El camino regulatorio de la industria de los insectos para consumo humano y animal

El próximo lunes 17 de abril de 14 a 17hs se realizará en el microcine de SENASA el primer Encuentro Nacional de la Cadena de Valor de Insectos para Consumo. Además del anfitrión organizan el Ministerio de Producción, el Ministerio de Agroindustria y la recientemente creada Cámara Argentina de Productores de Insectos para Consumo Humano y Animal (CAPICHA). Este evento puede ser la frutilla del postre (o el snack de grillo según se lo mire) de una largo y dedicado trabajo de gestión donde participamos investigadores, gestores, funcionarios, inversores, emprendedores y educadores.

El 9 de abril de 2019 se realizaba la primera reunión en el INAL-ANMAT con la participación de SENASA, el Ministerio de Agroindustria, INTI, INTA, Grillos Capos (quien les escribe y su equipo) y la dirección del ing. Martín Piña de la carrera de ingeniería en Alimentos de UADE. Esta universidad fue la primera en incluir a los insectos comestibles en su curricula. No solo eso sino que desde el 2015 a la fecha UADE generó 3 PFI (proyectos finales de ingeniería) con grillo como materia prima. Luego de una serie de reuniones itinerantes sin precedentes (donde cambiábamos el lugar de reunión entre los diferentes institutos y universidades participantes) se generó el documento sobre polvo de grillo que se presentó a la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) para incorporar un capítulo nuevo sobre productos basados en insectos al Código Alimentario Argentino (CAA). Luego de 3 reuniones se desestimó la moción y era esperable: no estaba regulada su producción desde SENASA. Sin embargo, este mecanismo de colaboración horizontal entre los diferentes actores en la gestión de nuevos alimentos sentó un precedente.

En paralelo medios de comunicación escritos, de radio y televisión y la opinión pública siempre mostraron gran interés por esta nueva industria. En el hemisferio norte se inauguraron dos grandes plantas de producción entomológica de cerca de 14mil m2: Protix (Países Bajos, mosca soldado negra) con una inversión de 53 millones de euros y más adelante Aspire Cricket (Canadá, grillo). Se conformó la IPIFF (International Platform of Insect Production for Food and feed), una cámara eminentemente europea compuesta por más de 80 empresas del rubro y una inversión acumulada de 1000 millones de euros. Más allá de la escala, el tipo más común de planta propuesta contiene la reproducción, el engorde, la faena y el procesamiento industrial, en una sola instalación. Esto es casi imposible de articular con producciones tradicionales que usualmente se hacen en 4 establecimientos diferentes, lo que hace a esta nueva producción menos riesgosa y sustentable.

 
_{Vista de la planta de Protix, de producción de mosca soldado negra y sus derivados.}

En octubre del 2019 entraron en escena François Nolet y Julien Laurençon de Procens (Balcarce), que nos visitaron dos veces. La segunda fue luego de una reunión inaugural en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) que marcaría el inicio de una fructífera gestión regulatoria. Los acompañaba el Prof. Casé Olivera (presidente de AsBraCI, Asociación Brasilera de Criadores de Insectos) que ese día llevó chocolates con grillo y con tenebrio (una larva de escarabajo comestible) para que probaran funcionarios de la dirección de inocuidad alimentaria, de sanidad animal y de pesca del organismo. En Brasil se había realizado ese mismo año el primer encuentro de investigadores y productores entomológicos con más de 80 presentaciones de trabajos. En esa reunión y posteriores aprendimos del decreto 4238/68, un compendio de 33 capítulos y otros tantos anexos que desde el año de su creación (1968) va siendo constantemente actualizado. En él encontramos los lineamientos básicos para realizar cualquier producción animal (con fines alimenticios) y sus derivados en todas sus etapas.

El objetivo era reglamentar la producción de insectos para consumo animal y humano. Debido a la relativa mayor complejidad del segundo caso se resolvió pedirle a la Red de Seguridad Alimentaria de Conicet (RSA) la confección de un análisis de riesgo del consumo humano de grillos. A priori, y basados en la experiencia de otros países, se pensaría que la mosca soldado negra (Hermetia illucens o BSF por sus siglas en inglés, tal el insecto elegido por Procens para su producción) se encausaría más para consumo animal y el grillo para el humano. Pero hay ejemplos de lo contrario en ambos casos y recuerdo de hecho el día que Ing. Piña (UADE) trajo al programa de radio la Red snacks de BSF comprados en un Carrefour de España (2019), para que los conductores los probaran.

