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Doma Racional

Publicado: 13 de junio de 2006
Por: Andrés Oñate Bañados
Estimados Amigos, podrían indicarme cual es la mejor forma de domesticar a un Potrillo y ya crecidito, y en que consiste la Doma racional, ya que e tenido varia informaciones, pero solo en normas generales, en Resumen, cuales son los pasos a seguir en la Doma Racional, para lograr un buen adiestramiento para mis Potrillos y futuros Caballos. De antemano Gracias Andrés
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Andrés Oñate Bañados
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Claudia Saavedra
Claudia Saavedra
26 de diciembre de 2006
Hola. Hace poco tiempo empecé a experimentar la doma racional, por lo que he leido todo el foro para sacar buenos consejos, que aquí abundan. Mi duda es la siguiente. He trabajado con un caballo de 3 años, lo tomé sólo con cabestro, pero el que le hacen en el campo a la bruta, logré acercarme al caballo, y estoy en la etapa que coloco riendas (freno), montura, se deja tocar por todos lados y obedece órdenes, se queda quieto al yo subir al estribo, es más, coloco mi cuerpo sobre la montura y no se mueve. El problema es al subir la primera vez, se asustó y salió un poco rápido, por lo que me tuve que tirar un poco rápido también, y desde ese momento me paro en la montura, pero no me he subido nuevamente. Lo que noto es que no se relaja o está con las orejas hacia atrás al yo tratar de subir, entonces no me atrevo a montarlo. Me gustaría me dieran una orientación o consejo. Encuentro que me falta tan poco para montarlo. Gracias de antemano, y feliz navidad y prospero año nuevo, Claudia
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Andrés Oñate Bañados
26 de diciembre de 2006
Hola. Todas esas posturas que indicas es que el caballo está tenso. Ya hubo un error, ya que al intentarlo montarlo él se movió rápido, asustado, y como tú te bajaste, eso seguramente que le quedará, y es posible que lo vuelva a repetir. Te aconsejaría que empieces todo de nuevo, con caricia y con una escobilla empieza a rascarlo en ambas partes de sus lados, comenzando por la cabeza, cuello, cuerpo, lomo, ancas, todo muy calmado, siempre hablándole suave para que se tranquilice. Cuando empieces con los paños de la montura de la misma manera, deja de lado los estribos; una vez con la montura puesta, sólo paséalo y lo dejas por todo el día con ella puesta. Luego lo paseas sin montar y le sacas la montura. Repite esta operación por algunos días hasta que veas que está relajado; las orejas para atrás te indica que no le gusta. Cuando te decidas a montar, la primera precaución sería que hubiera otra persona más o menos fuerte, para que le tome las riendas y lo retenga firme, siempre hablándole. Cuando lo montes, sólo carga los estribos o te acuestas en la montura y que te den unos paseos ,y lo dejas con la montura por todo el día. Cuando repitas la operación de montarlo, siempre con un ayudante para que sostenga y le de confianza al caballo, y empiezas con paseos, usa también la cuerda, que consiste en hacerlo girar de un lado para otro, que obedezca al alto para luego comenzar al otro giro. A mí me paso algo parecido, y aprendí que la doma es de mucha paciencia, y si cometes un error, el caballo lo entiende y empieza a ponerse mañero, por lo que tienes que estudiar harto cada paso que piensas realizar. Yo soy Chileno; en una de esa nos ponemos de acuerdo y te puedo ayudar. En Internet puedes encontrar una diversidad de conocimientos para culturizarte en el tema, por ejemplo: “Doma Natural en la montaña”. Bueno, saludos, y estoy a tus órdenes. Andrés
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GUSTAVO ROMERO
GUSTAVO ROMERO
27 de diciembre de 2006
Querida amiga: Lo que te comenta Andrés es cierto, pero quisiera darte alguna pauta más. Creo que estás un poco asustada, y eso se lo transmites al caballo, pues cuando se tiene miedo, aunque sea poco, se segrega adrenalina, que es la misma hormona que segregamos cuando nos ponemos ofensivos; esto lo detecta el animal a través del olfato, y percibe que le vas a atacar, aunque no sea así, el instinto de supervivencia le hace ponerse a la defensiva, por lo que te recomiendo que trates de vencer ese miedo, y eliminarás gran parte del problema. La otra parte es que el animal ha asimilado que ha sido una especie de agresión, y lo tiene grabado en su memoria, y la memoria de los caballos es muy buena, por lo que has de cambiar Esa Percepción que el caballo tiene de tí. Cómo lo hacemos? Pues bien, cuando te dirijas hacia el caballo, no le mires directamente, ve con la cabeza baja o mirando hacia otro lado, observa sus orejas. Una técnica que los tranquiliza mucho y consigue que se relajen, es meterle la mano en la boca por el lateral para que no pueda morderte, y dejar que juegue un poco con ella; verás qué la posición de las orejas cambia y se relajará considerablemente. No utilices la fuerza y potencia tu autoconfianza cuando estés subida en el estribo. Tus sensaciones se las transmites al caballo; sube al estribo y baja repetidas veces, siempre muy pendiente de las orejas del caballo, que son las que te dan la información sobre la posible reacción del caballo. Cuando veas que éstas están relajadas, tumba tu cuerpo sobre el animal y saca el pie del estribo, aguanta un poco, y luego bájate, acaríciale, y hasta el próximo DIA. Si lo haces con un ayudante, has de tener en cuenta que éste sea experimentado y mantenga la calma, que hable al caballo y lo acaricie; si no es así, el animal rápidamente percibirá un nuevo ataque, y su reacción será ponerse a la defensiva. Los caballos por su instinto natural nos ven como depredadores. Lo fundamental es buscar la relajación y la confianza del caballo en su jinete. Al día siguiente sigue las misma pautas que te he marcado, y cuando tú tengas la confianza en tí misma, cruza la pierna y monta; procura no tocar con la pierna la grupa del caballo, pues esto produciría una reacción de avance no deseada. Cuando lo hayas montado, prémialo con caricias, y permanece un rato montada en él sin moverlo, acaríciale el cuello y las crines, háblale. Luego te bajas y a la cuadra. Procura siempre que su último recuerdo de la sesión de doma sea agradable, pues es el que más perdura. Así poco a poco y con dulzura, cuando hayas conseguido esto, con ayuda de alguien que lo lleve del ramal, hazle que ande unos pasos, y nuevamente a la cuadra. Procura darle una serie de ejercicios pie a tierra para que el caballo tome una pauta repetitiva de entrenamiento, empezando por el paso, luego el trote, los cambios de manos, y luego introducimos la maniobra, una por día; no te precipites, como decimos aquí, vísteme despacio que tengo prisa. Y a poco verás cómo creas una simbiosis con el caballo que hará que éste confié en tí y tú en él, que es lo más importante para cualquier clase de doma, que en definitiva no se trata más que de buscar la figura del mitológico centauro. Espero que mis explicaciones te sean de ayuda. Si deseas algo más, no dudes en preguntar. También quiero aprovechar para felicitar a todos por el año nuevo, y en especial a mi amigo Andrés que hace tiempo que no departo con él, pero no te he olvidado, un saludo especial para tí. FELICES FIESTAS PARA TODOS Y DE CORAZON DESDE ESPAÑA PARA TODO EL MUNDO.
