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Nuevas Aplicaciones de las Grasas Protegidas

Publicado: 5 de mayo de 2006
Por: Departamento Técnico - Norel & Nature Nutrición
La producción de leche por vaca y lactación se ha visto incrementada durante los últimos años de una forma considerable. A modo de ejemplo y según datos publicados por el USDA (gráfico 1), en EEUU la producción por vaca y lactación ha aumentado en un 16%, si consideramos los últimos diez años. Esta cifra es aún mayor si analizamos los datos de otros países, caso de Europa...



Nuevas Aplicaciones de las Grasas Protegidas - Image 1
Grafico 1. Producción por vaca y año en los últimos 10 años.
El uso de programas de mejora genética ha acelerado este proceso y, en ciertos casos, este aumento y el nivel de producción conseguido hace de las vacas de alta producción, auténticas máquinas de producir leche. Sin embargo, este sobreesfuerzo productivo hace que estos animales sean muy sensibles a multitud de factores y cualquier cambio en la alimentación, manejo, etc.. repercute inmediatamente en la producción de leche.

Otro dato relevante que ha acompañado a este aumento de la producción es la disminución de una forma casi lineal de la fertilidad de los rebaños, pasando de un 65% a primeros de los años 80 a un 44 % a finales de los 90.

Frecuentemente se ha especulado sobre el posible efecto que la selección genética ha podido tener sobre la fertilidad, de forma que la selección hacia animales más productores implica animales menos fértiles. Sin embargo, cuando se analizan los datos de producción de novillas seleccionadas frente a los de otras no seleccionadas, se ve que no existen diferencias en cuanto a la fertilidad. Esto nos conduce a pensar que, no sólo la mejora, si no que otros factores como la nutrición, ligada también al aumento productivo, puede ser la clave para esos bajos índices de fertilidad asociados a vacas altamente productoras.

Seguramente si nos paráramos a pensar o analizar con detenimiento todos los factores nutricionales que pueden de alguna manera influir sobre los parámetros reproductivos, ocuparíamos muchas páginas con datos sobre el efecto de la nutrición energética, proteica, vitamínica y mineral en la fertilidad.

En esta ocasión nos centraremos en la energía, que es quizás el parámetro nutricional más estudiado, y más concretamente en el nutriente más energético, que es la grasa.

La producción de leche es un proceso natural que conlleva un gasto energético para la vaca lechera de alta producción. Durante las primeras semanas de lactación las necesidades energéticas crecen de forma exponencial, al mismo tiempo que lo hace la producción de leche. En esta fase la vaca no es capaz de ingerir la suficiente energía para cubrir estas necesidades con lo que entramos en lo que denominamos etapa de déficit energético o de balance energético negativo. Las estrategias de manejo intensivo del ganado lechero obligan a maximizar el rendimiento de la vaca y una de las formas es intentar reducir al máximo los costes que la reproducción conlleva, reducir el nº de días abiertos, reducir el nº de IA, etc... Cabe recordar que los primeros celos coinciden con la etapa de balance energético negativo (Gráfico nº 2 adaptado de M. Wattiaux)

Nuevas Aplicaciones de las Grasas Protegidas - Image 2

Existe en las hembras mamíferas algún mecanismo por el cual, como parece lógico pensar, la producción de leche prevalece sobre la reproducción. Así cualquier desbalance energético penalizará antes los parámetros reproductivos que los productivos o al menos de una forma más importante o significativa.

En un trabajo de De Vries y Veerkamp (2000) concluían que por cada 1,9 Mcal de ENl de déficit energético por día, se retrasaba la ovulación en 1 día. En este mismo trabajo se encontró una correlación muy estrecha entre el % de grasa de la leche y el balance energético de la vaca a lo largo de la lactación. Estos investigadores concluyeron que un indicador del balance energético podría ser el % de grasa de la leche al principio de la lactación. En la práctica, sin embargo, la medición del balance energético no es una cosa sencilla y como medida se utiliza la condición corporal que mide el estado de engrasamiento del animal. Hoy en día todas las estrategias nutricionales durante la lactación temprana van encaminadas a hacer que la pérdida de condición corporal sea la menor posible.

