Programa de tratamiento que acompaña el proceso de muda inducida en las aves

El replume o muda inducida, es una práctica de manejo que se lleva a cabo en los sistemas de producción de aves ponedoras, con el objetivo de rejuvenecer la producción. Mediante el descanso de la puesta de huevos junto con la involución y regeneración del tracto reproductivo, se espera recuperar y maximizar la producción de huevos a niveles superiores en cantidad y calidad. Este procedimiento se basa en realizar una restricción alimenticia acompañada de una reducción del fotoperíodo.

En las aves silvestres, el replume o muda de plumas es un comportamiento natural de inactividad reproductiva que se acompaña de poco o nulo consumo de alimento por un periodo de tiempo y que, coincide generalmente con la incubación de huevos y crianza de los pollitos (1).

La muda inducida o artificial es la inducción de una respuesta que es un componente natural de la fisiología de la gallina.Las ponedoras comerciales conservan en su repertorio fisiológico la capacidad de tolerar ayunos prolongados (1).

El proceso de muda y la posterior recuperación de esta pueden verse como un proceso fisiológico complejo, inducido por señales ambientales y nutricionales, que involucran a los sistemas endócrinos, la estructura y función del tejido reproductivo y la función inmunológica (1), entre otros.

Cuando un ave está en ayunas, se activan mecanismos de ahorro de energía necesarios para tolerar la privación de alimentos a largo plazo y procesos metabólicos esenciales para mantener la homeostasis de todo el cuerpo (2).

La muda genera un estado de estrés que cursa con un aumento de corticoides endógenos, involución del sistema reproductivo, modificación del metabolismo de los distintos tejidos y pérdida del plumaje.

Durante la muda, el sistema reproductivo sufre una regresión ante el cese de la producción de huevos. Este proceso se encuentra regulado por sustancias hormonales como la prolactina, de la cual existe evidencia que conduce a la involución del ovario, seguido de la disminución en la secreción de esteroides ováricos y luego, en consecuencia, la regresión del oviducto (1).

A su vez, al comienzo del ayuno aumentan los niveles de corticosterona, contribuyendo a la regresión ovárica mediante la disminución delos niveles de la hormona luteinizante (LH) y, presumiblemente, la hormona estimulante del folículo (FSH), fundamentales para el soporte y funcionamiento ovárico (1).

Los microorganismos procedentes del ambiente comienzan a habitar desde muy temprana edad el sistema digestivo de las aves, a fin de desarrollar una microbiota dinámica pero equilibrada que represente una protección contra organismos patógenos, preservando la salud e integridad intestinal, además de interactuar con el sistema inmune innato y fortalecer las defensas.

La presencia de materia alimenticia convierte al intestino en un ambiente rico en nutrientes, necesarios para mantener la población de bacterias benéficas como Lactobacillus. Los resultados de un trabajo in vivo durante una muda mostraron que el retiro del alimento redujo 100 veces la población de Lactobacillus (3).

Las poblaciones microbianas en el tracto gastrointestinal se alteran considerablemente por la muda forzada de las gallinas, causando un aumento en la diversidad y variación de las comunidades bacterianas (5).

En un estudio realizado en gallinas ponedoras de edad avanzada, se pudieron observar cambios en las comunidades bacterianas de las excretas después de la muda forzada. La presencia de bacterias benéficas del género Lactobacillus spp. disminuyó con la muda (62,3% en pre-muda y 24,9% en post-muda), mientras que la colonización por bacterias patógenas como Escherichia coli fueron más abundantes inmediatamente después de la muda (5). Este contexto revela que, ante una muda inducida, aumenta la susceptibilidad a infecciones por enteropatógenos.

El retiro del alimento modifica el microambiente intestinal, causando alteraciones en la población microbiana autóctona, la concentración de lactato y ácidos grasos de cadena corta (SCFA), que conlleva a un aumento del pH (3). Este entorno predispone a una mayor colonización de bacterias patógenas, como Salmonella spp. El estrés asociado con el retiro del alimento se asocia a una mayor susceptibilidad a la infección por Salmonella Enteritidis, con diseminación a órganos internos como hígado, bazo y ovario, además de generar una mayor excreción intestinal con riesgo de contaminación ambiental y de los huevos (3).

Los cambios drásticos en la dieta pueden alterar la microbiota intestinal lo suficiente como para que ya no puedan ejercer la exclusión competitiva e impedir la colonización por organismos patógenos (3).

Esta situación se agrava por el efecto que provoca la muda sobre el sistema inmunológico, en el cual se observó una disminución del número de linfocitos periféricos (4) y un recrudecimiento temporal de los tejidos linfoides. Esto parecería reducir la capacidad de las aves para responder a nuevos desafíos antigénicos, causando una mayor susceptibilidad a las infecciones (1).

El hígado es un órgano esencial en el metabolismo de las aves en postura, siendo una de sus funciones, sintetizar los nutrientes que van a formar parte de los componentes de los huevos. Es así como, durante la etapa productiva, trabaja bajo una enorme exigencia para enfrentar la gran demanda metabólica, muchas veces agravada por un contexto de estrés originado por diversos factores de manejo, nutricionales, ambientales, sanitarios y metabólicos, que llevan a la producción de una gran cantidad de radicales libres que saturan los mecanismos de defensa antioxidante generando lo que se conoce como estrés oxidativo.

La muda inducida es responsable de causar un aumento de las tasas metabólicas, al estimular las vías de degradación de carbohidratos y lípidos, reguladas por el hígado, para obtener energía durante el ayuno que acontece. Esta condición perturba de manera acumulativa la homeostasis para generar un estrés metabólico, el cual puede verse agravado por un estado concomitante de estrés oxidativo en ponedoras sometidas a regímenes intensivos de producción (6).

Un ensayo pudo confirmar la presencia de estrés oxidativo durante la muda inducida en gallinas ponedoras de 75 semanas de edad, al demostrar una mayor producción de productos finales de glicación avanzada (AGE), moléculas reactivas derivadas de la oxidación de hidratos de carbono y lípidos. A su vez, se detectaron mayores niveles de proteínas de fase aguda, producto de una respuesta proinflamatoria como medio para restaurar la homeostasis y reducir los efectos del estrés oxidativo (6).

Es fundamental lograr un equilibrio entre los beneficios productivos que proporciona la muda y el mantenimiento de la salud de las aves. Teniendo en cuenta los procesos metabólicos que desencadena la etapa de muda y su impacto en la producción, surge la necesidad deimplementar estrategias preventivas para lograr un estado sanitario fortalecido de las aves ponedoras, durante la transición y recuperación de esta etapa.