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Claudia Saavedra
Claudia Saavedra
28 de diciembre de 2006
Hola. Gracias Andres y Gustavo por sus consejos. Me gustaría igual contarles que hice un curso de doma racional, pero tengo poca experiencia en la monta; tengo claros los conceptos anteriores, el caballo está relajado cuando estoy con él. El problema es que al pedir ayuda a otra persona para que entrara en el corral por cualquier cosa que pudiera pasar, es cuando el caballo se siente incómodo, ya que el tiempo anterior lo trabajé yo sola. Es muy curioso, si hay otra persona, pierdo rápidamente su atención. He pensado que también, a lo mejor, sería bueno tratar de montarlo sin montura (al pelo), tal vez yo me sentiría más segura. Qué opinan? En todo caso, seguiré sus consejos de volver un poco atrás y lograr una cosa a vez, como es lograr dar unos pasitos primero conmigo de guata sobre su lomo, y a la vez siguiente otro pasito. ¿Me recomiendas dejar tomada la jaquima al hacer esto? Por lo que he leido, varía un poco entre dejarle tomada la jaquima o no. Adios, y que estén bien.
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Andrés Oñate Bañados
28 de diciembre de 2006
Hola, Felicidades. Lo ideal es que el amigo tenga un contacto previo con el caballo, puede él también rasquetearlo, ya que es el masaje que más les gusta; luego sin montura, que él lo lleve tirando y tú sobre el lomo acostada, después puedes probar montando, sin taconearlo, sólo con los pies caídos un par de vueltas y rasquetearlo de nuevo, siempre hablándole y acariciándole; se acostumbrará y no sabrás cuando ya estés disfrutando de él. Saludos cordiales, Andrés
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Gustavo Romero
Gustavo Romero
4 de enero de 2007
Queridos amigos: Desde luego que es importante que al ayudante sea experimentado, o al menos que haya tenido contacto con los caballos. Por lo que cuentas, y espero entenderte bien, tu caballo es muy asustadizo, y ha tenido poco contacto con los humanaos, a lo cual se ha de ir acostumbrando, y por otra parte es normal que un potranco le llame la atención una mosca que pase a su alrededor, pero esto es normal. Para que el animal se vaya familiarizando con todo lo que le espera hasta que esté domado, sería conveniente que sigas los consejos que te dio Andrés, y que quien te ayude tenga un contacto más directo con el caballo. Sobre lo de montar a pelo, siempre es bueno, para el jinete y para el animal, pero sobre todo para el Jinete, que con este ejercicio consigue un mejor equilibrio, y la potenciación de las piernas que son el elemento fundamental para montar un caballo; todo influye, pero los caballos se llevan con las piernas más que con las riendas. En cuanto a sujetarle la jaquima, pues las primera veces es necesario que se le sujete para que el animal se sienta cogido, y hay que procurar -y esto es muy importante- que el caballo no se mueva cuando subes o bajas de él, o cuando haces intención de hacerlo; hasta que lo consigas has de seguir intentándolo, si lo ves algo complicado, un método que es muy resolutivo en estos casos es que cuando lo montes lo hagas de cara a una pared, a ser posible en una esquina, con la cara del caballo mirando hacia la Pared, no obstante si necesitas que el ayudante te sujete la cara del caballo, puede que lo haga, sin prisas ni nervios, ni miedo, poco a poco, hasta que el animal sé de cuenta que no le va infringir ningún tipo de daño. Para meterlo en el corral, si tienes problemas, sé un poco astuto, utiliza la comida y entrará solo, aprovecha el alimento para llevarlo donde quieras, y verás qué fácil es que el animal venga detrás de tí, mejor que tú tengas que ir detrás de él. Bueno, tengo que despedirme, un feliz 2007, y querido Andrés, pensaré en lo de escribir, pero creo que mis dotes no son tantas como para ser escritor. No obstante, gracias por tu amistad.
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Gustavo Romero
Gustavo Romero
5 de enero de 2007
Querida amiga Claudia: Siento no haber podido desarrollar plenamente el tema que nos ocupa por falta de tiempo, y una cosa muy importante que se olvidó es que cuando lo montes a pelo, tengas en cuenta que has de dirigirlo siempre con las rodillas, nunca con los pies, pues puedes confundir seriamente al caballo, y éste es un mal que se produce muy comúnmente al montar a pelo. Pasa lo siguiente, si tiras de las riendas para parar el caballo y a la vez le apresas los pies, el caballo no sabrá a qué atenerse, pues le estas dando dos ordenes contradictorias. Te lo comento porque es un fallo muy común al montar a pelo. La sujeción del jinete ha de hacerse con las rodillas, nunca con los pies, pues al hacerlo con los pies le estás dando la orden de avanzar, mientras que con las manos le estás dando la orden de parar. Este fallo es muy común, y provoca el resabio de los caballos que no paran al tirar de las riendas, cosa muy peligrosa si es al galope. Tenga cuidado con esto. Por lo demás, lo que anteriormente te he dicho. Un saludo y feliz año nuevo.
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Andrés Oñate Bañados
5 de enero de 2007
Amigo Gustavo, mira, me dejaste pensando, me podrías aclarar, si te montas en pelo y en un caballo inseguro, lo normal es que te abraces con las piernas de su cintura, y a la vez tires de las riendas para que no se mueva y no caerse (hablamos de un novato). Bueno, yo de chico he montado, y siempre nos afirmábamos de la chuza o crin del cuello de caballo. Pero eso de afirmarse con las rodilla, me acordé de la escuela clásica española, donde con diferentes golpes seguidos en los costados del noble caballo se le va indicando cómo comportarse. El ejemplo más clásico y que me encanta es cuando se mueve con sus patas, pero sin moverse del sitio, y el jinete me he fijado que lo talonea y a la vez le retiene las riendas. Me podrías explicar esa forma de Escuela y trucos, para tener un mayor conocimiento del tema. Y, amiga Claudia, el tema de la Doma de acuerdo a mi perspectiva, radica en la Confianza y seguridad que se tengan el Caballo y el Domadorn como también los ayudantes, o sea, primeramente tenemos que conocernos, confiar el uno con los otros y el entorno que nos rodea, conocer todos los elementos que van a interactuar, digamos de lo básico, si es el corral, el lazo, la montura con cada uno de los aperos, ruidos, objetos que podemos encontrar en el camino rutinario, para que el caballo y nosotros mismos nos sean familiares, y sepamos manejarlos en su momento, y el caballo reconozca éstos y no le cause miedo, ya que ellos reaccionan al miedo de que se les pueda dañar, y su única salida es arrancar; pero si prevenimos y les enseñamos todos los elementos que vamos a utilizar, incluyendo al ayudante, el Caballo lo huele, lo mira, lo escucha, y con eso lo juzga, y si cree que no es de peligro para él, lo tolera y acepta. Bueno, es mi humilde opinión, espero que comenten este foro a más amantes de los caballos y aporten sus vivencias. Cualquier circunstancia que hayamos vivido con nuestros regalones, son valiosas para nuestros conocimientos futuros, y también si se podrían mandar fotos ya que el sólo mirar a los ejemplares, la mente se transporta por nuestros campos, y recuerdo de nuestra aventuras de principiantes domadores. Saludos y Abrazos a todos. Andrés