“La Utilización de Grasa puede reducir la pérdida de peso”.

Como bien es sabido el nutriente más energético es la grasa, que posee aproximadamente 2,25 más energía que los carbohidratos. La utilización de grasa en la alimentación de la vaca de leche no es una cosa nueva y se remonta a muchos años. Un razonamiento simplista justificaría el empleo de grasas en vacuno de leche con el objetivo de aportar una fuente altamente energética que, durante los primeros meses de lactación, evitaría una excesiva pérdida de peso y consecuentemente de condición corporal. Así, desde un primer momento la mayoría de los experimentos realizados con la suplementación de grasa se limitaron a estudiar su efecto sobre la producción y composición de la leche. Más recientemente han aparecido numerosos trabajos (Staples and Burke 1998, Staples and Thatcher 1990, Lucy et col, 1992) sobre cómo esta suplementación puede influir sobre los parámetros reproductivos.
Nuevas Aplicaciones de las Grasas Protegidas - Image 3
En todas estas revisiones llegamos a la misma conclusión. La grasa, no solamente ejerce su efecto positivo sobre los parámetros reproductivos por el hecho de ser fuente de energía, si no que la suplementación con grasa, y más concretamente, con ciertos ácidos grasos puede activar o inhibir ciertos procesos hormonales que tienen un efecto directo sobre la ovulación y/o el mantenimiento del embrión.



La Grasa, más que simple energía.

Así como en la nutrición proteica no nos limitamos al concepto de proteína sino que hablamos de aminoácidos, cuando se habla de grasas y sobre todo en la alimentación de monogástricos, cada vez más hablamos de ácidos grasos y de contenidos máximos o mínimos de éstos. Efectos sobre el tamaño del huevo, sobre la calidad de la canal han sido bien estudiados y es una práctica habitual el poner límites ya sean mínimos o máximos a ciertos ácidos grasos (ejemplo al ácido linoleico C 18:2). En la alimentación del rumiante nos encontramos con el inconveniente de que a nivel ruminal el perfil de ácidos grasos de la grasa ingerida cambia de forma importante debido a la hidrólisis y/o a la biohidrogenación parcial o total que sufren en el mismo rumen las grasas y los ácidos grasos que son ingeridos.

Predecir cual es el perfil de ácidos grasos que abandona el rumen cuando se suministran las grasas de forma libre es bastante complicado. Existen factores que condicionan qué ácidos grasos llegarán al duodeno y en qué proporción. En un trabajo reciente Chalupa et col, ( 2001) nos presenta un submodelo que trata de ilustrar el metabolismo ruminal y la digestión intestinal de los ácidos grasos de cadena larga. En este trabajo se tratan independientemente los distintos factores que pueden condicionar el tipo y la cantidad de ácidos grasos que llegan a duodeno: la ingestión de ácidos grasos, la lipólisis ruminal de la grasa de la dieta, la biohidrogenación ruminal de los ácidos grasos, la síntesis de ácidos grasos a nivel ruminal, el efecto que la grasa tiene sobre la digestión y fermentación ruminal y la digestión intestinal de estos ácidos grasos.

La capacidad del rumen para metabolizar las grasas es limitada. Cuando se sobrepasa esta capacidad del rumen para metabolizar la grasa podemos encontrarnos ciertos problemas asociados a un exceso de grasa libre en el rumen. El mecanismo exacto por el que la grasa interfiere con la fermentación microbiana todavía no se conoce pero se cree que es como resultado del recubrimiento de las partículas de alimento o un efecto tóxico directo sobre los microorganismos ruminales. Algunos ácidos grasos, especialmente los ácidos grasos insaturados, pueden tener efectos antimicrobianos e interfieren con el funcionamiento normal de los microorganismos ruminales (Jenkins et al, 2003).