 

En suma, la RSA realizó la convocatoria y quedamos 13 investigadores. Las herramientas de virtualidad potenciadas por la pandemia sirvieron de nexo para que investigadores de Bariloche, de Córdoba, de Cuyo, la Plata y Buenos Aires pertenecientes a diferentes institutos pudieran escribir bajo la tutoría de Dr. Gabriel Arp del CIDCA de la Plata, un instituto dedicado al desarrollo de nuevas harinas. Se realizó un informe donde se revisionaron casi 150 trabajos y normativas para la bibliografía. Quedo un compendio de 93 páginas dividido en producción primaria y procesamiento industrial, donde se intentó incluir todos los protocolos y diferentes procesos que vienen siendo aplicados hasta el momento. El objetivo fue hacer el informe, que incluye un diagrama de flujo de la producción en todas sus variantes, como base para reglamentar la actividad. Se intentó abarcar todos los procesos conocidos en industrialización de insectos para no limitar a las presentes y futuras empresas. En principio se piensa en BSF y grillo (son 4 especies que se utilizan), pero pensando en la posibilidad de incorporar otras si la demanda lo requiere. La EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) permite hoy un total de 7 especies (de las cuales 3 ya están reglamentadas) y otras varias decenas que están siendo producidas para diferentes fines están en revisión. Algo similar ocurre con la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, EEUU). Destacaría el “Anexo de Instalaciones” del informe donde se termina de graficar a grandes rasgos los dos tipos de establecimientos típicos: los que realizan actividad primaria hasta faena, y los que realizan el proceso completo en forma continua, usualmente de mayor escala, hasta la obtención de la harina u otros derivados (aceite, concentrado proteico,…). Existe un tercer tipo que despacha el alimento vivo, más tradicional, como se viene haciendo en EEUU, desde los 60s, sobre todo con grillo para alimento de mascotas insectívoras, zoológicos o laboratorios de investigación que tengan que mantener poblaciones animales. Entre otras conclusiones, los autores creemos que los procesos descritos en este informe sirven tanto para producción animal como humana, pero aceptando que en el segundo caso es necesario mayor rigurosidad en los controles y parámetros bromatológicos, aplicados de rutina en la industria alimentaria. De hecho, Arcor es unas de las empresas interesadas en las harinas que se puedan producir.

En simultaneo a la confección de este informe, se publicaron secuencialmente por la EFSA reglamentaciones para producción y consumo humano de grillo (Acheta domesticus), langosta (Locuta migratoria) y Tenebrio (Tenebrio molitor). El primer hecho notable es que se incluye al producto de insecto congelado para la industria gastronómica, además del el insecto entero o su molienda (harina). Otro punto destacable es que entre la empresa que requirió los informes y entregó muestras para los estudios previos de inocuidad era Fair Insects BV, una empresa subsidiaria de Protix (sí, la misma que levantó la planta de mayor envergadura mundial de 14mil m2 para consumo animal). No es que la producción animal haya dejado de ser rentable pero la industria alimentaria humana, y más aún la gastronomía, paga mejores precios/ kg. Esto lo podemos ver también si seguimos la ento industria de Brasil: el grueso de los emprendimientos, aun de escala media a baja, se dedican a consumo humano. Aunque la excepción podría ser el caso de Chile donde dos PyMES (NatPro y F4F) compiten para generar el mejor complemento alimenticio para su pujante industria del salmón.

Volviendo al caso argentino, el informe fue presentado por el Dr Arp ante la comisión de reglamento de SENASA, una comisión de 13 profesionales y funcionarios de carrera, muchos de ellos además docentes universitarios, encargados de analizar, escribir y promulgar las modificaciones al decreto 4238/68. Mientras tanto, desde la DNSA se había generado una nueva categoría del RENSPA (Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios): producción de insectos para consumo, gestión a cargo del ing. Mauricio Rabinovich. Con posterioridad, se espera con gran expectativa la concreción del trabajo de la vet. Angela Gentile (inocuidad alimentaria) para regular la producción de insectos para consumo animal. La veterinaria Gentile, de vasta experiencia en el ámbito, viene trabajando y liderando el proyecto desde su reunión inaugural y fue siempre abierta a atender consultas de la cada vez mayor cantidad de productores y empresas que se suman a esta nueva industria. Entre ellas son de destacar Mosquita Feed (Rosario), Chepulines Argentina y Vanguarda Agroindustrial (Santiago del estero). De esta última empresa, su CEO, el ing. Diego Zabala, lidera CAPICHA y entre todos, como es lógico, esperamos este encuentro con gran entusiasmo fruto de tantos años de esfuerzo.