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Producción avícola sostenible y cambio climático

Publicado: 28 de octubre de 2015
Por: Por Rick Kleyn, Consultor, SPESFEED (Pty) Ltd, Sudáfrica. Auspiciado por Novus International
Introducción
La producción animal forma una parte integral de la cadena de alimentación humana con el sector pecuario, que actualmente cuenta con el 13 % de las calorías y el 28% de la proteína consumida diariamente. Es verdad que muchos de estos nutrientes no podrían estar disponibles al hombre si no fuera por el aporte de los rumiantes en pastoreo, éstos tienen la habilidad de convertir pasto indigestible en algo que nosotros los humanos podemos consumir. Aunque cada vez más la carne, pescado, huevos y productos lácteos que consumimos dependen de la conversión de cultivos y cosechas en productos animales. Más ampliamente, la agricultura lo ha hecho bien. El precio de los alimentos, en términos reales, ha caído un 50% los últimos 50 años y para muchos países desarrollados la escasez ha dado paso a la saciedad. Como resultado, para mucha gente, el alimento está disponible a voluntad originando sobreconsumo, obesidad y desperdicio de comida. (McMahon, 2013)
Es difícil de tratar la “agricultura” como una entidad aislada. Hay una enorme cantidad de contrastes entre la pequeña escala, producción de subsistencia, mayormente ubicada en los países en desarrollo con los sistemas de alta densidad de la agricultura moderna. Agricultores de subsistencia son muy dependientes de factores internos para la alimentación animal, fertilizantes, y aguas lluvias. Los agronegocios por otra parte dependen casi exclusivamente del aprovisionamiento externo de fertilizantes, semillas de grano, proteínas y agua para riego.
Lamentablemente, muchos citadinos tienen una idea romántica sobre la agricultura y ven a los granjeros como almas amables que tienen un poco de ganado, unos pollos y cultivan pequeños campos agrícolas regados por la lluvia y fertilizados con estiércol. Todo se trata del “estilo de vida”. Como conocemos, se trata de un arduo trabajo el manejar una granja en sí mismo, y muchas de estas buenas personas viven por debajo de la línea de pobreza. En muchos países europeos, el panorama agrícola ha cambiado para siempre ya que los pequeños granjeros (o sus descendientes) prefieren la seguridad financiera que brindan los trabajos en la ciudad y simplemente han abandonado sus granjas y sus pueblos originarios.
Actualmente hay tres temas y fuerzas interelacionadas actuando sobre la producción animal en general y sobre los agronegocios en particular. Primeramente la demanda por productos de origen animal será el doble para 20150 (FAO, 2011). Este
incremento en la demanda será consecuencia del aumento de la población mundial, el aumento del tamaño de las ciudades y el aumento del tránsito de personas. Segundo, el deseo de que toda la producción agrícola del planeta debiera ser realizada en sistemas sostenibles. En tercer lugar, nosotros necesitamos considerar que el impacto del cambio climático (calentamiento global) afectará la sostenibilidad y la productividad de nuestros sistemas de producción. El doble límite de la nutrición (los dos: desnutrición y sobreconsumo y desperdicio de comida) y la necesidad de reducir el impacto de la producción de alimentos sobre el medio ambiente definirá los portafolios de investigación y las políticas gubernamentales de diferente manera en varias partes del mundo. (Herrero y Thorton, 2013)
Este artículo no discutirá sobre el incremento de la demanda de productos de origen animal en ningún detalle, en su lugar explorará la sostenibilidad de sistemas agrícolas en el contexto del cambio climático (calentamiento global). Existen muchas teorías y soluciones disparatadas a cerca de como deberíamos asegurar un futuro sostenible para la agricultura animal. Éstos van desde proponentes del vegetarianismo estricto y sistemas de producción orgánica en un extremo y en el otro aquellos que niegan que el cambio climático exista y creen que todo está muy bien. Haremos un intento de traer el equilibrio adecuado a esta discusión.
