Aglutinantes y Peletizado. La Ciencia al servicio de los Pellets.
Publicado:28 de octubre de 2025
Fuente:Oscar Pinto
En la búsqueda por mejorar la calidad del pellet, el uso de aglutinantes suele aparecer como la solución inmediata. Sin embargo, detrás de cada producto hay un proceso que define si funcionará o no.
Cuando visito plantas con problemas de calidad física de pellets, siempre escucho las mismas dos preguntas.
El pellet se rompe al salir de la prensa.
¿Qué aglutinante debo usar? ¿Cuánto es la dosis que tengo que agregar?
La respuesta es siempre la misma.
Antes de pensar en el aglutinante, hay que entender dónde se está rompiendo el pellet y por qué. En la práctica, el pellet casi nunca se rompe por falta de aglutinante, sino por una combinación de variables de proceso: formulación, granulometría, vapor, acondicionamiento, matriz, enfriador y manejo posterior.
El aglutinante puede ayudar, pero no pega el pellet como si fuera un adhesivo externo.
Su función real es reforzar la cohesión interna de las partículas durante el paso por la matriz y mantener esa estructura unida durante el enfriado y la manipulación.
Trabaja dentro del pellet, no lo construye desde afuera.
Muchos aglutinantes no funcionan porque su eficacia depende del contexto fisicoquímico del proceso, no solo del producto.
En planta esto se traduce en; calidad del vapor, el nivel de grasa libre, la granulometría, la uniformidad de mezcla y el tiempo real de retención en el acondicionador.
Si el vapor es insuficiente, el almidón no se gelatiniza y el aglutinante no llega a integrarse; si hay exceso de grasa, las partículas quedan recubiertas y no se adhieren, si la dosificación es baja no alcanza su eficiencia.
En cuanto al proceso, la incorporación de un aglutinante puede requerir pequeños ajustes del estándar de trabajo. En la mayoría de los casos son mínimos, pero importantes.
Otro punto que suele aparecer en planta. ¿Por qué, si el producto es bueno, a mí no me mejora el pellet?
La respuesta es que el aglutinante no reemplaza el vapor estable, no corrige un acondicionador corto, ni compensa una molienda fuera de rango, entre otras variables.
Pero cuando el proceso está equilibrado, se vuelve una herramienta estratégica de valor. Mejora la cohesión interna, aumenta el indice de durabilidad (PDI), reduce finos y mejora la presentación, disminuyendo reclamos comerciales.
La pregunta final deja de ser ¿Cuál compro? o ¿Cuánto agrego?
Pasa a ser ¿Qué pesa más a la hora de elegir un aglutinante, su precio o su impacto real en la eficiencia del proceso?