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Alba Romero
Alba Romero
6 de enero de 2007
.Estimad@s amig@s del caballo: Les recomiendo visiten la siguiente dirección, www.realescuala.org les será de interés para sus preguntas, esta pagina pertenece a la real escuela de arte ecuestre Española, con sede en Jerez, la mejor escuela de Equitación, solo comparable a la real escuela Española de Viena, las dos cunas por excelencia de la doma de alta escuela, disciplina que es un nivel superior a la doma clásica, y donde solo los mejores jinetes tienen acceso, previo examen de sus aptitudes y conocimientos como jinetes, y el aire al cual se refiere tiene el nombre de piaffer o piafar en castellano, es un aire sumamente depurado, y su consecución es un compendio de técnicas no se aprende hasta que el caballo esta muy puesto en alta escuela, no es ningún truco, quizás sea de las técnicas mas difíciles de enseñar a un caballo, pero como ya le he dicho hay que trabajar muchísimo la reunión del caballo, y la elevación de sus rodillas a la vez que le sujetamos la cara, con filete y bocado juntos, a cuatro riendas, se suele empezar pie a tierra con cincuelo de doma y riendas largas, con fusta de doma tocándole las caña de ambas manos por detrás del caballo, pero eso si el caballo ha d estar muy puesto y preparado para esta disciplina, por lo que no le recomiendo inicie este aire hasta que su caballo no tenga una buena incurbacion, y una buena reunión, sepa perfectamente los cambios de trancos en paso galope y trote, pues todas las cosas tienen una trayectoria que seguir y según dice su caballo esta en el principio de doma básica, y desea enseñarle un aire de alta escuela, no lo veo conveniente, también le diré que no todos los caballos son aptos para estas disciplinas, pues hay razas que por mucho que se las trabaje no llegaran a conseguirlo pues no tienen una predisposición natural para su desarrollo, las razas mas indicadas para alta escuela son el Pura Raza Español, y el Lipizzano, que muestran Aries naturales adecuados para el desarrollo de esta disciplina, Espero haberle ayudado, y les envió a todos un cordial saludo, y un feliz año nuevo. PD: Sr. Gustavo, quisiera tener el placer de conocerle en persona, pues una amiga mía ha comprado un caballo domado por Vd. Faraón, y esta encantada con el, pues yo ando buscando un PRE. Puesto en Doma clásica para concurso y los aires que muestra faraón me han fascinado, yo resido en Plasencia y mis cuadras están junto a rió jerte, su nombre es la espuela de oro, y están a su disposición para lo que necesite, un abrazo
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Andrés Oñate Bañados
6 de enero de 2007
Estimada Alba Romero Gracias por tu respuesta la verdad es que mas que querer que mi caballo aprenda el andar en su mismo sitio o cualquier otro tipo de entrenamiento, es entender y tener conocimientos de los maestros mas avanzado, principalmente como cultura, ya que la pasión viene de mis ancestros abuelos de parte de Padre y Madre españoles, por lo que creo que la sangre tira, ya que todos los juegos. Lidias, y cuanto deporte o tradiciones de Ustedes me apasiona como si lo hubiere vivido antes, creo que me va a faltar conocer España La Madre Patria, espero algún día poder realizar ese sueño, por el momento me apasiono por los caballos y mas si los relatos vienen de Ustedes, Gracias por tu aporte, recibe un Feliz Años 2007-01-06 Andrés
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lisa norat
lisa norat
7 de enero de 2007
Hola amigos del foro me gustaria que me ayudaran con un problema de vicio de morder que tiene mi querido bambino. Caballo de 4 años y medio, no castrado y no le han salido los colmillos, estan por salirle .Se deja poner su silla y su jaquima para paseo pero una vez montado de momento se para y trata de morderte el pie. Otras veces si te paras delante o al lado y lo tratas de acariaciar no le gusta y tira a morder. yo le pongo entonces el codo para que no se pueda girar mas y vea que no puede hacerme daño. A veces le grito NO y le doy en la boca. A veces le pongo la mano en la lengua y se la sobo a ver si se tranquiliza pero no dura mucho y resulta ya que al rato vuelve a tratar de morder cuando vas a buscarlo al pasto. Lo tengo con soga todo el tiempo comiendo, y un dia si y otro no lo traqueo. Tengo este caballo hace 6 meses. Si alguien sabe la razon de este vicio de morder de los caballos por favor denme un buen consejo por que ya me estoy desilucionando. Saludos a todos y que tengan un excelente 2007.
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Andrés Oñate Bañados
7 de enero de 2007
Hola Amigo, mira La mejor forma de corregir a los caballos que muerden es con una palmada en el cuello y nunca en el hocico. En el mundo de los caballos no existe el castigo de la manera que la interpretamos los humanos. Un caballo no hace nada malo, y por lo tanto no puede ser castigado. Los caballos se muerden y se dan coces, a veces se lesionan e incluso mueren. A veces nosotros también necesitamos emplear cierta violencia en el trato con los caballos, pero nunca como un castigo a algo que nosotros mismos hemos provocado. Lo que ocurra siempre es debido a la situación que ha creado el humano. Por ejemplo, si un caballo muerde hay una razón para que lo haga, busque la causa y resuelva el problema. El problema puede ser que el caballo tenga falta de respeto hacia los humanos, que esté acostumbrado a recibir golosinas, dolor, miedo u otra cosa.
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Andrés Oñate Bañados
7 de enero de 2007
La lucha por el rango puede ser violenta, si entramos en el juego tenemos que aguantarlo. Nunca se puede utilizar la venganza, vengarse del caballo porque no saltó un obstáculo en el recorrido del concurso solo demuestra que esa persona no debe tratar con caballos. Los caballos pueden desafiar su suerte, por ejemplo intentando robar comida de otro caballo mas alto en rango, entonces puede que reciba mordiscos y coces, pero eso no es un castigo propiamente dicho. Un caballo rechazado por los demás puede ser perseguido y maltratado porque no está admitido en la manada, por razones que nosotros a lo mejor no podemos entender. Un semental maduro puede decidir que los jóvenes de la manada no pueden acercarse al lugar donde esta la comida, si se acercan demasiado les ataca y les persigue hasta el lugar donde él decide que pueden estar, allí les deja en paz. Les da un sitio seguro. Hay que utilizar este sitio seguro o cesión en el entrenamiento de los caballos. Si no es posible poner el cabezón de cuadra al caballo estando suelto en el prado hágale trabajar, que se aleje de la cabezada, ayúdele a ponerse en movimiento, no le deje parar hasta que empiece a buscar contacto y quiera que se le ponga la cabezada. Si no se le deja en paz hasta que se deje poner la cabezada, al final se quedará quieto. El tiempo que tarde esto depende del tamaño del prado, si es grande se tarda mas, si es pequeño se tarda menos. Esconder la cabezada detrás de la espalda o llamarle con comida demuestra incompetencia. Castigar al caballo porque se fue no tiene sentido, hay que darle una alternativa. Si se le da siempre una alternativa el entrenamiento no le causará ningún estrés.