Cuando suministramos grasa en la ración podemos reducir la digestión de la fibra inhibiendo la fermentación microbiana en el rumen. La fibra es también una importante fuente de energía para la producción de leche ya que los microorganismos ruminales la fermentan a sustratos energéticos que pueden ser utilizados por la glándula mamaria. Si la capacidad de los microorganismos para fermentar la fibra es inhibida por la grasa, la energía de la fibra se pierde con las heces. Esto fue demostrado por un experimento en el que se realizó una infusión de 0, 13, 26, y 40 ml de grasa por día en el rumen de ovejas, resultando en unas digestibilidades ruminales de la fibra de 44, 28, 18 y14%, respectivamente (Ikwuegbu and Sutton, 1982). La depresión de la digestibilidad de la fibra en el tracto intestinal completo es a menudo menos severa debida a una fermentación limitada al final del intestino.

La depresión de la digestibilidad de la fibra es más severa para fuentes de grasa ricas en ácidos grasos insaturados, que inhiben el crecimiento y funcionamiento de la flora ruminal más que los ácidos grasos saturados (Jenkins, 1993).

Nuevas Aplicaciones de las Grasas Protegidas - Image 4Como consecuencia, la digestión de la fibra puede ser deprimida por la grasa añadida. Esta depresión puede ser tan importante como para que la energía que proviene de la fibra y que se pierde en las heces haga nulo el aporte extra de energía que supone la grasa añadida. Para ilustrar esto, un consumo razonable de energía digestible en vacas que consumen 25 Kg de una dieta de lactación típica sería de 77Mcal/día. Si el 3% de esta ración se reemplaza con grasa, el consumo de energía digestible aumenta a 80 Mcal/día siempre y cuando la digestibilidad de la energía total de la ración permanezca constante para las dos raciones en un valor del 67.5%. Sin embargo, si la grasa reduce la digestibilidad de la energía total de la ración en solo tres unidades (de 67.5% a 64.6%) en este ejemplo, el beneficio energético de la grasa añadida se habrá perdido.

Por todo lo mencionado, cuando queremos aumentar la energía de la ración sin perjudicar su digestibilidad, se hace imprescindible trabajar con grasas que no produzcan esta depresión de la digestión de la fibra en el rumen, es decir, grasas inertes en el rumen. Actualmente las grasas protegidas más utilizadas, además de ser las más estudiadas y avaladas son los jabones cálcicos y las grasas hidrogenadas o saturadas.
Mecanismo por el cual la adición de Grasa-Ácidos Grasos puede mejorar la Fertilidad del Rebaño.

En las revisiones anteriormente citadas son dos los mecanismos mencionados por los cuales la adición de grasa puede mejorar los parámetros reproductivos.

Uno estaría relacionado con la mejora del estatus energético de la vaca durante la primera parte de la lactación, como ya hemos visto, y el otro sería el efecto específico que la adición de grasa y que ciertos ácidos grasos tienen sobre el sistema endocrino. Trataremos de revisar brevemente cuales son estos efectos específicos.

La adición de grasa en las raciones de vacas de leche tuvo como consecuencia un aumento de los niveles de progesterona en sangre (lucy et al, 1993). La progesterona es sintetizada por el cuerpo lúteo y es la responsable de la buena implantación del embrión en el útero y ayuda al mantenimiento de la gestación proveyendo de alimento al embrión.

Existen dos posibles razones para explicar el aumento de progesterona en sangre. Por un lado, estaría relacionado con un incremento del colesterol en sangre y por otro en un mayor tamaño de los folículos cuando se suplementaba con grasa la dieta. Cabe recordar que uno de los precursores de la progesterona es el colesterol. Éste es necesario para la formación de los quilomicrones y, consecuentemente, aumenta de forma natural cuando se aumentan los niveles de grasa en la ración. Los trabajos de Grummer and Carrol (1990), de Moallem (1999), Lucy (1993), y varios más, demostraron dicha relación entre el mayor nivel de grasa en la dieta y el incremento de progesterona en plasma. Pero el nivel de colesterol no es el único factor que podría explicar el aumento de progesterona en plasma. Diversos trabajos han encontrado una relación directa entre la adición de grasa y el tamaño de los folículos y, como consecuencia, del cuerpo lúteo. A mayor tamaño del cuerpo lúteo mayor síntesis de progesterona.