 
Sostenibilidad
La definición ampliamente aceptada sobre sostenibilidad es la que sigue. Los sistemas sostenibles deben llenar las necesidades de la actual generación sin comprometer la habilidad de las siguientes generaciones para cumplir las suyas. La meta de la agricultura sostenible es maximizar el beneficio neto que la sociedad recibe de la producción agrícola. Será necesario tener un incremento en la productividad y eficiencia del uso de nitrógeno, agua, proteína y energía, así también deberá realizarse con prácticas de manejo ecológicas, que incluyan el uso correcto de elementos químicos (pesticidas y antibióticos). Estos sistemas necesitarán ser capaces de lidiar con cambios mayores como el calentamiento global (Tilman et al,. 2002). Actualmente, mucha atención está enfocada en el medio ambiente y bienestar de los sistemas agrícolas, muchas veces ignorando impactos económicos y sociales (Herrero y Thornton, 2013). La avicultura tiene la mejor tasa de conversión alimenticia con la menor huella ambiental en términos de recursos por Kg de carne o huevo producido. (Vaarst, 2014)
Más específicamente la FAO (2012) ha categorizado cuatro dimensiones de los sistemas sostenibles: integridad ambiental, bienestar social, buena gobernanza (sostenibilidad institucional) y capacidad de recuperación económica. Claramente, es
difícil para los dos: negocios y gobierno el balancear todos estos componentes. • Ambientalmente sostenible, en amplio sentido implica el manejo de recursos como el agua o la proteína (la producción animal compite con la alimentación humana) y la polución - degradación ambiental. Se estima que 20% de todas las áreas de pastizales ya han sido degradadas debido al sobrepastoreo, compactación y erosión del suelo causada por la acción del ganado (Steinfeld et al., 2006)
• Bienestar social que está enfocado en ambos bienestar animal y humano. Los animales bajo el control humano deberían disfrutar del conjunto de las cinco libertades del buen vivir. Similarmente de bienestar humano en términos de salud, incluyendo la exposición a bacterias resistentes a antibióticos y seguridad financiera deben ser considerados. Tan complicado como lo elucidó French (2015) quien explica lo inconcebible que fue para los veterinarios el considerar la completa remoción de antibióticos del alimento para aves debido a sus efectos sobre el bienestar animal y viabilidad financiera, así, el mero uso de estas drogas podría tener un impacto negativo en la salud humana. Esto puede ser un riesgo menor del que el consumidor generalmente percibe. El gobierno del Reino Unido (2011) reportó que la evidencia científica sugiere que los problemas de resistencia a los antibióticos en medicina humana se producen principalmente como consecuencia del uso de antibióticos por la gente y no por el uso en los animales de abasto.
Bywater et. al., (2000) sugiere que menos del 1% del problema de resistencia a los antibióticos que confronta la profesión médica es causada desde la producción animal. Sin embargo, es la percepción pública que necesita ser atendida, y la solución será nuestra como administradores responsables de hacer uso adecuado del limitado número de moléculas que tenemos a disposición.
• La Sostenibilidad institucional es otra área intrincada. Ya lo menciona la CE (Comunidad europea): “muy a menudo acciones para lograr objetivos en una área normativa, generan dificultades para progresar en otra”. Instituciones que necesitarían ser consideradas al respecto son: los gobiernos que promulgan y refuerzan regulaciones, las compañías de las cuales se espera que cumplan numerosos protocolos impuestos a ellas por ley, pero también en términos de sus propias operaciones y procedimientos; y finalmente, normas tradicionales y sociales que son necesarias de considerar en la medida en que pueden diferir entre los diferentes grupos sociales.