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Andrés Oñate Bañados
7 de enero de 2007
Arrinconar un caballo sin darle una alternativa puede causar que cocee, si sus coces dan en el blanco puede ser lo último que ese entrenador haga en este mundo. El caballo no hizo nada mal, y no se le puede castigar aunque el entrenador muriese. Algunas personas mueren en accidentes con caballos de vez en cuando. No hay protección en el mundo que equivalga a un trato correcto, hay que tratar el caballo como tal, no castigarle porque no es humano. Psicología y Lenguaje del Caballo Para obtener lo mejor de nuestro caballo, podemos hacerlo entendiendo como funciona su Mente. Si logramos ver la vida del caballo a través de sus ojos y si tenemos la habilidad de usar sus instintos naturales para potenciarlos, evitaremos los conflictos que se producen por desconocimiento. El músculo más grande en el cuerpo del caballo, es su cerebro. ISBN: 8420007919 Libro: NUTRICION Y ALIMENTACION DEL CABALLO Autor: PILLINER Si puedes hacer que su cerebro trabaje por ti, el cuerpo lo seguirá (Karen O´Connor, amazona del equipo Olímpico de U.S.A) Necesitamos enseñar a los caballos: 1) Que es fácil y 2) que es divertido. El aprendizaje del caballo se produce por dos distintos tipos de asociaciones: 1)Condicionamiento clásico (Reflejo de Pavlov) y 2)Aprendizaje por prueba y error Por lo tanto, si aprendemos a conocer el lenguaje silencioso de su cuerpo: Posturas y Actitudes y Señales tendremos capacidad para comprender sus estados de ánimo y predisposición. El caballo por naturaleza es un ser voluntarioso, porque al vivir en manada , es natural para él, respetar al líder. Esta relación es la base de la relación que establecerá con el hombre. Pero por ser un animal de presa, muy perceptivo por su necesidad de sobrevivencia, ha desarrollado un lenguaje corporal finísimo y muy rico. Muchas veces es incomprendido en sus reacciones porque piensa como presa y el hombre como predador. Esta distancia que hay entre la presa y el predador, es la que necesitamos acortar para lograr entender su comportamiento y así producir el mejor caballo. Este conocimiento luego se aplicará en los Caballos Problema: caballos con dificultades como: subir al trailer, inquietos al ser montados, o que se sobresaltan por cualquier ruido o cosa desconocida, o muerden, corcovean… Contacto y Aprendizaje Temprano en Potrillos Esta técnica está basada en parte en la Técnica del Imprinting del Dr. Robert Miller y en la experiencia que fui haciendo en mi práctica profesional. ¿Qué información transmitir a los potrillos y cómo? Potrillos recién nacidos, potrillos de 6 meses, potrillos huérfanos y potrillos de un año. Se ha descubierto que en los animales cachorros existen períodos de aprendizaje rápidos y momentos de aprendizaje más lentos. El potrillo, por ser un animal de presa, nace capacitado para aprender lo básico para su subsistencia, al momento del nacimiento. Los estudiosos del comportamiento, han descubierto estas
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Andrés Oñate Bañados
7 de enero de 2007
fases de aprendizaje. El Dr. R. Miller, basado en la experiencia del Dr. Konrad Lorenz con los gansos, (que sin su madre, al nacer siguieron lo primero que vieron que se movía, que era el propio Konrad), y en su experiencia con potrillos que conocía al nacer, observó que cuando veía a estos potrillos unos meses después, no le tenían miedo a diferencia de potrillos que veía por primera vez a los 2 ó 3 meses. Este tipo de técnicas también fueron usadas por los indios y los beduinos, quienes por vivir en tribus nómades, compartían sus vidas con todos sus animales. La ventaja, es que estos potrillos cuando llegan a la doma, lo hacen tranquilos, y el proceso es muy fácil. No hay pérdidas económicas, ni animales lastimados. Comunicación con potros y potrancas que van a ser domados. Diferencia entre Potros que nunca han estado con el hombre y aquellos que ya han tenido algún tipo de contacto. Este trabajo se basa en sistemas de Educación no violenta, que usa el lenguaje del caballo. Se trabaja con la intención de Invitar al caballo para que se asocie con uno. La yegua madrina es la que pone orden entre los potros jóvenes. Cuando uno de estos potros se rebela o comete travesuras, la yegua lo aleja de la manada y no lo deja volver hasta que el potro pide perdón. Un animal fuera de su manada, es presa fácil, y el potro castigado muestra su arrepentimiento para poder volver a su grupo social. Conociendo los signos de dominancia y sumisión que usan los caballos entre sí, podemos imitarlos y comunicarnos con ellos con claridad y precisión.
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Andrés Oñate Bañados
7 de enero de 2007
El Masaje Terapéutico Los equipos olímpicos de Inglaterra, Alemania, Nueva Zelandia y otros países, viajan con sus masajistas, y fisioterapeutas. El caballo atleta tiene las mismas necesidades que un atleta humano. Sabemos que un animal arisco o que ha sufrido maltrato, será amansado y descosquillado con caricias y paciencia. El masaje terapéutico no sólo mejora la calidad del vínculo entre jinete y caballo, sino que puede ser de ayuda terapéutica en situaciones de emergencias clínicas mientras se espera al Veterinario. Por ejemplo en los casos de cólico, mientras se espera al Veterinario o se espera que haga efecto una medicación, existen unos masajes en las orejas que producen relajación en la zona abdominal. Todo el organismo está relacionado entre sí. Hay puntos en las orejas que corresponden a los órganos. Conocer ciertos puntos de sobrevivencia, puede salvar la vida de un caballo. El masaje además ayuda en los problemas de balance, en los caballos problema, y en los animales nuevos. Estos temas se encuentran desarrollados con detalle, así como los cursos que brindo en España y Argentina, en www.relinchosysusurros.com.ar Algunas Conductas Conflictivas Esta página puede asustarlo mucho, pero lo habitual es que los caballos entrenados se porten bien. Lo que pretendo es explicarle lo que puede esperar de un mal comportamiento y afirmar categóricamente que ningún caballo es 100 confiable. A la vez, quisiera destruir el mito del “caballo manso”. Al escribir este e-book, con frecuencia me pregunto: ¿y dónde están los caballos “mansos” que montaba de chico?. Pues nunca existieron, sino que tuve suerte y en el campo sólo cabalgaba por trayectos muy bien conocidos por los animales y éstos estaban acostumbrados a obedecer a cualquiera pues eran montados pacíficamente por cualquiera, sin exigencias y todos los días y durante todo el día. Eso es “andar a caballo”. “Practicar equitación” es otra cosa, por terrenos o con maniobras exigientes, emocionante por los bríos de un buen caballo y/o las exigencias de la ruta y la adrenalina que todo eso hace que libere el caballo durante la gestión. La “equitación” suele utilizar a un caballo que vive encerrado en un estrecho corral (centros ecuestres) o que, aún en el campo, no se le monta a veces por semanas o meses. La equitación requiere a un “jinete”, no a un “pasajero”. Las principales conductas “malignas” son consecuencia de un entrenamiento defectuoso o abusivo en cuanto a las señales de partida o detención. Otras son producto del temor o rebeldía ante el jinete y del miedo a lo que lo rodea. La visión de caballo es más borrosa que la de Ud. y, si algo tiene grabado en su sistema operativo, es que es fácil presa para un depredador a menos que huya a tiempo. Piense un poco y verá que, aparte de las patadas y mordiscos, estos animales no tienen garras, colmillos, cuernos ni ninguna otra arma agresiva. Por último, pero tal vez lo más frecuente, la causas de las conductas inapropiadas dependen del trato abusivo y de las señales conflictivas que transmite el jinete. Un jinete que ama y entiende a su caballo (y lo cuida y acaricia) y un caballo que confía en el jinete, son las mejores garantías para conseguir que el animal se comporte bien. Mi nieto lo tiene muy claro... Las malas conductas deben terminar con una transición opuesta al aire (paso, trote o galope) que la provocó, PERO inmediatamente seguidas por “consecuencias” (trabajo adicional con iterativos giros cortos hacia uno y otro lado) y la iterativa reiteración del estímulo hasta que el caballo responda adecuadamente. Ya entonces puede premiarlo con la voz y caricias. Transición implica cambio de aire: si corcovea o alega con una patada al iniciar la marcha, que se detenga si estaba trotando, que camine si estaba galopando, que trote, pero siempre “castigado” (círculos estrechos para uno y otro lado). Si se para de manos, que camine, aunque sea en círculo y luego se le aplican las “consecuencias” descritas.
