno ya estando asi es un problema para el propietario que lo quiera trabajar por que la CAR no la deja trabajar ya, por que la declaran como reserva forestal? es cierto eso? y si es asi, en ese caso como podriamos hacer ahora para reactivarla, ya que si no la trabajamos y ponemos a producir no tendriamos de donde sustentarnos financieramente para subsistir la familia y pagos de impuestos y demas.? La otra inquietud que tengo es saber cual seria el proceso mas efectivo y economico sin que se requiera mucha inversion economica para ponernos a trabajar la tierra con ganaderia y acompañada de alguna produccion agricola, que se puedan apoyar y sustentar entre las dos, agricola y ganadera. Y la ultima inquietud, que entidades apoyan al emprendedor o familias emprendedoras en el campo agrario, para sacar a flote proyectos como el que requerimos en este momento nosotros, desde el suministro de capital para equipos e insumos, capital, entidades de apoyo en el conocimiento y asesorias al respecto. Por su amable informacion muchas gracias.
Carlos Alberto Jao Machado
16 de junio de 2018
gracias por la información proporcionada. alguien me puede explicar: U.A. soporta mi campo de 100 ha. con pastizales nativos en suelos húmedos tropicales. les agradezco por su colaboración.
Rosinda Bravo
12 de junio de 2018
BUENOS DÍAS , EXCELENTE TRABAJO, REALMENTE ES IMPORTANTE TENER UNA VISIÓN CORRECTA DE LO QUE ES EL MANEJO DE PASTOS O SISTEMAS PASTORILES PARA LA PRODUCCIÓN DE GANADO, CONOCIENDO LA CARGA ANIMAL PODEMOS TENER UN MEJOR USO DE ELLOS Y PODEMOS OBTENER MEJORES BENEFICIOS PARA NUESTROS ANIMALES , Y DE ESA MANERA CONTROLAR DE MANERA EFECTIVA LA UTILIZACIÓN DE PASTOS NATURALES E INTRODUCIDOS EN NUESTROS CAMPOS
Herminia Landi
UNICEN
6 de junio de 2018
Excelente trabajo que permite evaluar la sustentabilidad del modelo pastoril para la produccion ganadera. Pautas de manejo muy interesante para la zona de campos naturales en la Cuenca del Salado, provincia de Buenos Aires, donde trabajo.
Felix Martinez
29 de mayo de 2018
Gracias por ese refuerzo
Cristobal Gomez
24 de mayo de 2018
Que bueno que cada día sean mas los educadores que han cambiado sus paradigmas y que estén difundiendo estos trabajos que van a ayudar a todos los que laboramos en el campo(grandes y chicos) porque va a servir para mejorar la vida del campesino , disminuyendo la desigualdad económica , mejorando el medio ambiente y haciendo que los animales y los microorganismos del suelo cumplan mejor el papel para el cual fueron creados. Felicitaciones por su articulo.
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