13 de octubre de 2013
Aunque hay muchos estudios sobre ella, continúa siendo un problema serio para muchos propietarios. La rabdomiolisis o Enfermedad de los Lunes afecta a los músculos del caballo, impidiéndole el movimiento parcial o total. La buena noticia es que ya disponemos de mejores soluciones para su tratamiento, y de procedimientos de manejo y dieta que ayudan a reducir el riesgo de padecerla.
Es importante saber que, en algunos casos, el problema puede haber sido causado por una combinación de factores negativos que jamás volverán a surgir. Así pues, es probable que cuando el caballo o poni vuelva a trabajar, nunca más padezca la dolencia. Otros caballos parecen sufrir continuamente esta dolencia, aunque se les hagan todo tipo de tratamientos y sean cuidados con un manejo especial. Es importante reconocer que, aunque el caballo haya sufrido un episodio agudo confirmado de rabdomiolisis, cuando esté algo “tieso”, es automáticamente otro caso. Sin embargo, es cierto que cuando un caballo ya ha demostrado padecer esta enfermedad en más de una ocasión, es posible que vuelva a recaer, a pesar de someterlo a unos cuidados correctos.
Un diagnóstico provisional está normalmente basado en la historia clínica del caballo, en combinación con los signos clínicos, y se confirma con pruebas de sangre en las que se mide la Creatina Kinase: CK y Aspartate Amino Transferase: AST, y en el caso de MAP, con una biopsia del músculo.
El tratamiento del veterinario puede variar según la severidad del problema. Su objetivo es evitar dañar todavía más al músculo, disminuir el dolor, el estrés y devolver el caballo a óptimos niveles de fluidos. Un seguimiento antes y durante la recuperación y vuelta al trabajo, utilizando pruebas de sangre, puede ayudar, especialmente al équido que ha sufrido repetidos episodios del problema.
El veterinario puede también determinar los requisitos y las proporciones apropiadas de electrolitos, con una muestra de la sangre y orina del caballo, para llevar a cabo un análisis de la excreción fraccional de electrolitos.
En caballos que sufren de Rabdomiolisis Recurrente Post Ejercicio, hace falta una serie de biopsias musculares y análisis intensivos, para confirmar el diagnóstico, así que raramente se confirma realmente la enfermedad. Esta enfermedad la suelen sufrir las razas Pura Sangre Ingles y Árabe, especialmente potras nerviosas que están en trabajo.
En caballos que sufren Miopatía por Almacenamiento de Polisacáridos (MAP) hay un defecto en la manera en que el caballo sintetiza la glucosa en el músculo. No hay ninguna raza en especial que sufra este tipo de enfermedad, se encuentran casos en todo tipo de caballos. El glicógeno estará hasta cuatro veces por encima de lo normal, habrá un compuesto anormal de un tipo de polisacárido en su músculo y su nivel de CK será elevado. Los factores que más episodios y recaídas causan son: descanso durante varios días seguidos, infección y dieta inadecuada. MAP no está relacionado con el caballo de carácter nervioso.
¿Cómo se puede prevenir?
Aunque no hay nada que garantice que no vuelva a ocurrir, hay unos procedimientos de manejo y dieta que pueden ayudar a reducir el riesgo del problema.
En algunos caballos, el estrés puede ser un factor importante, susceptible de causar una crisis. Así pues, cualquier acción que reduzca el nivel de estrés que sufre el caballo disminuirá el riesgo de que se repita el episodio. Por ejemplo:
Si el caballo está más tranquilo trabajando con otros, debe hacerlo, y si por el contrario, está más tranquilo trabajando solo, debe trabajar solo.
Si se pone nervioso a la hora de comer, debe comer antes que los demás caballos, para evitar el subsiguiente estado de ansiedad.
Respetar la rutina del caballo lo máximo posible.
Si el caballo viaja peor en algún sitio en particular del camión o del remolque, intentar encontrar una manera para que viaje mejor.
Si va a un concurso, intentar que esté en un box o en un lugar tranquilo, lejos de las pistas, donde no pasen gente o caballos desconocidos.