Como segundo efecto específico se ha podido comprobar el que tienen determinados ácidos grasos poliinsaturados al inhibir o potenciar la síntesis o liberación de distintas prostaglandinas. La mayoría de resultados positivos se han conseguido con grasas inertes ricas en ácidos grasos insaturados, ya que, en rumiantes, sería la única forma de garantizar la llegada de estos ácidos grasos a los tejidos en los cuales ejercen su efecto.

Una vez llegado a este punto parece demostrado que la adición de grasa puede, de distintas maneras, mejorar los índices reproductivos de las vacas, y esto redundará en una mayor rentabilidad del rebaño, al reducir los días improductivos. El efecto no es solo debido a la cantidad de grasa sino, como hemos visto, al tipo de grasa, entendiendo por tipo el perfil de ácidos grasos que la componen. Pero no debemos olvidar como comentamos anteriormente que toda grasa sufre primeramente una lipólisis y posteriormente una biohidrogenación ruminal que modifica de una forma importante la naturaleza y el perfil de ácidos grasos que llegan a duodeno que es donde son absorbidos.

En conclusión la utilización de grasas en la alimentación de rumiantes produce una mejora en los parámetros reproductivos, no solo achacable a una mejora general de la condición corporal, sino también debida al efecto específico que ciertos ácidos grasos tienen sobre el sistema endocrino y la secreción o inhibición de ciertas hormonas relacionadas directamente con la reproducción. Estos ácidos grasos para que puedan ejercer su función deben de ser absorbidos a nivel intestinal y para ello debemos garantizar que lleguen al intestino sin haber sufrido alteración alguna en el rumen y sin perjudicar la digestión de la fibra en el rumen.