• Para la mayoría de agronegocios, el único y más importante componente del debate sobre la sostenibilidad lo constituye la sobrevivencia financiera. Mientras los consumidores esperan comprar barato, productos seguros, producidos en instalaciones con altos estándares en bienestar animal, los productores por su parte a menudo se encuentran a una sola falla productiva de la insolvencia. Cualquier movimiento de lo que ahora consideramos convencional hacia sistemas alternativos en los que se incluye, libres de antibióticos, a libre campo/ó sistemas orgánicos; incrementará los costos de capital y de mano de obra. Cervantes (2015) ha demostrado que el costo de producción de pollos libres de antibióticos es alrededor de 20% más caro que un sistema convencional. Como veremos, un movimiento hacia los sistemas de producción alternativos puede muy bien aumentar el impacto de la avicultura sobre el calentamiento global. (Tabla 1)
Muchos sistemas de producción de alimentos son insostenibles y continuarán degradando el medio ambiente y comprometiendo nuestra habilidad para producir alimentos en el futuro. Adicionalmente, éstos contribuirán al calentamiento global. Un rediseño de todo el sistema alimenticio será necesario para traer sostenibilidad al mañana. (Gobierno RU, 2011) 

Cambio Climático
“El clima está cambiando y estos cambios en gran magnitud son resultantes de la actividad humana” (NRC, 2010). El cambio climático, o calentamiento global como se lo conoce comúnmente, resulta de un incremento en la temperatura del agua oceánica y de la atmósfera. Los científicos están al 90% de certeza de que el calentamiento global es causado por un incremento de los niveles de gases de invernadero, (IPCC, 2007) que por ende causan el efecto invernadero. Los así llamados gases de efecto invernadero (GEI) previenen que el calor por radiación y reflexión se aleje de la tierra. Los GEI se definen por su capacidad de radiación (el cambio neto de irradiación en los límites de las capas atmosféricas) e incluyen dióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (NO2) y metano (CH4).
Estos gases pueden prevenir que el calor de radiación y el calor de reflexión se alejen de la tierra). El potencial de Calentamiento Global (PCG) es una medida en que medida determinada masa gaseosa contribuirá al calentamiento global en un período determinado. El óxido nitroso por ejemplo tiene un PCG de 298, lo que significa que 1 tonelada de emisiones de NO2 equivale a 298 toneladas de (CO2). El metano tiene 25 veces el PCG del CO2.
La suma de las emisiones de GEI que son relevantes para el cambio climático asociado a cualquier actividad humana da lugar a lo que se conoce como huella de carbono (HC). Generalmente, GEI de toda la cadena de suministros de un sistema se miden con un Análisis de Ciclo de Vida (ACV) y se expresa en la magnitud de su huella de carbono – algunos ejemplos se mostrarán más adelante.
Se estima que el 94% de todos los GEI comprenden el CO2 liberado como resultado de la quema de combustibles fósiles. 70% de toda la tierra agrícola está dedicada a la producción de ganando sea directamente como pastizales o indirectamente para la producción de ingredientes de alimentación de animales más intensivamente producidos. Cálculos indican que la agricultura y los bosques aportan un 50% de todos los GEI producidos, pero, únicamente un 6.9% proviene directamente de sistemas de producción animal. (EPA, 2013). La avicultura cuenta con producir menos del 10% de esta cantidad, a sabiendas de que éste cálculo no incluye la cantidad generada a través de la producción del alimento avícola. Se estima la cadena de abastecimientos del sector avícola representa el 80% de la demanda total de energía para producción avícola (o 82% de la emisión de GEI). Entonces por cálculo, la producción avícola es probablemente responsable del 4% del total de emisiones de GEI, sea directamente o indirectamente a través de su cadena de suministro. Algo de metano y óxido nitroso es emitido desde la gallinaza y pollinaza durante su manejo y almacenamiento, pero la mayor parte de los GEI
de origen avícola provienen de la energía usada en criadoras, iluminación y ventilación.
Como sucede con otros temas, existe un conglomerado de individuos y organizaciones que niegan el consenso de que el calentamiento global es real por una serie de intereses comerciales, ideológicos y/o razones políticas. Sea verdadero o imaginado el calentamiento global es una realidad y sin darle mucha vuelta tenemos serios problemas a este respecto.