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Andrés Oñate Bañados
7 de enero de 2007
Si el caballo corcovea o se para de manos y Ud., asustado, simplemente lo detiene, le está premiando la mala conducta y no tardará en darse cuenta que así ya no tiene que seguir esforzándose y aprendará a repetir la mala conducta. Por eso debe hacerlo trabajar más aún, inmediatamente y para eso los círculos estrechos son insuperables pues son incómodos para el animal y, si Ud. no permite “que le gane” (que su resistencia a la maniobra supere la capacidad de Ud. para mantenerla), aprenderá que pierde si se porta mal. Mientras gira, por muy enojado que esté, le resulta muy difícil corcovear, dar botes o pararse de manos. Teóricamente, un caballo muy “malo” podría ponerse a girar a gran velocidad: simplemente hágalo girar entonces en el sentido opuesto, para lo cual debe saber bien cómo manejar las riendas y las piernas. Claro que es difícil para un novato que no se siente seguro y está asustado, pero no hay mejor alternativa. En el peor de los casos puede recurrir al “freno de emergencia” que se describe más abajo, si es que Ud. y el caballo conocen la maniobra. Por eso me asombra que ésta no se enseñe al iniciar la instrucción de un jinete y a todos los caballos. Si el caballo lo bota, no deje de montarlo de inmediato o pida que lo haga el líder, para que no se quede con la idea de que se libera de los estímulos cuando bota al jinete. Simplemente, que el caballo no crea que puede salirse con la suya, aunque Ud. no consiga llevarlo directamente a donde quiere ir. Hacerlo trabajar en círculos u ordenarle alejarse de lo que lo asustó puede no ser lo que Ud. quería hacer, pero el animal no lo sabe, obedece con mayor facilidad y en definitiva Ud. sigue al mando. ¡Nunca renuncie al mando!, aunque tenga que renunciar una y otra vez a pasar por donde el animal se puso difícil. Con tiempo, paciencia y repeticiones del intento inicial, el caballo comprenderá que, o hace lo que se le pide, o sigue trabajando. No renunciar al mando es vital. Más aún, si el caballo se comporta mal, porque ellos también tienen momentos malos, oblíguelo a que lo obedezca en gestiones inútiles para el trayecto. Ejemplo: cabalga por una ruta campestre y el animal le porfía iterativamente. En vez de calmarlo, agrédalo obligándolo a hacer cosas inútiles como salirse del camino, hacerlo remontar al trote o galope una pequeña loma u obligarlo a desprenderse de la tropa galopando un corto tramo en ángulo recto con el trayecto de ésta. Si Ud. tiene la capacidad de controlar y/o soportar sin riesgos cierta resistencia de parte del caballo, pronto él aprenderá que es Ud. quien está al mando y que no teme sus alegatos. Al final, gana el más fuerte: el caballo tiene más fuerza, pero Ud. es más inteligente y sabe obligarlo a que le obedezca. Ahora bien, si no está preparado para eso, no tiene más alternativa que pedirle al líder que le dé una lección de obediencia al caballo. Esto podría tranquilizarlo, pero es casi seguro que volverá a molestar porque se dio cuenta que Ud. no tiene capacidad de mando. Las órdenes del jinete deben ser progresivas, siempre las mismas en la misma secuencia y no una anárquica combinación de estímulos. Si las respuestas del caballo no son suficientes, se intensifica el estímulo y sólo si es necesario se agregan otros en forma sucesiva. Galopando a la yegua que estoy pretendiendo entrenar a mi gusto, espero que se detenga ante la orden verbal ¡Hooo! (no uso el ¡Alto! porque es una orden muy común y si otro jinete le da esa orden a su caballo, el mío puede responder a ella cuando menos lo espero). Le doy la orden y si no responde, dos segundos después lo detengo con las riendas y preferentemente otras maniobras que son más sutiles y que no vale la pena que intente si es novato, pero que consisten en “dejar de montar”, es decir, dejar de seguir con el cuerpo los movimientos del caballo y sentarse rígido sobre la silla. Como no obedeció bien, en cuanto se detenga la hago dar unos pocos giros cortos para que aprenda que si no responde se le pedirá un esfuerzo adicional. Pero si se detiene, inmediatamente le suelto las riendas para recompensarla y ya puedo rascarle la cruz para tranquilizarla. Si el animal quiere partir por su cuenta, lo vuelvo a detener sin brusquedad y así una y otra vez hasta que se decida a quedarse detenido. Deteniendo un galope con órdenes verbales. Atrás, Valeria sigue galopando. Nótese que mi yegua Sumalla no lleva embocadura y que las riendas están sueltas. ¿Qué me costó conseguir que la antes difícil yegua aprendiera a comportarse?: Mucho cariño, criterio, órdenes iterativas y ningún correctivo doloroso. Detener a un caballo Pero si Ud. es un jinete ocasional no no va a tratar de entrenar al caballo y tal vez nunca volverá a montarlo. La más simple receta para detener a un caballo en esas condiciones es “dejar de montar” (no continuar armonizando los movimientos del caballo con los de su pelvis) y ejercer tracciones iterativas, rápidas (más o menos una vez por segundo) pero no bruscas a una de las riendas, mientras mantiene la tracción
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Andrés Oñate Bañados
7 de enero de 2007
de la otra o la incrementa levemente, regulándola para que el caballo no gire el cuello. En cuanto se detiene, libérelo inmediatamente de la tensión de las riendas, pero vuelva a aplicarlas sin brusquedad (sin castigo) si intenta volver a partir sin que Ud. se lo haya indicado. Tras pocos intentos, el caballo comprenderá que su jinete sabe controlarlo y no lo olvidará por el resto de la cabalgata. Es la repetición intransigente de los estímulos lo que le indica a un caballo que su conducta no es la esperada y que debe respetar al jinete. En general, el tirón simétrico y prolongado de ambas riendas no es recomendable y peor aún si es brusco y desproporcionado. Es cierto que resulta en una parada espectacular cuando el caballo está galopando, pero debe estar entrenado para no levantar el hocico y el jinete debe saber lo que le espera: me encanta hacerlo, pero sólo si conozco al animal. Conseguir que el caballo no levante el hocico: esa es la clave para que el animal no se salga con la suya cuando se excita. Hay que enfatizar que si de pronto el caballo levanta la cabeza es muy posible que algo lo haya asustado, especialmente si tiene las orejas fuertemente inclinadas hacia adelante. El susto puede provenir de cualquier cosa que él esté viendo y que tal vez el jinete ni se la imagine como algo peligroso. En esas condiciones, el caballo puede entrar en pánico y huir desenfrenadamente. El primer paso para evitarlo es hablarle para desviar su atención hacia Ud. Puede resultar dado a que el caballo no tiene la capacidad de tener dos pensamientos simultáneos en su mente y si Ud. lo distrae, disminuye la atención a lo que él cree que es un peligro. Si esto no resulta, antes de que se lance a un loca carrera, aplíquele el “valium equino” (giros cortos como se describe más abajo) y luego deja que otros animales pasen el obstáculo o “lo obliga autoritariamente” a cambiar el rumbo. De esa manera Ud. conservará el control del animal, pero si lo pierde y él ya huye aterrado, probablemente poco consiga con tratar de de detenerlo tirando de las riendas pues lo mejor que el caballo sabe hacer es huir y las riendas no son un freno sino una orden para frenar, orden que no captará porque toda su atención está concentrada en salvar su vida y posiblemente hasta ni sepa que Ud. lo está montando. La solución es simple, si Ud. tiene bien claro que NUNCA debe dejar que el caballo se salga con la suya y aún cuando Ud. deba hacer ciertas “concesiones” que el caballo no reconocerá como tales. Pues él quiere arrancar (y si lo quiere de verdad, lo hará, aunque sea tirándose a un precipicio): entonces “concédale” el derecho a hacerlo, pero “adminístreselo”. Es decir, que no arranque para donde quiere, sino para donde Ud. quiere, lo que suele resultar si el caballo está entrenado para lateralizar el cuello por la tracción de una rienda y a ceder las ancas ante la presión del talón o el espuelín más atrás de la cincha y ambas maniobras lo obligan a desviarse de su curso y seguir el trayecto que a Ud. le convenga (que no sea peligroso). Le aseguro que a corto plazo se le olvidará el susto. En otras palabras, en vez de martirizarlo más aún con fuertes tracciones de las riendas, estimúlelo a obedecerle cambiando el rumbo (un círculo amplio serviría si hay espacio y si no lo hay, invente la mejor alternativa el “freno de emergencia” que se describe más abajo, es una excelente opción si el animal ha sido entrenado para ceder el cuello). Pueden haber otras alternativas, pero el principio fundamental es NUNCA dejar que el animal se desentienda de Ud. Esto de “administrar” la fuga con una alternativa peculiar elegida casi por reflejo, me salvó la vida una vez que mi yegua, aterrada, quiso huir hacia adelante y el adelante era un precipicio. Al cambiarle el rumbo, siguió huyendo, pero de vuelta al sendero que había abandonado (en la primera página de “Aprenda a Cabalgar” se describe el incidente). En esa oportunidad no traté de detenerla, sino sólo definir su rumbo. Las alternativas son muchas y dependen de las circunstancias, del caballo, de la capacitación y del buen juicio del jinete. Si bien no hay “recetas de cocina” aplicables a todas las circunstancias, en terrenos no críticos basta con la voz y el giro estrecho como maniobras preventivas, el giro amplio (si hay espacio) cuando el caballo ya se debocó y el “freno de emergencia” como última instancia y, por encima de todo, comprender el lenguaje corporal del caballo. Nunca nadie ha dicho que cabalgar es fácil... En cuanto la montan por primera vez en el día, la Depurada, una yegua de buen genio, reclama levantando la cabeza con el hocico hacia adelante y “prueba” al jinete. En este caso es un gesto de rebeldía. A muy corto plazo, el soldado le indicará que ésa actitud no será tolerada, sin castigos corporales sino que con órdenes respetuosas pero categóricas. Si el jinete no lo hace, la yegua puede comportarse en forma agresiva durante la sesión.