La solución pasa por tanto en aportar estos ácidos grasos o esta grasa de forma protegida. Los jabones cálcicos de aceite de Palma son el producto mayormente evaluado en este sentido y en la mayoría de los casos existe una respuesta positiva aunque variable en cuanto a la mejora de la fertilidad (Staples & Thatcher). Harán falta más datos en el futuro para poder evaluar de una forma más exacta cual es el efecto de estos ácidos grasos, mayormente los PUFA, sobre el sistema endocrino, de está forma podremos optimizar la utilización de suplementos grasos en la alimentación de vacas.
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Autores:
David John Owsley
Anpario
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Alfredo J. Escribano
Orffa Excentials
15 de abril de 2015
Hola a todos, El uso de grasas by-pass esta ampliamente distribuido. A medida que disponemos de mas conocimientos científicos, los productos van aumentando en complejidad, calidad y cubren necesidades especificas de los productores. En este sentido, en NOREL hemos desarrollado una nueva grasa con un perfil de Omega-3 mas elevado. Hemos conseguido un nivel de protección de estos ácidos grasos que evita, en buena medida, la hidrogenación de los mismos, y permite beneficiarse de los efectos positivos de estos ácidos grasos: - Perfil de grasa láctea mas saludable. - Mejora de los indices reproductivos. - Mejora de los procesos inmunológico-inflamatorios. Un cordial saludo, Alfredo.
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Oscar Arroyave Sierra
Universidad Nacional De Colombia (UNAL)
10 de junio de 2011
Un punto muy importante que se debe tener encuenta al adquirir una grasa by pass, es conocer el porcentaje de grasa y el nivel de Calcio, se estan comecializando algunos jabones calcicos fabricados con subproductos industriales (grasa), que pueden llegar a ser 57 a 60% de grasa sobrepasante, que el precio pagado por energia suminsitrada no justifica
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David John Owsley
Anpario
2 de junio de 2008
Estimados Juan Carlos y José Ángel, gracias por esa información, conozco la grasa inerte en el rumen que proviene de Brasil. Como ha sido comentado todos los productos tienen su nicho de mercado y como comenta mi amigo Renzo Battilana de Peru, depende totalmente del tipo de explotación que tiene cada granjero/criador y cual es su política, etc. José Ángel dice que no se atrevería a recomendar tal producto para la cría o el cebo, y yo sí pero con algunas observaciones: vale la pena recordar a los demás participantes que en Venezuela disfrutan de un precio de leche muy favorable y puede ser más viable proporcionar aditivos en la etapa cuando la vaca esta seca OJO, no estoy diciendo que no deban hacerlo, pues ha sido probada la adición de lípidos pre-parto y post-parto en distintos trabajos y es una forma que tanto la vaca como la bacteria ruminal se acostumbran a un dieta enriquecida con grasa, sólo digo que hay que tener cuidado. Lo que quiero decir es que en el periodo seco y de transición no es común la adición de nutrientes lipogénicos añadidos (vean por favor discusión anterior en ese foro conmigo y los estimados Jaime Henríquez y Alejandro Palladino), más común es la adición de nutrientes glucogénicos. También con los ácidos grasos poli-insaturados (PUFA: linoleico/linolenico…) su pKa es alto pues deben tomar en cuenta, especialmente con niveles muy altos de PUFA, que una gran proporción de ellos serían bio-hidrogenados cuando se disocia la sal en el rumen – incluso en un pH ‘normal’- y por tanto se convierte en grasa activa en el rumen – con las cantidades que mencionan no creo que haya ningún efecto negativo, sólo hay que estar informado de su inclusión cuando en la dieta post parto se añadan otros ingredientes y suba el nivel de grasa total. Finalmente me gustaría reiterar el punto de mi amigo Renzo cuando dice que actualmente la adición de grasa inerte en el rumen es una alternativa interesante debido al altísimo precio de otros ingredientes.
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David John Owsley
Anpario
2 de junio de 2008