 
Las consecuencias del cambio climático
Sea que el calentamiento global esté caudado por la intervención humana y la producción de GEI ó, como alguno diría, es parte de un natural ciclo de cambio climático, un clima más caliente impactará en la producción avícola. Mientras nuestro conocimiento y modelos para predecir el calentamiento global muestran un razonable grado de consenso, nuestro entendimiento del grado al cual éste ocurrirá y el impacto que esto tendrá sobre nuestros ecosistemas es lamentablemente disperso. Un rango estimado de “apenas” 2°C de incremento en la temperatura hasta un “peligroso” 4°C o yendo hacia un “alucinante” 6-8°C (Schellhuber et al., 2013). Claramente, cualquier predicción exacta del impacto del calentamiento global en la producción avícola será, o sería tenue en el mejor de los casos. Diversas partes del mundo serán impactadas en forma diferente, haciendo cualquier predicción real aún más difícil. Sin embargo, algunos acercamientos más generales pueden hacerse.
El tema clave será si los niveles oceánicos se elevan como se ha predicho, muchas de nuestras mejores áreas de producción de granos se encontrarán inundadas. Algo de esa producción puede migrarse hacia zonas de mayor altura que son actualmente muy frías para la producción de granos. Adicionalmente, un mayor nivel de CO2 promoverá la producción de cosechas en lugar de dañarlas. En el corto plazo, esto puede llevar a una mayor producción de granos hasta el 2050. (McMahon, 2013). En el largo plazo el estrés por altas temperaturas y sequías reducirá la productividad en las aéreas otrora mejores para la producción de granos. Esto será mitigado, hasta algún grado, por un incremento en el uso de agua de irrigación, pero esto también puede volverse limitante. Plagas agrícolas empeorarán en este escenario; los inviernos no serán lo suficientemente fríos para controlar su cantidad y los rangos de muchas plagas se extenderán hacia áreas que fueron previamente más frías.
Un factor clave de los efectos del calentamiento global es que los patrones de estaciones climáticas cambiarán. Veranos largos y secos resultarán en una reducción de la arabilidad de algunas áreas. Se espera que el calentamiento global traerá más catástrofes mediadas por el clima, como son sequias e inundaciones, se debe tener encuenta que éstos eventos probablemente tendrán un impacto más grande en la agricultura que los cambios en el promedio de las condiciones climáticas. (McMahon, 2013).

La producción avícola en perspectiva
El sector pecuario y los productores avícolas, en particular, se encuentran en una posición nada envidiable. Sus actividades no solo contribuyen al cambio climático, pero además serán impactados por éste cambio global. Adicionalmente, algunas de las medidas tomadas por la industria avícola para hacerla financieramente sustentable, para producir a costos bajos, la producción de alimentos seguros está en desacuerdo con la sostenibilidad y posiblemente con el bienestar humano inclusive.
La opinión pública es que “orgánico” es saludable y bueno para usted, y cualquier antibiótico usado en la producción animal es malo. El peligro que los consumidores asumen sobre estar recibiendo residuos dañinos de medicamentos, y que en alguna forma, contribuyen a la resistencia bacteriana a los antibióticos es más percepción que realidad (Cervantes, 2015). Además, el sello de aprobación orgánico de la USDA no indica nada a cerca de seguridad alimentaria contrariamente a las creencias que se han extendido en los consumidores. (Schroeder et al., 2014)
Como se ha mencionado, la industria avícola contribuye con menos del 5% de los GEI, pero esto es lo suficientemente alto para ser una preocupación. Pasos pueden tomarse a nivel de granja para reducir la cantidad de combustibles fósiles usados para la calentar, ventilar e iluminar, sin embargo, estas medidas tendrán un impacto relativamente bajo. 96% de la emisión de GEI en galpones de pollos y pollonas provienen de sistemas de calentamiento por combustión de gas propano, mientras que en las reproductoras, 83% de las emisiones mecánicas de GEI provienen del uso de electricidad (Dunkley et al., 2015). Adicionalmente, los nutricionistas deberían tener cuidado cuando se formulan las dietas para conseguir reducciones en agentes de contaminantes como son nitrógeno y fósforo. De todas formas los sistemas de producción necesitan seguir mejorando sus parámetros zootécnicos. Por ejemplo, Aviagen (2014) enfatiza que la conversión alimenticia del pollo de engorde está mejorando en 2 a 3 puntos por año. Por simple cálculo, un pollo de 2Kg que se críe en 2025 requerirá 500 gramos menos de alimento que si lo criamos hoy. Esto significa una reducción de 12.5% y será directamente tomado como una reducción en la producción de GEI de la cadena de suministros avícolas. Para el caso de aves de postura, Pelletier et al., 2014, demostraron que en Estados Unidos la producción de huevo de mesa por gallina alojada se incrementó en 30% entre 1960 y 2010. En el mismo período la huella ambiental fue 54% en emisiones ácidas, 63% menos en emisiones eutrificantes, 63% menos en emisiones de GEI y un 13% menos en la demanda acumulada de energía.