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Andrés Oñate Bañados
7 de enero de 2007
Volviendo al ámbito habitual de una cabalgata (sin terror), un animal bien entrenado sabe que la tensión decidida y simétrica de ambas riendas debe hacerlo flexionar el cuello, acercando su nariz al pecho en vez de levantarla por encima de la cruz, pero ese no es el caso de los caballos de campo ni de muchos de los de los centros ecuestres (y en este caso, porque los múltiples jinetes no entrenados terminan deteriorándole la respuesta). Por eso la tensión de las riendas durante la parada no debe ser permanente sino intermitente, con una o ambas riendas dependiendo del caballo y de las circunstancias. Más adelante me refiero al “freno de emergencia”. Una hermosa aprendiz y un potro de buen genio y algo flojo. Al detenerlo con una mano muy elevada y un tirón brusco y simétrico, levanta el hocico en una actitud agresiva. En gran medida, la culpa es de la penca, que está inútilmente ocupando unas de las manos de la jinete en vez de dedicarla a la gestión. Si en estas condiciones lo acaricia para tranquilizarlo, lo premiará por ser agresivo. Un aprendiz de escuela clásica y una yegua de buen genio pero a menudo un tanto entusiasta en terreno abierto. Al detener a la Depurada con las manos en la cruz y sin tirones bruscos, ésta mantiene la cabeza en posición casi vertical: señal de serenidad, por lo que se le premia con caricias. Lo habitual de los principiantes es que no reaccionan aportando órdenes apropiadas en el momento apropiado y muy pronto el caballo capta que puede hacer lo que quiere y ya el jinete no puede controlarlo: “hago lo que me dicen pero el caballo no me obedece” y esto se aplica a toda la gestión de los principiantes durante una cabalgata. Anótelo para que no lo olvide: si le permite al caballo hacer lo que quiere, el jinete pierde el respeto del caballo y éste volverá a porfiar una y otra vez, hasta que alguien más eficiente le demuestre con energía de que eso está prohibido. Nadie nace sabiendo cabalgar, pero un buen entrenamiento del jinete termina por hacerlo reaccionar automáticamente para oponerse a una gestión no deseada del caballo. Un ejemplo de una situación poco espectacular pero muy negativa y frecuente: el jinete quiere que el caballo se mantenga detenido, pero éste quiere ir a alguna parte. En cuanto lo percibe y aunque su atención esté distraída por cualquier otro evento, quien tiene los reflejos se lo impide de inmediato, tensando las riendas y tal vez inclinando el dorso hacia adelante (sílaba del lenguaje corporal que, si no se está galopando largo o tendido, significa “detente”, así como inclinar el dorso hacia atrás incita al caballo remolón a mantener el galope cuando quiere reducir el aire a un trote): El jinete está ocupado mirando lo que sucede a su lado y la yegua intenta marchar: serenamente y sin pensarlo siquiera, mi nieto recoge las manos para tensar las riendas en dirección a sus muslos para impedirle que levante el hocico, se inclina hacia adelante y mantiene a sus piernas en una posición adecuada y a las rodillas firmemente adosadas a la silla. Un principiante llevaría las riendas tan largas que tendría que inclinar su tronco hacia atrás para tensionarlas (lo haría en dirección a su pecho, permitiendo la rebeldía que es levantar el hocico) y desplazaría los pies hacia adelante. De inmediato el caballo “piensa”: “con éste puedo hacer lo que quiera, hasta botarlo con un corcoveo si me dan las ganas”. El mismo evento, protagonizado por una linda y valiente principiante. Nótese el susto (que los caballos perciben muy bien), la posición de las manos y del tronco y las piernas sin contacto con el caballo. Mis respetos para ella, pues no es culpable sino víctima de un adiestramiento insuficiente (”monta nomás, para que aprendas”) y continuó tratando de aprender. Con un susto así yo de inmediato habría cambiado al caballo por una bicicleta...
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Andrés Oñate Bañados
7 de enero de 2007
Recetas para situaciones difíciles En orden decreciente de complejidad y peligro, le explicaré los principales conflictos que puede tener con su caballo. En todo caso, raramente llegan a ser peligrosos si sabe detenerlos a tiempo. Millones de personas montan cada día, pocas se caen y poquísimas por culpa del caballo. El caballo parte a donde quiere en cuanto lo están montando y otras precauciones Tal vez no sea muy peligroso que el caballo avance mientras lo monta, pero es señal de que el animal cree que puede hacer lo que quiere. En definitiva, es una pésima manera de iniciar su relación con el caballo. Tal vez la mayoría de ellos intenten hacerlo, pero Ud. debe impedírselos. Por precaución, nunca monte si su mano izquierda no tiene bien tomadas las riendas, para poder detenerlo inmediatamente si es necesario, afirmándose además de la tuza (mejor que del pomo de la silla). Luego, si el caballo ha intentado avanzar por su cuenta, deténgalo y no le permita que avance otra vez sino hasta haber conseguido un par de giros estrechos hacia ambos lados, los que, si sabe hacerlos, sirven para demostrarle al caballo que en cuanto lo montan queda bajo las órdenes del jinete. Aunque el caballo no intente avanzar, si sabe hacerlo, haga que ceda el cuello un par de veces por lo menos hacia uno y otro lado (ver “freno de emergencia”). Sólo cuando haya conseguido que se mantenga en su lugar, acarícielo y después de algún rato déle la orden de avanzar. Haga de esto una rutina, aunque el animal se comporte bien cuando lo monta, para que sepa que debe esperar a que Ud. le ordene avanzar. Para conservar el mando durante una cabalgata larga, de cuando en cuando oblíguelo a pasar por donde le es más difícil, en vez de dejarlo seguir eternamente el más simple trayecto del resto de la tropa. Pero, una advertencia, no intente los giros o la cesión lateral del cuello a menos que haya aprendido cómo hacerlo bien. En caso contrario, lo más probable es que no pueda impedir que el caballo levante el hocico y se ponga aún más difícil. Si ha de renunciar a estas maniobras, por lo menos detenga al caballo completamente en cuanto lo monta, pero con las manos bien abajo para que no levante el hocico y preocúpese de no traccionar a las riendas en exceso. Para Principiantes: el Caballo se Acelera Bruscamente. Supongamos a un principiante que sujeta las riendas en una mano de la manera descrita en “Riendas”. Supongamos que el caballo se acelera bruscamente y no basta con traccionar la mano que las sujeta. Entonces, inmediatamente, la mano posterior abandona el excedente de las riendas y toma a ambas bien adelante de lo que era la mano anterior. Así consigue más espacio para acortarlas sin chocar con su propio tronco. Es muy fácil: La mano izquierda lleva las riendas y la derecha está levantada para mostrar que sólo sujetaba el excedente de éstas. La mano que lleva las riendas nunca se levanta lejos de la tuza y está siempre por delante de la montura. Si el caballo se acelerara bruscamente y no pudiera ser controlado con la mano que lleva las riendas, la mano posterior simplemente se adelanta y hace una nueva toma, con más espacio para acortarlas. PERO, el torso del jinete jamás se inclina hacia adelante para evitar caerse si el animal se detiene bruscamente. Para Todos: Yo no pretendo parecer valiente, por lo que antes de montar a un caballo desconocido me familiarizo con él y lo exploro, evitando categóricamente movimientos bruscos de mi cuerpo o extremidades, para