Estimados Juan Carlos y José Ángel, gracias por esa información, conozco la grasa inerte en el rumen que proviene de Brasil. Como ha sido comentado todos los productos tienen su nicho de mercado y como comenta mi amigo Renzo Battilana de Peru, depende totalmente del tipo de explotación que tiene cada granjero/criador y cual es su política, etc. José Ángel dice que no se atrevería a recomendar tal producto para la cría o el cebo, y yo sí pero con algunas observaciones: vale la pena recordar a los demás participantes que en Venezuela disfrutan de un precio de leche muy favorable y puede ser más viable proporcionar aditivos en la etapa cuando la vaca esta seca OJO, no estoy diciendo que no deban hacerlo, pues ha sido probada la adición de lípidos pre-parto y post-parto en distintos trabajos y es una forma que tanto la vaca como la bacteria ruminal se acostumbran a un dieta enriquecida con grasa, sólo digo que hay que tener cuidado. Lo que quiero decir es que en el periodo seco y de transición no es común la adición de nutrientes lipogénicos añadidos (vean por favor discusión anterior en ese foro conmigo y los estimados Jaime Henríquez y Alejandro Palladino), más común es la adición de nutrientes glucogénicos. También con los ácidos grasos poli-insaturados (PUFA: linoleico/linolenico…) su pKa es alto pues deben tomar en cuenta, especialmente con niveles muy altos de PUFA, que una gran proporción de ellos serían bio-hidrogenados cuando se disocia la sal en el rumen – incluso en un pH ‘normal’- y por tanto se convierte en grasa activa en el rumen – con las cantidades que mencionan no creo que haya ningún efecto negativo, sólo hay que estar informado de su inclusión cuando en la dieta post parto se añadan otros ingredientes y suba el nivel de grasa total. Finalmente me gustaría reiterar el punto de mi amigo Renzo cuando dice que actualmente la adición de grasa inerte en el rumen es una alternativa interesante debido al altísimo precio de otros ingredientes.
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Alejandro Palladino
Eurotec Nutrition Argentina S.R.L.
5 de mayo de 2008
Estimado Jaime, creo que usted ha dado en el punto critico. Coincido plenamente con que el problema es la vaca de alta producción en un sistema que intenta ser pastoril. Yendo al tema puntual de las grasas, la bibliografía es controversial. La respuesta a las grasas (más allá del cambio en la partición de la energía) depende mucho de la dieta base. Así como hay papers que muestran lo que usted dice, también hay trabajos que demuestran que el uso de determinados ácidos grasos podrían mejorar el balance energético a través de una reducción del contenido de grasa butirosa sin alterar el contenido de los otros nutrientes en leche (creo que Kay et al., 2007 en el JDS es uno). Otros trabajos hablan de efectos per se (y no por un mayor consumo de energía) de algunos ácidos grasos (omega3) que ayudarían a reducir las perdidas embrionarias (ver trabajos de Petit et al.) con muy buenos resultados, pero esto ya sería otro tema. Por lo tanto, comparto su punto de vista en cuanto el efecto de la suplementación con grasas a animales en pastoreo pero no me animaría a arriesgar los mismos resultados cuando hablamos de pastoreo con suplementación (silo de maíz más concentrados, como se utiliza en argentina). En ese caso los animales tendrían disponibilidad suficiente de almidón en la dieta y los consumos no se alejan tanto de los potenciales. Creo que el tema es muy profundo y se complica realmente explayarse ampliamente en un foro (aunque lo intento). En conclusión, creo que al menos en situaciones como la argentina (pastoreo con suplementación), la suplementación con grasas puede ser beneficioso desde el punto de vista nutricional (aunque no creo que los costos hoy lo permitan). Otra es la discusión sobre el tipo de vaca adecuado para cada sistema (y estoy seguro que la vaca que se utiliza en argentina no es la mas adecuada para el pastoreo). Saludos Jaime y para el resto del foro!!!
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Jaime Henriquez
3 de mayo de 2008
Estimados Colegas: Me parece muy interesante esta discusión, la cual nos permite elucidar cuales son los mitos y realidades de la utilización de grasas protegidas. Con respecto a la pregunta del colega Alejandro tengo las siguientes anotaciones: Cuando se suplementa grasa protegida se incrementa el consumo de energía, pero ante la presencia de un balance energético negativo (BEN) y la deficiencia de nutrientes glucogénicos el animal no es capaz de oxidar completamente esta grasa y producir suficiente cantidades de ATP, por lo tanto la vaca continúa con su déficit de energía y se ve obligada a movilizar más grasa corporal. Si usted revisa los trabajos del Dr. Palmquist encontrará que una de sus principales conclusiones es la tendencia manifiesta de las vacas suplementadas con grasas a disminuir su nivel de insulina, lo cual ocasiona una mayor utilización de nutrientes hacia producción y no hacia restitución de reservas corporales. Trabajos muy bien documentados por el Dr. Sklan publicados en el J. Dairy.Sci. (77: 1652 - 1660 