El sistema de producción usado tiene un efecto directo sobre el calentamiento global, Williams (2009) modeló el ciclo de vida del sector avícola. Las cargas fueron cuantificadas a través del uso de energía y recursos primarios además se valoró el potencial de causar daño ambiental, incluyendo calentamiento global, eutrificación y acidificación. Esto debería incluir cualquier alimento y energía consumida por las reproductoras, sin embargo, éstos son relativamente pequeños en contribución al total.
Las cargas de producción de carne son mayores que las de producción de huevos como se muestra en la Tabla N.-1. Claramente, los sistemas de producción alternativos en avicultura suponen una carga más alta al medio ambiente (excepto por el uso de pesticidas) que los sistemas convencionales. En pollo de engorde, la huella de carbono de la producción “orgánica” es 50% mayor que los sistemas convencionales. El calentamiento global impactará en la producción avícola en dos maneras.
Primeramente, habrá un efecto directo sobre los productores avícolas, de manera que operarán bajo condiciones ambientales menos favorables para la avicultura. En segundo lugar, y tal vez más importante, el calentamiento global tendrá un impacto sobre su cadena de suministros y al final en el costo de ingredientes del alimento como lo hemos discutido antes. La industria avícola ya sabe sobre producir en ambientes desfavorables (zonas calientes) como lo evidencian magníficas industrias avícolas desarrolladas en medio ambientes nada ideales. El suministro de ingredientes para alimentos será más que un problema, pero realmente se ajustará a las leyes económicas de oferta y demanda. 
Las industrias que estén preparadas para pagar por el precio requerido estarán garantizando su abastecimiento. Esto ubica a la industria avícola, como la más eficiente en usar granos de cereales, en una situación más competitiva que muchos otros negocios de producción animal. En el largo plazo la realidad de ésto es que aunque los productos avícolas se volverán más costosos, serán más baratos que otras fuentes de proteína. Los consumidores tendrán simplemente que pagar más si quieren seguir disfrutándolos.  
Producción avícola sostenible y cambio climático - Image 1
 
Discusión
Para ser claro en este punto, no hay respuestas simples para lo que el calentamiento global impactará sobre la sostenibilidad de la industria avícola. La clave será probablemente el conseguir aquel incremento en la demanda de ingredientes de alimento – independiente del impacto en el calentamiento global. McMahon (2013) argumenta que los desafíos que enfrenta la agricultura moderna son responsabilidad del hombre, no biofísicos, y que necesitamos hacer mejores decisiones políticas y económicas si es que hemos de evitar una crisis alimenticia. Por ejemplo, la producción de maíz en USA es 10 tons/ha, mientras que en África, es de solo 1 ton /ha – exponiendo una enorme brecha susceptible de mejora sin siquiera incrementar la superficie de siembre ni deforestar o transformar zonas de pastoreo. La comunidad internacional necesitará estar activamente participando en mejoramiento de las cosechas en áreas menos desarrolladas del globo. El desperdicio de alimento en países desarrollados requerirá atención, pero es difícil saber cómo. La gente todavía comerá la mitad de lo que gasta en comidas de restaurantes. Tal vez un incremento general en el precio de los alimentos resulte en menos desperdicio. Francia ha empezado tratando de reducir el desperdicio y pronto será ilegal el no reciclar sobrantes de comida en casa. 
Simplemente enfocándonos sobre la producción de GEI en la producción animal es una comparativamente pequeña cantidad de esfuerzo que ignora el elefante en la habitación – mejor deberíamos apuntar a la reducción de combustibles fósiles.