que no se asuste. Le acaricio el cuello y las ancas, hablándole con dulzura. Luego trato de acariciarle la cara, la fente y hasta las orejas si me lo permite, lo que me deja tranquilo pues los equinos que rehusan que se les toque la cabeza (”head shy” en inglés) son más desconfiados, asustadizos y propensos a corcovear. Así descubro su carácter y pretendo disminuir su aprensión ante este sujeto desconocido que se le aproxima. Si el caballo es conocido, primero lo saludo con la mano poniendo el dorso de ésta en contacto con sus narices para que reconozca mi olor (la memoria de los caballos es fabulosa), o soplándoselas. Si no es conocido y después de acariciarlo un buen rato y antes de montarlo, me interesa mucho averiguar si lateraliza el cuello ante la tensión de una rienda y si sabe ceder las ancas (girar sobre una mano) con serenidad. Estas son dos gestiones vitales para tranquilizarlo o aplicarle el “freno de emergencia” que luego describiremos y de ellas depende cuánto susto tendré al montarlo (siempre me queda algo de susto). Repetiré las caricias, y las otras maniobras en cuanto esté montado y sólo entonces estaremos listos para cabalgar, en lo posible en el terreno que le es familiar, antes de salir al exterior. En otras palabras, si ha de ser un animal difícil, que me lo demuestre antes de montarlo para estar advertido, o antes de que tenga que enfrentar espacios que no le son familiares. Luego lo camino un rato con suavidad y si lo veo tranquilo le aplico unos giros estrechos sin abusar de las riendas, pero nunca lo lanzo de golpe y porrazo a la cabalgata y menos al galope, pues porrazo es lo que recibiré. Si el caballo no me responde bien antes de montarlo, menos lo hará con mi peso encima de él. En definitiva, no es como subirse a un auto y hacerlo andar: he presenciado más de un incidente a consecuencias de esa actitud. ¿Y si el caballo es díscolo y me porfía?. Pues entonces me pongo mentalmente en la actitud de un domador y me preparo para lo peor: alerta, los pies apenas introducidos en los estribos, las riendas bajas y cortas pero sin excesiva tensión y tratando de abortar sus alegatos con categóricos (no agresivos) tirones de las riendas. Si baja la cabeza puede que quiera corcovear: se la levanto de inmediato con una de las riendas y lo acelero para abortar el corvoveo. Si el “tren delantero” se pone muy liviano puede que quiera pararse de manos: le relajo un poco las riendas y lo acelero. Si se porta en forma insoportable, trato de demostrarle que yo mando sin agredirlo. Si nada resulta, mejor me bajo y dejo que el dueño me lo mueva un rato o aborto definitivamemnte el intento. Hay caballos imposibles para un jinete con mis limitaciones y confieso ser cobarde. He saltado en paracaídas cientos de veces y montado tal vez a un centenar de caballos. Mis primeras experiencias fueron un gran miedo con los primeros y una ignorante confianza con los segundos. Un par de veces he rozado la muerte con ambos. Con los paracaídas la solución dependía sólo de mi gestión (bien definida desde el primer salto), mientras que con los caballos dependía de convencer al animal para que hiciera lo que podría salvarnos. “Convencer” a un caballo en vez de simplemente ejecutar una acción mecánica con el paracaídas marca una gran diferencia en cuanto a lo que puede ser el resultado. Es por eso que, con la acumulación de experiencias, los paracaídas me parecen hoy mucho más confiables que los caballos... Pero no se asuste: si cabalga con nosotros y acepta nuestras instrucciones preliminares, es improbable que pase un susto pues le asignaremos un caballo ya probado y entrenado. Pero ¡por favor!, sea honesto con sus limitaciones y acepte nuestros consejos. Distinto es cuando nosotros debemos probarlos por primera vez y/o entrenarlos. Los caballos necesitan cariño. No es bueno atraparlos, ponerles la montura y galoparlos de inmediato. Mejor déle un gusto primero, para que aprenda que la proximidad del humano puede ser placentera. Si ha de interactuar con el caballo por algún tiempo, hágale harto cariño antes de ponerlo a trabajar. No se apure acarícielo hablándole con dulzura y luego cepíllelo (les encanta). No lo monte hasta que no esté feliz y tranquilo por el trato recibido. Además, hay que hacerse amigo del caballo, lo que significa que, si el caballo es suyo, no sólo se acerque a él cuando quiera montarlo: cuantas veces pueda, acérquese a él para hacerle cariño, hablarle con ternura, cepillarlo o aportarle golosinas y luego lo deja hacer lo que quiera. Así su presencia tendrá bemoles de placer y no sólo de trabajo y cuando sí lo haga trabajar el animal lo aceptará con gusto, porque Ud. ya genera en él emociones agradables y la confianza de que no abusa de su buen carácter: aprendió que Ud. es su amigo y jefe a la vez. Así, la próxima vez que se le acerque, no se resistirá creyendo que debe ponerse a trabajar de golpe y porrazo, sino que anticipará las caricias que le gustan y luego serena y gustosamente se prestará a la acción. Eso determina que un caballo sea gentil o agresivo cuando se le monta. No hay animal más dulce que un caballo bien mimado, ni ninguno más peligroso que el que se siente usado, abusado y desprovisto de cariño. El animal se niega a avanzar Puede ser por maña, cansancio, miedo a lo que debe enfrentar o consecuencia de señales conflictivas de parte del jinete, lo que es casi habitual con los principiantes. El jinete está tan tenso, que se contrae y tensa mucho a las riendas o tensa la que no debiera o no suelta la opuesta, a la vez que lo espolea y/o castiga con la fusta o la penca. Típico intento inadecuado para hacer marchar al Caballero, un potro de muy buen genio en general. Sin adecuar la tensión y posición de las riendas, se le taconea y se le estimula con la penca. La postura de la cabeza del Caballero revela su desconcierto: ¿avanzo (talones y penca) o me detengo (riendas)?. Los caballos bien entrenados avanzan al sentir que las piernas del jinete lo presionan, se relajan las riendas (nunca soltándolas hasta tal punto que no pueda acortarlas en fracciones de segundos) y el tronco del jinete se inclina hacia atrás. Si no avanza, se presiona con más fuerza con las pantorrillas y si no resulta se le da dos besos sonoros y si sigue sin reaccionar, se le da golpecitos con la fusta, “mecate” o similar, manteniendo la presión de sus pantorrillas sobre el vientre del animal. El “acelerador” principal del caballo (y no tardará en aprenderlo si lo utiliza siempre) es la compresión de las pantorrillas. ¿Y los taconeos?: pueden resultar, pero mejor no recurra a ellos a menos que todo lo anterior falle, ya que a menudo verá que tampoco resultan. Si ha de usar los talones, presione el flanco con ellos en vez de “picotearlo” con los talones o espuelas, manteniendo la compresión de las piernas y no sin antes revisar si no tiene muy tensas las riendas. Pero no ataque al animal con los talones o espuelas, jamás: es una presión suave y progresiva, o a lo más algunos toquecitos suaves, hasta que se consigue la reacción. Pero esto sirve para caballos bien entrenados. Los caballos de campo han sido acostumbrados a partir con un taconazo y/o la emisión de besos sonoros. Limítese a un intento, o a una repetición con más fuerza. Si no responde, revise la tensión de las riendas (deben estar sueltas pero Ud. preparado para tensarlas en cualquier momento) y vuelva a intentarlo, tal vez agregando a la secuencia piernas, dos besos sonoros y tal vez unos ulteriores toquecitos con la