y 74: 510 - 517) concluyen que si bien la grasa favorece la producción de leche, simultáneamente se incrementa la pérdida de peso del animal. En la última reunión de Tri - State Dairy Nutrition Conference 2008 aparece un artículo muy interesante del Dr: Santos de la Universidad de Florida en donde se manifiesta claramente la incongruencia de los resultados obtenidos con todo tipo de grasas incluyendo las cálcicas provenientes del aceite de palma. Mi consideración final es la siguiente: Nuestros sistemas de pastoreo siempre tendrán el inconveniente de un déficit de consumo de energía, como muy claramente lo manifiesta el amigo Alejandro, debemos esmerarnos en ofrecer pastos de alta calidad nutricional, bajos en fibra y suplementar cantidades moderadas de almidón. Nuestro gran error fue el de introducir una genética de alta producción no manejable en los sistemas de pastoreo, las consecuencias las estamos pagando con un bajo comportamiento reproductivo y reducida longevidad , la solución de estos problemas no está en la utilización de grasas de sobrepaso de altísimo costo las cuales tienden a incrementar aun más la perdida de peso del animal al inicio de la lactancia. Que envidia (de la buena) me dá al observar en Ecuador ganaderías de genética proveniente de Nueva Zelanda con vacas de 5000 litros por lactancia sin suplementación de concentrados, ni aditivos y mucho menos con grasa de sobrepaso con intervalos entre partos de menos de 13 meses. Que diferencia con las haciendas o rodeos de 7000 litros que tienen que utilizar de 1500 - 1800 kilos de suplementos concentrados con costos actualmente inmanejables y un comportamiento reproductivo bajo. Les agradezco la controversia, ella ayuda a ser objetivos a no caer en sofismas y a fijarnos hacia donde debemos ir en momentos de crisis como los actuales. Un cordial saludo para Alejandro. Atentamente Jaime Henríquez
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Alejandro Palladino
Eurotec Nutrition Argentina S.R.L.
3 de mayo de 2008
Antes que nada quiero felicitar a los que están participando por el excelente nivel de las respuestas. Yendo al caso puntual, estimado Jaime, estoy de acuerdo 100[percent] con su explicación de como se particiona la energía en función del tipo de nutriente pero hay algo que no me queda claro. Aún cuando la partición de la energía cambie al suplementar con grasas (saturadas), el incremento del consumo de energía debería ser aún mayor, con lo cual no entiendo porque se habría de resentir el balance energético. Estoy totalmente de acuerdo en que suplementar con grasas a vacas en pastoreo no es una practica satisfactoria si aún no se ha incrementado el consumo de energía a través de concentrados (léase maíz por ej.) ya que las pasturas no son solo bajas en nutrientes glucogenicos si no que también en determinados estados fenologicos presentan altas cantidades de nitrógeno no proteico y esto hace que las prioridades a la hora de suplementar cambien. Sin embargo lo veo como una practica sumamente positiva cuando es imposible aumentar el consumo de energía a través del incremento del concentrado en la ración. No hay que olvidarse que las pasturas de alta calidad presentan además un muy bajo porcentaje de fibra efectiva y esto nos pone una restricción a la hora de suplementar con granos. Por último, me parece que no es lo mismo suplementar una pastura en estado fenologico avanzado que una pastura en estado vegetativo. Esto apunta a lo que decía anteriormente sobre prioridades a la hora de suplementar. Si a una pastura pasada se la suplementa con grasas, el problema no es la grasa, es la estrategia. Con lo cual, hablar de suplementación con grasas en pasturas creo que merece una mayor profundidad de detalles. Hay que conocer la dieta total, el estado de la pastura, el consumo de la pastura, etc. Saludos a todos y felicitaciones de vuelta por el excelente nivel!!!
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David John Owsley
Anpario
2 de mayo de 2008
Estimado Jaime, creo que estamos hablando de temas diferentes... Digo esto porque ahora ha mencionado grasas saturadas y le debo decir que hay diferentes grasas protegidas con distintos métodos de ‘protección’. También ni por un momento dudo del valor de su labor en el campo, pero me suena como su situación no precisa el uso de grasa protegida. Como ha sido dicho varias veces ya en ese foro lo más importante es raciones balanceadas. Me gustaría, si quiere, que me envíe detalles de las raciones de las vacas y su situación ambiental, genética etc., donde ha visto esta perdía de peso debido, según sus comentarios, al uso de grasa protegida. También sé muy bien la necesidad de ingredientes glucogénicos – ¡vendo productos glucogénicos! especialmente en el las ultimas semanas del periodo de transición antes de parto. Atte.