El uso de grandes cantidades de maíz y soya para la elaboración de de biocombustibles es un problema que necesitamos solucionar. Gobiernos prudentes deberían limitar la capacidad de motores en los vehículos, en lugar de legislar sobre cantidades mínimas de biocombustibles en gasolinas – aunque esto no sea muy bien recibido por el electorado. Migrando hacia los sistemas alternativos (orgánico), y esperando que el mundo desarrollado se vuelva o permanezca vegetariano claramente no es una solución realista.
Las personas que se encuentran en la línea de pobreza aspiran a comer productos cárnicos, deseo que es similar al anhelo de un nuevo carro para personas en buena posición económica. La producción orgánica no solo requerirá dos veces la superficie de tierra (la cual actualmente no existe), pero también tendrá a una mayor huella de carbono que cualquier sistema de producción convencional. Estos dos factores excluyen a la producción orgánica como una opción.
Al contrario del espectro de opiniones, los escépticos del calentamiento global, piensan que deberíamos mantenernos como siempre lo hemos hecho, y esto es igualmente irrealista. Los métodos que actualmente usamos pueden ser sustentables en términos financieros, pero no cumplen los criterios requeridos para una sostenibilidad ambiental y social.
Un abordaje más pragmático y realista se requerirá de todos los estamentos si es que vamos a cumplir las demandas de nuestras anhelantes poblaciones por productos animales elaborados en forma sostenible. Los verdes necesitarán cambiar sus paradigmas de “orgánico” a “sostenible” y necesitarán aceptar que el vegetarianismo es algo que las comunidades emergentes no aceptarán alguna vez. La producción a pequeña escala, producción local, probablemente tiene un rol que jugar en cualquier camino hacia la sostenibilidad, pero esto a menudo significaría permitir producción avícola en zonas urbanas o periurbanas. Se debe tomar en cuenta que en muchos países, la avicultura desarrollada en áreas muy pobladas ha sido declarada ilegal por décadas. Esto se ha hecho por bienestar humano y el resurgimiento de la Influenza Aviar en muchos países significa que estas regulaciones no serán revisadas en el corto plazo. Con tan solo atacar el sobreconsumismo y el desperdicio en los países desarrollados se producirá un alivio mucho mayor de la escasez alimentaria en otras partes del mundo. El uso de combustibles por el parque automotor mundial también es necesario que sea reevaluado con el abastecimiento de alimentos y la sostenibilidad en mente. Tal vez si la comida y el combustible fueran más caros, la gente los valoraría más y desperdiciaría menos.
Los productores comerciales deberán continuar mejorando las eficiencias zootécnicas, mientras al mismo tiempo reducen los niveles de los potencialmente dañinos GEI y otros desechos que generan. Adicionalmente necesitaremos manejar aspectos del bienestar, de los dos animal y humano, de una mejor manera. Cambiar los sistemas de producción avícola a sistemas más sostenibles requerirá de capital que muchas compañías simplemente no tienen. Aún que tuvieran, estos costos adicionales en último término terminarán impactando a los consumidores. El fraude alimenticio es de preocupación. Solo se necesita que un país o compañía rompa los escalafones y produzca alimentos ni sostenibles ni baratos, y los venda como algo que no son para que la industria entera sea puesta bajo presión. Los gobiernos tendrán que estar vigilantes y prevenir que esto ocurra. En suma, deberán poner impuestos a las emisiones y usar incentivos financieros para ayudar a los productores en su camino a lograr un estatus más sostenible.
El sector agrícola y su gente se constituyen como los administradores por defecto de la mayoría de nuestra tierra productiva (Tilman et al., 2002). La sociedad necesita premiar a los granjeros y otros agricultores por la producción sostenible de alimento y por la administración del ecosistema si es que sus negocios han de a crecer y florecer. Cuando se considera el verdadero costo de lo barato, la comida segura necesita ser apreciada de manera que los precios de los alimentos tendrán que incrementarse si los sistemas de producción van hacia la sostenibilidad.

Referencias
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