Si se trata de un animal con mucho temperamento, no debemos dejarlo galopar a toda velocidad, pues esto podría causar un episodio.
Otros consejos de manejo son:
Hay que tener más cuidado con el calentamiento cuando empieza el trabajo y también cuando termina. Hay que dar más tiempo para que el caballo se enfríe totalmente antes de regresar a la cuadra.
El caballo debe trabajar algo todos los días y descansar los menos días posibles.
Si el caballo no va a trabajar después de unos días de descanso, reduzca la cantidad de cereales de su dieta, desde la noche anterior hasta medio día antes del primer día que trabaje.
Utilice las mantas apropiadas, según el tiempo que haga. Si el caballo está esquilado, asegúrese de que no coja frío. Tampoco debe pasar calor. Si se despierta por la mañana sudado, hay que poner una manta más fina.
Si hay factores claros que han contribuido a causar el problema, se deben evitar estas circunstancias a toda costa. (Ej. cansancio extremo, utilizar el caminador, si no se reduce el pienso en los días de descanso normal o descanso prolongado.)
La dieta más apropiada depende del caballo, su disciplina, su historia y su nivel de trabajo. Pero hay unos principios que se deben respetar siempre:
La mayor parte de lo que come el caballo debe ser forraje, hierba de pasto, algo alfalfa o heno. Pero el caballo no debe recibir grandes cantidades de alfalfa.
El caballo no debe tener acceso a pasto ilimitado. Se debe cortar la hierba para que pueda picotear, pero no empacharse.
Se debe equilibrar la dieta, para asegurar las proporciones correctas de minerales, calcio y fósforo.
Si los requisitos de energía que tiene el caballo no son suficientes con sólo forraje, hace falta añadir un pienso bajo en almidón y melaza o un suplemento. Se debe controlar la cantidad de azúcar que consume este tipo de caballo.
Se ha recomendado que un caballo que sufre de mioglobinuria no reciba más de 2,2 kilos diarios de pienso compuesto.
El aceite vegetal (puede ser aceite de girasol, de maíz, soja o germen de trigo) es una fuente apropiada de energía para el caballo que ha sufrido un crisis de mioglobinuria. Debe ser de calidad para uso humano, para asegurar que al caballo le guste, y se debe introducir poco a poco. Si se añade aceite a la dieta, hay que subir el nivel de Vitamina E que recibe y bajar el nivel de almidón.
No se debe añadir salvado a la dieta, porque desequilibra las proporciones de calcio/fósforo.
La sal
A todos los caballos se les debe proporcionar sal en su dieta. Para el caballo en descanso o trabajo ligero es normalmente suficiente una piedra de sal. No se deben utilizar bloques de sal con fórmulas elaboradas para otros animales. Para el caballo en trabajo medio o el caballo que suda con facilidad, se debe añadir un cucharón de sal gorda a su ración de pienso. La cantidad recomendada es, aproximadamente, de unos 14 gr/día a 56 gr/día, dependiendo del calor y cantidad de trabajo. Si el caballo no quiere comer el pienso u orina más de lo normal, reduzca el nivel de sal.
Se ha demostrado que se pueden prevenir episodios de rabdomiolisis con el uso de un electrolito apropiado (calcio, magnesio, sodio y potasio). Así que la dieta diaria debe proporcionar estos elementos en sus correctas proporciones.
El selenio, con la encima glutationa preoxidase y Vitamina E, ayuda a proteger al caballo contra el daño celular producido por radicales libres. Por esta razón, estos son los nutrientes antioxidantes más importantes para todos los caballos, incluso cuando no sufren esta enfermedad. Pero, una deficiencia de Vitamina E o Selenio, en la mayoría de los casos, no es la causa principal, sino sólo un factor que puede contribuir, entre otros, a una crisis. El caballo que es susceptible de padecer este síndrome debe recibir niveles más altos de Vitamina E y selenio. El nivel mínimo recomendado es 160 ui/kg. DM de Vitamina E. Si se está utilizando aceite en la dieta del caballo como fuente energética, el nivel de selenio debe estar en 0.2 mg/kg. DM