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Jaime Henriquez
1 de mayo de 2008
Estimados Colegas: No tengo intenciones de polemizar sin argumentos sobre el tema tratado, por lo tanto me voy a permitir dar una explicación sustentada en mi trabajo de campo. Las grasas saturadas aparentemente son benéficas para la producción de leche y % de grasa en leche pero no benefician el balance energético y la razón por la cual se da este fenómeno es la siguiente: Vacas en balance energético negativo (BEN) movilizan sus reservas corporales básicamente grasa (74%) nutriente llamado lipogénico. Los nutrientes glucogénicos son esenciales para la oxidación de los lipogénicos y generación de energía en la forma de ATP. Sin embargo durante los procesos de BEN muy comunes en vacas en pastoreo la vaca presenta deficiencia de nutrientes glucogénicos y por lo tanto el sistema no es capaz de oxidar completamente los nutrientes lipogénicos. Las vías de excreción de este sobrante de nutrientes lipogénicos son: cuerpos cetónicos, TAG en el hígado y en leche. Cuando el ganadero empieza a suministrar este tipo de grasas en vacas en situación de BEN la vaca es incapaz de metabolizar este exceso de grasa como fuente neta de energía y la consecuencia inmediata es un incremento en el % de grasa en leche, mayor concentración de TAG lo cual predispone a la aparición del hígado graso. En mi trabajo diario de campo como nutricionista independiente he comprobado que el suministro de grasa bypass en vacas con balance energético negativo no reduce la pérdida de peso al inicio de la lactancia ni mejora el comportamiento reproductivo, por el contrario la pérdida de peso se hace más notoria. Esta incapacidad de la vaca moderna de oxidar los componentes lipogénicos por una natural deficiencia de glucosa la hacen reaccionar movilizando aún más sus reservas corporales y este es un punto nefasto. El panorama es completamente diferente en el caso de los sistemas de confinamiento con raciones totales mezcladas, en donde las vacas a los 60 – 70 días posparto ya han llegado al nadir de su BEN y empiezan a recuperar sus reservas corporales, en esta situación si funcionan perfectamente las grasas de sobrepaso. Si el gran problema de los sistemas de pastoreo con vacas de genética de alta producción es la incapacidad de la vaca de salir de un BEN cual sería la razón de agravar el problema con grasas saturadas ? Atte Jaime Henríquez
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David John Owsley
Anpario
1 de mayo de 2008
Estimado Jaime, Gracias por su repuesta. Entiendo que los investigadores que no tienen ningún objetivo comercial en sus estudios, no es raro que este tipo de investigación tiene como su único objetivo comprobar los pros y cons de ciertas tecnologías y métodos. No estoy rechazándolos, solo que no veo nada mal: ellos comparan dietas lipogénico y glucogénica, pues es lógico que las dietas con más concentración de lípidos totales tendrán un efecto muy diferente comparado a dietas con la mitad de grasa total. “Diferente” no es decir mal, solo que con mas lípidos administrado en la dieta entonces mas energía esta destinado para producción de energía para leche y menos destinado a energía para condición corporal, en ningún momento hay observaciones que pueda perjudicar la salud de la vaca o que no hay suficiente energía para mantener condición corporal algo que todos ellos que han utilizado grasas protegidos pueden testificar. Todo tema tiene cosas positiva y negativa, todo, no hay nada en este mundo que es 100% bueno 100% del tiempo. Con mucho gusto enviarme más información haciendo CLICK sobre mi nombre. Usted dice que “Igualmente no entiendo como se puede promocionar la utilización de productos tan costosos y de difícil valoración en su respuesta en momentos en que los costos de suplementación superan más del 40 % de los ingresos por venta de leche en las ganaderías de A. Latina.” Pues, ¡estoy 100% de acuerdo! Si fuera mas barata las materias primas el producto acabado también fuera mas barato. En todo el mundo hay presiones fuertes por los altos costes de todo los ingredientes: fuentes de proteína, fuentes de energía, vitaminas, amino ácido etc. La palma, por ejemplo subió hasta un 100%, ahora ha bajado un poco desde los picos pero aun así es a 50% más cara que el año pasado. Ing. Alejandro Palladino, gracias también a usted por sus comentarios.
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