fusta. Si no responde aún, no lo castigue a taconazos y pencazos. Ante este evento, generalmente conseguirá que el animal inicie la marcha con los estímulos ya señalados si además lo hace girar hacia un lado. No me gusta hacer partir a los caballos con los talones o espuelas, pues prefiero reservarlos para otras respuestas más complejas, como hacerlo que gire pero, si todo ha fallado, ahora es el momento de hacerlo: Para que parta hacia un lado, a la derecha por ejemplo, tensione la rienda derecha y apártela un poco del cuello, a la vez que disminuye la tensión de la izquierda pero la carga contra el cuello como empujándolo hacia la derecha y aplica la secuencia descrita (piernas, besos, fusta) y tal vez presiona con el talón o espuelín del lado derecho (talón “interior” en este caso). Eso lo obligará a arquear el cuerpo hacia el lado contrario y, si no avanzan las manos, cierta presión intermitente del talón izquierdo (exterior) por detrás de la cincha estimulará el avance de los hombros. Si se sigue negando, aplique los estímulos descritos con mayor intensidad y extienda su brazo izquierdo (exterior, opuesto a la dirección del giro deseado) para que su mano quede al lado de su ojo, lo que para él significa una amenaza de la que querrá alejarse. Pero todo eso ya es muy complejo para un principiante y puede reemplazarlo por un suave taconeo simétrico y la gestión con las riendas. Es mucho más fácil hacer partir girando a un caballo porfiado que de frente. Por alguna razón, los caballos inician más fácilmente la marcha de esta manera, pero no olvide que el manejo de las riendas debe estar diseñado para crear tensiones y/o presiones, nunca tirones bruscos. Si nada le resulta, pida al líder que resuelva el problema. La mayor parte de las veces lo conseguirá parado al lado del caballo, tomando las correas de un lado de la cabezada y estimulándolo a avanzar. Otras veces deberá montarlo él mismo por un rato. Después, si Ud. no le da órdenes conflictivas al caballo, lo que no es infrecuente que ocurra y debe tener paciencia ante las enfáticas correcciones del líder, el animal repetirá la respuesta que consiguió de éste. El animal patea, pelea con otro o con Ud. En el primer caso, el jinete sólo sentirá una suave elevación de las ancas, pero el caballo que viene atrás de él puede tener una severa reacción adversa. Para evitarlo, trate de mantener una distancia de por lo menos la longitud de un caballo. No todos patean, pero cuide a su compañero de más atrás y adviértale si se le acerca mucho. En el segundo caso, hay caballos agresivos que muerden, patean o agreden de varias maneras a sus compañeros. Su líder le advertirá al respecto, pero hay ciertas normas de seguridad que pueden usarse para prevenir agresiones. Lo primero es no acercarse demasiado a las ancas del animal que va adelante: mantenga una distancia prudente (el largo de un caballo) para evitar una patada que puede lesionar y asustar al que Ud. monta. Los potros (machos no capados, que en Argentina llaman padrillos) son generalmente agresivos y porfiados y es preferible que no los monte si no es un jinete experimentado. Un potro cabalgando al lado de otro suele producir agresiones: evítelo. Si las orejas de su animal están un poco desplazadas hacia atrás, es señal de que está pendiente de Ud. y de sus órdenes. Pero si están en posición casi horizontal hacia atrás es señal de agresividad y debe prepararse para lo peor y evitarlo corrigiendo la causa o con un “valium” si es preciso, el cual se describe luego. Una noche de luna llena cabalgaba a mi yegua por la pampa con mi nieto montando a una mula y otros dos jinetes por más de una hora mi yegua iba al paso o galopando al lado de la mula como si fueran grandes amigas. De pronto, echó las orejas fuertemente para atrás y me preparé de inmediato para una sopresa sin imaginarme su causa, tomando las riendas cada una en una mano y bien cortas, con contacto pero sin tirones. Segundos después, hizo un brusco intento por morder a la mula, pero me resultó muy fácil impedírselo. Esa misma noche, yendo al paso al lado de otro jinete más desprevenido, su caballo casi consiguió morderme el muslo. Es difícil corregir esa mala conducta durante una cabalgata y lo mejor es evitarla: aparéese con otro animal, no vuelva a acercarse al anterior y manténgase siempre alerta, como cuando maneja a un automóvil. Un potro demasiado entusiasmado con una yegua puede llegar a tratar de montarla por atrás y lesionar gravemente al jinete de la yegua si percibe esta tendencia, aparée a su potro con otro animal con el cual no tenga conflictos, como un caballo bien capado. Si monta a la yegua, manténgase siempre un poco atrás del potro. Al respecto, un par de anécdotas: El primer día que montamos a un potro recién adquirido, mi yegua estaba en celo. Sólo íbamos Carlos y yo. Con prudencia (mi yegua más atrás del potro) y la capacidad de Carlos para controlar al potro, cabalgamos cinco horas sin problemas. Pero en cuanto nos descuidamos un poco al retirar las monturas, el potro montó a la yegua y nada en el mundo lo iba a detener. Si yo la hubiera estado montado, me habría golpeado la nuca con sus cascos y tal vez me habría dado en la espalda los “tiernos” mordiscos que dedican a la tuza de la yegua. Me han contado más de una inquietante experiencia al respecto. ¡Hay de mí! si aún estuviera montando a la yegua. Apenas alcancé a retirar la silla. Si un protro no controlado por un buen jinete percibe que la yegua está dispuesta, la montará sí o sí y nada más le importa. Otra vez, en la pampa argentina y de vuelta a la querencia, mi hija Valeria galopaba a una yegua en un potrero y yo había desmontado y le tomaba fotos. De pronto, apareció un burro rebuznando y lanzado hacia la yegua. Le grité “¡arranca que viene un burro!”, pero ella creyó que sólo la estaba estimulando a galopar más rápido. Finalmente el burro la alcanzó y trató de montar a la yegua. Por suerte su corta estatuta sólo le permitió posar sus manos sobre la grupa de la yegua y no sobre Valeria, y por suerte la yegua no corcoveó y pudimos reírnos y hacer bromas en vez de lamentar una grave desgracia. Después de eso y en otras cabalgatas con la misma yegua, me entretuve ahuyentando al burro con mi caballo, pero la determinación del burro era tal, que tenía que hacer maniobras acrobáticas para bloquearlo y varias veces estuve a punto de no conseguirlo. Nerviosismo En la naturaleza los caballos son animales que viven en manadas con un miembro de ella que es dominante y que ejerce su función pateando, mordiendo o lanzándose de frente para amedrentar a los subalternos. Lo hace con la cabeza bien levantada y el hocico apuntando hacia adelante y la víctima se prepara para la carga de la misma manera. A la inversa, la cabeza baja le recuerda al caballo momentos placenteros, como pastar o descansar. Por otra parte, siendo parte de una manada, lo altera el quedar solo mientras los otros miembros de la manada se alejan. Es algo que le enseñó la naturaleza: si se queda solo, es más facil presa de un depredador, mientras que las posibilidades de ser la víctima disminuyen en medio de la manada. Es, entonces, natural que se ponga nervioso si Ud. se detiene a arreglar un estribo, por ejemplo. Lo prudente es pedirle al líder que detenga a la tropa para que Ud. no se quede atrás de ella. Más vale prevenir las situaciones que pueden alterar la conducta de su animal. El caballo está tranquilo cuando uno siente que se comporta
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