Efecto de nutrición en salud hepática

Dentro del aparato digestivo, el hígado constituye el principal órgano de transformación y distribución de nutrientes; y eliminación y excreción de metabolitos. La calidad de la nutrición tiene un impacto directo en la salud hepática, ya que el hígado realiza funciones vitales. Una dieta equilibrada apoya la función hepática y previene enfermedades. Por el contrario, dietas desbalanceadas o contaminadas pueden dañar el hígado, aumentando el riesgo de enfermedades.

En porcino, el lechón las primeras semanas está adaptado a nutrientes lácteos, muy digestibles como los lípidos de cadena corta; al destete y durante las siguientes 8 semanas es necesario favorecer la digestibilidad, hasta la madurez digestiva.

En dietas de inicio es importante trabajar con grasas digestibles (cortas o poliinsaturada) para posteriormente emplear grasas de menor digestibilidad apoyado con emulsionantes (Medel, P et al. FEDNA, 1999).

En aves la mejora genética acelera el crecimiento, siendo necesario una nutrición optima en calidad y digestibilidad durante la primera semana de vida que potencie su desarrollo.

Los pollitos (Chávez, López, y Parra, 2016), desde 1º hasta 10º día de edad, maduran el sistema digestivo; la energía y proteína de alta digestibilidad es fundamental. Los 2 primeros días, el vitelo (Noy y Sklan, 1998) es la principal reserva de energía, con 66% triglicéridos (AGS 38% AGI 62%), 28% fosfolípidos (fosfatidilcolina). Posteriormente, la absorción de lípidos de la dieta es baja por la inmadurez digestiva, siendo conveniente:

El hígado se debe proteger de los desafíos que puedan dañarlo (patógenos, toxinas, estrés…). Los fitobióticos pueden reducir el daño hepático. En pollos desafiados entre 16 y 22 días de edad el empleo de fitobióticos (Carvajal et al, 2022 UDES) redujo la inflamación y los marcadores (AST y ALT) hepáticos. A los 42 días mejoraron los rendimientos (peso, conversión y eficiencia).

La utilización de detoxificantes (FPA) de micotoxinas en pollitos (0-21 d) desafiados con tricotecenos, ayudan a recuperar de los daños hepáticos y digestivos, recuperando el crecimiento del ave.

El desarrollo hepático en pollitas de puesta marcará el rendimiento del ave. La relación de crecimiento del hígado y del ave es muy alta durante las 3 primeras semanas de vida, y alto hasta la semana 7.

La puesta requiere 6 g/proteína y 6 g/grasa por día. La grasa de la yema la sintetiza el hígado a partir de la energía. Un buen desarrollo del ave junto al aporte directo de grasa en la dieta reduce el esfuerzo hepático y su síntesis a partir de carbohidratos.

En aves y cerdos, emplear fuentes de grasa de perfil similar al que sintetiza el hígado, mejora la eficiencia en la utilización de la grasa; el coste de convertir carbohidratos o aceites en grasa es menor que convertir una grasa en otra grasa.

Hay múltiples factores en el alimento que pueden poner en riesgo la salud hepática.

  - Deficiencias – colina, vitaminas, aminoácidos, minerales

 - Formulación aminoácidos esenciales (metionina), balance energético (carbohidratos: lípidos 3-4:1), proteico (energía: proteína), ácidos esenciales (linoleico), ω-6:ω-3 (5:1)

 - Las temperaturas de procesado o condiciones de conservación afectan a niveles de oxidación, microbiológicos y compuestos tóxicos para el hígado.

La principal función del hígado en el proceso digestivo es la síntesis del jugo biliar. Los hepatocitos producen la bilis en el citosol. Un pollo de 2 kg de peso (hígado 30 g), puede producir 15-20 g de bilis/día.

La capacidad de almacenamiento en la vesícula es limitada (10%), siendo su vaciado importante para estimular la síntesis hepática. El proceso se activa gracias al estimulo del alimento.

El jugo biliar está formado por:

-Sales y fosfolípidos emulsionantes de lípidos (triglicéridos, ácidos grasos, fosfolípidos, vitaminas…) como parte de la digestión y absorción.

-Bicarbonato que regula el pH para activar enzimas proteasas, lipasa, amilasa...

-Eliminar la bilirrubina (glóbulos rojos), toxinas y colesterol

 Energía de la dietaglucosa y lípidos

El hígado obtiene energía (ATP) principalmente por la β-oxidación de ácidos grasos y aminoácidos. Almacena la energía sobrante como grasa o glucógeno para después emplearla en la obtención de acetil-Coa.

En el hepatocito se sintetizan el 90% de proteínas plasmáticas, de transporte y de actividad enzimática (detoxificantes, precursoras de ALT, AST, GGT, fosfatasa, deshidrogenasa).

El hígado metaboliza y elimina toxinas endógenas y exógenas de la dieta.

Biotransformación: toxinas liposolubles se transforman en compuestos reactivos. Este proceso generara radicales libres que requieren detoxificación química mediante oxidación, reducción e hidrólisis.

Conjugación: neutraliza toxinas a través de procesos bioquímicos catalizados por enzimas de transformación, a moléculas solubles para su excreción